#4 Tiempos
La libertad está en ser dueños de nuestra propia vida | Columna de La Varsoviana
Con mirada de gitana
Cómo recuerdo aquellos días que mis papás me sacaron de la escaramuza por sacar malas calificaciones, que me prohibieron ver la tv por pelear con mi hermana y que me dejaron sin hablar largas horas por teléfono por estar de contestona con ellos. Bueno pues esos eran “castigos” que ellos empleaban para educarme y para que yo entendiera que cuando uno hace mal las cosas, existen consecuencias.
Volvamos al lío…
Estoy cansada de esta época de intolerancia a los demás, a sus creencias, aficiones y formas de vida: ¡respetémonos! En la actualidad prolifera una moda oportunista, vagamente naturalista, vagamente compasiva, vagamente “verde”, vagamente “victimista” y sobre todo completamente ignorante tanto de la naturaleza animal como de la realidad de las corridas de toros.
El que quiera ser vegano, vegetariano, ir de pesca, ir a una pelea de gallos, a una carrera de caballos, a una corrida de toros o a un jaripeo, ¡que vaya!
Una cosa es prohibirse a sí mismo ir a las plazas de toros y otra muy distinta es, ¡querer prohibir el acceso a los demás!
El antitaurino no debería hacer demostración de intolerancia intentando prohibir las corridas de toros, (ya bastantes desgracias hay en México). Los toros ocupan uno de los últimos lugares en la lista de preocupaciones de alerta de nuestro país como para gastar recursos, energía y alborotar a la población. ¿Qué digo México? San Luis Potosí tiene un problema enorme de seguridad, de feminicidios, de asaltos, secuestros, homicidio, trata de personas, robo de infantes, narcotráfico, por mencionar los más graves. Lo más incongruente es que nuestros políticos prefieren enfocar toda su atención en la prohibición de actividades tradicionales que ponerse a legislar para cuidar de nosotros, sus ciudadanos y lo peor del caso es que es con argumentos sumamente carentes de fundamentos.
Ellos nos tildan a los taurinos que somos personas crueles, sin piedad, que no tenemos corazón. Ahí radica su irritación, intolerancia y animadversión a las corridas de toros, lo que ignoran es que los taurinos somos humanos con un nivel de sensibilidad superior más allá de lo habitual, y no logran entender que el aficionado no experimenta ningún placer con el sufrimiento de los animales, sino todo lo contrario: nosotros los taurinos amamos a los animales.
¿Porque cada que un antitaurino se manifiesta utiliza la palabra “tortura”?
El eslogan antitaurino “la tortura no es cultura” hace denotar su falta de educación académica, si van a exponerse públicamente a “dizque defender algo”, háganos un favor… documéntense.
TORTURA: Castigo físico o psíquico infligido a una persona con las manos y pies atados, privado de la posibilidad de defenderse, con el fin de hacerle sufrir, mortificarla, para que confiese algo (cruel o sádico), ya sea para obtener algún beneficio como contraprestación de ese sufrimiento.
1.- El toro no es una persona.
2.- No posee ninguna información.
3.- El toro NO se encuentra privado de la posibilidad de defenderse (sino todo lo contrario tiene un par de astas que son mucho más peligrosas que un arma).
4.- Todos en este mundo hemos sido castigados de una u otra manera, por nuestros padres, maestros, abuelos, pareja o incluso hasta por nuestro trabajo, ¿a poco nunca les han descontado un día por llegar 3 veces tarde?
Antitaurinos: están tergiversando la posición del hombre en este planeta. No olvidemos que tenemos un peso moral infinitamente superior al de los animales, tenemos raciocinio.
