noviembre 24, 2025

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#4 Tiempos

Vicente Fox: El mal mental como táctica para librar la cárcel | Columna de Enrique Domínguez

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Cuentas claras

 

Ante la evidencia de claros signos de corrupción en su vida política y como expresidente, este vulgar ladrón se ampara en las redes sociales para la descalificación continua de las acciones del actual gobierno, no solo denuesta, también promueve reformas caducas en perjuicio del país y los “horrores” ortográficos son MUY FRECUENTES.

Hace unos días lanzó un mensaje llamado: “O todos coludos o todos rabones”, su semblante era de enojo, de estado de ebriedad o víctima de abuso de estupefacientes, eso trataba de dar a entender, pero la realidad es otra.

Es solo una TÁCTICA, para, que, en caso de ser juzgado, se atribuya un MAL MENTAL en su defensa y pueda librar la cárcel.

Lejos quedaron esos días en que Vicente Fox se enfilaba como un gran líder, un estilo diferente de hacer política, sus primeros pasos como candidato a gobernador por el estado de Guanajuato, vieron cómo, a pesar de haber perdido las elecciones ante Ramón Aguirre Velázquez (Incondicional del ya fallecido Expresidente Miguel de la Madrid). Salió a protestar haciéndose notar, efectuando una resistencia civil denominada “caminata por la democracia” ante el fraude electoral; se hicieron MANIFESTACIONES, BLOQUEO de carreteras y CERCARON el aeropuerto Internacional.

La forma de hacer política en aquel entonces era poco ortodoxa desviando por completo los viejos cánones establecidos. Una camisa “arremangada” un lenguaje coloquial y llamar corruptos al partido hegemónico que llevaba en esos tiempos más de 70 años en el poder.

El populismo fue la base que le ganó simpatías y ganó de manera legítima la presidencia de la república en 2000, había felicidad en la cúpula PANISTA y también entre la población que votó por él. Existía una esperanza y la posibilidad de un cambio real, en principio su lema de: “Sacaremos al PRI de los pinos” en primera instancia era un paso abismal para lograr un genuino cambio de rumbo en la vida del país.

La decepción se hizo evidente, a medida que avanzaba, aquellas promesas de campaña como la evidencia de los beneficiados por el Fondo Bancario para la protección del ahorro bancario (FOBAPROA) no se cumpliría, un escándalo de mayores proporciones llegó a los pocos meses de su incipiente gobierno con los exagerados gastos de administración para el menaje de la residencia oficial de los pinos con toallas de 400 dólares por unidad, sábanas de 3500 dólares y cortinas a control remoto por 17 mil dólares, generando en total 800,000 dólares en adquisiciones y 500,000 dólares más en remodelaciones.

La proliferación de empresas “fantasma” lo acompañarían hasta el día de hoy, un claro ejemplo en junio de 2001 como el caso de MYO, que solo existía de nombre, porque ni el teléfono ni la dirección se incluían

Un empresario “quebrado” como lo era Fox, pronto empezó a acumular recursos a raudales, habiendo generado una fortuna que, entre los principales beneficiados está la propia familia, su esposa Marta Sahagún e hijos.

La empresa Construcciones Prácticas SA de CV que era encabezada por Manuel Bribiesca Sahagún adquirió 4 lotes de vivienda valoradas en 1,318 millones de pesos, en la risible cantidad de 35 millones de pesos, es decir, un 2.5% de su valor real, esta subasta de activos fue realizada por el Instituto para la Protección del Ahorro Bancario (IPAB) antes llamado FOBAPROA. Por cierto, los 35 millones de pesos salieron de una cuenta en la que “Martita” era la cotitular.

Por su parte, Fernando Bribiesca Sahagún hizo otro “cuantioso” negocio con el grupo Estrella Blanca estableciéndose como socio con una flotilla de camiones, cuyas ganancias iban a una cuenta que manejaba con su madre Marta Sahagún, como establece un artículo de la Vanguardia.

