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¿Qué potosinos han ocupado cargos en el gabinete presidencial?
Adán Augusto López ha dicho que de ser presidente incluiría a Ricardo Gallardo en su equipo, pero antes que él otros paisanos han contado con la confianza de los presidentes
Por: Ana G Silva
Durante la visita de Adán Augusto López Hernández, secretario de Gobernación de Andrés Manuel López Obrador, a la capital potosina, reveló a este medio que sumaría a Ricardo Gallardo, gobernador de San Luis Potosí, en su gabinete de ganar la presidencia como secretario de Agricultura. Momentos antes, el funcionario federal dedicó algunos cumplidos a la trayectoria del gobernador y apuntó: “a mí me parece que trae ganas de tener otro puesto”.
Con estas declaraciones que colocarían al mandatario potosino dentro del próximo gabinete federal, La Orquesta recopiló información de potosinos que ocupan o han ocupado un cargo cercano al Gobierno de México:
ROSA ISELA RODRÍGUEZ (2020-a la fecha)
La nacida en Xilitla actualmente es la titular de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana del gobierno del presidente López Obrador, convirtiéndose en la primera mujer en estar en ese cargo en la historia de México.
Rosa Isela es periodista y ha ocupado distintos cargos políticos en la Ciudad de México, principalmente relacionados con la seguridad pública.
PALOMA RACHEL AGUILAR (2018-a la fecha)
Tras la victoria de Andrés Manuel López Obrador en la presidencia de la República, Paloma Rachel Aguilar Correa se integró a la oficina de la Ayudantía del presidente, esto luego de que ella rompiera relación con varios integrantes de su partido en San Luis Potosí. Además, luego de participar como candidata a la gubernatura del estado, se reintegró al gobierno federal donde actualmente labora en la Administración Pública Federal, como Administradora General de Recursos y Servicios del SAT.
La potosina es licenciada en Derecho, fue asesora parlamentaria del Congreso Local y es una de las fundadoras de Morena San Luis.
NOEMI HERNÁNDEZ RODRÍGUEZ BORJAS (2017-a la fecha)
Directora en el área internacional de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, quien gestiona las alianzas internacionales y la cooperación estratégica de la dependencia federal con países y embajadas, así como con diversos Organismos Internacionales y Think Tanks.
Su formación en el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey en la licenciatura en Relaciones Internacionales y su maestría en la Universidad de Essex en Reino Unido sobre Economía Política, la han llevado a desarrollarse en asuntos internacionales que han ido escalando pues fue practicante de asuntos políticos en la embajada de México en Marruecos y ocupó una dirección en la Secretaría de Desarrollo Social en 2016.
ENRIQUE GALINDO CEBALLOS (2012-2018)
A finales de 2012, Galindo fue nombrado Comisionado General de la Policía Federal de México en la gestión de Enrique Peña Nieto. Durante su gestión se realizó la detención de “23 objetivos prioritarios en México”, entre ellos: Joaquín Guzmán Loera “El Chapo” en dos ocasiones; Servando Gómez Martínez “La Tuta”; Héctor Beltrán Leyva; Luis Fernando Sánchez Arellano; José Luis Abarca Velázquez y María de los Ángeles Pineda, implicados en el caso de los estudiantes normalistas de Ayotzinapa; entre otros.
Enrique Galindo es el actual presidente municipal de San Luis Potosí, luego de una histórica representación del PRI y el PAN. Fue presidente y secretario Ejecutivo de la Comunidad de Policías de América y ha ocupado cargos relacionados con la seguridad en el estado.
JUAN MANUEL CARRERAS LÓPEZ (2006-2012)
Juan Manuel Carreras estudió a lado de Felipe Calderón, ex presidente de México, en la Escuela Libre de Derecho y en 2006 fue incluido en su gobierno como director general de la Comisión para la Regularización de la Tenencia de la Tierra (Corett) y en 2009 pasó a ocupar el cargo como titular del Fideicomiso para el Ahorro de Energía Eléctrica, esto a pesar de que Calderón había llegado a la presidencia por el PAN y el potosino siempre ha pertenecido al PRI.
