#4 Tiempos
Gozos y sollozos del debate municipal | Apuntes de Jorge Saldaña
APUNTES
La elección se aprieta como un tornillo castigado, el espacio es milimétrico entre los punteros, tanto como en la elección de la gubernatura como de presidencia municipal capitalina y no, no hay tercios en ninguno de los casos. Son solo dos los candidatos con posibilidades reales de llegar cada uno a su palacio. Agárrese fuerte, Culto Público, y abra bien por lo menos un ojo. Viene lo bueno.
Si me permite le comparto mis apuntes respecto al debate celebrado el domingo en la UNID entre los aspirantes a presidente municipal, y comenzaré en el orden previamente establecido en un sorteo que hice yo solo aquí en mi casa sin ningún testigo.
Enrique Galindo Ceballos:
De acuerdo a la comunicación que tengo con su equipo, la decisión de no participar en el encuentro se tomó hace algunos días como estrategia, pero se guardó el dato con recelo.
La primer reacción de su ausencia fue de sorpresa, aderezada con decepción para la ciudadanía, porque muchos, me incluyo, queríamos ver el “estilo Galindo” en un ejercicio de este tipo, queríamos conocer su modo y tono de defender, atacar y persuadir.
A tono pasado, debo reconocer que la estrategia les salió impecable, se vale, y creo que le resultó mucho más rentable la ausencia por una sola razón: descolocó a Nava, desactivó los ataques que se esperaban y al verse perdido se hizo presa fácil de Tere Carrizales y de Leonel Serrato.
La campaña es sinónimo de una batalla, y la táctica adoptada por Galindo en este campo de guerra le resultó de tres bandas: salió ileso, generó agenda mediática y provocó la derrota de uno de sus adversarios sin siquiera meter las manos.
Hay que decir además que Galindo no es nuevo en lides y confrontaciones, haber sido comisionado general de la entonces PF no es poca cosa, ese no es un puesto para tibios o para ingenuos, manejar a los titulares (ninguno mansito) de 5 divisiones, tener 35 mil gentes a su cargo, controlar un presupuesto superior al corresponde al gobierno del Estado en el último año, atrapar al Chapo Guzmán y a 11 cabecillas más del crimen organizado, seguramente dejó experiencia. Con una trayectoria así, un debate municipal hasta parece cosa fácil.
Reitero, la estrategia de ataque de Nava a Galindo fue desactivada. Xavier quiso convertirse en la Tere de Galindo y le salió el tiro por la culata. Por lo demás, las acusaciones que lanzó al ausente se disuelven fácil. ¿Por qué no hay una sola denuncia en ninguna contraloría o fiscalía en contra de Enrique Galindo?
Xavier Nava:
El que se enoja pierde. El desgaste de su administración lo persigue, el estado que guarda la ciudad no puede esconderse ni disimularse en frases de propaganda. La ciudad está sucia, sin agua, insegura, y destrozada. Sus grandes obras le fueron reclamadas porque jamás las terminó. Las abandonó con la misma facilidad con la que abandonó su responsabilidad que ahora quiere recuperar en las urnas.
A Xavier lo sacaron de sus casillas, intentó, pero no pudo, disimular su enojo, no pudo responder a Tere Carrizales y desaprovechó la oportunidad para pedirle una disculpa, prometer jamás permitir que ocurra, hablarle por su nombre y con toda valentía de caballero, ofrecerle cerrar el capítulo. Pudo ser mejor que Tere, ofrecerle a resarcir el daño, acudir al perdón y al reconocimiento. Hubiera desactivado a Tere con un miligramo de humildad, pero creo que jamás le pasó por la cabeza.
La pregunta obligada en el debate para Xavier Nava (que nadie le hizo) era muy simple : ¿Por qué creerte que podrás ejecutar todo lo que prometes, si cuando pudiste hacerlo no lo hiciste? Si dices que en medio año invertirás mil 300 millones de pesos, pues regrésate los 5 meses que te faltaron y te alcanzan para invertir mil 83…
Y es que Nava se queja de la anterior administración, pero no se da cuenta que él es la anterior administración.
