noviembre 22, 2025

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#4 Tiempos

Ritmos y Algoritmos al 2021 | Columna de Jorge Saldaña

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Ritmos y Algoritmos al 2021

Tercera llamada

 

Culto Público, por recomendación y convicción es que decidí poner a trabajar a mis demonios. Regreso con mi columna “Tercera llamada” luego de algunos meses de desapercibida, disipada y permisiva ausencia.

La transición del Poder Ejecutivo en el estado, que será un producto del proceso electoral que se aproxima, dispone de circunstancias muy particulares en cada partido, en cada grupo, en cada nivel de gobierno y por supuesto en cada protagonista de la historia que se está escribiendo.

Cada una de esas circunstancias supone una ecuación (no necesariamente corrupta), es decir, una operación independiente de los partidos que se tendrá que resolver y acomodar en orden para finalmente formar el algoritmo final de los resultados.

Por ejemplo, el PAN tendrá que decidir el mecanismo para elegir a su candidato a gobernador y no auto-mutilarse en el intento, regular y equilibrar sus cuotas con sus respectivos grupos, ponerse de acuerdo en convocatorias, encuestas o sondeos, aceptar o no a externos, selección abierta a la población o solamente entre panistas y un holgado etcétera. Lo mismo el PRI, PRD, VERDE, MC, CP y los que aparezcan.

Antes, durante o después de que los institutos resuelvan cada ecuación, intervendrá la química de las alianzas y la aritmética electoral. ¿Cuánto vale en realidad cada partido y qué tan rentables son juntos o separados? Los números de los resultados anteriores pueden ser una referencia engañosa, pues si bien Sonia Mendoza perdió por menos de 30 mil votos contra Juan Manuel Carreras, eso no significa que el PAN pueda garantizar la misma cantidad de votos de manera automática en la siguiente elección.

Otro ejemplo, si bien en 2015 el PRI junto con el Verde y el desaparecido Panal se alzaron con la victoria, logrando más de 300 mil votos, la última referencia de votación estatal del tricolor de 2019 es de apenas 22 mil votos que consiguieron para la elección de dirigente nacional, una cifra verdaderamente vergonzosa, y sin embargo nadie puede dar por muerto o subestimar siquiera al Revolucionario Institucional, pues para la oposición justamente ese ha sido el error de los últimos dos sexenios.

El Verde cambió de dirección, y sus números –por lo menos se espera- serán totalmente disímbolos a la elección anterior. El PRD no es el mismo de 2009, 2012, o el de 2015 y a la fecha pocas certezas existen de lo que pueda pasar en ese partido en 2021 o si de plano dejará de existir para formar uno nuevo.

Al respecto, el alcalde de la capital, Xavier Nava, a través de su asesor Sergio Leyva (de orígenes en el partido del Sol Azteca) fue a pedir la dirigencia el año pasado a Guadalupe Acosta Naranjo y lo regresaron con patada en las de sentarse.

Mi amiga y diputada federal, Lupita Almaguer hizo lo propio sin resultados exitosos, lo mismo que la alcaldesa de Villa de Reyes, Erika Briones a quien tampoco le fue bien, e incluso al pedirlo juntas también encontraron negativa. El PRD es una incógnita sin despejar.

En fin, ya no entraré en mayores detalles porque los iré desmenuzando por entregas, pero es importante poner en el tablero dos piezas clave para la elección se quiera o no: La bendición y el tamaño de la misma del presidente López Obrador, y el alcance de la mano de Juan Manuel Carreras.

En una lectura política simple, lo que interesa al presidente en una elección intermedia como la que viene es mantener la mayoría en la Cámara de Diputados y –ojo- no necesariamente con diputados de Morena, sino con los que pueda hacer alianzas. En San Luis se jugarán de forma directa 7 posiciones para la cámara baja, pero si se cuenta bien, podría lograr hasta 11 lugares solamente de nuestro estado, no son muchos… pero todo suma.

