noviembre 19, 2025

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Un reloj atómico al que lo mueve la fe | Entrevista con William Daniel Phillips

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El Premio Nobel de Física en 1997 habló cómo un hombre de ciencia puede ser al mismo tiempo un hombre de fe

Por: Jorge Saldaña

Creer en el Génesis mientras se congela un átomo. Es William Daniel Phillips el científico que cree en Dios pero no lo observa con telescopio. El hombre que considera más poderosa a la poesía bíblica que a la prosa científica y la entiende como una metáfora mucho más cierta que una verdad literal del plano físico.

Es doctor en física y sus contribuciones específicamente en el campo de la refrigeración del átomo para su mejor estudio y observación, le hicieron ganar el Premio Nobel en 1997.

A la par, es un cristiano metodista comprometido, un hombre de fe miembro de la Academia Pontificia de las Ciencias que cree en Dios gracias a la ciencia y no, como ha declarado antes, “a pesar de ella”.

El escenario es el Centro Cultural Bicentenario en San Luis Potosí y el contexto es la conferencia que el premio Nobel dictó a un millar de jóvenes estudiantes como parte del programa de los festejos del centenario de la autonomía de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, institución que además le otorgó un doctorado Honoris Causa en el año 2009.

La entrevista está planeada para las 8 y media de la mañana en punto pero por cuestiones de logística y demoras del entrevistador, tuvo que posponerse para el final del evento.

Los organizadores advierten que habrá que esperar tres o cuatro horas para llevar a cabo el encuentro y aunque parece bastante tiempo, este transcurre de prisa sobre todo después de entender su relatividad, misma que fue explicada de forma muy sencilla durante la conferencia de William Daniel titulada “Time, Einstein and the coolest stuff in the universe”.

Finalmente y tras responder medio centenar de preguntas de los asistentes y ser testigo de honor en la entrega de reconocimientos a miembros de la academia potosina, se lleva a cabo una entrevista breve, risueña, a momentos paradójica y con “relativamente” algo de prisa porque el invitado tenía que retirarse.

El físico premio Nobel es un hombre de pelo cano, de caminar sin prisa que responde pausado con voz baja y tranquila, lo que contrasta con su actitud con destellos de humor y casi traviesa por lo risueño y accesible de sus respuestas.

Una personalidad galardonada por sus conocimientos pero que disfruta seguir cuestionando al cosmos.

A salvo la barrera del idioma gracias a la traducción del investigador Eduardo Gómez, la entrevista se centró en la antigua paradoja respecto a la ciencia y la religión. ¿Cómo un hombre de ciencia puede, al mismo tiempo, ser un hombre de fe? ¿Cómo ignorar el método científico con el que rige su vida profesional y creer en Dios del que no existe una prueba de su existencia?

Tras la presentación y un muy breve protocolo de cortesía, comenzaron las preguntas.

 

-La Orquesta (LO): Doctor, es usted un hombre laureado en ciencia y también un hombre de fe.

-Dr. Phillips: (DP): Sí, la fe es importante para mi, pero yo no soy importante para la fe.

 

LO: ¿Usted se explica la fe, la religión, a Dios, a través de la ciencia? ¿o a la ciencia a través de sus creencias?

DP: No, ninguna y lo explico: yo creo que la ciencia y la fe plantean diferentes tipos de preguntas. La ciencia hace preguntas sobre nuestro universo físico y la fe plantea preguntas espirituales tales como nuestra relación con Dios y sobre lo que espera de nosotros.

 

LO: Como científico usted necesita pruebas empíricas y comprobaciones de las cosas. ¿cómo hace para creer en Dios sin tener una sola prueba de su existencia?

DP: Es cuestión de fe y en este momento solo puedo pensar en las escrituras, en el libro de los Hebreos que dice que “La fe es la sustancia de lo que uno espera y la evidencia de las cosas que uno no ve” Ojalá se escribiera así…

La ciencia ofrece evidencias que responden a la física temporal de las cosas y la fe por otro lado ofrece una forma diferente de evidencias (sobre la existencia de Dios) pero, quiero enfatizar en que de cualquier manera, sí hay evidencias.

