julio 3, 2025

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#4 Tiempos

Creatividad sin Rumbo: La Desilusión de Baby Assassins | Columna de Guille Carregha

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CRITICACIONES

 

En otra entrega de las hilarantes aventuras de este humilde autor de gustos mamadores dándose el tiempo de ver películas japonesas de manera gratuita en internet, tocó el turno de observar la única opción de acción comedia ofrecida en el Japanese Film Festival Online 2024 – Baby Assassins. Este enunciado aquí presente es su amable recordatorio de que, lamentablemente, ya no es posible ver estas películas de manera legal en el sitio del festival. Énfasis en LEGAL

Desde el momento en que vi el póster de esta película supe que iba a estar interesado en ella. Sobre un fondo amarillo nivel “soy un candidato del PRD en la capital potosina y estoy obsesionado con pintar toda la ciudad con el color del partido que me enseñó cómo es eso de hacerme de dinero de maneras súper legales a modo de agradecimiento”, aparecen dos chicas de aproximadamente 16 años de edad, apuntándole con unas pistolas a un maniquí de entrenamiento de boxeo. Con tan poca información visual, mis niveles de intriga estaban a tope. O una de dos: o era una historia de unas asesinas especializadas en matar bebés – que, aunque exageradamente oscuro, se presta para ser una premisa excelsa de ser bien manejada –, o estaban haciendo el símil de que son tan jóvenes que es como si un par de bebés fueran asesinos.

Por desgracia para mi imaginación exageradamente activa y que se emociona con mucha facilidad, la película aborda la segunda opción. Aunque, eso no quería que el potencial no estaba, digamos, potencialmente allí. Por lo que, al presionar play me preparé para disfrutar una película que, a lo menos, iba a estar palomera. Además, con solo 95 minutos de duración, era una de las más cortas de un festival empeñado en recopilar películas de 2 horas (o más) de duración.

Baby Assassins es la historia de dos asesinas a sueldo que llevan una cantidad indeterminada de tiempo siendo patrocinadas por “la asociación”. Una vez que se gradúan de la preparatoria, deben conseguir trabajos normales y vivir por su cuenta porque “la asociación” ya no puede patrocinarles sus vidas al ser mayores de edad, y para que aparenten ser miembros útiles de la sociedad. Como suele ser usual en películas japonesas, eso de tener un conflicto no es una necesidad cinematográfica, por lo que, una vez más, no hay conflicto. Son dos chicas que son asesinas, viviendo juntas. A veces se llevan, a veces no. A veces tienen trabajo de asesinas, a veces tienen trabajos normales. Y, pues, ya.

Dentro de lo que cabe, es algo que suena bastante interesante. Si hubiera leído una sinopsis así antes de darle su visionado yo, posiblemente, si hubiera dicho “¡Esa! ¡Quiero ver esa!”. 

Pero ahora que ya la vi, estoy conflictuado.

Por un lado, es verdad que Baby Assassins tiene una identidad bien marcada. No es como si tuviera una fotografía bien exagerada, o una corrección de color nivel tipo forros de plástico de libretas de niño de primaria. Visualmente se ve tan normal como cualquier película de acción genérica que, debatiblemente, Netflix escribe con inteligencias artificiales en dos días (o salones llenos de monos con maquinas de escribir, lo que salga más barato) para que Dwayne Johnson o Ryan Reynolds tengan algo que hacer durante la próxima semana. O sea, sin chiste, con colores apagados, y negros tan oscuros que a veces no sabes si sí le subiste al brillo de tu pantalla.

Pero, dentro de ese genérico modo de película de acción gringa con nombres intercambiable, se encuentra una versión de Japón que no se parece a nada que haya visto antes. Los creadores lograron plasmar una locación que sí parece sacada de “la mente torcida del visionario director [inserte aquí nombre de visionario director]”. Se siente como un Japón que no se encuentra en otra historia, con personajes que sólo podrían habitar en esta versión intensificada del país.

