mayo 12, 2025

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#4 Tiempos

Si Nava viviera, que pena le diera | Columna de Jorge Saldaña

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TERCERA LLAMADA.

 

Ayer la Plaza de la Democracia se convirtió, como lo cantaba Javier Solís, en un “cofre de vulgar hipocresía”. El lugar apestaba a doble moral. La contradicción cínica convertida en homenaje. La estatua de Salvador Nava Martínez, juro que crujía por dentro.

La moralidad representada en un hijo del doctor inhabilitado por el manejo deshonesto del dinero público.

La dignidad repartida entre un nieto también inhabilitado por los potosinos al encontrársele incapaz, incompetente y corrupto.

Los valores del navismo en las manos del hijo del tesorero de Nava Martínez, Alfredo Lujambio, que tuvo que dejar la representación de los ciudadanos en el Cabildo por estar señalado de acoso sexual a sus empleadas.

El suplente de Lujambio, nuevo rico gastando lo ajeno y el tiempo por el que se le paga para asistir en horas laborales a eventos políticos.

Hijos y nietos todos con señalamientos vergonzosos, otros con secretos inconfesables, pero compartiendo todos, sobándose las manos unos entre otros como dándose bendiciones, besándose las mejillas en un montaje de franca y plena desvergüenza.

Los perredistas acérrimos que se convirtieron en panistas infranqueables, que se cambiaron a Morena y que buscan cabida en Movimiento Ciudadano, ahí estaban como siempre: firmes y sólidos en sus ideales y desgarrándose las vestiduras por un movimiento civilista que no conocieron ni de lejos… pero ahí estaban.

Juro que la estatua crujía.

A 30 años de su partida, el Navismo no se parece en nada y el Frente Cívico no es que no se parezca, es que simplemente ya no existe.

El líder, el que se elevó democráticamente por dedazo en el púlpito de su presidencia, el de la altura moral intachable, Xavier Nava, tuvo que interrumpir sus francachelas públicas para ir, como doliente casto, humilde y probo, un poco encorvado y lento, a arrimar su brazo generoso para llevar con parsimonia de anciano venerable a su abuela, Doña Conchita Calvillo viuda de Nava, al evento de su extinto abuelo.

Frente a tan degradante espectáculo, queda claro que de aquel movimiento solo hay dos cosas solidas: La estatua y la fortaleza de doña Conchita. No existe más. Lo caradura de sus “herederos” no cuenta.

“Payasos con careta de alegría que ante la gente ocultan su derrota…”

 

¿El Regreso del PRI-Verde?

Más allá de los guiños recurrentes y los chascarrillos entre Ricardo Gallardo y Enrique Galindo por el color de los chalecos, hay un trasfondo que según los que se dedican al cálculo político podría convertirse en una alianza nacional entre esos dos partidos que se replicaría en el estado en el 2024.

Es muy temprano para vislumbrar caminos y escenarios, no obstante, no se pueden dejar de notar algunos factores, por ejemplo los rumbos de la militancia priista que se ha dividido en dos partes: los que de plano ya no ven esperanzas y están abandonando el barco para irse a otro partido (generalmente al naranja) y los que, más institucionales y cautos, han decidido quedarse en su tricolor partido que puede, una vez más, siendo el “mágico PRI”, reinventarse alimentado de su gasolina de siempre: el poder y la búsqueda del mismo.

En el caso potosino, desde la visita de Alejandro Moreno Cárdenas “Alito” el pasado 26 de marzo, convocado por Enrique Galindo y el líder tricolor en el estado, Elías Pecina, los priistas han estado muy tranquilos. No hay grilla ni pugnas internas, la presidencia de Elías está a salvo y muy seguramente podrá terminar su periodo con tranquilidad. ¿Para qué acelerar las cosas?

Ya vendrán los tiempos en que Enrique Galindo tenga que decidir qué hacer con su partido al que –asegura- no abandonará nunca, y será el tiempo de elegir si quiere quedarse con el desde su dirigencia, o prefiere entregarlo en los hechos a otra corriente, y para decirlo con todas sus letras, será momento de impulsar a Fernando Chávez, su secretario general, o algún otro hombre o mujer con lealtades ciento por ciento tricolores pero sobre todo al propio Enrique.