Nueve meses después de haber dejado la presidencia de la República, Vicente Fox recibe “Regalada” las acciones de la empresa Transportes FL SA de CV que es parte del emporio MyM con una flotilla de 4 mil 800 Vehículos de carga. Lo que es importante seña lar es que entre 2002 y 2006, periodo del sexenio de Vicente Fox, dicha empresa tuvo contratos por 82 millones de pesos, cabe señalar que el ahora expresidente no era socio, tiempo después entre 2007 los contratos con el gobierno aumentaron en más de 1300%, es decir, 1103 millones de pesos, durante el periodo de 2013 a 2016 el monto superó los 1400 millones de pesos, como aparece en una investigación de Aristegui Noticias.

 

En una entrevista concedida al periodista Raúl Olmos dijo que sus acciones las había vendido por 2 millones y medio de pesos. Los miembros del consejo de administración incluían a un sobrino de Vicente Fox, su esposa Marta y sus hijos, por lo pronto ya no aparecen, pero existe la duda si aún permanecen como accionistas.

Otro cuantioso regalo a Vicente Fox lo hizo la empresa EIM Capital SA de CV otorgándole 400 acciones en mayo de 2014 como una recompensa por su gestión de negocios en busca de contratos para la extracción de hidrocarburos con la tecnología conocida como ‘fracking’. Eso no es todo, también negoció una comisión de 6% POR CADA PROYECTO CONCRETADO, como aparece en el mismo artículo de Aristegui Noticias.

En 2015 su vocero y gestor Vicente Fox anunció que EIM capital destinaría dos mil millones de dólares a proyectos de campos de electricidad, shale y campos petroleros en México. Por lo pronto invertirá en la Ciudad de León 500 millones de dólares. Si tomamos en cuenta el 6% de comisión, Vicente Fox, se estaría embolsando la cantidad de 30 millones de dólares.

Al terminar su mandato como presidente de México, el Centro Fox y la Asociación de “Martita” llamada “Vamos México” han recibido hasta ahora 553 millones de pesos (Solo en efectivo), como describe una investigación de Raúl Olmos y Valeria Durán.

  • La empresa inglesa Outram Investments Limited Transfirió para el centro Fox la cantidad de 200 mil dólares, lo raro del caso es, que es sus estados financieros aparece un capital de 2 libras esterlinas.
  • Delta Servicios del Sureste SA de CV (Ligada a Oceanografía) hizo donativos por 2 millones 525 mil pesos, es de señalar que esta empresa está señalada por el SAT por emitir facturas sin contar con los activos, personal, infraestructura o capacidad material para prestar los servicios o los productos que amparan tales comprobantes fiscales.
  • La empresa “Fantasma” Consultora Organizacional de Negocios SCP, cuyo nombre coincide con otro gran financiador del Centro Fox, que en dos años consecutivos (2009 y 2010) aportó dos millones 750 mil pesos al recinto que dirige el ex presidente de México. Sus donativos se suspendieron en 2011, cuando esta empresa fue ligada al escándalo de corrupción que llevó a la cárcel a Pablo Salazar Mendiguchía Ex gobernador de Chiapas.
  • El consorcio GGM (Gasolineras Grupo Mexicano), propiedad de Martín Díaz Álvarez y de Francisco Javier Rodríguez Borgio, otros accionistas de Oceanografía; éste último inversionista también participa en Big Bola, una cadena de 22 casinos que aporta donativos a la fundación del expresidente.

Vicente Fox ha adquirido:

  • en 2011 un departamento de 218 m cuadrados en Santa Fe que pagó por 370 mil dólares.
  • En 2012 Adquirió un inmueble de 1000 m cuadrados en el fraccionamiento cumbres del campestre en León, Gto.
  • En 2016 compró otro departamento en la colonia Roma de la Ciudad de México por 500 mil dólares.

Vicente Fox todavía es investigado por la Procuraduría General de la República (PGR) por presuntos delitos cometidos durante su sexenio.