El problema es que todos los personajes son desagradables a más no poder. Hay un sinfín de decisiones actorales y de dirección que, la verdad, no termino de entender.

Por ejemplo, cerca del principio, vemos como una de las asesinas principales está en su trabajo de medio tiempo: una cafetería chiquita, con dos personas detrás de la barra haciendo la comida y espacio para tres mesitas. Y, de la nada, la actitud de esta chica es la de una persona que se creyó las mentiras de Gonzalo Patiño y se fue a consumir peyote al cerro con un señor que casi le triplica la edad: se mueve de forma errática, se ríe de la nada, baila y canta a la mitad de los pasillos… Actúa como un NPC de Skyrim haciendo ragdolls por alguna falla de código.

Nosotros, como audiencia, se supone que digamos “LOL qué random”, nos acordemos del humor de Dan Schneider en iCarly y pensemos “qué bien me cae la loquita esta” seguido de una carcajada. 

Y la mayoría de los chistes son eso: gente actuando raro por el simple hecho de actuar raro. Esta misma chica pone caras extrañas, inclina la cabeza y dice frases sin sentido a lo largo de toda la película. Hay una hija de mafioso que se la pasa brincando y gritando cada vez que aparece nivel “mi chiste es que soy igual de random que la otra”, como si estuviéramos viendo un desfile de personas intentando ser graciosas en los sketches de Saturday Night Live, pero que llegaron ahogados en ácido a la grabación y se les olvidó cómo funciona eso de ser humanos y dar risa.

Grima. La palabra que busco es grima. Esta película me da mucha grima.

Lo cual es bastante triste, porque también tiene escenas majestuosas en el campo de la comedia cinematográfica, como la secuencia en la que observamos a dos yakuza genéricos en un maid café haciendo lo posible por entender el concepto y seguir los preceptos intrínsecos de un lugar como este. Es una maravilla de escena, excelentemente llevada a cabo. Pero, después, reaparece la hija del mafioso emulando a Cat de Sam & Cat (ya nisiquiera de Victorious)… y ese es el chiste. Que hablar chistosón, grita cada tercera palabra y baila como mosquita creyendo que puede sobrevivir al Raid. Y se te olvida que te la estás pasando bien.

A veces, esta película es demasiado japonesa para su propio bien. A veces intenta ser demasiado Nickelodeon de principio de los dos miles. Y, a veces, solo a veces, sí logra su objetivo de ser tan divertida como su premisa cree serlo.

Pero no hay conflicto. Solo son cosas que pasan en las vidas de las protagonistas por un período de tiempo y, oh, mira la hora, se acabó el período de tiempo, así que supongo que créditos finales.

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#4 Tiempos

Jorge Echevarría y su taller de Sonido 13 | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash

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EL CRONOPIO

De la mano de Oscar Vargas y David Espejo, los alumnos del maestro Julián Carrillo, y principalmente bajo el cobijo de la hija del maestro, Dolores Carrillo, Jorge Echevarría Chávez aprendió el sistema musical del Sonido 13 y tomó el destino de tocar música en el sistema de Sonido 13 de Julián Carrillo, convirtiéndose en uno de los principales difusores de la obra microtonal de Julián Carrillo. Desde 1979 ha sido promotor de la obra del compositor potosino dando conferencias y conciertos en diversos foros y universidades. También ha ejercido la docencia y ha sido catedrático en diversas escuelas, centros culturales y universidades del país. Ha sido director de varias agrupaciones musicales juveniles.

