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#HistoriaDeUnMigrante | Lico vio morir a niños en la selva antes de llegar a SLP
Imagen por: AFP
Las 200 familias haitianas que hoy se refugian en la Casa del Migrante de la capital potosina salieron de un país en donde el crimen, los desastres naturales y el gobierno han hecho que prefieran jugarse la vida en una travesía mortal
Por: Karina González
“Si no te mata el hambre, te mata el crimen organizado, la mafia y las personas que andan secuestrando”, mencionó Lico mientras relataba la travesía que vivió para llegar desde Haití a San Luis Potosí, México, en busca de una vida mejor, misma que podría encontrarse en Estados Unidos o aquí, porque en su país, dijo, del uno al diez, las condiciones de riesgo para vivir ahí son de un nueve.
Lico vivía en Haití con su hermano y hermana y hace 8 meses decidió huir de la represión de los gobernantes y la delincuencia para buscar suerte en Norteamérica, con la esperanza de poder juntar el dinero suficiente para que sus hermanos también puedan salir y reencontrarse con ellos para vivir una vida digna: “es donde haya una vida mejor, imagino que en Estados Unidos, depende… En Haití dejé familia, dejé una hermana y un hermano, pero volver no, no pienso volver, pero ayudarlos sí”.
Según un reportaje de la BBC, desde las dos últimas décadas, Haití no ha podido superar la pobreza que azota al país, que además de la inestabilidad política, económica y la violencia en las calles, el asesinato de su presidente Jovenel Moïse, los desastres naturales como huracanes y terremotos constantes, no permiten la mejorar la vida de la población.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) reporta que de los 11.5 millones de haitianos que radican en ese país, por lo menos 4 millones viven en pobreza y hambruna, por lo que se han visto obligados a emigrar por América Latina con la intención de llegar a los Estados Unidos para encontrar refugio en ese país; sin embargo, las políticas migratorias impiden que la mayoría alcance ese sueño.
Pese a las probabilidades de no llegar a Estados Unidos o ser deportado a su llegada, Lico partió desde Haití a República Dominicana, de ahí tomó un vuelo a la Guayana Francesa y viajó a Brasil. Marcelo Ebrad, secretario de Relaciones Exteriores del gobierno mexicano, informó en septiembre que, actualmente, Brasil y Chile son los países de donde sale la mayoría de los migrantes haitianos. Tal como reportan las autoridades, Lico viajó de Brasil a Chile y no detuvo su andar hasta atravesar la selva de Panamá, llegó a Centroamérica y siguió por Costa Rica, Nicaragua, El Salvador y Guatemala, hasta alcanzar el sureste mexicano hace seis meses; posteriormente siguió su camino hacia el norte y desde hace tres meses radica en San Luis Potosí por tiempo indefinido.
“Lo que motiva a salir es la falta de recursos, que no hay trabajo, alimento, los políticos se aprovechan de su poder, abusan de los que menos tienen, es por lo que la mayoría sale del país y los que se quedan es porque no tienen dinero para irse”, relató el haitiano.
–¿Qué tan difíciles son las condiciones para vivir en Haití? –Preguntamos a Lico. –Del uno al diez, un nueve, porque si no te mata el hambre, te mata el crimen organizado, la mafia y las personas que andan secuestrando y si tienes a alguien en Nueva York y las personas saben, te secuestran para sacarte dinero y si no tienes te matan.
El recorrido por Centroamérica es tan riesgoso como quedarse en Haití, en todo su trayecto, Lico fue asaltado decenas de veces: “en los países que yo visité en toditos me asaltaron, en toditos me quitaron mi dinero, me maltrataron”, pero además de la inseguridad, los riesgos propios de la naturaleza al cruzar la selva cobraron la vida de muchos hombres, mujeres y niños que se ahogaron, padecieron enfermedades cardíacas o respiratorias y que fueron presas de animales salvajes.
“En mi experiencia como pasé en la selva, vi muchos niños muertos, señoras que se iban en el río, a mí se me fueron dos mujeres, dos señoras en el río y una iba embarazada. Cuando fuimos a alcanzarlos ya se habían ahogado y la mafia en la selva de Panamá, violan, matan y si a ellos les gustan las mujeres matan al marido y se quedan con la señora. Es muy crudo. Hay muchas personas que se morían en el camino, porque tenían asma y no podían subir las montañas, sufrían de la presión y se morían en el camino en la selva, porque hay personas que duran 7 días caminando en la selva y hay algunos que los animales los atacan. Hay unos que se mueren, también niños que se mueren, se asfixian dentro de la carpa”, mencionó.