Pero se la dejaron barata.
Más allá de los reclamos (aún hijos del rencor) de la licenciada Carrizales, y la encuerada sarcástica y socarrona que le propinó Serrato, Xavier se salvó de ser cuestionado a fondo sobre el proyecto de iluminación que ejecutó, pero que costó el doble, de lo viejo de las lámparas, de lo abusivo del contrato, de las mentiras en cuanto al sistema de monitoreo del alumbrado (no existe) y de las cifras reales de los supuestos ahorros que el proyecto completo, y por contrato, se comprometieron a tener.
Para que se de una idea apenas mi Culto Público, esas lámparas que colocaron por toda la ciudad debieron (como lo presumió el alcalde con licencia) significar ahorros de hasta el 50 por ciento en el gasto a la CFE, sin embargo, la propia Comisión desconoce y desacredita los ahorros porque el proyecto en su conjunto no cumple desde su origen con las especificaciones mínimas. En pocas palabras, compró al doble de precio las lámparas, nos costaron 400 millones y de los ahorros al 50 por ciento es fecha que no llegamos ni al 10 (a las pruebas me remito, es fácil conocer los pagos bimestrales a la CFE revisando la propia página del gobierno capitalino).
Ya finalmente diré de la participación de Xavier que fue su última carta, que apostó al debate para meterse a la final, pero le salió mal, no pudo atacar ni colocarse, peor aún, desde su tercer posición se ató las manos: cualquier estrategia de ataque de Nava ayudaría al segundo lugar y sepultaría a su proyecto.
Leonel Serrato:
Vivo y campechano, el candidato del partido Verde supo capotear con elegancia a la única acusación que le repitió Nava en dos ocasiones sobre la denuncia por violencia de género que le revivieron en época electoral. Leonel lo afrontó con entereza, sin desconocer el hecho de 2017 y dejando claro que jurídicamente aún existen dos instancias a las que acudir para argumentar algo de primero de derecho: la ley no es retroactiva en perjuicio de persona alguna. Que no quepa duda: Leonel estará en la boleta, el promover la denuncia es una señal clara de desesperación del candidato que va en la tercera posición y de la hipocresía expresa en su discurso: cuando le retiraron la candidatura lloró fuerte y quedito por los rincones argumentando un uso electorero en su contra, pero cuando el lo promueve, resulta un acto de plena justicia a favor de las mujeres, ajá… y lo de Tere ¿qué fue?
Serrato sabe que tiene prácticamente un pie en el palacio y que tiene todo lo que Xavier Nava carece: Leonel sí es auténtico Navista y luchó de la mano con Salvador Nava (Xavier no apareció nunca en esa historia). Leonel sí es Morenista, al grado que fue el representante del gobierno federal en la Zona Metropolitana e implementó los programas sociales de la Cuarta Transformación, y por último Leonel jamás ha sido señalado por comprar una sola pluma a sobre precio, ya no digamos luminarias o ciclovías chafas.
Así, socarrón y simpático, gobernándose a sí mismo, Serrato demostró tener muchas más tablas, tanto para debatir como para hacerse cargo de la ciudad, con humildad, con trabajo, capacidad y calidad moral.
Tere Carrizales:
La candidata del Partido Encuentro Solidario ya ganó. La vida, el Karma, el destino y el Universo le dieron la oportunidad que siempre buscó: encarar a Xavier Nava, exhibirle y probarle que fue un violentador cobarde de sus derechos y que su valentía y coraje no tienen límite. Hasta el último momento no hubo un gramo de humildad de parte de Xavier para Tere, pero tampoco de la licenciada Carrizales a Xavier. Creo que Tere es mucho mejor que el alcalde con licencia, y que dejó pasar la oportunidad de darle un Knock Out que lo hubiera dejado de por vida fuera de la vida pública: Ella perdonarlo, dejar el tema en el pasado de manera personal y comprometerse en ser la encargada de que nunca más ocurra un acto tan despreciable como el que cometieron en su contra. Repito: con el puro debate, Tere ya ganó.