La muerte existe, ¿por qué demonios le tienen miedo? Las corridas de toros la implican y por consecuencia sus heridas. El toro tiene un ciclo: nacer, crecer, reproducirse, luchar y morir, todos vamos a hacerlo, nuestros abuelos, nuestros padres, nuestros hijos y nosotros. La muerte es parte de esta vida y como humanos tenemos que aceptarla y trabajarla. El toro es un animal, y como tal es perfectamente consumible por los humanos, como cualquier otra res, porque muy a pesar de modismos, los humanos somos omnívoros (y si no lo creen, pregúntenle a un médico) porque si la especie humana hubiera evolucionado para ser vegetariano, tendríamos 4 estómagos como los rumiantes, y no tendríamos colmillos para desgarrar en nuestros dientes (incisivos) ¿A caso creen que la madre naturaleza se equivocaría? ¿Porque tendemos a desafiarla?
Pero cuéntenme, ¿qué pasa con la pesca con caña? En lo personal se me hace una actividad aburrida, pero la respeto y de igual forma los peces mueren, ¿y los pescadores sacan peces por miles, también se quedarán sin trabajo?
No imagino mi vida sin los caballos y, ¿montarlos también es una tortura porque uso espuelas y fuete? Si tan solo se dieran el tiempo de conocer un poquito el tema que critican y que desconocen totalmente. No digo que se hagan aficionados, ni que vayan a todas las corridas de toros, pero dense la oportunidad de vivirlo, de experimentarlo, de conocerlo, para así ejercer un juicio y no solo malinformar y confundir a toda una comunidad.
Todas estas actividades están legisladas: en las corridas de toros hay un juez que está legalmente informado y tiene la autoridad en todo el sentido de la palabra.
Imaginen solamente que no existieran peleas de gallos, sin carreras de caballos, sin pesca, sin corridas de toros, sin jaripeos, sin todas esas actividades que incluyen el sacrificio de animales, incluyendo no comer carne y pescado, porque según ustedes todo esto genera dolor y estrés. No se les olvide que somos parte de una cadena alimenticia y perjudicar un ecosistema altera la vida de todos. Tan solo imaginen, ¿qué pasará con esos millones de hectáreas en donde habita el toro bravo? ¿Acaso pondrán parques industriales? Sí “ecologistas”, tendremos una abundante industria, así como contaminación: ¡bravo!
Les digo que me impresiona el sentido de estos dizque defensores, (un verdadero ecologista defiende la biodiversidad y lucha contra la desaparición de las especies).
Los invito a ver un estudio realizado en El Parque Natural de Yellowstone que ejemplifica cómo el sacar una especie de un ecosistema, como ocurrió con los lobos, por creer que eran nocivos, tiene como consecuencia una catástrofe, bueno pues eso sucederá el día que el toro de lidia deje de existir. Tenemos que entender que el toro bravo no es un animal doméstico, el cual podamos adoptar, y si terminan las corridas de toros su especie desaparecerá. Hablando del Rey de nuestra fiesta, este animal imponente y con una fiereza única, tiende por naturaleza a atacar y por tanto a pelear. Los aficionados no vamos a ver la muerte del toro (si ese fuera el caso créanme, iríamos al rastro). Ahí matan aproximadamente 200 reses al día. Pero vamos a deleitarnos con su belleza, a ver su pelea, su peculiar manera de embestir, a ver su capacidad combativa. Eso es lo que le da sentido a la lidia, la acometividad de ese precioso animal. Sin eso no sería una corrida de toros, sino una vulgar carnicería. Nosotros vamos a ver una expresión artística entre un humano y una bestia, en síntesis la creación de belleza, por sentido común, piensen en el peso de ese animal arriba de los 480 kilogramos, en comparación con el peso de un humano. Ni siquiera sentido tiene.
En este espacio quiero aclarar que no trato de convencer a nadie, solo de documentar y aportar mi vivencia como una mujer apasionada y defensora de sus raíces, tradiciones y creencias, con el sentido de que no se crean todo lo que les dicen.
