#4 Tiempos
Los gritones de adentro y los gritones de afuera | Apuntes de Jorge Saldaña
APUNTES
Tanto como que una golondrina no hace verano, cien sospechas –parafraseando a Dostoyevsky- tampoco hacen una prueba.
No, no se “cayó” el Circuito Potosí y 10 metros que se tuvieron que repavimentar tras las lluvias, de los 43 mil rehabilitados, corresponden apenas al 0.023 por ciento de la obra.
No, no se acabó la Fenapo porque Pepe Balvin (así le digo yo de compas) no pudo presentarse ante la tormenta que cayó justamente durante la hora programada para su concierto.
Cientos de ejemplos existen de otras presentaciones musicales, encuentros, partidos de futbol o béisbol de ligas nacionales hasta en los mejores estadios del mundo que se han tenido que suspender por las mismas causas (probablemente cuando el agua deje por fin esa necia propiedad suya de andar conduciendo la electricidad, nos permita por fin disfrutar un escenario cargado de energía sin importar la lluvia).
La inundación en el área de los gritones fue también lamentable, sin embargo, gracias a los medios que difundieron el tema, se desbordó a su vez un tsunami de solidaridad y empatía de los potosinos por los comerciantes de la altivoz, cosa que hay que aplaudir a todos los ciudadanos que han prestado manos, comida y compras a los empresarios del “échame otra”.
Y no, Culto Público, de ninguna manera lo planteado arriba intenta ser justificación a lo ocurrido, todo lo contrario y lo digo con todas sus letras: Sea una u otra cosa asunto de meras circunstancias, las mismas tuvieron que ser previstas.
Es cierto, el mismo día las cuadrillas de Seduvop atendieron la cicatriz del Circuito, al día siguiente hubo concierto en el Teatro del Pueblo donde el agua cedió y bajó en horas, y los gritones al día siguiente continuaron con sus ventas, pero…
¿Qué necesidad de ir tan a prisa siendo tanto el riesgo de resbalarse?
Las obras del Circuito, como las transformaciones en la Fenapo se hicieron a marchas forzadas y esa es la verdad.
¿Están mal? No precisamente, no en su totalidad, sin embargo, esos “detalles” como los ocurridos en la semana, se convierten en alfileres que rompen globos, en granitos que manchan el arroz, y en notas que desafinan, sobre todo para los maliciosos que desean que los globos se rompan, para los feroces críticos del arroz y los desalmados que se sienten de oídos delicados.
Lamentablemente, y otra vez parafraseo al buen ruso Fiódor cuando escribió que a los hombres nos complace más enumerar nuestros pesares que nuestras alegrías. Ni modo, así somos. Son los gritones de afuera.
No quiero abundar más en el asunto ni tampoco ser reiterativo en mi rítmica hipótesis que he planteado ya varias veces en mis entregas: El gobernador baila salsa y muchos en su gobierno las calmaditas. Gallardo quisiera montar en su gobierno un Fórmula Uno, pero su equipo anda vocho con llantas bajas, el mandatario va corriendo, pero en el apuro, uno que otro de sus colaboradores, se le andan resbalando.
Los ejemplos Fenapo son lo de menos, pero la percepción que se pudo generar y la expectativa del “próximo error”, sí son lo de más, por lo menos para tener cuidado.
*BEMOLES*
UNA BUENA Y UNA MALA
Hoy viernes estará de visita nuevamente en SLP el titular del Instituto Mexicano del Seguro Social , Zoé Robledo. El funcionario viene a firmar el convenio para la federalización de los servicios de salud, lo que en pocas y simples palabras significa que todos los que no tenemos servicio médico y acudimos al Hospital Central, al de Soledad o de Ciudad Valles ahora vamos a estar afiliados y podremos recibir atención a través de esta nueva modalidad que está implementando el gobierno de la 4T. De las camas del Hospital Central y todo el equipamiento que le hace falta al parecer no hay vuelta de hoja y ni modo, será el gobierno del estado y no el de la república el que le tenga que entrar con todo el recurso para que esté funcionando con 250 camas nuevas para el próximo mes. #QuéTeCostabaAMLO
DE ALEJANDRO N.
