Opinión
Aniversarios de cine I | Columna de Mario Candia
APUNTES DE UN CINEÓFITO.
Este año se conmemoran aniversarios importantes para el mundo del cine: Si aún viviera cumpliría cien años el maestro Pier Paolo Pasolini (1922-1975), un intenso cineasta disruptivo, subversivo y provocador. Escritor y poeta cuyo pensamiento político lo desmarcó de los demás cineastas de su tiempo. Él se autodefinía como ateo, comunista, marxista, libertino y amoral, el más provocador de sus trabajos Saló (Pasolini, 1975) se estrenó tres semanas después de que encontraran su cuerpo en un baldío, víctima de una brutalidad que pareciera emanada de su póstuma película. Cumple cien años la primera película sobre Drácula, Nosferatu (Murnau, 1922) del cineasta alemán Friedrich Wilhelm Murnau, obra maestra del expresionismo Alemán y de las pocas películas mudas que han trascendido por su destreza visual, la cinta está basada, pero no autorizada, en el libro de Bram Stoker.
Ochenta años cumple Casablanca (Curtiz, 1942) mítica película con unas memorables interpretaciones, un guión brillante, una música que ha sido referencia de muchos filmes y una realización cuidada e impecable. Ingrid Bergman nunca estuvo tan fascinante como cuando tararea la canción a Sam; y Bogart se alejó de su típico rol de gánster y con el personaje de Rick se convierte en el prototipo de héroe perdedor, de antihéroe solitario y romántico. Y como olvidar que Dooley Wilson (Sam) canta acompañado por su piano la canción más recordada de la historia del cine, As Time Goes By. Setenta años cumple Singin´ In The Rain (Donen, 1952) extraordinario musical considerado como una de las obras maestras indiscutibles del género. Cantando bajo la lluvia es una oda a la felicidad, al séptimo arte y a los profundos cambios que el cine experimentó cuando pasó de ser mudo a ser sonoro, una carta de amor a la música y al baile.
De las que festejarán sesenta años solo mencionaré a cuatro que considero son las que me han aportado más a mi gusto por el cine. Lawrence de Arabia (Lean, 1962) basada en la mítica figura de Thomas Edward Lawrence un joven oficial del Imperio Británico que lideró la lucha de las tribus árabes contra los turcos, en la primera guerra mundial. La cinta es dirigida por el maestro David Lean un director metódico y experto en contar historias intimas y en dotar a sus personajes de una enorme riqueza interior, logró que la caracterización de O’Toole sea insuperable. El Ángel Exterminador (Buñuel, 1962) una genial historia surrealista, el propio Luis Buñuel la resumió así “(…) un grupo de personas que, una noche, al término de una función teatral, van a cenar a casa de una de ellas. Después de la cena, pasan al salón y, por una razón inexplicada, no pueden salir de él”. “Si el film que van a ver les parece enigmático e incoherente, también la vida lo es. Es repetitivo como la vida y, como la vida, sujeto a múltiples interpretaciones.
También ese año vio la luz Lolita (Kubrick, 1962), en su mejor momento creativo Kubrick adapta la polémica novela de Vladimir Nobokov, el valor de la cinta radica, en lo personal, en el contexto, la censura y en la genialidad de Stanley Kubrick.
El poeta finisecular del cine Andréi Tarkovsky estrenó en 1962 La infancia de Iván (Tarkovsky, 1962) verla es un inolvidable puñetazo en el estómago, un viaje por la locura y el horror de la guerra, aunque los combates estén en fuera de campo en la cinta. Un poderoso film que se erige en toda una demostración de talento, vigor y sensibilidad cinematográfica. Iván es un monstruo destrozado por la guerra, un niño cuya infancia ha quedado irremediablemente perdida, devastada. Una película tan vigente como extraordinaria.