En la otra mano, la amistad y altísimas consideraciones que ha mostrado en más ocasiones de las que se quisiera aceptar con el gobernador priista, Juan Manuel Carreras, dejan ver que a cambio de una transición tersa y años venideros de puro amor y paz, está atravesado el tema de la elección intermedia y esos 11 escaños, que para el caso deberían ser más importantes para el presidente que el nombre del próximo gobernador potosino.

Solo Dios todopoderoso, Juan Manuel Carreras, poderoso todavía, y Andrés Manuel el omnipresente, saben de los términos de un acuerdo que, incluso puede todavía no estar cerrado hasta sus últimos términos.

¿Cuáles son los caminos posibles? Uno natural y óptimo para la salud democrática del estado es que López Obrador no meta las manos en la elección potosina y no dé “bendición” a ningún candidato ni de su partido o de ningún otro.

Que a cambio del mayor número de diputaciones federales para Morena o sus aliados, le permitiese (creo que la palabra es concediese) el presidente a Carreras empujar algún sucesor que le garantice tranquilidad espiritual, cordialidad de transición, el cumplimentar acuerdos con las oligarquías y al más puro estilo de éste gobierno estatal, se quiera “quedar bien con todo el mundo”.

Algo como:

-Mira Juan Manuel… Lleva lag cojag tranquilag, San Luis debe continuar por buen rumbo, yo no me meto… Esteban me ayuda bien aquí, log que quieran participar que je pongan de acuerdo…
-Gracias presidente, mire ¿Se acuerda de Gustavo Puente Orozco? Es un gran chico…

Yo lo sé Culto Público, es un escenario ñoño (no por El Ojos Puente, que en una alianza PRI-PAN sería quizás la carta más alta del juego pero ya hablaré de eso después…)

Es un escenario en el que nadie mete las manos, no hay electores ilustres más allá de los oligarcas potosinos que acompañan a esta columna y los mortales que depositaremos nuestra boleta en las urnas. Es un escenario ingenuo pero, caray, ¿qué le digo? Soy un romántico.

Ya en la realidad, dentro de los híbridos de esa misma posibilidad, cabe también que se le conceda al gobernador el derecho de veto, es decir, que no elige candidato ni empuja a nadie, pero tiene la facultad, antes de la elección de decir “todos menos este” y se lo respeten.

Algo como:

-Presidente, San Luis entregará buenas cuentas para la democracia…
-Eg importante la elección, hay buenos gallos Juan Manuel, todo va jalir bien…
-Sí presidente, pero hay un grave riesgo si permitimos que “xxxx” logre la gubernatura
-Ejta bien… Déjame revisar log acuerdos…

Tanto el derecho de veto del gobernador, como la posición del gran elector del presidente son dos riesgos latentes pero posibles, son dos incógnitas más que despejar en el algoritmo y los acuerdos, de aquí a junio del 2021 son maleables.

Mientras tanto, las encuestas hasta este momento, locales o nacionales, son aproximaciones muy imprecisas cuando no pura propaganda usada como ansiolíticos para los más nerviosos. No hay lente todavía que alcance a ver con claridad la fotografía del 6 de junio del año que viene, pero si los niveles de conocimiento de nombres quieren los políticos traducirlo en posibilidades, pues… cada quién que se haga tonto como mejor le plazca.

Lo que es un hecho es que existen muchos nombres ya en la baraja de cada partido, algunos se han apuntado abiertamente, otros, sobre todo los funcionarios, se salen por la muy gastada frase de “esperar los tiempos” e incluso alguno como Juan Ramiro Robledo

ayer dijo que lo dieran por muerto…(oííííílooooooo a ver quién le cree). Todos juegan sus cartas según conveniencia y lo seguirán haciendo.