A partir de esa decisión, se podrá empezar a tejer una circunstancial alianza en la que el Verde está considerado en primera fila. Los guiños toman sentido.

No hay casualidades, durante la visita de Alejandro Moreno de marzo, trascendió el saludo que “Alito” hizo en persona al gobernador Gallardo, cosa que no fue simple cortesía, sino una palmada de ida y vuelta a los grupos que ambos representan.

Hay que recordar, por ejemplo, que no será la primera vez que PRI y Verde juegan juntos y que en Campeche, Oaxaca y Chiapas principalmente los lazos entre los hombres más poderosos del PRI y del partido del Tucán, han formado una especie de “Cofradía” muy sólida, que los Murat y sus hijos pesan en Oaxaca, que los Velasco de Chiapas son cercanísimos a la cúpula verde y que Alejandro Moreno es de Campeche y su mano derecha se está encargando de la agenda partidista y (ojo) las Alianzas.

Acá en San Luis, esa cartera la otorgaron la semana pasada a Joel Ramírez, de los priistas que no escucharon el canto de las sirenas, de los institucionales, de los cautos. No hay casualidades.

 

BEMOLES

YA SIÉNTESE SEÑOR

Qué manera tan absurda de José Luis Urban de echar por tierra la presentación de la nueva Guardia Civil del Estado. El señor hace escenas y berrinches cada que tiene oportunidad, la última la protagonizó ayer maltratando a reporteros y periodistas que pedían explicación sobre la forma en que se desarticuló la manifestación de conductores de Uber y otras plataformas ante el asesinato de uno de ellos en Quintas de la Hacienda.

Urban salió con la ridícula acusación de que estaba siendo “acosado periodísticamente”. Por favor señor, si ya no tiene ganas, edad, criterio o de plano está cansado, pues retírese, pero no venga a maltratar comunicadores con tan absurdos argumentos. La Guardia Civil tiene un potencial y una esperanza depositada de parte de todos los potosinos como para que sus actitudes las derrochen.

Los ciudadanos y hasta la Unión de Usuarios de la Zona Industrial aplaudieron la intervención de la Guardia para desalojar las vías de comunicación, sin embargo, el éxito del operativo fue derrumbado por sus posturas intolerantes que parecen más berrinches de un necio adulto mayor. #Respeto

 

ANTROS EN EL CENTRO

Si alguien ve a Jorge García, titular de la dirección de Comercio Municipal, díganle de favor que el Centro Histórico ya no aguanta un solo antro más. Las fiestas clandestinas y la proliferación de antros de todos los tamaños y gustos, están dejando más molestias que beneficios en el primer cuadro de la ciudad. Los fines de semana es hasta peligroso ir al Centro por la cantidad de antros y parroquianos que generan desde pleitos hasta tragedias. Si no lo ven, pues no le digan nada. #AtentoRecado

 

DESARROLLADORES Y AUTORIDAD

Si se andaban preguntando qué hace el alcalde de la capital los sábados, me enteré que está llevando a cabo reuniones cara a cara con los desarrolladores de vivienda y entre autoridad y constructores están destrabando los laberintos burocráticos y las lagunas técnicas que el Plan Municipal de Desarrollo que dejó Xavier Nava les heredó. El déficit de unas 14 mil casas no es para menos. Las 3 mil que en este momento están en proceso, por lo menos no deberían tener tantas trabas por parte de la autoridad. Sábado a sábado el alcalde está agarrando ese torito por los cuernos y al parecer se han fortalecido las relaciones, se han ido relajando las fricciones y se está sacando el tema adelante. #YaEraHora

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#4 Tiempos

¿Ascenso otra vez? | Columna de Arturo Mena “Nefrox”

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TESTEANDO

 

Hace unas horas se ha publicado información por parte de Ignacio Suárez, “El Fantasma”, una supuesta resolución por parte del TAS, para regresar el ascenso en el fútbol mexicano, para la temporada 25/26, de no cumplirse esto, la liga, federación y empresas que la conforman se verán sujetas a sanciones internacionales.

Con esto, parece ser que se da fin a una de las épocas más obscuras del fútbol mexicano, ¿o no?

