junio 16, 2025

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#4 Tiempos

¿Por qué demonios decidí ver una película de Menudo en 2024? | Columna de Guilla Carregha

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CRITICACIONES

 

Me quise tomar un pequeño descanso de ver la cantidad industrial de anime que me estoy obligando a consumir para ver algo, cualquier cosa, hablado en el idioma español. Claramente podía haber visto una película mexicana disponible en VIX o Prime Video, pero, bueh, no me odio tanto todavía. Denme un par de semanas y caeré en la tentación.

                  Por alguna razón que aún no logro entender cómo es que me pareció lógica, pensé que estaría divertido ver una película de Menudo. Sí. De Menudo. De esa boy band de Puerto Rico que fue popular a final de los 70 de la que no sabía absolutamente nada además de que cantaban Claridad y que, en algún punto, tuvieron a Ricky Martin entre sus filas. No sé qué me poseyó para tomar la decisión de ver una película de bajo presupuesto estelarizada por un grupo infantil pasado de moda y dirigida a personas de menos de 15 años, pero así está la cosa.

                  Supongo que me imaginaba que sería una experiencia como la de ver las películas de The Beatles, producciones hechas como en tres días con sólo el equivalente de 50 pesos de presupuesto, en donde podías disfrutar de Ringo Starr pretendiendo que sabe reírse y ver a los otros tres batallando para no voltear a ver a la cámara en una película tremendamente mala con una historia que no va a ningún lado y que solo es una excusa para ver a la banda cantar/tocar canciones nuevas en el cine.

No. Esperen. Eso es exactamente lo que obtuve. Es lo mismo.

Como suele suceder con las películas basadas en actos musicales que tienen que ser estrenadas siete días después de que un empresario random proponga la idea de hacer una película para no perder la relevancia del producto anunciado (la banda), y succionarle todo el dinero posible a (los papás) del público meta, la historia de Una Aventura Llamada Menudo se centra en las loquísimas aventuras que sufren los Menudo en camino a un concierto.

Fascinante.

De entrada, esta película nunca esconde que está hecha única y exclusivamente para fanáticas de la banda. Por principio, en ningún momento hacen el esfuerzo de introducir a los integrantes de Menudo de alguna forma que ponga en contexto a los papás que fueron obligados a acompañar a sus hijas menores de edad a ver esto en el cine. Se presupone que ya conoces sus nombres, sus personalidades y el estereotipo que representan dentro de la banda. Simplemente aparecen en pantalla y ya. Ya los conoces, ya sabes quiénes son, ya tienes tus pósters en tu cuarto, y ya suspiraste al sentir enamoramiento en esta relación parasocial. Ahí muere.

Disfruta.

La primera vez que vemos a los muchachos, están sentados alrededor de una mesa de su disquera, hablando con su supuesta mánager, una chica de trece años que debemos de creer que es lo suficientemente importante como para decidir el futuro de la “agrupación más popular de Puerto Rico” sin tener que preguntarle a ningún adulto responsable. Dentro de esa reunión, el principal tema a tratar es “¿cómo es que Menudo aparecerá en el escenario del primer concierto de su gira?”. Es una decisión difícil, pues ya han llegado al concierto en motocicleta y necesitan algo más impactante para que se sepa que esta es la mejor gira hasta la fecha.

Suspiro.

Y entonces, Ricky, EL ÚNICO MIEMBRO DE MENUDO AL QUE HACEN CONSTANTE REFERENCIA POR NOMBRE Y QUE TIENE UNA PERSONALIDAD MARCADA (pero que no es Ricky Martin, sino otro), dice que se imagina que estaría genial llegar al venue montados en un globo aerostático. Y, ya está. Como se imaginó que deberían ir en globo, mágicamente aparecen en un globo a mitad del cielo. El único problema es que Ricky no sabe manejar el globo aerostático que se acaba de imaginar y al que teletransportó mágicamente a sus compañeros de banda, por lo que aterrizan chocando contra un árbol en una isla. Ahora, Menudo debe correr contra el tiempo y salir de la isla para llegar a su concierto.

That’s it. That’s the story. That’s the movie.

No pasa nada. O sea, digo “nada” como si “un grupo de karatekas al azar intentando tirar adolescentes de motos en una playa” – lo cual, por cierto, sucede en esta película – fuera literalmente nada. Pero es más como implementar absolutamente cada idea loca que los productores (¿o tal vez la misma banda?) tuvieron, sin siquiera cuestionarla. Si se te ocurrió una idea para la película, esa idea VA A estar en la película.

