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La Orquesta ganó 4 premios estatales de periodismo y una mención honorífica
Crónica, Entrevista y Artículo de Fondo fueron las categorías en las que nuestras colaboradoras y colaboradores recibió reconocimientos
Por: Redacción
El comité organizador del Premio Estatal de Periodismo anunció esta tarde a los ganadores y ganadoras de su edición 2021, en la que La Orquesta recibió cuatro galardones y una mención honorífica.
Ana G. Silva obtuvo el primer lugar en la categoría crónica; Itzel Márquez consiguió el segundo lugar tanto en crónica como en artículo de difusión cultural; Luis Moreno alcanzó el segundo puesto de la categoría entrevista; y Carlos López Medrano una mención honorífica en Artículo de Fondo.
A continuación el listado completo de ganadores y ganadoras:
Noticia Jesús Silva Herzog
Primer Lugar
Gabriela Irais Paredes Mares
TV AZTECA SAN LUIS I Primera cirugía de tallo cerebral en San Luis Potosí
Segundo Lugar
Claudio Humberto Ibarra
CANAL 7 I Don Albino ” La muerte no espera”
Tercer Lugar
Yoscelyn Leyva Bustamante
ARCO INFORMATIVO I Los 5 lugares con el agua
Mención Honorífica
María Imelda Hernández Nava
EMSA VALLES.COM I Coparmex y gobierno de SLP se hacen los occisos, no pagan
Fotografía Tomás Infante
Primer Lugar
Omar Xavier Gallegos Moreno
LA BRECHA I La inocencia en el caos
Segundo Lugar
Alberto Martinez Sanchez
PULSO I Fe ante el desastre
Tercer Lugar
Jose Augusto Esquivel Montoya
PULSO ON LINE I Luna llena sobre san luis
Mención Honorífica
Armando Castro Arredondo
PLANO INFORMATIVO I Violencia en SLP
Crónica Filomeno Mata
Primer Lugar
Ana Guadalupe Silva Saldivar
LA ORQUESTA.MX I Iba a ser niña; la historia de un aborto
Segundo Lugar
Itzel Alejandra Márquez Suárez
LA ORQUESTA.MX I No fue tu culpa, no fue el alcohol … ¿abuso sexual o violación?
Tercer Lugar
Ma. Elizabeth Hernández Vazquez
TELEVISA SAN LUIS I Llegan las vacunas, la luz al nal del tunel
Mención Honorífica
Paulina Cecilia Rodríguez Zermeño
CANAL 7 I El coraje o impotencia no nublaron la fe… marcha por Julio
Entrevista Juan Sarabia
Primer Lugar
Carlos Alberto Velázquez Cerrillo
PULSO DIARIO DE SAN LUIS I Grecia solo quieres enchilar al mundo
Segundo Lugar
Luis Alberto Moreno Flores
LA ORQUESTA.MX I Un viaje a todas Las Habanas con Dainerys Machado
Tercer Lugar
Wendy Monserrath Jiménez Bolaños
PULSO ON LINE I Mamás en la primera línea de batalla contra el Covid-19
Mención Honorífica
José Luis Vázquez Cruces I CANAL 7 I
Tras casi 11 años, despiden a operador del trenecito en SLP y solo recibió 200 pesos.