Hasta el momento, son más de 200 familias Haitianas que se refugian, como Lico, en la Casa del Migrante en la capital potosina. Desde que llegaron a México, afirma Lico, se encontraron con el apoyo humanitario que tanto deseaban, “nos daban comida y nos ayudaban económicamente, nos daban ride, fue la única parte que me dieron ayuda”. Por ello, se han alojado por tres meses en este sitio. Poco a poco las autoridades de Cáritas, quienes tienen a cargo este refugio, han brindado el apoyo para que los migrantes se integren a labores y oficios que les permitan ganar algo de dinero. Algunos ya comenzaron a rentar habitaciones a los alrededores de la casa; sin embargo, aún hay muchas familias que por la barrera del idioma no han encontrado las mismas oportunidades.
En los meses de septiembre y octubre nacieron en territorio potosino dos bebés de madres haitianas; lamentablemente aunque estos niños son mexicanos por derecho, sus padres tendrán que enfrentar los procesos legales tardíos y costosos para obtener la residencia en México, por lo que es muy probable que deban volver a Haití o aventurarse con sus pequeños a seguir su camino hasta Estados Unidos.
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#Crónica | Tres cobertores y una promesa: relato de un camino guadalupano
Francisco avanzó de rodillas con ayuda de cobertores rumbo al Santuario, mientras cientos de historias pasaban a su lado
Por: Ana G Silva
A las 9:17 de la noche, la Calzada de Guadalupe respira una solemnidad que solo se siente en diciembre. El día 12 todavía no llega, pero desde horas antes la fe ya comienza a mover cuerpos, a sostener promesas, a encender velas que iluminan el camino como pequeñas estrellas terrenales.
Frente al reloj junto al Mercado Tangamanga, Francisco se coloca sobre sus rodillas. No hay ceremonia, no hay discursos; solo el silencio íntimo de dos hombres —él y su primo, Alex— que saben que el camino será duro, pero necesario. A unos pasos, su familia organiza los tres cobertores envueltos con cinta, improvisación que la experiencia ha enseñado para que el pavimento, frío y áspero, no hiera más de lo inevitable.
Inician.
Las luces del reloj en este emblemático corredor peatonal quedan atrás; la Caja del Agua se acerca. Los cobertores se colocan, se levantan, vuelven a colocarse. Dos familiares avanzan unos pasos, extienden el siguiente tramo de tela para que Francisco y Alex puedan seguir. Se turnan sin decir palabra.
La Calzada esta noche no es un tránsito: es una procesión viva. Y aunque hay momentos en que otras personas rebasan a Francisco, también hay instantes en que él y su primo pasan frente a peregrinos que han pausado a recobrar fuerzas. Pero nadie compite. Aquí, cada quien camina —o avanza de rodillas— al paso de su promesa.
A los lados, un río de historias avanza en silencio y oración.
Hay quienes caminan sosteniendo un rosario, murmurando avemarías que se pierden entre las luces navideñas. Muchos peregrinan de rodillas: algunos con rodilleras; otros sin nada que amortigüe el dolor; algunos acompañados solo por una persona que les ofrece agua o un hombro; y otros rodeados por familias enteras que avanzan como escudos humanos para protegerlos del tumulto.
Entre los miles de cuerpos alineados hacia el Santuario, aparece un hombre que llama la atención: camina de rodillas con la espalda descubierta, y en ella luce un gran tatuaje de la Virgen que brilla con el sudor y el reflejo de las luces. A su lado, un amigo lo acompaña de cerca, moviendo un cobertor, ayudándolo a incorporarse cada ciertos metros, dándole palabras de aliento mientras ambos escuchan, desde un aparato portátil, canciones dedicadas a la Virgen de Guadalupe. Sus rostros muestran cansancio y devoción en partes iguales.
En distintos puntos se encuentran elementos de Protección Civil, la Cruz Roja, voluntariado de la iglesia, Policía Municipal y Guardia Civil Estatal. Se detienen junto a quienes necesitan descansar; cargan botellas de agua; preguntan por mareos y dolores; algunos alumbran el camino con linternas mientras otros ofrecen palabras de calma. Son pr esencia discreta pero esencial, un recordatorio de que la fe es un acto personal, pero el camino siempre es acompañado.
Y aunque a esa hora el flujo de peregrinos es constante, conforme la noche avanza hacia las 12:00 de la madrugada, la Calzada comienza a llenarse aún más. Cada vez llegan más personas —familias completas, parejas, jóvenes, adultos mayores— todos atraídos por la misma intención: ir al encuentro de la Virgen.
