#4 Tiempos
Ritmos y Algoritmos al 2021 | Columna de Jorge Saldaña
Tercera llamada
Culto Público, por recomendación y convicción es que decidí poner a trabajar a mis demonios. Regreso con mi columna “Tercera llamada” luego de algunos meses de desapercibida, disipada y permisiva ausencia.
La transición del Poder Ejecutivo en el estado, que será un producto del proceso electoral que se aproxima, dispone de circunstancias muy particulares en cada partido, en cada grupo, en cada nivel de gobierno y por supuesto en cada protagonista de la historia que se está escribiendo.
Cada una de esas circunstancias supone una ecuación (no necesariamente corrupta), es decir, una operación independiente de los partidos que se tendrá que resolver y acomodar en orden para finalmente formar el algoritmo final de los resultados.
Por ejemplo, el PAN tendrá que decidir el mecanismo para elegir a su candidato a gobernador y no auto-mutilarse en el intento, regular y equilibrar sus cuotas con sus respectivos grupos, ponerse de acuerdo en convocatorias, encuestas o sondeos, aceptar o no a externos, selección abierta a la población o solamente entre panistas y un holgado etcétera. Lo mismo el PRI, PRD, VERDE, MC, CP y los que aparezcan.
Antes, durante o después de que los institutos resuelvan cada ecuación, intervendrá la química de las alianzas y la aritmética electoral. ¿Cuánto vale en realidad cada partido y qué tan rentables son juntos o separados? Los números de los resultados anteriores pueden ser una referencia engañosa, pues si bien Sonia Mendoza perdió por menos de 30 mil votos contra Juan Manuel Carreras, eso no significa que el PAN pueda garantizar la misma cantidad de votos de manera automática en la siguiente elección.
Otro ejemplo, si bien en 2015 el PRI junto con el Verde y el desaparecido Panal se alzaron con la victoria, logrando más de 300 mil votos, la última referencia de votación estatal del tricolor de 2019 es de apenas 22 mil votos que consiguieron para la elección de dirigente nacional, una cifra verdaderamente vergonzosa, y sin embargo nadie puede dar por muerto o subestimar siquiera al Revolucionario Institucional, pues para la oposición justamente ese ha sido el error de los últimos dos sexenios.
El Verde cambió de dirección, y sus números –por lo menos se espera- serán totalmente disímbolos a la elección anterior. El PRD no es el mismo de 2009, 2012, o el de 2015 y a la fecha pocas certezas existen de lo que pueda pasar en ese partido en 2021 o si de plano dejará de existir para formar uno nuevo.
Al respecto, el alcalde de la capital, Xavier Nava, a través de su asesor Sergio Leyva (de orígenes en el partido del Sol Azteca) fue a pedir la dirigencia el año pasado a Guadalupe Acosta Naranjo y lo regresaron con patada en las de sentarse.
Mi amiga y diputada federal, Lupita Almaguer hizo lo propio sin resultados exitosos, lo mismo que la alcaldesa de Villa de Reyes, Erika Briones a quien tampoco le fue bien, e incluso al pedirlo juntas también encontraron negativa. El PRD es una incógnita sin despejar.
En fin, ya no entraré en mayores detalles porque los iré desmenuzando por entregas, pero es importante poner en el tablero dos piezas clave para la elección se quiera o no: La bendición y el tamaño de la misma del presidente López Obrador, y el alcance de la mano de Juan Manuel Carreras.
En una lectura política simple, lo que interesa al presidente en una elección intermedia como la que viene es mantener la mayoría en la Cámara de Diputados y –ojo- no necesariamente con diputados de Morena, sino con los que pueda hacer alianzas. En San Luis se jugarán de forma directa 7 posiciones para la cámara baja, pero si se cuenta bien, podría lograr hasta 11 lugares solamente de nuestro estado, no son muchos… pero todo suma.
En la otra mano, la amistad y altísimas consideraciones que ha mostrado en más ocasiones de las que se quisiera aceptar con el gobernador priista, Juan Manuel Carreras, dejan ver que a cambio de una transición tersa y años venideros de puro amor y paz, está atravesado el tema de la elección intermedia y esos 11 escaños, que para el caso deberían ser más importantes para el presidente que el nombre del próximo gobernador potosino.
