#4 Tiempos
La ignorancia | Columna de Juan Jesús Priego
LETRAS minúsculas
«Nos conocemos tan poco –decía Pascal (1623-1662), el genio francés- que muchos piensan que van a morir cuando se encuentran bien, mientras que otros piensan sentirse bien cuando están cerca de la muerte, sin sentir próxima la fiebre o el absceso que acaba de formarse».
Es verdad, los humanos nos conocemos poco y mal. El hombre que hace unos meses parecía morirse, hoy anda en la calle quitadísimo de la pena y, sonriente, nos saluda al pasar agitando la mano; en cambio aquel que se veía tan sano, tan fuerte que lo creíamos de hierro, ya no está: un día fue a hacerse un chequeo de rutina a un hospital y de éste ya no salió sino escoltado por cuatro empleados vestidos con el uniforme de una conocida agencia funeraria. Nosotros creíamos que aquél pobre viejo se moriría pronto: llevaba ya dos infartos y además era diabético. Pues bien, no sólo no se ha muerto, sino que ha contraído nuevas nupcias tras enterrar a su mujer, una señora fuerte, ágil y saludable.
-Siempre creíamos que quien se moriría primero era él –gimen las hijas al referirse a este viejo que parece haber nacido por segunda vez-. Y, sin embargo, ya ve usted…
Claro, ya lo veo.
Nos conocemos poco, nos conocemos mal. En realidad, no sabemos nada de nada.
¿Creíamos, por ejemplo, que este ser nos estimaba, que ocupábamos un lugar importante en su corazón? Pues bien, a la hora de la verdad demostró querernos más aquel otro del que ni siquiera nos fiábamos, con el que no teníamos atenciones y que nos era, para decirlo ya, indiferente. Del primero esperábamos atención, palabras de aliento y compañía: pues bien, nada de esto llegó, nada de esto nos dio. Y si hubo finalmente atención, palabras de aliento y compañía, fue gracias al segundo, un personaje que nos parecía antipático y del que nunca habríamos esperado ni siquiera el obligado saludo de los buenos días. ¿Qué quiere usted? La vida es así.
Hace unos años presenté públicamente un cierto libro mío que acababa de ser publicado en Madrid. El acontecimiento –al menos para mí- no era de poca monta y esperaba que aquella noche estuvieran conmigo todos y cada uno de mis amigos más queridos. Por lo demás, ¿no era justo que si en la dedicatoria del libro aparecían sus nombres por lo menos también aparecieran sus personas en el salón? Pues bien, no aparecieron, o por lo menos no todos. Yo esperaba que aquella noche estuvieran conmigo éste, aquél y el de más allá. Pero uno por uno se disculparon pocas horas antes diciendo que les era imposible acompañarme, que los disculpara, que ya asistirían en otra ocasión, y otros, la mayor parte, ni siquiera se tomaron el trabajo de hacerme saber que existían. En cambio, muchos que no recibieron invitación alguna, que se enteraron del evento por el periódico o por boca de algún conocido suyo, esos sí que asistieron: se pusieron su mejor traje, su mejor corbata y aparecieron allí, mostrándome una sonrisa llena de simpatía. Sabían lo que ese acto significaba para mí y se dijeron: «Lo acompañaremos, estaremos con él. No importa que no nos haya hablado para invitarnos. Acaso no pudo hacerlo. Siempre que organiza uno algo como esto, corre el riesgo de olvidar algún detalle». En este caso, mi olvido los afectaba a ellos, pero no les importó.
Al ver a tantas personas en la sala, tan fieles a alguien tan infiel y olvidadizo como yo, mis ojos casi se arrasaron de lágrimas. Con su presencia desinteresada y silenciosa me estaban demostrando un cariño que yo no había tenido nunca para con ellos.
¡Y de cuántos ejemplos como éste no está llena nuestra vida! ¡Nosotros esperábamos que tal persona nos echara una mano, que nos ayudara a salir del paso, pero resulta que quien finalmente se hizo presente y nos ayudó fue otra persona muy distinta y, hasta hace poco, también muy distante! En un momento de apuro financiero, creímos poder contar con este amigo que, sin embargo, cuando fuimos a verlo, nos despachó como habíamos venido, no sin decirnos antes que también él andaba pasando por serios apuros financieros. En cambio, quien sacó la cartera y nos tendió la suma que necesitábamos fue uno que ni siquiera figuraba en el elenco de nuestras amistades.
Quien se detiene al socorrer al hombre herido en la parábola de Jesús, ¿no es un samaritano, es decir, un enemigo? En realidad, no sabemos qué pocos nos aman los que dicen amarnos, ni cuánto nos aprecian quienes parecen odiarnos.