#4 Tiempos
CONCACAF 2026: una eliminatoria que dejó heridas
TESTEANDO
La eliminatoria rumbo al Mundial 2026 dejó a Centroamérica enfrentándose a una realidad incómoda, la región quedó rezagada, incluso en un formato que otorgaba más margen que nunca. Pero dentro del golpe generalizado hay dos historias que llaman la atención por un matiz muy particular: Costa Rica y Guatemala, dos selecciones que depositaron su confianza en cuerpos técnicos mexicanos, y aun así terminaron sin lograr el objetivo.
Costa Rica, acostumbrada a ser el referente de la zona, apostó por la experiencia mundialista de Miguel Herrera. El proyecto prometía solidez táctica y un recambio generacional más ordenado, pero el equipo tico terminó atrapado entre la transición y la urgencia. Hubo partidos en los que se notó el intento de reconstrucción, de darle al equipo un sello reconocible; aun así, los errores puntuales, la falta de contundencia y la presión acumulada hicieron que el proceso no alcanzara para sostener la clasificación.
El contraste con su historia reciente, esa en la que la identidad costarricense parecía inquebrantable, se volvió más evidente con cada partido. Y aunque el trabajo del cuerpo técnico mexicano aportó claridad, la estructura que lo rodeaba simplemente no acompañó.
Por su parte, Guatemala vivió una ilusión distinta. Su selección, dirigida por Luis Fernando Tena, llegaba con el impulso de procesos juveniles más visibles, estadios llenos y un entusiasmo que no se veía desde hacía tiempo. El entrenador buscó ordenar el juego, potenciar la intensidad y darle continuidad a una generación que prometía competir de igual a igual. Durante varios momentos pareció posible: se jugó con valentía, se propuso, se soñó.
Pero otra vez, cuando llegó la hora decisiva, el proyecto se quedó corto. La falta de profundidad en el plantel, la ausencia de una estructura sólida que sostuviera la idea y algunos errores en partidos clave terminaron apagando una posibilidad histórica. Dolió especialmente porque, por primera vez en mucho tiempo, Guatemala parecía estar a un paso real de dar el salto.
Los dos casos, diferentes en matices pero similares en desenlace, plantean una reflexión inevitable: los entrenadores pueden cambiar intenciones, pero no pueden corregir solos la falta de una estructura profunda. México exportó cuerpos técnicos preparados, con propuestas claras y trabajo serio, pero se toparon con federaciones que arrastran inestabilidad, con ligas de nivel irregular y con proyectos que no siempre se sostienen más allá del resultado inmediato.
Mientras tanto, otras selecciones del resto de la confederación, particularmente varias del Caribe, han entendido la importancia de profesionalizar sus procesos. Semilleros más organizados, continuidad en los banquillos, inversión en atletas jóvenes y una visión a futuro que ya empieza a dar frutos. El contraste explica mucho del presente centroamericano.
Lo sucedido rumbo al 2026 no es un simple fracaso deportivo, es un síntoma.
Costa Rica tendrá que reencontrarse con su esencia y permitir que su proyecto sea más grande, reconstruir incluso su liga y voltear a sus fuerzas básicas para volver a exportar jugadores.
Guatemala tendrá que transformar su ilusión en un plan sólido que no dependa de inspiraciones aisladas, así como intentar invertir en infraestructura que fomente la práctica profesional del deporte.
El Mundial 2026 se jugará en la zona, pero Centroamérica estará ausente, tan solo Panamá representará a la región, en un momento que parecía histórico, casi todos quedaron a deber.
La pregunta no es por qué fallaron esta vez, sino cuánto tardarán en reconstruirse para volver a competir de verdad.
También lee: El futuro que construye Lillini | Columna de Arturo Mena “Nefrox”
Destacadas
Entre reuniones discretas y filtraciones torpes | Desde el tintero de Jorge Saldaña
Desde el tintero
Culto Público: Hay semanas que no caben en una sola columna, como esta que dejó más asuntos sueltos que botones de camisa vieja.
Entre encuentros discretos, filtraciones que queman, payasos bocones, coartadas perfectas con IA, y un municipio bebé que no termina de hacer berrinche, van mis Apuntes antes de que alguno se me escape.
