julio 18, 2025

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#4 Tiempos

Elecciones: una marimba que se toca con los dados | Apuntes de Jorge Saldaña

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APUNTES

Ya huele a elecciones, ya se oyen sus campanas. Es la marimba que se toca con un lanzar de dados. Es el mercado de las ilusiones del todo por el todo para los ilusionados de lo público. A partir de la alargada e incierta (¿?) elección de candidato presidencial de Morena, las corcholatas ruedan empujando en un efecto híbrido entre dominó y malabar a los protagonistas de todos los estados y de todos los partidos.

San Luis Potosí no escapa a la inercia malabaresca, pero mucho menos a su tradición de ser maíz del que se cuece a parte con sorpresas candidateables, alianzas por arriba y por debajo, retornos extraños, estrenos municipales y giros inesperados.

Gabino Morales y Leonel Serrato lo dijeron derechito y “desdenantes”: van a buscar Senaduría y alcaldía capitalina respectivamente. Leonel, ex candidato por Morena y Verde en años separados por tres calendarios completos, ya soltó la caña de pescar para el 2024. Quiere tercera chance con el logo de ambos con los que ya jugó por separado.

En la “jugada” va de la mano Gabino Morales, que busca como recompensa al trabajo que comenzó de romántico brigadista voluntario, un empujoncito hasta el senado.

El martes Salió Rita Ozalia Rodríguez ( ella que casi nunca sale) a decir medio entre líneas y medio forzado, que su partido puede ir solo en la próxima elección. Es decir, que pueden ir con el Verde, o sin el Verde, las dos cosas y es que ese es justamente el plan Serrato-Morales: apostar a que la alianza federal, ya muy cantada, entre Morena, Verde y PT, beneficie a Gabino, y en el caso de no ir juntos en lo local, de cualquier forma el Verde, tenga gallo por abajo con su ex secretario y amigo verde: Leonel.

Pero no todo es tan simple en el escenario que imaginaron, el Partido Verde Potosino (léase el proyecto con el mismo nombre que el apellido del gobernador potosino) no necesita para nada en lo local aliarse con Morena.

Las “cuotas” para presidentes municipales y 15 diputaciones locales que se tendrían que compartir en ese escenario con el partido que fundó el presidente, serían injustificadamente caras.

Y la razón más importante: ¿Le interesa al Partido Verde de Ricardo Gallardo ganar la capital potosina en 2024?

En el análisis superfluo, parecería argumento suficiente que ganar el municipio más grande sería sinónimo de conducir y compartir presupuestos, obra y proyectos en la segunda mitad del sexenio de Ricardo, ok… es cierto, pero si pensamos un poco más allá, la segunda y tercer pregunta a continuación, elaboran un poco el acertijo.

¿Para qué quiere Ricardo Gallardo gobernar la capital con un candidato emanado de su proyecto con todos los retos que una ciudad del tamaño de la nuestra enfrenta?

Los pronósticos indican que sería sometido, lo quiera o no, a un desgaste directo durante los tres años más importantes de su mandato, lo colocaría en una posición de contraste negativo ante sus opositores y no solamente estaría en riesgo de perder la capital, sino la posibilidad de continuar con su proyecto político en el estado.

Es decir, a Ricardo convendría más “perder” capital potosina y en 2027, volver a ganar el gobierno para su equipo (y ahora si por supuesto la capital del mismo)

Además viene la tercer pregunta: ¿A quién lanzaría el Verde a la capital? ¿A su papá, a su secretario general, Guadalupe Torres, a Sonia Mendoza, a Leonel Serrato, a Eloy Franklin o a Ignacio Segura su gran Amigo? La decisión no es nada fácil, sobre todo porque…al escoger a uno, en automático se haría de 4 agraviados…y todos son sus cercanos amigos.

Sí. Hay muchos más puestos a repartir, es evidente, pero por lo menos para los mencionados arriba, las posibilidades se reducen, todos están ya “sobre calificados” para una regiduría o como para aceptar una diputación Local.