La PGR integró a su investigación un expediente turnado por la Secretaría de la Función Pública (SFP) en el que se detalla el hallazgo de depósitos por más de 27 millones de pesos en distintas cuentas bancarias que no fueron reportadas por Vicente Fox en sus declaraciones patrimoniales, dice también la investigación de Raúl Olmos..

Hay que agregar que muy al contrario de su legitimidad como presidente, orquestó un fraude colosal facilitando el fraude electoral en los comicios presidenciales del 2 de julio de 2006. Este acontecimiento tuvo lugar CINCO DÍAS ANTES de que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) se pronunciara a favor de la victoria del panista Felipe Calderón como presidente de México. Fox debió contentarse con leer su último informe de gobierno ante las cámaras de televisión y entregar una copia impresa del mismo al Congreso.

“Cada quincena hay que estar sacando para la raya, pal ‘gasto, y todo lo demás de tiempo y trabajo lo donamos a las fundaciones”.

Fuentes:

https://www.reportlinker.com

https://www.eluniversal.com.mx

Raúl Olmos en colaboración con Valeria Durán

https://piedepagina.mx

https://aristeguinoticias.com

 

 

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También lea: El fondo del NAIM y el FOBAPROA | Columna de Enrique Domínguez

#4 Tiempos

Jesús duerme en la popa | Columna de Juan Jesús Priego Rivera

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LETRAS minúsculas

 

“Al atardecer de ese mismo día, Jesús les dijo: ‘Crucemos a la otra orilla’. 
Ellos, dejando a la multitud, lo llevaron a la barca, así como estaba. Había otras barcas junto a la suya. 
Entonces se desató un fuerte vendaval, y las olas entraban en la barca, que se iba llenando de agua.
Jesús estaba en la popa, durmiendo sobre el cabezal. 
Lo despertaron y le dijeron: ‘¡Maestro! ¿No te importa que nos ahoguemos?’. Despertándose, él increpó al viento y dijo al mar: ‘¡Silencio! ¡Cállate!’. El viento se aplacó y sobrevino una gran calma. 
Después les dijo: ‘¿Por qué tienen miedo? ¿Cómo no tienen fe?’.
Entonces quedaron atemorizados y se decían unos a otros: ‘¿Quién es este, que hasta el viento y el mar le obedecen?’” (Marcos 4, 35-41).

Todavía hoy, cuando pareciera que hemos alcanzado el dominio total de la naturaleza, viajar por mar –no digo sobrevolándolo en un avión, sino cruzándolo en un barco- es una experiencia sobrecogedora. ¡Qué indefensa viaja nuestra embarcación por los caminos del océanoi¡! Y si durante la noche se desata una tormenta, tanto peor: aun el barco más grande no parece sino una cáscara de nuez. En 1912, los tripulantes del trasatlántico más lujoso y sofisticado del planeta creyeron que el mar, gracias al ingenio humano, estaba ya domesticado; sin embargo, no fue así, y debieron pronto de rendirse a la evidencia: el Titanic se hundía, y ellos con él y en él…

El mar era y sigue siendo el símbolo de lo indomesticable, de lo ingobernable, de lo terrible. Para los antiguos, el mar estaba poblado de monstruos horribles cuyo solo nombre helaba la sangre. Nosotros sabemos, más o menos, lo que son las olas, pero para los antiguos éstas eran el efecto del movimiento de las criaturas marinas. Ahora bien, si tal era el pensamiento de los antiguos, ¿qué de raro tiene que, ante el huracán, los discípulos se pusiesen a gritar, poseídos del pánico más espontáneo y sincero?

El mar es siempre terrible, sí, pero Dios es más grande que el mar. Únicamente Él puede calmarlo porque es el Señor de los elementos del mundo: “El Señor habló a Job desde la tormenta: ¿Quién cerró el mar con una puerta, cuando le puse un límite con puertas y cerrojos y le dije: ‘Hasta aquí llegarás y no pasarás; aquí se romperá la arrogancia de tus olas’ ”? (Job 38, 8-11).