El ex funcionario del DIF acusado de violación agravada a un menor, y del que todos conocemos su apellido, se ha defendido no solamente en los términos en los que avanza (lentamente) su juicio. Es bastante obvio que paralelamente, a su favor, se ha emprendido una campaña de chantaje velado en el terreno mediático para intentar presionar socialmente al poder judicial y en especial a la terna de jueces que tienen en sus manos el impartir justicia en un tema tan vergonzoso como lamentable. Lo último del caso es que ayer jueves en las circunstancias más extrañas e inexplicables se cambió al representante y defensor de la víctima. #HueleAgatoEncerrado
EL GRAN FONDO DEL GRAN FONDO
Ayer profusamente circuló la novedad respecto a que el ciclista Nairo Quintana había sido señalado de usar “sustancias prohibidas” durante su participación en el Tour de Francia. El asunto de inmediato se quiso usar para desestimar el evento que se llevará a cabo en la capital potosina del 21 al 23 de octubre próximos, no obstante fuentes cercanas al propio ciclista han revelado que la “sustancia prohibida” que se supone consumió el atleta es Tramadol (que rico) y está prohibida para los competidores no porque los “ayude” sino porque “aletarga” su desempeño. De acuerdo al propio Nairo Quintana, dicha penalización será combatida y no pone en riesgo en absoluto el desarrollo del evento en esta ciudad de los jardines. #SacaElTramadolNairo
GOVÉA
Como gritón de la feria pero sin colchas que vender anda Eugenio Govéa Arcos, que desde una silla que ya casi le quitan en su partido el MC, anda lanzando señalamientos de esos exagerados y escandalosos. El todavía “líder” de los naranjas en el Estado, aseguró –entre otras cosas que asegura pero no prueba- que los alcaldes están siendo presionados para cambiarse al partido Verde porque de otra manera no les da recursos el Estado. Dice eso el mismo Eugenio el que abandonó el PAN, el que quiere seguir recibiendo las prerrogativas del partido que ha dirigido por años y hasta la renta que se auto-paga por la sede del instituto político y el que por sexenios “pactaba” con los gobiernos en turno a su favor. Sería mejor que el buen y hábil Eugenio mejor sugiera a los alcaldes de su partido que se pongan a trabajar, que presenten proyectos para que se les destinen recursos y no solamente anden de borrachines (ay me mordí) como su alcalde de Mexquitic. ¿Y así quieren construir oposición? No pues si está canijo. #ConRazónLosResultados
BUENA CHAMBA EN EL PALENQUE
El equipo PROPEES, mi hermanito Mike, Clemente, el ingeniero y todo su equipo se han rifado en serio para ofrecer buenos espectáculos, seguridad, facilidades y hasta mesas de entretenimiento en esta edición de la Fenapo. En el Palenque no se han registrado quejas ni incidentes mayores y las ventas reflejan la confianza de la gente en su empresa. (Mejor di que quieres boletos Jorge… jajaja) #Felicidades
Hijos de mi alma impura: es todo por el momento porque además es viernes y a esta hora ya me entran los malos pensamientos. Me voy corriendo pues a Fenapo a meditar profundamente para ver si así domino esas tempestades de mi alma.
Hasta la próxima
Atentamente,
Jorge Saldaña.
