noviembre 11, 2025

Conecta con nosotros

#4 Tiempos

El virus de la corona | Columna de Jorge Ramírez Pardo

Publicado hace

el

coronavirus

Enred@rte

 

Entre alarmismo y realidad, el COVID-19, en lenguaje coloquial denominado coronavirus, desafía a la ciencia y al manejo informativo en las omnipresentes redes sociales para un sector importante en nuestro país y el mundo.

Desafía al sentido común y demanda fraternidad universal para atender la contingencia con generosidad, oportunidad y sentido de la otredad; o de la existencia de los demás, igual que yo, en condiciones de riesgo.

En nada ayuda antes de llegar a una crisis severa, que haya quien acapare gel antibacterial, jabón y papel higiénico, sí, remediando lo propio dejan en desventaja al vecino y de ahí puede venir el crecimiento exponencial multiplicador 2, 4, 8, 16, 32, … etcétera de contagios.

Reeducación más allá de la coyuntura

Jorge Zepeda Paterson, como siempre, es atinado y evalúa el fenómeno en prospectiva y no sólo en la perspectiva fatalista: “Supongo que la tragedia que nos abruma es más fácil de sobrellevar con el descargo liberador que supone culpar a un chivo expiatorio, llámase Claudia Sheinbaum, Andrés Manuel López Obrador, Manuel Bartlett o por qué no, Robben, quien fingió el penalti con el que nos eliminó Holanda en el Mundial de 2014. Cualquier cosa antes que aceptar que tenemos que sufrir padecimientos y sacrificios porque alguien nos los pide en nombre de todos. Siempre será más fácil crucificar al mensajero de las malas noticias, así sean para prevenirnos de males mayores. Espero que los mexicanos estemos a la altura de la crisis que se nos viene encima, a condición, claro, de que podamos superar rencores, golpes de pecho y dedos flamígeros. Una pandemia es ya un flagelo demasiado terrible para que además la convirtamos en una epidemia de odio”.

Los alarmismos

En el transcurso ascendente, hoy decadente, del neoliberalismo, hay evidencias palmarias de:

  • La degradación del salario y, por tanto, menosprecio al trabajo. En México 30 años de poder adquisitivo en bajada y aumentos salariales píricos. Excepto, entre 2019 y
  • Sobre-ponderación del “estatus” social liado al consumismo; esto es, vales por lo que tienes, y no por quién, cuándo y dónde
  • Vales por un color de piel, un idioma, una clase social, una capacidad de consumo, adquirida por ascenso laboral; pero, también, por la posibilidad de enriquecerte a cualquier precio y atropellando lo que sea. ¿No es esto un modelo para acceder, al crimen organizado? Si no naciste en condición de privilegio y todo te incita a tener, arrebata y corrompe autoridades para garantizar
  • El desplome del sentido del ahorro (gasta porque se devalúa la moneda frente al dólar, el euro…); consume porque la vida es efímera.
  • El dinero tiene valor agregado tan sólo para los bancos; porque no te dan una remuneración justa por guardar el dinero; pero ellos sí pueden prestar con intereses usureros e imponer toda suerte de, y si entras en litigio, ellos cuentan con abogados leguleyos, tú eres un simple prescindible.
  • Adquisición de productos electomagnéticos (celulares, pantallas, computadoras); además de costosas son de vida
  • Existencia en frenesí, vive intensamente
  • Abunda el cine de acción sin sentido (hiper-fragmentación y deformación de la realidad; acción, acción, acción y triunfo de superhéroes –condición de irrealidad y de imposibilidad para que el espectador se asuma como actor fuera de la sala de cine o la pantal la casera-); situación esa orientada al consumo de combos compuesto por ¿alimentos? chatarra. Volumen sonoro excesivo dentro de las salas de cine comercial para afianzar el condicionamiento aturdidor/consumista.

