#4 Tiempos
Desde el tintero de Jorge Saldaña
GUERRA FRÍA NO TAN FRÍA
La próxima elección gubernamental tiene prisa por llegar y los apuros nunca son elegantes.
Conseguir certezas desde ahora es imposible, y por más nerviosos que hayan iniciado los protagonistas en potencia del 27, el ansia no se puede compensar con la eliminación de rivales.
Las incertidumbres se pisan los talones y este arranque del 2025 parece un finales del 2026.
Tan no fueron menores las fricciones de fin de año entre los dos jugadores mas importantes de la elección que sigue, que apenas a una quincena de haber comenzado el año, el vaivén de ataques es más que evidente.
No fue casualidad la filtración, a ojos vistos y a todas luces (dos odiosos lugares comunes) que hizo el Instituto de Fiscalización respecto a las observaciones del gobierno de la capital.
No es casual tampoco que se esté usando a los voceros de organismos industriales para quejarse de supuestos aumentos en sus prediales (¿se les olvida que sus propiedades producen utilidades y que, en contraste con las casas habitación las industrias ganan millones, y usan más que nadie los servicios municipales?)
La mala estrategia de la secretaría de finanzas para comunicar el cobro por tres años de la tarjeta de circulación para los propietarios de vehículos fue el detonante numero uno para los desencuentros y la búsqueda de culpables. (Por cierto ya rodaron cabezas en la dirección de ingresos de Finanzas).
No parece muy maduro dejar que el temperamento de las decisiones públicas lo dirija la liturgia del “amén” del “like” y la “comunión” del comentar y compartir en redes sociales, pero en apariencia esas cosas influyen.
Y de que alguien comanda y fomenta esos temperamentos, téngalo usted por seguro.
¿Qué ganan?
Innecesariamente las dos fuerzas políticas más visibles se están auto-destruyendo. Están pensando más como futuros contendientes que como actuales mandatarios. Uno en la capital, otro en todo el estado.
Se aceleraron o por lo menos es lo que están demostrando.
Por mucho que no se diga o se matice, la realidad de los escenarios es que hay órdenes en dos proyectos para estarse debilitando uno contra otro. Siendo tan temprano, para la batalla electoral del 2027 van a llegar exhaustos, parafraseando a Sun Tzu.
Cualquiera de sus enemigos, visibles o agazapados, estará encantado. No hay mejor manera de asegurar una victoria que hacer que dos de tus enemigos peleen entre ellos.
Hay dos opciones, dejar que las cosas escalen y transitar dos años inmersos en el pleito de “yo lo hago bien tu lo haces mal” aderezando con estrategias de desvío de atención mediática provocando una polarización, o de plano hacer una tregua de al menos un año, cruzar los próximos 12 meses (que serán complicados en materia de recursos) sin pleitos, tocar la campana para subir al ring hasta, por lo menos, el 2026. Digo, es sugerencia.
DOS JUNTAS Y UNA ADVERTENCIA
Varios de los presidentes municipales que estuvieron presentes en la reunión convocada por el gobierno del estado para tratar temas de seguridad coinciden en que no fue una reunión de trabajo tersa.
Tanto el gobernador, como el secretario general y el secretario de seguridad pública les leyeron la cartilla “muy clarito y en voz alta” a los alcaldes del interior.
Les dieron, por decir lo menos un jalón de orejas y poco faltó para que hubiera manotazos firmes en la mesa.
No es para menos. En un diagnóstico general, las fuerzas municipales sobre todo del interior del estado, hacen apenas lo que pueden, son prácticamente civiles armados sin ninguna capacitación ni recursos ni patrullas ni más nada. Policías que actúan a como “Dios les da a entender” o que de plano ya no distinguen la línea que divide a la autoridad con la delincuencia.
Ante este escenario el gobierno puso las cosas en claro y advirtió que de no invertir, alinearse y capacitarse, los municipios tendrán que hacerse cargo de sí mismos y sin Yolanda Maricarmen.
El estado no va a estar solapando los acuerdos oscuros de los alcaldes ni los van a estar rescatando cuando las cosas ya no tienen remedio.
