#4 Tiempos
El enemigo | Columna de Víctor Meade C.
SIGAMOS DERECHO.
Desde el mes pasado, la Fiscalía General de la República ha solicitado ya en dos ocasiones a un juez federal que libre órdenes de aprehensión a 31 académicas y académicos del país, denunciados por peculado, uso ilícito de atribuciones y facultades y operaciones con recursos de procedencia ilícita, en la modalidad de delincuencia organizada. En ambas ocasiones, los jueces federales han rechazado la solicitud de la Fiscalía, argumentando con sobrada razón, por un lado, que no existen elementos suficientes en el acervo probatorio y, por otro, que sencillamente no hay delito. Sin embargo, la Fiscalía ha anunciado sus intenciones de intentar por tercera vez conseguir que se giren dichas órdenes de aprehensión para que las y los académicos acusados lleven su proceso desde prisión.
Sin anticiparnos a la eventual decisión del juez al que se le presente el caso, considero que es importante reflexionar qué hay detrás de un procedimiento así y por qué es tan preocupante. Antes de ello, hay que reconocer que, naturalmente, es válido cuestionar e investigar cómo se han estado operando y gastando los recursos públicos, sin importar que se trate de la comunidad científica o no. Sin embargo, es necesario precisar que esa no es la historia que nos está contando el Gobierno Federal y la Fiscalía. El verdadero relato del oficialismo ubica a la comunidad científica como una suerte de enemigo a vencer. Las acusaciones que ahora impulsa con tanta urgencia la Fiscalía son solo un capítulo más; uno más incisivo y desproporcionado que los anteriores.
Desde el inicio de la gestión de María Elena Álvarez-Buylla al frente del CONACYT, la comunidad científica ha sido objeto de recortes desproporcionados a su presupuesto, descalificaciones, desmantelación de sus estructuras y, ahora, de persecuciones penales.
Justo durante los primeros meses del inicio de la pandemia, el presidente de la República decretó recortar en un 75% el presupuesto operativo de toda la administración pública federal durante 2020, lo cual, evidentemente impactó con mayor fuerza a las dependencias de cultura, arte, ciencia y tecnología y sus ya limitados recursos. Por fortuna, luego de algunas semanas de presión, los Centros Públicos de Investigación quedaron exentos de este recorte al presupuesto. Sin embargo, meses después llegó uno de los principales embates dirigidos a la comunidad científica. Se trata, sin duda, de la extinción de más de 60 fideicomisos operados por el CONACYT y de otros 26 operados por Centros Públicos de Investigación. El Poder Legislativo simuló con el parlamento abierto y, de un plumazo, acabaron con un instrumento —si bien perfectible— bastante eficiente para la operación de los recursos. Así, el Gobierno Federal minó la autonomía de los Centros Públicos de Investigación, al eliminar el instrumento jurídico que les permitía llevar a cabo proyectos multianuales sin estar sujetas sus operaciones únicamente al presupuesto que reciben año con año.
Posteriormente, sin consultar ni tomar en cuenta a la comunidad científica, el CONACYT aprobó el nuevo reglamento del Sistema Nacional de Investigadores, en donde excluyeron a más de 1,600 investigadores de instituciones privadas de recibir apoyos y estímulos económicos. De la misma manera, las convocatorias y becas para proyectos de investigación y posgrados en el extranjero se redujeron dramáticamente. También, en sem anas recientes, el CONACYT anunció requisitos injustificados para las Cátedras CONACYT, lo cual podría dejar sin empleo a cientos de investigadoras e investigadores.
En la cancha del Poder Judicial, la ministra Yasmín Esquivel solicitó al Pleno de la Suprema Corte la sustitución de un criterio jurisprudencial que busca modificar el régimen laboral al que están incorporados, entre otros, los investigadores y académicos de los centros públicos de investigación.
Este cambio de régimen laboral los haría transitar al apartado B del artículo 123 constitucional, lo cual significaría convertirles en empleados de confianza y hacerles dependientes directos del Poder Ejecutivo Federal. Lo problemático es lo siguiente: ¿qué sucede con la investigación y la academia cuando le es incómoda a tu patrón (el presidente de la República)? A los empleados de confianza, la ley permite, entre otras cosas, despedirles sin mayor justificación (mas que la pérdida de confianza) y sin derecho a solicitar una reubicación. El efecto inhibitorio a la libertad de expresión de la academia, en ese supuesto, es evidente. Sobre este particular, recomiendo leer https://eljuegodelacorte.nexos.com.mx/el-regimen-laboral-mexicano-de-vuelta-a-1974/.