Alejandro Ramirez Gallegos I PULSO I
Alexandro Roque, fuera de si en los días de epidemia
Artículo de Fondo o Comentario
Francisco Martínez de la Vega
Primer Lugar
Blakely Morales Cruz
MG RADIO I Música para el Apocalipsis, Carta a Pedro César Carrizales
Segundo Lugar
Rubén Alexandro Roque Mendoza
PULSO I Columna Crimentales: Y se armó la bola
Tercer Lugar
Edgar Josué García López I Stratega Business Magazine I
Voltear hacia la economía social y solidaria en tiempos de crisis
Mención Honorífica
Pedro Leopoldo Pacheco Vazquez I PLANO INFORMATIVO I
Mi triste Mexico del salvese quien pueda
Carlos Sergio López Medrano I LA ORQUESTA.MX I
El Mijis: un chavo banda cosmopolita
Caricatura o Portada Víctor Monjarás
Primer Lugar
Omar Rovelo Gallardo
QUADRATIN NOTICIAS SLP I Como chivo en cristalería
Segundo Lugar
Esteban Alberto Maldonado Contreras
EL HERALDO DE SAN LUIS I Golosina anhelada
Tercer Lugar
Carlos Hilario Hernández Gámez
CONTRAREPLICA SAN LUIS I Gato Enserrano
Mención Honorífica
Perla Guadalupe Sánchez Leija I RGB REVISTA I Mujeres en el Arte
Publicación o Programa de Difusión Cultural
Primer Lugar
Daniela Palafoz y Oscar AlejaNDRO MONTERO
CAARTE UASLP I DOSCENTES
Segundo Lugar
Itzel Alejandra Márquez Suárez I LA ORQUESTA.MX I
Julián Carrillo, las microtonalidades y King Gizzard & the Lizard Wizard
Tercer Lugar
David Germán Álvarez Rodríguez
QUADRATIN I Memín pinguín el niño pingo de méxico
Mención Honorífica
Martín Rodríguez Loredo
PULSO I Tras la luz azul de los leds blancos
Video Ignacio A. Rosillo
Primer Lugar
Luis Fernando Sustaita Perez
CN13 I Legado del barrio p/el barrio
Segundo Lugar
Paola Berenice Reyes Sanchez
TELEVISA SAN LUIS I Ellas son DRAG
Tercer Lugar
América Lizbeth Romo Ramos
GPS INFORMATIVO I La magia de Santa María del Río
Mención Honorífica
Miguel Antonio Quiñones Fajardo
ON NOTICIAS I Zaragoza bajo el agua
Alejandro Montero
Reportaje Dolores Jiménez y Muro
Primer Lugar
José Ismael Leyva Nava I ARCO INFORMATIVO I
CONAGUA mintió sobre hacer nuevo proyecto de la presa La Maroma
Segundo Lugar
Jaime Nava Noriega y Carlos Alejandro Rubio
ASTROLABIO DIGITAL I Fuerte Ventura, Forja Real y Ojaranza, construidos sobre
terrenos irregulares
Tercer Lugar
Ruben Alejandro Pacheco Rodriguez
PULSO I San Luis en Dos Ruedas
Mención Honorífica
José Roberto Rocha Diéguez I LA CAPITAL I
Danone: la empresa ecologista que contamina a San Luis Potosí
Gustavo Ivan Robledo Guillén I GLOBAL MEDIA I
Don Pepe Alameda y la apasionada entrega de la crónica taurina
Trabajo Radiofónico Informativo Benjamín Briones
Primer Lugar
Gustavo Ivan Robledo Guillén
GLOBAL MEDIA I 3 de 3 con el licenciado Gallo 2021
Segundo Lugar
Blakely Morales Cruz
MG RADIO I Crónica del primer día de vacunación contra COVID19
Tercer Lugar
Francisco Javier Padilla Rivera
GLOBAL MEDIA I In-comodidades de un enfermo en tiempos de Covid
Crónica Deportiva Cuauhtémoc Bustos
Primer Lugar
Juan Francisco Octavio Ramírez Aguilar
SAN LUIS A TIEMPO I Centuriones, a 50 años del génesis del Futbol Americano en SLP
Segundo Lugar
Javier Cervantes Ramírez I SAN LUIS MATCH I
Luto en el periodismo deportivo; falleció el gran Tomás Kemp Lozano
Tercer Lugar
Georgina Salinas Peralta
PERIODICO MOMENTO I El vuelo de Bogar, crónica de una llave en pausa
Mención Honorífica
Julián Díaz Hernández
REVISTA PANORAMA DIGITAL I Fany, la niña que nunca dejó de soñar
Periodismo Regional Manuel Montalvo Solís
Primer Lugar
Imelda Torres Chavez
LIBRE PORTAL DE NOTICIAS I Pobreza y Elecciones
Segundo Lugar