Desde aquí estaremos atentos a Octavio Pedroza, Sonia Mendoza, Marco Gama, Rolando Hervert, los gallos del ex gobernador del mismo nombre, Marcelo de los Santos (A) y Marcelo de los Santos (B) (léase Xavier Azuara) y un externo de ese mismo partido como Xavier Nava, (al que parece absurdo pudieran dejar pasar los panistas de trayectoria nada más por su graciosa presencia, cero militancia y egoísta gobierno del que no convidó a los blanquiazules) Algo como:

-Ay pásale Xavier, te estábamos esperando porque no tenemos candidato ¿eh?
¿Quieres ser gobernador ahora? Nombre pues aquí esta la candidatura, faltaba más…

(inserte aquí una carcajada editorial)

Por el lado tricolor también desde aquí observaremos a Sara Rocha, que desde el Congreso opera sus posibilidades y se apunta para lograr la candidatura con alianzas con la dirigencia y algunas estructuras estatales.

Estaremos muy pendientes de Joel Ramírez, hombre institucional y buen estadista, que aunque unos lo quieren ver como aspirante de sacrificio, los ojos más entrenados saben que tiene muchos más elementos para ser el candidato de la “unificación de los acuerdos” con el que todos ganen (cabe recordar que Morena tiene muchas más coincidencias con el PRI que conoce bien Joel, que con el PAN, que Joel significaría un mensaje de continuidad para Juan Manuel Carreras y que además sale de la misma secretaría de la que emergió como candidato el actual gobernador… no sé #piénsenlo).

El mismo cuidado pondremos a Juan Carlos Machinena Morales que se auto-promueve con encuestas realizadas por si mismo, Carlos Jiménez Macías que quiere regresar, Caco Leal Tovias que se puede convertir en la profecía de los Macabeos y si nos da un poco de tiempo echaremos un ojo a Elías Pecina antes de que nos “sorprenda” con que será diputado plurinominal en la primera posición de su partido.

En Morena están apuntados el senador Primo Dothé, el secretario Esteban Moctezuma, el muy débil Gabino Morales (que ya le urge que lo saquen de la ratonera de la delegación y le den su queso de diputado local) Juan Ramiro Robledo que ayer se auto-descartó para que pronto lo vuelvan a encartar, y hasta el buen Leonel Serrato, que tiene muchas mayores posibilidades y condiciones para ganar la capital… Ya veremos. De todos ellos también estaremos al pendiente.

Gustavo Puente Orozco, Ricardo Gallardo Cardona, Adrián Esper Cárdenas, otra vez Xavier Nava y Eugenio Govea serán los aspirantes de las alianzas y sus variantes: PRI-PAN, PRI-VERDE, MORENA-VERDE, PRI-PAN-MC, MORENA-VERDE-PRD, PRI-PAN-PRD, PAN-PRD-MC, etc. Pondremos mucha atención a ellos también.

¿A poco no se va a poner bien sabroso como un menudo bien picoso en domingo de rehidratación? Siga pues, Culto Público, el Algoritmo 2021 de La Orquesta. Lo invito.

BEMOLES

Es un desatino del tamaño del sol, que el ayuntamiento capitalino se quiera convertir en el Ombudsman de los medios de comunicación. La tentación de señalar, estigmatizar y hasta amenazar con expedientes judiciales a sus críticos es un absurdo dentro de las democracias. Los medios de comunicación no somos perfectos, y sí seguimos líneas editoriales respecto cada uno a sus intereses políticos o comerciales porque también son una empresa (hay que perder el miedo a decirlo) y eso ni es nuevo ni es descubrir el agua tibia, sin embargo es función de los medios criticar, opinar, señalar y buscar un equilibrio, regulación y contención de los gobiernos frente a los ciudadanos, no al revés.

Los gobiernos no tienen, ni pueden, ni deben intentar censurar, intimidar, etiquetar, sesgar o someter a los medios o a sus periodistas, ni a los que les son críticos ni a los que les alaben hasta los parpadeos.

