diciembre 26, 2025

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#4 Tiempos

Exhuma: Cuando el nacionalismo se supone que no debe dar miedo | Columna de Guille Carregha

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CRITICACIONES

 

Corea es uno de esos lugares que no han logrado generar en mí una genuina curiosidad por el país en sí. Es decir, si alguien me invitara a visitarlo o tuviera la oportunidad de ir allá, no dudaría ni un segundo en subirme a un avión y atesorar por siempre el sellito que pondrían en mi pasaporte al cruzar la frontera antes de darme cuenta lo poco que en realidad vale un peso mexicano cuando se intenta sobrevivir en el extranjero haciendo conversiones monetarias. También es cierto que es allá donde vive uno de los señores bonitos más tiernos que he conocido en mi vida (¡Hola, SungJung! Sé que nunca te enterarás de este saludo porque no sabes leer español, pero la intención es lo que cuenta). Así que tampoco es como que me sea indiferente – solo no me causa emoción.

Aunque sí es verdad que he disfrutado infinidad de media emanando de este país, como doramas, películas, canciones y uno que otro manwha, nunca me ha llamado la suficiente atención como para investigar su historia o entender mejor el funcionamiento de su sociedad moderna. Existe, y pues, qué padre por ellos, la verdad.

Y, aún así, hasta yo, totalmente alejado del conocimiento de la historia coreana, sé lo deplorables que fueron los japoneses para con ellos cerca la segunda guerra mundial. Pero, así, lo que se dice culeros pero con una “Q” mayúscula reemplazando la sílaba “cu” para denotar el superlativo de una manera impresionante en lenguaje escrito.

Hicieron básicamente un “España llegando a México en 1519”, pero empezando el siglo XX, donde se podía documentar hasta con fotografías las acciones de los “pobres soldados que eran inocentes porque, en realidad, sólo estaban siguiendo órdenes” que decidieron despachurrar a un país entero nada más porque un día se levantaron de la cama y les pareció divertido eso de ver el mundo arder. El artículo de Wikipedia sobre ese periodo utiliza solamente 12465 palabras para describir las atrocidades. No es competencia, pero el artículo de la conquista española es de 12885 palabras. Solo para contextualizar un poquito del tamaño de las listas de actividades.

Es bajo ese contexto de “pinches japoneses culeros” que se desarrolla la trama de Exhuma (O “La Tumba del Diablo, como le pusieron aquí en México porque, ¿cómo íbamos a saber que se trataba de una película de horror si no especificaban que era “del diablo” en el título? ¿Somos adivinos o qué?), una de las películas coreanas más exacerbadamente nacionalistas que he visto en mi vida. Bueno, en comparación, es tan patriótica como cualquier película de acción genérica estadounidense que aparece un día en Netflix y nadie sabe cómo es que consiguieron el presupuesto para tremendo bodrio lleno de banderas gringas. Pero, en cuestión de producciones coreanas, no es algo que se vea tanto – al menos no en lo que deciden exportar.

Bajo la premisa de *exhumar* una tumba de hace más de 100 años, la película desarrolla la idea temática principal: el verdadero mal viene en dos formas: jurarle lealtad a Japón o, en su defecto, ser japonés. Cualquiera de estas dos vertientes generará espíritus chocarreros capaces de descuartizar seres humanos con sus poderes de maldad. O 悪魔の力 para ser más específicos.

Dentro de lo que viene siendo “la calidad fílmica del producto”, todo está excelentemente cuidado. La fotografía, muy bonita, con esa calidad clásica de un tinte medio azulosa encima de todo para que se sienta como película de terror coreana. Hay una cobertura de ángulos de rodaje impresionante que sólo se puede conseguir con el presupuesto de una producción coreana que despilfarra dinero porque tiene, y no recuerdo haber notado ningún error de edición ni nada parecido. O sea, la presentación es prístina nivel Corea quiere demostrarle al mundo que son mejores haciendo audiovisuales de ficción que el 90% del mundo, nomás por el puro ego de saberse capaces. Los efectos especiales si están un poco… no tan maravillosos, pero, pues, tampoco tan terribles como los de Marvel o DC, así que no distraen tanto de la acción.