Se podría decir que la película es una pérdida de tiempo, y lo es, pero también se podría decir que es una experiencia aburridísima, y también sería cierto. Las grandes aventuras que los Menudo viven intentando escapar de la isla son “hacerse amigos de unas niñas scout en una fogata”, “obtener techo camas y comida en una mansión de lujo”, “tener fiestas en la playa con carne asada y personas de su edad” y “salir a andar en motocicleta por la isla”. Claramente son situaciones extremadamente peligrosas que le pondrían los pelos de punta a cualquiera y que terminarían con la sanidad mental de quien las viva. Son tremendos castigos que jamás les podría desear ni a mi peor enemigo.

Se supone que hay una villana. La dueña de la mansión misteriosa en la mitad de la isla, aquella que las provee con ropa y comida, es la villana. No hace nada. Se supone que está intentando prevenir que Menudo abandone la isla, pero no hace nada. No los detiene, no los encierra; nada. Los únicos obstáculos en el “viaje” de Menudo son las hormonas de los adolescentes y el hecho de que siempre tienen hambre.

Si alguien decide ver esto en el año de nuestro señor 2024, las únicas dos opciones de streaming son dos usuarios que amablemente subieron la película a YouTube, porque no creo que nadie quiera preservar esta obra magna del cine latino en alguna plataforma de streaming. Se puede, entonces, elegir entre “calidad relativamente buena, pero con colores apagados” o “imagen de calidad terrible, pero con colores brillantes y un filtro oscurecido”. Aunado a lo aburrido de la película, no es como si mis ojos se pudieran entretener mucho con lo que veían. Tampoco es como si me hubiera perdido de mucho. Esto claramente se filmó en 5 días, donde el director de fotografía o estaba ausente o no le importaba lo que estaba haciendo, siempre y cuando se hiciera lo más rápido posible. No puedo culpar al tipo. No es como si fuera a hacer una diferencia el esforzarse en hacerlo bien. La película está compuesta enteramente de una colección de tomas que claramente fueron las primeras porque no había tiempo de retomar para conseguir algo mejor, pegadas hasta constituir algo que legalmente podría considerarse una película.

Tal y como está, esto parece ser nada más que una excusa para grabar más de 10 videos musicales en una semana, gastando el presupuesto de dos almuerzos. Luego, los unieron con el pretexto más endeble de pequeños sketches entre ellos y los lanzaron en cines para obtener ganancias. Ni siquiera son buenos videos musicales… a menos que ver a la banda al borde de la risa cada segundo y tener primeros planos incómodamente largos de niños bailando suban la calidad de un video musical con su mera existencia.

No se les puede echar la culpa a estos chicos de 14 años, pero su actuación es pésima. No ayuda que claramente les dijeron que improvisaran todo, lo que significa que tenemos unos 50 minutos sólidos de “adolescentes molestándose entre sí, riendo falsamente, gritando cosas al azar pensando que eso es un chiste y, por alguna razón, golpeando y empujando a Charlie en cada ocasión posible”. Diría “si te gusta ver adolescentes reírse, mira esta película”, pero esa es una declaración bastante creepy ya de por sí. Especialmente porque están sin camisa la mayor parte del tiempo.

Todos los demás personajes/actores sufren del mismo problema. Pueden intentar actuar y, ya sabes, hacer su trabajo, pero literalmente no tienen con qué trabajar. Aunque lo intentaran, aquí no hay nada. No pasa nada. Nada importa. Nada. Un verdadero y genuino vacío.

Me gustaría quejarme y decir que quiero de vuelta mis 90 minutos, pero yo soy el único culpable aquí. ¿Por qué fui y decidí ver esto? ¿POR QUÉ PENSÉ QUE SERÍA DIVERTIDO VER ESTO?

Y, por cierto, el plot twist, ¿la razón por la que la señora no les permite salir de la isla? ¡Es que es fan de Menudo! ¡Y quiere convivir con ellos todo el tiempo posible!

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#4 Tiempos

La miseria del sexo | Columna de Juan Jesús Priego Rivera

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LETRAS minúsculas

Sucede en un cuento de Arthur Schnitzler (1862-1931), el escritor austriaco. Una vez, un joven fue invitado a asistir a un duelo en calidad de padrino de un militar de cierto rango que, al ver ofendido su honor, retó a muerte a un caballero de la alta sociedad vienesa abofeteándolo con su guante. Qué razones había para lavar con sangre esa mancha real o imaginaria, no lo sabemos, pues éstas no quedan muy claras en el relato, aunque todo parece indicar que había unas faldas de por medio, y que estas faldas eran nada menos que las de la esposa del militar.