Tratemos de entender cómo funciona esto. En el año 2020, los equipos de la Liga MX suspendieron el ascenso y descenso de la primera división, argumentando la falta de garantías económicas y deportivas de parte de la mayoría de los equipos de la segunda división, sustentando esto en los problemas económicos derivados de la pandemia de covid-19, dicha propuesta prometía que esta medida era solo provicional y no definitiva, dando un plazo máximo de seis años para regularizar la decisión de forma definitiva. Esto se votó al interior de la liga y fue aceptada por la mayoría de sus miembros, a pesar de las protestas de los dueños de los equipos de la segunda división.

El plazo se ha cumplido, seis años se cumplen al término de la siguiente temporada, y ante la insistencia y reclamos de los equipos de la segunda división (hoy llamada Liga de Expansión), el debate se ha vuelto a abrir.

Equipos, jugadores y aficiones de los equipos de Expansión sueñan con la posibilidad de abrir una oportunidad para buscar el ascenso el próximo año. De la misma forma, equipos en la tercera, cuarta y hasta quinta división (llamadas Serie A, Serie B y Liga TDP) donde inexplicablemente, también se han negado dichos ascensos.

Pero vayamos por partes, la situación de los equipos de las divisiones inferiores en México no ha cambiado mucho, equipos sin finanzas sanas, con muchas dudas sobre la transparencia de sus recursos, con poca infraestructura tanto en canchas de entrenamiento como en estadios, poco interés en formar jugadores y nulo o casi nulo intento por generar equipos femeniles, ponen en entredicho la posibilidad no solo de ascender, sino de una sana permanencia en primera división. Para ser más exactos, hoy solo cinco equipos de la Liga de Expansión tienen su carpeta de cargos completa para poder pensar en un ascenso (U de G, Yucatán, Correcaminos, Atlante y Morelia).

Dicho esto, cualquier otro equipo que quisiera pelear por su lugar en la MX tendría primero que remediar su situación.

Ahora bien, se habla del ascenso, pero no de un posible descenso. Mucho se ha manejado la intención de aumentar la liga a 20 equipos, incluso hay propuestas para llegar a 24 o más equipos, emulando un poco la situación de la MLS, y hoy parece que la idea puede llegar a cobrar fuerza.

Y es que pensémoslo bien, la idea de aumentar la liga de 18 a 20 parece no solo posible, sino también interesante, los equipos recién ascendidos tendrían la posibilidad de establecerse económicamente en la Liga MX, sin el riesgo de un eventual descenso en tan solo una temporada, podrían pensar en estabilizarse deportivamente y buscar ingresos importantes en por lo menos dos años.

En fin, según “El Fantasma” la decisión está tomada, la Liga MX tendrá nuevos invitados, aunque me resisto a aceptarlo, creo que los dueños del balón encontrarán la forma de saltarse la regla en beneficio de su bolsillo y (nuevamente) en detrimento del deporte y su desarrollo, en fin.

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#4 Tiempos

Final Destination: cuando el concepto es mejor que la película | Columna de Guille Carregha

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Criticaciones

Hay películas que uno ve por pura curiosidad, otras porque están en el canon del cine, y luego están las que ves solo porque va a salir una secuela y quieres tener contexto para entender las posibles referencias que desate el internet si es que se vuelve un producto exitoso. Final Destination cae en esta última categoría.

*inserte GIF de la escena del camión de troncos de la secuela *

Vi Final Destination por primera vez esta semana. Nunca la había visto, ni de casualidad en la tele, ni en maratones de miedo de octubre, ni siquiera de fondo en casa de alguien. Cero. Lo curioso es que he visto memes, referencias, clips, gifs, listas de muertes más absurdas del cine… básicamente todo lo que la cultura de internet ha hecho con esta franquicia, sin haber visto la película original. Así que, aprovechando que está por estrenarse la sexta entrega (porque, por alguna razón, el mundo pareció exclamar que tiene una necesidad por retacarse mentalmente de más muertes innecesariamente complejas en formato cinematográfico), decidí ponerme al día.

Mira, esta película depende completamente de qué tan bien logren desarrollar su premisa de alto concepto. Y, seamos honestos, no es que se hayan matado haciéndolo. No tiene historia, no tiene un estudio de personajes, y ni siquiera intenta ser algo más que una anécdota estirada al límite. Una anécdota que, por cierto, en algún momento alguien debió haber contado en una junta de productores tipo: “¿Y si la muerte fuera como un asesino invisible, pero con mala leche y gusto por las trampas complicadas?” Y, nada, que le producción empezó al día siguiente, antes siquiera de poder terminar el guión.