El propio gobernador, como todos los del país, tiene un compromiso por el cual responder ante la presidenta Sheinbaum, que tal como lo dijo en su discurso del Zócalo de la CDMX el domingo pasado, se va a cooperar y colaborar, pero jamás subordinar a los Estados Unidos y en ello va empeñada una estrategia de seguridad que rompa con las acusaciones Trumpistas respecto a que en México mandan los líderes del narco.
Desde el municipio más pequeño hasta el estado más grande, deberá mostrar que es el Estado de Derecho lo que prevalece, por eso ya se reunió con gobernadores y lo mismo hará con todos los alcaldes del país. Que nadie lo dude, el tema se llama mantener a raya al crimen de los municipios, tarea bastante compleja.
LA OTRA JUNTA
Antes de que terminara el 2024, se juntaron para tomar acuerdos el gobernador Gallardo, el alcalde Galindo, el secretario Torres Sánchez y el diputado Héctor Serrano. El tono fue de cooperación y colaboración. ¿Qué pasó entre esa reunión y el inicio de año? Nadie lo sabe, la teoría que circula es que se rompieron acuerdos, la incógnita es saber de parte de quién y por qué.
LAS PRAGMÁTICAS DEL GABINETE
Mucho se habla en el palacio de gobierno sobre la reciente llegada de un grupo, en su mayoría mujeres, que en últimas fechas se han acomodado en las direcciones, subdirecciones, y cargos administrativos de muchas o casi todas las dependencias. Este grupo se caracteriza por estar comandado en parte por la secretaria de finanzas y otra por parte de Miguel Cavazos, secretario técnico del gabinete de quien por cierto se dice, es por el momento el asesor más escuchado y atendido por el gobernador.
El grupo viene trabajando como en equipo desde el sexenio de Peña Nieto, y luego en los estados donde mantiene influencia la cúpula del Partido Verde. Se distinguen por ser pragmáticos, eficientes y directos, no obstante el gabinete original y los personajes que han acompañado a Ricardo por más de una década cada vez se sienten más desplazados sobre todo porque son los que tienen la temperatura y diagnóstico de la realidad local. Cosa que a los foráneos poco les importa.
El gobernador es sensible, hábil y muy inteligente, ojalá vuelva a escuchar a los suyos y no solamente a los que le dicen que todo está bien y que si alguien opina diferente es porque es un enemigo. Digo, el maniqueísmo no debe caber en un gobierno maduro.
AVISADOS ESTÁN
Por si alguien se la perdió, le comento la pifia, locura, disparate y balazo en el pie que se dieron en el municipio bebé de Villa de Pozos: luego de que se revelara que se autorizaron más de 6 millones de su presupuesto para viáticos, salieron a “componer” (con sarcasmo) el asunto, y el tesorero declaró que no era para viajes, sino para una especie de caja chica de gastos, permítame la carcajada jajajajajajajaja.
Es decir, que admiten que el presupuesto no será para viáticos y tal cual están reconociendo que lo tienen ahí para desviarlo en gastos de los que nadie sabrá pero… lo justificarán como si fueran viajes. ¿Qué honestos por decirlo o qué deshonestos por hacerlo? Decida Usted, mi Culto Público.
HASTA ENCONTRARLA
Nada justifica que Daniela Martell no esté con su familia. No importan ni las circunstancias ni las líneas de investigación que se dieron a conocer por pregunta expresa de la prensa. Daniela, según lo poco que se sabe, hizo un viaje largo desde una casa en Villa Magna para luego tomar la carretera 57 donde se perdió su rastro. Los juicios, prejuicios o su estilo de vida deben quedar fuera. La prioridad es encontrarla a salvo. La marcha de ayer martes fue muy emotiva y justificada. La comunicación de la Fiscalía con la familia es permanente. Esperemos resultados pronto.
Es todo por ahora desde el tintero de su servidor.
Hasta la próxima.
Jorge Saldaña
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#4 Tiempos
CONCACAF 2026: una eliminatoria que dejó heridas
TESTEANDO
La eliminatoria rumbo al Mundial 2026 dejó a Centroamérica enfrentándose a una realidad incómoda, la región quedó rezagada, incluso en un formato que otorgaba más margen que nunca. Pero dentro del golpe generalizado hay dos historias que llaman la atención por un matiz muy particular: Costa Rica y Guatemala, dos selecciones que depositaron su confianza en cuerpos técnicos mexicanos, y aun así terminaron sin lograr el objetivo.