Son temas que se me quedaron en el tintero, breves y sueltos, pero no huérfanos. (Advierto que, como en el manicomio, no están todos los que son, ni son todos los que están. Diré que me reservé uno que otro asunto para otras entregas o para el olvido. (La verdad es que no tuve tiempo de escribir poco)
RITA Y RICARDO
Así como muy disimulados, se reunieron ayer la dirigente de Morena en San Luis, Rita Ozalia Rodríguez, y el gobernador del estado, Ricardo Gallardo por ahí del medio día.
Compañeros reporteros vieron que Rita hasta llegó con regalo para el mandatario (puede ser de cumpleaños, que fue en días pasados, del intercambio de navidad que hayan hecho entre ellos, o solamente un gesto de buena voluntad, usted elija la mejor opción)
SE TRATARON BIEN
Para nadie es un secreto que la relación entre Morena y el Verde en San Luis no es la mejor, por decir lo menos, y ha estado siempre del carajo por decir lo más.
Sin embargo, ambos bloques tienen que cuidar las formas porque -les guste a los guindas y verdes o no- a nivel federal son aliados y a la presienta Claudia no le gustan los pleitos. Además, sobrellevar una relación cordial, y de buen trato personal no hace daño a nadie -al contrario- se eleva el nivel de hacer política.
PREGUNTA OBLIGADA: ¿PARA QUÉ?
Lo que si guardaron tanto la dirigente como el gobernador en el cajón del sigilo, fue la razón de fondo por la que se reunieron ambos personajes, no obstante, en entrevista posterior al encuentro, Ricardo Gallardo dejó ver algunas pistas. Para empezar adelantó que en enero la propia presidenta daría un anuncio de gran relevancia para San Luis.
Alguien preguntó que si sería un anuncio político…y a mi me dio un poco de risa, digo, ¿cómo de qué otro tipo de anuncio haría la presidenta y el gobernador? ¿Del clima o de cocina? (Jajaja en fin…)
LO QUE NO SE DIJO
Sobre el anuncio se podrían hacer al menos media docena de especulaciones, como la construcción de un segundo piso en la carretera 57 o su ampliación, por ejemplo, o la reconstrucción total del acueducto de la presa de El Realito, la inversión público-privada de una nueva carretera a Querétaro a partir de la Zona Industrial y algunas otras que se me ocurren de esa magnitud.
Pero más allá de la obra o acción gubernamental que se de a conocer en enero, no hay que perder de vista, que el primer mandatario, lo da a conocer luego de platicar con Rita, es decir, Rita no solamente es la dirigente local de un partido en la localidad, también puede ser el puente de comunicación directo y no oficial -que suelen ser muy convenientes en los pasillos del poder- no solo entre Claudia Sheinbaum, y Ricardo Gallardo, sino también con su hermana, la Secretaria de Gobernación, o sea, dos voces través de un solo canal, y eso, guste o no, ya pone en otro lugar del tablero a la de Xilitla.
¿Cómo supo Ricardo del anuncio de enero? ¿A quién se lo confió la presidenta, a él o se lo mandó decir con Rita?
“VAMOS JUNTOS EN ESTE PROCESO”
Literalmente y sin pregunta expresa, con esa frase remató el gobernador el tema de la cordialidad y los términos en que se llevó la junta (en la que además, se dijo, también participaron diputados federales de ambos partidos). No quiero pecar de mal pensado (que sí lo soy) pero la frase que suena a que en la reunión también se habló de política electoral.
Los estatutos de Morena, están claros, ¿Será que se están barajando otros escenarios (además del que ya nos queda claro a todos)…en los que jugarían juntos jamaicas y limones? Nada está escrito, pero el tiempo vuela y las circunstancias son caprichosas.
FILTRACIONES QUE MATAN
Ya se supo, por el propio personal de la FGESLP y porque era muy evidente, que el policía de investigación que lleva a cabo el interrogatorio del homicida confeso de Jorge Dávila, el estudiante de estomatología, fue Alejandro Menchaca Sustaita,
el encargado de despacho de la PDI, lo que lo convierte en responsable de la filtración del video que todos vimos publicado en medios de comunicación.La Ley en México, a través del Código Penal Federal y el Código Nacional de Procedimientos Penales, tipifica la divulgación indebida de información de investigaciones penales como un delito grave y que se sanciona con cárcel.