¿Y el resto de sus aliados políticos? ¿Y Juan Carlos Valladares qué nota va a tocar en el “tin-tan” de la marimba de los dados? (Se las dejo de tarea)

Por arriba de la mesa, en alianza abierta, es prácticamente es imposible pensar una reunión Rojo y Verde. Ya se vieron en esta semana que los recorridos por Pozos en chalecos rojos en Domingo de Pilas, se parecen mucho a la entrega de programas alimentarios donde predominó el color verde. Las fotos lo dicen todo.

Acordar por debajo de la mesa un apoyo estructural (nada nuevo bajo el sol) para que logre una reelección el alcalde Galindo es posible, al fin y al cabo ya saben cómo entenderse (y también “desentenderse”) y se conocen los modos y las formas de gobernar juntos.

La opción de ese acuerdo estructural no es imposible, pero (otra vez pensando en un 2027) quizás hasta un panista (no Galindo) pudiera ser beneficiario de un acuerdo de ese tipo.

Total, que “recupere” el PAN (ayudado por el Verde en estructura) la capital…pero solo durante tres años (los más difíciles) y la vuelva a perder. Ya en 2027 regresa Verde con todo, y por todo, con Pozos en la mano, con Villa de Reyes en la otra, con Soledad, como siempre, y con la gran mayoría de las alcaldías trabajando de su lado.

Y el ¿PRI? Ah, en el PRI se registraron dos planillas para renovar su dirigencia y… uffffff se me acabó el espacio.

Luego sigo con este tema porque los calores y bochornos (de diferente origen) tienen a quien esto emplea más pegajoso que jingle de Movimiento Ciudadano, que por cierto estrenó por fin y luego de más de un año de “ya meritos” una Coordinación Operativa Municipal en la figura de Sebastián Pérez.

Resumen rápido del divertido evento “nanananana” naranja:

Sebastián Pérez se presentó agradecido y como un “crítico” de los “Partidos Tradicionales”…

Nada más que se le olvidó que trabajó para la cúpula nacional del PRD, que su tío, amigo e invitado a su toma de protesta, Fernando Pérez Espinoza “Calolo” fue presidente del PRI y que el ahora Coordinador Estatal de del MC en San Luis, es Marco Gama ex presidente del PAN.

Soltó el nuevo coordinador New Orange, que San Luis capital se quedó sin opciones políticas y que no existe una verdadera y honesta que quiera ser gobierno y que estaba muy mal que se usaran los puestos públicos como trampolín político.

Fantástico.

Como parte de su equipo, se presentó a la experta en temas del Centro Histórico, Diana Estrada Harris (Ex coordinadora de vinculación del Consejo Consultivo del CH con Horacio Sánchez Únzueta y de familia directa con apellido Nava)

También se presentó a Pablo Zendejas, ex secretario particular de Xavier Nava.

También se presentó a Adriana Urbina, ex funcionaria de aquella administración en la que fue secretario general el propio Sebastián Pérez.

Entre sus invitados se contó con la presencia del ex director de Desarrollo Social, Oscar Valle Portilla, ex candidato de Morena al séptimo distrito.

No dudo que hay buenas intenciones, y que la absoluta falta de brújula de la geografía ideológica partidista, se valide hoy estar en un instituto político y mañana en otro. Hoy en un proyecto y mañana en otro pero…

Si nos ponemos pursitas, pues ni como conciliar tanta y tanta “pluralidad” pasados Navistas-Horacistas, morenistas temporales, ex priistas, ex panista, ex ciudadanos, medio derechistas, (con una descripción pública de “católicos y panistas de hueso colorado”) y al mismo tiempo sean tan progre.

Mi amiga Adriana Marvelly me dijo en el evento que yo estaba haciendo “caras” en cada parte del discurso. Sorry amiga, no lo pude evitar. No obstante, ahí está el beneficio de la duda por la coincidencia generacional.

No nos vayan a decepcionar o a querer meter el dedo con atole en la boca y mañana presentar a un impresentable, a ese que le decimos “Xavi BB” porque entonces seré el primero en decirles farsantes.

Pero bueno…las playeras estaban bonitas, decían “Alegría”.

