agosto 3, 2025

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#4 Tiempos

A don Miguel de Cervantes | Columna de Juan Jesús Priego

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LETRAS minúsculas

 

Muy querido don Miguel:

Imagino lo que sentiría usted cuando, en la España de su tiempo, no encontraba en las casas y en los mercados otros libros que no fueran de caballerías. ¡Qué tedio, qué aburrimiento! Entonces, para burlarse de toda esa literatura chatarra, escribió El ingenioso hidalgo don Quijote de La Mancha. En un principio quiso usted ironizar, es decir, burlarse, pero lo que acabó saliendo de sus manos fue una obra maestra, un capolavoro, como dirían los italianos, y los libros de caballerías, como por ensalmo, empezaron a desaparecer, a esfumarse: sus estocadas fueron mortales.

Algo parecido hizo mucho después que usted un paisano suyo contra esos predicadores ridículos y campanudos que se gloriaban de pronunciar sermones que nadie entendía; me refiero, claro está, al padre José Francisco de Isla (1703-1781) y a su Fray Gerundio de Campazas. Tras la publicación de este libro, según es fama, nadie osó ya subir al púlpito con la misma seguridad ni predicar de la misma manera.

Me preguntará usted que a qué viene semejante parrafada, y a dónde quiero llegar. Si me tiene paciencia, señor, ahora se lo diré.

Resulta, don Miguel, que así como en el siglo XVII no encontraba usted más que libros de caballerías, así también nosotros, en el pleno siglo XXI, no encontramos a nuestro paso más que esas novelas negras, llenas de detectives y asesinos, que por falta de imaginación llamamos thrillers. ¡Pocas novelas se escriben hoy que no tengan como asunto central el esclarecimiento de un homicidio o la persecución de un psicópata peligroso!

Permítame leerle el texto que aparece en las contraportadas de tres libros que tengo en mi mano. Debo aclararle que si escojo sólo tres –y al azar- es únicamente para no abrumarlo, pues en realidad podría leerle tres mil, o incluso trescientos mil. He aquí de lo que trata hoy, en términos generales, nuestra literatura:

«El agente de la CIA Jack Dunphy es relevado en sus servicios y destinado a un aburrido trabajo de oficina cuando el hombre que estaba bajo su vigilancia es brutalmente asesinado. Sin embargo, Dunphy pronto se ve perseguido por un sádico asesino y por la propia CIA, que quiere silenciarlo por razones que él no comprende. Cuando empieza a investigar, descubre una trama siniestra en la que están involucrados el espía Allan Dulles, el psicólogo Carl Jung y el poeta Ezra Pound» (Jim Hougan, El último merovingio).

Respóndame sinceramente, don Miguel: ¿se le antoja leer este esperpento? ¡A mí, por supuesto, no! Pero vayamos al segundo. 

«En 1208, Pere Castelnou, legado papal, recibe el encargo de transportar en secreto a Roma la llamada “herencia del diablo”, unos documentos que amenazan el poder de la Iglesia y de Inocencio III. Pero por el camino asesinan a Pere y roban la séptima mula con la peligrosa carga. El conde Raimon VI de Tolosa, que, contra su voluntad, había entregado los escritos a Pere después de una agria discusión, es acusado del asesinato y el robo. El Pontífice le excomulga y proclama una cruzada que devastará Occitania» (Jorge Mollist, La reina oculta).

Como puede ver, todos son crímenes. ¡Estamos obsesionados con la muerte! Usted por lo menos oyó hablar de caballeros andantes, de amor cortés, de inaccesibles damas parapetadas en sus castillos inexpugnables, pero nosotros sólo podemos vérnoslas con historias desdichadas. He aquí la leyenda de la tercera contraportada:

«El cuerpo de Viktor Strandgård, el predicador más famoso de Suecia, yace mutilado en una remota iglesia en Kiruna, una ciudad del norte sumergida en la eterna noche polar. La hermana de la víctima ha encontrado el cadáver, y la sombra de la sospecha se cierne sobre ella. Desesperada, pide ayuda a su amiga de adolescencia, la abogada Rebecka Martinsson, que actualmente vive en Estocolmo y que regresa a su ciudad natal dispuesta a averiguar quién es el culpable. Durante la investigación sólo cuenta con la complicidad de Anna-Maria Mella, una inteligente y peculiar policía embarazada. En Kiruna mucha gente tiene algo que ocultar, y la nieve no tardará en teñirse de sangre». (Äsa Larsson, La aurora boreal).