Solo Dios todopoderoso, Juan Manuel Carreras, poderoso todavía, y Andrés Manuel el omnipresente, saben de los términos de un acuerdo que, incluso puede todavía no estar cerrado hasta sus últimos términos.
¿Cuáles son los caminos posibles? Uno natural y óptimo para la salud democrática del estado es que López Obrador no meta las manos en la elección potosina y no dé “bendición” a ningún candidato ni de su partido o de ningún otro.
Que a cambio del mayor número de diputaciones federales para Morena o sus aliados, le permitiese (creo que la palabra es concediese) el presidente a Carreras empujar algún sucesor que le garantice tranquilidad espiritual, cordialidad de transición, el cumplimentar acuerdos con las oligarquías y al más puro estilo de éste gobierno estatal, se quiera “quedar bien con todo el mundo”.
Algo como:
-Mira Juan Manuel… Lleva lag cojag tranquilag, San Luis debe continuar por buen rumbo, yo no me meto… Esteban me ayuda bien aquí, log que quieran participar que je pongan de acuerdo…
-Gracias presidente, mire ¿Se acuerda de Gustavo Puente Orozco? Es un gran chico…
Yo lo sé Culto Público, es un escenario ñoño (no por El Ojos Puente, que en una alianza PRI-PAN sería quizás la carta más alta del juego pero ya hablaré de eso después…)
Es un escenario en el que nadie mete las manos, no hay electores ilustres más allá de los oligarcas potosinos que acompañan a esta columna y los mortales que depositaremos nuestra boleta en las urnas. Es un escenario ingenuo pero, caray, ¿qué le digo? Soy un romántico.
Ya en la realidad, dentro de los híbridos de esa misma posibilidad, cabe también que se le conceda al gobernador el derecho de veto, es decir, que no elige candidato ni empuja a nadie, pero tiene la facultad, antes de la elección de decir “todos menos este” y se lo respeten.
Algo como:
-Presidente, San Luis entregará buenas cuentas para la democracia…
-Eg importante la elección, hay buenos gallos Juan Manuel, todo va jalir bien…
-Sí presidente, pero hay un grave riesgo si permitimos que “xxxx” logre la gubernatura
-Ejta bien… Déjame revisar log acuerdos…
Tanto el derecho de veto del gobernador, como la posición del gran elector del presidente son dos riesgos latentes pero posibles, son dos incógnitas más que despejar en el algoritmo y los acuerdos, de aquí a junio del 2021 son maleables.
Mientras tanto, las encuestas hasta este momento, locales o nacionales, son aproximaciones muy imprecisas cuando no pura propaganda usada como ansiolíticos para los más nerviosos. No hay lente todavía que alcance a ver con claridad la fotografía del 6 de junio del año que viene, pero si los niveles de conocimiento de nombres quieren los políticos traducirlo en posibilidades, pues… cada quién que se haga tonto como mejor le plazca.
Lo que es un hecho es que existen muchos nombres ya en la baraja de cada partido, algunos se han apuntado abiertamente, otros, sobre todo los funcionarios, se salen por la muy gastada frase de “esperar los tiempos” e incluso alguno como Juan Ramiro Robledo ayer dijo que lo dieran por muerto…(oííííílooooooo a ver quién le cree). Todos juegan sus cartas según conveniencia y lo seguirán haciendo.
Desde aquí estaremos atentos a Octavio Pedroza, Sonia Mendoza, Marco Gama, Rolando Hervert, los gallos del ex gobernador del mismo nombre, Marcelo de los Santos (A) y Marcelo de los Santos (B) (léase Xavier Azuara) y un externo de ese mismo partido como Xavier Nava, (al que parece absurdo pudieran dejar pasar los panistas de trayectoria nada más por su graciosa presencia, cero militancia y egoísta gobierno del que no convidó a los blanquiazules) Algo como:
-Ay pásale Xavier, te estábamos esperando porque no tenemos candidato ¿eh?
¿Quieres ser gobernador ahora? Nombre pues aquí esta la candidatura, faltaba más…
(inserte aquí una carcajada editorial)
Por el lado tricolor también desde aquí observaremos a Sara Rocha, que desde el Congreso opera sus posibilidades y se apunta para lograr la candidatura con alianzas con la dirigencia y algunas estructuras estatales.
