#4 Tiempos
Hay de 2 sopas | Columna de Jorge Saldaña

Tercera llamada
Hay de dos sopas: de fideos o de jodeos. El viernes próximo quedará cerrado el periodo de consulta tanto del Programa Municipal de Ordenamiento Urbano y Territorial, como del Programa de Desarrollo Urbano del Centro de Población, que se deriva del primero. Si el fin del mundo no llega antes, o morimos todos de un contagio masivo de Coronavirus antes del día 7, el futuro de la ciudad estará echado. Alea iacta est.
Los 16 años de espera para tener un plan estratégico de crecimiento urbano, desarrollo inmobiliario, ordenamiento territorial y en resumen la configuración física, habitacional y de servicios del San Luis de las próximas generaciones habrán sido un vano.
Los administradores temporales de la capital decidieron imponer una visión de ciudad puesta de manifiesto en dos documentos que simularon socializar a través de una consulta mañosamente corta, pedantemente compleja y con muy poco o nulo margen de participación real de la ciudadanía. Vamos, fue difícil ser parte hasta para los más duchos e interesados en el tema.
En pocas palabras, nos invitaron a una fiesta con ganas de que nadie fuera. Se destacó lo técnico y enredado, se implementó una campaña mediática incomprensible y se activaron mecanismos de participación tan absurdos y difíciles como lo sería para un niño de 5 años explicar en 10 renglones la formación cuántica del universo.
No se preocuparon por comunicar con franqueza sus planes de desarrollo y densificación de la ciudad con sus respectivas consecuencias (se fomenta, por ejemplo, la construcción de vivienda vertical, sin considerar las capacidades de infraestructura hidráulica y sanitaria que dichos desarrollos conllevan).
Además, los constructores tendrán que buscar terrenos dentro de la mancha urbana, es decir, terrenos “salpicados” que estén por ahí y que tengan la vocación (dictada por la alcaldía) para desarrollar vivienda.
“Se estimulará la construcción al interior de las áreas urbanizables que ya existen”, dice el documento que impondrá el gobierno municipal en los próximos 25 días, y advierte que de acuerdo a sus cuentas existen unas 970 hectáreas disponibles con esas características.
Lo que no dicen, es que de esas 970 hectáreas, 470 se encuentran juntas y pertenecen a un solo dueño-desarrollador que es Grupo México, el cual ya presentó su “Plan San Luis” que contempla la construcción de 7 mil 500 viviendas en un complejo a construirse en los terrenos que ocupó la planta de Zinc y Cobre en el norponiente de la ciudad.
De las 500 hectáreas restantes “disponibles” según el municipio, serán 200 aproximadamente las que ocupe el desarrollo denominado San José de Buenavista, colindante a las colonias Villa Magna, Horizontes y Escalerillas.
Entonces, de las 970 que tenía, nada más me quedan 300 a “encontrar” en la mancha urbana. ¿Cuánto cree que costarán esos hallazgos de terrenos en el de por sí muy sobrevaluado mercado inmobiliario? ¿En cuánto se lo venderán a usted?
Si ya es exagerado el valor del terreno potosino comparado con Querétaro o Aguascalientes, imagine lo que ocurrirá en los próximos años en los que será más difícil encontrar un terreno con factibilidad para construir, que una aguja en un pajar.
Sobre el crecimiento hacia el sur-oriente, específicamente hacia la Sierra de San Miguelito, la imposición municipal desecha de entrada esta posibilidad, escondidos en las pantanosas aguas de los dictámenes estatales y federales sobre la protección de áreas naturales.
Es decir que se purifican en la protección ambiental al mismo tiempo que abren un frente de pronóstico reservado con la comunidad de San Juan de Guadalupe, y es que por el camino en que van, el proyecto de desarrollo en la Cañada del Lobo, de interés para los comuneros, entraría en un impasse jurídico-agrario tan largo que San José de Buena Vista y Plan San Luis bien aprovecharían para “comerse” al mercado mientras son peras o manzanas.
Cabe mencionar, como ya lo expliqué en una entrega anterior, que el Proyecto Cañadas no necesita de la bendición del alcalde Nava para realizarse (ni Nava a Cañadas para hacer realidad sus ambiciones, queda claro) sin embargo. el “timing” dejaría en clara desventaja al jugador de los ojos azules, socio de la comunidad.
¿Dónde quedó entonces la equidad, la inclusión, la participación plural, democrática y la transparencia?