Me refiero a que la ciencia es lo que vemos y comprobamos en el laboratorio, son las cosas que observamos a través de telescopios, mientras que con las cosas espirituales se trata más de las cosas que sentimos en nuestro corazón. Cosas que observamos en el comportamiento de las personas y la relación entre unos y otros.

LO: La Ciencia y los avances tecnológicos ¿Nos acercan más como seres humanos o con sus usos y avances nos aleja del prójimo?

DP: (Risas) Hay una gran diferencia… así como la fe y la ciencia plantean cuestiones diferentes, los avances en la tecnología son sin duda importantes para nuestras vidas y para nuestro mejor entendimiento, pero no son centrales para las cuestiones de la fe.

Quiero enfatizar un poco más: Antes de la ciencia moderna, la gente atribuía a Dios o a dioses, las cosas que no podían comprender sobre la naturaleza. Hoy ya podemos entender muchas cosas más que antes y por eso, algunas personas piensan que ya no necesitan de Dios y esa es una manera equivocada de pensar

…sobre Dios.

Dios no está ahí para explicarnos las cosas que no entendemos, está ahí para ayudarnos a comprender cosas de nuestra vida espiritual y no sobre nuestra vida física.

 

LO: Pero la ciencia trata de conocer o descubrir la verdad…y con Dios es un acto de fe del que no hay ninguna prueba.

DP: Depende a qué le llames prueba.

 

LO: ¿Ve en los átomos o en las estrellas la presencia de Dios?

DP: Seré muy cuidadoso en cómo responder (pausa). Cuando veo la física en lo particular, yo veo muy simples y muy bellas ecuaciones que pueden describir mucho de lo que entendemos en el mundo físico, y es difícil ver por qué como todo eso puede ser cierto sin que hubiera sido hecho por alguien inteligente que estuviera detrás de ello… Pero al mismo tiempo, y enfatizo, no creo que la belleza de la física sea una prueba de la existencia de Dios… pero pienso que la belleza de la ciencia es consistente con la idea de su existencia…

 

LO: La energía en el universo, llevándola a nuestra charla … ¿Cree que esta energía universal sea, como algunos plantean, se trate del amor, que la energía del universo es ese poder superior que algunos llamamos Dios?

DP: No. Como nos dice la Biblia, Dios es espíritu y desde mi punto de pensar, Dios no es identificable en un mundo físico. Dios es la base del mundo físico y Dios es la base del mundo espiritual…

El primer capítulo del Génesis nos da una lección muy importante, nos dice que todo esto que vemos en la naturaleza y en el mundo es la creación de Dios…y nosotros no somos Dios.

LO: La Biblia también dice que el mundo fue creado en 7 días y la Ciencia ha comprobado que no fue así.

DP: La Biblia nos enseña un mensaje espiritual. Si empezamos a cuestionar la biblia sobre las cosas que están separadas de los asuntos espirituales no tendría sentido, pero quiero continuar con el asunto de la creación que (corrige al entrevistador) –No fue en 7 días, fue en 6 porque el séptimo descansó.

El Génesis, es poesía. Es Metáfora. Es poderosa por eso, porque la poesía es más poderosa que la prosa.

No esperamos que la poesía se literalmente la verdad o cierta.

Una de las cosas que me han preguntado constantemente es si la biblia es literalmente cierta y la respuesta es “no…es mucho más cierta que eso…”

 

LO: En este momento ¿En qué se encuentra trabajando en cuestión de ciencia y en qué está trabajando en cuestiones de fe?

(Más risas)

DP: Estoy tratando de comprender como podemos aplicar cuestiones de mecánica cuántica en sistemas muy interesantes que hemos visto en el laboratorio y en mejores aplicaciones, más sofisticadas sobre mecánica cuántica para comprender sistemas y materiales mas complejos observando sistemas simples como los átomos.

 

LO: ¿Y en cuestión de fe?

DP: Trato de entender como aplicar las enseñanzas de la Biblia y las enseñanzas de Jesús y de grandes pensadores así como la historia de la religión a la complicada situación que enfrentamos hoy en día…

 

LO: Y ¿Cuál esa situación o mayor problema que tenemos actualmente?