Si nuestros políticos tuvieran un poquito de sentido común y se dieran cuenta que la fiesta brava es más que un tema que puede darles popularidad y votos. Es muy simple: el día que los antitaurinos deciden manifestarse afuera de una corrida de toros, si acaso van 15 y eso se me hacen muchos, en corridas de alta expectativa. Pero en otras corridas, o no hay nadie manifestándose en contra o acaso tres, a los cuales mi inteligencia no me da a entenderlos. Ahí asoleados gritando en un megáfono (según ellos haciendo mucho ruido) y voltean a su alrededor y de mínimo vamos 3 mil aficionados a una corrida. O sea, no hay punto de comparación, pero insisten en hacer polémica, ruido por la carencia de sus actos políticos…. En fin solo no se les olvide que nosotros los taurinos también votamos… ¡y somos muchos!
Taurinos: hagamos lo nuestro. No les demos el gusto, luchemos juntos, asistamos a la próxima corrida, llenemos las plazas, vibremos juntos… en un solo ¡Olé!
Lucharé hasta mi último aliento a favor de mi más grande pasión, sin importarme absolutamente nada.
¡Viva la más bella de las fiestas! ¡La fiesta brava!
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#4 Tiempos
Cinco finales, cinco retratos | Columna de Arturo Mena “Nefrox”
TESTEANDO
El fútbol mexicano vive instalado en un vaivén que mezcla memoria corta, intensidad desbordada y una elasticidad competitiva que rara vez se ve en otros torneos. Y no hay mejor espejo de esa naturaleza cambiante que las últimas cinco finales de la Liga MX. Cada una reveló una cara distinta del campeonato, a veces impredecible, a veces cuidadosamente edificado, pero siempre dispuesto a romper pronósticos.
La más reciente, la del Clausura 2025, entregó un desenlace que pocos anticipaban. Toluca superó a América y recuperó un lugar que parecía extraviado en la élite. Esa serie tuvo un aire de reivindicación para los escarlatas, que encontraron una mezcla perfecta entre orden, temple y puntería. América, por su parte, llegó con la etiqueta inevitable de favorito, pero terminó cediendo ante un rival que administró mejor la presión. En ese desenlace se confirmó que en México los ciclos pueden renacer más rápido de lo que tardan en extinguirse.
Un semestre antes, en el Apertura 2024, las Águilas habían impuesto su jerarquía ante Monterrey. Fue una final marcada por el contraste entre un equipo construido para dominar y otro diseñado para golpear en ráfagas. América resolvió porque entendió cuándo acelerar y cuándo enfriar; Rayados quedó atrapado en la tentación del vértigo y pagó caro su falta de pausa. La serie se volvió una lección de que, en liguillas, el músculo emocional pesa tanto como el táctico.
El Clausura 2024 repitió campeón, América doblegó a Cruz Azul en un duelo donde la narrativa histórica parecía empujar a los celestes, pero terminó imponiéndose la estructura más estable. No fue una final espectacular, pero sí una muestra de oficio. América manejó los tiempos como si los hubiera ensayado toda la vida y Cruz Azul, que había encontrado ritmo durante la fase final, se quedó sin margen en el momento en que la exigencia aumentó.
En el Apertura 2023, el mismo América se cruzó con Tigres en una final que resumió la última década del fútbol mexicano, dos potencias creando tensión desde su experiencia y su peso institucional. Fue una confrontación áspera, tensa, en la que el primer error podía decidirlo todo. América fue más certero y Tigres, pese a su capacidad para competir siempre, no encontró esa chispa que tantas veces lo salvó en finales previas.
Y antes de que América dominara este tramo de la historia reciente, el Clausura 2023 había dejado un capítulo distinto, Tigres había vencido a Guadalajara en una final que mezcló dramatismo y resistencia. Chivas llegó con un impulso sentimental fuerte, respaldado por un cierre de torneo que había reavivado ilusiones; Tigres, en cambio, se aferró a la experiencia y convirtió la serie en un duelo donde la paciencia terminó valiendo oro.