En el trayecto, Francisco sigue avanzando, lento pero firme. Sus familiares continúan el ritual de los cobertores: uno se coloca bajo sus rodillas, otro se prepara metros adelante, un tercero queda listo para el siguiente turno. El tiempo se convierte en una mezcla extraña: a ratos parece detenerse en el peso del dolor y la concentración; a ratos parece correr, empujado por la multitud que pasa, que susurra, que reza.
En ese mar de historias, ocurre una escena que queda grabada:
Una mujer, también de rodillas, comienza a llorar del dolor. Faltan apenas unos 250 metros para llegar al Santuario. Sus familiares intentan darle ánimo, pero sus piernas ya no responden. Paramédicos de la Cruz Roja se acercan de inmediato; revisan su respiración, valoran si puede continuar. Desde la distancia, Francisco alcanza a ver el movimiento, los gestos de preocupación. Por respeto, no se sabe si la mujer pudo seguir o no. Pero la imagen queda como un recordatorio del límite humano… y de la inmensidad de la fe que empuja incluso cuando el cuerpo falla.
Finalmente, después de una hora y cuarenta minutos, Francisco y su primo llegan al Santuario.
Ahí, la imagen cambia por completo: frente al templo no hay silencio, sino un océano de personas que ya aguardan su turno para entrar, para agradecer, para ofrecer un ramo, una veladora, una intención. Algunos llegan caminando, otros llorando, otros con las rodillas marcadas por el trayecto. Pero todos llegan.
Porque aunque cada uno trae su propia historia —un milagro pedido, una promesa, un agradecimiento, un duelo, un deseo de consuelo—, lo que los une es ese movimiento colectivo, esa peregrinación que no se mide en kilómetros, sino en fe.
Y así, en la víspera del 12 de diciembre, la Calzada de Guadalupe vuelve a demostrar que el camino a la Virgen nunca se recorre solo. Se avanza con la familia, con desconocidos que ayudan, con cuerpos cansados que dan ejemplo, con autoridades y voluntarios que cuidan, con música que consuela… y con la certeza de que al final, la fe siempre encuentra su destino.
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Reforma educativa abre paso para que 30 docentes regresen a aula en SLP
La medida deriva de una reciente reforma legislativa que busca proteger a quienes enfrentan acusaciones sin fundamento
Por: Redacción
La Secretaría de Educación del Gobierno del Estado (SEGE) estima la reincorporación de 30 docentes que habían sido separados temporalmente de sus funciones tras enfrentar diversas denuncias. Según varios medios de comunicación, esta medida deriva de la reciente aprobación de una reforma legislativa diseñada para salvaguardar al personal docente.
El titular de la SEGE, Juan Carlos Torres Cedillo, explicó que el objetivo de esta nueva legislación es defender a las y los catedráticos que son señalados sin fundamento por parte de padres de familia o tutores. Si bien los 30 docentes aún no han sido exonerados de manera definitiva, su reincorporación es un paso que se prevé gracias al nuevo marco legal.
El funcionario estatal detalló que cuando existe una acusación contra un maestro, ya sea ante la SEGE o la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH), se procede a su separación parcial de la impartición de clases. Torres Cedillo reconoció que este proceso administrativo provoca una carencia de maestros frente a grupo, lo que a su vez genera afectaciones directas a los escolares, quienes pierden continuidad en sus clases.
La reforma legislativa, de acuerdo con las declaraciones del titular de la SEGE, busca mitigar estas afectaciones al proporcionar un mecanismo legal que defiende a los docentes de acusaciones infundadas, permitiendo que la mayoría regrese a sus aulas para continuar con su labor educativa.
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Ciudad
Vecinos del Centro Histórico denuncian posible antro clandestino
Habitantes reclaman omisión oficial pese a los reportes por ruido y venta ilegal de alcohol
Por: Redacción
Habitantes de la zona del Centro Histórico han comenzado a expresar su preocupación por la operación de un centro nocturno que opera en la calle Julián de los Reyes, pues aseguraron que opera sin regu lación.
Mediante publicaciones en redes sociales, residentes compartieron videos en los que se observa actividad en el inmueble durante la noche y primeras horas de la madrugada lo que ha generado quejas por el volumen elevado de la música.
El lugar también estaría vendiendo bebidas alcohólicas sin los permisos correspondientes lo que representa un riesgo para los vecinos de la zona.
Ante está situación los colonos han señalado que ya han presentado quejas formales ante las autoridades, aunque hasta el momento no han recibido respuesta por parte de las instancias encargadas de las supervisión.
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