Hasta la próxima porque desde hace como tres párrafos se me había acabado el espacio.

Atentamente,

Jorge Saldaña

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#4 Tiempos

El pasado vestido de visitante | Columna de Arturo Mena “Nefrox”

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TESTEANDO

Hay noches que no necesitan presentación, porque desde que amanece, el aire se siente distinto. Hoy es una de esas. San Luis juega en casa y enfrente no tiene a cualquiera: tiene al Monterrey, uno de los planteles más poderosos del país, pero sobre todo, tiene enfrente al pasado vestido de visitante. Domenec Torrent, aquel técnico que se fue dejando una sensación de proyecto inconcluso, regresa al Alfonso Lastras. Y no lo hace solo: lo acompaña Sergio Ramos, leyenda del fútbol mundial, que hoy pisa el mismo césped que tantas veces fue testigo del esfuerzo potosino. Es viernes, sí, pero de esos que huelen a domingo, a noche grande, a historia por escribirse.

El San Luis llega con cosas por ajustar, sí, pero también con certezas. La estructura que propuso Abascal en su debut tuvo orden, supo competir. La presión en bloque medio, la disciplina para cerrar líneas de pase y la paciencia para esperar el error del rival no son casualidades, son decisiones. San Luis sabe que no puede ganar desde la nómina, pero sí puede competir desde el plan. Y eso es algo que este equipo ha aprendido a hacer. Tiene jugadores con criterio, como Salles-Lamonge, que puede inventar algo cuando el partido parece trabado. Tiene futbolistas como Rodrigo Dourado, que saben cómo hacer que el rival se incomode, cómo romper el ritmo desde una barrida o una cobertura. Y tiene juventud con hambre, como Román Torres, que cada vez se siente más cómodo en este rol de vertical, rápido, incómodo.

Del otro lado está Monterrey, que viene golpeado por una derrota sorpresiva ante Pachuca, pero que no deja de ser uno de los equipos con más talento individual en toda la liga. Con nombres que pesan en cualquier cancha: Tecatito, Berterame, Jesús Gallardo, Maxi Meza, Alvarado… y ahora, el propio Ramos. Un central con décadas de experiencia al más alto nivel, un tipo que probablemente haya jugado partidos más difíciles en una semana que muchos de sus compañeros en un año. Su presencia no sólo impone desde lo físico; impone desde lo mental. Es un líder que ordena, que corrige, que exige. Hoy, esa jerarquía se pondrá a prueba en una cancha que, aunque pequeña en comparación con los grandes estadios europeos, sabe hacerse sentir.

Y ahí está el meollo del asunto. El partido no se va a jugar sólo en lo táctico. Se va a jugar también en las emociones. Torrent vuelve a la ciudad donde muchos lo consideraban el arquitecto de un equipo en crecimiento. Lo hará desde el banquillo contrario, pero con una libreta llena de apuntes sobre cómo se juega en esta cancha, sobre cómo respira la afición, sobre cómo reaccionan los jugadores locales en ciertas situaciones. Su regreso tiene algo de morbo y mucho de expectativa. ¿Qué tan bien conoce a su exequipo? ¿Podrá utilizar esa información para desnivelar? ¿O será la motivación del grupo potosino lo que incline la balanza?

El partido pinta para cerrarse rápido en la mitad del campo. San Luis no va a regalar espacios. Monterrey tampoco va a lanzarse como loco. La clave estará en quién tenga más paciencia. En quién logre imponer su ritmo. En quién sepa leer los momentos. Si los locales logran contener los primeros intentos rayados y mantener el cero, la confianza irá creciendo. Si Monterrey golpea temprano, entonces cambiará todo el escenario.

No hay partido fácil en esta liga. Pero hay partidos que se sienten diferentes. Y este lo es. Porque tiene historia reciente, porque tiene narrativa, porque tiene regreso y debut, porque tiene al Alfonso Lastras latiendo más fuerte. Y porque hoy, más que nunca, la gente de San Luis quiere creer que este equipo puede plantarse ante cualquiera. Que puede competir, que puede ganar. Que puede hacer historia, incluso si es apenas la jornada dos.