Carreras fue gobernador de San Luis Potosí en el periodo 2015-2021, también ha ocupado cargos como diputado federal y fue secretario de Educación Estatal en la gestión de Fernando Toranzo.
JUAN RAMIRO ROBLEDO RUIZ (1995-1997)
El potosino llegó a ser subsecretario de Protección Civil, Prevención y Readaptación Social de la Secretaría de Gobernación del sexenio de Ernesto Zedillo, donde permaneció dos años.
Robledo Ruiz es un ex miembro del PRI en el que obtuvo cargos como diputado federal y senador. Actualmente es legislador federal por el partido Morena, quien sigue los valores de la Cuarta Transformación.
ANTONIO ROCHA CORDERO (1964-1967)
En 1964 el presidente Gustavo Díaz Ordaz nombró a Antonio Rocha Cordero, titular de la Procuraduría General de la República donde permaneció hasta 1967, aunque no hay antecedentes de las acciones que realizó en este periodo se sabe que dejó su cargo para ser postulado candidato del PRI a gobernador de San Luis Potosí y que resultó electo.
El gobierno de Rocha Cordero en el estado tuvo una buena aceptación y su popularidad hizo que Díaz Ordaz lo llegara a considerar como candidato del PRI a la presidencia de México, aunque finalmente recayó en Luis Echeverría. El potosino también fue ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, diputado federal y senador.
GONZALO MARTÍNEZ CORBALÁ (1972-1982)
El potosino fue embajador en Chile de 1972 a 1974 durante el mandato del presidente Luis Echeverría, donde le tocó vivir el golpe de estado contra Salvador Allende por parte de August Pinochet, pero dio asilo a 756 personas perseguidas por la instaurada dictadura, incluido al poeta Pablo Neruda, quien de último momento pospuso su huida y un día antes de salir del país murió a causa de un cáncer avanzado. Luego de esto, en 1992 fue condecorado con la Orden al Mérito de Chile.
Martínez Corbalá volvió a ocupar el cargo de embajador de México de 1880 a 1982 con el presidente José López Portillo, pero está vez en Cuba, en donde estableció lazos de amistad con Fidel Castro. También ocupó cargos como la dirección general del ISSSTE, fue gobernador de San Luis Potosí, diputado federal y senador.
FAUSTO ZAPATA LOREDO (1970-1993)
Durante la presidencia de Luis Echeverría Álvarez, fue subsecretario de la Presidencia de la República; con José López Portillo lo nombró embajador en Italia y Malta; con Miguel de la Madrid Hurtado fue embajador en la República Popular China; mientras que con Carlos Salinas de Gortarí fue cónsul general de México en Los Ángeles y Nueva York.
Fausto Zapata fue condecorado por su actividad política y diplomática por 16 países, entre ellos: Gran Bretaña, Francia, Italia, Japón, Alemania y Arabia Saudita.
GONZALO N. SANTOS (1934-1939)
Durante la gestión de Lázaro Cárdenas, Gonzalo N. Santos se convirtió en embajador de México en Bélgica y Dinamarca, en donde permaneció durante toda la administración. Mantuvo relaciones muy estrechas también con los presidentes Plutarco Elias Calles y Manuel Ávila Camacho.
Fue parte del Ejército Constitucionalista que luchaba contra Victoriano Huerta y en 1929 fue uno de los primeros políticos en unirse al Partido Revolucionario Institucional (PRI), con la credencial número seis. También ocupó cargos como senador y diputado federal y fue gobernador de San Luis Potosí (1943 a 1949).
PONCIANO ARRIAGA (1852-1853)
Entre 1852 y 1853 Arriaga fue nombrado ministro de Justicia, Negocios Eclesiásticos e Instrucción Pública en el gabinete del presidente Mariano Arista, hasta que fue desterrado por sus ideas liberales y su oposición a la dictadura por el nuevo presidente, Antonio López de Santa Anna.