Si el gabinete de Xavier Nava se quiere convertir en el nuevo Tom Wolfe y piensan que descubrirán el “nuevo periodismo” estarán tan alejados de la realidad que si le siguen un poco más dará una vuelta entera. Se irritan y se enojan ¿no sabían que son funcionarios públicos y están expuestos al escrutinio?

Tienen la piel muy delicada y sueñan con que todos los periodistas y medios les rindan pleitesía pero ¿qué creen? No se hace periodismo para agradar a nadie y por el contrario, hacerlo significa publicar algo que alguien no quiere que se conozca.

Lean por favor la Constitución, el derecho a la crítica, a la información y a la opinión, incluso aunque no resulte verificable, está consagrado. Lean la jurisprudencias sobre el modo en que deben ser entendidos los requisitos de veracidad e imparcialidad, infórmense respecto a la libertad de expresión consagrada también en la Corte Interamericana de los Derechos Humanos. Lean sobre el Sistema de Protección Dual y el estándar de la Malicia Efectiva que ustedes ven en cada nota u opinión contraria a sus voluntades.

Les aseguro que hay términos y sentencias que ustedes no conocen pero ni por equivocación. Por favor no tomen de rehén de sus caprichos al gremio periodístico potosino para satisfacer su necesidad de aprobación post-berrinche.

Ya dejen la narrativa de víctimas, y por último, si a su jefe de prensa le tienen prohibido hablar con los medios críticos ¿para qué demonios lo quieren? Si no les puede resolver en menos de 24 horas la aclaración de una nota equivocada ¿para qué lo quieren? Si no son capaces de solicitar el derecho de réplica como lo marca la Ley antes de emprender una campaña de descrédito nacida de las vísceras ¿para qué carajos les sirve?

¿Les hace falta estarse oliendo el aliento a Tiburcio y Xavier en cada evento y entrevista en lugar de emprender una verdadera política de comunicación y no una táctica de golpeteo? Se están buscando más enemigos que amigos. No sé para que les sirva eso.

Hasta la próxima.

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#4 Tiempos

CONCACAF 2026: una eliminatoria que dejó heridas

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TESTEANDO

La eliminatoria rumbo al Mundial 2026 dejó a Centroamérica enfrentándose a una realidad incómoda, la región quedó rezagada, incluso en un formato que otorgaba más margen que nunca. Pero dentro del golpe generalizado hay dos historias que llaman la atención por un matiz muy particular: Costa Rica y Guatemala, dos selecciones que depositaron su confianza en cuerpos técnicos mexicanos, y aun así terminaron sin lograr el objetivo.

Costa Rica, acostumbrada a ser el referente de la zona, apostó por la experiencia mundialista de Miguel Herrera. El proyecto prometía solidez táctica y un recambio generacional más ordenado, pero el equipo tico terminó atrapado entre la transición y la urgencia. Hubo partidos en los que se notó el intento de reconstrucción, de darle al equipo un sello reconocible; aun así, los errores puntuales, la falta de contundencia y la presión acumulada hicieron que el proceso no alcanzara para sostener la clasificación.

El contraste con su historia reciente, esa en la que la identidad costarricense parecía inquebrantable, se volvió más evidente con cada partido. Y aunque el trabajo del cuerpo técnico mexicano aportó claridad, la estructura que lo rodeaba simplemente no acompañó.

Por su parte, Guatemala vivió una ilusión distinta. Su selección, dirigida por Luis Fernando Tena, llegaba con el impulso de procesos juveniles más visibles, estadios llenos y un entusiasmo que no se veía desde hacía tiempo. El entrenador buscó ordenar el juego, potenciar la intensidad y darle continuidad a una generación que prometía competir de igual a igual. Durante varios momentos pareció posible: se jugó con valentía, se propuso, se soñó.