Finalmente y sobre la vía alterna hay dos opciones en la mesa del plan municipal: conectar a la ciudad con la Zona Industrial a través de la prolongación de la Avenida Juárez (Calzada de Guadalupe, para mis conservadores) o usar la Avenida Salk.
Cualquiera de las opciones cuesta entre mil y mil 200 millones de pesos, la diferencia radica en que, para la vía de Juárez ya existe folio en la Secretaría de Hacienda, lo que significa que está muy cerca de tener recursos federales asignados, pero además en su trazo se encontraría con terrenos privados, lo que es una ventaja porque la mayoría son propiedad de conocidos desarrolladores que estarían más que dispuestos en ceder o donar el terreno necesario para el paso de la vía (ganan plusvalía automáticamente sus tierras). Sin embargo, desde el documento todavía en “supuesta” consulta, se desestima veladamente su viabilidad.
Por el otro lado, y a decir de los propios desarrolladores, el alcalde está empecinado en que la vía alterna se ejecute por la Avenida Salk, aunque implique mayor costo, la construcción de dos puentes extra, y el siempre complejo procedimiento de comprar terreno social, pues el trazo cruza por al menos 5 ejidos diferentes.
¿Y si detrás de tanto problema que anticipa el Plan municipal con las opciones A y B de la vía alterna existiera oculta y en secreto una opción C?
Pues existe, querido y Culto Público, y dicha vía casualmente correría desde el punto de convergencia entre los terrenos de Grupo México y San José de Buenavista, hasta el eje 140 de la Zona Industrial.
La vía, de cuota y concesionada por décadas, la desarrollaría Grupo Valorán, que en automático podría ganar también la concesión para construir la vía rápida (y también de cuota) del eje 140 a Querétaro.
¿Qué tal? Muy conveniente para unos cuantos ¿verdad?
Me gustaría mucho hablar de las implicaciones políticas, las conexiones, los amarres, los compromisos y hasta de los escenarios posibles en las próximas elecciones vinculados al desarrollo inmobiliario potosino diseñado a modo, sin embargo, por el momento me abstendré.
Solamente le dejo un par de datos: El proyecto de San José de Buenavista pertenece a Don José Zendejas Hernández, padre del actual secretario particular del alcalde, Xavier Nava Palacios.
El Plan San Luis pertenece a Grupo México, que cuenta entre sus asesores al exgobernador, Horacio Sánchez Unzueta.
Ambos proyectos, si no viene el fin del mundo antes del viernes, tienen luz verde prácticamente garantizada por parte del municipio.
Al proyecto Cañadas, de López Medina y sus socios, se le están poniendo piedras desde la autoridad.
Hay de dos sopas.
BEMOLES
INSPIRADOR
¿Ya recibió el recado Sebastián Pérez? Si lo ven díganle por favor que los diputados, inspirados en su deplorable desempeño como secretario general del Ayuntamiento, decidieron que a partir de la próxima administración municipal se tendrá que ser abogado para ocupar ese cargo. Así lo votaron los legisladores la semana pasada y quieren hacer saber por todos los medios que el mensaje está clarito y dirigido para el buen Sebas. #ServidosSeñores
LA TRAE VOLTEADA
Por cierto que a Sebastián Pérez, he sabido que le dicen el “Gachupín de Tequis” pero yo no sé por qué (a ver si me cuentan el chiste) y que existe una apuesta entre los diputados para ver quién es el primero que le contesta el teléfono porque ya ni eso. Los legisladores de dos fracciones en específico están muy cansados de que el funcionario de la administración navista no pueda arreglar un café soluble ni tomar un acuerdo. Sabrá Dios qué les haría para que anden en ese plan. #EnFin
DIVULGUEN LA VERDAD
De no haberlo sabido por la vía y la fuente en que me informé, no hubiera creído jamás la versión de la Fiscalía respecto a la resolución del caso de Aurelio Gancedo. Pensando en que muchos potosinos podrían estar todavía en la misma condición de incredulidad, sería bueno que, dejando fuera los detalles personalísimos y sin manchar el debido proceso, la Fiscalía compartiera con la sociedad en general los videos (con las medidas de protección necesarias) y las pruebas más contundentes que tienen sobre el asunto, sobre todo para ganar credibilidad y confianza con los ciudadanos. No muchas veces tienen la oportunidad de demostrar que sí hacen bien su trabajo. #EsSugerencia
HISTORIAS QUE VIENEN
Se cuenta que desde la Secretaría General se están preparando documentos, expedientes y hasta fotos de la desahogada forma de vida que lleva un hijo del líder tricolor Elías Pecina. De ser cierta la versión, se estaría confirmando la animadversión que existe entre las dos personas a las que el gobernador tiene mayor confianza. ¿Serán celos? De cualquier modo. #QueModosTanFeos
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#4 Tiempos
Fantasmas y oportunidad | Columna de Arturo Mena “Nefrox”
TESTEANDO
Este domingo San Luis abre el Alfonso Lastras frente a Tijuana, y no es un choque cualquiera, para los potosinos es una prueba de carácter, de identidad, de si realmente están vivos en este torneo o sólo repitiendo errores bajo otro sol. Para Tijuana, la visita es de las incómodas, estos partidos lejos de casa suelen desnudar sus fisuras, y enfrente estará un equipo que ya aprendió a morder cuando tiene que hacerlo.