Costa Rica, acostumbrada a ser el referente de la zona, apostó por la experiencia mundialista de Miguel Herrera. El proyecto prometía solidez táctica y un recambio generacional más ordenado, pero el equipo tico terminó atrapado entre la transición y la urgencia. Hubo partidos en los que se notó el intento de reconstrucción, de darle al equipo un sello reconocible; aun así, los errores puntuales, la falta de contundencia y la presión acumulada hicieron que el proceso no alcanzara para sostener la clasificación.
El contraste con su historia reciente, esa en la que la identidad costarricense parecía inquebrantable, se volvió más evidente con cada partido. Y aunque el trabajo del cuerpo técnico mexicano aportó claridad, la estructura que lo rodeaba simplemente no acompañó.
Por su parte, Guatemala vivió una ilusión distinta. Su selección, dirigida por Luis Fernando Tena, llegaba con el impulso de procesos juveniles más visibles, estadios llenos y un entusiasmo que no se veía desde hacía tiempo. El entrenador buscó ordenar el juego, potenciar la intensidad y darle continuidad a una generación que prometía competir de igual a igual. Durante varios momentos pareció posible: se jugó con valentía, se propuso, se soñó.
Pero otra vez, cuando llegó la hora decisiva, el proyecto se quedó corto. La falta de profundidad en el plantel, la ausencia de una estructura sólida que sostuviera la idea y algunos errores en partidos clave terminaron apagando una posibilidad histórica. Dolió especialmente porque, por primera vez en mucho tiempo, Guatemala parecía estar a un paso real de dar el salto.
Los dos casos, diferentes en matices pero similares en desenlace, plantean una reflexión inevitable: los entrenadores pueden cambiar intenciones, pero no pueden corregir solos la falta de una estructura profunda. México exportó cuerpos técnicos preparados, con propuestas claras y trabajo serio, pero se toparon con federaciones que arrastran inestabilidad, con ligas de nivel irregular y con proyectos que no siempre se sostienen más allá del resultado inmediato.
Mientras tanto, otras selecciones del resto de la confederación, particularmente varias del Caribe, han entendido la importancia de profesionalizar sus procesos. Semilleros más organizados, continuidad en los banquillos, inversión en atletas jóvenes y una visión a futuro que ya empieza a dar frutos. El contraste explica mucho del presente centroamericano.
Lo sucedido rumbo al 2026 no es un simple fracaso deportivo, es un síntoma.
Costa Rica tendrá que reencontrarse con su esencia y permitir que su proyecto sea más grande, reconstruir incluso su liga y voltear a sus fuerzas básicas para volver a exportar jugadores.
Guatemala tendrá que transformar su ilusión en un plan sólido que no dependa de inspiraciones aisladas, así como intentar invertir en infraestructura que fomente la práctica profesional del deporte.
El Mundial 2026 se jugará en la zona, pero Centroamérica estará ausente, tan solo Panamá representará a la región, en un momento que parecía histórico, casi todos quedaron a deber.
La pregunta no es por qué fallaron esta vez, sino cuánto tardarán en reconstruirse para volver a competir de verdad.
También lee: El futuro que construye Lillini | Columna de Arturo Mena “Nefrox”
#4 Tiempos
La IA, periodismo, y la coartada perfecta | Apuntes de Jorge Saldaña
““Vivimos bajo tormentas de datos que no construyen verdad sino ruido”. La información, desanclada de la confianza, se vuelve atmósfera. Y en atmósfera turbia, cualquiera puede gritar “fuego” y llamar a los bomberos, o “deepfake” y zafarse de la comisión de un delito”
Por: Jorge Saldaña
Hay épocas en las que la tecnología acelera más rápido que la ley en una carrera en pista sinuosa, de esas con curvas tan cerradas que hasta el volante tiembla.
Estamos ahí. La inteligencia artificial (IA) ya es capaz de imitar una voz al grado de confundir a tu mamá, de injertar un rostro en un cuerpo ajeno con precisión perfecta, de producir un “comunicado oficial” con sellos y sintaxis idénticos a los originales. Qué peligroso.
No obstante, lo que de veras me quita el sueño (y eso que soy dormilón) no es solo lo que la IA puede fabricar, sino lo que su misma sombra puede desmentir, es decir, que lo verdadero sea tirado a la basura señalándolo a la ligera como “irreal”.