Una mujer que acababa de perder a su esposo, encontró en uno de los cajones del escritorio del recién fallecido una carta singular, una carta de amor. ¿Dirigida a ella? No, a otra mujer con la que empezaba a salir. La esposa lloraba: «Nunca hubiera creído que mi marido me engañara de esta forma. Si no hubiera encontrado esta carta, lo lloraría de todas formas, sí, pero ahora estoy inconsolable. Él no me quería».
«No –le respondí-. Nadie sabe nada. No puede usted juzgar. Acaso él la quería más que a nada en el mundo. Esto no puede usted saberlo. ¿Cómo juzgar los sentimientos de un hombre que ya no puede defenderse o explicarse?».
No sé si consolaría con estas palabras a aquella mujer. Pero así como lo dije lo creo: sólo Dios sabe. Sólo él, que conoce los corazones y sabe mejor que cualquier cardiólogo la intensidad de sus latidos, está en grado de decir para quiénes somos realmente importantes, y para quiénes no.
Por lo que a nosotros toca –puesto que nada sabemos-, no nos queda sino una sola cosa: extremar nuestras atenciones para con los cercanos, y con los lejanos extremarlas más. No sabemos si serán éstos más que aquéllos, a final de cuentas, quienes en el momento de la prueba se harán presentes, tenderán su mano y nos darán aquello que tanto necesitábamos. No, nada de esto sabemos; después de todo, casi siempre ocurre así…
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#4 Tiempos
Jorge Echevarría y su taller de Sonido 13 | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash
EL CRONOPIO
De la mano de Oscar Vargas y David Espejo, los alumnos del maestro Julián Carrillo, y principalmente bajo el cobijo de la hija del maestro, Dolores Carrillo, Jorge Echevarría Chávez aprendió el sistema musical del Sonido 13 y tomó el destino de tocar música en el sistema de Sonido 13 de Julián Carrillo, convirtiéndose en uno de los principales difusores de la obra microtonal de Julián Carrillo. Desde 1979 ha sido promotor de la obra del compositor potosino dando conferencias y conciertos en diversos foros y universidades. También ha ejercido la docencia y ha sido catedrático en diversas escuelas, centros culturales y universidades del país. Ha sido director de varias agrupaciones musicales juveniles.
Como parte de su formación en el nuevo sistema musical de Carrillo se involucró en la construcción de instrumentos en cuartos, octavos y dieciseisavos de tono, participando en la construcción de arpas micro interválicas que desarrollaron los alumnos de Carrillo Oscar Vargas, David Espejo y Ramón Guerrero Aspero y construiría posteriormente su flauta para cuartos de tono con la cual basa sus interpretaciones de Sonido 13 con el grupo de formara con el nombre ITZA CAYUM que es un grupo que ha sido trazado por la música, recordando el conocimiento de notas y frases. La inspiración surge de instrumentos ancestrales para crear nuevas formas de expresión musical… expandiendo el espectro sonoro, empoderando en cada nota y pieza. Esta profunda fuente de tradición e innovación encuentra una voz moderna en Jorge Echavarría, miembro clave del reconocido grupo Paraphernalia. (PoF)
Jorge Echevarría Chávez realizó sus estudios musicales en la Escuela Nacional de Música de la Universidad Nacional Autónoma de México como instrumentista en flauta transversal; también en la escuela de música José F. Vázquez; el Conservatorio Nacional de Música de la Ciudad de México, y estudió armonía contemporánea en el Sindicato de Música de la Ciudad de México.
En los últimos años han sido frecuentes sus visitas a San Luis Potosí para impartir cursos y conferencias, así como hacer composiciones con sus talleristas de música original en el sistema de Sonido 13. En particular participó en nuestro programa de conmemoración del 140 aniversario del nacimiento de Carrillo en 2015, registrando su participación en la serie documental 13 Conceptos del Sonido 13 que puede consultarse en youtube, así como su participación el programa de conferencias públicas La Ciencia en el Bar en particular con el tema la revolución musical del Sonido 13,
Sobre este tema estará en el mes de septiembre en San Luis Potosí impartiendo el taller, La revolución Musical del Sonido 13, el cual tiene el objetivo de desarrollar los conocimientos necesarios para componer e interpretar música en microintervalos, a través del uso del sistema general de escritura musical de Julián Carrillo. Este taller está dirigido a músicos de cualquier diversidad instrumental, con conocimientos básicos de solfeo y teoría musical general.
Este taller es una buena oportunidad para acercarse al sistema de Sonido 13 y experimentar ese universo musical fantástico que desarrolló el maestro potosino Julián Carrillo creando un nuevo universo sonoro que permite crear nuevas sensaciones estéticas.
Este año se conmemora el 150 aniversario del nacimiento de Julián Carrillo y el 130 aniversario del experimento fundacional del Sonido 13. Que mejor manera de festejarlos participando en el taller de Jorge Echevarría sobre la revolución musical del Sonido 13.