Ahora, con las acusaciones penales formuladas por la Fiscalía a 31 académicos y académicas, el oficialismo reitera una vez más el carácter de enemigo que se le ha asignado a la ciencia y a la investigación mexicana. Si todo lo anterior no lo había demostrado, la acusación de delincuencia organizada ha venido a poner la cereza en el pastel. Ser acusado de delincuencia organizada abre la posibilidad de que se intervengan las comunicaciones privadas; de que se decomisen y vendan tus bienes aun sin que haya sentencia; de que te retengan por cuatro días en el Ministerio Público; de que detengan en arraigo por hasta 80 días; o de que te encarcelen en prisión preventiva oficiosa durante todo el procedimiento. Este régimen penal fue utilizado con holgura durante el sexenio de Calderón en contra de las personas acusadas de narcotráfico, e históricamente se ha utilizado por las Procuradurías y Fiscalías en contra de quien el gobierno considera como enemigo público en ese momento en particular.
Estas recientes acciones de la Fiscalía sin duda le correrán un costo político muy elevado tanto al fiscal Gertz Manero, como a la directora del CONACYT, Álvarez-Buylla. Sin embargo, el relato que el oficialismo nos ha querido contar sobre la comunidad científica avanza con los excesivos recortes, estigmatizaciones, despidos y ahora con persecuciones penales. Será, entonces, tarea de los tribunales federales estar a la altura que necesita nuestro Estado constitucional para leer y entender esta historia de persecución y hostigamiento a un gremio que el gobierno ha demostrado considerar como incómodo y opuesto a la narrativa oficial.
Lee también: México en la Corte Penal Internacional, ¿cuándo? | Columna de Víctor Meade C.
#4 Tiempos
Cadencia, obra inédita de Julián Carrillo estrenada por Ángel Blanco | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash
EL CRONOPIO
El guitarrista mexicano residente en Canadá, Ángel Blanco, ya ha aparecido en esta columna donde se ha dado a conocer parte de su labor musical y cultural. En esta ocasión volvemos a tratarlo debido al rescate de obras desconocidas e inéditas del gran músico potosino don Julián Carrillo.
El pasado 28 de enero se conmemoró el ciento cincuenta aniversario del nacimiento de Julián Carrillo en Ahualulco, San Luis Potosí, y como tributo Ángel Blanco publicitó el estreno mundial de una pieza de Julián Carrillo escrita para guitarra en cuartos de tono. Ángel Blanco, en su repertorio, tiene su guitarra en cuartos de tono donde interpreta obras, no sólo de Carrillo, sino que, usando las Leyes de Metamorfosis, creadas por Carrillo, transfiere música tonal a microtonal usando su guitarra y las referidas leyes.
Por suerte algunos estudiosos han tomado en sus manos la investigación sobre obras microtonales de Carrillo no estrenadas. Un caso especial es la obra Cadencia que encontrara Ángel Blanco, uno de los estudiosos e intérpretes de la música de Carrillo en una estancia que tuviera en San Luis Potosí, trabajando en el archivo de Carrillo que se encuentra en San Luis Potosí bajo resguardo de la Secretaría de Cultura.
En sus indagaciones dio con la partitura de esta obra que puede ser parte de una obra mayor y que dejara Carrillo como acostumbraba en la creación de sus obras, un núcleo básico a partir del cual puede seguir construyéndose una obra. Suele decirse que Carrillo no terminaba sus obras, la verdad es que era parte de su estilo de trabajo en el cual la creación básica como núcleo de obra era fundamental para seguir recreando el tema bajo la imaginación del interprete. Cadencia, tiene justo esta estructura y que Ángel Blanco seleccionara el 28 de enero para su estreno mundial bajo la interpretación del propio Ángel Blanco, excelente guitarrista mexicano que radica en Canadá donde realiza su trabajo profesional en las universidades canadienses.
Ángel Blanco se desempeña actualmente como catedrático de guitarra en Quebec , lugar donde reside, alternando esas actividades con la de concertista y promotor cultural. Son frecuentes sus visitas a San Luis Potosí y al Altiplano Potosino en sus giras que realiza en México. Comenzó sus estudios en Helmstedt, Alemania con Olaf Sievers, después en la Universidad Autónoma de Coahuila con Jesús Posada y finalmente en la Université Bishop’s de Québec con Andrew McDonald. Ha tomado clase magistral y cursos con renombrados maestros como Karlheinz Stockhausen, Leo Brouwer y Remi Boucher.
Celebramos el entusiasmo de Ángel Blanco para el rescate de la música de estos personajes mexicanos que han colocado a México como uno de los puntos donde se ha contribuido al desarrollo musical y en especial a la teoría de la música con sus innovadores sistemas que se suman al de otros músicos mexicanos desconocidos.
Cadencias, escrita para guitarra en cuartos de tono por Julián Carrillo, ahora puede escucharse y a través de sus notas ingresar a ese nuevo mundo sonoro creado por Julián Carrillo que colocara a San Luis Potosí en la palestra mundial a través de la música.
