#4 Tiempos
“Sobreviviendo a mis XV” o cómo hacer una película que no diga absolutamente nada | Columna de Guille Carregha
CRITICACIONES
Desde el año pasado se decía en varias esquinas de la red de redes que el cine mexicano finalmente había regresado. O sea, no es que hubiéramos dejado de producir películas. Ahí están todas esas comedias horribles de los 2010s que intentan hacernos creer que el humor de Hoy o Viva La Alegría se deben ser disfrutados en una pantalla grande, y que solo sirven para que todo el staff pueda pagar las cuentas de los próximos dos o tres meses. Eso o es algún Derbéz quitándole fondos al IMCINE para mantener la relevancia y poder seguir pagando su vida en Los Ángeles.
Pero, de pronto, un montón de personas decían que uno ya podía volver a ver buen cine mexicano en el cine. Incontables memardos y referencias a Mads Mikkelsen fumando arrasaron con los timelines de mis redes sociales. Lo que sí es que, en general, se hacía énfasis en el “buen”. Rara vez decían que era excelente o buenísimo. Solo “bueno”. Lo cual habla mucho acerca de nuestra historia cinematográfica moderna y las expectativas tan bajas a las que nos han acostumbrado a nivel mainstream.
Y, por un momento, quise creerles. Se hablaba mucho de Señora Influencer, Sobreviviendo A Mis XV, y Huesera entre otras. Desafortunadamente, decidí recuperar mi interés por el cine comercial mexicano viendo la última y, pues nada. Película fea, película cutre. Se ve bonita. La fotografía está a todo lo que da, y la actriz principal le echa muchas ganas. Pero es una película horrible en todos los demás aspectos del proceso cinematográfico. Tan rápido como llegaron, mis ganas de ver más cine mexicano moderno se fueron.
Pero, hace poco, un buen amigo, me recomendó en persona Sobreviviendo A Mis XV. Aclaró que estaba “buena, solo buena” en un claro intento de no elevar las expectativas de nadie y sólo aclarar que es posible pasar un buen momento viendo dicha película. Viendo que estaba disponible en la cuenta de ViX que me regala mi proveedor de internet para convencerme de seguirle pagando (futa, ¡qué ofertón!), me puse a verla.
Después de leer el título de la película y ver el póster, puedo asegurar que la película es mucho mejor de lo que podría parecer. Pero, eso, está buena. De ese “buena” que dices con un tono de voz más agudo cuando platicas para que no parezca que le das tu certificado de aprobación, pero que indica que tampoco consideras que es una pérdida de tiempo.
Está “buena”, con una expresión de “no sé” esbozada en tu cara y unos hombros levantados. Está “buena” nivel lo comentas en la comida familiar, dices “está cotorra” o un “te la pasas bien”, y luego todos pasan a hablar acerca de algo más interesante como, no sé, el precio de los útiles escolares de ese año o cómo alguien cayó en un bache en la mañana. No se preocupen, el coche apenas y se raspó.
La película se trata de una familia que, poco antes de celebrar la fiesta de XV años de su hija, se convierten en nuevos ricos y cambian de domicilio a un residencial de gente acomodada. Y entonces a la niña le dan penas las tradiciones “populares” de sus papás para encajar con su nuevo entorno y tener amigas güeras. Hijinks ensue.
Afortunadamente, los guionistas se tomaron la molestia de no irse por el camino que cualquier otra película mexicana hubiera tomado en aras de ahorrar tiempo de preproducción y poder convencer a Omar Chaparro de ser el papá o vestirse de niño el mejor amigo de la protagonista. La historia no va por el clásico “intenté ser alguien que no era y mi vida se volvió difícil; perdí a mis amigos y me perdí a mi misma”. Bueno, o sea, sí, si va de eso, pero al menos no de la forma esperada. O sea, no es un “la niña pobre que pretende no ser de clase trabajadora y que se da cuenta de que eso está mal – todos bailan contentos una cumbia con la gente del barrio y la vida es excelente.”
O sea, también pasa eso. Pero, o sea, hay algunos plot twists piteros ahí en medio para que no se vea tan genérico. Como que sí quisieron trabajar en un guion del que se pudieran sentir medio orgullosos, que no fuera nomás un cheque.
Y, es verdad, la película está cotorra. Me la pasé bien. Pero es más hueca que el nuevo plan de estudios que presentó la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la UASLP en 2022.
Al final del día, la película no se trata de nada. Claro, tiene una premisa, tiene personajes que medio crecen al final de todo, y pasan cosas en pantalla todo el tiempo; pero la cosa esta no tiene absolutamente nada que decir. NADA.