Qué irónico, tras la filtración, el homicida confeso podría salir libre si su defensa utiliza esa divulgación deliberada de información para desacreditar el proceso, y el interrogador-filtrador, podría ir a la cárcel. ¿Y la justicia para Jorge Dávila?
HASTA PARA SER BRUTO, ES BRUTO
No cabe duda que para burro no se estudia (con todo respeto para los jumentos). En días pasados circuló una video-entrevista que le hicieron al Payaso Tekmoloco, también conocido como José Luis Romero Calzada.
Todo iba bien hasta que el propio bufón, declara-confiesa que en sus mismas oficinas de Ciudad Valles, es donde se entregan los apoyos sociales del estado (a los que el dice que les agrega proteínas y otras cosas) situación que a todas luces, está prohibida por la Ley porque no se puede hacer uso de los programas sociales con fines políticos.
Bueno, pues no satisfecho con eso y como para meter la pata en grande (digo por los zapatotes de payaso) sin cortar la transmisión de la entrevista, el Tekmoloco enseña en video que a un lado de donde se hace el reparto, está instalado y funcionando un módulo de afiliación al Partido Verde Ecologista.
No bueno…de verdad que le está saliendo caro al Verde haber invitado a semejante personaje que lo único que ha hecho es meterlos en problemas, y dar pie a escándalos. Lo único bueno, y eso con sus reservas, es que ya no hace tantos videos ridículos en sus redes (Espero no invocarlo)
MUNICIPIO BEBÉ LLORÓN
A ese municipio Bebé de Villa de Pozos, lo están malcriando. Aunque cambió de mamá, todos los días sigue haciendo berrinche por lo mismo: odia al Interapas, es lo peor, no les da agua, no sirve para nada y en pocas palabras no lo pueden ver ni en pintura. Ahhhh ¿pero qué tal si no lo tuvieran? Nadie los pellizcó ni les dobló la mano para que firmaran el convenio para tener el servicio de agua, única razón por la que pueden dotar de h20 al municipio.
Ayer el organismo operador reparó el Pozo “El Palmar” con lo que se soluciona el suministro para varias colonias. Aun así, patalean. El bebé necesita el bibe, pero lo detesta.
¿Y LO QUE DEBÍAS?
El alcalde Galindo recordó públicamente que Villa de Pozos tendrá que pagar la parte proporcional de un préstamo a largo plazo del que fue beneficiado cuando aún era delegación. Hasta donde entiendo, la deuda ni siquiera va para las arcas de la capital, pues se debe directamente a una institución financiera.
Rápido el secretario del Concejo Municipal poceño, salió a decir que ellos ni deben nada a nadie y que le hagan como quieran (con su respectiva raspada al gobierno capitalino)
Que ganas de patear el pesebre. Total si no le quieren pagar al banco pues allá ellos, y si están tan seguros que no le deben a nadie entonces ¿para qué tanto aspaviento?
Hasta aquí por hoy, y hasta la próxima.
Jorge Saldaña.
#4 Tiempos
La IA, periodismo, y la coartada perfecta | Apuntes de Jorge Saldaña
““Vivimos bajo tormentas de datos que no construyen verdad sino ruido”. La información, desanclada de la confianza, se vuelve atmósfera. Y en atmósfera turbia, cualquiera puede gritar “fuego” y llamar a los bomberos, o “deepfake” y zafarse de la comisión de un delito”
Por: Jorge Saldaña
Hay épocas en las que la tecnología acelera más rápido que la ley en una carrera en pista sinuosa, de esas con curvas tan cerradas que hasta el volante tiembla.
Estamos ahí. La inteligencia artificial (IA) ya es capaz de imitar una voz al grado de confundir a tu mamá, de injertar un rostro en un cuerpo ajeno con precisión perfecta, de producir un “comunicado oficial” con sellos y sintaxis idénticos a los originales. Qué peligroso.