También lee: ¡Cambio árbitro! La Goliza en el Inpode | Apuntes de Jorge Saldaña
#4 Tiempos
El misterio de los libros | Columna de Juan Jesús Priego Rivera
LETRAS Minúsculas
Ciudad de México. Tres y media de la tarde. Salgo corriendo, empujado por los demás, de una estación del metro. Subo corriendo las escaleras, busco la luz, descubro la calle, me echo a andar por ella. De pronto, me detengo. Los libros siempre me detienen, y allí, en ese tenderete colocado en la salida de la estación, hay muchos, muchos libros. Unos están metidos en fundas de plástico, pero la mayoría no; otros ni siquiera conservan la cubierta original. Descubro al instante uno que me interesa: Piloto de guerra, de Antoine de Saint-Exúpery. Me digo a mí mismo que es una lástima, porque ya lo tengo. Sigo. Ahora toca el turno a los Papeles del oficio universitario, de Álvaro D’Ors. ¿Cuánto por éste?
El vendedor lo ve detenidamente, lo acaricia, dice que es un buen libro, que él pensaba leerlo en días pasados pero que de cualquier manera está dispuesto a vendérmelo. «Veinte pesos –dice por fin–. Pero si escoge tres puede llevárselos por cincuenta».
No discuto el precio. Tomo el libro. Y me llevo también el Piloto de guerra para regalarlo a algún amigo necesitado de buenas lecturas.
–Así son cuarenta pesos. Ande, tome usted el tercero para que sean cincuenta.
Vuelvo a planear sobre los libros y encuentro en un rincón del tenderete El rabino de Bacharach de Heinrich Heine. No sabía que hubiera una edición mexicana de esta obra, y el hallazgo, aunque no me hace precisamente feliz, me hace por lo menos sonreír.
Pago y me voy. Y esa misma noche, antes de irme a dormir, empiezo a leer los Papeles de Álvaro D’Ors. En el frontispicio hay una firma, un nombre y una fecha. «Gastón Pardo P. Marzo de 1969. Guipúzcoa». Cierro el libro. Ya no quiero leer. ¿Quién fue Gastón Pardo P.? Y, sobre todo, ¿cómo hizo este ejemplar para llegar desde Guipúzcoa, en el País Vasco, hasta esta estación del metro, es decir, hasta mí?
Guipúzcoa. El nombre de esta ciudad me hace pensar en San Ignacio de Loyola. ¿Qué manos trajeron hasta acá este libro que hoy he comprado al precio de una cajetilla de cigarros de mediana calidad? Papeles del oficio universitario. No es que lo buscara, no, pero me salió al paso, y ahora está aquí, conmigo. De buscarlo, jamás lo habría encontrado; de buscarlo, acaso habría ido con el vendedor y le hubiera dicho: «Ando buscando los Papeles del oficio universitario de Álvaro D’Ors. ¿Lo tiene usted?». Y él se habría rascado la cabeza, fingiendo preocuparse por mi triste suerte:
–¡Uy, no! Esos libros son muy raros. A veces llegan, pero con frecuencia no. Hay libros que uno no verá nunca en su vida. Pero, ¿por qué no se da usted una vuelta el mes que entra? De cualquier manera, no se pierde nada…
Pienso bajo la luz de mi lámpara de noche que para encontrar un libro lo mejor es no desearlo, sino limitarse a dejar que llegue a nuestras manos cuando quiera, si es que llega alguna vez.
Así me sucedió en una ocasión con los Diarios de Ionesco. Sabía que la editorial Guadarrama de Madrid (hoy desaparecida como un barco en la noche) los había publicado en dos volúmenes, allá por la década de los años sesenta o setenta, con los títulos de Diario I y Diario II, pero me guardé mucho de buscarlos. «Son demasiado raros», me dije cuando los vi incluidos en el catálogo de dicha editorial: «por lo tanto, debes resignarte a no tenerlos». Me resigné todo lo que pude.
Pero un día, aquí mismo, en San Luis, debajo de una montaña de libros en una tienda de objetos usados, vi un tomito de lomo blanco en el que leí: Ionesco. Diario II. Lo tomé con calma, lo pagué y salí del establecimiento evitando dar saltos de alegría para no contrariar ni dar celos a la veleidosa Fortuna.
–Señora –dije a la dueña del establecimiento–, éste, como puede ver usted, es el segundo volumen de una obra que andaba yo buscando. ¿No le habrá llegado también el primero?