En un principio parece que va a tomar el camino de burlarse de lo kitsch que pueden ser algunas ideas, decoraciones o modos de pensar de las personas de la clase trabajadora. Pero como que se asusta de hacer enojar a su público meta y se detiene. Ni siquiera se toma la molestia de presentar un artículo de colección nivel el cuadro de holograma de Jesús que abre los ojitos de Rudo Y Cursi. A lo más que llega es una oración de agradecimiento del pan impresa en cuero.
Entonces, piensas que la cosa va más por el “miren nomás qué cagado es cuando las distintas clases sociales conviven entre sí juasjuasjuas”. Pero, no, nada de eso. Lo más cercano es cuando ponen una cumbia a todo volumen al llegar a su nueva casa… pero nadie reacciona.
Ah, ¿entonces es acerca de lo clasistas que son los de la clase alta? Pues a lo largo de la película, TODOS los personajes que portan el color corporativo en su piel se empeñan en tratar exageradamente bien a la protagonista. Hay una throwaway line de que lo hacen por verse incluyentes en redes sociales, pero tampoco es como que tenga más peso. De hecho, parece que la película quiere reivindicar que la gente adinerada es buena gente y hay que quererles.
Hay un dejo de crítica a las personas que compran a sus amistades para sentirse parte de un grupo, pero se menciona una vez y no tiene peso alguno. Se menciona algo de lo extrañamente patriarcales que son las fiestas de XV años pero, también, se menciona una vez, y no volvemos a tocar el tema.
En verdad que la película no tiene absolutamente nada que decir, no tiene posición alguna ante la vida – solo existe por existir.
Y ni siquiera está tan bien en el apartado visual, porque se supone que tenemos que sentir que la protagonista se está volviendo loca con todo lo que pasa en su fiesta – pero todo está filmado como video musical genérico de banda local de norteña en donde nomás está la banda tocando en un escenario y hay gente feliz bailando.
Much estrés.
Such horror.
Y, aún con todo y todo, está “buena”. Está entretenida, aunque su mensaje de ser tú misma está aplicado con curita al final de la película en una escena que a cualquier película de Disney Channel del 2006 le daría pena enseñar. La salvan las actuaciones de la mayoría del cast, que de verdad vieron que su guión era hueco, pero se empeñaron en hacerlo lo mejor posible.
Es un esqueleto vacío, pero uno agradable y medianamente bien construido.
Miren, podría ser mucho peor, es del mismo director de Mirreyes Vs Godínez, así que lo que se llama expectativas, no había.
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#4 Tiempos
Gente que se rindió | Columna de Carlos López Medrano
Mejor dormir
Sobran maneras de identificar a quienes han sido derrotados por la vida. Basta con observar al que no responde a los buenos días soltados por un desconocido, rocas impermeables ante un bello gesto. O al que, en el elevador, presiona con ansia el botón de cerrar la puerta, apenas por ganar un par de segundos, como si el destino que lo espera —ay, el trabajo— fuese algo más que una condena.
Se rinden también quienes ya no se detienen a disfrutar las curiosidades ofrecidas por las calles: la estampa de un borrego pegada en un poste, una hoja seca con forma de corazón, un perro rascándose el lomo con la ayuda de una banca. Poco queda de espíritu en quienes llevan semanas, quizá meses, sin alzar la vista al cielo para contemplar las estrellas por la noche o descubrir, como niños, las formas caprichosas de las nubes.
Hemos perdido a los que olvidan vacacionar al menos una vez al año. No se trata del dinero, que al final siempre encuentra su acomodo; basta con cruzar la esquina para pasarlo en grande si uno sabe cómo acomodar las piernas. También se pierden los que llevan demasiado tiempo sin brindar, como si faltaran motivos, cuando cualquier pretexto sirve para alzar la copa y desbordarse en espuma, aunque sea por el estreno de un tapete en la cocina. Y sabemos que estamos ante un alma en coma cuando alguien deja de celebrar la Navidad. Porque, cariño, aunque la ilusión se haya marchado, hay que forzarse a poner el árbol con luces y esferas. Así es como comienza el ascenso.
Sobre todo, alguien está derrotado cuando deja de arreglarse. Cuando sale al supermercado en pijama o se olvida de la ducha. El pudor es síntoma de amor propio y de cortesía hacia los demás. Soy muy importante como para ser visto en fachas por el vecino, debería pensar uno. Pero mal vamos si ni siquiera eso te detiene. Un hombre conserva su dignidad mientras se afeita o da forma a su bigote; sé que sigo en pie de lucha cuando me miro al espejo y trato componer lo que ya no tiene compostura.
Es un fantasma quien ha perdido el pulso amoroso. Quien ha dejado de coquetear y no intenta ya ninguna aventura. El que no suelta un piropo a su pareja, quien no imagina una nueva vida con la mesera o la cajera en el supermercado, muy lejos de aquí, donde nadie nos juzgue, donde nadie nos diga que hacemos mal; alejados del mundo, donde no haya leyes ni nada.
