diciembre 12, 2025

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Gallardo baila salsa y su gobierno las calmaditas | Columna de Jorge Saldaña

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Tercera Llamada

 

Como dice la canción y el dicho popular: “Más vale un desengaño a tiempo que vivir en una mentira” y “la incertidumbre es la que mata”. Así al interior del gobierno de Ricardo Gallardo. Los anuncios de cambios, enroques y despidos son públicos y oficiales por la simple razón de haberlos dado a conocer el propio gobernante, sin embargo, en los hechos “algo no pasa” y la ejecución efectiva se ha quedado atorada en una especie de “limbo” y de un “sí, pero no” que nadie sabe explicar.

Desde hace ya casi tres semanas, no hay Secretario de Desarrollo Económico, por ejemplo, y aunque los titulares de la Secretaría de Turismo, el Inpode, la Cefim y la SEGE tienen la guillotina en el cuello o el cambio tras la puerta, no baja la navaja ni se recorre el pasillo.

Dejando fuera el suplicio personal que debe significar la espera en el patíbulo, debe ser complicadísimo en los hechos mantener el control, liderazgo y respeto a la jerarquía en una oficina, cualquiera que sea, cuando el personal, los usuarios, e incluso el resto de los funcionarios no saben con certeza la firmeza de los acuerdos que se tomen, la caducidad de las órdenes que se giren, ni se pueda dar luz verde a proyecto alguno, ¿cómo hacerlo sin certeza alguna de con quién se está tratando?

El ritmo que el propio gobernador hace evidente para su gobierno y ciudadanos, es el de “no parar”, el de “dale para adelante”, el de tupir la agenda con firmas, acuerdos, eventos, giras, entregas, banderazos, gestiones y anuncios que para los poco más de 100 días de gobierno parecen actos inagotables, no obstante y para su pesar, el gobierno que encabeza (la “superestructura” le dicen los intelectuales orgánicos) no tiene los pies lo suficientemente ligeros para adaptarse al nuevo paso de baile.

Si la administración de Ricardo fuera una fiesta, veríamos al gobernador bailando salsa con vueltecita, y al mismo tiempo a su aparato burocrático bailando una canción calmadita.

Los resultados por ejemplo, de la iniciativa de la Guardia Civil, las remodelaciones al Parque Tangamanga, la luz verde para licencias y placas gratis, la iluminación del anillo periférico, la gestión de las vacunas pediátricas, las miles de pruebas Covid, la atención al penal de La Pila, el equipamiento al Hospital Central y hasta la negociación para poder rehabilitar la parte de terreno social que son propiedad de comuneros en Rocha Cordero, son éxitos de la administración porque los ha llevado de la mano el propio mandatario y se ha metido de fondo en cada de uno de los temas sacándolos para adelante, pero de ahí en fuera ¿en qué le están ayudando?

Por eso Gallardo ya anunció los cambios (que no serán los únicos ni los últimos), pero por razones inexplicables la maquinaria del ejecutivo hacia abajo parece no tiene engranes y no hay quién haga que las cosas pasen y en su lugar “dejan pasar las cosas”.

Un poderoso aliado del mandatario es sin duda su secretario general, Guadalupe Torres, que se ha convertido –dicen por ahí- en el “Cándido de Toranzo”, pero más allá de la odiosa comparativa, ha sido pieza clave para “gobernar el gobierno” que –hay que reconocer- tiene todavía una inercia y cadencia como de elefante reumático.

Conociendo al gobernador Gallardo, será cuestión de que se dé un breve espacio para que en cuestión de horas se ejecuten los cambios, se haga la llamada a Ricardo Pérez “El Topo” y ex titular de Uzzi, a Juan Carlos Valladares o incluso se pudiera llamar a Fernando Rojo para que en menos de lo que se lo cuento, Sedeco deje de estar acéfala.

Fuentes al interior de la secretaría, aseguran que ya hay una lista de empresas para atender y que no esperarán por siempre la designación de un funcionario para invertir en nuestro estado o de plano, pues van a voltear para otro lado.