DP: Es difícil de decir… el cambio climático parece ser un problema existencial y me parece una falla en la responsabilidad que nos da el Génesis de ser cuidadores de la tierra.

 

Así fueron las respuestas del Doctor William Phillips, paradójicas y hasta aparentemente contradictorias. Nada menos se esperaba de un hombre de fe, que habita en un hombre de ciencia con una visión espiritual profunda y una inteligencia privilegiada.

El científico jugó durante su conferencia con el chascarrillo de moda sobre los relojes Rolex y Casio. Para el premio Nobel y doctor Honoris Causa de la UASLP una descripción mas justa sería la de un reloj atómico movido por la fe.

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La IA, periodismo, y la coartada perfecta. Apuntes de Jorge Saldaña.

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riesgos de legislar sobre IA

““Vivimos bajo tormentas de datos que no construyen verdad sino ruido”. La información, desanclada de la confianza, se vuelve atmósfera. Y en atmósfera turbia, cualquiera puede gritar “fuego” y llamar a los bomberos, o “deepfake” y zafarse de la comisión de un delito”

Por: Jorge Saldaña

Hay épocas en las que la tecnología acelera más rápido que la ley en una carrera en pista sinuosa, de esas con curvas tan cerradas que hasta el volante tiembla.

Estamos ahí. La inteligencia artificial (IA) ya es capaz de imitar una voz al grado de confundir a tu mamá, de injertar un rostro en un cuerpo ajeno con precisión perfecta, de producir un “comunicado oficial” con sellos y sintaxis idénticos a los originales. Que peligroso.

No obstante, lo que de veras me quita el sueño (y eso que soy dormilón) no es solo lo que la IA puede fabricar, sino lo que su misma sombra puede desmentir, es decir, que lo verdadero sea tirado a la basura señalándolo a la ligera como “irreal”.

Dicho en pocas palabras: sí temo a la mentira hecha con IA, pero temo más que la IA se vuelva la coartada perfecta para negar la verdad. ¿Me explico?

Pienso en un audio que exhibe una extorsión, en una foto que capta a un político con un criminal, en un contrato auténtico que documenta un desvío.

Con la reforma aprobada en San Luis Potosí (con tan solo 10 días de análisis) que tipifica el “uso indebido” de IA para provocar alarma, alterar la paz social, o dañar la imagen de un tercero, creo que nos pone a todos, pero aún más a los que nos dedicamos al periodismo, en un altísimo riesgo de que la primera reacción del involucrado no sea la responder al fondo, sino señalar al mensajero: “Eso lo creó la IA”, y entonces deberá ser el reportero, y no el delincuente exhibido, el que deberá de demostrar que su evidencia no es sintética o artificial, o se va al bote.

Invertimos la carga de la prueba: del hecho al emisor; del culpable al periodista.

No exagero: Artículo 19 ya advirtió lagunas de precisión en conceptos como “alarma pública” o “paz social” (que son ambiguos y propensos a la interpretación) y un riesgo de discrecionalidad que podría alcanzar desde la crítica política hasta la edición creativa.

Es cierto, la iniciativa del diputado Héctor Serrano, incorpora exclusiones para fines periodísticos, académicos, artísticos y de parodia “siempre que no exista dolo y se indique expresamente ese carácter”. Bien intencionado, sí. ¿Suficiente? No, porque el campo de juego queda resbaladizo y no hay árbitro judicial ni peritos especialistas en el tema.

Las modificaciones al código penal producto de la iniciativa de regulación a la IA, no define con precisión cómo demostrar el dolo, qué es alarma y, sobre todo, quién y cómo lo acredita.

Byung-Chul Han lo dijo en su libro Infocracia, (que me gusta mucho citar): “vivimos bajo tormentas de datos que no construyen verdad sino ruido”. La información, desanclada de la confianza, se vuelve atmósfera. Y en atmósfera turbia, cualquiera puede gritar “fuego” y llamar a los bomberos, o “deepfake” y zafarse de la comisión de un delito.