Ponciano Arriaga se convirtió en un destacado personaje que pudo llegar a ser un presidente liberal, pues es considerado el padre de la Constitución de 1857, fundó la Junta Revolucionaria junto a Melchor Ocampo y Benito Juárez y derrocó a los conservadores, para regresar triunfantes al país en 1855 con la Revolución de Ayutla.
MARIANO ARISTA (1851-1853)
En 1850 Mariano Arista se presentó como uno de los 15 candidatos presidenciales y después de la segunda etapa de votaciones, Arista fue proclamado como ganador de la contienda, con 79 votos en la República Mexicana y 42 en la capital, mismos que le daban la mayoría necesaria.
El potosino asumió el cargo de presidente el 15 de enero de 1851, hasta 1853. Su administración se concentró en tratar de impulsar la minería y la agricultura, además de intentar frenar la corrupción y poner orden en las finanzas. Estableció la primera línea telegráfica entre la capital y el puerto de Veracruz.
MIGUEL FRANCISCO BARRAGÁN ORTÍZ (1833-1836)
Miguel Barragan trabajó como secretario de Guerra del gabinete de Antonio López de Santa Anna en 1833 y continuaría en ese cargo con Valentín Gómez Farías; aunque en 1835 , el Congreso lo nombró presidente interino de la República luego de que Santa Anna pidiera licencia. Durante su administración, la República dejó de ser federal para pasar al centralismo.
Miguel Barragán incursionó dentro del ejército realista, en donde fue ascendido como alférez, luego como coronel y comandante, en donde tuvo cabida dentro del Plan de Iguala. Fue nombrado por el Congreso local gobernador Constitucional del Estado de Veracruz en 1824.
También lee: Adán se llevó congreso, colaborador y hasta zacahuil huasteco | Apuntes de Jorge Saldaña
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Visita presidencial de “caras y gestos”. Crónica de Jorge Saldaña
Por: Jorge Saldaña.
“Shhhhhhh… cállense”.
El dedo índice de Rosa Icela Rodríguez, la potosina de más carrera en la política que en el periodismo, llevaba y traía su dedo índice hacia sus labios como metrónomo de maestra en salón rebelde. La escena ocurría en la entrada sur del Centro de Negocios Potosí, donde se agrupaban familiares, diputados, dirigentes y devotos de Morena. Esa especie de elegidos con privilegios de primera fila que corearon cuando la tuvieron a la vista:
—“¡Gooo-ber-nadora, gooo-ber-nadora, gooo-ber-nadora!”
La secretaria de Gobernación, vestida como maestra de convento —ataviada de negro, pelo recogido de bolita y lentes de armazón grueso—, parecía cargar todavía las tablas de quien sabe poner orden con solo mirar.
Silencio, les exigía, porque tras de ella estaba por entrar la mujer con la que compartió luchas, marchas, sobremesas y hasta hospedajes serranos en casa de las hermanas Rodríguez Velázquez, allá en Xilitla.
Era su amiga de décadas, su aliada, su cómplice: Claudia Sheinbaum Pardo, presidenta de México.
La presidenta, la primera en la historia, llegaba a San Luis Potosí. Y no era cualquier visita: era una cargada de símbolos y la presentación de su primer informe en territorio potosino, ese suelo donde las lealtades se pintan de guinda y verde fosforescente, y donde la coreografía del poder es más elocuente que cualquier discurso.
El bloque guinda y el invitado inesperado
En el corazón del bloque morenista, tras las vallas que los separaban del resto de mortales, una presencia destacaba como pez en pecera ajena: Enrique Galindo, alcalde de la capital, priista de cepa y panista de circunstancia, en un sorpresivo y simbólico equilibrio de acercamientos.
Invitado directo desde la oficina presidencial, se estrenaba en un evento federal en su propia ciudad (nunca lo habían invitado).
Una foto en ese lugar y con esa compañía, equivalió a un mensaje cifrado.