La premisa, en frío, suena potente. Un grupo de adolescentes está por abordar un avión rumbo a París cuando uno de ellos, Alex (Devon Sawa, con cara de ídolo pop de comienzos de los 2000), tiene una visión hiperrealista del avión explotando. Se desespera, arma un escándalo, lo bajan junto con un puñado de personas más… y sí, el avión realmente explota. Final feliz, ¿no? Se salvaron.

Pues no. Aquí es donde entra el “concepto fuerte”: la Muerte tiene un plan maestro que no acepta modificaciones, y ahora quiere cobrar lo que le deben. Y lo hace de forma metódica, uno por uno, con accidentes ridículamente orquestados que te hacen preguntarte si la Parca se graduó en ingeniería industrial con especialización en sadismo.

¿Por qué lo hace? ¿Qué pasa si la gente que la muerte quería matar no se muere?

Ni idea.

Solo pasa. Y ya.

Y sí, entiendo por qué causó sensación en su momento. También entiendo por qué mucha gente la recuerda con cariño. Pero tengo que ser sincero: es una película que está bien… solo bien. Funciona, entretiene, cumple lo que promete. Pero hasta ahí. Nada más. Es como cuando, en vez de comer algo bien, bajas al OXXO y te compras dos burritos de microondas. O sea, no está mal, te llena… pero como que no llena ninguna de las nulas expectativas que tenías.

Lo más curioso es que, en los primeros minutos, parece que vamos a ver otra cosa. Un dramón adolescente con todos los clichés escolares: el rebelde, la chica rara, el maestro duro, el bully… Toda esa introducción me hizo pensar que la historia iba a ir por un camino tipo Scream con avioncito. Algo con conflicto juvenil, dinámicas de grupo, tensión sexual no resuelta, ya sabes. Nada nuevo, pero al menos con estructura.

Y sinceramente, esa película habría sido más interesante que la que realmente nos dieron. Sí, habría sido genérica hasta decir basta, tipo Eurotrip o The Lizzie McGuire Movie, pero bueno, al menos hubiera tenido una historia, ¿no?

Pero no. Lo que tenemos es una idea central que se convierte en todo el andamiaje. Todo recae en la premisa. Si logran convencerte de que acabas de ver una película completa, aunque en realidad solo viste a un grupo de personajes marcados por un reloj que anuncia cuándo les toca morir, entonces misión cumplida. Pero eso no es exactamente un logro. Es más bien un truco bien ejecutado.

No me malinterpreten, la disfruté. Claramente me entretuvo. Pero esperaba algo más. Tal vez porque ya conocía el fenómeno que generó esta saga como meme, antes de haber visto un solo minuto de la original. De hecho, lo único que sabía de Final Destination eran las muertes absurdas y la paranoia colectiva que generó sobre los viajes de avión, subirse a montañas rusas o pararse frente a un camión con troncos.

Y sí, las muertes son entretenidas. Coreografiadas con precisión quirúrgica, como si la Muerte tuviera un pizarrón con diagramas y post-its que dicen “¡ahora con fuego!” o “necesitamos más vidrios rotos”. Pero más allá de eso, no hay mucho.

Los personajes… bueno, existen. Tienen nombre, pero podrían llamarse “El que se va a morir pronto”, “La que va a sobrevivir”, “El escéptico que cae primero” y nadie notaría la diferencia. Son arquetipos ambulantes. Las relaciones entre ellos son mínimas, sus decisiones son más instintivas que lógicas, y rara vez hay algo que parezca desarrollo emocional o crecimiento. Una vez que entendiste el patrón, solo estás esperando la próxima escena de muerte. Ya ni siquiera por el suspenso, sino por el diseño de producción.

Lo curioso es que, pese a todo esto, la película sí se ve bien. Técnicamente está bien hecha. Se ve como una película, suena como una película, y en general tiene ritmo. La dirección es competente, los efectos (en su mayoría) funcionan, y los actores hacen lo mejor que pueden con lo poco que les dieron.