Estaremos muy pendientes de Joel Ramírez, hombre institucional y buen estadista, que aunque unos lo quieren ver como aspirante de sacrificio, los ojos más entrenados saben que tiene muchos más elementos para ser el candidato de la “unificación de los acuerdos” con el que todos ganen (cabe recordar que Morena tiene muchas más coincidencias con el PRI que conoce bien Joel, que con el PAN, que Joel significaría un mensaje de continuidad para Juan Manuel Carreras y que además sale de la misma secretaría de la que emergió como candidato el actual gobernador… no sé #piénsenlo).
El mismo cuidado pondremos a Juan Carlos Machinena Morales que se auto-promueve con encuestas realizadas por si mismo, Carlos Jiménez Macías que quiere regresar, Caco Leal Tovias que se puede convertir en la profecía de los Macabeos y si nos da un poco de tiempo echaremos un ojo a Elías Pecina antes de que nos “sorprenda” con que será diputado plurinominal en la primera posición de su partido.
En Morena están apuntados el senador Primo Dothé, el secretario Esteban Moctezuma, el muy débil Gabino Morales (que ya le urge que lo saquen de la ratonera de la delegación y le den su queso de diputado local) Juan Ramiro Robledo que ayer se auto-descartó para que pronto lo vuelvan a encartar, y hasta el buen Leonel Serrato, que tiene muchas mayores posibilidades y condiciones para ganar la capital… Ya veremos. De todos ellos también estaremos al pendiente.
Gustavo Puente Orozco, Ricardo Gallardo Cardona, Adrián Esper Cárdenas, otra vez Xavier Nava y Eugenio Govea serán los aspirantes de las alianzas y sus variantes: PRI-PAN, PRI-VERDE, MORENA-VERDE, PRI-PAN-MC, MORENA-VERDE-PRD, PRI-PAN-PRD, PAN-PRD-MC, etc. Pondremos mucha atención a ellos también.
¿A poco no se va a poner bien sabroso como un menudo bien picoso en domingo de rehidratación? Siga pues, Culto Público, el Algoritmo 2021 de La Orquesta. Lo invito.
BEMOLES
Es un desatino del tamaño del sol, que el ayuntamiento capitalino se quiera convertir en el Ombudsman de los medios de comunicación. La tentación de señalar, estigmatizar y hasta amenazar con expedientes judiciales a sus críticos es un absurdo dentro de las democracias. Los medios de comunicación no somos perfectos, y sí seguimos líneas editoriales respecto cada uno a sus intereses políticos o comerciales porque también son una empresa (hay que perder el miedo a decirlo) y eso ni es nuevo ni es descubrir el agua tibia, sin embargo es función de los medios criticar, opinar, señalar y buscar un equilibrio, regulación y contención de los gobiernos frente a los ciudadanos, no al revés.
Los gobiernos no tienen, ni pueden, ni deben intentar censurar, intimidar, etiquetar, sesgar o someter a los medios o a sus periodistas, ni a los que les son críticos ni a los que les alaben hasta los parpadeos.
Si el gabinete de Xavier Nava se quiere convertir en el nuevo Tom Wolfe y piensan que descubrirán el “nuevo periodismo” estarán tan alejados de la realidad que si le siguen un poco más dará una vuelta entera. Se irritan y se enojan ¿no sabían que son funcionarios públicos y están expuestos al escrutinio?
Tienen la piel muy delicada y sueñan con que todos los periodistas y medios les rindan pleitesía pero ¿qué creen? No se hace periodismo para agradar a nadie y por el contrario, hacerlo significa publicar algo que alguien no quiere que se conozca.
Lean por favor la Constitución, el derecho a la crítica, a la información y a la opinión, incluso aunque no resulte verificable, está consagrado. Lean la jurisprudencias sobre el modo en que deben ser entendidos los requisitos de veracidad e imparcialidad, infórmense respecto a la libertad de expresión consagrada también en la Corte Interamericana de los Derechos Humanos. Lean sobre el Sistema de Protección Dual y el estándar de la Malicia Efectiva que ustedes ven en cada nota u opinión contraria a sus voluntades.
Les aseguro que hay términos y sentencias que ustedes no conocen pero ni por equivocación. Por favor no tomen de rehén de sus caprichos al gremio periodístico potosino para satisfacer su necesidad de aprobación post-berrinche.