Como parte de su formación en el nuevo sistema musical de Carrillo se involucró en la construcción de instrumentos en cuartos, octavos y dieciseisavos de tono, participando en la construcción de arpas micro interválicas que desarrollaron los alumnos de Carrillo Oscar Vargas, David Espejo y Ramón Guerrero Aspero y construiría posteriormente su flauta para cuartos de tono con la cual basa sus interpretaciones de Sonido 13 con el grupo de formara con el nombre ITZA CAYUM que es un grupo que ha sido trazado por la música, recordando el conocimiento de notas y frases. La inspiración surge de instrumentos ancestrales para crear nuevas formas de expresión musical… expandiendo el espectro sonoro, empoderando en cada nota y pieza. Esta profunda fuente de tradición e innovación encuentra una voz moderna en Jorge Echavarría, miembro clave del reconocido grupo Paraphernalia. (PoF)

Jorge Echevarría Chávez realizó sus estudios musicales en la Escuela Nacional de Música de la Universidad Nacional Autónoma de México como instrumentista en flauta transversal; también en la escuela de música José F. Vázquez; el Conservatorio Nacional de Música de la Ciudad de México, y estudió armonía contemporánea en el Sindicato de Música de la Ciudad de México.

En los últimos años han sido frecuentes sus visitas a San Luis Potosí para impartir cursos y conferencias, así como hacer composiciones con sus talleristas de música original en el sistema de Sonido 13. En particular participó en nuestro programa de conmemoración del 140 aniversario del nacimiento de Carrillo en 2015, registrando su participación en la serie documental 13 Conceptos del Sonido 13 que puede consultarse en youtube, así como su participación el programa de conferencias públicas La Ciencia en el Bar en particular con el tema la revolución musical del Sonido 13,

Sobre este tema estará en el mes de septiembre en San Luis Potosí impartiendo el taller, La revolución Musical del Sonido 13, el cual tiene el objetivo de desarrollar los conocimientos necesarios para componer e interpretar música en microintervalos, a través del uso del sistema general de escritura musical de Julián Carrillo. Este taller está dirigido a músicos de cualquier diversidad instrumental, con conocimientos básicos de solfeo y teoría musical general.

Este taller es una buena oportunidad para acercarse al sistema de Sonido 13 y experimentar ese universo musical fantástico que desarrolló el maestro potosino Julián Carrillo creando un nuevo universo sonoro que permite crear nuevas sensaciones estéticas.

Este año se conmemora el 150 aniversario del nacimiento de Julián Carrillo y el 130 aniversario del experimento fundacional del Sonido 13. Que mejor manera de festejarlos participando en el taller de Jorge Echevarría sobre la revolución musical del Sonido 13.

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Variaciones sobre el mismo tema | Columna de Juan Jesús Priego Rivera

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Cuenta Simone de Beauvoir (1908-1986) al comienzo de su ensayo Pirrus et Cineas que una vez Pirro, el general, hacía en voz alta proyectos de conquista:

“-Primero someteremos Grecia –decía.

“-¿Y luego? –le preguntó Cineas, el filósofo, que estaba por allí cerca y lo escuchaba con atención.

“-Luego conquistaremos África.

“-¿Y después de África?

“-Después de África pasaremos a Asia, conquistaremos Asia Menor, Arabia.

“-¿Y después? –volvió a preguntar el filósofo.

“-Después iremos a la India.

“-¿Y después de la India?

“-¡Ah! –exclamó Pirro-. Descansaré.

“-¿Y por qué no descansas de una vez?

“Cineas –comenta la novelista filósofa- parece sabio. ¿Por qué partir si es para volver? ¿A qué comenzar si hay que detenerse? Y, sin embargo, si no decido en primer término detenerme, me parecerá aún más vano partir. ‘No diré A’, dice el escolar con empecinamiento. ‘¿Por qué?’. ‘Porque después de eso habrá que decir B’. Sabe que, si comienza, no terminará: después de B será el alfabeto entero, las sílabas, las palabras, los libros, los exámenes y la carrera; a cada minuto, una nueva tarea que lo arrojará hacia una nueva tarea, sin descanso. Si no se termina nunca, ¿para qué comenzar?… Pero en tanto que permanezca vivo –dice Pirro- es en vano que Cineas me hostigue, diciéndome: ‘¿Y después? ¿Para qué?’. A pesar de todo, el corazón late, la mano se tiende, nuevos proyectos nacen y me impulsan hacia adelante”.