Por puro morbo, debo confesar, me hubiera encantado que durante o después del debate Tere hubiera encarado a Xavier para que públicamente le pidiera una disculpa, una bofetada, física o figurada, hubiera sido el golpe maestro de por vida. Recordaríamos esta elección simplemente por el actuar de Tere. ¿La hubieran corrido del debate por agresión? Probablemente… ¿pero quién podría culparla?
Tómelo con mucha seriedad Culto Público, estoy seguro que el candidato que gane la alcaldía capitalina, cometerá su primer éxito estratégico, nombrando como jefa de la entrega recepción a la licenciada Carrizales.
La imagen de Tere tocando a la presidencia municipal para exigirle a Xavier que le entregue la oficina y le revise “hasta la última pluma” quedaría grabada en la mente de los potosinos por muchas generaciones.
Al candidato de Redes Sociales Progresistas, Victoriano Nava Yepés, mi reconocimiento por sacar adelante el ejercicio sin guiones acartonados, con agilidad mental, con un discurso auténticamente ciudadano, pero sobre todo por el momento de brillo que tuvo cuando cedió su tiempo para que Xavier le pidiera disculpas a la licenciada Carrizales.
Tere es un gran activo en la vida pública potosina y lo ha demostrado. Estoy convencido que dará buenos resultados el día de la elección pero más allá de eso, Tere será una protagonista permanente de la política potosina durante muchos años.
Ángeles Hermosillo:
Mis respetos para la activista. Fue preparada, con propuestas y no se salió de su estrategia de proponer y distinguirse por llevar una narrativa seria y fundamentada, pero desperdició la oportunidad para usar aunque hubiera sido en un segundo de solidarizarse con Tere Carrizales, un “Como mujer, Tere, tienes todo mi respaldo” hubiera hecho más rentable su participación pero ni modo, el hubiera no existe.
Jorge Andrés López Espinoza:
Mi tocayo aprovechó como ninguno su tiempo, desde mi opinión ganó lo que no había logrado ganar en su austera campaña, y supo salir avante en todos los temas, fue tal vez el volante creativo del debate para lanzar las curvas de los temas importantes que fueron aprovechados por el resto de los aspirantes.
Ya no habrá otro debate municipal, el último encuentro y la última palabra la tomarán los ciudadanos el 6 de junio y hay de dos sopas a escoger: Leonel Serrato y Enrique Galindo, no hay más y con cualquiera de ellos estoy seguro podremos recuperar nuestra ciudad de las manos de una cúpula de arrogantes.
BEMOLES
GRACIAS
Quiero agradecer a todo el personal médico y de enfermeras del Hospital General del IMSS de Cuauhtémoc las atenciones, entrega y cariño con el que hacen su trabajo. Fui testigo de su profesionalismo y humanidad. Muchas cosas he criticado de esa institución, pero nunca a la gente de la primera línea de atención. A todos ellos, a nombre de mi familia, mi eterno agradecimiento. #AguilitaProtectora
LOS CIERRES.
Ya culminan las campañas. Octavio Pedroza Gaitán cierra en la capital con un evento masivo en el Domo el próximo sábado 29. La variedad serán Los Ángeles Azules. Ricardo Gallardo cierra con la presentación de Calibre 50 el domingo 30 en la Avenida 20 de Noviembre en un evento que se espera sea muy nutrido. Mónica Liliana Rangel por su parte, aún ayer mientras esta columna se redactaba, su equipo no tiene confirmación de cierre o de la presencia de variedad, pero mientras tanto al parecer se sumó al cierre de Xavier Nava llevado a cabo ayer en la delegación de Pozos con la presencia de la Sonora Dinamita. ¿A qué baile asistirá el Culto Público? #LlevenCubreBocas
Hasta la próxima.