Lo que sí es un *chef’s Kiss* tamaño industrial son las coreografías. Como buena historia asiática oriental basada en tradiciones nacionales, la gran mayoría de ideas y acciones presentadas a lo largo de la historia se basan en rituales clásicos (¿?) de la cultura en cuestión. En este caso particular, la mejor escena es sin duda aquella en donde la protagonista hace una complicada danza (con tambores y bocinas JBL a todo volumen incluidas) para pedirle permiso a los espíritus para *EXHUMAR* la tumba que le da pie a la trama. Es una secuencia de 6 o 7 minutos impresionante, con un juego de música, movimiento y cortes que va subiendo de intensidad a cada segundo que pasa y que se queda fácilmente grabada en la memoria de la audiencia.

Ahora, mi desconocimiento total de la cultura coreana (detallado en el primer párrafo) me prohíbe confirmar si este ritual que incluye la presencia y subsecuente recortación minuciosa de los cadáveres de cinco cerdos al ritmo de, literalmente, gritos y tamborazos, es algo que los shamanes coreanos han hecho alguna vez en la historia de la humanidad, o si los creadores de Exhuma se lo sacaron de la manga. Lo interesante es que, en mi cerebro de normie desinformado que escribe tontería y media porque puede, todo se ve tan impresionante y explicado de manera tan lógica que en ningún momento dude que fuera algo más que el ritual número 3 de la lista de los más pedidos por coreanos desesperados. Es lo malo de tener un cerebro colonizado de occidental inculto. Me pones en frente una cosa que se vea súper folklórica y digo “si, a huevo, así ha de ser” sin dudarlo ni un segundo.

Creo que ese es un problema. Habría que tratarlo.

Y, continuando con las tradiciones orientales de “¡FINTA!” incorporadas en el ADN de sus producciones de ficción, la historia parece resolverse sin mayor problema como a la hora de haber empezado con la única finalidad de que la gente se pregunte “¿y ahora a dónde va esta historia?”, solo para que te quiten la cobijita de tranquilidad que tú solo te pusiste y te avienten la verdadera trama, con todas sus implicaciones, directo en la mollera hundida. Obviamente, todo va hacia el lado de “¡Qué bella esta nación! ¡Nación bella que deseo dejarle a futuras generaciones para que disfruten de lo bello de esta nación! ¡Y que chinguen a su madre los japoneses!”

O sea, la cosa no es nada críptica. Lo dicen, literal, en los diálogos.

Es una película muy buena – sobre todo si puedes obviar/entender la necesidad del nacionalismo. Se vende como película de terror, pero excepto por dos o tres jump scares ahí medio tochos, solo tiene ese descriptivo porque habla de temas sobrenaturales. Es más como un thriller de suspenso bastante bien logrado, muy accesible, muy bonita.

Y, sí, el viejito principal sí es el que salió en Oldboy. Sí. A mi también me impacta la existencia del tiempo y su paso.

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#4 Tiempos

2025, el año en que Toluca volvió a mandar | Columna de Arturo Mena “Nefrox”

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TESTEANDO

 

El 2025 dejó claro que en la Liga MX los ciclos no desaparecen, solo esperan el momento adecuado para reaparecer. Entre torneos cortos, liguillas impredecibles y proyectos que se diluyen con rapidez, hubo una certeza que se fue construyendo jornada tras jornada: Toluca fue, sin discusión, el equipo del año. No por un destello aislado, sino por la forma en la que recuperó autoridad, identidad y presencia en los momentos que definen temporadas.

Los diablos entendieron mejor que nadie cómo navegar el caos natural del campeonato. No fue un equipo espectacular todo el tiempo, pero sí uno profundamente competitivo. Supo cuándo imponer ritmo, cuándo resistir y cuándo ser práctico. En una liga donde muchos confunden intensidad con urgencia, los escarlatas apostaron por la calma y terminaron encontrando resultados. El bicampeonato fue la confirmación de un proceso que dejó de mirar al pasado y decidió construirse desde el presente.