Pero otra vez, cuando llegó la hora decisiva, el proyecto se quedó corto. La falta de profundidad en el plantel, la ausencia de una estructura sólida que sostuviera la idea y algunos errores en partidos clave terminaron apagando una posibilidad histórica. Dolió especialmente porque, por primera vez en mucho tiempo, Guatemala parecía estar a un paso real de dar el salto.

Los dos casos, diferentes en matices pero similares en desenlace, plantean una reflexión inevitable: los entrenadores pueden cambiar intenciones, pero no pueden corregir solos la falta de una estructura profunda. México exportó cuerpos técnicos preparados, con propuestas claras y trabajo serio, pero se toparon con federaciones que arrastran inestabilidad, con ligas de nivel irregular y con proyectos que no siempre se sostienen más allá del resultado inmediato.

Mientras tanto, otras selecciones del resto de la confederación, particularmente varias del Caribe, han entendido la importancia de profesionalizar sus procesos. Semilleros más organizados, continuidad en los banquillos, inversión en atletas jóvenes y una visión a futuro que ya empieza a dar frutos. El contraste explica mucho del presente centroamericano.

Lo sucedido rumbo al 2026 no es un simple fracaso deportivo, es un síntoma.
Costa Rica tendrá que reencontrarse con su esencia y permitir que su proyecto sea más grande, reconstruir incluso su liga y voltear a sus fuerzas básicas para volver a exportar jugadores.
Guatemala tendrá que transformar su ilusión en un plan sólido que no dependa de inspiraciones aisladas, así como intentar invertir en infraestructura que fomente la práctica profesional del deporte.

El Mundial 2026 se jugará en la zona, pero Centroamérica estará ausente, tan solo Panamá representará a la región, en un momento que parecía histórico, casi todos quedaron a deber.

La pregunta no es por qué fallaron esta vez, sino cuánto tardarán en reconstruirse para volver a competir de verdad.

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#4 Tiempos

La IA, periodismo, y la coartada perfecta | Apuntes de Jorge Saldaña

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riesgos de legislar sobre IA

““Vivimos bajo tormentas de datos que no construyen verdad sino ruido”. La información, desanclada de la confianza, se vuelve atmósfera. Y en atmósfera turbia, cualquiera puede gritar “fuego” y llamar a los bomberos, o “deepfake” y zafarse de la comisión de un delito”

Por: Jorge Saldaña

Hay épocas en las que la tecnología acelera más rápido que la ley en una carrera en pista sinuosa, de esas con curvas tan cerradas que hasta el volante tiembla.

Estamos ahí. La inteligencia artificial (IA) ya es capaz de imitar una voz al grado de confundir a tu mamá, de injertar un rostro en un cuerpo ajeno con precisión perfecta, de producir un “comunicado oficial” con sellos y sintaxis idénticos a los originales. Qué peligroso.

No obstante, lo que de veras me quita el sueño (y eso que soy dormilón) no es solo lo que la IA puede fabricar, sino lo que su misma sombra puede desmentir, es decir, que lo verdadero sea tirado a la basura señalándolo a la ligera como “irreal”.

Dicho en pocas palabras: sí temo a la mentira hecha con IA, pero temo más que la IA se vuelva la coartada perfecta para negar la verdad. ¿Me explico?

Pienso en un audio que exhibe una extorsión, en una foto que capta a un político con un criminal, en un contrato auténtico que documenta un desvío.

Con la reforma aprobada en San Luis Potosí (con tan solo 10 días de análisis) que tipifica el “uso indebido” de IA para provocar alarma, alterar la paz social, o dañar la imagen de un tercero, creo que nos pone a todos, pero aún más a los que nos dedicamos al periodismo, en un altísimo riesgo de que la primera reacción del involucrado no sea la responder al fondo, sino señalar al mensajero: “Eso lo creó la IA”, y entonces deberá ser el reportero, y no el delincuente exhibido, el que deberá de demostrar que su evidencia no es sintética o artificial, o se va al bote.

