Jesús Priego, sacerdote y rector en Roma, vivió de cerca la partida del Santo Padre, quien nos contó sobre el legado que deja
Por: Ana G Silva
Desde Roma, el sacerdote potosino Juan Jesús Priego Rivera, colaborador de La Orquesta, ex vocero del Arzobispado de San Luis Potosí y actual rector del Pontificio Colegio Mexicano, vivió de forma cercana e intensa la noticia del fallecimiento del Papa Francisco, la cual calificó como inesperada, a pesar del deterioro en la salud del pontífice.
“Habíamos seguido los reportes médicos, y aunque eran pesimistas, cuando lo vimos salir a dar la bendición el domingo (día de la Resurrección), nos llenamos de esperanza”, expresó el sacerdote en entrevista. Sin embargo, un derrame cerebral terminó por apagar la vida del pontífice, en lo que describió como un giro repentino que tomó por sorpresa incluso al entorno más cercano al Vaticano.
Priego Rivera relató que se encontraba en oración dentro de la capilla del Colegio cuando comenzaron a sonar las alertas: “Salí y llegaron muchos mensajes al mismo tiempo. Ahí supe que algo había pasado. Todos hablaban de la muerte del Santo Padre”.
Desde su rol como rector del Pontificio Colegio Mexicano —una institución que alberga a sacerdotes mexicanos en formación en Roma—, explicó que no hay un protocolo específico más allá de lo espiritual y lo simbólico: “Oramos por él, asistimos a las ceremonias, y recibiremos a los dos cardenales mexicanos electores, Carlos Aguiar Retes y Francisco Robles Ortega, quienes se hospedarán con nosotros durante el Cónclave”.
Priego también compartió el impacto emocional de la noticia: “Primero lo tomas con incredulidad. Pensé que quizá era otra noticia falsa. Pero cuando lo confirmas, te das cuenta de que se ha cerrado un capítulo importante para la Iglesia”.
Sobre el legado del Papa Francisco, el padre Jesús Priego fue claro: “Como toda figura fuerte, fue polémico. Pero si vemos su pontificado con objetividad, nos damos cuenta de que su prioridad era clara: llevar la Iglesia hacia los más pobres, hacia los olvidados, hacia los que viven en los márgenes”.
Priego subrayó también la relevancia de ese mensaje en el contexto mexicano: “Tenemos un país donde más de la mitad de la población vive en pobreza. El Papa insistía en no instrumentalizar al pobre, no convertirlo en un número o un voto. El pobre es una persona con necesidades reales: salud, empleo, seguridad. Y eso nos interpela a todos, no solo al Estado”.
Desde Roma, el sacerdote potosino se convierte en uno de los pocos mexicanos que están viviendo estos días desde el corazón de la Iglesia. Su testimonio, cercano y humano, lo describe como una figura papal que buscó tocar las heridas del mundo contemporáneo.
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