Un buen homenaje a la memoria de Julián Carrillo y un reconocimiento a su labor trascendental en el arte y la música mexicana es este rescate de una obra perdida y nunca tocada anteriormente para guitarra de cuartos de tono, que Ángel Blanco da a conocer en el ciento cincuenta aniversario del nacimiento de Julián Carrillo Trujillo, como un tributo a la memoria de tan insigne músico.
Cadencia, puede escucharla en la siguiente dirección:
También lee: Damas de Potosí: los perfiles de las mujeres presentadas en La Orquesta | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash
#4 Tiempos
Fuego cruzado y señalamientos precoces | Apuntes de Jorge Saldaña
APUNTES
Entre los integrantes de la Comisión de Vigilancia, el Instituto de Fiscalización y el Ayuntamiento capitalino, hay fuego cruzado y no se avisora tregua.
Al respecto y si me lo permite, vamos poniendo las diéresis en las “us”, los puntos sobre las íes y las cartas sobre la mesa.
Quien encendió la hoguera, que hoy ya no saben controlar, fue el titular del Instituto de Fiscalización, Rodrigo Joaquín Lecortois, que desde diciembre pasado soltó una declaración precoz y maliciosa (en política lo que parece, es) respecto al monto y origen de supuestas y millonarias observaciones detectadas en las cuentas de algunos entes obligados pero al mismo tiempo haciendo un énfasis “velado” en el caso de la capital potosina.
Técnicamente y siendo muy “puristas” el titular del IFSE, no rompió ninguna norma y reglamento al hablar del tema, pero no le faltó nada para hacerlo y eso huele a imprudencia programada, a golpe sin que parezca golpe, y a la rienda suelta para la politización del asunto. Y así fue.
La postura del gobierno de Enrique Galindo por su parte, es la más simple: Primero ser notificados, segundo cumplir con el primer plazo para desahogo de observaciones (que terminó hoy) y usar los 60 días que restan y que marca la ley para que se sigan solventando las dudas y observaciones de cualquier índole y de cualquier tamaño.
Llamar, de cualquiera de las partes involucradas en este fuego cruzado, a la “no politización” del asunto no les queda. A ninguno. Ya están grandecitos.
El asunto es político por donde se le vea, y estando las cosas en el grado de tensión entre palacios, la intervención del IFSE en ese grado no puede creerse que sea obra ni de la casualidad ni de la “inocencia”. (¿O será que yo soy el único mal pensado?)
Están jugando a la bolsa de valores del descrédito, o al menos ese es el mensaje que están enviando. ¿De qué les sirve? Yo tengo mis teorías, pero la mejor opinión es la de Usted, mi Culto Público.
Entre tanto, los episodios declarativos y esgrimas verbales entre los diputados integrantes de la Comisión de Vigilancia, específicamente entre el diputado presidente de dicha comisión, Fernando Gámez Macías y el legislador Marco Gama, vinieron a echar gasolina a la hoguera que inició en diciembre.
Por un lado, el legislador naranja puso de manifiesto que no se había tenido acceso al dictamen y se quejó del uso político de los “adelantos” a la opinión pública, lo que interpretó (igual que muchos) como un acto de ataque dirigido.
En contra parte, la narrativa del diputado Fernando Gámez se centró dos líneas: demostrar que desde diciembre pasado todos los integrantes pudieron revisar los dictámenes y querer quejarse en último de enero era demasiado tarde.
Le dijeron a Gama algo así como “tu no hiciste la tarea y yo no te presto la mía”.
Por otro lado, tanto Gámez como el Instituto de Fiscalización acuden al argumento de los nuevos tiempos y de la transparencia encima de la prudencia que corresponde al manejo de las observaciones, que apenas entran a una segunda etapa de desahogo por 60 días más, es decir, no es tiempo de acusaciones completas. Ni hay nadie con un pié fuera de su esfera.
El argumento fue reforzado por declaraciones de éste mismo sábado en la mañana por el diputado José Luis Fernández y el senador Gilberto Hernández Villafuerte, ambos del Partido Verde, que respaldan al diputado Fernando Gámez y a Rodrigo Joaquín Lecortois y tienen razón, nadie en su sano juicio está en contra de que se explique y transparente el uso de los recursos, sin embargo el modo en que lo están haciendo, estando las circunstancias como están, se presta por lo menos a interpretaciones.
Sin embargo, hay que ser muy claros: adelantado o no, precoz o no, politizado o no, prudente o no, filtrado o no, si el ayuntamiento capitalino y otros entes obligados tienen encima millonarias observaciones pues deben ponerse a trabajar, evitar la esgrima mediática de asuntos técnicos, cumplir en tiempo y forma, dar la cara, ser responsables y cumplir no solamente con los personajes al frente de las instituciones, sino asumir responsabilidad ética y moral que tienen con nosotros los ciudadanos.