@jfsh007
DOMO SABADO 29 ÁNGELES AZULES
RG 20 DE NOVIEMBRE DOMINGO 30 CALIBRE 50
MONICA MORENA
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#4 Tiempos
Jesús duerme en la popa | Columna de Juan Jesús Priego Rivera
LETRAS minúsculas
“Al atardecer de ese mismo día, Jesús les dijo: ‘Crucemos a la otra orilla’. Ellos, dejando a la multitud, lo llevaron a la barca, así como estaba. Había otras barcas junto a la suya. Entonces se desató un fuerte vendaval, y las olas entraban en la barca, que se iba llenando de agua. Jesús estaba en la popa, durmiendo sobre el cabezal. Lo despertaron y le dijeron: ‘¡Maestro! ¿No te importa que nos ahoguemos?’. Despertándose, él increpó al viento y dijo al mar: ‘¡Silencio! ¡Cállate!’. El viento se aplacó y sobrevino una gran calma. Después les dijo: ‘¿Por qué tienen miedo? ¿Cómo no tienen fe?’. Entonces quedaron atemorizados y se decían unos a otros: ‘¿Quién es este, que hasta el viento y el mar le obedecen?’” (Marcos 4, 35-41).
Todavía hoy, cuando pareciera que hemos alcanzado el dominio total de la naturaleza, viajar por mar –no digo sobrevolándolo en un avión, sino cruzándolo en un barco- es una experiencia sobrecogedora. ¡Qué indefensa viaja nuestra embarcación por los caminos del océanoi¡! Y si durante la noche se desata una tormenta, tanto peor: aun el barco más grande no parece sino una cáscara de nuez. En 1912, los tripulantes del trasatlántico más lujoso y sofisticado del planeta creyeron que el mar, gracias al ingenio humano, estaba ya domesticado; sin embargo, no fue así, y debieron pronto de rendirse a la evidencia: el Titanic se hundía, y ellos con él y en él…
El mar era y sigue siendo el símbolo de lo indomesticable, de lo ingobernable, de lo terrible. Para los antiguos, el mar estaba poblado de monstruos horribles cuyo solo nombre helaba la sangre. Nosotros sabemos, más o menos, lo que son las olas, pero para los antiguos éstas eran el efecto del movimiento de las criaturas marinas. Ahora bien, si tal era el pensamiento de los antiguos, ¿qué de raro tiene que, ante el huracán, los discípulos se pusiesen a gritar, poseídos del pánico más espontáneo y sincero?
El mar es siempre terrible, sí, pero Dios es más grande que el mar. Únicamente Él puede calmarlo porque es el Señor de los elementos del mundo: “El Señor habló a Job desde la tormenta: ¿Quién cerró el mar con una puerta, cuando le puse un límite con puertas y cerrojos y le dije: ‘Hasta aquí llegarás y no pasarás; aquí se romperá la arrogancia de tus olas’ ”? (Job 38, 8-11).
Al crearlo, Dios puso al hombre un límite: “Podrás comer de todos los árboles del jardín, pero del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás, pues, si lo haces, perecerás sin remedio” (Génesis 2, 16-17); y, al crear el mar, también le impuso un límite: “¡Hasta aquí llegarás! ¡De aquí no podrás pasar!”. Por eso, cuando Jesús calme la tormenta y las aguas se aquieten al puro mando de su voz, los discípulos se preguntarán unos a otros, maravillados: “¿Pero quién es éste? ¡Hasta el viento y las aguas le obedecen!”.