San Luis llega golpeado por la irregularidad. Ha ganado partidos fuera de casa, pero también ha perdido otros en los que se dejó intimidar por rivales que no parecían tener mucho; juegos en los que el pulso se va, la concentración se diluye y los goles encajados parecen inevitables. Esa vulnerabilidad ha sido la constante, una defensa que tiembla, un mediocampo que se pierde cuando faltan ideas y delanteros que dependen demasiado de la inspiración aislada o del error ajeno.
Tijuana, por su parte, no es un paseo. Ha mostrado destellos de buen fútbol, ha sumado resultados decentes, pero también ha dejado ver que le cuesta imponerse fuera de casa cuando el rival presiona alto o lo obliga a construir desde atrás. Su equilibrio se tambalea si el marcador no le favorece pronto, y su carácter depende mucho de momentos puntuales de inspiración.
El historial entre ambos juega en favor de los fronterizos: más victorias, más empates, pocas derrotas. San Luis ha ganado escasas veces contra Tijuana, tanto de local como visitante, y eso pesa no sólo en la estadística, sino en la mente. Saber que enfrente hay un rival que te ha dominado más veces de las que quisieras recordar añade presión extra, obliga a estar mejor preparado, más concentrado y sin margen para regalar minutos.
La noticia que sacude el ambiente es el regreso de Vitinho al Alfonso Lastras. El brasileño, que dejó huella en San Luis por su desparpajo y verticalidad, vuelve ahora vestido de visitante. Su sola presencia añade una dosis de morbo, la afición potosina lo recuerda como una chispa capaz de encender partidos en segundos, y este domingo podría ser precisamente la amenaza que complique al equipo que alguna vez lo arropó. Su regreso no es un detalle menor, es un recordatorio de lo que San Luis tuvo y dejó ir.
Y la urgencia se siente en la grada, los aficionados ya no apuestan por promesas, quieren resultados. Si San Luis no se aferra a la localía, no sale con intensidad y no demuestra identidad desde el primer minuto, este partido puede volverse otro de esos en los que la ilusión apareció en la previa, pero el gol nunca llegó, o llegó demasiado tarde.
Este domingo no sólo se juega un partido, también se reencuentran viejos fantasmas. Si San Luis logra que la vuelta de Vitinho sea anécdota y no sentencia, tendrá mucho ganado. Pero si se deja arrastrar por la nostalgia y la fragilidad que lo persigue, Tijuana podría salir de nuevo airoso del Lastras. La diferencia entre fiesta y tormenta se definirá en noventa minutos.
También lee: El eterno | Columna de Arturo Mena “Nefrox”
#4 Tiempos
De conformidad con Armani | Columna de Carlos López Medrano
Mejor dormir
Le debo mucho a personas de las que ni siquiera recuerdo el nombre. Hace quince, quizá veinte años, leí un artículo sobre Giorgio Armani en una revista de la que no retengo ni el título ni el autor. Lo único que llevo clavado en el pecho es el párrafo inicial que aún conservo como recorte y que cada tanto acude a mi memoria por dejarme una lección sencilla e invaluable: la de resistir.
El texto decía:
Cuarenta y tantos años y te va… «bien». Ese sentimiento es tan común para muchos hombres. Es una sensación que les da escalofríos en el alma cuando se ven al espejo, porque es el momento en que se dan cuenta de que deben guardar en un cajón sus antiguas ambiciones juveniles. Es la hora de conformarse con lo que se tiene.