El resto del cortejo federal entró casi inadvertido: Mario Delgado, secretario de Educación, prefería mirar su celular que a la multitud; otros pasaban como sombras de reparto en una obra que no les pertenece. La expectativa miraba más alto: Sheinbaum aún no entraba, y ya el aire olía a electricidad contenida.
La entrada del “Pollo”
Un poco antes, pero de el otro lado del recinto, por la puerta opuesta, apareció Ricardo Gallardo Cardona, gobernador del estado. Pantalón claro, camisa blanca de lino, aire festivo pero contenido. Su arribo fue anunciado por el micrófono, con tan mala acústica que nadie pareció darse cuenta.
El gobernador, acostumbrado a entradas estruendosas, se detuvo un instante: como extrañando la reacción, y la reacción no llegaba.
El salvavidas vino de José Luis Fernández, diputado federal y animador de la “pollobancada”. Con brazos en alto, agitó a la multitud como director de orquesta desesperado:
—“¡Ya entró el gobernador!”
Entonces sí, estalló el coro verde:
—“¡Gobernador, gobernador, pollooo, poollooo!”
Aplausos, algarabía, una ola que creció de norte a sur. El gobernador respondió saludando a la primera fila, esa franja VIP donde se mezclaron empresarios, diputados locales, rectores, dirigentes sindicales, dueños de medios y hasta representantes de pueblos originarios con su quesqueme de gala.
Un mural de México en miniatura
De un lado, la élite verde, con chalecos que parecían uniforme; del otro, el guinda con invitado que resaltaba como cereza en pastel de coco.
Y si en la zona VIP de Morena sobresalió la presencia de Galindo, en la del Verde se percibió la ausencia de la senadora Ruth González.
Entre ambos bandos, saludos medidos y a lo lejos. Sonrisas tensas, cortesías que se dan mirando de reojo. La política en versión tardeada de la secundaria.
El templete y el ruido
El salón estaba lleno: 12 mil asistentes según el conteo oficial. Playeras blancas con vivos verdes, otras con letras guindas, contingentes magisteriales con camisas del SNTE. Un mosaico tricolor que parecía más un mitin de tres campañas que un acto de gobierno.
El sonido, pésimo. Se anunciaban nombres y cargos en el presidium, pero la mayoría no escuchaba nada.
Una escena para pasar aceite: cuando llegó el turno de la presentación de la secretaria de gobernación, Rosa Icela Rodríguez, se escuchó un vergonzoso y sordo abucheo:
—“Buuuuuuuuuhhhhhh”.
Un bochorno. Gallardo de inmediato reaccionó serio, negó con la cabeza, apretó los dientes y recriminó con mirada de espada a los suyos, como maestro a niños indisciplinados. Ese gesto, más que regaño, era advertencia: ¿Cómo se les ocurre?
Minutos después, vino el turno del gobernador para tomar la palabra, aunque dudó de su presentación hasta que se inclinó hacia la presidenta:
—“¿Ya me nombraron? ¿Ya paso?”
—“No sé…”, respondió Sheinbaum.
—“Es que no se oye nada.” Dijo Ricardo y se levantó al atril.
Gallardo habló breve, cálido, festivo. Parafraseó a Sheinbaum en su informe de Palacio: “Con nuestra presidenta vamos bien y vamos a ir mejor”. El aplauso verde sofocó los abucheos tímidos de algunos morenistas y maestros. Otra vez, la marea fosforescente se impuso en volumen.
El turno de la presidenta
Y entonces sí, llegó la voz que todos esperaban. Claudia Sheinbaum, con brazos alzados, como alcanzando un triunfo permanente que sostiene día con día, saludó a la multitud. El grito fue unánime:
—“¡Presidenta, presidenta!”
Pero el griterío magisterial no paraba y la presidenta tuvo que poner orden:
—“¿Me van a escuchar? Les traigo buenas noticias…”
El silencio se abrió paso. Anunció que el gobierno federal apoyaría a San Luis Potosí para pagar a los maestros. No explicó cómo ni cuándo, pero bastó. El alivio se convirtió en aplausos, como si una promesa ya fuera pago en efectivo.