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#4 Tiempos
Variaciones sobre el mismo tema | Columna de Juan Jesús Priego Rivera
Cuenta Simone de Beauvoir (1908-1986) al comienzo de su ensayo Pirrus et Cineas que una vez Pirro, el general, hacía en voz alta proyectos de conquista:
“-Primero someteremos Grecia –decía.
“-¿Y luego? –le preguntó Cineas, el filósofo, que estaba por allí cerca y lo escuchaba con atención.
“-Luego conquistaremos África.
“-¿Y después de África?
“-Después de África pasaremos a Asia, conquistaremos Asia Menor, Arabia.
“-¿Y después? –volvió a preguntar el filósofo.
“-Después iremos a la India.
“-¿Y después de la India?
“-¡Ah! –exclamó Pirro-. Descansaré.
“-¿Y por qué no descansas de una vez?
“Cineas –comenta la novelista filósofa- parece sabio. ¿Por qué partir si es para volver? ¿A qué comenzar si hay que detenerse? Y, sin embargo, si no decido en primer término detenerme, me parecerá aún más vano partir. ‘No diré A’, dice el escolar con empecinamiento. ‘¿Por qué?’. ‘Porque después de eso habrá que decir B’. Sabe que, si comienza, no terminará: después de B será el alfabeto entero, las sílabas, las palabras, los libros, los exámenes y la carrera; a cada minuto, una nueva tarea que lo arrojará hacia una nueva tarea, sin descanso. Si no se termina nunca, ¿para qué comenzar?… Pero en tanto que permanezca vivo –dice Pirro- es en vano que Cineas me hostigue, diciéndome: ‘¿Y después? ¿Para qué?’. A pesar de todo, el corazón late, la mano se tiende, nuevos proyectos nacen y me impulsan hacia adelante”.
Quién tiene la razón: ¿Pirro o Cineas? Quizá los dos: Cineas advirtiéndole que el punto de partida no está nunca lejos del punto de llegada y que no es preciso conquistar el mundo para tomarse un descanso. Pero, ¿cómo descansar sin haber antes conquistado el mundo, es decir, sin haberse cansado? Pirro, pues, tampoco se equivocaba: no es lo mismo descansar antes que descansar después. Antes, el descanso es pereza; después, es recompensa.
“¿Conoces la historia del napolitano? –pregunta ahora Christiane Rochefort (1917-1998) por boca de uno de los personajes de Les Stances à Sophie-. El milanés lo ve tirado al sol y le dice:
“-¿Por qué no trabajas? Así tendrías dinero.
“-¿Y luego? –pregunta el napolitano.
“-Te comprarías una casa.
“-¿Y luego?
“-Llevarías e ella a una mujer, ascenderías en la escala social, te enriquecerías.
“-¿Y luego?
“-Y luego –dice el milanés- podrías pasar las vacaciones al sol.
“Y el napolitano responde:
“-¡Pero si ya estoy al sol!”.
En este caso nos parece mucho más sabio el napolitano que el milanés, pues éste sólo piensa en el dinero, en una casa con alberca y amplios jardines: en una comodidad, en fin, que aquél ya goza sin tener que molestarse. ¿Tanto trabajo, tanto desvelo para luego tirarse sol? Bien, él ya está al sol, y no desea sino una sola cosa: que lo dejen en paz.
Si trabajamos únicamente para “ganar”, el napolitano tiene razón. Pero los hombres no sólo trabajamos para “ganar”, sino, ante todo, para ganarnos a nosotros mismos: para que el mundo gane algo y sea un poco más rico con los frutos de nuestra acción. Eso fue lo que se le olvidó decir al milanés: y, por lo tanto, perdió justamente la partida.
Para terminar, he aquí otra historia del mismo tenor. La cuenta Giovanni Papini (1881-1956) en un capítulo de su libro Palabras y sangre. Iba un hombre caminado por la orilla de un río –imagino que sería el mismo Papini- cuando vio a un joven que se disponía a echar las redes:
“-¿Por qué haces eso? –preguntó el paseante.
“-Para coger peces –respondió el pescador.
“-¿Y para qué quieres coger peces?
“-Para venderlos.
“-¿Y qué haces con el dinero que obtienes?
“-Compro pan, vino, aceite, vestidos, zapatos y todo lo demás.
“-¿Y para qué compras todas esas cosas?
“-Para vivir.
“-¿Y para qué quieres vivir?”.
He aquí una pregunta realmente filosófica: “¿Para qué quieres vivir?”. Una vez que hemos respondido a esta pregunta y sabemos la respuesta, nuestro obrar tendrá sentido, pero únicamente hasta entonces y nunca antes.
El pescador se quedó callado. Y como no supo qué responder, se limitó a decir: “Para pescar”. Ignoraba para qué hacía, en el fondo, lo que hacía. Su vida era un círculo vicioso, un malentendido.