Mientras tanto, América siguió ocupando el papel de referencia obligada. Su regularidad y su capacidad para llegar a finales lo mantuvieron en la conversación durante todo el año. Sin embargo, 2025 también expuso una verdad incómoda para los azulcremas: dominar fases largas no siempre garantiza cerrar con éxito. América fue protagonista, sí, pero terminó cediendo ante un Toluca que entendió mejor los tiempos del torneo.

Otro de los puntos altos del año fue la vigencia de Tigres. Sin el ruido mediático de otros ciclos, el conjunto regiomontano volvió a competir con seriedad, recordando que los proyectos largos no pierden valor de un día para otro. Tigres no necesitó reinventarse para seguir siendo incómodo; le bastó con sostener su estructura y su carácter competitivo.

Pero el 2025 también dejó señales alentadoras fuera de los nombres habituales. La aparición de jóvenes futbolistas en distintos clubes refrescó el panorama. No todos lograron continuidad, pero varios demostraron que el talento existe y que, con confianza, puede influir en el desarrollo del torneo. En un contexto donde la inmediatez suele devorarlo todo, esas irrupciones fueron un respiro. Nombres como el de Camberos, Lainez, y sobre todo Mora,

suenan de nueva cuenta para levantar la mano justo meses antes del mundial, esperanza abierta para sumar un futuro a corto plazo que ojalá se alargue por muchos ciclos mundialistas más.

A nivel colectivo, el año volvió a confirmar que la Liga MX se decide en detalles. Un error tardío, una desconcentración mínima o una racha breve pueden cambiar destinos completos. Toluca lo entendió mejor que nadie: fue sólido cuando debía serlo y oportuno cuando el margen se redujo. Esa lectura fina del torneo fue la diferencia.

Por eso, cuando se haga el balance de 2025, el relato será claro. No fue el año de la espectacularidad permanente ni de un dominio aplastante. Fue el año de la eficacia, la madurez y la paciencia, y en ese contexto, Toluca se levantó por encima del resto.

En una liga que pocas veces permite certezas, 2025 tuvo una, Toluca volvió a mandar. Y lo hizo recordándole al futbol mexicano que los proyectos con identidad, cuando se sostienen, siempre encuentran la manera de regresar a lo más alto.

Por último, en el ámbito local, 2025 fue para el olvido, San Luis no logró los objetivos trazados quedando fuera de competencia en ambos torneos locales y despidiéndose pronto como ya es costumbre de la Leagues Cup, un equipo que a veces resulta ser incómodo para algunos rivales, este año resultó serlo para su afición, hoy San Luis luce poco atractivo y sin mucho que ofrecer a nivel espectáculo, ojalá las cosas mejoren por el bien del equipo local, se ve complejo pero como bien se dice, año nuevo, esperanzas renovadas, ojalá.

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Destacadas

El padre de la física potosina, Gustavo del Castillo y Gama | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash

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EL CRONOPIO

 

Con el título de El Padre de la Física Potosina, Gustavo de Castillo y Gama, publiqué un libro conmemorativo sobre la vida y obra de Gustavo del Castillo y Gama, físico potosino que fundó las instituciones educativas y de investigación en física en la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Este 24 de diciembre estaría cumpliendo ciento cuatro años.

El libro en cuestión es de descarga gratuita y puede conseguirse en cualquiera de las siguientes dos direcciones:

http://galia.fc.uaslp.mx/museo/libros/EL%20PADRE%20DE%20LA%20FISICA%20POTOSINA.pdf

https://www.researchgate.net/publication/357203097_El_Padre_de_la_Fisica_Potosina_Gustavo_del_Castillo_y_Gama

Justo en Noche Buena del 2025, Gustavo del Castillo y Gama estaría cumpliendo ciento cuatro años. Nacería en el famoso Barrio de San Miguelito en San Luis Potosí al dar las últimas campanadas del 24 de diciembre, como lo comentaba el propio Gustavo del Castillo. Su vida se desarrolló en San Luis Potosí, Tampico, la Ciudad de México y las ciudades norteamericanas de Lafayette y Chicago; se nutrió de un ambiente científico desde pequeño, pues al menos, un par de sus tíos trabajaban en astronomía en el Observatorio Nacional de Tacubaya, Rodolfo Jurado y Valentín Gama. Ambos de la dinastía Gama de gran influencia en la sociedad potosina.