Dicho en pocas palabras: sí temo a la mentira hecha con IA, pero temo más que la IA se vuelva la coartada perfecta para negar la verdad. ¿Me explico?
Pienso en un audio que exhibe una extorsión, en una foto que capta a un político con un criminal, en un contrato auténtico que documenta un desvío.
Con la reforma aprobada en San Luis Potosí (con tan solo 10 días de análisis) que tipifica el “uso indebido” de IA para provocar alarma, alterar la paz social, o dañar la imagen de un tercero, creo que nos pone a todos, pero aún más a los que nos dedicamos al periodismo, en un altísimo riesgo de que la primera reacción del involucrado no sea la responder al fondo, sino señalar al mensajero: “Eso lo creó la IA”, y entonces deberá ser el reportero, y no el delincuente exhibido, el que deberá de demostrar que su evidencia no es sintética o artificial, o se va al bote.
Invertimos la carga de la prueba: del hecho al emisor; del culpable al periodista.
No exagero: Artículo 19 ya advirtió lagunas de precisión en conceptos como “alarma pública” o “paz social” (que son ambiguos y propensos a la interpretación) y un riesgo de discrecionalidad que podría alcanzar desde la crítica política hasta la edición creativa.
Es cierto, la iniciativa del diputado Héctor Serrano, incorpora exclusiones para fines periodísticos, académicos, artísticos y de parodia “siempre que no exista dolo y se indique expresamente ese carácter”. Bien intencionado, sí. ¿Suficiente? No, porque el campo de juego queda resbaladizo y no hay árbitro judicial ni peritos especialistas en el tema.
Las modificaciones al Código Penal producto de la iniciativa de regulación a la IA, no define con precisión cómo demostrar el dolo, qué es alarma y, sobre todo, quién y cómo lo acredita.
Byung-Chul Han lo dijo en su libro Infocracia, (que me gusta mucho citar): “vivimos bajo tormentas de datos que no construyen verdad sino ruido”. La información, desanclada de la confianza, se vuelve atmósfera. Y en atmósfera turbia, cualquiera puede gritar “fuego” y llamar a los bomberos, o “deepfake” y zafarse de la comisión de un delito.
Nuestro tiempo es el de la sospecha permanente, la duda como política de Estado.
El tema me recuerda a Orson Welles que lo anticipó en 1938 con La guerra de los mundos: una ficción radial que, contada como boletín, desató pánico.
Hoy no necesitamos actores; bastan modelos generativos, un par de clics y un algoritmo de difusión.
Imaginen —no es ciencia ficción— un boletín “verosímil” de la Sedena ordenando toque de queda; una “conferencia” de la presidenta aceptando una invasión o un “video” de un presunto homicida de un estudiante de Estomatología confesando un delito… (saben a lo que me refiero).
¿Qué tal que el homicida alega que el video que se filtró fue hecho con Inteligencia Artificial? ¿Se va a perseguir al medio que lo difundió? En una de esas, hasta el homicida sale libre…¿Ya me entiende, Culto Público a lo que me refiero, me preocupa, y me da comezón?
La IA escribe el guion; las redes, el miedo.
Ahora bien: San Luis Potosí ya legisló. ¿Hacía falta? Sí. Pero… ¿Así? ¿Tenemos la suficiente fortaleza académica, experiencia profesional y capacidades para fundamentar una legislación sobre esta materia que nos va ganando la carrera? ¿No será esto un acelerón en plena curva?
El que esto escribe, aprendiz de reportero, alcanza a ver al menos tres riesgos que no podemos ignorar:
1) La coartada perfecta del poderoso.
Frente a una investigación sólida, la respuesta fácil será: “es IA”. Si la norma deja ambigüedades, el periodista puede terminar litigando su autenticidad en vez de publicar, y esto puede generar un efecto inhibidor, una autocensura preventiva por miedo a ser acusado de crear “realidades sintéticas”.
2) La puerta trasera de la censura.
Cuando “alarma social” o “paz pública” no tienen parámetros verificables, cualquier pieza incómoda puede ser encuadrada como “desestabilizadora”. Hoy se promete que no; mañana basta un fiscal con prisas o un juez con miedo o a modo.