Está muerto en vida quien no se cree merecedor del amor y el deseo, quien descuidado su cuerpo como si no tuviera nada bello que preservar.
He topado tantas veces con estos derrotados. Se les percibe en la mirada, en el vacío que se abre paso hacia la negrura. Gente que se rindió. Banderas blancas —lavadas con llanto— tras tantas decepciones y reveses. Los ves derrumbados en el transporte público, indiferentes incluso a las injusticias más obvias, conformes con lo que hay, sin hervidura de sangre (otro síntoma de la debacle: dejar de ceder el asiento a mujeres y ancianos; desprovisto de galantería, un ideal perdido). Son piltrafas resignadas, oxidadas allí donde un día hubo fuentes y jardines.
Y, con todo, me consuela saber que hay remedio para un buen número de estos casos. Los suficiente como para creer que merece la pena luchar por la resurrección. Porque, al final, se trata de un arte: el arte de remontar. Y de entender que nadie lo hará por ti. Nadie ayudará con la parte que más cuenta, la más difícil. Y no desanimarse por ello, al contrario, encontrar ahí un estímulo para imponerse ante la adversidad.
Como Richard Dadier le decía a su esposa en Blackboard Jungle: Sí, me han golpeado, pero no estoy derrotado. Hay una gran diferencia. No estoy derrotado, y no voy a rendirme. Un hombre puede ser destruido, pero no derrotado, frase de Hemingway.
El truco está en la determinación. Seguir el consejo de San Agustín: ser mejores que los tiempos malos. Una fe que baja el humo a los demonios. Levantarse un round más tras notar que el lloriqueo te dejó seco. Eres ya tu propia tierra firme.
Contacto:
Twitter: @Bigmaud
Correo: [email protected]
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#4 Tiempos
Del semi desierto potosino a misiones espaciales | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash
EL CRONOPIO
A principios del siglo XX y durante su primera mitad, hubo una emigración importante de familias del altiplano potosino a los Estados Unidos. Varios matrimonios comenzaron a formar sus familias en los Estados Unidos mientras trabajan para subsistir e incluso apoyar a familiares que quedaban en México, en especial en esa región del semi desierto potosino. Uno de esos matrimonios fueron los padres de Dorothy Ruiz Martínez que de Matehuala emigraron a Texas, donde Dorothy nacería.
En su niñez sus padres la trajeron a Matehuala a casa de sus abuelos donde vivió toda su niñez y parte de su adolescencia, porque la situación de sus padres no era muy estable. Estudió secundaria en la escuela Francisco Zarco, entre otras cuestiones se caracteriza por dar buena enseñanza en matemáticas, es una de las características que tiene esta región comparada con el resto del estado y del país. De esa escuela ha salido mucha gente destacada en matemáticas para posteriormente trasladarse a Texas a continuar sus estudios en busca de mejores opciones de preparación en los temas que ya le habían llamado la atención desde su vida en Matehuala. El área aeroespacial le había llamado la atención cuando, en 1986, le tocó ver en la televisión el accidente del transbordador Challenger, lo que la hizo interesarse por su actual profesión.
Su formación básica en Matehuala le permitió desarrollarse en un lugar donde se suele ser muy competitivo como es en Estados Unidos, donde después de estudiar la preparatoria, Dorothy Ruiz ingresara a la Universidad de Oklahoma y posteriormente a la Universidad de Texas, conocida como A&M a estudiar ingeniería espacial. Al titularse hizo, en 1998, una pasantía académica por medio del programa de Langley Aerospace Research Summer Scholars del centro de investigaciones de NASA Langley lo que le permitió tener su primer acercamiento a lo que sería su carrera profesional.
Tuvo la oportunidad de entrar a varios de los proyectos de la NASA cuando empezaba su formación y eso le ha permitido ingresar a varias áreas relacionadas todas con ingeniería espacial que fue donde se interesó en formarse, pero además dentro de esos proyectos ha estado en contacto con otras agencias aeroespaciales como la Rusa, donde trabajó un tiempo.
Dotothy Ruíz Martínez es una ingeniera aeroespacial que actualmente trabaja para National Aeronautics and Space Administration (NASA), la agencia del gobierno estadounidense más importante del programa espacial, donde realiza actividades como control de misiones de vuelo . El trabajo de Dorothy Ruíz consiste en enlazar comunicaciones entre la tierra y los astronautas que se encuentran en un satélite espacial.
De sus primeros trabajos en el área aeroespacial fungió como instructora de astronautas y de operadores de vuelo en el sistema de control y propulsión para el Transbordador Espacial, de ahí pasó al área de Operaciones de Misiones Espaciales como Ingeniera de Planificación de Actividades Espaciales en Tiempo Real (RPE). Ha participado en la planificación total de actividades espaciales de 12 misiones espaciales del transbordador, contribuyendo desde la tierra con otros ingenieros y científicos, en el ensamblaje final de la Estación Espacial Internacional.