Un ejemplo premonitorio a orillas del mar Mediterráneo

Desde Italia (dónde hay medidas estrictas de seguridad; no viajes interurbanos y aislamiento severo durante un mes), el escritor Francesco Forgione, (Delito), residente en Palermo (colaborador para México con la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga

y él, en un Especial para el diario La Jornada, publicó ayer estas reflexiones que para nosotros mexicanos es una suerte de premonición respecto a lo que podríamos vivir en breve. Motiva también a la reflexión y reeducación en nuestras vidas:

  • Las redes sociales y el Whatsapp se convirtieron en el principal medio de comunicación, incluso entre departamentos del mismo edificio, porque está prohibida la comunicación directa. En estos días dejaron de ser herramientas de individualismo y
  • Es una situación que cambia nuestros hábitos de vida. Vamos a cambiar nuestra relación entre la vida y el tiempo: no es el trabajo o el ritmo impuesto por la organización productiva, laboral y pública que determinan nuestra relación con el tiempo, es (…), sobre todo, el miedo, siempre más difundido que él
  • Lentamente el miedo se va a transformar en conciencia y lentamente –más o menos después de tres semanas– se está convirtiendo en conducta social y de responsabilidad propia.
  • Leer libros, ver películas, escuchar música en casa: ¿cuántas veces hemos pospuesto esta necesidad del espíritu y de la vida por falta de tiempo? Como cuidar los niños fuera del tiempo que pasan en la escuela, o los abuelos y los ancianos. El tiempo nunca es nuestro y no entendíamos su valor, sólo nos era permitido en las
  • El ritmo impuesto por una sociedad y un modelo productivo que mide el tiempo en dinero nos ha llevado a no considerar la dimensión cultural y espiritual como fundamental para la calidad de vida y de las relaciones humanas y sociales. El coronavirus, en este tiempo de prohibiciones, nos ayuda a descubrirla.
  • Cuando esta pandemia termine, creo que el proceso de globalización modificará su forma y naturaleza; la economía global cambiará su rostro y el modelo capitalista –así como en todas las crisis estructurales de su historia– vivirá un proceso de reorganización y la creación de un nuevo equilibrio
  • Una cosa es segura: quienes pensaban que después de la globalización se regresaba al mundo de las fronteras cerradas, de los muros contra los migrantes y de los aranceles aduaneros, hoy pueden ver cómo el mundo es cada vez más una aldea global poblada de hombres y mujeres y no sólo un mercado salvaje sin reglas, y por eso necesita una nueva idea solidaria y humanista.

Adenda final

Derivado del mismo momento crítico arriba consignado, desde la tarde del sábado, el dramaturgo y director teatral Rodrigo Solo, anunció en su muro de Facebook, la suspensión de la puesta en escena de la obra de su autoría “Valta el encuentro” en el teatro del IMMS, institución del sector salud que (en la preocupación del dramaturgo) es deseable y de elemental sentido solidario, compartirá riesgos y devolverá anticipos a este proyecto teatral montado con el apoyo del colectivo de gestoría y promoción artística ATRIO 4.

También recomendamos leer: 

Mujeres, mujeres universitarias y cobacheras de 8 y 9M | Columna de Jorge Ramírez Pardo

#4 Tiempos

La incansable divulgadora del conocimiento, Ikram Antaki | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash

Publicado hace

el

EL CRONOPIO

 

Hace cincuenta años llegaba a México una siria recién graduada de doctora en etnología en la Universidad de París VII, y fincaría su actividad profesional en este país nacionalizándose mexicana y realizando diversas actividades relacionadas con su área de interés convirtiéndose en una de las intelectuales mexicanas más importantes de la segunda mitad del siglo XX en México; Ikram Antaki que había nacido en Damasco en 1947 en el seno de una familia de juristas y humanistas.

Su madre estudió la literatura rusa del siglo XIX y su abuelo que fuera el último gobernador de Antioquía, salvó a miles de armenios del exterminio en 1915, durante el asedio otomano. En 1969 viajó a Europa y siguiendo la vena familiar estudiaría literatura comparada, antropología social y el doctorado en etnología del mundo árabe.

En 1975 abandonó Francia para venir a México; Antaki narra su decisión que tomó abriendo un compás sobre el mapamundi y, siguiendo una línea horizontal imaginaría paralela al Ecuador, determinó que México era el país más lejano a Siria, “era el fin del mundo” un lugar que ella quería conocer. Al poco tiempo nacería su hijo y formaba así una familia mexicana e iniciaba su intenso trabajo intelectual.

Ikram se dedicaría a la docencia, el ensayo, el periodismo y la radio, convirtiéndose en una de las más importantes divulgadoras del conocimiento, encajando de manera natural en la vieja tradición mexicana en divulgación de la ciencia, donde caben de manera conjunta todas las disciplinas y que inciden en el ámbito cultural.

Escribió alrededor de veintinueve libros y agradecía a sus lectores “el deseo de saber”. Libros que proyectó su creación desde los ocho años y que guiarían sus intensas lecturas de obras literarias y de ensayo. Dejó en borrador muchos otros escritos de sus ambiciosos proyectos de divulgación.