Invertimos la carga de la prueba: del hecho al emisor; del culpable al periodista.

No exagero: Artículo 19 ya advirtió lagunas de precisión en conceptos como “alarma pública” o “paz social” (que son ambiguos y propensos a la interpretación) y un riesgo de discrecionalidad que podría alcanzar desde la crítica política hasta la edición creativa.

Es cierto, la iniciativa del diputado Héctor Serrano, incorpora exclusiones para fines periodísticos, académicos, artísticos y de parodia “siempre que no exista dolo y se indique expresamente ese carácter”. Bien intencionado, sí. ¿Suficiente? No, porque el campo de juego queda resbaladizo y no hay árbitro judicial ni peritos especialistas en el tema.

Las modificaciones al Código Penal producto de la iniciativa de regulación a la IA, no define con precisión cómo demostrar el dolo, qué es alarma y, sobre todo, quién y cómo lo acredita.

Byung-Chul Han lo dijo en su libro Infocracia, (que me gusta mucho citar): “vivimos bajo tormentas de datos que no construyen verdad sino ruido”. La información, desanclada de la confianza, se vuelve atmósfera. Y en atmósfera turbia, cualquiera puede gritar “fuego” y llamar a los bomberos, o “deepfake” y zafarse de la comisión de un delito.

Nuestro tiempo es el de la sospecha permanente, la duda como política de Estado.

El tema me recuerda a Orson Welles que lo anticipó en 1938 con La guerra de los mundos: una ficción radial que, contada como boletín, desató pánico.

Hoy no necesitamos actores; bastan modelos generativos, un par de clics y un algoritmo de difusión.

Imaginen —no es ciencia ficción— un boletín “verosímil” de la Sedena ordenando toque de queda; una “conferencia” de la presidenta aceptando una invasión o un “video” de un presunto homicida de un estudiante de Estomatología confesando un delito… (saben a lo que me refiero).

¿Qué tal que el homicida alega que el video que se filtró fue hecho con Inteligencia Artificial? ¿Se va a perseguir al medio que lo difundió? En una de esas, hasta el homicida sale libre…¿Ya me entiende, Culto Público a lo que me refiero, me preocupa, y me da comezón?

La IA escribe el guion; las redes, el miedo.

Ahora bien: San Luis Potosí ya legisló. ¿Hacía falta? Sí. Pero… ¿Así? ¿Tenemos la suficiente fortaleza académica, experiencia profesional y capacidades para fundamentar una legislación sobre esta materia que nos va ganando la carrera? ¿No será esto un acelerón en plena curva?

El que esto escribe, aprendiz de reportero, alcanza a ver al menos tres riesgos que no podemos ignorar:

1) La coartada perfecta del poderoso.

Frente a una investigación sólida, la respuesta fácil será: “es IA”. Si la norma deja ambigüedades, el periodista puede terminar litigando su autenticidad en vez de publicar, y esto puede generar un efecto inhibidor, una autocensura preventiva por miedo a ser acusado de crear “realidades sintéticas”.

2) La puerta trasera de la censura.

Cuando “alarma social” o “paz pública” no tienen parámetros verificables, cualquier pieza incómoda puede ser encuadrada como “desestabilizadora”. Hoy se promete que no; mañana basta un fiscal con prisas o un juez con miedo o a modo.

3) La prueba imposible.

En la práctica forense, demostrar que algo no fue generado por IA requiere peritajes especializados, sellos de procedencia, cadenas de custodia digitales. No los tenemos para temas como la IA ¿Quién los hará? ¿Con qué estándares? ¿Con qué independencia? Si no definimos eso, la balanza se inclina contra el informador.

Ante ello, creo que necesitamos definiciones más concretas, cerradas y taxativas, lo mismo que una “mente culpable” o como dicen los abogados una Mens rea probada, exigir dolo específico: intención de provocar alarma…me-di-ble y no de “sensación” de la misma.