Venga, don Miguel, venga usted del otro mundo a nuestras librerías y vea. ¡Cientos, miles de libros que no hablan de otra cosa! Un cadáver que es encontrado, un asesino que anda suelto (y no precisamente del estómago), un detective que le sigue la pista a lo largo de quinientas páginas de letra abigarrada y un desenlace que nos infunde la sospecha de haber malgastado el poco, el escaso, el precioso tiempo que teníamos para vivir.

¡Una literatura de muerte! ¿Qué hemos hecho, don Miguel, para merecer esto? ¿Es que no hay escritores que quieran hablar de otra cosa? En 1930, André Breton, uno de nuestros autores más célebres, publicaba su segundo Manifiesto del surrealismo, y en él decía lo que sigue: «El acto surrealista más simple consiste en salir a la calle empuñando revólveres y tirar sobre la multitud al azar cuantas veces sea posible. Quien no ha tenido, siquiera una vez, deseos de acabar de ese modo con el pequeño sistema de envilecimiento y cretinización en vigor, tiene su lugar señalado en esa multitud, en su vientre a la altura del tiro». ¿Y cree usted, don Miguel, que estas palabras sólo han quedado en el libro? ¡Pues no! Por desgracia ha habido en los últimos tiempos no pocos individuos que han ejecutado con placer este simple acto surrealista. ¡Lo que se dice en una página no siempre se queda en ella!

¿Nuestras sociedades son violentas –y usted sabe que lo son- a causa de esta literatura de paja, o más bien es al contrario y la literatura no hace más que dar fe de la violencia que campea soberana e impune a todo largo y ancho de nuestras agotadas sociedades? ¿Qué fue primero, la gallina o el huevo? Nos esperan tiempos malos, don Miguel. Esta obsesión por la muerte violenta no me gusta nada, y la literatura que comercializa con ella menos aún. Algo hay en nuestra psique que no funciona como debiera. O dígame usted si no.

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#4 Tiempos

El Porvenir de Gerli y la eterna lucha barrial | Columna de Arturo Mena “Nefrox”

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TESTEANDO

 

Aquella noche en el barrio de Gerli, en la provincia de Lanús en Buenos Aires, el aire parecía teñido de historia: me acerqué al portón del Club Atlético El Porvenir, en Blanco Encalada 400, rodeado de otras instituciones barriales que comparten el paisaje. Entrar al predio es respirar un siglo de pasión llevada por vecinos, familias y generaciones.

Me recibió el viejo estadio Gildo Francisco Ghersinich cuyo césped guarda las huellas de aquellos fundadores anarquistas de 1915 con sus tablones, su cemento y esa capacidad para aliviar el alma de casi 14,000 simpatizantes. Imaginar su fundación y primeros ascensos, las historias de lucha para conseguir una cancha propia y su gloria en la B intermedia y profesional es entender por qué El Porvenir no es solo un club: es un refugio.

Me tocó conocer a Fede, hincha de toda la vida que cuenta cómo resistieron desde el ascenso hasta el triunfo en la Primera D en mayo de 2023, pasando por aquella legendaria victoria en Copa Argentina frente a Lanús, un símbolo del ascenso que sueña con ser grande de nuevo. Esta es la magia del fútbol íntimo, el fútbol romántico de los clubes de barrio: esfuerzo colectivo, identidad barrial y orgullo poblado de relato y sudor.

Pero la visita también mostró grietas profundas: la dirigencia que encabeza Enrique Merelas (presidente por más de cuatro décadas) no esquiva el conflicto. El Porvenir enfrenta una crisis institucional que pone en riesgo todo ese legado comunitario. En febrero de 2025, la AFA suspendió la afiliación del club tras una denuncia presentada por el intendente Julián Álvarez ante Personas Jurídicas, acusando al municipio de intentar intervenir en la entidad. La intención habría sido deslindar el control sobre El Porvenir, excluyéndolo de todos los subsidios y dejando al Porve a su suerte.

La respuesta del club no fue tímida: se presentó una denuncia penal contra Álvarez por abuso de autoridad, discriminación, violencia institucional y filtración de información confidencial, denunciando marginación y persecución institucional. Las pintadas amenazantes aparecidas en los alrededores del estadio contra Merelas intensificaron la tensión, y la dirigencia llamó a socios y vecinos a defender su autonomía.