Al crearlo, Dios puso al hombre un límite: “Podrás comer de todos los árboles del jardín, pero del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás, pues, si lo haces, perecerás sin remedio” (Génesis 2, 16-17); y, al crear el mar, también le impuso un límite: “¡Hasta aquí llegarás! ¡De aquí no podrás pasar!”. Por eso, cuando Jesús calme la tormenta y las aguas se aquieten al puro mando de su voz, los discípulos se preguntarán unos a otros, maravillados: “¿Pero quién es éste? ¡Hasta el viento y las aguas le obedecen!”.

Ahora bien, si sólo Dios puede apaciguar el mar, entonces… Entonces los discípulos, por así decirlo, empezaron a sacar conclusiones…

Un día, al atardecer… Así comienza el relato. Conviene tener presente, pues, que es ya de tarde, y que la oscuridad añadirá un punto de dramatismo a la escena que seguirá, ya dramática de por sí. Según éste, no es sólo que la barca fuese zarandeada por la tempestad: es que el agua se estaba metiendo ya por todas partes.

¿Y Jesús qué hace, mientras tanto? No hace nada. Él, a lo que parece, no se daba cuenta de lo que pasaba, pues “estaba dormido sobre un almohadón”. Los discípulos lo despertaron, y hay en su ruego una pizca de ironía, como si le dijeran: “Oye, Señor, esto va a pique. ¿Podrías hacernos el grandísimo favor de despertarte?”.

“Jesús se puso en pie, increpó al viento y dijo al lago: “¡Silencio, cállate!”. El viento cesó y vino una gran calma. Él les dijo: “¿Por qué son tan cobardes? ¿Aún no tenéis fe?”. Oligópistoi: así lo llama; con esta palabra griega los reconviene. Hombres asustadizos, apocados, temblorosos: gelatinas vivientes. Oligópistoi: hombres sin fe.

Los Padres de la Iglesia, hombres muy sagaces en la interpretación de la Escritura, vieron en esta tormenta una imagen de las agitaciones del corazón humano y compusieron bellísimos sermones en torno a este asunto. En una de sus Meditaciones (n. 37) dice así, por ejemplo, San Agustín (354-430):

¡Dios mío, mi corazón es como un ancho mar siempre agitado por las tempestades: haz que encuentre en ti la paz y el descaso. Tú has increpado al viento y al mar para que se calmaran, y a tu voz se han apaciguado; ven a poner paz en las agitaciones de mi corazón, a fin de que todo en mí sea sosiego y tranquilidad, para que pueda poseerte a ti, mi único bien… Oh Dios mío, que mi alma, libre de pensamientos tumultuosos, se esconda a la sombra de tus alas. Que encuentre junto a ti un lugar de refrigerio y de paz, y toda transportada de gozo pueda cantar: ‘Ahora puedo dormir y descansar en paz’… Mi alma no puede gozar de paz y seguridad, Dos mío, si no es bajo la protección de tus alas. Que ella permanezca, pues, en ti y sea abrasada con tu fuego”.

Ya se trate, pues, de agitaciones interiores, ya de percances exteriores, lo importante es esto: que Jesús y nosotros viajamos en la misma barca, y que aunque nos esté permitido algunas veces gritar, no nos lo está, por ningún motivo, desesperar. Aunque parezca que duerme, Dios vela por los suyos; en consecuencia –como ha dicho alguien-, cuando uno está “embarcado” con Jesús no hay nada que temer.

Jesús permanece cerca de los suyos y éstos pueden contar con su ayuda cercana a pesar de todas las apariencias en contra… Así pues, el peligro para los creyentes está en olvidarse de que están en camino y que Jesús les acompaña en el trayecto” (Joseph Imbach).

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#4 Tiempos

CONCACAF 2026: una eliminatoria que dejó heridas

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TESTEANDO

La eliminatoria rumbo al Mundial 2026 dejó a Centroamérica enfrentándose a una realidad incómoda, la región quedó rezagada, incluso en un formato que otorgaba más margen que nunca. Pero dentro del golpe generalizado hay dos historias que llaman la atención por un matiz muy particular: Costa Rica y Guatemala, dos selecciones que depositaron su confianza en cuerpos técnicos mexicanos, y aun así terminaron sin lograr el objetivo.