Ikram Antaki, se definía a si misma: “Ahora me proclamo, de manera un poco simple, conservadora, aunque de hecho no es exactamente así; en la práctica sigo la frase de Averroes: ‘sean renovadores en todo lo que se refiere a la ciencia y el pensamiento, sean conservadores en lo que se refiere a los asuntos de los hombres’”.

Al morir en la Ciudad de México en el año 2000, Ikram Antaki estaba completamente dedicada a cumplir con la meta más ambiciosa de su vida: “He descubierto, en este país, que soy un ‘buen maestro’, no solo ‘un buen escritor’, alguien que sabe algunas cosas y que no las quiere guardar, sino compartir”.

Además de la escritura, a la que considera resguardadora de la memoria ante la memoria de la información mediática que es frágil, tuvo un importante papel en medios audiovisuales colaborando en los canales oficiales, once y trece

, y en numerosos programas de radio y conduciendo los propios, como fueron los célebres: el Banquete de Platón y el Ágora.

Los interesados en adentrarse al mundo de la divulgación científica, sobre todo cuando no existen instituciones formadoras para ello, pueden recurrir a las obras de Ikram Antaki y aleccionarse con sus narrativas llenas de información y basadas en el pensamiento crítico, como trabajos de síntesis del pensamiento y que traspasan los campos de la especialidad uniendo de manera natural la ciencia y el humanismo y su responsabilidad con la sociedad.

Su programa El Banquete de Platón, ha sido base de varios de sus escritos donde recoge lo tratado en el programa. En especial el libro, mas que recomendado, que lleva como título, simplemente: Ciencia, editado por Penguin en su colección De Bolsillo, no puede faltar en la lectura de quienes se interesan por el pensamiento y conocimiento desarrollado a lo largo de la historia de la humanidad.

Escrito en forma rigurosa y fácilmente asimilable, ayuda al lector a tener una idea rápida y actualizada de la naturaleza humana, el origen de las lenguas, las razas, el racismo, la inteligencia, la genética, el principio del universo, el tiempo, el cerebro y la descorazonada aventura de la modernidad científica que venció el oscurantismo.

Como le decía Ikram Antaki: “El merito de su parte (refiriéndose al lector), está en el hermoso y agradecible deseo de saber. El mérito, de mi parte, está, en la tentativa de síntesis”.

Recordamos así a una extraordinaria mujer que tomó a México como su casa y que contribuyó a la educación del pueblo con base en la divulgación y educación no formal, a través de sus libros y programas audiovisuales, convirtiéndose en una importante divulgadora del conocimiento en México.

También lee: El surcador de los cielos potosinos, Alfonso Ledezma Zavala | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash

Continuar leyendo

#4 Tiempos

Buscad el alfiler | Columna de Juan Jesús Priego Rivera

Publicado hace

el

LETRAS minúsculas

 

-¡Qué hombre tan amargado! –exclamó una vez una dama de cierta edad señalando con el dedo, desde la distancia, a un compañero al que yo estimaba mucho-. ¿Qué traumas habrá sufrido en su infancia para haber perdido de tal manera el gusto por vivir?

¡Los traumas de la infancia! Sí, he oído hablar de ellos, pero no me convencen ni mucho ni poco. ¿Por qué debemos ir hasta la infancia de un hombre para explicarnos su mal humor de hoy? ¿Y si la infancia, por lo menos en el caso de este conocido mío, no tuviera nada que ver? ¡Ir tan lejos cuando la causa podría estar tan cerca!

Pero yo conocía la razón de ese permanente mal humor, de esa amargura: este amigo sufría a causa de su jefe, un déspota que trataba a sus subordinados como le daba la gana. ¡Ya sólo faltaba que les exigiera a todos bolearle los zapatos! Además, el ambiente de trabajo era, en aquella oficina, atroz y deprimente: allí todos envidiaban a todos y se ponían zancadillas los unos a los otros por el puro placer de ver cómo caían de la gracia de su superior, para observar cómo se despeñaban y se rompían la cabeza. Cada día de trabajo transcurría casi siempre entre gritos, susurros y rumores, y, por lo que he podido saber, nadie estaba seguro –ni lo está todavía hoy- de que mañana seguiría conservando el puesto que ocupaba apenas el mes pasado. Ahora bien, ¿quién no va a amargarse en un ambiente rancio como éste?