Pero Armani decidió que no se conformaría. En julio de 1975…
Es lo único que tengo de aquel artículo, y ha sido suficiente. Ahí estaba lo esencial: no renunciar a los ideales. El autor evocaba el carácter de Armani, esa estrella tardía que rozaba los cuarenta mientras seguía a la sombra; trazando para Cerruti, elogiado a medias, con algunos cumplidos y atenciones, aunque bajo el nombre de otro. Condenado al taller ajeno y volver vacío a casa.
Muchos habrían sido felices con lo que Armani tenía por entonces. No estaba nada mal. Una profesión estable, buena paga, un lugar en la industria, sin riesgos, cierta tranquilidad. Sé feliz con tu trabajo. Si se lo proponía, podría llevar una vida manejable, moderadamente satisfactoria.
Pero para los espíritus de primera línea la conformidad es intolerable. Armani sabía que dentro de sí había algo más, y se decidió a buscarlo. Tuvo la fortuna de un fino soporte: su querido Sergio Galeotti. Los primeros pasos de un visionario precisan de alguna confirmación, un guiño que eche para adelante en tiempos de flaqueza. Galeotti representó eso para él.
Al cabo de un tiempo, ese hombre que parecía llegar tarde acabó por adelantarse a todos. Armani se convirtió en el diseñador italiano más famoso de su época, un emblema del estilo europeo. También un magnate y un símbolo. Su apellido se volvió sinónimo de calidad y seducción.
Mucho aprendí de aquel ejemplo. Un volantazo siempre es posible, incluso cuando el calendario insiste en dictar lo contrario, por mucho que las circunstancias se empeñen a adjudicar espacio en un rincón. He vuelto a esas líneas en mis horas de duda para recordarme que no hay límite de edad para dar la batalla, y que nadie la dará por nosotros. Después he encontrado historias semejantes, de hombres y mujeres que, en sus cuarenta, cincuenta, setenta o más allá decidieron no resignarse y se levantaron de la mesa para reclamar lo que aún podían ser, imponiéndose ante un pa norama sin emoción.
De Armani supe más tarde otras cosas. Cada que me adentraba venía mayor fascinación. Trazó para mí un ideal: ir arreglado y rodeado de bellas mujeres. Morir entonces con lentitud, con la gracia de una hoja que cae en una danza admirable. Su apego a la limpieza, heredado de su madre (desde niño tuvo un paño entre las manos para borrar lo que está mal con el mundo); su capacidad de desprenderse de lo que sobra, de lo chillón, de lo que hace ruido. «Hay que descartar todo lo demasiado llamativo», repetía, «y buscar algo más sutil, más silencioso». Así eran sus trajes, bondadosos en su ligereza, como una segunda piel que no aplastaba a quien la vestía. Supo que la comodidad era una expresión de la libertad. Las tres camisas que llevaba en la maleta.
El tono de su piel recordaba a la pulpa de una naranja madura recién abierta, un resplandor cítrico rodeado siempre de gente guapa, como si la belleza tuviera que escoltarlo. Acqua di Giò fue el primer perfume que convirtió en universal lo exclusivo. Alberto Morillas atrapó en un frasco la luz de un mediodía frente al mar, y Armani supo reducirlo en una frase: lo más importante es ser normal.
Él y sus modelos eran un brillo en medio de la decadencia de la civilización, un lujo popular que los pasajeros de un autobús vislumbraban al pasar frente a un anuncio o al mirar una película de Richard Gere. Supo ser el verano en una piscina, un yate cargado de aceitunas y también un rascacielos con pisos de mármol. Como revés a un verso de aquel poema español del siglo XV «Edechas a la muerte de Guillén Peraza», con Armani no se veían pesares, sino placeres.
Los maniquíes sueñan con portar piezas de Armani y ser acomodados por él en un escaparate, con la calma de un pintor impresionista. Diseños que juegan con los ojos, el anhelado capricho de llevar sus telas, que al final él resumía en su atuendo ligero, camiseta, pantalón, chaqueta, el peinado echado para atrás y esa sonrisa simétrica, flecha del estilo que entra por las fosas nasales. Gracias sus propuestas más de uno se animó a ser un yuppie es vez de caer en las sucias garras del jipismo.