Y hay que reconocer que, por sobre todas las cosas, alguien decidió otorgarle a Sean William Scott un papel cinematográfico que no fuera un mero Stiffler 2.0. No está lejísimos de ese arquetipo suyo, pero al menos este personaje tiene un dejo de personalidad propia, aunque sea tenue. De hecho, la mayoría del elenco principal es más o menos simpático. No entrañable, pero aguantable. O sea, no amas a nadie… pero tampoco estás deseando que ya se mueran para salvarte de su existencia.

Salvo la chica que es atropellada por el camión. JOOODER. Qué manera de ser insoportable. Me dio gusto que se la llevara el transporte público, y encima me hizo reír, así que doble mérito. Por eso, y muchas cosas más, esa escena se merece un *chef’s Kiss*.

El resto del cast… bien. Nadie da cringe, nadie se roba la película. Están ahí. Funcionan. Y, como era de esperarse, la mayoría se vuelve olvidable después de que les toca su respectiva cita con la guadaña. Ya para el final, si no tienes Wikipedia abierta, es difícil recordar cómo se llamaban. Con una excepción: Clear.

Pasé media película preguntándome si decían “Clear” o “Clair”. Y, sí, según los créditos se llama Clear. Clear Rivers. Así en plan juego de palabras chiquito. ¿Por qué? Ni idea. Pero ahí está y, de alguna forma, se convierte en un personaje central.

Entonces, ves la película, ves cómo se mueren. Ya te lo había prometido todo el material de marketing. Aquí se viene a ver a gente muriendo por el simple gusto de ser morboso. Pero entonces, queda la duda. ¿Literalmente se va a acabar con todos muriéndose? ¿CRÉDITOS?

No. Quisieron ponerle una conclusión.

Dios santo. Ese final. Una joya… pero de lo mal hecho que está. En menos de cuatro minutos casi arruina todo lo anterior. Literalmente parece una escena que escribieron y grabaron con urgencia porque alguien del estudio dijo: “Oye, no podemos terminar así, la gente va a salir bajoneada. Inventa algo con fuegos artificiales, o una explosión, o qué sé yo”.

Y lo hicieron. Vaya que lo hicieron. Se nota que fue una decisión tardía, una intervención de último minuto para cambiar el tono y asegurar mejores reacciones en las pruebas de audiencia. Pero se siente completamente fuera de lugar. Incoherente. Forzado. No cuadra con lo que venía pasando, ni con la lógica interna de los personajes. Es como si todos se hubieran olvidado de lo que vivieron en los últimos 80 minutos.

Y no es que antes la película fuera perfecta, pero venía manteniendo cierta coherencia dentro de su propio juego. Ese final, en cambio, parece arrancado de otra versión del guion. O de un mal episodio de Goosebumps.

¿Me entretuvo? Sí. ¿Me aportó algo? No realmente.

Pero ahora entiendo de dónde salió toda la fama de Final Destination. No por ser una gran película, sino por ser una gran idea de marketing. Un concepto tan sencillo y adaptable que puedes estirarlo en mil direcciones. Y al parecer, eso hicieron. La franquicia sobrevivió no por lo que es, sino por lo que puede ser: una excusa para inventar muertes creativas como si fueran sketches de terror.

Final Destination es, en esencia, una gran idea disfrazada de película promedio. No está mal. Está OK.

Y a veces, eso basta.

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#4 Tiempos

Primer poeta potosino, Andrés Diego de la Fuente | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash

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EL CRONOPIO

El matrimonio español, avecindado en San Luis Potosí, formado por el Capitán y Sargento Mayor don Diego de la Fuente Rincón, Alguacil Mayor del Santo Tribunal de la Inquisición en San Luis Potosí y de doña Bárbara Pérez Bocanegra descendiente de don Pedro de Arizmendi y Gogorrón, uno de los que asistieron a la fundación del Pueblo de San Luis Minas del Potosí, procrearon ocho hijos, uno de los cuales figuraría como uno de los primeros humanistas potosinos, Andrés Diego de la Fuente que nació en San Luis Potosí el 30 de noviembre de 1705.

Andrés Diego de la Fuente es considerado el primer poeta potosino. Después de vivir su infancia en San Luis y estudiar sus primeras letras ingresó en el noviciado de la Compañía de Jesús en 1723. Seguiría trabajando en la labor educativa que había asumido la Compañía de Jesús, recorriendo los principales colegios.