Ahora bien, si sólo Dios puede apaciguar el mar, entonces… Entonces los discípulos, por así decirlo, empezaron a sacar conclusiones…
“Un día, al atardecer… Así comienza el relato. Conviene tener presente, pues, que es ya de tarde, y que la oscuridad añadirá un punto de dramatismo a la escena que seguirá, ya dramática de por sí. Según éste, no es sólo que la barca fuese zarandeada por la tempestad: es que el agua se estaba metiendo ya por todas partes.
¿Y Jesús qué hace, mientras tanto? No hace nada. Él, a lo que parece, no se daba cuenta de lo que pasaba, pues “estaba dormido sobre un almohadón”. Los discípulos lo despertaron, y hay en su ruego una pizca de ironía, como si le dijeran: “Oye, Señor, esto va a pique. ¿Podrías hacernos el grandísimo favor de despertarte?”.
“Jesús se puso en pie, increpó al viento y dijo al lago: “¡Silencio, cállate!”. El viento cesó y vino una gran calma. Él les dijo: “¿Por qué son tan cobardes? ¿Aún no tenéis fe?”. Oligópistoi: así lo llama; con esta palabra griega los reconviene. Hombres asustadizos, apocados, temblorosos: gelatinas vivientes. Oligópistoi: hombres sin fe.
Los Padres de la Iglesia, hombres muy sagaces en la interpretación de la Escritura, vieron en esta tormenta una imagen de las agitaciones del corazón humano y compusieron bellísimos sermones en torno a este asunto. En una de sus Meditaciones (n. 37) dice así, por ejemplo, San Agustín (354-430):
“¡Dios mío, mi corazón es como un ancho mar siempre agitado por las tempestades: haz que encuentre en ti la paz y el descaso. Tú has increpado al viento y al mar para que se calmaran, y a tu voz se han apaciguado; ven a poner paz en las agitaciones de mi corazón, a fin de que todo en mí sea sosiego y tranquilidad, para que pueda poseerte a ti, mi único bien… Oh Dios mío, que mi alma, libre de pensamientos tumultuosos, se esconda a la sombra de tus alas. Que encuentre junto a ti un lugar de refrigerio y de paz, y toda transportada de gozo pueda cantar: ‘Ahora puedo dormir y descansar en paz’… Mi alma no puede gozar de paz y seguridad, Dos mío, si no es bajo la protección de tus alas. Que ella permanezca, pues, en ti y sea abrasada con tu fuego”.
Ya se trate, pues, de agitaciones interiores, ya de percances exteriores, lo importante es esto: que Jesús y nosotros viajamos en la misma barca, y que aunque nos esté permitido algunas veces gritar, no nos lo está, por ningún motivo, desesperar. Aunque parezca que duerme, Dios vela por los suyos; en consecuencia –como ha dicho alguien-, cuando uno está “embarcado” con Jesús no hay nada que temer.
“Jesús permanece cerca de los suyos y éstos pueden contar con su ayuda cercana a pesar de todas las apariencias en contra… Así pues, el peligro para los creyentes está en olvidarse de que están en camino y que Jesús les acompaña en el trayecto” (Joseph Imbach).
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#4 Tiempos
CONCACAF 2026: una eliminatoria que dejó heridas
TESTEANDO
La eliminatoria rumbo al Mundial 2026 dejó a Centroamérica enfrentándose a una realidad incómoda, la región quedó rezagada, incluso en un formato que otorgaba más margen que nunca. Pero dentro del golpe generalizado hay dos historias que llaman la atención por un matiz muy particular: Costa Rica y Guatemala, dos selecciones que depositaron su confianza en cuerpos técnicos mexicanos, y aun así terminaron sin lograr el objetivo.
Costa Rica, acostumbrada a ser el referente de la zona, apostó por la experiencia mundialista de Miguel Herrera. El proyecto prometía solidez táctica y un recambio generacional más ordenado, pero el equipo tico terminó atrapado entre la transición y la urgencia. Hubo partidos en los que se notó el intento de reconstrucción, de darle al equipo un sello reconocible; aun así, los errores puntuales, la falta de contundencia y la presión acumulada hicieron que el proceso no alcanzara para sostener la clasificación.