No obstante, lo que de veras me quita el sueño (y eso que soy dormilón) no es solo lo que la IA puede fabricar, sino lo que su misma sombra puede desmentir, es decir, que lo verdadero sea tirado a la basura señalándolo a la ligera como “irreal”.
Dicho en pocas palabras: sí temo a la mentira hecha con IA, pero temo más que la IA se vuelva la coartada perfecta para negar la verdad. ¿Me explico?
Pienso en un audio que exhibe una extorsión, en una foto que capta a un político con un criminal, en un contrato auténtico que documenta un desvío.
Con la reforma aprobada en San Luis Potosí (con tan solo 10 días de análisis) que tipifica el “uso indebido” de IA para provocar alarma, alterar la paz social, o dañar la imagen de un tercero, creo que nos pone a todos, pero aún más a los que nos dedicamos al periodismo, en un altísimo riesgo de que la primera reacción del involucrado no sea la responder al fondo, sino señalar al mensajero: “Eso lo creó la IA”, y entonces deberá ser el reportero, y no el delincuente exhibido, el que deberá de demostrar que su evidencia no es sintética o artificial, o se va al bote.
Invertimos la carga de la prueba: del hecho al emisor; del culpable al periodista.
No exagero: Artículo 19 ya advirtió lagunas de precisión en conceptos como “alarma pública” o “paz social” (que son ambiguos y propensos a la interpretación) y un riesgo de discrecionalidad que podría alcanzar desde la crítica política hasta la edición creativa.
Es cierto, la iniciativa del diputado Héctor Serrano, incorpora exclusiones para fines periodísticos, académicos, artísticos y de parodia “siempre que no exista dolo y se indique expresamente ese carácter”. Bien intencionado, sí. ¿Suficiente? No, porque el campo de juego queda resbaladizo y no hay árbitro judicial ni peritos especialistas en el tema.
Las modificaciones al Código Penal producto de la iniciativa de regulación a la IA, no define con precisión cómo demostrar el dolo, qué es alarma y, sobre todo, quién y cómo lo acredita.
Byung-Chul Han lo dijo en su libro Infocracia, (que me gusta mucho citar): “vivimos bajo tormentas de datos que no construyen verdad sino ruido”. La información, desanclada de la confianza, se vuelve atmósfera. Y en atmósfera turbia, cualquiera puede gritar “fuego” y llamar a los bomberos, o “deepfake” y zafarse de la comisión de un delito.
Nuestro tiempo es el de la sospecha permanente, la duda como política de Estado.
El tema me recuerda a Orson Welles que lo anticipó en 1938 con La guerra de los mundos: una ficción radial que, contada como boletín, desató pánico.
Hoy no necesitamos actores; bastan modelos generativos, un par de clics y un algoritmo de difusión.
Imaginen —no es ciencia ficción— un boletín “verosímil” de la Sedena ordenando toque de queda; una “conferencia” de la presidenta aceptando una invasión o un “video” de un presunto homicida de un estudiante de Estomatología confesando un delito… (saben a lo que me refiero).
¿Qué tal que el homicida alega que el video que se filtró fue hecho con Inteligencia Artificial? ¿Se va a perseguir al medio que lo difundió? En una de esas, hasta el homicida sale libre…¿Ya me entiende, Culto Público a lo que me refiero, me preocupa, y me da comezón?
La IA escribe el guion; las redes, el miedo.
Ahora bien: San Luis Potosí ya legisló. ¿Hacía falta? Sí. Pero… ¿Así? ¿Tenemos la suficiente fortaleza académica, experiencia profesional y capacidades para fundamentar una legislación sobre esta materia que nos va ganando la carrera? ¿No será esto un acelerón en plena curva?
El que esto escribe, aprendiz de reportero, alcanza a ver al menos tres riesgos que no podemos ignorar:
1) La coartada perfecta del poderoso.