Ya dejen la narrativa de víctimas, y por último, si a su jefe de prensa le tienen prohibido hablar con los medios críticos ¿para qué demonios lo quieren? Si no les puede resolver en menos de 24 horas la aclaración de una nota equivocada ¿para qué lo quieren? Si no son capaces de solicitar el derecho de réplica como lo marca la Ley antes de emprender una campaña de descrédito nacida de las vísceras ¿para qué carajos les sirve?
¿Les hace falta estarse oliendo el aliento a Tiburcio y Xavier en cada evento y entrevista en lugar de emprender una verdadera política de comunicación y no una táctica de golpeteo? Se están buscando más enemigos que amigos. No sé para que les sirva eso.
Hasta la próxima.
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#4 Tiempos
“México, esta niebla que arde” | Apuntes de Jorge Saldaña
APUNTES
Culto Público, si no han leído la novela “Niebla Ardiente” de la muy joven escritora, Laura Baeza, les recomiendo hacerlo como desde ayer
Tuve la oportunidad de conocer a Laura personalmente hará unos cuatro años, ¿Qué les digo? Una de esas circunstancias alineadas que convergieron en el segundo piso de la librería Gandhi del centro, la de los Arcos Ipiña.
Fue en un taller breve de escritura creativa previo a la presentación formal de su libro, el que les recomiendo. Si conocerla fue una circunstancia, convivir con ella e intercambiar casualidades fue de plano como regalo de estrella fugaz.
Fui de los selectos y afortunados que en grupo terminamos sentados con ella en “La Oruga y la Cebada” en el Callejón San Francisco, conversando sobre lo que duele y lo que salva, entre un par de cervezas y una cena sencilla.
Ella me firmó su libro con una frase que ahora, en este 25 de noviembre, regresó a mi atormentada cabeza: “A Jorge, que siempre nos una el deseo por hallar algo más en esta realidad tan rara…con todo cariño, Laura Baeza”. El momento de por sí, ya era una realidad rara.
A la distancia, empiezo a creer que su frase fue más que optimismo, y es más un deber moral, y es que su ficción (vuelta a releer en estos días) se parece demasiado a México.
No es “spoiler” (o como se diga) pero “Niebla Ardiente” detalla el regreso de su protagonista Esther a México pensando en encontrar a su hermana Irene, quien había desaparecido hace años, y a quien creía muerta, cuando de la nada, un primero de enero en un reportaje que vio en la televisión, Esther la reconoce en una marcha y se lanza en su búsqueda.
Pero la novela, la primera de Laura (y creo que premiada) realmente no comienza allí. Comienza donde casi todas las historias de violencia en este país empiezan: en los pasillos de la burocracia, en los que los papeles cuentan más que las personas.
Esther aparece en un México reconocible para cualquiera: expedientes mutilados, archivos “perdidos”, oficinas donde la verdad siempre llega después de que las secretarias coman sus gorditas grasosas y funcionarios que usan el futuro para encubrir lo que nunca harán.
Es en esa atmósfera donde la desaparición deja de ser un crimen y se convierte en un proceso. Como alguien escribió: los países se definen por cómo recuerdan; México, al parecer, se define en cómo olvida.
En medio de esa maquinaria oxidada, Esther descubre a un policía. No es un héroe: es un hombre cansado que simplemente no rompe las reglas pero las dobla para que la realidad duela un poco menos. Ese personaje era como algo que escribió una pensadora feminista de la que en este momento no recuerdo su nombre “la dignidad aparece cuando alguien no mira hacia otro lado”.
En fin, siguiendo con la novela y nuestra realidad, este policía mira. Acompaña. Abre una grieta. Y sin embargo, ni siquiera es lo suficientemente poderoso para luchar contra un país donde las fosas clandestinas actúan como el archivo nacional.
La comparativa y reflexión con la novela va porque hoy es 25 de noviembre y México sigue siendo esa tierra donde la violencia parece que no importa, sino que se repite. Casi 2 feminicidios cada día. 3,284 mujeres asesinadas en 2024. 89% de impunidad. Una agresión física cada siete minutos. Más de 10 millones de mujeres violentadas digitalmente. En San Luis Potosí, 24,000 víctimas por cada 100,000 mujeres.