La señora movió negativamente la cabeza y me dijo que lo que yo veía era lo único que había llegado.
«Bien, Juan Jesús –me dije a mí mismo–. Ya tienes el tomo dos del diario de Ionesco. Confórmate, pues, con esta probadita que el cielo te ha ofrecido hoy».
Y varios meses después, en el mismo establecimiento, ¿qué cree usted? Que me encontré el dichoso tomo uno.
Se lo enseñé a la señora, y ella me explicó que lo que pasaba es que la persona que le había vendido el libro que yo le compré meses atrás apenas hasta ahora había regresado a venderle los demás que le quedaban en su casa. ¿Debo decir que sólo entonces permití a mi corazón brincar de alegría?
Pero continuemos con los Papeles de Álvaro D’Ors. ¿Quién los hizo cruzar el mar? ¿Era un exiliado español el que los trajo en su valija? ¿Y por qué de entre los muchos libros que pudo haberse traído cargó precisamente con éste?
¿O fue más bien un turista vasco que, trayéndolo consigo para leerlo en el avión, lo dejó en México para regresar a su tierra ligero de equipaje?
¡Ah, el misterio de los libros! Nunca sabremos por qué unos nos fueron ofrecidos por la vida y otros, en cambio, negados. Libros que ahora mismo se hallan recluidos a una cuadra de mi casa, jamás serán tocados por mí; en cambio, no me fue negado por la suerte uno que alguien compró en Guipúzcoa en 1969. ¿No es esto realmente misterioso?
Con los libros sucede lo mismo que con las personas: que, entre más se los busca, menos se los encuentra. Los libros, como las personas, sólo llegan a nosotros al precio de no buscarlos.
Me pregunto antes de apagar la luz: ¿Y con la felicidad no sucede lo mismo? Sí, sólo el que ha renunciado a ella la conocerá; sólo el que ha dejado de perseguirla la alcanzará.
Me quedo a oscuras. Y pienso en Dios, que nos da únicamente aquello a lo que ya hemos renunciado. Mi amado, mi querido, mi bendito Dios…
También lee: La decadencia de la risa | Columna de Juan Jesús Priego Rivera
#4 Tiempos
El pasado vestido de visitante | Columna de Arturo Mena “Nefrox”
TESTEANDO
Hay noches que no necesitan presentación, porque desde que amanece, el aire se siente distinto. Hoy es una de esas. San Luis juega en casa y enfrente no tiene a cualquiera: tiene al Monterrey, uno de los planteles más poderosos del país, pero sobre todo, tiene enfrente al pasado vestido de visitante. Domenec Torrent, aquel técnico que se fue dejando una sensación de proyecto inconcluso, regresa al Alfonso Lastras. Y no lo hace solo: lo acompaña Sergio Ramos, leyenda del fútbol mundial, que hoy pisa el mismo césped que tantas veces fue testigo del esfuerzo potosino. Es viernes, sí, pero de esos que huelen a domingo, a noche grande, a historia por escribirse.
El San Luis llega con cosas por ajustar, sí, pero también con certezas. La estructura que propuso Abascal en su debut tuvo orden, supo competir. La presión en bloque medio, la disciplina para cerrar líneas de pase y la paciencia para esperar el error del rival no son casualidades, son decisiones. San Luis sabe que no puede ganar desde la nómina, pero sí puede competir desde el plan. Y eso es algo que este equipo ha aprendido a hacer. Tiene jugadores con criterio, como Salles-Lamonge, que puede inventar algo cuando el partido parece trabado. Tiene futbolistas como Rodrigo Dourado, que saben cómo hacer que el rival se incomode, cómo romper el ritmo desde una barrida o una cobertura. Y tiene juventud con hambre, como Román Torres, que cada vez se siente más cómodo en este rol de vertical, rápido, incómodo.