Alicia Guevara Méndez I PORTHADA INFORMATIVA.COM I
Autopagos, compraventas ilegales y obras inadas detecta ASE en
administración de Adrián Esper
Tercer Lugar
María Guadalupe Gutiérrez Mendoza
NOTICIEROS CABLERVRIOVERDE I
Te contamos la historia de las 5 congregaciones de religiosas establecidas en
Rioverde
Premio al Merito Periodístico
Camilo Arriaga
Marco Antonio Hernández Morales
PLANO INFORMATIVO
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Una carta con crayolas para el alma | Apuntes de Jorge Saldaña
APUNTES
Hace poco menos de veinte años, cuando la vida todavía tenía forma de casa compartida y de futuro en plural, aprendí una de esas lecciones que no se anuncian, no se presumen y casi nunca se cuentan. Me la dejó quien fue mi compañera excepcional —la persona que me acompañaba en la vida— junto con una década de recuerdos, una despedida sin rencores y una enseñanza que hoy, por primera vez, me atrevo a escribir.
Nunca he hablado de esto. No por falsa modestia, sino por una creencia muy firme: ayudar en silencio es la única forma honesta de ayudar. No quiero que esto suene a presunción ni a chantaje emocional. Es una crónica pero también un cuento verdadero, una anécdota que se quedó años esperando turno y que hoy les comparto a Ustedes mi Culto Público.
En los primeros años de nuestro matrimonio, una Navidad, el DIF Estatal la llamó —o ella llamó, no lo recuerdo bien— para preguntarle si quería hacerse cargo de una “cartita navideña” de un niño o niña de alguno de los albergues de San Luis Potosí. Dijo que sí. Me involucró de inmediato. Yo también dije que sí (Así funcionan las cosas cuando uno comparte la vida con alguien que tiene brújula moral)
La dinámica era sencilla: los niños escriben su carta; tú compras los regalos; alguien más se encarga de entregarlos.
Durante años fuimos el Santa Claus de infancias invisibles. Nadie lo sabía, nadie lo contaba. Los regalos solicitados eran modestos: muñecas, colores, carritos, tenis, peluches. A veces —con otra letra, más adulta— aparecían tallas de ropa o números de calzado. Las maestras metían mano, porque los niños no piden sudaderas o zapatos… pero las necesitan.
Y entonces llegó esa carta: Una hoja doblada a la mitad con un dibujo torcido que pretendía ser un arbolito de Navidad, y una frase que aún hoy me hace un nudo en la garganta:
“Me llamo Ana (no es su nombre)… tengo cinco años y en esta navidad quiero una bolsa de papitas…para mí sola.”
(Lo juro: cada vez que lo escribo, algo se me rompe un poco por dentro).
Aquí no hay sorpresa solamente.Hay culpa.Hay coraje.Hay rabia contra todos pero sobre todo contra uno mismo.Hay tristeza. Hay un espejo que desnuda.
Porque ante una niña que no ha podido tener en toda su vida una bolsa de frituras para ella sola, cualquier cosa es despilfarro.
Pensar en cualquier cuenta de restaurante, todos los excesos a los que luego uno se da el gusto. cualquier viaje innecesario o cualquier fanfarronería, pensar en todo lo que se tiene y andar ocupado como si eso fuera símbolo de éxito, mientras hay alguien que deposita su esperanza navideña en algo tan sencillo…
Ninguno de esos años conocimos a los niños. La institución se encargaba de entregar los regalos. Nos explicaron por qué: evitar vínculos. Muchos de esos niños cargan una herida de abandono. (Creo que esa herida es el requisito número uno para estar en un albergue…) Por lo tanto, conocer a alguien externo, generoso, tierno, y luego volver a perderlo, puede ser delicado, es decir el que llega… también se va.