El contraste con su historia reciente, esa en la que la identidad costarricense parecía inquebrantable, se volvió más evidente con cada partido. Y aunque el trabajo del cuerpo técnico mexicano aportó claridad, la estructura que lo rodeaba simplemente no acompañó.
Por su parte, Guatemala vivió una ilusión distinta. Su selección, dirigida por Luis Fernando Tena, llegaba con el impulso de procesos juveniles más visibles, estadios llenos y un entusiasmo que no se veía desde hacía tiempo. El entrenador buscó ordenar el juego, potenciar la intensidad y darle continuidad a una generación que prometía competir de igual a igual. Durante varios momentos pareció posible: se jugó con valentía, se propuso, se soñó.
Pero otra vez, cuando llegó la hora decisiva, el proyecto se quedó corto. La falta de profundidad en el plantel, la ausencia de una estructura sólida que sostuviera la idea y algunos errores en partidos clave terminaron apagando una posibilidad histórica. Dolió especialmente porque, por primera vez en mucho tiempo, Guatemala parecía estar a un paso real de dar el salto.
Los dos casos, diferentes en matices pero similares en desenlace, plantean una reflexión inevitable: los entrenadores pueden cambiar intenciones, pero no pueden corregir solos la falta de una estructura profunda. México exportó cuerpos técnicos preparados, con propuestas claras y trabajo serio, pero se toparon con federaciones que arrastran inestabilidad, con ligas de nivel irregular y con proyectos que no siempre se sostienen más allá del resultado inmediato.
Mientras tanto, otras selecciones del resto de la confederación, particularmente varias del Caribe, han entendido la importancia de profesionalizar sus procesos. Semilleros más organizados, continuidad en los banquillos, inversión en atletas jóvenes y una visión a futuro que ya empieza a dar frutos. El contraste explica mucho del presente centroamericano.
Lo sucedido rumbo al 2026 no es un simple fracaso deportivo, es un síntoma.
Costa Rica tendrá que reencontrarse con su esencia y permitir que su proyecto sea más grande, reconstruir incluso su liga y voltear a sus fuerzas básicas para volver a exportar jugadores.
Guatemala tendrá que transformar su ilusión en un plan sólido que no dependa de inspiraciones aisladas, así como intentar invertir en infraestructura que fomente la práctica profesional del deporte.
El Mundial 2026 se jugará en la zona, pero Centroamérica estará ausente, tan solo Panamá representará a la región, en un momento que parecía histórico, casi todos quedaron a deber.
La pregunta no es por qué fallaron esta vez, sino cuánto tardarán en reconstruirse para volver a competir de verdad.
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#4 Tiempos
La IA, periodismo, y la coartada perfecta | Apuntes de Jorge Saldaña
““Vivimos bajo tormentas de datos que no construyen verdad sino ruido”. La información, desanclada de la confianza, se vuelve atmósfera. Y en atmósfera turbia, cualquiera puede gritar “fuego” y llamar a los bomberos, o “deepfake” y zafarse de la comisión de un delito”
Por: Jorge Saldaña
Hay épocas en las que la tecnología acelera más rápido que la ley en una carrera en pista sinuosa, de esas con curvas tan cerradas que hasta el volante tiembla.
Estamos ahí. La inteligencia artificial (IA) ya es capaz de imitar una voz al grado de confundir a tu mamá, de injertar un rostro en un cuerpo ajeno con precisión perfecta, de producir un “comunicado oficial” con sellos y sintaxis idénticos a los originales. Qué peligroso.
No obstante, lo que de veras me quita el sueño (y eso que soy dormilón) no es solo lo que la IA puede fabricar, sino lo que su misma sombra puede desmentir, es decir, que lo verdadero sea tirado a la basura señalándolo a la ligera como “irreal”.