Uno quisiera creer que estos números son de un país lejano, pero no. Están aquí, sobre las mismas banquetas que caminamos todos los días. Ese es el verdadero crimen de México: haber entrenado a la gente para no sorprenderse.
Sí, no se debe negar que mucho se ha hecho pero poco alivia (hoy casi todos los gobiernos e instituciones hablan de esto, pero mañana la rutina sigue).
Sí, con la llegada de Claudia Sheinbaum como la primera presidenta de México, llegaron todas…excepto las que no alcanzaron a llegar porque les truncaron la vida.
El nuestro, es un país donde buscar es amor—y protesta.
Igual que como ocurre en la novela de Laura, que no describe un país imaginado sino nuestro México. Uno donde las hermanas encuentran hermanas, donde las madres encuentran hijas, donde las mujeres salvan mujeres. Un país donde todavía hay justicia, pero casi siempre fuera de los edificios públicos.
Y así como Esther enfrenta la niebla, miles enfrentan la opacidad del Estado día tras día: ventanas cerradas, sistemas incompatibles, versiones contradictorias, funcionarios que deletrean la palabra “protocolo” como si lanzaran un hechizo contra la verdad.
México es hogar de una burocracia tan grande que hasta la violencia tiene formularios que completar.
Tras varios años de no recordar la anécdota con la escritora, hoy vuelvo a esa dedicatoria: “encontrar algo más en esta extraña realidad…”
Ese “algo más” no es una esperanza ingenua. Es algo que se parece más a la obligación de nunca acostumbrarse, “la memoria es la única defensa contra la repetición del horror”.
Por esa razón, espero, que por cada mujer desaparecida o mujer luchando por no desaparecer, o lidiando contra cualquier tipo de violencia, recordemos que la niebla espesa arde. Y que si arde, es porque la herida está abierta.
Hasta la próxima. Jorge Saldaña.
También lee: La IA, periodismo, y la coartada perfecta | Apuntes de Jorge Saldaña
#4 Tiempos
Diego José Abad ilustre formador de potosinos | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash
EL CRONOPIO
El majestuoso edificio central de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí que fuera construido en el siglo XVII y alojara a la Compañía de Jesús se convertiría en un edificio característico de la educación en San Luis Potosí. En ese edificio funcionaría el Colegio de San Ignacio de la Compañía de Jesús orientado principalmente a la educación de primeras letras; posteriormente se establecería en dicho edificio el Colegio Guadalupano Josefino instaurado por Gorriño y Arduengo siendo el primer establecimiento de educación secundaria o superior en San Luis, dando paso posteriormente, al reinstaurarse la República al Instituto Científico y Literario de San Luis Potosí que se convertiría en el primer establecimiento en obtener la autonomía universitaria dando paso así, en el mismo edificio, a la actual Universidad Autónoma de San Luis Potosí.
De los profesores ilustres que tendría el Colegio de San Ignacio de San Luis Potosí, se encuentra Diego José Abad, uno de los impulsores del pensamiento moderno en México y que tuviera influencia del jesuita Rafael Campoy, también profesor en San Luis Potosí y de quien tratamos en anterior entrega de El Cronopio en La Orquesta.
La física, o filosofía natural, formaba parte del cuerpo de temas de la filosofía en los cursos que de ella se realizaban en Nueva España y se dedicaba una parte a la lectura de temas de física, principalmente la aristotélica. De esta forma existirían manuscritos sobre la física como parte de cursos de filosofía, situación que se haría común, al ser redactados apuntes para los diversos cursos que se ofrecerían en Nueva España. La mayoría de esos textos se encuentran perdidos, pero existen las referencias que aseguran su presencia, los cuales fueron escritos, en su mayoría, por sacerdotes y frailes que pertenecían a diferentes órdenes religiosas.
Diego José Abad, puede considerarse el más profundo de los jesuitas innovadores; su Curso fue muy influyente, es bastante completo y se ven por todas partes las influencias modernas. Este curso, que ya no lleva el nombre de Cursus Philosophicus , sino simplemente el de Philosophia, aparece en un manuscrito del Colegio de San Pedro y San Pablo de México, cuyo contenido se enseñó desde 1754 hasta 1756.
