octubre 11, 2025

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#4 Tiempos

El desprecio a la Suprema Corte | Columna de Víctor Meade C.

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SIGAMOS DERECHO.

 

Finalmente, el pasado 14 de junio Arturo Zaldívar emitió un pronunciamiento sobre la suerte que tendrá el artículo transitorio décimo tercero de la nueva Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación (LOPJF) que prevé ampliar por dos años su mandato como presidente del Consejo de la Judicatura, así como el del resto de las y los consejeros actuales. Es decir, se trata de un vil intento —pobremente justificado— de López Obrador de tomar por asalto al Consejo de la Judicatura y a la Presidencia de la Suprema Corte y minar su autonomía de gestión, con lo que podrían, por ejemplo, iniciar procedimientos sancionatorios en contra de jueces y juezas. El transitorio es a todas luces contrario a lo dispuesto en los artículos 97 y 100 de la Constitución, que prevén cuestiones como la duración de dichos cargos y su independencia.

Desde la aprobación del citado transitorio, el Ministro Presidente de la Suprema Corte y del Consejo de la Judicatura Federal se ha encontrado en la posición incómoda de decidir qué tratamiento darle al regalo envenenado que le envió López Obrador a través de sus serviles mayorías legislativas, que con cada voto dejan en claro que no comprenden el peso del mandato constitucional que reviste a su puesto como integrantes del Congreso de la Unión.

En dicho pronunciamiento anunciado en su cuenta de Twitter, Arturo Zaldívar afirma que solicitará la integración de un expediente que sea turnado a algún ministro o ministra para que proponga al Pleno de la Suprema Corte un proyecto, sea para ratificar el contenido del transitorio décimo tercero o para declararlo inconstitucional. El procedimiento propuesto por Arturo Zaldívar encuentra su fundamento en el artículo 11, fracción XVII de la LOPJF, que indica que, para velar por la autonomía de los órganos del Poder Judicial, son atribuciones del Pleno de la Corte «[c]onocer y dirimir cualquier controversia que surja entre las Salas de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, y las que se susciten dentro del Poder Judicial de la Federación con motivo de la interpretación y aplicación de los artículos 94, 97, 100 y 101 de la Constitución […]».

Lo anterior quiere decir que, por tratarse de una cuestión que afecta a la vida interna y autonomía del Poder Judicial, las y los once ministros que integran el Pleno están facultados para dirimir controversias de esta naturaleza con una mayoría simple de seis ministros. Con este procedimiento, Arturo Zaldívar no tendría impedimento alguno y sí podrá participar en la votación del futuro proyecto.

Una vía alterna para invalidar el transitorio décimo tercero sería a través de una acción de inconstitucionalidad presentada por una minoría de al menos 33% de las y los integrantes de la Cámara de Senadores y Senadoras. Dicha acción de inconstitucionalidad tendría que votarse mínimo por una mayoría de ocho ministros y ministras para que se pueda retirar del ordenamiento jurídico al transitorio décimo tercero. Sin embargo, Arturo Zaldívar ha señalado que, de ser el caso, tendría que excusarse de la votación por ser un tema que le beneficia/perjudica directamente. Por tanto, la votación requerida sería aún más ajustada (al menos ocho votos de diez posibles). Una porción significativa de las críticas a Zaldívar sostienen que esta representa la mejor vía para la invalidez del transitorio, pues ya no sería el ministro presidente el protagonista del asunto.

Considero que la vía más adecuada para invalidar al tran sitorio décimo tercero es con la consulta propuesta por Zaldívar en los términos del artículo 11, fracción XVII de la LOPJF. Por una parte, sostengo que la Corte saldrá mejor librada de este entuerto si es el propio Zaldívar quien impulse su invalidez

y que, muy importante, vote en contra de la constitucionalidad del transitorio. Lo anterior enviaría un mensaje institucional muy claro de rechazo a la extensión de su periodo. Por otra parte, si la vía fuese a través de la acción de inconstitucionalidad, el procedimiento vendría impulsado por una minoría legislativa y con Zaldívar teniéndose que excusar de la votación, lo cual dejaría un silencio institucional por parte de Arturo Zaldívar mucho más significativo que cualquier posicionamiento que pueda realizar en medios de comunicación. No obstante, considero que las minorías legislativas deben de presentar las acciones de inconstitucionalidad para que, aunque eventualmente se resuelva el asunto con la consulta propuesta por Zaldívar, quede registrado también el rechazo del Legislativo a los embates que buscan concentrar el poder en manos del Ejecutivo.