Además, si alguien alega que una pieza es sintética o fabricada, que lo acredite con peritajes de laboratorios independientes (no “peritos de parte” -que además no hay en SLP- a modo).

Los periodistas también tenemos que tener garantías reales y no meramente declarativas.

Efectivamente hay una exclusión en la iniciativa aprobada para el ejercicio del periodismo, arte, academia y sátira, sin embargo, ¿quién garantiza que opere en los hechos, cuando alguien -como dije arriba- nada más porque sienta calor le llame a los bomberos…?

No se trata de negar el dilema —que es brutal y de múltiples aristas—, sino de evitar que la cura mate al paciente. Porque, paradójicamente, la IA que nos amenaza con fabricar mundos, también puede servir para validarlos.

A ver, para Usted mi Culto Público, le comparto dos escenarios de pesadilla y uno de esperanza:

Un “Falso con consecuencias reales”: Un “comunicado” apócrifo de Protección Civil que ordene evacuar colonias. Pánico, saqueos, accidentes. Nadie herido por la IA; todos por la estampida.

Un “Verdadero desmentido como falso”: Un video auténtico que documenta un abuso policial. Los responsables gritan “deepfake”, “IA”, un juez timorato concede medidas cautelares, y el reportero enfrenta proceso. La evidencia muere antes que el delito.

Uno de esperanza: que la norma haga lo que promete: perseguir mentiras sintéticas dañinas, proteger a víctimas (como las 400 estudiantes de Zacatecas) y blindar la crítica. Se puede, si se afina y lo hacemos de forma acompañada y profesional. No a la ligera.

La delgada línea entre vigilar y castigar —permítanme el guiño— no debería cruzarse hacia castigar al que vigila. La prensa, con sus errores y excesos que a veces tenemos (no me subo al púlpito ni tiro la primera piedra), sigue siendo el semáforo en una avenida oscura: si se apaga “por seguridad”, lo que viene no es orden, sino una carambola con trágicas consecuencias.

Cierro con una imagen. La IA es el Orson Welles de nuestros tiempos: puede narrar invasiones que no existen y desmentir revoluciones que sí ocurrieron. La diferencia será si, en San Luis, ponemos reglas claras, peritos que sepan, y un principio simple grabado en piedra: a la verdad no se le pone grillete; a la mentira, sí.

Insisto, si lo hacemos bien, con profesionalismo y sin miedo, quizá esta vez la radio hablando de marcianos no provoque pánico, sino lucidez.

Mañana será el diputado de Morena Carlos Arreola (qué casualidad) el que anuncie el desarrollo inmediato de foros con ciudadanos, académicos, especialistas, periodistas, abogados y otros grupos para discutir, plantear y afinar la iniciativa aprobada. Aunque lo convoque Arreola, ni modo, me apunto.

Nota: Esta columna no fue redactada con IA, sino con MIR (Mi Ignorancia Regular).

Hasta la próxima.

Yo soy Jorge Saldaña.

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Francisco Gándara, primer ingeniero higromensor potosino | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash

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EL CRONOPIO

 

En 1886 se titulaba de ingeniero en el Instituto Científico y Literario de San Luis Potosí un joven que aportaría al estudio y solución de problemas de sistemas hídricos en la población, así como contribuiría y sería testigo de uno de los acontecimientos científicos más importantes a nivel mundial y que impacta en la sociedad actual, la comunicación inalámbrica, el joven en cuestión Francisco de la Gándara.

Sobre este personaje ambientado en el San Luis potosí de 1886 escribí un artículo que puede consultarse en: San Luis Potosí en 1886, esplendor de la alta cultura potosina: https://www.researchgate.net/publication/394853478_San_Luis_Potosi_en_1886_esplendor_de_la_alta_cultura_potosina

En 1885 se abría en San Luis Potosí el Liceo Científico y Literario “José María Morelos”, fundado por los estudiantes del Instituto Científico y Literario que habían sido expulsados de este por el gobernador del estado. De esta forma el 23 de febrero de 1885 el Liceo abría sus puertas para que los estudiantes expulsados pudieran continuar sus estudios. 