Cinco finales, cinco historias desiguales, pero todas con un hilo común, la liga mx vive entre la tradición y la renovación constante. América ha sido el protagonista dominante, sí, pero no en un territorio exclusivo; Toluca reapareció con fuerza, Tigres mantiene su lugar entre los gigantes modernos y Cruz Azul y Monterrey continúan orbitando entre la aspiración y la frustración.
Lo fascinante es que cada una de estas series dibuja una tendencia distinta. A veces gana el que mejor juega; otras, el que comete menos errores; y en más de una ocasión, el que simplemente logra sobrevivir a su propio caos. La Liga MX no premia únicamente la excelencia: premia la capacidad de adaptarse a un torneo donde cada semestre puede contar una historia completamente diferente.
Eso explica por qué sus finales, aunque repetidas entre ciertos protagonistas, nunca se sienten iguales. Cada una deja marcas nuevas, dudas nuevas y certezas que duran apenas unos meses. Y quizá ahí radica la esencia de este futbol, un territorio donde la estabilidad es un lujo, el dramatismo una obligación y el título, el botín que confirma que, al menos por un instante, todo salió bien en medio de un ecosistema que siempre está cambiando. Hoy Toluca puede volver a levantar el título o Tigres recuperar lo perdido hace unos torneos, pero sea cual sea el resultado, no queda duda que esta liga es un reflejo de lo extraño y competido que resulta nuestro casero futbol nacional.
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#4 Tiempos
Enrique Mesta Zuñiga, el filósofo autodidacta | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash
EL CRONOPIO
La revista Letras Potosinas es la continuación de la revista Bohemia. Continuación en el sentido que en 1947 Bohemia cambiaba de nombre a Letras Potosinas, lo que sucedió en el número de edición 51, mostrando la numeración consecutiva. Esta revista, vocero de cultura de la patria chica, como referían sus editores, y conducía su mensaje cordial a los estados hermanos y al extranjero. Esa nueva época, mantenía su cuerpo de colaboradores y a aumentaba sus filas con positivos valores en el arte y en las letras del solar potosino.
Entre los colaboradores, estaría presente en sus páginas Enrique Mesta Zuñiga, un periodista que contribuiría con artículos de corte filosófico, enriqueciendo la labor humanista y difusión artística de Letras Potosinas.
Con la participación de Mesta, la revista potosina contribuía a la divulgación de la filosofía siendo así una de las pioneras en el siglo XX en abrir espacios a esta actividad de filosofía, que no era común en el país.
Don Enrique Mesta Zúñiga, nació en la ciudad de Cuencamé, Durango, el día 28 de julio de 1905. Sus estudios de primaria los realizó, en su natal Cuencamé y después, se dedicó a estudiar por su cuenta, especialmente libros de filosofía, que eran la pasión de su vida. Allí tenemos a otro autodidacta que llegó a lograr las alturas en la filosofía.
Su actividad profesional sería el periodismo, fundando revistas culturales en la región lagunera, como la revista Cauce, formando parte del grupo cultural que floreció y dio auge a las letras y al arte en todas sus manifestaciones. Toda su vida la dedicó a trabajar en diversos periódicos como luego veremos, así como a escribir serios artículos filosóficos y de comentarios literarios.
Esta labor cultural lo acercaría a los editores de Letras Potosinas y sus artículos se hicieron presente en la revista, aportando a los lectores potosinos en temas de filosofía. Dentro de las áreas de reflexión de la filosofía, se enfocó en cuestiones de ciencia, filosofía de la ciencia, sobre lo que publicaría varios libros.
La relación entre ciencia y humanismo fue uno de sus temas de reflexión filosófica. Entre los temas que abordara se encuentra el de la necesidad de la búsqueda o creación de un nuevo humanismo que contemplara los nuevos adelantos de la física cuántica y su repercusión en la percepción del universo y del papel del hombre.