Por otra parte, en materia turística y de inversión, se anunció al principio de la administración la disolución, por malos manejos, de los fideicomisos turístico y de desarrollo económico, sin embargo, el asunto quedó en eso: en un anuncio que no se ha ejecutado, es decir, que ni se han disuelto formalmente ni están funcionando, generando un asunto pendiente y que cobra especial relevancia si se considera que Sectur cambia de sede, como pronto lo hará, a Ciudad Valles y que hay recursos de impuestos que, por Ley, van a parar a dichas herramientas jurídico-financieras.

Además, con el cambio de sede de Sectur, ¿quién atenderá al mercado hotelero, hospitalario, de congresos y negocios de la capital del estado? ¿Quién, cómo y qué uso se le dará a ese porcentaje de impuestos que tienen los fideicomisos asignados?

¿Todo quieren que les resuelva el gobernador personalmente? Creo que pronto vendrá un golpe al timón del barco y un manotazo en la mesa de parte del mandatario Gallardo.

De la Secretaría de Cultura mejor no escribiré en esta entrega porque ya ni caso tiene. La política cultural en San Luis, con sus eventos y exposiciones, sin sal de cambio, parece la prolongación de la agenda cultural de Carreras, pero bueno, pues así les gusta.

BEMOLES

NO ENTIENDO

En sus propias redes sociales, el gobernador señaló severamente el desvío de más de 380 millones de pesos en la obra de la presa de La Maroma, “una presa sin cortina, parte de la herencia maldita”, expresó y es cierto, la propia federación inició un procedimiento para retirar a las empresas constructoras que recibieron el 80 por ciento de los recursos, pero avanzaron apenas un 20 por ciento en las obras. Un verdadero robo en despoblado. No obstante, una de las constructoras involucradas en el vergonzoso asunto, es propiedad de Manuel Castanedo de Alba, que con sucias jugadas ha sido “dueño” prácticamente de la Cámara de la Construcción y que con una muestra gigante de cinismo, participa en licitaciones del propio gobierno del estado por paquetes de obra que provienen del Instituto para el Fortalecimiento de la Infraestructura Educativa (20 millones aproximadamente) y no satisfecho, a través de un prestanombres, se acaban de “ganar” una licitación también en Interapas para hacer un colector por casi 3.5 millones de pesos. ¿Qué no habrá en San Luis otros constructores? ¿Por qué seguir beneficiando a quienes tanto daño hicieron como lo reconoce el propio mandatario? #¿NoHayOtros?

NUEVA CÁMARA

Por todo esto y más, ya se organiza una CMIC alterna, una 2.0, que por cierto, sin las chicanadas de Castanedo y compañía, hubieran ganado la presidencia de la cámara hace unos días. Son casi 75 constructores que, hartos de tanta porquería, están a punto de presentar su propia asociación colegiada, plural, transparente y sobre todo útil para el sector, dejando atrás al grupúsculo que cobijados en la CMIC se han beneficiado solo a sí mismos y sangrado al erario sexenio tras sexenio. #CámaraConLaNuevaCámara

¿Y ESE QUIÉN ERA?

Ayer un corrupto, desconocido y perdedor, de nombre Ricardo Villarreal Loo, hizo circo maroma y teatro porque “renunció al PAN”. El ex diputado (que pasó con más pena que gloria por alguna legislatura) fue quien perdió de la forma más contundente en las elecciones pasadas, fue el que desfondó a Octavio Pedroza que perdió 2 a 1 en el distrito “trabajado” por el tal Villarreal, fue el que recibió un millón de pesos en efectivo por votar a favor de aumentar las tarifas del agua de manos de Xavier Nava y fue el más pedante e insoportable candidato que por poco arrastra a la derrota a Enrique Galindo Ceballos. Aun así, el muy inocente y dolorido porque no lo invitaron al Consejo Político Permanente del blanquiazul, ayer se despidió de seguidores que no tiene y tuvo todavía la desvergüenza de amenazar con “seguir haciendo política”. Nooooo ¿Pues qué no entendió que nadie lo quiere? Con esos antecedentes a ese no lo agarra ni Fuerza por México, que ya perdió el registro, pero bueno… uno menos #QueSeSacudaElÁrbol

