abril 18, 2024

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#Entrevista | 3 periodistas potosinas que han sido agredidas por funcionarios

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Amenazas, hostigamiento, ninguneos, insultos y manoseos son algunos de los actos de violencia que las reporteras han padecido por parte de trabajadores del gobierno

Por José Luis Vázquez

En el marco del Día Internacional de la Mujer, La Orquesta entrevistó a tres mujeres periodistas que de manera distinta, han sido agredidas por algún funcionario público de San Luis Potosí; y si en algo estuvieron de acuerdo, es que el hecho de ser mujer y periodista, las hace sentirse más vulnerables.

El primero de los casos es el de Leticia Vaca, una profesional que lleva más de un año ejerciendo su labor como periodista y quien el  pasado 3 de diciembre presentó una queja ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH) por hostigamiento de parte de funcionarios del Gobierno del Estado, y de la cual prácticamente se le recomendó desistir.

“Empezó el equipo de comunicación de gobierno del estado a intentar que no abordara al gobernador con cierto tema, me pedían que lo entrevistara pero sólo como una plática sin que grabara, obviamente no lo hice y eso les molestó; después de ahí me citan a una rueda de prensa donde habíamos muy pocos reporteros, al terminar me pidieron que me quedara para hablar pero no acepté, porque me pareció muy extraño”.

La entrevistada afirma que antes y después de la rueda de prensa, personal del gobernador tuvo muchos acercamientos hacia su persona, incluso llegando a abrazarla y agarrándola de la mano sin su consentimiento.

“Cuando me salgo de la rueda de prensa, empiezan a llamarme por un teléfono que no conocía y del cual nunca tomé las llamadas, me dejaron hasta un mensaje de que saliéramos a tomar un café, a mí ya me parecía que me estaban hostigando, obviamente niegan todo lo que pasó”, dijo.

De acuerdo con la queja, Leticia recibió un total de siete llamadas provenientes de tres números distintos para poder localizarla.

En ese sentido, criticó el actuar de la CEDH ante esta situación: “lo que ellos hicieron fue buscar la versión de los señalados y simplemente me dijeron: ‘tú ya dijiste esto, ellos dicen que no fue así (…)’; me dieron dos opciones, que en realidad se resume a una, que se ya se cierre el caso o decir que no estoy conforme pero de todas formas se cierra el caso, para mí no era una solución, yo esperaba que se hiciera una investigación o que se consultara a quienes estuvieron presentes para que pudieran avalar lo que yo estaba diciendo”.

Por su parte, Lizeth M., quien lleva más de dos años como periodista, detalló que fue agredida de manera verbal por parte de dos diputados de la pasada legislatura, según relata, los funcionarios saben el poder que ostentan y del cual hacen gala con este tipo de acciones.

“Te intimidan porque son personas que ocupan un cargo superior a ti. La manera en que te lo dicen, lo hacen con toda la intención de intimidar y lo logran. Te hacen menos, que te digan que tú no sabes hacer tu trabajo es molesto porque que cada quien hace lo que se nos pide y si hacer mi trabajo es hablar bien de una persona, tenemos los conceptos equivocados, creo que el periodismo se trata de criticar”, externó.

Luego detalló: “Fue por parte de un diputado de la pasada legislatura, me mandaron hacer un monitoreo de la asistencia de los diputados, al terminar el registro obtuve como resultado que esta persona era uno de los diputados que más inasistencias tenía en el legislativo por lo cual se elaboró la nota correspondiente; luego del paso de un par de días, yo tenía que entrevistarlo, cuando me acerco a él lo primero que me dice es que esa nota en específico era una ‘chingadera’, dijo que esa nota era algo muy ofensivo para él, seguido le dije que cuál era el problema y me dijo que yo no sabía hacer mi trabajo”.

“Tú no sabes hacer tu trabajo, no sabes en qué problema me metiste, mis amigos de Monterrey me dicen que estoy cobrando y no voy a trabajar”, le reclamó el legislador.

Luego de ese momento, la periodista comentó que una compañera escuchó el altercado y lo público a través de sus redes sociales, “pasaron los 10 minutos y en eso el diputado me contactó por WhatsApp y me mando la captura de pantalla de ese comentario, me puso que eso no era lo que él había puesto y me volvió intimidar”.

Lizeth M. dio cuenta sobre una agresión verbal más, cometida por otro diputado: “fue cuando critiqué el trabajo de un diputado priista también de la pasada legislatura, cuando me acerqué a entrevistarlo de una manera grosera y exaltado me dijo: ‘tú ni te me acerques, yo a ti no te voy a dar ninguna entrevista’, todo el mundo estaba escuchando como el diputado me estaba gritoneando”.