Nuestro tiempo es el de la sospecha permanente, la duda como política de Estado.

El tema me recuerda a Orson Welles que lo anticipó en 1938 con La guerra de los mundos: una ficción radial que, contada como boletín, desató pánico.

Hoy no necesitamos actores; bastan modelos generativos, un par de clics y un algoritmo de difusión.

Imaginen —no es ciencia ficción— un boletín “verosímil” de la Sedena ordenando toque de queda; una “conferencia” de la Presidenta aceptando una invasión o un “video” de un presunto homicida de un estudiante de estomatología confesando un delito…(saben a lo que me refiero).

¿Qué tal que el homicida alega que el video que se filtró fue hecho con Inteligencia Artificial? ¿Se va a perseguir al medio que lo difundió? En una de esas, hasta el homicida sale libre…¿Ya me entiende, Culto Público a lo que me refiero, me preocupa, y me da comezón?

La IA escribe el guion; las redes, el miedo.

Ahora bien: San Luis Potosí ya legisló. ¿Hacía falta? Sí. Pero…¿Así? ¿Tenemos la suficiente fortaleza académica, experiencia profesional y capacidades para fundamentar una legislación sobre esta materia que nos va ganando la carrera? ¿No será esto un acelerón en plena curva?

El que esto escribe, aprendiz de reportero, alcanza a ver al menos tres riesgos que no podemos ignorar:

1) La coartada perfecta del poderoso.

Frente a una investigación sólida, la respuesta fácil será: “es IA”. Si la norma deja ambigüedades, el periodista puede terminar litigando su autenticidad en vez de publicar, y esto puede generar un efecto inhibidor, una autocensura preventiva por miedo a ser acusado de crear “realidades sintéticas”.

2) La puerta trasera de la censura.

Cuando “alarma social” o “paz pública” no tienen parámetros verificables, cualquier pieza incómoda puede ser encuadrada como “desestabilizadora”. Hoy se promete que no; mañana basta un fiscal con prisas o un juez con miedo o a modo.

3) La prueba imposible.

En la práctica forense, demostrar que algo no fue generado por IA requiere peritajes especializados, sellos de procedencia, cadenas de custodia digitales. No los tenemos para temas como la IA ¿Quién los hará? ¿Con qué estándares? ¿Con qué independencia? Si no definimos eso, la balanza se inclina contra el informador.

Ante ello, creo que necesitamos definiciones más concretas, cerradas y taxativas, lo mismo que una “mente culpable” o como dicen los abogados una Mens rea probada, exigir dolo específico: intención de provocar alarma…me-di-ble y no de “sensación” de la misma.

Además, si alguien alega que una pieza es sintética o fabricada, que lo acredite con peritajes de laboratorios independientes (no “peritos de parte” -que además no hay en SLP- a modo).

Los periodistas también tenemos que tener garantías reales y no meramente declarativas.

Efectivamente hay una exclusión en la iniciativa aprobada para el ejercicio del periodismo, arte, academia y sátira, sin embargo, ¿quién garantiza que opere en los hechos, cuando alguien -como dije arriba- nada más porque sienta calor le llame a los bomberos…?

No se trata de negar el dilema —que es brutal y de múltiples aristas—, sino de evitar que la cura mate al paciente. Porque, paradójicamente, la IA que nos amenaza con fabricar mundos, también puede servir para validarlos.

A ver, para Usted mi Culto Público, le comparto dos escenarios de pesadilla y uno de esperanza:

Un “Falso con consecuencias reales”: Un “comunicado” apócrifo de Protección Civil que ordene evacuar colonias. Pánico, saqueos, accidentes. Nadie herido por la IA; todos por la estampida.

Un “Verdadero desmentido como falso”: Un video auténtico que documenta un abuso policial. Los responsables gritan “deepfake”, “IA”, un juez timorato concede medidas cautelares, y el reportero enfrenta proceso. La evidencia muere antes que el delito.

Uno de esperanza: que la norma haga lo que promete: perseguir mentiras sintéticas dañinas, proteger a víctimas (como las 400 estudiantes de Zacatecas) y blindar la crítica. Se puede, si se afina y lo hacemos de forma acompañada y profesional. No a la ligera.