No es de extrañar que orientara su vocación hacia la física, siendo estudiante de preparatoria, en una época donde no existían aún escuelas de física en el país, y, se planteó poder formarse como físico en los Estados Unidos. La situación bélica mundial, lo llevó a seguir estudiando en su ciudad natal, ingresando a la carrera de químico industrial que su grupo de estudiantes de preparatoria había propuesto, de la cual se tituló tocándole el privilegio de ser el primer titulado. De ahí pasó a la Facultad de Ciencias de la UNAM a estudiar la maestría en física y al terminar continuar con su proyecto de formarse como investigador en física en Estados Unidos, donde obtuvo el grado de doctor en la Universidad de Purdue.

Fue de los primeros investigadores que tuvo el Instituto Nacional de la Investigación Científica (INIC) y se incorporó a la UASLP, impartiendo cátedra y formando el Laboratorio de Radiación Cósmica bajo los auspicios y emolumentos del INIC del que seguía siendo investigador. Su ingreso a la UASLP fue afortunado para impulsar el programa académico del Dr. Manuel Nava Martínez que era el rector de la UASLP en la década de los cincu enta. De esta manera se convertía en el primer doctorado que impartía clase en la UASLP y el único con dicho grado en la década de los cincuenta.

Fundó el Departamento de Física de la UASLP, de donde se derivarían la entonces Escuela de Física y el Instituto de Física de la UASLP que constituían un solo ente académico, que dividía el trabajo docente y el de investigación. El Laboratorio de Radiación Cósmica formaría parte del Instituto de Física y con ello inauguraba de manera formal trabajos de investigación científica, como tales, en la universidad potosina.

Creó el programa de construcción de cohetes de sondeo con el fin de realizar investigación científica en las altas capas de la atmósfera colocando al país en los pioneros en desarrollo aeroespacial, programa que ahora es conocido como Cabo Tuna. Su trabajo de investigación en radiación cósmica y en ciencias espaciales colocó a la UASLP en el escenario mundial en investigación en física. Si bien su labor en la UASLP se redujo a un lustro, este fue muy intenso y productivo y sentó las bases para el camino académico que seguiría la UASLP años después recorriendo las sendas y abriendo otras en torno a las raíces sembradas por Gustavo del Castillo, cuestión que luego es menospreciada o en el mejor de los casos olvidada.

La UASLP en la actualidad es reconocida nacionalmente y en algunas áreas internacionalmente gracias al trabajo docente y principalmente al trabajo de investigación científica que despliegan sus investigadores. La UASLP está situada como una de las mejores del país y en áreas como la física dentro de las primeras tres universidades del país. Esta situación se debe a la calidad de su personal académico, pero de manera muy especial por el trabajo pionero que fincara esta tradición por personajes como Gustavo del Castillo y Gama.

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#4 Tiempos

Una vida dedicada a la ciencia, Candelario Pérez Rosales | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash

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EL CRONOPIO

 

Hoy, 16 de diciembre, el peotillense Candelario Pérez Rosales, baluarte de la ciencia e ingeniería mexicana y consolidador de la física profesional en San Luis Potosí, estaría cumpliendo noventa y cinco años de edad.