Otro caso registrado en la comunidad periodística es el de la reportera Fernanda Padilla, quien no solo recibió empujones por el personal del oficial mayor del ayuntamiento de San Luis Potosí, sino también la orden directa de un funcionario altanero para que publicara lo dicho en una rueda de prensa y evitando así sus cuestionamientos.

“Todo ocurrió cuando convocan a una rueda de prensa, el personal de comunicación social del ayuntamiento capitalino nos había informado que el oficial mayor iba atender a medios, por eso no lo agarramos previamente; en esta rueda de prensa solo dio los datos que él quiso pero pues yo traía otros temas; cuando dicen que ya se va, se va de la sala y mi primer instinto es conseguir la información porque es mi trabajo, salgo detrás de él y cuando empiezo preguntar sobre cierto tema una persona que estaba a lado de él empezó a empujarme ligeramente”, precisó.

Después de ello, Fernanda agregó: “en el momento no lo sentí, sino hasta después cuando vuelven a empujarme y ahí me surgió esa sensación de miedo, sobretodo porque estábamos sobre unas escaleras; luego, cuando estábamos cerca de su oficina insistí con mis preguntas y el oficial mayor voltea y me dice: ‘tú encárgate de sacar la información que ya te di’, como si él me diera las órdenes de información o como si fuera mi jefe, en lugar de contestar mis preguntas prácticamente me amedrentó”.

La periodista relató que luego durante este tipo de percances no se sabe cómo reaccionar: “no sabes ni cómo actuar, pero el miedo está ahí latente, te inunda una desesperación muy grande, (…) te bloqueas, no sabes qué hacer, la forma en que te contestan, esa manera tan despectiva, da cierto coraje, es una sensación de impotencia”.

La Orquesta : ¿Confías en que las autoridades dan seguimiento a las denuncias hechas por periodistas?

Leticia Vaca: Yo no confío en las instituciones porque creo que lamentablemente están ligadas a los entes de gobierno, aunque tú vayas y presentes tu queja realmente queda en un mero trámite y sólo formas parte de la estadística, ellos te meten en su informe de atención de víctimas pero ahí quedas, en un simple número, a mi no me dieron ninguna solución.

Lizeth M.: Yo no confío en las autoridades pero creo que es importante denunciar porque es necesario dejar un precedente, es necesario que quede asentado por si alguna situación llegara a pasar, se vaya por la persona que ejerció alguna amenaza o intimidación.

Fernanda Padilla: Mi sentir de ciudadana es que no hay nada, te puedo decir que no hay confianza, pero hay que tratar de tenerla.

 

La Orquesta: ¿Consideras que el hecho de ser mujer en el ámbito periodístico te hace más vulnerable?

LV: Sí eres más vulnerable, yo no he visto que las cosas que nos han pasado a mí o a mis compañeras las hayan vivido hombres, no tengo referencia de eso.

LM: El hecho de ser mujer y ser periodista sí genera una problemática más a la que se podría enfrentar cualquier reportero, podría asegurar que muchas de las agresiones que he tenido han sido principalmente por mi condición de ser mujer.

FP: Sí hay una diferencia, siento que de alguna manera los funcionarios dan más respeto a los compañeros hombres que a las mujeres, por ejemplo, la forma en que responden a mis compañeros es diferente a la manera en que responden a mí.

 

La Orquesta: ¿Qué consejo das a la mujeres periodistas en torno a este tipo de situaciones?

LV: Si no encontramos una solución denunciando pues mínimo lo evidencias, mínimo dices esta persona me agredió y lo das a conocer, a lo mejor es un antecedente para que no haya futuras agresiones porque ya nos estamos atreviendo a denunciar, ya estamos señalando a las autoridades, entonces a lo mejor es una manera de blindarnos un poco.

LM: Creo que es importante hacernos escuchar porque a veces optamos por callarnos y eso provoca que las agresiones continúen, si hiciéramos una presión al denunciar lo que nos ocurre podríamos poner fin este tipo de problemas.

FP: Hay que poner un alto y hacer una diferencia para que no continúen estos hechos, es muy importante denunciar y dejar el precedente, es algo trascendente en los casos para que los funcionarios no continúen manejándose en la impunidad y tratándonos como poca cosa.