Costa Rica, acostumbrada a ser el referente de la zona, apostó por la experiencia mundialista de Miguel Herrera. El proyecto prometía solidez táctica y un recambio generacional más ordenado, pero el equipo tico terminó atrapado entre la transición y la urgencia. Hubo partidos en los que se notó el intento de reconstrucción, de darle al equipo un sello reconocible; aun así, los errores puntuales, la falta de contundencia y la presión acumulada hicieron que el proceso no alcanzara para sostener la clasificación.

El contraste con su historia reciente, esa en la que la identidad costarricense parecía inquebrantable, se volvió más evidente con cada partido. Y aunque el trabajo del cuerpo técnico mexicano aportó claridad, la estructura que lo rodeaba simplemente no acompañó.

Por su parte, Guatemala vivió una ilusión distinta. Su selección, dirigida por Luis Fernando Tena, llegaba con el impulso de procesos juveniles más visibles, estadios llenos y un entusiasmo que no se veía desde hacía tiempo. El entrenador buscó ordenar el juego, potenciar la intensidad y darle continuidad a una generación que prometía competir de igual a igual. Durante varios momentos pareció posible: se jugó con valentía, se propuso, se soñó.

Pero otra vez, cuando llegó la hora decisiva, el proyecto se quedó corto. La falta de profundidad en el plantel, la ausencia de una estructura sólida que sostuviera la idea y algunos errores en partidos clave terminaron apagando una posibilidad histórica. Dolió especialmente porque, por primera vez en mucho tiempo, Guatemala parecía estar a un paso real de dar el salto.

Los dos casos, diferentes en matices pero similares en desenlace, plantean una reflexión inevitable: los entrenadores pueden cambiar intenciones, pero no pueden corregir solos la falta de una estructura profunda. México exportó cuerpos técnicos preparados, con propuestas claras y trabajo serio, pero se toparon con federaciones que arrastran inestabilidad, con ligas de nivel irregular y con proyectos que no siempre se sostienen más allá del resultado inmediato.

Mientras tanto, otras selecciones del resto de la confederación, particularmente varias del Caribe, han entendido la importancia de profesionalizar sus procesos. Semilleros más organizados, continuidad en los banquillos, inversión en atletas jóvenes y una visión a futuro que ya empieza a dar frutos. El contraste explica mucho del presente centroamericano.

Lo sucedido rumbo al 2026 no es un simple fracaso deportivo, es un síntoma.
Costa Rica tendrá que reencontrarse con su esencia y permitir que su proyecto sea más grande, reconstruir incluso su liga y voltear a sus fuerzas básicas para volver a exportar jugadores.
Guatemala tendrá que transformar su ilusión en un plan sólido que no dependa de inspiraciones aisladas, así como intentar invertir en infraestructura que fomente la práctica profesional del deporte.

El Mundial 2026 se jugará en la zona, pero Centroamérica estará ausente, tan solo Panamá representará a la región, en un momento que parecía histórico, casi todos quedaron a deber.

La pregunta no es por qué fallaron esta vez, sino cuánto tardarán en reconstruirse para volver a competir de verdad.

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#4 Tiempos

La IA, periodismo, y la coartada perfecta | Apuntes de Jorge Saldaña

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riesgos de legislar sobre IA

““Vivimos bajo tormentas de datos que no construyen verdad sino ruido”. La información, desanclada de la confianza, se vuelve atmósfera. Y en atmósfera turbia, cualquiera puede gritar “fuego” y llamar a los bomberos, o “deepfake” y zafarse de la comisión de un delito”

Por: Jorge Saldaña

Hay épocas en las que la tecnología acelera más rápido que la ley en una carrera en pista sinuosa, de esas con curvas tan cerradas que hasta el volante tiembla.

Estamos ahí. La inteligencia artificial (IA) ya es capaz de imitar una voz al grado de confundir a tu mamá, de injertar un rostro en un cuerpo ajeno con precisión perfecta, de producir un “comunicado oficial” con sellos y sintaxis idénticos a los originales. Qué peligroso.