Afortunadamente, en marzo la AFA levantó la desafiliación preventiva: El Porvenir pudo volver a competir en la Primera C, debutando oficialmente el 18 de marzo ante Club Mercedes, tras semanas de incertidumbre. Pero aún pesa sobre el club un futuro incierto y una dirigencia cuestionada por aquellos que entienden que 44 años al frente de una institución no pueden justificarse con tradición si dejan estancamiento y despoblación de sueños.

En mi paso por la sede sentí esa contradicción: el club late con fuerza colectiva, con un barrio que lo respeta y lo habita, mientras que en los despachos internos se libra una batalla política que podría definir si El Porvenir se preserva como corazón barrial o se apaga por políticas ajenas.

Este club resume lo mejor y lo más complicado del fútbol argentino: su capacidad de emocionar desde lo modesto y lo comunitario, sin más hierro que la camiseta blanca y negra heredada del Sunderland argentino, y sin más ambición que resistir como espacio de encuentro. Pero también muestra cómo la política pretende apoderarse del alma de los clubes y puede quebrar ese romance que lo hace único.

Mi visita a Gerli me dejó el eco de cantos que nacen en gradas humildes y el pulso firme de gente que no se rinde. Ojalá los clubes de barrio, como El Porvenir, sigan siendo faros de pasión y memoria, y ojalá sus dirigentes internos y externos entiendan que la máxima autoridad no es el poder político, sino el cariño del socio y la voz del barrio.

Ojalá un día en México, entendiéramos un poco del fútbol de barrio.

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#4 Tiempos

Medio siglo del FIS-MAT, en honor a Mat. Silvia Sermeño | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash

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EL CRONOPIO

En 1975 se realizó el primer Concurso Estatal de Física y Matemáticas para Escuelas Secundarias del Estado de San Luis Potosí, que ahora se conoce como Fis-Mat, el Concurso Regional Pauling de Física y Matemáticas que llega a estar conformado hasta por veintitrés concursos en las áreas de física, matemáticas, biología, química, astronomía, nanotecnología, ciencias naturales, ciencias del espacio, filosofía, donde participan estudiantes de primaria, secundaria y preparatoria. El Fis-Mat es el segundo concurso más antiguo del país y ha sido de cierta forma el conformador de los diversos concursos en México en las áreas en las que se enfoca, tales como las olimpiadas de física, matemáticas, química, etc.

El Fis-Mat es el único concurso de este tipo en el país y ha fincado toda una tradición. Con lo cual la edición 2025 del concurso marca cincuenta años de historia de uno de los concursos más importantes del país. Cada año el Fis-Mat es dedicado a un personaje relacionado con las áreas del conocimiento que abarca que haya destacado y contribuido al desarrollo de las mismas. Este año el concurso ha sido dedicado como un homenaje a la matemática Silvia Sermeño Lima por su papel desarrollado a lo largo de treinta años al desarrollo y enseñanza de las matemáticas en la Facultad de Ciencias de la UASLP, por lo que el Fis-Mat se ha denominado XLVI Concurso Regional “Pauling” de Física y Matemáticas “Silvia Elvira Sermeño Lima”.

El Fis-Mat nació como una iniciativa para alentar el estudio de disciplinas científicas en los jóvenes mexicanos con énfasis en los potosinos, apoyando su formación con actividades extraescolares y despertando vocaciones. Fue una iniciativa de los estudiantes de la antigua Escuela de Física y del dos veces galardonado con el Premio Nobel, el Dr. Linus Pauling, por lo que ahora asume su apellido y se dedicada a un personaje en especial como en esta ocasión es la Mat. Silvia Elvira Sermeño Lima.

Silvia Sermeño Lima estudió matemáticas en El Salvador su país natal y vino a México a continuar sus estudios y desarrollarse profesionalmente. En 1981 ingresó como profesora a la entonces Escuela de Física de la UASLP a colaborar en el desarrollo de la carrera de profesor de Matemáticas que acababa de iniciar actividades, así como encargarse de los cursos básicos formativos de las carreras de física y electrónica que existían en aquella época. Posteriormente se abrirían más opciones profesionales en el área de matemáticas y estaría participando en la formación de esas nuevas carreras de matemáticas.