 

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#4 Tiempos

¿Existe la ciencia neoliberal? | Columna de León García Lam

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VOLUTA

 

Una polarización creciente se ha cernido sobre el mundo y ha generado una guerra de trincheras por todas partes, que si la derecha, que si los conservadores, que si los musulmanes, que si metemos a la cárcel a los que le caen gordos a la tía Tatis, etcétera. Las multitudes se abalanzan a opinar. Usted no, por supuesto, estimada y culta lectora de La Orquesta. Usted y yo no caemos en esa trampa de la opinión sin ton ni son que nos polariza. Sin embargo, quisiera ofrecerle el humilde punto de vista de un antropólogo acerca de la polémica sobre ciencia e ideología. El nuevo CONACYT con H (CONAHCYT) ha acusado a sus antecesores de practicar una ciencia neoliberal y muchos científicos afirman que tal cosa no puede existir, pues la ciencia no tiene ideología.

Una de las grandes fortalezas de la ciencia —virtud que nunca se le ha visto a un diputado— es que es capaz de reconocer sus errores. La ciencia constantemente se inmola a sí misma sobre sus antecedentes. Es capaz de decirse y desdecirse. Esta virtud se basa en un principio de objetividad. La ciencia es capaz de desapasionarse. Es decir, puede reconocer un resultado, aunque este no sea el esperado o resulte adverso a las emociones, afectos o creencias de sus investigadores. Aquí se puede recordar al gran Lineo, quien empeñado en demostrar que en la naturaleza había un orden establecido por Dios, diseñó una clasificación de plantas que terminó por sentar las bases de la teoría evolutiva.

Por eso, la ciencia es capaz de observar objetivamente toda clase de fenómenos y por eso se dice con toda razón que los intereses científicos son ajenos a cualquier ideología.

Sin embargo, la ciencia no solo observa objetivamente átomos, moléculas, células, planetas o microbios. También observa seres humanos, lo cual significa dejar de lado el microscopio y usar el espejo para vernos a nosotros mismos. Las ciencias sociales observan no solo a otros seres humanos, sino a seres humanos que observan a otros seres humanos y esto genera una reflexión muy compleja.

Los colegas físicos, químicos o astrónomos están acostumbrados a una observación directa de los fenómenos que estudian. Los científicos sociales estamos habituados a considerarnos a nosotros mismos en la observación. Esto produce dos visiones científicas de la misma ciencia. Una que supone a la ciencia como una tarea objetiva, neutra y desinteresada y otra que cobra conciencia de cómo los intereses humanos guían a la investigación científica. Entonces para responder a la pregunta ¿existe la ciencia neoliberal? La respuesta llana es sí, sí existe. Hay intereses neoliberales fortaleciendo intencionalmente a ciertos temas científicos. Aun más: hay científicos con intenciones neoliberales practicando ciencia objetiva. Disculpe culta lectora de La Orquesta que dejé abandonado el tema de qué significa ser neoliberal para otra Voluta.

A pesar de la eficacia del método científico y su asombrosa capacidad para darnos conocimientos objetivos, hay suficiente evidencia de que las ideologías de los estados nacionales, las religiones y los intereses económicos juegan un papel fundamental en la llamada ciencia de frontera. La película de Oppenheimer visualiza cómo es que los políticos (y las situaciones históricas por las que atraviesan) manipulan y controlan los avances científicos. Se puede afirmar que el interés científico por la física cuántica no proviene de un interés neutral, sino absolutamente político. No puede existir tal interés inocente o neutro por la ciencia, pues los intereses científicos son dirigidos por intenciones económicas y militares. Una vez reconocida la injerencia de otros aspectos no científicos en la ciencia, habrá que decir que no sólo se trata de acusar al capitalismo o al neoliberalismo como manipuladores del interés científico, sino que también el comunismo, el BRICS y el alter mundo dirige a sus científicos con los mismos intereses económicos y militares.

Las universidades, los centros de investigación, los laboratorios y hasta las bibliotecas responden a los intereses ideológicos de los estados. Abundan los ejemplos: la relación entre las agencias espaciales y los consejos de seguridad, los avances biomédicos, la inteligencia artificial, etcétera.

En otras palabras, la trinchera de discusión que en México se ha abierto intenta responder la pregunta, la ciencia mexicana ¿a quién debe responder? ¿A la sociedad? ¿Al Estado? ¿A sí misma? Si es el Estado quién financia las becas y las estancias de investigación ¿no debe ser entonces quien regule y quien determine los intereses a investigar? Si la ciencia es útil, ¿no debiera dirigirse sus investigaciones al servicio de la sociedad? Pero ¿en verdad la ciencia debe ser útil o debe promoverse la libertad de investigación con independencia de su utilidad? No lo sé.

Por un lado, está la ingenuidad, creer o querer creer que es posible una ciencia desinteresada y desvinculada de los intereses nacionales o globales; por otro, está el terrible pragmatismo que pone a la ciencia como una sirviente del Estado y peor, la constricción a todo espíritu creativo que desee investigar algo y que no responda a los parámetros de la caprichosa sociedad que la mantiene.