Enumeró programas sociales, destacó la labor de las mujeres, habló del tren de pasajeros, del aeropuerto de Tamuín, de 40 mil viviendas y de un programa de agua. Más que detalles técnicos, ofreció horizonte político. Y como en cada gira, recordó que no se volvería al pasado de la “noche triste neoliberal”.
El evento, con presidenta presente, duró cincuenta minutos. Al terminar su intervención hubo abrazo con palmadas al gobernador; abrazo fraternal, largo, entrañable, con Rosa Icela. Gesto que se volvió foto, y la foto en mensaje.
Caras, gestos y señales
El himno nacional cerró el acto oficial. Todos de pie, todos correctos, todos con la misma solemnidad que en segundos se esfuma cuando el poder baja del templete.
La presidenta, una vez más escoltada de Gallardo, recorrió la otra primera fila, esa parte que no atendió en su llegada. Saludó rápido a diputados, (extrañamente el diputado Héctor Serrano ya no se encontraba y testigos aseguran que al llegar la presidenta, se le vio salir apurado del recinto)
Cortesía por igual par empresarios, sindicalistas, pausa breve pero notoria con el rector Zermeño, y otra pequeña parada para recibir un obsequio y firmar un libro.
Más selfies que conversaciones. Más sonrisas que palabras.
José Luis Fernández, siempre dispuesto al guiño, se presentó:
—“Soy diputado federal de la pollobancada.”
La presidenta sonrió.
Pero el tiempo real de Sheinbaum estaba reservado. El reencuentro fue en el bloque guinda, donde Rosa Icela había impuesto silencio al inicio. Ahí, sin prisa, Sheinbaum se tomó fotos con todos, abrazó a Rita Ozalia la dirigente estatal, escuchó, sonrió. Ahí sí se detuvo.
Afuera, la realidad
Mientras tanto, los asistentes —12 mil según el conteo— esperaban la salida. No había puertas abiertas hasta que la presidenta abandonara el recinto. El aire se hacía espeso, los ánimos cansados.
Y es que no llegaron caminando ni tarde. Desde las seis de la mañana se consignó que camiones verdes y guindas se estacionaron en el Tangamanga. El acarreo de siempre, con lonas y pancartas listas.
Para muchos, la visita presidencial duró diez horas, una jornada agotadora entre esperar, escuchar, aplaudir, salir.
La crónica se cierra como se abre: con gestos.
El silencio impuesto por Rosa Icela, la sonrisa diplomática de Gallardo, los abucheos inoportunos, el abrazo largo, los invitados sorpresivos, las palmadas de rigor, los camiones alineados en el parque. Todo cuenta, todo dice.
Así se vivió y se sintió la gira de Claudia Sheinbaum en territorio potosino: un acto de Estado vestido de mitin, una coreografía donde cada quien jugó su papel, un episodio contado con caras y gestos que, más que narrarse, se lee entre líneas.
Una visita que más que registrarse en boletines, se recordará como postal política: entre presencias y ausencias notorias, entusiasmos forzados, abucheos imprudentes, abrazos sinceros y silencios que pesan más que los discursos.
San Luis Potosí, por un día, se convirtió en espejo: verde y guinda frente a frente, disputando el micrófono, midiendo aplausos, compartiendo escenario. Aliados que se sientan por separado, se reclaman y se miran de reojo.
En medio, una presidenta que promete futuro con frases de alivio inmediato.
Una visita que, como suele pasar en la política mexicana, más que se cuenta… se descifra.
Aquí una galería:
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Encabeza Ricardo Gallardo desfile conmemorativo de la Independencia de México
Miles de familias potosinas celebraron y aplaudieron a los contingentes integrados por militares, cuerpos de seguridad y estudiantes
Por: Redacción
Con gran entusiasmo y en un ambiente de unión familiar, el Gobernador del Estado, Ricardo Gallardo Cardona, encabezó este 16 de septiembre el tradicional Desfile Cívico-Militar con motivo del 215 Aniversario del Inicio de la Independencia de México. Desde temprana hora, las principales calles del Centro Histórico de la capital se llenaron de colorido, música y banderas, donde miles de potosinas y potosinos se dieron cita para conmemorar una de las fechas más importantes del país.