Han pasado los años.Los agostos después de los julios. Los diciembres antes de los eneros.
No tuve crisis de cuarentón sin hijos (guiño, guiño), pero sí una crisis conmigo mismo: preguntas, silencios largos, rompecabezas sin imagen en la tapa. Los caminos de aquella mujer excepcional y los míos se separaron sin estruendo, sin terceros, sin odio. Un adiós que luego trajo muchas bienvenidas, unas largas, otras no tanto.
Pero la tradición siguió. Estoy seguro de que también del otro lado.
Solo, entre comillas, invité a otras familias: la de sangre y la otra, la del trabajo que con el tiempo se vuelve casa. Desde entonces nunca ha sobrado una cartita. Siempre hay más manos que papel.
Recuerdo que hubo una excepción triste: La de un amigo, de esos del chat de toda la vida, que estalló cuando le llevé la carta:
—Jorge, no tengo tiempo ni para mis hijos. No voy a ir a comprar una sudadera de “Lady Bug” para una niña que ni conozco. Diles que vengan a una de mis tiendas y que agarren lo que quieran.
Pensé, con tristeza: qué pobre es mi amigo.
Con todo lo que tiene, no le alcanza para regalar treinta minutos a una niña que no tiene nada… salvo un deseo dibujado con crayola. El que verdaderamente no tiene nada es él y de verdad me conduelo hasta la fecha.
Pero este año algo cambió: Por primera vez nos avisaron que nosotros (los “cartahabientes”) llevaríamos los regalos en persona . Pregunté por el tema de los vínculos. Me explicaron que las nuevas terapias permiten visitas cuidadas. Los niños no se apegan por un regalo.
—A diferencia de muchos adultos —pensé— que sí se venden por uno.
Llegamos y había 19 niñas y niños sentados en hilera sobre un escalón, esperando turno para romper la piñata.Tan pequeños.Tan vivos. Tuvimos todos que desempolvar de la garganta el “dale, dale, dale, no pierdas el tino”.
Antes, casi al entrar y verlos lo entendí de golpe: Mientras escuchaba el jalón de mocos o la voz entre cortada de alguno de mis compañeros, me di cuenta que los de la hilera en el escalón no estaban tristes…simplemente porque no saben que deberían estarlo.
Ellos no cargan su historia.La historia la cargamos nosotros, los de enfrente. Los extranjeros llenos de culpas.
Los que esperan turno por romper un jarrón que promete dulces, son las 19 almas más puras y energéticas de toda la colonia, quizá de toda la ciudad.
Y entonces nos incorporamos. Vi a Toño arrullar a un bebé dormido. A Charlie jugar a darle de comer a una muñeca. A Fermín repartir paletas y prender un pingüino bailarín.A Ana abrir un celular de juguete. A Adriana contar cuentos.
A mí me tocó jugar a las princesas… con una princesa. Una niña de cara luminosa que tenía la boca pintada de azul por una paleta enorme de esas mucho más grandes que sus pequeños dientes. Le pregunté su nombre varias veces. Nunca le entendí.
Entre otras cosas, me tocó llevar un cuento. Llevé tres de Oliver Jeffers: Cómo encontrar una estrella, Perdido y encontrado y De vuelta a casa. Historias simples que dicen lo que a los adultos nos cuesta décadas entender: que a veces nada está perdido; que volver a casa no siempre es regresar y que las estrellas no se esconden, solo que uno deja de mirar.
Mientras leía, entendí algo brutalmente sencillo: las respuestas que mis noches oscuras no me dieron durante años, estaban ahí, sentadas en un albergue.
El sentido de la vida no era una señal divina. Era un niño que vuelve a casa. Era levantar la vista. Era salir de casa, o de la cárcel interna, para dar un vistazo a los demás. En eso estábamos cuando una adulta nos interrumpió:
—¿Ya te dijo cómo se llama? —preguntó una maestra.