Como decimos, el padrino nada sabía de los motivos que impulsaron al teniente Loiberger a tomar tan drástica determinación, pero tampoco quiso averiguarlas. ¿Para qué? Como se dice, cada uno sabe dónde le aprieta el zapato; y, además, ¿para qué negar que en aquellos tiempos remotos la gente se mataba entre ella por los motivos más banales y fútiles? «El hecho –dice el narrador de esta historia, es decir, el padrino- de que en ciertos círculos tuviera que contarse con la posibilidad o incluso con la inevitabilidad de los duelos, ya sólo esto, créame, daba a la vida social una cierta dignidad o, al menos, un cierto estilo. Y a las personas de estos círculos, incluso a las más insignificantes o ridículas, les prestaba la apariencia de una continua disposición a la muerte, aun cuando a usted esta expresión le parezca, utilizada en este contexto, demasiado rimbombante».

Digámoslo ahora con nuestras palabras: en aquellos tiempos, batirse a muerte con adversarios verdadero o ficticios era una moda tan extendida, sobre todo entre las clases superiores, que nuestro joven narrador ni siquiera se extrañó cuando el teniente Loiberger solicitó amablemente su padrinazgo. Además, ¿no era ésta la séptima u octava vez que un caballero ofendido le pedía exactamente la misma cosa? Sin embargo, es necesario abreviar, y lo haremos diciendo cuanto antes que el muerto, allí, fue precisamente el señor Loiberger, que cayó al suelo con cierta elegancia y sin demasiados aspavientos a causa de una bala que vino a incrustársele a la altura del corazón. Se llevó la mano al pecho, lanzó un suspiro hondo, se tendió en la hierba como quien se dispone a permanecer en esa postura un tiempo muy largo y murió en el acto.

Una autoridad municipal dio fe del deceso –también sin demasiados aspavientos- y el día transcurrió como de costumbre, cual si en realidad nada grave hubiese acontecido. Sin embargo, un problema quedaba sin resolver, y era que la viuda, que vivía en la capital, es decir, en Viena, debía enterarse de la muerte de su marido. ¡Claro, era necesario decírselo, y cuanto antes mejor! ¿Y quién iba a encargarse de tan desagradable tarea? El padrino, naturalmente, que para eso estaba. Y allá va nuestro narrador. Frau Agathe, la esposa del señor Loiberger, lo recibe amablemente y lo hace pasar al recibidor. En realidad nunca en su vida había visto ella a este hombre, pero no le parece feo y hasta le invita una copa…

¡Dios mío, qué bella era Frau Agathe! Su rostro resplandecía como una hoguera encendida. Ahora bien, ¿para qué ponerse a hablar ahora, precisamente ahora, de cosas tan tristes como son las que se refieren a la muerte? Ya lo haría después; por el momento era preciso beber otra copa y disfrutar el momento. Frau Agathe se veía incluso feliz. ¿Para qué romper el hechizo? Entonces el visitante se puso a hablar con la joven viuda –ella aún no sabía que lo era- de cosas que nunca sabremos. Y tanto hablaron y hablaron, y tanto se gustaron el uno al otro que pronto, sin que nadie supiera cómo ni cuándo, ya estaban los dos tomados de la mano en la alcoba de ella. ¡Oh, no se habían reunido allí para entregarse a la práctica de ejercicios piadosos! Y pasó el tiempo. Cuando el visitante despertó por fin, pudo recordar como entre sueños que había venido a esta casa a cumplir una misión. ¿Cuál era ésta? Trataba de recordarlo. ¡Ah, sí, decirle a Frau Agathe que su marido había muerto en la vecina ciudad de Ischl, en el transcurso de un duelo, precisamente!… Aún no salía completamente de su modorra cuando oyeron ambos a lo lejos un ruido de pasos. Quien llegaba era el doctor Mülling, amigo de la familia, para preguntar a la señora si ya se había enterado de la triste noticia. Cuando la supo, la mujer se deshizo en llanto y pidió ver cuanto antes el cuerpo de su marido.

«Desde entonces –cuenta el narrador- no me dirigió ni una palabra… Efectivamente, aquella misma tarde partió sola y a la mañana siguiente condujo el cadáver a Viena. Al otro día tuvo lugar el entierro al que, por supuesto, asistí… Muchos años después nos encontramos en una reunión social. Mientras tanto se había casado de nuevo. Nadie que nos hubiera visto hablar habría adivinado que nos unía una profunda vivencia común. Pero, ¿realmente nos unía? Yo mismo habría podido considerar aquella estival y tranquila, misteriosa y, con todo, feliz hora como un sueño que sólo yo había soñado: tan clara, tan sin recuerdos, tan inocentemente profundizó su mirada en la mía».