Esta noche el balón rodará con intensidad. Y con él, rodará también la memoria. Porque quizá con el tiempo, alguien recuerde que un viernes cualquiera de julio, en San Luis Potosí, se jugó un partido que no parecía importante… pero terminó siéndolo todo.

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#4 Tiempos

El experimento de Carrillo que abrió la puerta a un nuevo universo musical | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash

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EL CRONOPIO

El pasado 13 de julio se cumplieron ciento treinta años del trascendental experimento donde Julián Carrillo dividió el tono en dieciséis partes obteniendo lo que llamó el Sonido 13 que se agregaba a los doce sonidos conocidos hasta ese entonces, 1895 y al mismo tiempo expandía en noventa seis los sonidos en la octava musical. Carrillo abrió la puerta a un nuevo universo musical, y gracias a la genialidad de su autor logró convertirse en todo un sistema que a últimas fechas ha recobrado especial interés a nivel mundial.

A partir de ese experimento Carrillo desarrolló su teoría del Sonido 13 que revolucionaria el mundo de la música. Controvertidas teorías que causaron en el país, principalmente, a diferencia de otras partes del mundo, un rechazo a la figura y obra de Julián Carrillo que perdura de cierta manera a la fecha, desvirtuando la importancia de ese simple experimento que realizó con la ayuda del violín abocándose a dividir la cuarta cuerda del violín sucesivamente hasta los límites prácticos de ese proceso.

Uno de los puntos que suele criticársele a Julián Carrillo, es el del descubrimiento, por decirlo así, del microtonalismo, suele asegurarse que una gran cantidad de personajes trabajaban en ese aspecto y que habían logrado hacerlo, o bien que sistemas como el hindú y algunos otros tenían música microtonal. Por otro lado, suele cuestionarse también, que fuera justo el 13 de julio de 1895, sin que nadie lo viera y sin que en ese momento se registrara el acontecimiento, salvo, el dicho del propio Carrillo que menciona el descubrimiento y que recurre a uno de sus condiscípulos como testigo de dicho experimento.

Se tacha de chocante la crónica difundida por el propio Carrillo. Esta situación, suele desvirtuar el propio acontecimiento, pues el experimento como tal, fue más allá de su simple realización, abrió la posibilidad de la discusión teórica y experimental acerca del sistema musical en práctica; mientras otros personajes trataban de lograr los cuartos de tono, Carrillo logró los diesiceisavos de tono y desarrolló las respectivas teorías que le permitieron enriquecer, simplificar y purificar la música, construyó nuevos instrumentos únicos en el mundo, ideó un nuevo sistema de escritura musical, escribió música en sistema microtonal demostrando su posibilidad interpretativa y auditiva, e incorporó las importantes y poco estudiadas leyes de metamorfosis musical. Todo ello forma parte del llamado Sonido 13. Existen todas las evidencias contextuales para asegurar, no solo la posibilidad de realización de dicho experimento, sino, los factores necesarios para que una personalidad como la del entonces joven Carrillo, pudiera llegar a la conclusión de la división del tono en dieciséis partes iguales, dieciseisavos de tono.

En San Luis Potosí Carrillo fincaba esa inquietud con la acústica musical y preparaba el terreno para experimentar con el sonido y la dependencia de la frecuencia con sistema de ondas estacionarias como suceden al vibrar una cuerda cualquiera.

Un niño entusiasmado por la música, que comenzaba a manifestar un especial talento por la misma, en una clase donde de cierta forma se le permitía jugar con elementos a su alcance, soñando y desplegando su espíritu inquisidor, le abría la posibilidad de experimentar mediante el juego, moldeando su ingenio. De esta forma, al decir de su maestro de primeras letras Germán Faz en la Escuela número nueve de San Sebastián, Carrillo solía jugar con una de las cintas de su zapato, que entonces tenían un núcleo de resorte, haciéndola vibrar sosteniendo con la boca uno de sus extremos y con la mano el otro de ellos, produciendo sonidos que podía percibir, se moldeaba, como decíamos, el futuro investigador. Por cierto, su profesor comentaba muchos años después, ya cuando se propagaba intensamente las teorías del Sonido 13, que éste, de cierta forma, pudo haberse fraguado en esos regulares juegos con las cintas de su zapato que realizaba el niño Julián, mientras trascurrían las lecciones diarias de aritmética. En ese juego Carrillo podría observar que el sonido producido por la cuerda de su zapato dependía de la forma en que la tensionaba y de la longitud que controlaba con su mano, tal como lo haría con el violín, poco tiempo después, armando notas que deleitaban al oído.