Con el progreso técnico derivado de la nueva física se incrementa la infelicidad del género humano de múltiples maneras. Esta carrera contra el tiempo, para proteger a la humanidad contra sus propios desmanes y sus propias tragedias, es un tema predilecto de Toynbee, aquí en México nos lo aconsejó, subraya Mesta: “hay que ganar tiempo, el tiempo indispensable para que las diferentes civilizaciones de nuestro mundo puedan adaptarse la una a la otra”.
Empero, asegura Mesta, para acelerar una función simbiótica de las civilizaciones, la humanidad necesita darse completa cuenta de que la física cuántica al desindividualizar las partículas elementales desindividualizó asimismo a los hombres y al hacer ininteligible el determinismo acabó con la gloriosa interpretación lineal del progreso.
Corresponde a los humanistas trasladar sus instrumentos de las praderas de la metafísica y del arte a los inquietos laboratorios donde las ciencias están formando un nuevo mundo para que los hombres aprendan juntos a sobrellevar una vida humana y más justa.
Hay que hacer que, como ya lo intentaron Planck, Einstein, Freud y Schrödinger, persistan en potenciar y en ampliar su específica labor teniendo más presentes los cambios que su ciencia provoca en los ideales y en los quehaceres inacabables de los hombres.
Tal como lo apunta Mesta, los métodos en ciencias y humanidades que oscilan entre el polo metonímico y el polo metafórico, si bien son diferentes, se vinculan con la necesidad de una representación del mundo que en el fondo lleva el conocer el papel del hombre en el cosmos para lo cual transitan metodológicamente entre ambos polos.
Enrique Mesta, ese filósofo autodidacta, murió el 23 de agosto de 1984, en Torreón Coahuila, debido a un paro cardiaco de Etiología desconocida. Contribuyó a la divulgación de la filosofía y colaboró en el desarrollo cultural de San Luis Potosí.
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#4 Tiempos
El administrador astuto | Columna de Juan Jesús Priego Rivera
LETRAS minúsculas
«Un hombre rico tenía un administrador y le fueron con el cuento de que éste derrochaba sus bienes. Entonces lo llamó y le dijo: “¿Qué es eso que oigo decir de ti? Dame cuenta de tu gestión porque quedas despedido”» (Lucas 16, 1-15).
Cuando Jesús contó esta parábola nada dijo de cómo recibió el administrador tan mala noticia. ¿Retrocedió espantado?, ¿sintió que el piso se movía bajo sus pies como un tapete?, ¿intentó defenderse o ya por lo menos justificarse? Nada de esto sabemos; lo que sí sabemos, en cambio, es que más bien se puso a hacer cálculos en su interior, diciendo:
«-¿Qué voy a hacer ahora que mi patrón me quita el empleo? Para cavar no tengo fuerzas; mendigar, me da vergüenza. ¡Ya sé lo que voy a hacer para que, cuando me echen de la administración, haya quien me reciba en su casa!».
El foco, como se dice, se le había prendido. Pero, ¿qué era eso? Quiero decir, ¿qué fue se le ocurrió para que ahora que estaba desempleado no le faltara por lo menos un mendrugo de pan y un vaso de agua fresca? En realidad, algo muy ingenioso y sutil: como aún no había rendido el informe que le exigía su amo, todavía era tiempo de alterar ciertos papeles… Y esto es lo que hizo:
«Fue llamando uno por uno a los deudores de su amo y preguntó al primero:
»-¿Cuánto debes a mi patrón?».
La pregunta, por supuesto, era retórica, pues los documentos los tenía él en su mano y a la vista, y bien escrito estaba en ellos el monto de la deuda; lo que quería, más bien, era causar en su interlocutor un cierto impacto difícil de olvidar.
«-Cien barriles de aceite –respondió el deudor, que aún no sabía muy bien de qué iba la cosa.
»-Aquí está tu recibo; date prisa, siéntate y escribe: cincuenta».