—Sí, pero no le entendí.
Se inclinó y me susurró:
—Se llama Flor… pero ella dice que se llama Flor del Campo.
Flor del Campo. Claro.
No era un nombre. Era una respuesta.
Los perdidos no están ahí. Estamos afuera. Las estrellas no están escondidas.
Y los que tenemos que volver a casa… somos nosotros. Entonces caí en cuenta que este año tuve la mejor cosecha: una Flor del Campo que me sanó el alma.
Gracias, Bárbara.
Gracias, Ximena.
Gracias a todos.
Jorge Saldaña.
También lee: Unicornio trasquilado | Apuntes de Jorge Saldaña
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#Crónica | Tres cobertores y una promesa: relato de un camino guadalupano
Francisco avanzó de rodillas con ayuda de cobertores rumbo al Santuario, mientras cientos de historias pasaban a su lado
Por: Ana G Silva
A las 9:17 de la noche, la Calzada de Guadalupe respira una solemnidad que solo se siente en diciembre. El día 12 todavía no llega, pero desde horas antes la fe ya comienza a mover cuerpos, a sostener promesas, a encender velas que iluminan el camino como pequeñas estrellas terrenales.
Frente al reloj junto al Mercado Tangamanga, Francisco se coloca sobre sus rodillas. No hay ceremonia, no hay discursos; solo el silencio íntimo de dos hombres —él y su primo, Alex— que saben que el camino será duro, pero necesario. A unos pasos, su familia organiza los tres cobertores envueltos con cinta, improvisación que la experiencia ha enseñado para que el pavimento, frío y áspero, no hiera más de lo inevitable.
Inician.
Las luces del reloj en este emblemático corredor peatonal quedan atrás; la Caja del Agua se acerca. Los cobertores se colocan, se levantan, vuelven a colocarse. Dos familiares avanzan unos pasos, extienden el siguiente tramo de tela para que Francisco y Alex puedan seguir. Se turnan sin decir palabra.
La Calzada esta noche no es un tránsito: es una procesión viva. Y aunque hay momentos en que otras personas rebasan a Francisco, también hay instantes en que él y su primo pasan frente a peregrinos que han pausado a recobrar fuerzas. Pero nadie compite. Aquí, cada quien camina —o avanza de rodillas— al paso de su promesa.
A los lados, un río de historias avanza en silencio y oración.
Hay quienes caminan sosteniendo un rosario, murmurando avemarías que se pierden entre las luces navideñas. Muchos peregrinan de rodillas: algunos con rodilleras; otros sin nada que amortigüe el dolor; algunos acompañados solo por una persona que les ofrece agua o un hombro; y otros rodeados por familias enteras que avanzan como escudos humanos para protegerlos del tumulto.
Entre los miles de cuerpos alineados hacia el Santuario, aparece un hombre que llama la atención: camina de rodillas con la espalda descubierta, y en ella luce un gran tatuaje de la Virgen que brilla con el sudor y el reflejo de las luces. A su lado, un amigo lo acompaña de cerca, moviendo un cobertor, ayudándolo a incorporarse cada ciertos metros, dándole palabras de aliento mientras ambos escuchan, desde un aparato portátil, canciones dedicadas a la Virgen de Guadalupe. Sus rostros muestran cansancio y devoción en partes iguales.
En distintos puntos se encuentran elementos de Protección Civil, la Cruz Roja, voluntariado de la iglesia, Policía Municipal y Guardia Civil Estatal. Se detienen junto a quienes necesitan descansar; cargan botellas de agua; preguntan por mareos y dolores; algunos alumbran el camino con linternas mientras otros ofrecen palabras de calma. Son pr esencia discreta pero esencial, un recordatorio de que la fe es un acto personal, pero el camino siempre es acompañado.