Yo conocía pormenorizadamente esta triste historia. Por eso me reí en silencio de las suposiciones de aquella señora que, por haber tomado un curso relámpago de psicología, ahora me hablaba de traumas infantiles y actos fallidos.

Sí, los humanos somos muy propensos a generalizar y elaborar hondas teorías que se vienen abajo justo en el momento en que comprendemos que las cosas no eran como pensábamos. De esta manía elucubradora se burló Alain (1868-1951), el filósofo francés, al escribir así en uno de sus Propos sur le bonheur: «Cuando un bebé llora sin consuelo, la nodriza suele hacer las más ingeniosas suposiciones respecto a este joven carácter y a lo que le gusta o le disgusta; invocando incluso a la herencia, ya reconoce al padre en el hijo. Estos ensayos de psicología se prolongan hasta el momento en que la nodriza descubre el alfiler, causa efectiva y real del llanto».

¡Ah, era eso! ¡Había un alfiler entre los pañales! Y pensar que la nodriza ya empezaba a sospechar ciertas cosas…

El hombre, según se ha dicho aquí y allá, es un filósofo que se ignora a sí mismo. Yo de esto nada sé. Lo que sí sé, en cambio, es que muchas veces, en lugar de buscar el alfiler, se pone a concebir graves y hondas teorías cuyo fundamento, para decirlo ya, es más que dudoso.

Una vez se quejaba conmigo un dentista diciéndome:

-¿Por qué la gente ya casi no me busca para arreglarse los dientes? Las nuevas generaciones son muy descuidadas. ¡En qué tiempos tan tristes nos han tocado vivir!, etcétera.

Pero no; por lo menos aquí no se trataba de los tiempos: era que este dentista tenía fama de trabajar sin anestesia –para ahorrarse un dinerito-, y la verdad es que sus pacientes lo que menos querían en su consultorio era ponerse a practicar el estoicismo.

El 4 de julio de 1765, Georg Christoph Lichtenberg (1742-1799)

estaba quitadísimo de la pena leyendo un libro al pie de una ventana cuando de pronto… Pero dejemos que sea él mismo quien nos cuente lo que le pasó aquella vez: «Leía, cuando, de pronto, la mano que sostenía el libro se movió imperceptiblemente y esto hizo que recibiera menos luz. Entonces pensé que una nube espesa debía estar pasando de frente al sol y todo me pareció más oscuro, por más que no había perdido nada de luz». Y concluye el pensador alemán: «Con frecuencia sacamos nuestras conclusiones de esta forma: buscamos en la lejanía causas que muchas veces están junto a nosotros». «¡Oh! –hubiese exclamado otro que no fuera él-. El cielo se está nublando. Acaso llueva toda la tarde. ¡Y maldita la gana que tengo de que llueva esta tarde!». Pero no, el cielo no se nublaba: era el ángulo de su cabeza lo que había variado, produciendo en la página del libro una sombra que en el cielo no existía.

Yo me entretenía recordando estas palabras mientras aquella señora se quejaba de mi amigo. ¿Y por qué había que ir tan lejos -¡nada menos que hasta los traumas infantiles!- para buscar las causas de su amargura, puesto que éstas estaban casi al alcance de la mano? ¡Era el ambiente en el que se movía el que lo sacaba de sus casillas y lo ponía de mal humor! De modo que, una vez aireado ese ambiente, ¡adiós traumas infantiles!

Además, convendría no olvidar la lección que las semillas nos imparten todos los días. ¿Qué lección? Ésta: que no es posible crecer y desarrollarse en cualquier terreno. Una semilla de arroz, por ejemplo, jamás crecerá en el desierto, ni una semilla de mostaza en el frío de la tundra. Cada semilla, para crecer, necesita estar, por decirlo así, en su ambiente.

«Hay que florecer donde Dios nos ha plantado», dice una frase que aceptamos sólo por el hecho de que Dios es un buen sembrador que no se equivoca nunca, aunque por lo demás bien podría ser cursi y hasta falsa. ¡Un grano de trigo, por más que quiera hacerlo, jamás dará nada de sí si es sembrada en los hielos polares!

Y bien, tal es lo que había sucedido con mi amigo: que sencillamente no estaba en su elemento. ¿Y cómo, entonces, iba a crecer y a desarrollarse? «La impaciencia de un hombre –vuelve a decir Alain- tiene a veces por causa el haber estado mucho tiempo de pie; en vez de razonar contra su mal humor, ofrecedle un asiento… No, no digáis nunca que los hombres son malos; no digáis jamás que tienen tal carácter. Buscad el alfiler».