La solicitud de Zaldívar ya fue turnada al Ministro José Fernando Franco González-Salas para la elaboración del respectivo proyecto. Hay que destacar que fue el ministro Franco González-Salas quien redactó el sólido y robusto proyecto que propuso invalidar la extensión del periodo de Jaime Bonilla como gobernador de Baja California, mismo que fue aprobado por unanimidad en el Pleno de la Corte. A su vez, hay que resaltar que Franco González-Salas terminará en diciembre próximo sus 15 años como ministro, por lo que tendrá en este proyecto la oportunidad de figurar una última vez como un ministro discreto pero confiable a la hora de hacer guardar la Constitución. 

El rechazo al transitorio décimo tercero debe de contar con el apoyo de las y los once ministros, incluyendo a Zaldívar, y quedar registrado como un acontecimiento simbólico de resistencia del derecho frente a la política. Si alguno de los o las ministras vota en favor de su constitucionalidad, la legitimidad y credibilidad de la Corte —y muy particularmente la de ese ministro o ministra— se verá reducida a su mínima expresión.

La necesidad de que la Corte rechace este transitorio de manera unánime se vuelve aún más clara cuando López Obrador no muestra recato alguno en afirmar desde Palacio Nacional que los otros diez ministros y ministras son incapaces de llevar a cabo la reforma. «Son conservadores», les dice. ¿Juan Luis González Alcántara Carrancá, Yazmín Esquivel Mossa y Margarita Ríos Farjat, propuestas por López Obrador, son inútiles? ¿Para qué los propuso para la Corte, entonces?

Decir que solamente Zaldívar puede llevar a buen puerto la reforma significa un completo desprecio a la Suprema Corte y a sus integrantes. La naturaleza misma de las instituciones radica en que estas prevalecen y funcionan sin importar quién esté al frente de ellas. Es inadmisible para la vida de nuestro Estado democrático y de derecho pensar que instituciones de una sola persona son lo que se necesita para transformar al país.

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#4 Tiempos

Las dos mujeres de Truman. Palabras con cicuta

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Apuntes

Hay autores que escriben un solo amor con distintos nombres. Truman Capote lo hizo con los de Nancy Clutter y Holly Golightly: la muchacha asesinada y la mujer que huye. Dos rostros de la misma herida.

Nancy era todo lo que el mundo aprueba: pureza, promesa, familia. Una adolescente que hacía listas, organizaba fiestas y creía que el bien era una costumbre diaria. Holly, en cambio, era todo lo que el mundo juzga: libre, contradictoria, caprichosa, superviviente. Todo sinónimo de “libre y espontánea”.

Ambas están solas frente a una sociedad que las define, una desde la muerte y otra desde el deseo.

Yo creo que Capote estuvo enamorado de una mujer que fue las dos. Una que lo deslumbró por su bondad y lo desarmó por su caos. En Nancy encontró la integridad que él nunca tuvo; en Holly, la libertad que siempre le fue negada. Una mujer que cocinaba con delantal los domingos, pero que podía desaparecer una semana sin explicar por qué. La amaba por lo que lo salvaba y por lo que lo destruía.

En A sangre fría, Capote mira a Nancy como si aún pudiera rescatarla. La describe con ternura casi maternal, pero también con una envidia melancólica: ella no sabía lo que era la vergüenza ni el exceso. En Desayuno en Tiffany’s, en cambio, elige no salvar a Holly. La deja ir. Le permite el privilegio que Nancy nunca tuvo: seguir viva aunque nadie la entienda.