Quién tiene la razón: ¿Pirro o Cineas? Quizá los dos: Cineas advirtiéndole que el punto de partida no está nunca lejos del punto de llegada y que no es preciso conquistar el mundo para tomarse un descanso. Pero, ¿cómo descansar sin haber antes conquistado el mundo, es decir, sin haberse  cansado? Pirro, pues, tampoco se equivocaba: no es lo mismo descansar antes que descansar después. Antes, el descanso es pereza; después, es recompensa.

“¿Conoces la historia del napolitano? –pregunta ahora Christiane Rochefort (1917-1998) por boca de uno de los personajes de Les Stances à Sophie-. El milanés lo ve tirado al sol y le dice:

“-¿Por qué no trabajas? Así tendrías dinero.

“-¿Y luego? –pregunta el napolitano.

“-Te comprarías una casa.

“-¿Y luego?

“-Llevarías e ella a una mujer, ascenderías en la escala social, te enriquecerías.

“-¿Y luego?

“-Y luego –dice el milanés- podrías pasar las vacaciones al sol.

“Y el napolitano responde:

“-¡Pero si ya estoy al sol!”.

En este caso nos parece mucho más sabio el napolitano que el milanés, pues éste sólo piensa en el dinero, en una casa con alberca y amplios jardines: en una comodidad, en fin, que aquél ya goza sin tener que molestarse. ¿Tanto trabajo, tanto desvelo para luego tirarse sol? Bien, él ya está al sol, y no desea sino una sola cosa: que lo dejen en paz.

Si trabajamos únicamente para “ganar”, el napolitano tiene razón. Pero los hombres no sólo trabajamos para “ganar”, sino, ante todo, para ganarnos a nosotros mismos: para que el mundo gane algo y sea un poco más rico con los frutos de nuestra acción. Eso fue lo que se le olvidó decir al milanés: y, por lo tanto, perdió justamente la partida.

Para terminar, he aquí otra historia del mismo tenor. La cuenta Giovanni Papini (1881-1956) en un capítulo de su libro Palabras y sangre. Iba un hombre caminado por la orilla de un río –imagino que sería el mismo Papini- cuando vio a un joven que se disponía a echar las redes:

-¿Por qué haces eso? –preguntó el paseante.

“-Para coger peces –respondió el pescador.

“-¿Y para qué quieres coger peces?

“-Para venderlos.

“-¿Y qué haces con el dinero que obtienes?

“-Compro pan, vino, aceite, vestidos, zapatos y todo lo demás.

“-¿Y para qué compras todas esas cosas?

“-Para vivir.

“-¿Y para qué quieres vivir?”.

He aquí una pregunta realmente filosófica: “¿Para qué quieres vivir?”. Una vez que hemos respondido a esta pregunta y sabemos la respuesta, nuestro obrar tendrá sentido, pero únicamente hasta entonces y nunca antes.

El pescador se quedó callado. Y como no supo qué responder, se limitó a decir: “Para pescar”. Ignoraba para qué hacía, en el fondo, lo que hacía. Su vida era un círculo vicioso, un malentendido. 

“¿Para qué quieres vivir?”. Es preciso responder. Y sólo hasta que lo hagamos también nuestro descanso formará parte del plan, y tendremos paz. Nuestro corazón no nos acusará de haber gozado de una tarde libre, ni nos reprochará por habernos tomando unas breves vacaciones. Seremos, entonces, los hombres más sabios. Y también los más tranquilos. 

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#4 Tiempos

La cuna de la comunicación inalámbrica es San Luis Potosí | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash

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EL CRONOPIO

En este mes de junio se cumplen ciento treinta y nueve años del desarrollo de la comunicación inalámbrica. Desarrollo que es netamente potosino aunque la historia oficial se lo asigne a Marconi que lo diera a conocer diez años después en 1896. El 11 de junio de 1886 Francisco Estrada recibía el privilegio (patente) para comunicar trenes en movimiento con la estación de trenes, asunto que implicaba la comunicación inalámbrica.