El desfile contó con la participación de las Fuerzas Armadas del Ejército, así como de la Guardia Civil Estatal, cuerpos de auxilio, instituciones educativas, trabajadores del Gobierno estatal, asociaciones de charros y civiles, quienes desfilaron entre aplausos y muestras de orgullo de las familias reunidas. Las y los asistentes destacaron la organización del evento y expresaron su reconocimiento a los contingentes por su disciplina, compromiso y entrega al servicio de la sociedad.
Durante el recorrido, Ricardo Gallardo saludó a la ciudadanía y refrendó la importancia de mantener vivas las tradiciones que fortalecen la identidad mexicana, ya que la lucha por la Independencia es un llamado a la unidad, al respeto y al compromiso colectivo por un mejor futuro para San Luis Potosí y todo el país.
El desfile conmemorativo concluyó con la entonación del Himno Nacional y el cierre de la banda de guerra, lo que enmarcó esta fiesta patria que dejó una grata experiencia para quienes asistieron. Con este evento, el Gobierno del Estado reiteró su compromiso de seguir impulsando celebraciones cívicas que reúnan a las familias, fortalezcan los valores patrios y enaltezcan la historia de México.
También lee: Ricardo Gallardo conmemora el 215 aniversario del inicio de la Independencia de México
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Grito Histórico de la Primera Presidenta de México
La presidenta Claudia Sheinbaum Pardo encabezó un Grito de Independencia sin precedentes, marcado por la arenga a las heroínas anónimas
Por Roberto Mendoza
Esta noche de 15 de septiembre de 2025, el Zócalo de la Ciudad de México fue el escenario de una celebración que quedará inscrita en la historia. Ante miles de mexicanos, la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo emitió su primer Grito de Independencia, un acto que rompió con el protocolo de años anteriores y reafirmó el enfoque de su gobierno. La ceremonia se distinguió por su notoria austeridad, prescindiendo de invitados especiales, comitivas ampliadas incluso de su familia, con la única presencia de su esposo.
El momento culminante de la noche llegó cuando la presidenta, en el balcón central de Palacio Nacional, tocó la campana de Dolores y pronunció una serie de arengas que resonaron en la Plaza de la Constitución.
El listado de proclamas fue el siguiente:
“Mexicanas, mexicanos: ¡Viva la Independencia!
Viva Miguel Hidalgo y Costilla.
Viva Josefa Ortiz Téllez Girón.
Viva José María Morelos y Pavón.
Viva Leona Vicario.
Viva Ignacio Allende.
Viva Gertrudis Bocanegra.
Viva Vicente Guerrero.
Viva Manuela Molina, La Capitana.
Vivan las heroínas anónimas.
Vivan las heroínas y héroes que nos dieron Patria.
Vivan las mujeres indígenas.
Vivan nuestras hermanas y hermanos migrantes.
Viva la dignidad del pueblo de México.
Viva la libertad.
Viva la igualdad.
Viva la democracia.
Viva la Justicia.
Viva México, libre, independiente y soberano.
¡Viva México!
¡Viva México!
¡Viva México!”
La arenga a las “heroínas anónimas” y el reconocimiento a figuras como Gertrudis Bocanegra y Manuela Molina, La Capitana, sumado a las proclamas por las “mujeres indígenas” y la “igualdad”, marcaron un fuerte acento de género en la ceremonia. Este enfoque se extendió a su vestimenta y a la banda presidencial. La presidenta lució un vestido morado, confeccionado por una artesana oaxaqueña. Este color, que simboliza la lucha feminista y la transformación, se interpretó como un homenaje a la reivindicación de la mujer en la vida política del país. Asimismo, la banda presidencial que portó fue elaborada de manera especial por mujeres del Ejército Mexicano, un gesto que subraya su papel como primera Comandanta de las Fuerzas Armadas.
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