El propio Julián Carrillo en sus escritos en el libro pláticas musicales que editó en 1923 en su volumen dos refiere detalles contextuales del experimento y el nombre del discípulo que ayudó en ese experimento:

“en el último lustro del siglo pasado y queriendo ver si era posible dividir el semitono, intenté con mi discípulo y amigo Eucario Rodríguez, de Guanajuato, un trabajo de experimentación y de una manera primitiva -supuesto que carecíamos de medios apropiados para ello- logramos, subdividiendo la cuerda de un violín con el filo de una navaja, oír entre las notas Sol y La de la cuarta cuerda dieciséis sonidos distintos perfectamente claros”.

El Sonido 13 es mas que este experimento, tiene una estructura compleja que Carrillo desarrollo y cuya epistemología se basa en tres axiomas derivados básicos que se centran en el compromiso o, los principios, de Simplificación, de Purificación y de Enriquecimiento, que Carrillo llamó postulados.

También lee: Un encuentro con la tabla periódica: la participación potosina | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash

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La decadencia de la risa | Columna de Juan Jesús Priego Rivera

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LETRAS mínúsculas

Ya a finales del siglo XIX, Eça de Querioz (1845-1900), el famoso novelista portugués, se quejaba de lo poco que nos reímos los modernos, lamentándose de que lo que él llamó «la risa antigua» estuviera en vías de franca desaparición. «Nosotros –escribió en un ensayo muy poco conocido-, hijos de este siglo serio, perdimos el don divino de la risa. ¡Ya nadie ríe! Casi ya nadie sonríe siquiera, porque lo que queda de la antigua sonrisa, fina y viva, tan celebrada por los poetas del siglo XVIII, o de la sonrisa lánguida y húmeda que encantó al romanticismo, apenas es un entreabrir lento y helado de los labios que, por el esfuerzo con que se contraen, parecen muertos o de hierro».

Sí, cada vez reímos menos, y, como dije en otra ocasión, si en algo aventajamos a los hombres y mujeres de otras épocas es en nuestra seriedad, que no es meditativa ni religiosa, sino triste, culpable y mortecina: una seriedad, para decirlo ya, muy parecida a la de los cadáveres.

Sigue diciendo el novelista: «Nunca más he vuelto a oír esa carcajada magnífica de mi infancia. Lo que hoy se escucha es a veces una sonrisa cascada, seca, dura, áspera, corta, que sale a través de una resistencia, como arrancada por unas cosquillas, y que bruscamente muere, dejando los rostros mudos y fríos. ¡He aquí la risotada de nuestro siglo!».

La alegría, hoy, ha acabado convirtiéndose en un lujo; y, si no me cree usted, si mi afirmación le parece exagerada, pregunte a sus vecinos si son felices para que obtenga un centenar de respuestas como ésta: «¿Feliz yo? ¡Cómo se le ocurre, estimado señor!». Y se pondrán a hablarle del trabajo –tan mal pagado-, del cambio climático, de la delincuencia organizada o del estrés. ¡Y conste que hoy tenemos casi todo aquello de los que nuestros antepasados carecieron! Las cajas de música de mi infancia tocaban sólo una canción, y, para colmo, había que darles cuerda; las cajas de música de los muchachos de hoy tocan –o al menos pueden hacerlo- hasta 20 o 30 000 canciones, pero no por eso el corazón de estos muchachos se ha vuelto más alegre, más musical. ¡Qué rostro más avejentado pasean por las autopistas de la vida! ¿Sonreír? No, gracias. La verdad es que ni siquiera se les ocurre.