Del otro lado está Monterrey, que viene golpeado por una derrota sorpresiva ante Pachuca, pero que no deja de ser uno de los equipos con más talento individual en toda la liga. Con nombres que pesan en cualquier cancha: Tecatito, Berterame, Jesús Gallardo, Maxi Meza, Alvarado… y ahora, el propio Ramos. Un central con décadas de experiencia al más alto nivel, un tipo que probablemente haya jugado partidos más difíciles en una semana que muchos de sus compañeros en un año. Su presencia no sólo impone desde lo físico; impone desde lo mental. Es un líder que ordena, que corrige, que exige. Hoy, esa jerarquía se pondrá a prueba en una cancha que, aunque pequeña en comparación con los grandes estadios europeos, sabe hacerse sentir.
Y ahí está el meollo del asunto. El partido no se va a jugar sólo en lo táctico. Se va a jugar también en las emociones. Torrent vuelve a la ciudad donde muchos lo consideraban el arquitecto de un equipo en crecimiento. Lo hará desde el banquillo contrario, pero con una libreta llena de apuntes sobre cómo se juega en esta cancha, sobre cómo respira la afición, sobre cómo reaccionan los jugadores locales en ciertas situaciones. Su regreso tiene algo de morbo y mucho de expectativa. ¿Qué tan bien conoce a su exequipo? ¿Podrá utilizar esa información para desnivelar? ¿O será la motivación del grupo potosino lo que incline la balanza?
El partido pinta para cerrarse rápido en la mitad del campo. San Luis no va a regalar espacios. Monterrey tampoco va a lanzarse como loco. La clave estará en quién tenga más paciencia. En quién logre imponer su ritmo. En quién sepa leer los momentos. Si los locales logran contener los primeros intentos rayados y mantener el cero, la confianza irá creciendo. Si Monterrey golpea temprano, entonces cambiará todo el escenario.
No hay partido fácil en esta liga. Pero hay partidos que se sienten diferentes. Y este lo es. Porque tiene historia reciente, porque tiene narrativa, porque tiene regreso y debut, porque tiene al Alfonso Lastras latiendo más fuerte. Y porque hoy, más que nunca, la gente de San Luis quiere creer que este equipo puede plantarse ante cualquiera. Que puede competir, que puede ganar. Que puede hacer historia, incluso si es apenas la jornada dos.
Esta noche el balón rodará con intensidad. Y con él, rodará también la memoria. Porque quizá con el tiempo, alguien recuerde que un viernes cualquiera de julio, en San Luis Potosí, se jugó un partido que no parecía importante… pero terminó siéndolo todo.
También lee: El tormentoso futuro y sus pronósticos | Columna de Arturo Mena “Nefrox”
#4 Tiempos
El experimento de Carrillo que abrió la puerta a un nuevo universo musical | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash
EL CRONOPIO
El pasado 13 de julio se cumplieron ciento treinta años del trascendental experimento donde Julián Carrillo dividió el tono en dieciséis partes obteniendo lo que llamó el Sonido 13 que se agregaba a los doce sonidos conocidos hasta ese entonces, 1895 y al mismo tiempo expandía en noventa seis los sonidos en la octava musical. Carrillo abrió la puerta a un nuevo universo musical, y gracias a la genialidad de su autor logró convertirse en todo un sistema que a últimas fechas ha recobrado especial interés a nivel mundial.
A partir de ese experimento Carrillo desarrolló su teoría del Sonido 13 que revolucionaria el mundo de la música. Controvertidas teorías que causaron en el país, principalmente, a diferencia de otras partes del mundo, un rechazo a la figura y obra de Julián Carrillo que perdura de cierta manera a la fecha, desvirtuando la importancia de ese simple experimento que realizó con la ayuda del violín abocándose a dividir la cuarta cuerda del violín sucesivamente hasta los límites prácticos de ese proceso.