Ya podemos imaginar el gozo con el que éste hizo lo que el administrador le pedía. ¡Le estaba perdonando nada menos que la mitad de la deuda! Es como si yo debiera al banco 100.000 pesos y de pronto el gerente me mandara llamar para decirme, guiñándome el ojo, que a partir de ahora no debo más que 50.000. ¿No era esto como para ponerse a gritar de alegría e invitarle un café en el restaurante más elegante de la ciudad?
El administrador mandó llamar al segundo deudor y le hizo la misma pregunta que al primero:
«-¿Cuánto debes a mi patrón?
»-Cien costales de trigo –dijo éste a su vez.
»-Aquí está tu recibo: escribe ochenta».
Y así hizo con todos los otros. Si de cualquier manera lo iban a despedir; mejor dicho, si ya estaba despedido, ¿qué perdía haciendo lo que hizo? ¡No perdía nada! Todo lo contrario: se jugó la última carta y había ganado, porque estos deudores iban a quedar eternamente agradecidos con él. ¡Su vejez estaba asegurada, pues un día lo invitaría uno a su casa a comer, y otro día otro! Ya no tendría que mendigar ni que andar por las calles del pueblo extendiendo la mano en busca de un pedazo de pan… Se retiraba, por decir así, con la cabeza levantada y pisando fuerte.
¡Qué hombre más inteligente!
Jesús mismo no pudo menos de alabar su ingenio. ¡Cómo, antes de ser despedido, supo hacerse amigos que después ya no lo dejarían solo! «Por eso les digo yo –concluyó el Maestro-: con el dinero, tan lleno de injusticia, gánense amigos para que, cando esto se acabe, los reciban en las moradas eternas».
Con esta sencilla historia, Jesús ha querido responder a estas dos preguntas que, si no fueran eternas, creeríamos que son banales «¿Para qué sirve el dinero?, ¿para qué sirve el poder?». Y su respuesta es: para que te hagas todos los amigos que puedas: sólo para eso. ¿Eres rico? Hazte amigos. ¿Eres poderoso, ocupas un cargo de cierta importancia? Hazte amigos igualmente.
Hay quienes, al tomar posesión de un cargo, empiezan a ver a los demás mortales como a hormigas (¡tan encumbrados se sienten ocupando su flamante escritorio de caoba!). Bien, que se anden con cuidado, porque no siempre estarán ahí, porque la rueda de la fortuna gira y gira y no es nada seguro que los que están arriba permanezcan en la cumbre eternamente. Sí, la fortuna es una rueda que no deja de girar: los que hace poco estaban abajo, resulta que ahora están arriba, y si no los trataste bien cuando tenías la sartén por el mango, como se dice, ellos lo recordarán una y otra vez, y ahora será la suya.
Hay quienes piensan que el poder es necesario para enriquecerse, y que el enriquecimiento es ya en sí mismo una forma de poder; en una palabra, que la riqueza y el poder se bastan a sí mismos. Si así es como piensas tú, déjame decirte, lector, que te equivocas. ¡Rompe el círculo! Hoy que la vida te ha favorecido, favorece a los que puedas, porque nada sabes del futuro. Haz como el hombre de la parábola: gánatelos a todos, porque no siempre serás administrador y quizá un día el patrón de turno te mande llamar para decirte:
-Dame cuenta de tu gestión porque estás despedido.
Si esto te dijeran sin que te hubieras hecho amigo de nadie, entonces sí que estarás perdido.
Toda la sabiduría de la vida está en esta sencilla parábola. Hazte amigos ahora que puedes; porque, si no lo haces ahora, quién sabe si lo podrás hacer mañana. «Conoce la ocasión o la oportunidad»: según Pítaco, el filosofo griego, no había conocimiento en el mundo más útil que éste.
Sí, aprovecha la oportunidad, porque mañana, sin que te des cuenta, quizá sea ya demasiado tarde.
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