«Nadie ríe –continúa Eça de Queiroz-, y nadie quiere reír. Tenemos todos el indefinible sentimiento de que la risa estridente y clara desentona con la atmósfera moral de nuestro tiempo». Y se pregunta: «¿De dónde proviene esta desoladora decadencia de la risa? Habría que componer un estudio sobre la Psicología de la taciturnidad contemporánea».

Algún día, si no cambio de parecer, escribiré esa psicología de la tristeza que invita a hacer a sus lectores el autor de La ciudad y las sirenas. Dicho tratado deberá responder a las siguientes preguntas: 1. «¿Por qué estamos hoy tan endiabladamente tristes?»; 2. «¿Quién nos ha robado el mes de abril?»; 3. «¿Por qué razón nos hemos vuelto tan huraños y tan antipáticos?», etcétera.

Que esto es así –es decir, que hoy estamos los hombres más tristes que nunca- lo dicen incuso autores bastante enterados de los problemas de nuestra época. He aquí, por ejemplo, lo que escribió el doctor Luis Rojas Marcos en un libro que apareció en las librerías casi cien años después de que lo hiciera ese ensayo de Eça de Quieroz que hemos venido citando; el libro en cuestión se titula La pareja rota y dice así en una de sus páginas:

«Desde finales de los años sesenta ha brillado la generación del yo, el culto al individuo, a sus libertades y a su cuerpo, y la devoción al éxito personal. La dolencia cultural que padecemos desde entonces es el narcisismo, aunque según dan a entender estudios recientes, la comunidad de Occidente está siendo invadida ahora por un nuevo mal colectivo: la depresión. La prevalencia del síndrome depresivo está aumentando en los países industrializados, y las nuevas generaciones son las más vulnerables a esta aflicción. Así, la probabilidad de que una persona nacida después de 1955 sufra en algún momento de su vida de profundos sentimientos de tristeza, apatía, desesperanza, impotencia o autodesprecio, es el doble que la de sus padres y el triple que la de sus abuelos. En Estados Unidos y en ciertos países europeos, concretamente, sólo un 1 por 100 de las personas nacidas antes de 1905 sufrían de depresión grave antes de los setenta y cinco años de edad, mientras que entre los nacidos después de 1955 hay un 6 por 100 que padece de esta afección».

¡Dios mío, lo doble de tristes que nuestros padres y lo tripe de ansiosos que nuestros abuelos! ¡Pero si tenemos todo lo que ellos no tuvieron!…

¿Cuáles son las causas de tanta tristeza? Eça de Queiroz aventura la siguiente respuesta: «Yo pienso que la risa acabó porque la humanidad se entristeció. Y se entristeció a causa de su inmensa civilización…, pues cuanto más culta es una sociedad, más triste es su faz. Hemos perdido la simplicidad y, con ella, la risa». Y termina diciendo al lector: «¿Quieres un humilde consejo? Abandona tu laberinto, entra de nuevo en la naturaleza, no te compliques con tantas máquinas, no te sutilices con tantos análisis; vive una buena vida de padre próvido que trabaja la tierra, y reconquistarás, con la salud y con la libertad, el don augusto de reír».

Así termina el famoso novelista. Pero no, no nos convence el consejo, ni creo que se consiga mucho abandonando el laberinto (y, por lo demás, ¿quién podría hacerlo?). Según yo, lo que nos ha quitado «el don augusto de reír» no es el exceso de civilización, sino nuestra falta de religión. ¡Ah, si de veras creyéramos en un Dios que nos protege y nos cuida, cómo nos reiríamos de nuestros pequeños problemas! Es decir, reiríamos. Veríamos entonces las cosas desde esa lejanía sin la cual la risa es imposible. ¿No se ha dicho muchas veces que la risa nace del distanciamiento, de ver las cosas desde cierta altura? Pues bien, si esto es así, sólo Dios y los que creen en Él pueden reír de veras con esa explosión de regocijo que conoció Eça de Quieroz cuando era niño, es decir, cuando los hombres aún tenían fe…

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