“¿Para qué quieres vivir?”. Es preciso responder. Y sólo hasta que lo hagamos también nuestro descanso formará parte del plan, y tendremos paz. Nuestro corazón no nos acusará de haber gozado de una tarde libre, ni nos reprochará por habernos tomando unas breves vacaciones. Seremos, entonces, los hombres más sabios. Y también los más tranquilos.
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#4 Tiempos
La cuna de la comunicación inalámbrica es San Luis Potosí | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash
EL CRONOPIO
En este mes de junio se cumplen ciento treinta y nueve años del desarrollo de la comunicación inalámbrica. Desarrollo que es netamente potosino aunque la historia oficial se lo asigne a Marconi que lo diera a conocer diez años después en 1896. El 11 de junio de 1886 Francisco Estrada recibía el privilegio (patente) para comunicar trenes en movimiento con la estación de trenes, asunto que implicaba la comunicación inalámbrica.
No queremos dejar el aniversario en el vacío y de nuevo retomamos este tema que hemos estado dando a conocer a través del estudio de la vida y obra de Francisco Javier Estrada Murguía, el físico mexicano más importante del siglo XIX y que naciera en San Luis Potosí en febrero de 1838.
Las aportaciones de Estrada son abundantes e importantes y muchas de ellas como primicia mundial sea en el ámbito de la electricidad o del magnetismo. Entre ellas la más trascendente es el desarrollo de la comunicación inalámbrica.
La historia de este acontecimiento científico es recogido en mi libro “La Cuna de la Comunicación Inalámbrica” que editara el fondo editorial Rafael Montejano y Aguiñaga en 2021 y que sale a luz después de vencer un sinfín de problemas administrativos como edición financiada por al autor en 2024.
Puede considerarse la obra más completa sobre Estrada en este tema de la comunicación inalámbrica y puede conseguirse con el propio autor en el correo [email protected]
Luis Guillermo Martínez que participó en la presentación del libro, escribe en la Jornada Semanal sobre el libro lo siguiente:
Sobre la formación de la industria en el proyecto de la modernidad, el problema se debe, precisa el autor, a la dependencia industrial con la que se constituyó nuestro país en las postrimerías del siglo XIX y comienzos del XX. De ahí también se explicaría por qué no se le concedió mayor importancia a los descubrimientos y adelantos de Estrada. Bajo el argumento que asegura una relación estrecha entre los avances del conocimiento tecnológico y la vida social, el autor afirma: “Esta relación puede observarse en las repercusiones económicas, de la vida social, la estructura de la familia y las actividades diarias que se desenvuelven en toda la sociedad.” Con esto se acerca en mucho a lo que planteó Marx al hablar de la “Maquinaria y la gran industria” cuando afirma que “la tecnología pone al descubierto el comportamiento activo del hombre con respecto a la naturaleza, el proceso de producción inmediato de su existencia, y con esto, asimismo, sus relaciones sociales de vida y las representaciones intelectuales que surgen de ellas.” ¿De qué manera se relaciona directamente el conocimiento científico y tecnológico con nuestra forma de vida actual? Por medio de la mercancía, la cual se produce gracias a dicha tecnología y se nos presenta como un hecho cotidiano al que nos enfrentamos de forma normalizada. Así, podemos comprender la forma mercantil desde otras perspectivas, ya no sólo como objetos útiles para nuestra vida cotidiana, sino como dinamizadores de nuestra socialidad, y esto es posible gracias a la tecnología que las sostiene o constituye.
Con sus experimentos sobre la reproducción técnica del sonido, Estrada fue puntal para el desarrollo y cambio radical de pensar estos problemas, que en la historia occidental empezaron con una tensión entre la reproducción y lo auténtico. En la actualidad, se dirime sobre la importancia de la forma de percibir el sonido reproducido técnicamente. La sensación fantasmagórica de escuchar a los que no están presentes, ya sea porque se encuentran lo suficientemente lejos para no oírlos de forma natural o porque ya no se encuentran vivos. También el fenómeno de traer al presente sonidos que fueron parte de otra época y, más aún, realizar un encabalgamiento con los sonidos actuales, algo similar a lo que en cine se conoce como montaje y que ahora en música se le llama sampleo, son elementales para los estudios de la filosofía y sus relaciones con la música. Más que Edison, Tesla y Marconi, estos problemas actuales los empieza a trazar Estrada, formando así, nos dice el autor de la obra, un trébol de cuatro hojas.
Agradecemos a Luis Guillermo Martínez sus comentarios y los invitamos a que se acerquen a la obra de este potosino distinguido que colocó al estado y al país en la palestra mundial a pesar del olvido sobre sus importantes contribuciones a la física que ahora marcan nuestras sociedades modernas.
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