3) La prueba imposible.
En la práctica forense, demostrar que algo no fue generado por IA requiere peritajes especializados, sellos de procedencia, cadenas de custodia digitales. No los tenemos para temas como la IA ¿Quién los hará? ¿Con qué estándares? ¿Con qué independencia? Si no definimos eso, la balanza se inclina contra el informador.
Ante ello, creo que necesitamos definiciones más concretas, cerradas y taxativas, lo mismo que una “mente culpable” o como dicen los abogados una Mens rea probada, exigir dolo específico: intención de provocar alarma…me-di-ble y no de “sensación” de la misma.
Además, si alguien alega que una pieza es sintética o fabricada, que lo acredite con peritajes de laboratorios independientes (no “peritos de parte” -que además no hay en SLP- a modo).
Los periodistas también tenemos que tener garantías reales y no meramente declarativas.
Efectivamente hay una exclusión en la iniciativa aprobada para el ejercicio del periodismo, arte, academia y sátira, sin embargo, ¿quién garantiza que opere en los hechos, cuando alguien -como dije arriba- nada más porque sienta calor le llame a los bomberos…?
No se trata de negar el dilema —que es brutal y de múltiples aristas—, sino de evitar que la cura mate al paciente. Porque, paradójicamente, la IA que nos amenaza con fabricar mundos, también puede servir para validarlos.
A ver, para Usted mi Culto Público, le comparto dos escenarios de pesadilla y uno de esperanza:
Un “Falso con consecuencias reales”: Un “comunicado” apócrifo de Protección Civil que ordene evacuar colonias. Pánico, saqueos, accidentes. Nadie herido por la IA; todos por la estampida.
Un “Verdadero desmentido como falso”: Un video auténtico que documenta un abuso policial. Los responsables gritan “deepfake”, “IA”, un juez timorato concede medidas cautelares, y el reportero enfrenta proceso. La evidencia muere antes que el delito.
Uno de esperanza: que la norma haga lo que promete: perseguir mentiras sintéticas dañinas, proteger a víctimas (como las 400 estudiantes de Zacatecas) y blindar la crítica. Se puede, si se afina y lo hacemos de forma acompañada y profesional. No a la ligera.
La delgada línea entre vigilar y castigar —permítanme el guiño— no debería cruzarse hacia castigar al que vigila. La prensa, con sus errores y excesos que a veces tenemos (no me subo al púlpito ni tiro la primera piedra), sigue siendo el semáforo en una avenida oscura: si se apaga “por seguridad”, lo que viene no es orden, sino una carambola con trágicas consecuencias.
Cierro con una imagen. La IA es el Orson Welles de nuestros tiempos: puede narrar invasiones que no existen y desmentir revoluciones que sí ocurrieron. La diferencia será si, en San Luis, ponemos reglas claras, peritos que sepan, y un principio simple grabado en piedra: a la verdad no se le pone grillete; a la mentira, sí.
Insisto, si lo hacemos bien, con profesionalismo y sin miedo, quizá esta vez la radio hablando de marcianos no provoque pánico, sino lucidez.
Mañana será el diputado de Morena Carlos Arreola (qué casualidad) el que anuncie el desarrollo inmediato de foros con ciudadanos, académicos, especialistas, periodistas, abogados y otros grupos para discutir, plantear y afinar la iniciativa aprobada. Aunque lo convoque Arreola, ni modo, me apunto.
Nota: Esta columna no fue redactada con IA, sino con MIR (Mi Ignorancia Regular).
Hasta la próxima.
Yo soy Jorge Saldaña.
También lee: La IA, periodismo, y la coartada perfecta | Apuntes de Jorge Saldaña
#4 Tiempos
Francisco Gándara, primer ingeniero higromensor potosino | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash
EL CRONOPIO
En 1886 se titulaba de ingeniero en el Instituto Científico y Literario de San Luis Potosí un joven que aportaría al estudio y solución de problemas de sistemas hídricos en la población, así como contribuiría y sería testigo de uno de los acontecimientos científicos más importantes a nivel mundial y que impacta en la sociedad actual, la comunicación inalámbrica, el joven en cuestión Francisco de la Gándara.