No queremos dejar el aniversario en el vacío y de nuevo retomamos este tema que hemos estado dando a conocer a través del estudio de la vida y obra de Francisco Javier Estrada Murguía, el físico mexicano más importante del siglo XIX y que naciera en San Luis Potosí en febrero de 1838.

Las aportaciones de Estrada son abundantes e importantes y muchas de ellas como primicia mundial sea en el ámbito de la electricidad o del magnetismo. Entre ellas la más trascendente es el desarrollo de la comunicación inalámbrica.

La historia de este acontecimiento científico es recogido en mi libro “La Cuna de la Comunicación Inalámbrica” que editara el fondo editorial Rafael Montejano y Aguiñaga en 2021 y que sale a luz después de vencer un sinfín de problemas administrativos como edición financiada por al autor en 2024.

Puede considerarse la obra más completa sobre Estrada en este tema de la comunicación inalámbrica y puede conseguirse con el propio autor en el correo [email protected]

Luis Guillermo Martínez que participó en la presentación del libro, escribe en la Jornada Semanal sobre el libro lo siguiente:

Sobre la formación de la industria en el proyecto de la modernidad, el problema se debe, precisa el autor, a la dependencia industrial con la que se constituyó nuestro país en las postrimerías del siglo XIX y comienzos del XX. De ahí también se explicaría por qué no se le concedió mayor importancia a los descubrimientos y adelantos de Estrada. Bajo el argumento que asegura una relación estrecha entre los avances del conocimiento tecnológico y la vida social, el autor afirma: “Esta relación puede observarse en las repercusiones económicas, de la vida social, la estructura de la familia y las actividades diarias que se desenvuelven en toda la sociedad.” Con esto se acerca en mucho a lo que planteó Marx al hablar de la “Maquinaria y la gran industria” cuando afirma que “la tecnología pone al descubierto el comportamiento activo del hombre con respecto a la naturaleza, el proceso de producción inmediato de su existencia, y con esto, asimismo, sus relaciones sociales de vida y las representaciones intelectuales que surgen de ellas.” ¿De qué manera se relaciona directamente el conocimiento científico y tecnológico con nuestra forma de vida actual? Por medio de la mercancía, la cual se produce gracias a dicha tecnología y se nos presenta como un hecho cotidiano al que nos enfrentamos de forma normalizada. Así, podemos comprender la forma mercantil desde otras perspectivas, ya no sólo como objetos útiles para nuestra vida cotidiana, sino como dinamizadores de nuestra socialidad, y esto es posible gracias a la tecnología que las sostiene o constituye.

Con sus experimentos sobre la reproducción técnica del sonido, Estrada fue puntal para el desarrollo y cambio radical de pensar estos problemas, que en la historia occidental empezaron con una tensión entre la reproducción y lo auténtico. En la actualidad, se dirime sobre la importancia de la forma de percibir el sonido reproducido técnicamente. La sensación fantasmagórica de escuchar a los que no están presentes, ya sea porque se encuentran lo suficientemente lejos para no oírlos de forma natural o porque ya no se encuentran vivos. También el fenómeno de traer al presente sonidos que fueron parte de otra época y, más aún, realizar un encabalgamiento con los sonidos actuales, algo similar a lo que en cine se conoce como montaje y que ahora en música se le llama sampleo, son elementales para los estudios de la filosofía y sus relaciones con la música. Más que Edison, Tesla y Marconi, estos problemas actuales los empieza a trazar Estrada, formando así, nos dice el autor de la obra, un trébol de cuatro hojas.

Agradecemos a Luis Guillermo Martínez sus comentarios y los invitamos a que se acerquen a la obra de este potosino distinguido que colocó al estado y al país en la palestra mundial a pesar del olvido sobre sus importantes contribuciones a la física que ahora marcan nuestras sociedades modernas.

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