En mi opinión, de antropólogo, pero que no necesariamente coincide con mis colegas de profesión y formando parte del fenómeno del que me quejaba al principio, montando el caballo loco de la opinomanía, pienso que la solución es que nuestro sistema mexicano de investigación científica debiera ser lo suficientemente abierto para que coexistamos tanto aquellos investigadores que colaboran entusiastamente en los intereses que atañen al estado mexicano (y que logren por fin la vacuna Patria y los respiradores Écahtl), pero también aquellos que trabajan para intereses corporativos o empresariales y quienes hacemos ciencia artesanal (la cual explicaré en otra ocasión).

Estoy convencido de que, en la tolerancia a la diversidad de posturas y en que, en nuestro país TODAS tengan una posible expresión y posibilidad pública, está la clave ¿y usted qué opina?

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#4 Tiempos

Xantolo 2023, viejos dilemas a nuevas tradiciones | Columna de León García Lam

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VOLUTA

 

Hace un año me llamaron para una entrevista por MG Radio. Jesús Aguilar me preguntó acerca de la importancia cultural del Xantolo, sin embargo sus preguntas poco me permitieron responder lo que con sinceridad pienso. Por ello, un año más tarde, escribo esta columna, para preguntarme y responderme lo que considero que debe ser preguntado y respondido acerca del famoso Xantolo.

 

Pregunta número 1: ¿Qué es el Xantolo y por qué se le considera tradición de San Luis Potosí?

No existe una tradición de día de muertos que se llame Xantolo, al parecer el término proviene del latín sanctorum (Sancta Sanctorum) y el término refiere a los objetos más sagrados de los templos judíos, vaya a usted a saber qué enredos ocurrieron para que se confundiera al sanctorum con xantolo. Lo que sí, es que en las cabeceras municipales (que no son indígenas) se impuso este nombre para llamarle al festival que organiza el municipio cada año: concurso de altar de muertos, concurso de comparsas, etcétera. Puedo asegurar, estimada y culta lectora de La Orquesta, que la fiesta de las cabeceras municipales, poco tiene de semejanza con lo que ocurre en las comunidades indígenas.

 

Pregunta número 2 ¿Entonces el Xantolo es una falsa tradición? ¿Cómo podemos conocer la verdadera tradición del día de muertos?

Tampoco existen las tradiciones falsas, sino más bien existen las tradiciones inventadas. Es muy común que todo aquello que se presenta como “tradicional” sirve como discurso para legitimar al poder en turno. Los gobiernos parten de crear mitos fundacionales tales como “respetar las raíces” o “preservar las tradiciones” y de ahí a la creación de rituales públicos, como desfiles, procesiones, actos solemnes, etcétera. Todos esas festividades son rituales sin religión, generalmente huecas y vacías, pero efectivas. ¿No le parece raro que esos mismos jóvenes que rechazan todo legado cultural estén encantados en celebrar -según ellos- la tradición del xantolo?

 

Pregunta número 3: ¿Cómo se vive el día de muertos en las comunidades indígenas?

Primero, se vive en comunidad. Segundo, la idea principal es compartir con los difuntos tamales, dulces, chocolate o atole.

Las comparsas representan a los ancestros que vienen del otro mundo y llegan a la comunidad.

 

Ahora, le comparto la carta de una ciudadana que me escribió lo siguiente:

Estimado antrop. León García Lam

Quiero contarle lo que ocurre en mi colonia y saber qué opina usted: Mi vecina de junto pone un altar a la Santa Muerte y el día 2 de noviembre saca al esqueleto para organizarle mitote y jolgorio; lo mismo hace con San Juditas, baile con caguamas, mujeres borrachas y pleito. Yo pienso que todo esto está muy mal, porque esta señora confunde la devoción católica con algo parecido a la brujería o el satanismo. 

Yo pongo altar de muertos, tradicional, como se ponía en el rancho de mi abuelita. En una mesa pongo los retratos de los que ya se fueron, con velas, agua y ofrendas para que los difuntos coman y beban, pues tienen sed. Esa es mi creencia católica y pienso que es la que está bien porque es la más tradicional.

El problema es que frente a los domicilios de nosotras, vive una señora, muy seria y recatada que es hermana protestante y dice de nosotras dos, que adoramos al diablo y a la muerte. Yo por más que le explico que lo que yo hago es muy diferente de lo que mi vecina de al lado hace, ella dice que somos igualmente adoradoras de satanás.