REACCIONES A LA HISTORIA DE LA MUJER TIGRE

No sabe Usted, Culto Público, la cantidad de reacciones que ayer me hicieron llegar conocidos y desconocidos tras la publicación de la “leyenda o fenómeno” de la “Mujer Tigre”. La gente sí sabe de la historia, conoce la leyenda y para muestra le comento que un prestigiado abogado me confió que de entre sus cercanos detectaron una víctima de la heroína-vandálica, mismo que lo niega rotundamente y explica sus heridas posteriores con la “caída de una escalera”… ajá. Están saliendo las verdades y la gente es sabia. Seguiré investigando. #LaMujerTigreAtacaDeNuevo

Hasta la próxima.

Atentamente,

Jorge Saldaña, al que en sueños y de lejitos gusta verte sonreír.

También lee: “La Mujer Tigre”: ¿Vengadora de infieles, o mito urbano? | Historia de Jorge Saldaña

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Una carta con crayolas para el alma | Apuntes de Jorge Saldaña

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APUNTES

Hace poco menos de veinte años, cuando la vida todavía tenía forma de casa compartida y de futuro en plural, aprendí una de esas lecciones que no se anuncian, no se presumen y casi nunca se cuentan. Me la dejó quien fue mi compañera excepcional —la persona que me acompañaba en la vida— junto con una década de recuerdos, una despedida sin rencores y una enseñanza que hoy, por primera vez, me atrevo a escribir.

Nunca he hablado de esto. No por falsa modestia, sino por una creencia muy firme: ayudar en silencio es la única forma honesta de ayudar. No quiero que esto suene a presunción ni a chantaje emocional. Es una crónica pero también un cuento verdadero, una anécdota que se quedó años esperando turno y que hoy les comparto a Ustedes mi Culto Público.

En los primeros años de nuestro matrimonio, una Navidad, el DIF Estatal la llamó —o ella llamó, no lo recuerdo bien— para preguntarle si quería hacerse cargo de una “cartita navideña” de un niño o niña de alguno de los albergues de San Luis Potosí. Dijo que sí. Me involucró de inmediato. Yo también dije que sí (Así funcionan las cosas cuando uno comparte la vida con alguien que tiene brújula moral)

La dinámica era sencilla: los niños escriben su carta; tú compras los regalos; alguien más se encarga de entregarlos.

Durante años fuimos el Santa Claus de infancias invisibles. Nadie lo sabía, nadie lo contaba. Los regalos solicitados eran modestos: muñecas, colores, carritos, tenis, peluches. A veces —con otra letra, más adulta— aparecían tallas de ropa o números de calzado. Las maestras metían mano, porque los niños no piden sudaderas o zapatos… pero las necesitan.

Y entonces llegó esa carta: Una hoja doblada a la mitad con un dibujo torcido que pretendía ser un arbolito de Navidad, y una frase que aún hoy me hace un nudo en la garganta:

“Me llamo Ana (no es su nombre)… tengo cinco años y en esta navidad quiero una bolsa de papitas…para mí sola.”

(Lo juro: cada vez que lo escribo, algo se me rompe un poco por dentro).

Aquí no hay sorpresa solamente.Hay culpa.Hay coraje.Hay rabia contra todos pero sobre todo contra uno mismo.Hay tristeza. Hay un espejo que desnuda.

Porque ante una niña que no ha podido tener en toda su vida una bolsa de frituras para ella sola, cualquier cosa es despilfarro.