Su labor en la ya Facultad de Ciencias fue intensa y estuvo a cargo de materias de matemáticas y formando a los jóvenes interesados en esta disciplina, en especial a quienes deseaban dedicarse a la enseñanza de las matemáticas en los diversos niveles educativos.

Su profesionalismo y dedicación en la educación y formación de matemáticos en San Luis Potosí fue determinante para consolidar este proceso que en la actualidad sigue siendo formador de matemáticos por la Facultad de Ciencias de la UASLP a nivel licenciatura y de posgrado en las áreas de educación matemática y matemáticas aplicadas.

Como un reconocimiento a su labor en la Facultad de Ciencias desde 1981 hasta el año 2009, cuando se jubiló como profesora de matemáticas se le han dedicado los trabajos del XLVI Concurso Regional “Pauling” de Física y Matemáticas, asignándole su nombre en este marco conmemorativo de medio siglo de existencia de tan importante concurso, donde se han dado cita estudiantes del nivel básico de diversos estados del país y que ha sembrado toda una tradición en nuestro estado.

Felicidades a la Mat. Silvia Elvira Sermeño Lima, y al Fís-Mat.

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#4 Tiempos

El poder y los tigres que llevamos dentro | Columna de León García Lam

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LA VOLUTA

Trump está en el aparador internacional acusado -otra vez- de un escándalo sexual. Quiero aprovechar ese caso -y otros- para comentar que, cuando alguien ostenta una dosis de poder, algo en su interior se desata. ¿Por qué ese descontrol adquiere casi siempre un tinte sexual? ¿Por qué políticos, sacerdotes y artistas son recurrentemente acusados de sexualidad desbordada? Y, sobre todo: ¿por qué deberíamos vigilar especialmente el comportamiento sexual de quienes ostentan cargos públicos?

Vayamos a las civilizaciones clásicas, aquellas que asociamos con bacanales y hieródulas. ¿No prueban esas civilizaciones que el desenfreno sexual es una constante de la naturaleza humana? En efecto, pero hay una diferencia clave: aquel desenfreno era ritualizado y regulado. Si nos parece escandaloso solo es porque lo juzgamos con nuestra moral. El verdadero exceso ocurre cuando se transgreden las normas de la propia época: piense usted culta lectora de La Orquesta, en Calígula o Nerón, cuyas prácticas nefandas —que conocemos por Suetonio—escandalizaron incluso a sus contemporáneos.

Ante el riesgo del desenfreno, las primeras comunidades cristianas optaron por una solución radical: si el poder corrompe, mejor amputar la sexualidad de quienes lo ejercen. Así nació el celibato sacerdotal. Hoy sabemos que la estrategia clerical fracasó en incontables casos—como los “sobrinos” que eran hijos y las “amas de llaves” que eran concubinas—, pero reconozcamos que la intuición católica fue certera: lo reprimido se desata con el poder.

Freud nos ha gritado la respuesta que buscamos en su famoso libro El malestar de la cultura. La civilización exige reprimir nuestros deseos: trabajamos cuando queremos dormir, callamos cuando ansiamos gritar. Esas renuncias se acumulan en el inconsciente como energía latente. No hay ser humano—hombre o mujer— que escape a este control de la voluntad. Todos llevamos tigres agazapados en la psique

, esperando su momento de saltar, sacar las garras y desenfrenarse.

He aquí el problema: cuando alguien accede al poder —político, económico o social—, sus tigres hambrientos quedan en libertad. El brillo en los ojos del recién investido es la alegría de la fiera que siente la cercanía de sus presas. Trump es el ejemplo obvio, pero basta mirar alrededor para encontrar casos nacionales y locales —políticos, empresarios, artistas— que usaron su influencia para liberar demonios personales. Redes de niños y niñas, secretarias, alumnas, asistentes, clientas, chicos y chicas buscando fama y un largo etcétera.

¿Está mal ser un libertino? Me parece que no. Siempre y cuando los actos empleados no sean por medio del poder público o en contra de las leyes civiles.

Si exigimos declaraciones patrimoniales a los funcionarios, para garantizar que no se hinchen de dinero con el erario, quizá deberíamos pedir también “declaraciones mentales”. Porque todo poder libera a las bestias interiores.

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