En 1730 sería profesor de gramática en el Colegio de Zacatecas; estudiante de teología en el Colegio Máximo de San Pedro y San Pablo en 1732; el 25 de julio de 1734 fue ordenado sacerdote por D. Francisco de Buenaventura, obispo auxiliar de La Habana; en 1735 recibe la Tercera Probación en Puebla; para 1737 era profesor de gramática y filosofía en el Colegio de Durango; el 8 de diciembre de 1740 celebraba su profesión solemne; en 1744 era ya profesor de teología en el Colegio de Durango, ostentando las dotes de ingenio, juicio y letras, como bueno, de suficiente prudencia, de alguna experiencia, de complexión temperada, de talento para todo.

Fue vice – rector y prefecto de salud, en 1748, en el Colegio de Pátzcuaro; en 1749 en el Colegio de León fue consultor y confesor en casa; en 1751 regresa al Colegio de Pátzcuaro como rector; en 1753 sería rector en el Colegio de San Luis de la Paz; luego rector del Colegio de Valladolid en 1756; en 1761 estando enfermo permaneció en el Colegio de Querétaro y para 1767, cuando serían desterrados de territorios españoles los jesuitas, era capellán de hacienda en el Colegio de Querétaro que regenteaba el P. Diego José Abada, que había sido en su momento profesor del Colegio de San Luis Potosí, para luego salir desterrado de Veracruz en “La Dorada”; en 1768 llegaría a Ferrara en Italia, para pasar a Bolonia después de algunos años; el 26 de marzo de 1783 moría en Bolonia, siendo sepultado en la Parroquia de San Donato.

Su inclinación a las letras las ejerció desde joven. Siendo estudiante de San Ildefonso escribió un soneto castellano que se publicó en el libro titulado La azucena de Quito, publicado en México en 1732. Publicó también unos epigramas latinos en 1746 y el logrado poema latino sobre la Virgen de Guadalupe de 1773. Estos poemas han recibido los mejores elogios de estudiosos de las letras en México de los siglos XVIII, XIX y XX

, considerándolo un poeta de altura y una de las glorias de las letras mexicanas para orgullo de los potosinos, lugar donde saldrían magníficos escritores en tiempos posteriores.

Uno de los méritos de Andrés Diego de la Fuente es su empeño en introducir y dignificar en su poema, los temas indígenas y mexicanos. De acuerdo al Padre Peñalosa, en las notas fuera de texto Diego de la Fuente explica algunos vocablos aztecas; latiniza otros en el cuerpo del poema y dedica breve y espléndido elogio a la lengua náhuatl, cuando se refiere a “la manera elegante de hablar que los indios mexicanos acostumbran”.

En su recorrido al destierro, continuó con su obra educativa, siendo rector del Colegio de la Habana, para luego salir de tierras del dominio español y llegar a Italia, lugar donde fueron a residir los jesuitas mexicanos, desde donde desplegarían un importante labor intelectual colocando a México como lugar de importantes contribuciones artísticas y filosóficas.

En la expulsión de los jesuitas, Andrés de la Fuente se encontraba en Querétaro donde era Capellán de Hacienda en el Colegio de la Compañía de Jesús, fue conducido a Veracruz donde se embarcó a La Habana donde fue nombrado rector del Colegio de la Habana y pasó más tarde a Italia, donde falleció en Bolonia el 26 de marzo de 1783 a la edad de 78 años.

Escribió en La Azucena de Quito un inserto en el libro, Imprenta Real del Superior Gobierno de los herederos de la Viuda de Miguel Rivera; en el Empedradillo, año de 1732, un epigrama latino en 1746 que menciona Eguiara y Eguren; y, la imagen de N.S. de Guadalupe. Dedicatoria en versos latinos a la Patrona del Reino de México, 10 de noviembre de 1773.

Oculte el rosicler la Cipria Diosa,
cuando sus plantas en las flores mueve,
que el leve tacto de su pie de nieva,
la flor más pura muere vergonzosa.

No así de Quito Venus amorosa
que, cuando herida con rigor no leve,
en cada gota de rubí que llueve,
nace azucena la que muere rosa.

Una calle en la ciudad de San Luis Potosí de la Colonia Viveros lleva su nombre.

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Opinión

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