Quizá esa fue la forma en que Truman se reconcilió con su propia culpa. Escribir a la que murió como víctima y a la que se fue como promesa. Una purificada por la muerte, la otra condenada a vivir

. Entre ambas, Capote puso su propia alma: la de un niño que soñaba con el orden de Nancy y despertaba con el desorden de Holly.

No se puede amar a dos mujeres tan distintas sin romperse un poco. Pero Capote lo hizo. Amó la pureza que se deja matar y la libertad que se mata sola.

Y quizá, como tantos de nosotros, entendió demasiado tarde que una y otra eran la misma. Que la vida te puede matar por ser buena o por querer ser libre. Y que entre esas dos muertes —la literal y la simbólica— se esconde el precio de vivir como uno quiere.

Punto.

Y aquí estoy yo, leyendo a Truman y sintiendo que me contó la historia antes de que ocurriera. Porque yo también quise que Holly fuera Nancy: que se quedara, que colgara su vestido brillante y se sentara a esperar el desayuno. Pero ella eligió la noche, otro hombre, otra ciudad.

Yo sigo aquí, recogiendo los platos, preguntándome si alguna vez alguien puede amar a una mujer así sin terminar escribiendo sobre su ausencia.

Quizá eso somos los que escribimos: los que convertimos el abandono en literatura.
Los que seguimos hablando con las Holly que quisimos que fueran Nancy, aun sabiendo que la vida —como en Capote— siempre acaba a sangre fría.

Yo soy Jorge Saldaña.

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#4 Tiempos

Antonio Castro Leal, su papel por la autonomía universitaria | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash

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EL CRONOPIO

 

En los movimientos y propuestas por la autonomía universitaria en el país, son varios los potosinos que figuran como pioneros, algunos no muy mencionados en este proceso. Entre estas figuras encontramos a Valentín Gama y Cruz, Rafael Nieto Compeán, Manuel Nava Martínez y Antonio Castro Leal quien estaría involucrado en los dos más importantes movimientos por la autonomía universitaria, el caso potosino y el de la universidad nacional.

Antonio Castro leal, abogado de formación y literato por vocación nació en San Luis Potosí en la última década del siglo XIX, el 2 de abril de 1896 y como varios potosinos iría a la Ciudad de México a continuar sus estudios a principios del siglo XX, donde fincaría su formación intelectual en la Escuela Nacional Preparatoria adquiriendo una formación humanística que guiaría su vida profesional. Fue uno de los fundadores del proyecto conocido como Ateneo de la Juventud y la fundación de la Preparatoria Libre.

Ingresa a la Escuela Nacional de Jurisprudencia y cofundaría la Sociedad de Conferencias y Conciertos en 1916, a cuyos siete fundadores se les llamaría “los siete sabios”, junto a Vicente Lombardo Toledano, Manuel Gómez Morín, Teófilo Olea y Leyva, Jesús Moreno Baca, Alfonso Caso y Alberto Vázquez del Mercado. “Los siete sabios”, nombre que nació mas en tono de burla que de reconocimiento, se caracterizaban por ser un grupo lleno de inquietudes culturales y políticas, aficionados a la música, la literatura y cultura en general; jóvenes precoces de 19 y 20 años de edad que ya eran profesores universitarios.

El papel pionero de Valentín Gama, por la autonomía universitaria cuando asumió el rectorado de la entonces Universidad Nacional de México, ya lo hemos tratado en esta columna, pero por aquella época revolucionaria Antonio Castro Leal, figuraría entre los primeros mexicanos que impulsarían los proyectos de autonomía universitaria.

Su interés político se manifestaría en 1917, cuando con sus compañeros universitarios que integraban “los siete sabios” extendieron al Congreso de la Unión la primera solicitud de autonomía universitaria, como protesta ante la Constitución de ese año, que suprimía a la Secretaría de Educación Pública creando a cambio un Departamento Universitario que el Senado integró a la Secretaría de Gobernación; determinación que molestó a estudiantes y profesores y como parte de la protesta, Castro Leal y sus amigos de los siete sabios enviaban la solicitud de autonomía universitaria al Congreso de la Unión, de la cual nunca hubo respuesta.