El director del Liceo y parte de sus profesores serían alumnos aventajados del Instituto que habían sido expulsados. Entre ellos se encontraba Francisco Gándara, alumno de excelencia del Instituto, en su momento ayudante de Francisco Estrada en algunos de sus experimentos y demostraciones en la cátedra de física. Este personaje tendría un papel importante y se convertiría en uno de los ingenieros egresados del Instituto Científico y Literario.

Los alumnos del Liceo que terminaban sus estudios superiores en esa institución, podían presentarse al Instituto Científico y Literario para examinarse en las materias que tenían pendientes en el Instituto después de cursarlas en el Liceo. Así, el 5 de septiembre de 1885 se examinaba en el Instituto Científico y Literario el alumno expulsado Francisco Gándara que era catedrático de física en el Liceo Morelos

; Gándara fue examinado en topografía y mecánica siendo calificado por el jurado con PB en ambas materias.

A fines de 1886 Francisco Gándara se titulaba como ingeniero topógrafo e higromensor en el Instituto Científico y Literario de San Luis Potosí y ofrecía sus servicios profesionales como tal en la cuarta calle del Apartado número 52, ahora calle de Francisco I. Madero.

Gándara con el tiempo se convertiría en un reconocido ingeniero experto en perforación de pozos y quien terminó la construcción de la Presa de San José.

En su época de estudiante de la cátedra de física, de 1881 a 1882, ayudó a Francisco Javier Estrada en sus experimentos de comunicación y fue testigo de los experimentos de comunicación inalámbrica que sería una de las aportaciones extraordinarias y de primicia mundial realizadas en ese año de 1886.

En 1897 Gándara recordaba, al anunciarse el descubrimiento de Marconi de la comunicación inalámbrica y que la prensa local y nacional promovía con loas a su autor, que dicho descubrimiento había sido realizado más de diez años antes por el potosino Francisco Javier Estrada en pleno centro de la ciudad de San Luis Potosí y en el edificio donde profesaba su cátedra de física. Para entonces, el olvido sobre la obra de Estrada y su persona, ya hacia acto de presencia, y sus motivos deben ser dignos de estudio.

Francisco Gándara, estudiante del curso de física que dictaba Estrada, narra, su reacción ante la noticia del experimento de Marconi, asegura que el tema fue para él, nada sorpresivo, pues él, al igual que sus condiscípulos, pudieron presenciar la comunicación telegráfica sin hilo conductor, tanto en el aire (en el espacio dice Gándara) como a través de la tierra (refiriéndose a la detección de temblores de tierra). Refiere Gándara que los experimentos con los más mínimos detalles quedaron consignados en los libros en que Estrada apuntaba el resultado de sus grandes estudios. Libro que infructuosamente, hasta el momento, hemos buscado y que representa un tesoro para la historia de la ciencia y para la historia de nuestra propia cultura.

Gracias a Francisco Gándara sabemos detalles de esos históricos experimentos de Estrada, al ser participa en ellos y registrarlos en su diario de experimentos.

“Al que esto escribe, discípulo del Sr. Estrada por aquellos años, cúpole en suerte ayudarle en la práctica de sus experiencias, para las cuales por la imposibilidad en que el sabio electricista se encontraba, necesitaba el concurso mecánico de alguien, y ¡cuántas veces me dejó sorprendido del resultado maravilloso de sus ideas que yo ejecutaba sin conciencia!

Yo mismo escribí de mi puño y letra la teoría del descubrimiento que hoy como de Marconi se presenta y asenté los experimentos que llevábamos a efecto con magníficos resultados, así como muchísimos de los frutos de la singular ilustración y gran saber del Sr. Estrada”.

Francisco Gándara (1897)

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