Uno de los puntos que suele criticársele a Julián Carrillo, es el del descubrimiento, por decirlo así, del microtonalismo, suele asegurarse que una gran cantidad de personajes trabajaban en ese aspecto y que habían logrado hacerlo, o bien que sistemas como el hindú y algunos otros tenían música microtonal. Por otro lado, suele cuestionarse también, que fuera justo el 13 de julio de 1895, sin que nadie lo viera y sin que en ese momento se registrara el acontecimiento, salvo, el dicho del propio Carrillo que menciona el descubrimiento y que recurre a uno de sus condiscípulos como testigo de dicho experimento.
Se tacha de chocante la crónica difundida por el propio Carrillo. Esta situación, suele desvirtuar el propio acontecimiento, pues el experimento como tal, fue más allá de su simple realización, abrió la posibilidad de la discusión teórica y experimental acerca del sistema musical en práctica; mientras otros personajes trataban de lograr los cuartos de tono, Carrillo logró los diesiceisavos de tono y desarrolló las respectivas teorías que le permitieron enriquecer, simplificar y purificar la música, construyó nuevos instrumentos únicos en el mundo, ideó un nuevo sistema de escritura musical, escribió música en sistema microtonal demostrando su posibilidad interpretativa y auditiva, e incorporó las importantes y poco estudiadas leyes de metamorfosis musical. Todo ello forma parte del llamado Sonido 13. Existen todas las evidencias contextuales para asegurar, no solo la posibilidad de realización de dicho experimento, sino, los factores necesarios para que una personalidad como la del entonces joven Carrillo, pudiera llegar a la conclusión de la división del tono en dieciséis partes iguales, dieciseisavos de tono.
En San Luis Potosí Carrillo fincaba esa inquietud con la acústica musical y preparaba el terreno para experimentar con el sonido y la dependencia de la frecuencia con sistema de ondas estacionarias como suceden al vibrar una cuerda cualquiera.
Un niño entusiasmado por la música, que comenzaba a manifestar un especial talento por la misma, en una clase donde de cierta forma se le permitía jugar con elementos a su alcance, soñando y desplegando su espíritu inquisidor, le abría la posibilidad de experimentar mediante el juego, moldeando su ingenio. De esta forma, al decir de su maestro de primeras letras Germán Faz en la Escuela número nueve de San Sebastián, Carrillo solía jugar con una de las cintas de su zapato, que entonces tenían un núcleo de resorte, haciéndola vibrar sosteniendo con la boca uno de sus extremos y con la mano el otro de ellos, produciendo sonidos que podía percibir, se moldeaba, como decíamos, el futuro investigador. Por cierto, su profesor comentaba muchos años después, ya cuando se propagaba intensamente las teorías del Sonido 13, que éste, de cierta forma, pudo haberse fraguado en esos regulares juegos con las cintas de su zapato que realizaba el niño Julián, mientras trascurrían las lecciones diarias de aritmética. En ese juego Carrillo podría observar que el sonido producido por la cuerda de su zapato dependía de la forma en que la tensionaba y de la longitud que controlaba con su mano, tal como lo haría con el violín, poco tiempo después, armando notas que deleitaban al oído.
El propio Julián Carrillo en sus escritos en el libro pláticas musicales que editó en 1923 en su volumen dos refiere detalles contextuales del experimento y el nombre del discípulo que ayudó en ese experimento:
“en el último lustro del siglo pasado y queriendo ver si era posible dividir el semitono, intenté con mi discípulo y amigo Eucario Rodríguez, de Guanajuato, un trabajo de experimentación y de una manera primitiva -supuesto que carecíamos de medios apropiados para ello- logramos, subdividiendo la cuerda de un violín con el filo de una navaja, oír entre las notas Sol y La de la cuarta cuerda dieciséis sonidos distintos perfectamente claros”.
El Sonido 13 es mas que este experimento, tiene una estructura compleja que Carrillo desarrollo y cuya epistemología se basa en tres axiomas derivados básicos que se centran en el compromiso o, los principios, de Simplificación, de Purificación y de Enriquecimiento, que Carrillo llamó postulados.
También lee: Un encuentro con la tabla periódica: la participación potosina | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash
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