Pensar en cualquier cuenta de restaurante, todos los excesos a los que luego uno se da el gusto. cualquier viaje innecesario o cualquier fanfarronería, pensar en todo lo que se tiene y andar ocupado como si eso fuera símbolo de éxito, mientras hay alguien que deposita su esperanza navideña en algo tan sencillo…

Ninguno de esos años conocimos a los niños. La institución se encargaba de entregar los regalos. Nos explicaron por qué: evitar vínculos. Muchos de esos niños cargan una herida de abandono. (Creo que esa herida es el requisito número uno para estar en un albergue…) Por lo tanto, conocer a alguien externo, generoso, tierno, y luego volver a perderlo, puede ser delicado, es decir el que llega… también se va.

Han pasado los años.Los agostos después de los julios. Los diciembres antes de los eneros.

No tuve crisis de cuarentón sin hijos (guiño, guiño), pero sí una crisis conmigo mismo: preguntas, silencios largos, rompecabezas sin imagen en la tapa. Los caminos de aquella mujer excepcional y los míos se separaron sin estruendo, sin terceros, sin odio. Un adiós que luego trajo muchas bienvenidas, unas largas, otras no tanto.

Pero la tradición siguió. Estoy seguro de que también del otro lado.

Solo, entre comillas, invité a otras familias: la de sangre y la otra, la del trabajo que con el tiempo se vuelve casa. Desde entonces nunca ha sobrado una cartita. Siempre hay más manos que papel.

Recuerdo que hubo una excepción triste: La de un amigo, de esos del chat de toda la vida, que estalló cuando le llevé la carta:
—Jorge, no tengo tiempo ni para mis hijos. No voy a ir a comprar una sudadera de “Lady Bug” para una niña que ni conozco. Diles que vengan a una de mis tiendas y que agarren lo que quieran.

Pensé, con tristeza: qué pobre es mi amigo.

Con todo lo que tiene, no le alcanza para regalar treinta minutos a una niña que no tiene nada… salvo un deseo dibujado con crayola. El que verdaderamente no tiene nada es él y de verdad me conduelo hasta la fecha.

Pero este año algo cambió: Por primera vez nos avisaron que nosotros (los “cartahabientes”) llevaríamos los regalos en persona . Pregunté por el tema de los vínculos. Me explicaron que las nuevas terapias permiten visitas cuidadas. Los niños no se apegan por un regalo.
—A diferencia de muchos adultos —pensé— que sí se venden por uno.

Llegamos y había 19 niñas y niños sentados en hilera sobre un escalón, esperando turno para romper la piñata.Tan pequeños.Tan vivos. Tuvimos todos que desempolvar de la garganta el “dale, dale, dale, no pierdas el tino”.

Antes, casi al entrar y verlos lo entendí de golpe: Mientras escuchaba el jalón de mocos o la voz entre cortada de alguno de mis compañeros, me di cuenta que los de la hilera en el escalón no estaban tristes…simplemente porque no saben que deberían estarlo.

Ellos no cargan su historia.La historia la cargamos nosotros, los de enfrente. Los extranjeros llenos de culpas.

Los que esperan turno por romper un jarrón que promete dulces, son las 19 almas más puras y energéticas de toda la colonia, quizá de toda la ciudad.

Y entonces nos incorporamos. Vi a Toño arrullar a un bebé dormido. A Charlie jugar a darle de comer a una muñeca. A Fermín repartir paletas y prender un pingüino bailarín.A Ana abrir un celular de juguete. A Adriana contar cuentos.

A mí me tocó jugar a las princesas… con una princesa. Una niña de cara luminosa que tenía la boca pintada de azul por una paleta enorme de esas mucho más grandes que sus pequeños dientes. Le pregunté su nombre varias veces. Nunca le entendí.

Entre otras cosas, me tocó llevar un cuento. Llevé tres de Oliver Jeffers: Cómo encontrar una estrella, Perdido y encontrado y De vuelta a casa. Historias simples que dicen lo que a los adultos nos cuesta décadas entender: que a veces nada está perdido; que volver a casa no siempre es regresar y que las estrellas no se esconden, solo que uno deja de mirar.

Mientras leía, entendí algo brutalmente sencillo: las respuestas que mis noches oscuras no me dieron durante años, estaban ahí, sentadas en un albergue.