Años después, Antonio Castro Leal, sería rector de la Universidad Nacional de México, siendo el segundo potosino en ocupar ese puesto y durante su rectorado se conseguiría como un gran triunfo histórico la autonomía universitaria transformándose la Universidad Nacional en Universidad Nacional Autónoma de México.

Por ese entonces la autonomía de la universidad potosina, que se considera la primera a nivel nacional en haber obtenido ese carácter con la iniciativa de Rafael Nieto, le había sido retirada y la recuperaría en parcialmente en 1935 siendo gobernador Idelfonso Turrubiartes. La completa autonomía y formación estructural académica de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, la lograría el Dr. Manuel Nava con el apoyo del gobernador Ismael Salas en la década de los cincuenta del siglo XX, como apuntamos en la entrega anterior de esta columna. En este movimiento académico en San Luis, estaría participando de manera indirecta también Antonio Castro Leal como miembro de la Academia Potosina de Ciencias y Artes que impulsó el movimiento renovador de alta cultura que incidió en la moderna formación de la UASLP.

Antonio Castro Leal obtuvo los grados de licenciado y doctor en derecho por la UNAM y doctor en filosofía por la Universidad Georgetown en Washington, Estados Unidos. Durante algún tiempo se dedicó a la docencia como actividad principal dictando cátedra de literatura en la Escuela de Altos Estudios, en la Escuela Nacional Preparatoria y en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, también impartió la cátedra de derecho internacional en la Escuela Nacional de Jurisprudencia.

Su papel en las instituciones educativas y culturales mexicanas fue muy importante teniendo un destacado papel protagónico, entre ellas la dirección del Instituto Nacional de Bellas Artes, entre muchas otras.

Su actividad literaria, otra de sus pasiones, la inicia en 1914 distinguiéndose como escritor, ensayista y crítico de las letras mexicanas. Escribió poesía usando el pseudónimo de “Miguel Potosí”. Castro Leal es uno de los muchos potosinos que escribieron su historia en el mundo de las letras y que figura como un protagonista por la autonomía universitaria en el país.

Antonio Castro Leal murió en la Ciudad de México el 7 de enero de 1981.

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#4 Tiempos

Siempre Autónoma… ¿o hasta la victoria siempre?

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APUNTES

 

Así “sin querer queriendo” me encontré una película que para mí es fabulosa: “13 días”. John Efe, era encantador… Fidel, un hombre que jamás se hincó ante el “imperio” mmmm… ¿De qué lado están ustedes? ¿“Team Fidel, que no se rinde pero tampoco se alinea”, o “Team John”?

La UASLP es como la Cuba de Fidel: No, ¿cómo cree presidente? Nosotros no tenemos nada en su contra, pero pues la hermana República de Rusia nos regaló unos misiles… ¿Qué haría usted?

Presidente… nuestra patria es autónoma, libre, independiente… no se meta, pero queremos el mismo derecho que usted a meternos en lo que nos dé la gana y golpearlo a contentillo… métase cuando a nosotros nos convenga… es nuestro derecho y hasta deber.

Presidente: vamos a lanzar nuestros misiles, pero no queremos hacerles daño… solo que usted nos hace daño y nos comportamos IGUAL que usted.

¿Autonomía? Claro. Que hermosa palabra. Caperucita pudo ser la más puta con el lobo, pero… fue decisión de ella (muy autónoma) señalar a quien ella consideró culpable… y mataron al lobo.

Deme una salida, presidente…

— Ok.

Eres a partir de hoy, autónomo. Pero bloqueado. Aceptas lo que te diga, pero dirás que no aceptaste. Hablo yo. No tú

… y te tienes que agachar, aunque tú tengas los misiles.

—Ganamos.

Hasta la próxima.

Yo soy Jorge Saldaña

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