La delgada línea entre vigilar y castigar —permítanme el guiño— no debería cruzarse hacia castigar al que vigila. La prensa, con sus errores y excesos que a veces tenemos (no me subo al púlpito ni tiro la primera piedra), sigue siendo el semáforo en una avenida oscura: si se apaga “por seguridad”, lo que viene no es orden, sino una carambola con trágicas consecuencias.

Cierro con una imagen. La IA es el Orson Welles de nuestros tiempos: puede narrar invasiones que no existen y desmentir revoluciones que sí ocurrieron. La diferencia será si, en San Luis, ponemos reglas claras, peritos que sepan, y un principio simple grabado en piedra: a la verdad no se le pone grillete; a la mentira, sí.

Insisto, si lo hacemos bien, con profesionalismo y sin miedo, quizá esta vez la radio hablando de marcianos no provoque pánico, sino lucidez.

Mañana será el diputado de Morena Carlos Arreola (qué casualidad) el que anuncie el desarrollo inmediato de foros con ciudadanos, académicos, especialistas, periodistas, abogados y otros grupos para discutir, plantear y afinar la iniciativa aprobada. Aunque lo convoque Arreola, ni modo, me apunto.

Nota: Esta columna no fue redactada con IA, sino con MIR (Mi Ignorancia Regular).

Hasta la próxima.

Yo soy Jorge Saldaña.

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Estado anticipa monto para la UASLP en 2026: Gallardo

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El monto, que se incluirá en la Ley de Egresos, será equivalente al de este año mientras se define el convenio universitario

Por: Redacción

El gobernador Ricardo Gallardo Cardona informó que la Secretaría de Finanzas del Estado ya tomó previsiones para garantizar el recurso que corresponderá a la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP) en 2026, y adelantó que dicha cantidad será integrada desde ahora en la Ley de Egresos que enviará al Congreso del Estado.

Gallardo explicó que, aunque el convenio anual entre la UASLP y el Gobierno del Estado se firma hasta enero, esta vez se decidió anticipar el monto estimado para evitar desfases como los ocurridos este año, cuando los tiempos entre la firma del convenio y la aprobación del presupuesto no coincidieron y generaron presiones financieras para la institución.

El mandatario señaló que Finanzas partirá del mismo monto asignado este año

—refiriéndose a los recursos que se destinan al inicio del ejercicio— mientras la universidad y la Federación definen la cifra exacta en su próximo convenio. Con esto, precisó, los legisladores tendrán que ajustar el presupuesto para asegurar que la cantidad prevista quede protegida en la Ley de Egresos 2025, que corresponde al ejercicio fiscal del próximo año.

Gallardo afirmó que el objetivo de esta previsión es que la UASLP arranque 2026 sin complicaciones, sin necesidad de solicitar recursos prestados durante los primeros meses del año, como ha sucedido históricamente debido a la demora en la llegada del recurso federal y estatal.

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FGESLP requiere 5 mdp para echar a andar Fiscalía de Búsqueda

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María Manuela García dijo que el monto servirá para contratar personal y fortalecer prospecciones

Por: Redacción

Tras entregar su informe anual de labores ante la Comisión Primera de Justicia del Congreso del Estado, la fiscal María Manuela García Cázares reconoció que la Fiscalía General del Estado de San Luis Potosí enfrenta “muchos retos”, entre ellos el más urgente: transformar la actual Unidad de Desaparecidos en una Fiscalía Especializada, como lo exige la Ley General.

La fiscal destacó que todas las áreas han estado enfocadas en judicializar carpetas y atender los casos más sensibles denunciados por la ciudadanía, aunque admitió que el avance aún es insuficiente frente a la demanda existente.

En materia financiera, García Cázares confirmó que la institución solicitará una ampliación presupuestal para 2025, derivada precisamente de los costos que implica la creación de la nueva Fiscalía de Desaparecidos: más personal, más material, más prospecciones y mayor capacidad operativa.

La ampliación solicitada asciende a 5 millones de pesos como mínimo.

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