El sentido de la vida no era una señal divina. Era un niño que vuelve a casa. Era levantar la vista. Era salir de casa, o de la cárcel interna, para dar un vistazo a los demás. En eso estábamos cuando una adulta nos interrumpió:

—¿Ya te dijo cómo se llama? —preguntó una maestra.
—Sí, pero no le entendí.
Se inclinó y me susurró:
—Se llama Flor… pero ella dice que se llama Flor del Campo.

Flor del Campo. Claro.

No era un nombre. Era una respuesta.

Los perdidos no están ahí. Estamos afuera. Las estrellas no están escondidas.
Y los que tenemos que volver a casa… somos nosotros. Entonces caí en cuenta que este año tuve la mejor cosecha: una Flor del Campo que me sanó el alma.

Gracias, Bárbara.
Gracias, Ximena.
Gracias a todos.

Jorge Saldaña.

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#Crónica | Tres cobertores y una promesa: relato de un camino guadalupano

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Francisco avanzó de rodillas con ayuda de cobertores rumbo al Santuario, mientras cientos de historias pasaban a su lado

Por: Ana G Silva

A las 9:17 de la noche, la Calzada de Guadalupe respira una solemnidad que solo se siente en diciembre. El día 12 todavía no llega, pero desde horas antes la fe ya comienza a mover cuerpos, a sostener promesas, a encender velas que iluminan el camino como pequeñas estrellas terrenales.

Frente al reloj junto al Mercado Tangamanga, Francisco se coloca sobre sus rodillas. No hay ceremonia, no hay discursos; solo el silencio íntimo de dos hombres —él y su primo, Alex— que saben que el camino será duro, pero necesario. A unos pasos, su familia organiza los tres cobertores envueltos con cinta, improvisación que la experiencia ha enseñado para que el pavimento, frío y áspero, no hiera más de lo inevitable.

Inician.

Las luces del reloj en este emblemático corredor peatonal quedan atrás; la Caja del Agua se acerca. Los cobertores se colocan, se levantan, vuelven a colocarse. Dos familiares avanzan unos pasos, extienden el siguiente tramo de tela para que Francisco y Alex puedan seguir. Se turnan sin decir palabra.

La Calzada esta noche no es un tránsito: es una procesión viva. Y aunque hay momentos en que otras personas rebasan a Francisco, también hay instantes en que él y su primo pasan frente a peregrinos que han pausado a recobrar fuerzas. Pero nadie compite. Aquí, cada quien camina —o avanza de rodillas— al paso de su promesa.

A los lados, un río de historias avanza en silencio y oración.

Hay quienes caminan sosteniendo un rosario, murmurando avemarías que se pierden entre las luces navideñas. Muchos peregrinan de rodillas: algunos con rodilleras; otros sin nada que amortigüe el dolor; algunos acompañados solo por una persona que les ofrece agua o un hombro; y otros rodeados por familias enteras que avanzan como escudos humanos para protegerlos del tumulto.

Entre los miles de cuerpos alineados hacia el Santuario, aparece un hombre que llama la atención: camina de rodillas con la espalda descubierta, y en ella luce un gran tatuaje de la Virgen que brilla con el sudor y el reflejo de las luces. A su lado, un amigo lo acompaña de cerca, moviendo un cobertor, ayudándolo a incorporarse cada ciertos metros, dándole palabras de aliento mientras ambos escuchan, desde un aparato portátil, canciones dedicadas a la Virgen de Guadalupe. Sus rostros muestran cansancio y devoción en partes iguales.

En distintos puntos se encuentran elementos de Protección Civil, la Cruz Roja, voluntariado de la iglesia, Policía Municipal y Guardia Civil Estatal. Se detienen junto a quienes necesitan descansar; cargan botellas de agua; preguntan por mareos y dolores; algunos alumbran el camino con linternas mientras otros ofrecen palabras de calma. Son pr esencia discreta pero esencial, un recordatorio de que la fe es un acto personal, pero el camino siempre es acompañado.