Frente a una investigación sólida, la respuesta fácil será: “es IA”. Si la norma deja ambigüedades, el periodista puede terminar litigando su autenticidad en vez de publicar, y esto puede generar un efecto inhibidor, una autocensura preventiva por miedo a ser acusado de crear “realidades sintéticas”.
2) La puerta trasera de la censura.
Cuando “alarma social” o “paz pública” no tienen parámetros verificables, cualquier pieza incómoda puede ser encuadrada como “desestabilizadora”. Hoy se promete que no; mañana basta un fiscal con prisas o un juez con miedo o a modo.
3) La prueba imposible.
En la práctica forense, demostrar que algo no fue generado por IA requiere peritajes especializados, sellos de procedencia, cadenas de custodia digitales. No los tenemos para temas como la IA ¿Quién los hará? ¿Con qué estándares? ¿Con qué independencia? Si no definimos eso, la balanza se inclina contra el informador.
Ante ello, creo que necesitamos definiciones más concretas, cerradas y taxativas, lo mismo que una “mente culpable” o como dicen los abogados una Mens rea probada, exigir dolo específico: intención de provocar alarma…me-di-ble y no de “sensación” de la misma.
Además, si alguien alega que una pieza es sintética o fabricada, que lo acredite con peritajes de laboratorios independientes (no “peritos de parte” -que además no hay en SLP- a modo).
Los periodistas también tenemos que tener garantías reales y no meramente declarativas.
Efectivamente hay una exclusión en la iniciativa aprobada para el ejercicio del periodismo, arte, academia y sátira, sin embargo, ¿quién garantiza que opere en los hechos, cuando alguien -como dije arriba- nada más porque sienta calor le llame a los bomberos…?
No se trata de negar el dilema —que es brutal y de múltiples aristas—, sino de evitar que la cura mate al paciente. Porque, paradójicamente, la IA que nos amenaza con fabricar mundos, también puede servir para validarlos.
A ver, para Usted mi Culto Público, le comparto dos escenarios de pesadilla y uno de esperanza:
Un “Falso con consecuencias reales”: Un “comunicado” apócrifo de Protección Civil que ordene evacuar colonias. Pánico, saqueos, accidentes. Nadie herido por la IA; todos por la estampida.
Un “Verdadero desmentido como falso”: Un video auténtico que documenta un abuso policial. Los responsables gritan “deepfake”, “IA”, un juez timorato concede medidas cautelares, y el reportero enfrenta proceso. La evidencia muere antes que el delito.
Uno de esperanza: que la norma haga lo que promete: perseguir mentiras sintéticas dañinas, proteger a víctimas (como las 400 estudiantes de Zacatecas) y blindar la crítica. Se puede, si se afina y lo hacemos de forma acompañada y profesional. No a la ligera.
La delgada línea entre vigilar y castigar —permítanme el guiño— no debería cruzarse hacia castigar al que vigila. La prensa, con sus errores y excesos que a veces tenemos (no me subo al púlpito ni tiro la primera piedra), sigue siendo el semáforo en una avenida oscura: si se apaga “por seguridad”, lo que viene no es orden, sino una carambola con trágicas consecuencias.
Cierro con una imagen. La IA es el Orson Welles de nuestros tiempos: puede narrar invasiones que no existen y desmentir revoluciones que sí ocurrieron. La diferencia será si, en San Luis, ponemos reglas claras, peritos que sepan, y un principio simple grabado en piedra: a la verdad no se le pone grillete; a la mentira, sí.
Insisto, si lo hacemos bien, con profesionalismo y sin miedo, quizá esta vez la radio hablando de marcianos no provoque pánico, sino lucidez.
Mañana será el diputado de Morena Carlos Arreola (qué casualidad) el que anuncie el desarrollo inmediato de foros con ciudadanos, académicos, especialistas, periodistas, abogados y otros grupos para discutir, plantear y afinar la iniciativa aprobada. Aunque lo convoque Arreola, ni modo, me apunto.
Nota: Esta columna no fue redactada con IA, sino con MIR (Mi Ignorancia Regular).
Hasta la próxima.
Yo soy Jorge Saldaña.
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