¿Usted qué opina Antrop. Lam? ¿Cuál es la verdadera tradición?

 

Mi respuesta es que, de ahora en adelante, hay que llamarle a todo esto “Xantolo”.

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#4 Tiempos

El paisaje | Columna de León García Lam

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VOLUTA

 

¿Qué es un paisaje? La definición que me gusta afirma que es la “impronta visual de cualquier lugar”. Usted se sube a la azotea de su casa y aquello que perciba como un flashazo (la impronta) es el paisaje de su barrio o colonia.

Hace unos días que regresé al terruño (osease la heroica ciudad de San Luis Potosí), debí esperar 40 minutos en una colonia popular y como vi un restaurante con terraza propuse a mi acompañante irnos ahí.  Pedimos cervezas para medir la velocidad del tiempo. Ya sabe: el calorcito, la terraza, la compañía y el paisaje.

  • ¿Cuál paisaje? —preguntó mi interlocutora.
  • Ése, todo lo que ves. —Respondí, señalando con el dedo un montón de fachadas y azoteas grises con tinacos negros y cables enredados.
  • ¿A eso le llamas paisaje?
  • Efectivamente, es un paisaje urbano popular. Quizá tú pienses que un paisaje debe ser agradable o bonito, pero he aquí uno que no necesariamente lo es. Aunque, a pesar de todo, a mí me gusta, pues siento cierta atracción por la belleza oculta en la decadencia. Todas esas casas fueron pintadas de amarillo, pero afortunadamente ya se deslavaron y ahora son grises otra vez y esperan ser pintadas de verde o del color favorito del poder en turno.

Luego, horas más tarde, veíamos el paisaje de la sierra de San Miguelito desde la azotea de mi domicilio. Muy parecido al anterior, solo que en esta ocasión el paisaje estaba saturado de viviendas blancas que no son precisamente populares. Temo que el paisaje de aquellos tiempos en que gozamos de la ciudad rodeada de cerros de cantera rosa, que enverdecía en estos días de lluvias se perdió irremediablemente.

—Me da tristeza ver este paisaje. —Dije para mis adentros

  • ¿Por qué? —Me pregunté
  • Porque ha cambiado mi paisaje, lo que vi prácticamente todos los días de mi vida, cuando fui niño, luego joven y ahora adulto, ya no existe. Quizá eso sintieron los ancestros, cuando se fundó una ciudad en medio de la nopalera y por ello la famosa bruja se rebeló. Quizá es lo que sienten los ejidatarios o comuneros cuando un fraccionamiento recién autorizado llega a cambiar la fisonomía de su entorno.
  • Pero ¿por qué dices que es tu paisaje? —Me dije enfatizando el “tu”
  • Primero, porque es lo que siento desde un yo muy interior que no puedo controlar, sino solo aceptar y acaso manifestar, aunque esté equivocado, pero también porque hay un yo plural. Estoy seguro de que miles de personas sienten algo parecido: los ejidatarios de la Garita, los comuneros de San Juan de Guadalupe y hasta los colonos de todo el sur de la ciudad debemos sentir que nos destruyeron el paisaje.

Todo eso me dije. Cuando un oleaje de contradicciones me invadió.

Efectivamente, todos esos proyectos inmobiliarios deben basarse en el derecho para afectar el entorno, el paisaje y hasta los recursos esenciales como el agua. No hay intención humana que no lo haga. Así se construyeron las grandes ciudades, el progreso y la civilización humana. Piense usted en cómo la Esfinge y las Pirámides de Egipto modificaron el entorno, no sólo por sus monumentos sino por el control de las anchas aguas del Nilo; de la misma manera, las pirámides de Bonampak, el Partenón, el Empire State y la Muralla China, todo ello ¿no ha modificado el paisaje de manera irreversible? Pues sí. Entonces, los empresarios inmobiliarios de San Luis Potosí tienen el mismo derecho de intervención que los egipcios.

Sin embargo, los 6 mil años (más o menos) que la humanidad lleva modificando el entorno ha llegado a su fin. Los recursos se agotaron y hoy somos cada vez más conscientes de que el desarrollo y el progreso no nos llevan a buen puerto. El reto del mundo actual es lograr poblaciones que no solo sean sostenibles y amigables con el medio ambiente, sino que sean regenerativas del paisaje.

¿Qué significa regenerar el paisaje? Significa volver a colocar las condiciones que mantenían un lugar como era, por lo menos antes de las ínfulas del progreso. Dicho de otra manera, es exactamente lo opuesto a lo que los intereses inmobiliarios y nuestros gobiernos estatal y municipales actuales están ejecutando por todas partes.

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