Y aunque a esa hora el flujo de peregrinos es constante, conforme la noche avanza hacia las 12:00 de la madrugada, la Calzada comienza a llenarse aún más. Cada vez llegan más personas —familias completas, parejas, jóvenes, adultos mayores— todos atraídos por la misma intención: ir al encuentro de la Virgen.

En el trayecto, Francisco sigue avanzando, lento pero firme. Sus familiares continúan el ritual de los cobertores: uno se coloca bajo sus rodillas, otro se prepara metros adelante, un tercero queda listo para el siguiente turno. El tiempo se convierte en una mezcla extraña: a ratos parece detenerse en el peso del dolor y la concentración; a ratos parece correr, empujado por la multitud que pasa, que susurra, que reza.

En ese mar de historias, ocurre una escena que queda grabada:

Una mujer, también de rodillas, comienza a llorar del dolor. Faltan apenas unos 250 metros para llegar al Santuario. Sus familiares intentan darle ánimo, pero sus piernas ya no responden. Paramédicos de la Cruz Roja se acercan de inmediato; revisan su respiración, valoran si puede continuar. Desde la distancia, Francisco alcanza a ver el movimiento, los gestos de preocupación. Por respeto, no se sabe si la mujer pudo seguir o no. Pero la imagen queda como un recordatorio del límite humano… y de la inmensidad de la fe que empuja incluso cuando el cuerpo falla.

Finalmente, después de una hora y cuarenta minutos, Francisco y su primo llegan al Santuario.

Ahí, la imagen cambia por completo: frente al templo no hay silencio, sino un océano de personas que ya aguardan su turno para entrar, para agradecer, para ofrecer un ramo, una veladora, una intención. Algunos llegan caminando, otros llorando, otros con las rodillas marcadas por el trayecto. Pero todos llegan.

Porque aunque cada uno trae su propia historia —un milagro pedido, una promesa, un agradecimiento, un duelo, un deseo de consuelo—, lo que los une es ese movimiento colectivo, esa peregrinación que no se mide en kilómetros, sino en fe.

Y así, en la víspera del 12 de diciembre, la Calzada de Guadalupe vuelve a demostrar que el camino a la Virgen nunca se recorre solo. Se avanza con la familia, con desconocidos que ayudan, con cuerpos cansados que dan ejemplo, con autoridades y voluntarios que cuidan, con música que consuela… y con la certeza de que al final, la fe siempre encuentra su destino.

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Reforma educativa abre paso para que 30 docentes regresen a aula en SLP

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La medida deriva de una reciente reforma legislativa que busca proteger a quienes enfrentan acusaciones sin fundamento

Por: Redacción

La Secretaría de Educación del Gobierno del Estado (SEGE) estima la reincorporación de 30 docentes que habían sido separados temporalmente de sus funciones tras enfrentar diversas denuncias. Según varios medios de comunicación, esta medida deriva de la reciente aprobación de una reforma legislativa diseñada para salvaguardar al personal docente.

El titular de la SEGE, Juan Carlos Torres Cedillo, explicó que el objetivo de esta nueva legislación es defender a las y los catedráticos que son señalados sin fundamento por parte de padres de familia o tutores. Si bien los 30 docentes aún no han sido exonerados de manera definitiva, su reincorporación es un paso que se prevé gracias al nuevo marco legal.

El funcionario estatal detalló que cuando existe una acusación contra un maestro, ya sea ante la SEGE o la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH), se procede a su separación parcial de la impartición de clases. Torres Cedillo reconoció que este proceso administrativo provoca una carencia de maestros

frente a grupo, lo que a su vez genera afectaciones directas a los escolares, quienes pierden continuidad en sus clases.

La reforma legislativa, de acuerdo con las declaraciones del titular de la SEGE, busca mitigar estas afectaciones al proporcionar un mecanismo legal que defiende a los docentes de acusaciones infundadas, permitiendo que la mayoría regrese a sus aulas para continuar con su labor educativa.

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Opinión

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