No obstante, lo que de veras me quita el sueño (y eso que soy dormilón) no es solo lo que la IA puede fabricar, sino lo que su misma sombra puede desmentir, es decir, que lo verdadero sea tirado a la basura señalándolo a la ligera como “irreal”.

Dicho en pocas palabras: sí temo a la mentira hecha con IA, pero temo más que la IA se vuelva la coartada perfecta para negar la verdad. ¿Me explico?

Pienso en un audio que exhibe una extorsión, en una foto que capta a un político con un criminal, en un contrato auténtico que documenta un desvío.

Con la reforma aprobada en San Luis Potosí (con tan solo 10 días de análisis) que tipifica el “uso indebido” de IA para provocar alarma, alterar la paz social, o dañar la imagen de un tercero, creo que nos pone a todos, pero aún más a los que nos dedicamos al periodismo, en un altísimo riesgo de que la primera reacción del involucrado no sea la responder al fondo, sino señalar al mensajero: “Eso lo creó la IA”, y entonces deberá ser el reportero, y no el delincuente exhibido, el que deberá de demostrar que su evidencia no es sintética o artificial, o se va al bote.

Invertimos la carga de la prueba: del hecho al emisor; del culpable al periodista.

No exagero: Artículo 19 ya advirtió lagunas de precisión en conceptos como “alarma pública” o “paz social” (que son ambiguos y propensos a la interpretación) y un riesgo de discrecionalidad que podría alcanzar desde la crítica política hasta la edición creativa.

Es cierto, la iniciativa del diputado Héctor Serrano, incorpora exclusiones para fines periodísticos, académicos, artísticos y de parodia “siempre que no exista dolo y se indique expresamente ese carácter”. Bien intencionado, sí. ¿Suficiente? No, porque el campo de juego queda resbaladizo y no hay árbitro judicial ni peritos especialistas en el tema.

Las modificaciones al Código Penal producto de la iniciativa de regulación a la IA, no define con precisión cómo demostrar el dolo, qué es alarma y, sobre todo, quién y cómo lo acredita.

Byung-Chul Han lo dijo en su libro Infocracia, (que me gusta mucho citar): “vivimos bajo tormentas de datos que no construyen verdad sino ruido”. La información, desanclada de la confianza, se vuelve atmósfera. Y en atmósfera turbia, cualquiera puede gritar “fuego” y llamar a los bomberos, o “deepfake” y zafarse de la comisión de un delito.

Nuestro tiempo es el de la sospecha permanente, la duda como política de Estado.

El tema me recuerda a Orson Welles que lo anticipó en 1938 con La guerra de los mundos: una ficción radial que, contada como boletín, desató pánico.

Hoy no necesitamos actores; bastan modelos generativos, un par de clics y un algoritmo de difusión.

Imaginen —no es ciencia ficción— un boletín “verosímil” de la Sedena ordenando toque de queda; una “conferencia” de la presidenta aceptando una invasión o un “video” de un presunto homicida de un estudiante de Estomatología confesando un delito… (saben a lo que me refiero).

¿Qué tal que el homicida alega que el video que se filtró fue hecho con Inteligencia Artificial? ¿Se va a perseguir al medio que lo difundió? En una de esas, hasta el homicida sale libre…¿Ya me entiende, Culto Público a lo que me refiero, me preocupa, y me da comezón?

La IA escribe el guion; las redes, el miedo.

Ahora bien: San Luis Potosí ya legisló. ¿Hacía falta? Sí. Pero… ¿Así? ¿Tenemos la suficiente fortaleza académica, experiencia profesional y capacidades para fundamentar una legislación sobre esta materia que nos va ganando la carrera? ¿No será esto un acelerón en plena curva?

El que esto escribe, aprendiz de reportero, alcanza a ver al menos tres riesgos que no podemos ignorar:

1) La coartada perfecta del poderoso.