Dicho en pocas palabras: sí temo a la mentira hecha con IA, pero temo más que la IA se vuelva la coartada perfecta para negar la verdad. ¿Me explico?
Pienso en un audio que exhibe una extorsión, en una foto que capta a un político con un criminal, en un contrato auténtico que documenta un desvío.
Con la reforma aprobada en San Luis Potosí (con tan solo 10 días de análisis) que tipifica el “uso indebido” de IA para provocar alarma, alterar la paz social, o dañar la imagen de un tercero, creo que nos pone a todos, pero aún más a los que nos dedicamos al periodismo, en un altísimo riesgo de que la primera reacción del involucrado no sea la responder al fondo, sino señalar al mensajero: “Eso lo creó la IA”, y entonces deberá ser el reportero, y no el delincuente exhibido, el que deberá de demostrar que su evidencia no es sintética o artificial, o se va al bote.
Invertimos la carga de la prueba: del hecho al emisor; del culpable al periodista.
No exagero: Artículo 19 ya advirtió lagunas de precisión en conceptos como “alarma pública” o “paz social” (que son ambiguos y propensos a la interpretación) y un riesgo de discrecionalidad que podría alcanzar desde la crítica política hasta la edición creativa.
Es cierto, la iniciativa del diputado Héctor Serrano, incorpora exclusiones para fines periodísticos, académicos, artísticos y de parodia “siempre que no exista dolo y se indique expresamente ese carácter”. Bien intencionado, sí. ¿Suficiente? No, porque el campo de juego queda resbaladizo y no hay árbitro judicial ni peritos especialistas en el tema.
Las modificaciones al Código Penal producto de la iniciativa de regulación a la IA, no define con precisión cómo demostrar el dolo, qué es alarma y, sobre todo, quién y cómo lo acredita.
Byung-Chul Han lo dijo en su libro Infocracia, (que me gusta mucho citar): “vivimos bajo tormentas de datos que no construyen verdad sino ruido”. La información, desanclada de la confianza, se vuelve atmósfera. Y en atmósfera turbia, cualquiera puede gritar “fuego” y llamar a los bomberos, o “deepfake” y zafarse de la comisión de un delito.
Nuestro tiempo es el de la sospecha permanente, la duda como política de Estado.
El tema me recuerda a Orson Welles que lo anticipó en 1938 con La guerra de los mundos: una ficción radial que, contada como boletín, desató pánico.
Hoy no necesitamos actores; bastan modelos generativos, un par de clics y un algoritmo de difusión.
Imaginen —no es ciencia ficción— un boletín “verosímil” de la Sedena ordenando toque de queda; una “conferencia” de la presidenta aceptando una invasión o un “video” de un presunto homicida de un estudiante de Estomatología confesando un delito… (saben a lo que me refiero).
¿Qué tal que el homicida alega que el video que se filtró fue hecho con Inteligencia Artificial? ¿Se va a perseguir al medio que lo difundió? En una de esas, hasta el homicida sale libre…¿Ya me entiende, Culto Público a lo que me refiero, me preocupa, y me da comezón?
La IA escribe el guion; las redes, el miedo.
Ahora bien: San Luis Potosí ya legisló. ¿Hacía falta? Sí. Pero… ¿Así? ¿Tenemos la suficiente fortaleza académica, experiencia profesional y capacidades para fundamentar una legislación sobre esta materia que nos va ganando la carrera? ¿No será esto un acelerón en plena curva?
El que esto escribe, aprendiz de reportero, alcanza a ver al menos tres riesgos que no podemos ignorar:
1) La coartada perfecta del poderoso.
Frente a una investigación sólida, la respuesta fácil será: “es IA”. Si la norma deja ambigüedades, el periodista puede terminar litigando su autenticidad en vez de publicar, y esto puede generar un efecto inhibidor, una autocensura preventiva por miedo a ser acusado de crear “realidades sintéticas”.