Y así acaba esta historia, que no ha hecho más que confirmar mis sospechas, a saber: que la relación sexual, por sí sola, no puede unir a dos seres que no se aman. Hoy es común, o casi, afirmar que las relaciones sexuales son como el termómetro del amor, de manera que nada puede esperarse de dos seres que no saben -o no pueden- hacerse gozar el uno al otro. Hay quien dice, además, que para enamorarse de una persona antes hay que haberse acostado con ella. Pero esto es falso, pues las cosas, por lo regular, suceden exactamente al revés. Así como los milagros no producen la fe, sino que es más bien la fe la que produce los milagros, así habría que decir también que las relaciones sexuales no producen el amor, sino que, a lo más, cuando éste ya existe sólo lo alimentan. Los que no se amaban antes de ir juntos a la cama, no se amarán más cuando hayan regresado de ella, y hasta es posible en algunos casos que terminen queriéndose menos. Los cuerpos podrán acoplarse todo lo que quieran, pero, si las almas están lejos, entonces no hay nada que hacer.

Me decía hace poco un joven hablándome de su novia, con la que tenía ya estas relaciones y con quien acababa de romper: «Quizá deje más material para el recuerdo una tarde viendo juntos el crepúsculo que una relación sexual». Claro, claro. ¿Podría decirse mejor? He aquí la miseria del sexo.

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#4 Tiempos

Verano futbolero | Columna de Arturo Mena “Nefrox”

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TESTEANDO

 

Apesar de los pesares, el verano futbolero arranca este fin de semana.

Tanto el mundial de clubes, como la Copa Oro, se jugarán en el territorio de los Estados Unidos, algo que bajo otro panorama sería lo ideal, un país multicultural, con una infraestructura increíble y fortaleza económica como para poder generar ingresos sobrevalorados, todo estaría bien, si no hubiera problemas sociopolíticos en Norteamérica.

Las recientes políticas han comprometido las entradas a los estadios y con esto un posible golpe comercial a las proyecciones de FIFA. Pero pasando al punto netamente deportivo, que al fin es lo que importa para esta sección, las cosas suenan muy interesantes.

Por un lado tenemos el nuevo experimento mundial, juntar a algunos de los clubes más importantes del mundo, en un torneo que buscará enfrentarlos con sus mejores jugadores en búsqueda de un gran premio económico, todos los equipos presentarán lo mejor que tienen y es probable que conforme avancen en el torneo su nivel tenga que aumentar, cuando los equipos que solo van a participar queden fuera, y se cierre contra los verdaderos rivales. Un torneo que levanta expectativas y que promete buenos juegos, sobre todo cuando clubes europeos salten a las canchas con sus figuras mundiales.

A la par de este torneo, se jugará el evento principal de CONCACAF. Si bien la región es tal vez la más olvidada del planeta, y sus selecciones fuertes no pasan por un buen momento, es notable voltear a ver a la zona y su torneo insignia a un año antes del mundial. Administrativamente, vamos a poder ver algunos estadios que serán sede de la Copa del Mundo 2026,

así como los preparativos para ciertas ciudades que recibirán afición y participantes. Por lo futbolístico, vale la pena resaltar el mal momento que vive la selección de los Estados Unidos, un equipo que llega con 4 partidos sin ganar y que busca levantar cabeza con Mauricio Pochettino, quien de hacer un mal torneo seguramente se despedirá por ahora de sus posibilidades de dirigir un mundial. Del lado de México, el Vasco Aguirre tiene que demostrar que su equipo puede levantar la cara a un año de la copa. La obligación de campeonar en la Copa Oro sigue siendo imperante, así como desplegar un buen fútbol ante rivales que parecen a modo.

El resto de las selecciones piensan más en su posible clasificación al mundial y tomarán la participación como partidos de preparación ante lo que viene para el cierre del 2025.

Dos torneos interesantes, un mes lleno de futbol y equipos que disputarán en una de las próximas sedes mundialistas. Atentos con el país del norte, y que la política y lo social no sean impedimento para por lo menos distraer un poco de lo verdaderamente importante, sin perder por completo la atención. Que arranque ya el verano futbolero.