También lee: La seriedad y la risa | Columna de Juan Jesús Priego Rivera

Continuar leyendo

#4 Tiempos

¿Y si un día dicen que ya no hay abortos… porque los escondieron todos? | Columna de Ana G Silva

Publicado hace

el

CORREDOR HUMANITARIO

 

Imaginemos que dentro de unos años, alguien desde el poder diga: “En San Luis Potosí ya ni se practican abortos, ¿para qué mantenerlo legal?” Esa frase, tan simplona como peligrosa, podría ser suficiente para justificar que se dé marcha atrás a un derecho conquistado a pulso. Y lo más grave es que, si revisamos los datos oficiales, el argumento ya estaría servido.

Porque según los Servicios de Salud del Estado, desde que se despenalizó el aborto hasta las 12 semanas de gestación, 132 mujeres han interrumpido su embarazo en San Luis Potosí. Pero —y aquí está la trampa— ninguna lo hizo por decisión propia. De acuerdo con las cifras, las 132 interrupciones fueron por motivos médicos. Cero voluntarias. Cero por libre elección.

Entonces, ¿qué nos están diciendo? ¿Que en todo un estado, con más de dos millones de mujeres, ni una sola decidió interrumpir su embarazo de forma voluntaria? ¿O que los hospitales y las instituciones están borrando esos datos, diluyéndolos entre diagnósticos clínicos para esconder una realidad incómoda?

Hace un año, San Luis Potosí celebraba lo que parecía un triunfo de la razón sobre el prejuicio: la despenalización del aborto. Hoy, ese avance empieza a parecerse a una mentira institucional. Porque si las cifras se maquillan, si la objeción de conciencia se convierte en excusa y si las mujeres siguen siendo rechazadas en hospitales, entonces el derecho a decidir se está convirtiendo en una simulación.

De los 107 puestos médicos en hospitales habilitados para practicar la ILE, uno de cada tres profesionales es objetor de conciencia. En Ciudad Valles, por ejemplo, 10 de 17 médicos y enfermeros se niegan a realizar el procedimiento. ¿Y qué pasa con las mujeres que viven en la Huasteca o en el Altiplano, donde no hay alternativas cercanas? ¿Qué pasa si una mujer llega al hospital de Valles, con doce semanas cumplidas, y le dicen que nadie puede atenderla porque todos son objetores

? Lo que pasa es que su derecho desaparece.

La colectiva ILE San Luis Potosí ha documentado estos casos, las negativas, la opacidad y la simulación. Han sido ellas —y muchas otras colectivas— quienes han tenido que acompañar a mujeres que, en teoría, ya no deberían estar suplicando por un derecho reconocido por la ley.

Y entonces hay que decirlo con claridad: un derecho que no se garantiza, es un derecho abolido en silencio. La resistencia institucional existe, y es tan sutil como efectiva: se disfraza de papeleo, de moral médica, de estadísticas convenientes. Pero su consecuencia es brutal: mujeres obligadas a continuar embarazos que no desean, porque el Estado decide mirar hacia otro lado.

San Luis Potosí tiene una ley que reconoce el derecho a decidir, pero no una estructura que lo haga realidad. Y si las autoridades siguen escondiendo las decisiones de las mujeres tras diagnósticos médicos, no solo están borrando datos: están borrando voces.

A un año de la despenalización, el aborto en San Luis Potosí sigue siendo un privilegio y no una garantía. Y si no se exige transparencia y acceso real, pronto podrían decirnos —con una sonrisa burocrática— que aquí ya nadie aborta. Y entonces, el silencio sería la excusa perfecta para volver atrás.

También lee: ¡Bienvenidos a la fiesta! Ponis cansados, gallos muertos y toros sangrando | Columna de Ana G Silva

Continuar leyendo

Opinión

Pautas y Redes de México S.A. de C.V.
Miguel de Cervantes Saavedra 140
Col. Polanco CP 78220
San Luis Potosí, S.L.P.
Teléfono 444 2440971

EL EQUIPO:

Director General
Jorge Francisco Saldaña Hernández

Director Administrativo
Luis Antonio Martínez Rivera

Directora Editorial
Ana G. Silva

Periodistas
Bernardo Vera

Sergio Aurelio Diaz Reyna

Diseño
Karlo Sayd Sauceda Ahumada

Productor
Fermin Saldaña Ocampo

 

 

 

Copyright ©, La Orquesta de Comunicaciones S.A. de C.V. Todos los Derechos Reservados