En el delirio de mis comparaciones, pensaba en cierto diseñador estadounidense de cara atomizada como una extensión de Burger King, ahí donde Armani era una vuelta al Mediterráneo. Como Giorgio, desprecio a la gente que se aprovecha de la ingenuidad de la gente para alcanzar el éxito o, en última instancia, llegar al poder.
El mundo bien pueda dividirse en conformistas e inconformes. Los primeros se abandonan al asiento torcido de la rutina en cuanto les parece tolerable (y no les va tan mal); los segundos viven con el aguijón de no estar nunca en su sitio, y por eso se levantan y vuelven a intentarlo en su despecho. No siempre logran lo que persiguen, pero su combate en sí mismo ya es una inspiración. Giorgio Armani contaba que el mayor legado de sus padres fue un «sentido de dignidad», junto con la tenacidad y fortaleza mental suficiente para resistir en los momentos difíciles. Ropajes aparte, la historia de aquel hombre que, cumplidos los cuarenta, se lanzó a por todas, constituye un regalo de buen moño para quienes aún creemos que nunca es tarde para empezar de nuevo.
Contacto
Correo: yomiss@gmail.com
Twitter: @Bigmaud
También lee: Personas como espejos | Columna de Carlos López Medrano
#4 Tiempos
Gustavo López, presentación de su libro He aquí al hombre | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash
EL CRONOPIO
Una introspección reconstruyendo su propia génesis a través de la palabra Gustavo López Hernández escribe He aquí al hombre, su libro de poemas que recorre sus sentimientos forjados a lo largo de su vida artística y cotidiana. Si el designio del cometa es el regreso el designio de Gustavo López es transcurrir. Transcurrir que describe en su libro, si bien personal, de gozo universal, pues su palabra se disfruta y nos hace reflexionar sobre nuestro propio transcurrir.
Su libro He aquí el hombre, será presentado en la librería Gandhi que se encuentra en el edificio Ipiña en Plaza de Fundadores, el día 12 de septiembre en punto de las seis de la tarde, contando con la participación de la poetiza Fabiola Amaro y un servidor.
Gustavo López es un referente en la música popular mexicana y en especial la denominada folclórica, que tuvo su momento de brillantez en los setenta y ochenta en ese México que se apuraba en formar músicos y cantantes que rescataran nuestras raíces musicales y dieran frescura con nuevas obras a ese arte lirico que mezcla la música y la palabra.
López Hernández participó en la formación de ese tipo de grupos musicales, como el caso del grupo “CADE” que difundía el folklor mexicano y a experimentar con composiciones que mezclan ese folklor con otros elementos musicales. Funda, en compañía de otros jóvenes el Centro para el Estudio del Folklor Latinoamericano (CEFOL). Este Centro fue el crisol en la formación de compositores interpretes y músicos que refrescaron el ambiente musical mexicano. Figuras como Eugenia León, Marcial Alejandro, Guadalupe Pineda, Roberto Morales, entre muchos otros, emergieron de ese Centro.
Gustavo López lleva en la sangre la vena musical de su tierra juchiteca donde nació y de donde fue a la ciudad de México a fincar su formación. Estudiando la preparatoria y posteriormente Letras Hispánicas en la Universidad Nacional Autónoma de México, estudios que combinaba con los de música, haciendo algunos estudios en la Escuela Superior de Música.
El célebre grupo de música folclórica latinoamericana, Los Folkloristas, lo tuvo como uno de sus miembros desde 1978 y hasta 1982. Desde entonces se le conoce como un compositor cuyas obras han sido estrenadas en los mejores escenarios mexicanos y sus canciones se han convertido en refrentes de la nueva música mexicana.
Como artista, también ha incursionado con éxito en la pintura, donde su obra se ha presentado en exposiciones individuales y colectivas en Oaxaca y Ciudad de México, así como fuera del país como fue su exposición en Puerto Rico.
Su impronta en la cultura de su estado ha quedado, además de su trabajo musical y pictórico, en la ilustración y creación de obra en el libro Oaxaca Recóndita de Wilfrido C. Cruz que editara el Instituto de Educación Pública de Oaxaca.
En agosto de 2024 publica su primer poemario He Aquí al Hombre, bajo el sello de Laberinto Ediciones, el cual ha estado promocionando en diversas sedes del país, y que ahora llega a San Luis Potosí, con la presentación del libro el viernes 12 de septiembre a las 18:00 horas en la librería Gandhi de Plaza de las Fundadores.
También lee: José Rafael Campoy padre del pensamiento moderno mexicano | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash
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