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#4 Tiempos

Alcalde Mayor de San Luis, primer editor de Sor Juana Inés de la Cruz | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash

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EL CRONOPIO

Antes que nada, felicito a los compañeros reporteros de La Orquesta que se hicieron merecedores del Premio Estatal de Periodismo 2025, Bernardo Vera, Ana G. Silva, Fermín Saldaña y Sayd Sauceda, reflejo de su profesionalismo y compromiso comunicacional.

Juan Camacho Gayna que naciera en 1653 en el Puerto de Santa María en Andalucía España, y viniera a Nueva España con el séquito del Marqués de la Laguna que vino como Virrey a Nueva España, ocupó el cargo de Alcalde Mayor de San Luis Potosí, se considera el primer editor de Sor Juana Inés de la Cruz.

Español avecindado en San Luis, fue gobernador en el Puerto de Santa María de 1689 a 1692 a su partida de tierras potosinas.

Ostentando el título de Capitán y Caballero de la Orden de Santiago, en 1680, llegó en el sequito de Tomás Antonio de la Cerda y Aragón marqués de La Laguna y Conde de Paredes, quien le confiaría la encomienda de ser su mayordomo, caballerizo y capitán de guardias.

Cuatro meses después de su llegada, el 20 de septiembre de 1680 tendría el título de Alcalde Mayor de San Luis Potosí y teniente de capitán general de esta ciudad y fronteras chichimecas, nombrado por el rey Carlos II. El 20 de diciembre de 1680 se llevaría a cabo la que sería primera reunión de un ayuntamiento con su cabildo; Camacho Gayna ocuparía ese puesto al menos durante cinco años. Lo sustituiría en 1685 Juan Bautista Ansaldo de Peralta como Alcalde Mayor de San Luis Potosí, yendo a la Ciudad de México donde radicó hasta 1687 antes de regresar a España.

La Inundación Castálida se la dedica Sor Juana a la Virreina Condesa de Paredes que se volvió eje de la vida sentimental de Sor Juana.

La Inundación Castálida apareció en Madrid en 1689 con el título:

“Inundación Castálida de la única poetisa, musa décima, Soror Juana Inés de la Cruz, religiosa profesa en el Monasterio de San Jerónimo de la Imperial Ciudad de México. Que en varios metros, idiomas y estilos fertiliza varios asuntos con elegantes, sutiles, claros, ingeniosos, útiles versos; para enseñanza, recreo y admiración. Dedicados a la Excelma. Señora, D. María Luisa Gonzaga Manrique de Lara, Condesa de Paredes, Marquesa de la Laguna, y los saca a la luz D. Juan Camacho Gayna, Caballero de la Orden de Santiago, Mayordomo y Caballerizo que fue de su Excelencia. Gobernador actual de la Ciudad de Puerto de Santa María. Con privilegio. En Madrid por Juan García Infanzón, año de 1689”.

Se reeditó al siguiente año “corregida y mejorada por la autora” con el título Poemas de la única poetisa americana, musa décima…. Sacados a la luz por Juan Camacho Gayna, que constituyó el tomo primero de los tres que forman las ‘obras’ de Sor Juana. Este tomo fue impreso en Madrid en 1690 y reimpreso en Barcelona en 1691, Zaragoza y Sevilla en 1692.

El papel de editor consiste en el trabajo intelectual para preparar los originales del libro, así como el que pone el dinero necesario para la publicación. Una de las evidencias para asegurar que Gayna es el editor, pues Octavio Paz lo pone en duda, es la “Suma del privilegio” que aparece en las páginas preliminares de la obra que dice: “Tiene privilegio D. Juan Camacho Gayna, Caballero de la orden de Santiago, para poder imprimir un libro intitulado ’Varios poemas castellanos de Soror Juana Inés de la Cruz’, por un tiempo de diez años, como más largamente consta de su original, despachado en el Oficio de Manuel Mojica, Escribano de Cámara del Consejo Real. Dado en Madrid en 18 de Septiembre de 1689”.

Camacho Gayna debió ser hombre de cierta cultura. Dados los diversos cargos que desempeñó en España y en Nueva España bajo tres virreyes, sus cartas están escritas con soltura y propiedad.

Durante cinco años fue Alcalde de San Luis, conoció y trató a Sor Juana. El nombre del Alcalde Mayor de San Luis Potosí, quedó vinculado para siempre al de la Fénix de México y Décima Musa, máxima poetisa de nuestra lengua o fácilmente del orbe como lo asegura Peñalosa y lo ratifica Francisco de la Maza, potosino estudioso de la obra de Sor Juana, y del historiador Dr. Alfonso Martínez.

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Opinión

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