Dorothy Ruiz dice con orgullo:
“Los nopales, representan la región del desierto del altiplano donde crecí, pero también son parte de mi historia de vida y de mis tradiciones en familia. Mi bisabuela removía las espinas y cortaba las pencas de los nopales en trocitos con una destreza y rapidez incomparables y luego los cocinaba muy al estilo ranchero (de la región donde ella creció en los ejidos de La Puerta de Aguilar y San Miguel, en el municipio de Doctor Arroyo). Esa manera de cocinar los nopales fue traspasado a mi abuela y después a mí.
En el 2011 propuse un proyecto de investigación en la NASA junto con otro colega para estudiar el nopal opuntia y sus posibles usos en la Estación Espacial Internacional. En este proyecto también invitamos a un colaborador científico de México. El proyecto fue aprobado e hicimos la investigación, pero nunca fue mandado al espacio. Aun así, espero un día retomar este proyecto y, que fregón sería, mandar nopales a la luna y a Marte”.
Dorothy Ruiz es un ejemplo de inspiración para jóvenes mujeres que quieren desarrollarse en áreas que en principio no consideran socialmente para mujeres. Su desempeño y formación es digno de alabarse.
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#4 Tiempos
Tiempo de mejora | Columna de Arturo Mena “Nefrox”
TESTEANDO
Hoy, San Luis enfrenta a Puebla, un equipo que viene con sed de revancha, justo después de dar un muy buen partido en Monterrey, donde salieron vivos con un punto. San Luis, por su parte, tuvo su primer tropiezo en casa en la era Torrent, una dolorosa derrota frente a Tigres que jugó bien y, a pesar de sus errores, pudo controlar el partido y salir con los 3 puntos del Lastras.
En el trámite, parece un partido no tan complicado, tomando en cuenta los últimos torneos de cada equipo, pero las realidades cambian y cada encuentro es una nueva oportunidad. Hay que poner atención a Puebla, equipo al que es más peligroso enfrentar en la jornada 2 que en la 15. Pero hablemos de lo visto en el Lastras.
San Luis perdió en los primeros 90 minutos del torneo su principal fortaleza del campeonato anterior, su invicto en casa. Pero además cometió el único error que no había hecho antes: una expulsión, la de Yan Phillipe fue la primera tarjeta roja de un equipo de Torrent en Liga MX. Lo del brasileño fue un partido para el olvido.
En la zona baja, la ausencia de Cata y de Chávez fue bien cubierta, pero falta coordinación. Tanto Piccini como Águila y Cruz son defensas que pueden sacar el partido, siempre y cuando atiendan en todo momento y se coordinen. Dos goles a balón parado en el mismo partido es imperdonable en jornadas avanzadas.
Por la lateral derecha, Galdames bien, a secas, un jugador que normalmente no veíamos defender, ahora tuvo que cargar con el recuerdo de Chávez y correr toda la banda. Lo hizo bien, pero se nota que necesita acostumbrarse a esa posición.
El verdadero problema de San Luis, al menos en ese partido, fue la zona ofensiva: un equipo perdido, de poca creatividad en la última zona. En pocas palabras, no hubo delanteros. Vitinho volvió a ser ese jugador que conduce mucho y define poco. Murillo tan solo flotó en la cancha y no tuvo oportunidades. Villal solo estuvo dentro unos minutos, y de Yan Phillipe, mejor no hablamos.
Es preocupante el panorama ofensivo del equipo, teniendo la salida de Boli, la ausencia (espero temporal) de Bonatini y la confianza en un Yan que no ha demostrado ser solución en los partidos que tiene con la camiseta de San Luis. Es criticable que no se haya reforzado aún en esa zona, que se haya dicho que se jugará con jóvenes y sigan los mismos. Algo tendrán que resolver para no tener ese problema.
Confío en que el cuerpo técnico tiene propuestas, confío en que saben bien lo que están enviando a la cancha. Espero que no estén solo intentando, y más bien estén proponiendo. Creo que Torrent y su cuerpo técnico tienen la capacidad y la experiencia para saber si algo hace falta en este cuadro, si es necesario reforzar de forma inteligente lo que pueden tener en el terreno de juego.
El partido de hoy es complicado por la presión del torneo anterior, por haber perdido en el arranque y porque, en el papel, Puebla parece un equipo a modo. Si esta noche San Luis no saca puntos de su visita al Cuauhtémoc, la presión comenzará a subir en un equipo que hasta el momento poco la ha sentido. Sí o sí, es tiempo de mejora.
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