Sobre este personaje ambientado en el San Luis potosí de 1886 escribí un artículo que puede consultarse en: San Luis Potosí en 1886, esplendor de la alta cultura potosina: https://www.researchgate.net/publication/394853478_San_Luis_Potosi_en_1886_esplendor_de_la_alta_cultura_potosina
En 1885 se abría en San Luis Potosí el Liceo Científico y Literario “José María Morelos”, fundado por los estudiantes del Instituto Científico y Literario que habían sido expulsados de este por el gobernador del estado. De esta forma el 23 de febrero de 1885 el Liceo abría sus puertas para que los estudiantes expulsados pudieran continuar sus estudios.
El director del Liceo y parte de sus profesores serían alumnos aventajados del Instituto que habían sido expulsados. Entre ellos se encontraba Francisco Gándara, alumno de excelencia del Instituto, en su momento ayudante de Francisco Estrada en algunos de sus experimentos y demostraciones en la cátedra de física. Este personaje tendría un papel importante y se convertiría en uno de los ingenieros egresados del Instituto Científico y Literario.
Los alumnos del Liceo que terminaban sus estudios superiores en esa institución, podían presentarse al Instituto Científico y Literario para examinarse en las materias que tenían pendientes en el Instituto después de cursarlas en el Liceo. Así, el 5 de septiembre de 1885 se examinaba en el Instituto Científico y Literario el alumno expulsado Francisco Gándara que era catedrático de física en el Liceo Morelos ; Gándara fue examinado en topografía y mecánica siendo calificado por el jurado con PB en ambas materias.
A fines de 1886 Francisco Gándara se titulaba como ingeniero topógrafo e higromensor en el Instituto Científico y Literario de San Luis Potosí y ofrecía sus servicios profesionales como tal en la cuarta calle del Apartado número 52, ahora calle de Francisco I. Madero.
Gándara con el tiempo se convertiría en un reconocido ingeniero experto en perforación de pozos y quien terminó la construcción de la Presa de San José.
En su época de estudiante de la cátedra de física, de 1881 a 1882, ayudó a Francisco Javier Estrada en sus experimentos de comunicación y fue testigo de los experimentos de comunicación inalámbrica que sería una de las aportaciones extraordinarias y de primicia mundial realizadas en ese año de 1886.
En 1897 Gándara recordaba, al anunciarse el descubrimiento de Marconi de la comunicación inalámbrica y que la prensa local y nacional promovía con loas a su autor, que dicho descubrimiento había sido realizado más de diez años antes por el potosino Francisco Javier Estrada en pleno centro de la ciudad de San Luis Potosí y en el edificio donde profesaba su cátedra de física. Para entonces, el olvido sobre la obra de Estrada y su persona, ya hacia acto de presencia, y sus motivos deben ser dignos de estudio.
Francisco Gándara, estudiante del curso de física que dictaba Estrada, narra, su reacción ante la noticia del experimento de Marconi, asegura que el tema fue para él, nada sorpresivo, pues él, al igual que sus condiscípulos, pudieron presenciar la comunicación telegráfica sin hilo conductor, tanto en el aire (en el espacio dice Gándara) como a través de la tierra (refiriéndose a la detección de temblores de tierra). Refiere Gándara que los experimentos con los más mínimos detalles quedaron consignados en los libros en que Estrada apuntaba el resultado de sus grandes estudios. Libro que infructuosamente, hasta el momento, hemos buscado y que representa un tesoro para la historia de la ciencia y para la historia de nuestra propia cultura.
Gracias a Francisco Gándara sabemos detalles de esos históricos experimentos de Estrada, al ser participa en ellos y registrarlos en su diario de experimentos.
“Al que esto escribe, discípulo del Sr. Estrada por aquellos años, cúpole en suerte ayudarle en la práctica de sus experiencias, para las cuales por la imposibilidad en que el sabio electricista se encontraba, necesitaba el concurso mecánico de alguien, y ¡cuántas veces me dejó sorprendido del resultado maravilloso de sus ideas que yo ejecutaba sin conciencia!
Yo mismo escribí de mi puño y letra la teoría del descubrimiento que hoy como de Marconi se presenta y asenté los experimentos que llevábamos a efecto con magníficos resultados, así como muchísimos de los frutos de la singular ilustración y gran saber del Sr. Estrada”.
Francisco Gándara (1897)
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