2) La puerta trasera de la censura.
Cuando “alarma social” o “paz pública” no tienen parámetros verificables, cualquier pieza incómoda puede ser encuadrada como “desestabilizadora”. Hoy se promete que no; mañana basta un fiscal con prisas o un juez con miedo o a modo.
3) La prueba imposible.
En la práctica forense, demostrar que algo no fue generado por IA requiere peritajes especializados, sellos de procedencia, cadenas de custodia digitales. No los tenemos para temas como la IA ¿Quién los hará? ¿Con qué estándares? ¿Con qué independencia? Si no definimos eso, la balanza se inclina contra el informador.
Ante ello, creo que necesitamos definiciones más concretas, cerradas y taxativas, lo mismo que una “mente culpable” o como dicen los abogados una Mens rea probada, exigir dolo específico: intención de provocar alarma…me-di-ble y no de “sensación” de la misma.
Además, si alguien alega que una pieza es sintética o fabricada, que lo acredite con peritajes de laboratorios independientes (no “peritos de parte” -que además no hay en SLP- a modo).
Los periodistas también tenemos que tener garantías reales y no meramente declarativas.
Efectivamente hay una exclusión en la iniciativa aprobada para el ejercicio del periodismo, arte, academia y sátira, sin embargo, ¿quién garantiza que opere en los hechos, cuando alguien -como dije arriba- nada más porque sienta calor le llame a los bomberos…?
No se trata de negar el dilema —que es brutal y de múltiples aristas—, sino de evitar que la cura mate al paciente. Porque, paradójicamente, la IA que nos amenaza con fabricar mundos, también puede servir para validarlos.
A ver, para Usted mi Culto Público, le comparto dos escenarios de pesadilla y uno de esperanza:
Un “Falso con consecuencias reales”: Un “comunicado” apócrifo de Protección Civil que ordene evacuar colonias. Pánico, saqueos, accidentes. Nadie herido por la IA; todos por la estampida.
Un “Verdadero desmentido como falso”: Un video auténtico que documenta un abuso policial. Los responsables gritan “deepfake”, “IA”, un juez timorato concede medidas cautelares, y el reportero enfrenta proceso. La evidencia muere antes que el delito.
Uno de esperanza: que la norma haga lo que promete: perseguir mentiras sintéticas dañinas, proteger a víctimas (como las 400 estudiantes de Zacatecas) y blindar la crítica. Se puede, si se afina y lo hacemos de forma acompañada y profesional. No a la ligera.
La delgada línea entre vigilar y castigar —permítanme el guiño— no debería cruzarse hacia castigar al que vigila. La prensa, con sus errores y excesos que a veces tenemos (no me subo al púlpito ni tiro la primera piedra), sigue siendo el semáforo en una avenida oscura: si se apaga “por seguridad”, lo que viene no es orden, sino una carambola con trágicas consecuencias.
Cierro con una imagen. La IA es el Orson Welles de nuestros tiempos: puede narrar invasiones que no existen y desmentir revoluciones que sí ocurrieron. La diferencia será si, en San Luis, ponemos reglas claras, peritos que sepan, y un principio simple grabado en piedra: a la verdad no se le pone grillete; a la mentira, sí.
Insisto, si lo hacemos bien, con profesionalismo y sin miedo, quizá esta vez la radio hablando de marcianos no provoque pánico, sino lucidez.
Mañana será el diputado de Morena Carlos Arreola (qué casualidad) el que anuncie el desarrollo inmediato de foros con ciudadanos, académicos, especialistas, periodistas, abogados y otros grupos para discutir, plantear y afinar la iniciativa aprobada. Aunque lo convoque Arreola, ni modo, me apunto.
Nota: Esta columna no fue redactada con IA, sino con MIR (Mi Ignorancia Regular).
Hasta la próxima.
Yo soy Jorge Saldaña.
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