Jorge Saldaña.
También lee: ¿Todos contra todos? | Apuntes de Jorge Saldaña
#4 Tiempos
Estimado señor Domènec Torrent | Columna de Arturo Mena “Nefrox”
TESTEANDO
Estimado señor Domènec Torrent:
Me presento, soy Arturo Mena, columnista del periódico La Orquesta desde hace casi 10 años, profesor universitario y seguidor de toda la vida del fútbol potosino en sus distintas facetas.
Soy un tipo crítico con su equipo y consciente de los grandes esfuerzos que históricamente ha tenido que hacer el fútbol de San Luis Potosí para estar en las primeras planas a nivel nacional. Me queda muy claro que estamos lejos de los reflectores y de los grandes titulares de la Liga; sé muy bien que distamos demasiado de ser un equipo grande.
Señor Torrent, estoy completamente seguro de que usted tiene toda la experiencia en el manejo de vestidores de clase mundial. Usted ha estado en el banquillo y vestidor de los mejores equipos del planeta; sé muy bien que le ha aportado a los cuadros que más han ganado en la historia de este deporte. Eso es indiscutible: la experiencia y la altura las tiene a los más altos niveles del fútbol.
Pero, señor, no lo veo claro. ¿Decir que lo “anormal fue hacer 30 puntos el torneo pasado” en una conferencia de prensa ante el equipo más mediático del fútbol mexicano? Caray, no veo en qué ayuda eso al equipo, a la afición. Declarar que San Luis es un equipo que cada año está para pelear el descenso, en la sala de prensa más vista del fútbol nacional, es pasarse de sincero.
Lo sé, usted sabe más que yo de este mundo. Usted es el maestro detrás de lo bueno o malo que le pase a este equipo. Desconozco si hay un enojo con la directiva, un fastidio con la afición o si simplemente es parte de la estrategia para quitarle presión a los jugadores, o qué sé yo. Pero, señor Torrent, a los seguidores del equipo no nos gusta escuchar eso, no nos gusta saber que el técnico piensa y declara que somos un equipo “normalmente perdedor”.
Mal y de malas con el inicio de torneo para San Luis: un triunfo en cuatro partidos y, lo más preocupante, 15 goles en contra en los últimos cinco juegos (si sumamos el de vuelta contra Monterrey en la semifinal del torneo pasado). San Luis tiene una cara diferente y un inicio de torneo muy parecido al anterior en puntos, pero no en rendimiento.
El torneo pasado, para la jornada 4 —que, por cierto, fue la última antes del parón por la Leagues Cup—, San Luis tenía 5 puntos, producto de un triunfo de local contra América, un empate de visita contra Mazatlán, otro empate de local contra Tijuana (el único equipo que sacó un punto en el Lastras en ese torneo) y una derrota en Pachuca por 2-0. En ese torneo, San Luis jugaba, se veía congruencia en la cancha e idea en la táctica. El equipo mostraba referencia, determinación y, sobre todo, identidad.
Este torneo las cosas pintan parecido en puntos (3 en cuatro juegos), pero en la cancha no hay elementos para estar tranquilos. Un equipo que no se aparece, donde se han intentado cubrir ausencias de forma desesperada, jugadores que juegan hacia atrás y que no encuentran conexión en el medio campo, delanteros que simplemente no existen… Nos han llevado a perder por goleada.
Señor Torrent, lo sabemos, y podemos incluso estar todos de acuerdo: somos un equipo modesto. Me gusta llamarle humilde, un equipo donde cada victoria sabe más porque sabemos lo que cuesta; un equipo de grandes esfuerzos, donde todos tienen que poner el 110% (o más) para pelear contra los grandes, donde se lucha hasta el final, donde se levanta la cara con cada derrota y se disfruta en demasía cada victoria. El equipo de casa representa el alma potosina, esa que vive en el desierto y se esfuerza por sobresalir, esa donde “lo normal” es competir y, sí, muchas veces perder, pero muchas más, ganar.
Señor Torrent, con todo el respeto y admiración que me merece, mientras esté sentado en ese banquillo, no vuelva a menospreciar a nuestro equipo, no vuelva a hacer menos a sus jugadores ante la prensa nacional, no vuelva a insinuar que lo normal es que perdamos. La razón la tiene usted, pero no hace falta cantarla, y menos siendo la cabeza de este equipo.
Ya otros se han sentado en su lugar y se han sentido orgullosos; otros han pataleado en conferencias de prensa, y muchos más han sido hipócritas y han hablado de más. La realidad es contundente: somos un equipo humilde. No hace falta que nuestro entrenador nos lo vuelva a recordar.
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