Candelario Pérez Rosales nació el 16 de diciembre de 1930 en Peotillos, comunidad del municipio de Villa de Hidalgo, San Luis Potosí, donde estudió los primeros años de primaria, para luego venir a San Luis Potosí a terminarlos y continuar los estudios de secundaria y preparatoria, ambos en el turno nocturno, donde compartía las horas de estudio con las horas de trabajo. Estudiaría Física en la Universidad de Purdue y vendría a San Luis Potosí a colaborar con la fundación de la Escuela de Física de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, hoy Facultad de Ciencias y del Instituto de Física de la propia Universidad Autónoma de San Luis Potosí, instituciones que están cumpliendo setenta años.

Como parte de los trabajos de difusión y divulgación sobre personajes de la ciencia potosina que llevo a cabo publiqué en el 2012 un libro intitulado Una Vida Dedicada a la Ciencia, el papel de Candelario Pérez Rosales, que recoge la trayectoria de Candelario Pérez Rosales, cuyo papel para el establecimiento, desarrollo y consolidación de la física en San Luis fue determinante; de esta forma el desarrollo de la ciencia potosina en la segunda parte del siglo XX, en el seno de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, fue posible con la participación de varios personajes, entre los que se encuentra indiscutiblemente Candelario Pérez Rosales. Su papel fue determinante para que la física potosina y en general la ciencia potosina sea lo que es hoy, ese importante polo de desarrollo que tiene un reconocimiento a nivel mundial. Sin su participación, entusiasmo, compromiso y cierto apostolado, la física en San Luis, y la propia universidad potosina, no serían lo que son hoy.

En este sentido la Universidad Autónoma de San Luis Potosí se encuentra en deuda con Candelario Pérez Rosales.

Su aportación a la ciencia e ingeniería mexicana va más allá de su labor en la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Continuó siendo pionero en otras aventuras académicas, contribuyendo notablemente al desarrollo de la ciencia mexicana. En particular ingresó como investigador fundador al Instituto Mexicano del Petróleo.

Como investigador del Instituto Mexicano del Petróleo desarrollo una gran cantidad de proyectos que colocaron al país como un innovador en procesos de extracción de petróleo. Larga sería la lista de ellos, mismos que recogen en las páginas del libro que le dedicamos a este importante científico potosino.

Esta larga lista de proyectos que dirigió Candelario Pérez, desarrollados bajo el demandante factor de tiempo, da muestra de la importancia de su contribución al desarrollo de la industria petrolera al enfrascarse en proyectos dirigidos a resolver los diversos problemas técnicos y científicos asociados a la industria petrolera.

Estas tres facetas de Candelario Pérez que se presentan en el libro, constructor de instituciones y formador de recursos humanos, científico orientado a problemas de aplicación en la industria petrolera y escritor científico, lo colocan como uno de los baluartes nacionales en el desarrollo de la ciencia e ingeniería en nuestro país, y muy enfáticamente al desarrollo de la física mexicana.

Candelario Pérez ingresa como investigador fundador del Instituto Mexicano del Petróleo en 1966, como ya hemos mencionado, después de haber sentado las bases y asegurado el desarrollo de la Escuela e Instituto de Física en la Universidad Autónoma de San Luis Potosí.

En este libro se recoge su labor como escritor científico, profesor e investigador, tareas que suelen ser consideradas como labores fundamentales de las universidades mexicanas. En todas ellas tuvo, y sigue teniendo a pesar de estar retirado, una contribución importante y valiosa, además de sobresaliente.

Sea esta obra un homenaje a uno de los fundadores de la Escuela de Física de la UASLP, ahora Facultad de Ciencias, y del Instituto de Física de la UASLP, que estaban englobados en el Departamento de Física de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, cuya creación se diera el 1 de diciembre de 1955, mediante la aprobación del Consejo Directivo Universitario a un recurso sometido por el Dr. Gustavo del Castillo y Gama.

A los interesados, el libro pueden comprarlo bajo pedido en el correo electrónico de un servidor.

Candelario Pérez murió en San Luis Potosí, el 1 de mayo de 2016. El homenaje que le tributamos, se recogen en una serie de videos que pueden consultarse en youtube en el canal de José Refugio Martínez Mendoza. Para una muestra compartimos el siguiente:

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Opinión

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