Y aunque a esa hora el flujo de peregrinos es constante, conforme la noche avanza hacia las 12:00 de la madrugada, la Calzada comienza a llenarse aún más. Cada vez llegan más personas —familias completas, parejas, jóvenes, adultos mayores— todos atraídos por la misma intención: ir al encuentro de la Virgen.
En el trayecto, Francisco sigue avanzando, lento pero firme. Sus familiares continúan el ritual de los cobertores: uno se coloca bajo sus rodillas, otro se prepara metros adelante, un tercero queda listo para el siguiente turno. El tiempo se convierte en una mezcla extraña: a ratos parece detenerse en el peso del dolor y la concentración; a ratos parece correr, empujado por la multitud que pasa, que susurra, que reza.
En ese mar de historias, ocurre una escena que queda grabada:
Una mujer, también de rodillas, comienza a llorar del dolor. Faltan apenas unos 250 metros para llegar al Santuario. Sus familiares intentan darle ánimo, pero sus piernas ya no responden. Paramédicos de la Cruz Roja se acercan de inmediato; revisan su respiración, valoran si puede continuar. Desde la distancia, Francisco alcanza a ver el movimiento, los gestos de preocupación. Por respeto, no se sabe si la mujer pudo seguir o no. Pero la imagen queda como un recordatorio del límite humano… y de la inmensidad de la fe que empuja incluso cuando el cuerpo falla.
Finalmente, después de una hora y cuarenta minutos, Francisco y su primo llegan al Santuario.
Ahí, la imagen cambia por completo: frente al templo no hay silencio, sino un océano de personas que ya aguardan su turno para entrar, para agradecer, para ofrecer un ramo, una veladora, una intención. Algunos llegan caminando, otros llorando, otros con las rodillas marcadas por el trayecto. Pero todos llegan.
Porque aunque cada uno trae su propia historia —un milagro pedido, una promesa, un agradecimiento, un duelo, un deseo de consuelo—, lo que los une es ese movimiento colectivo, esa peregrinación que no se mide en kilómetros, sino en fe.
Y así, en la víspera del 12 de diciembre, la Calzada de Guadalupe vuelve a demostrar que el camino a la Virgen nunca se recorre solo. Se avanza con la familia, con desconocidos que ayudan, con cuerpos cansados que dan ejemplo, con autoridades y voluntarios que cuidan, con música que consuela… y con la certeza de que al final, la fe siempre encuentra su destino.
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Reforma educativa abre paso para que 30 docentes regresen a aula en SLP
La medida deriva de una reciente reforma legislativa que busca proteger a quienes enfrentan acusaciones sin fundamento
Por: Redacción
La Secretaría de Educación del Gobierno del Estado (SEGE) estima la reincorporación de 30 docentes que habían sido separados temporalmente de sus funciones tras enfrentar diversas denuncias. Según varios medios de comunicación, esta medida deriva de la reciente aprobación de una reforma legislativa diseñada para salvaguardar al personal docente.
El titular de la SEGE, Juan Carlos Torres Cedillo, explicó que el objetivo de esta nueva legislación es defender a las y los catedráticos que son señalados sin fundamento por parte de padres de familia o tutores. Si bien los 30 docentes aún no han sido exonerados de manera definitiva, su reincorporación es un paso que se prevé gracias al nuevo marco legal.
El funcionario estatal detalló que cuando existe una acusación contra un maestro, ya sea ante la SEGE o la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH), se procede a su separación parcial de la impartición de clases. Torres Cedillo reconoció que este proceso administrativo provoca una carencia de maestros frente a grupo, lo que a su vez genera afectaciones directas a los escolares, quienes pierden continuidad en sus clases.
La reforma legislativa, de acuerdo con las declaraciones del titular de la SEGE, busca mitigar estas afectaciones al proporcionar un mecanismo legal que defiende a los docentes de acusaciones infundadas, permitiendo que la mayoría regrese a sus aulas para continuar con su labor educativa.
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