Frente a una investigación sólida, la respuesta fácil será: “es IA”. Si la norma deja ambigüedades, el periodista puede terminar litigando su autenticidad en vez de publicar, y esto puede generar un efecto inhibidor, una autocensura preventiva por miedo a ser acusado de crear “realidades sintéticas”.

2) La puerta trasera de la censura.

Cuando “alarma social” o “paz pública” no tienen parámetros verificables, cualquier pieza incómoda puede ser encuadrada como “desestabilizadora”. Hoy se promete que no; mañana basta un fiscal con prisas o un juez con miedo o a modo.

3) La prueba imposible.

En la práctica forense, demostrar que algo no fue generado por IA requiere peritajes especializados, sellos de procedencia, cadenas de custodia digitales. No los tenemos para temas como la IA ¿Quién los hará? ¿Con qué estándares? ¿Con qué independencia? Si no definimos eso, la balanza se inclina contra el informador.

Ante ello, creo que necesitamos definiciones más concretas, cerradas y taxativas, lo mismo que una “mente culpable” o como dicen los abogados una Mens rea probada, exigir dolo específico: intención de provocar alarma…me-di-ble y no de “sensación” de la misma.

Además, si alguien alega que una pieza es sintética o fabricada, que lo acredite con peritajes de laboratorios independientes (no “peritos de parte” -que además no hay en SLP- a modo).

Los periodistas también tenemos que tener garantías reales y no meramente declarativas.

Efectivamente hay una exclusión en la iniciativa aprobada para el ejercicio del periodismo, arte, academia y sátira, sin embargo, ¿quién garantiza que opere en los hechos, cuando alguien -como dije arriba- nada más porque sienta calor le llame a los bomberos…?

No se trata de negar el dilema —que es brutal y de múltiples aristas—, sino de evitar que la cura mate al paciente. Porque, paradójicamente, la IA que nos amenaza con fabricar mundos, también puede servir para validarlos.

A ver, para Usted mi Culto Público, le comparto dos escenarios de pesadilla y uno de esperanza:

Un “Falso con consecuencias reales”: Un “comunicado” apócrifo de Protección Civil que ordene evacuar colonias. Pánico, saqueos, accidentes. Nadie herido por la IA; todos por la estampida.

Un “Verdadero desmentido como falso”: Un video auténtico que documenta un abuso policial. Los responsables gritan “deepfake”, “IA”, un juez timorato concede medidas cautelares, y el reportero enfrenta proceso. La evidencia muere antes que el delito.

Uno de esperanza: que la norma haga lo que promete: perseguir mentiras sintéticas dañinas, proteger a víctimas (como las 400 estudiantes de Zacatecas) y blindar la crítica. Se puede, si se afina y lo hacemos de forma acompañada y profesional. No a la ligera.

La delgada línea entre vigilar y castigar —permítanme el guiño— no debería cruzarse hacia castigar al que vigila. La prensa, con sus errores y excesos que a veces tenemos (no me subo al púlpito ni tiro la primera piedra), sigue siendo el semáforo en una avenida oscura: si se apaga “por seguridad”, lo que viene no es orden, sino una carambola con trágicas consecuencias.

Cierro con una imagen. La IA es el Orson Welles de nuestros tiempos: puede narrar invasiones que no existen y desmentir revoluciones que sí ocurrieron. La diferencia será si, en San Luis, ponemos reglas claras, peritos que sepan, y un principio simple grabado en piedra: a la verdad no se le pone grillete; a la mentira, sí.

Insisto, si lo hacemos bien, con profesionalismo y sin miedo, quizá esta vez la radio hablando de marcianos no provoque pánico, sino lucidez.

Mañana será el diputado de Morena Carlos Arreola (qué casualidad) el que anuncie el desarrollo inmediato de foros con ciudadanos, académicos, especialistas, periodistas, abogados y otros grupos para discutir, plantear y afinar la iniciativa aprobada. Aunque lo convoque Arreola, ni modo, me apunto.

Nota: Esta columna no fue redactada con IA, sino con MIR (Mi Ignorancia Regular).

Hasta la próxima.

Yo soy Jorge Saldaña.

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