Comprende la lógica, la física y la metafísica. Es el primer intento de asimilar (y no simplemente de atacar, como hasta entonces se hacía las más de las veces) las ideas modernas . En particular, se refiere a Gassendi y los atomistas, y trata de conciliar el atomismo con el hilemorfismo aristotélico. Intenta hacer lo mismo con Descartes, opuesto al gassendismo.
Habla de la necesidad de construir la física con ayuda de la experimentación y la matemática. Acepta el atomismo en el campo físico, mas no en el metafísico. Dice que muchas ideas aristotélicas sobre el cielo han sido abandonadas por los escolásticos después del descubrimiento del telescopio, mediante el cual se han podido ver las manchas del Sol. Lo mismo en cuanto a la noción del vacío, después de los experimentos de Torricelli, Otón de Gericke y Roberto Boyle. Cita a Maignan, y mucho a Descartes en cuestiones de filosofía del hombre. Aunque las más de las veces defiende la tradición, ya se muestra abierto a integrar ideas de la filosofía moderna.
Fue profesor del Colegio de jesuitas de San Luis Potosí donde enseñó gramática a los potosinos y donde fincó su formación filosófica sin rechazar las ideas del pensamiento moderno, pero con una posición crítica.


Diego José Abad nació en Jiquilpan en 1727 y tras la expulsión de los jesuitas moriría en Bolonia en 1779.
Si se interesan en ubicar su obra en el ambiente cultural y científico de la Nueva España pueden consultar nuestro artículo: Manuscritos y libros Novohispanos y Mexicanos de Física y Filosofía Natural, en la dirección:
También lee: Francisco Gándara, primer ingeniero higromensor potosino | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash
#4 Tiempos
Jesús duerme en la popa | Columna de Juan Jesús Priego Rivera
LETRAS minúsculas
“Al atardecer de ese mismo día, Jesús les dijo: ‘Crucemos a la otra orilla’. Ellos, dejando a la multitud, lo llevaron a la barca, así como estaba. Había otras barcas junto a la suya. Entonces se desató un fuerte vendaval, y las olas entraban en la barca, que se iba llenando de agua. Jesús estaba en la popa, durmiendo sobre el cabezal. Lo despertaron y le dijeron: ‘¡Maestro! ¿No te importa que nos ahoguemos?’. Despertándose, él increpó al viento y dijo al mar: ‘¡Silencio! ¡Cállate!’. El viento se aplacó y sobrevino una gran calma. Después les dijo: ‘¿Por qué tienen miedo? ¿Cómo no tienen fe?’. Entonces quedaron atemorizados y se decían unos a otros: ‘¿Quién es este, que hasta el viento y el mar le obedecen?’” (Marcos 4, 35-41).
Todavía hoy, cuando pareciera que hemos alcanzado el dominio total de la naturaleza, viajar por mar –no digo sobrevolándolo en un avión, sino cruzándolo en un barco- es una experiencia sobrecogedora. ¡Qué indefensa viaja nuestra embarcación por los caminos del océanoi¡! Y si durante la noche se desata una tormenta, tanto peor: aun el barco más grande no parece sino una cáscara de nuez. En 1912, los tripulantes del trasatlántico más lujoso y sofisticado del planeta creyeron que el mar, gracias al ingenio humano, estaba ya domesticado; sin embargo, no fue así, y debieron pronto de rendirse a la evidencia: el Titanic se hundía, y ellos con él y en él…
El mar era y sigue siendo el símbolo de lo indomesticable, de lo ingobernable, de lo terrible. Para los antiguos, el mar estaba poblado de monstruos horribles cuyo solo nombre helaba la sangre. Nosotros sabemos, más o menos, lo que son las olas, pero para los antiguos éstas eran el efecto del movimiento de las criaturas marinas. Ahora bien, si tal era el pensamiento de los antiguos, ¿qué de raro tiene que, ante el huracán, los discípulos se pusiesen a gritar, poseídos del pánico más espontáneo y sincero?
El mar es siempre terrible, sí, pero Dios es más grande que el mar. Únicamente Él puede calmarlo porque es el Señor de los elementos del mundo: “El Señor habló a Job desde la tormenta: ¿Quién cerró el mar con una puerta, cuando le puse un límite con puertas y cerrojos y le dije: ‘Hasta aquí llegarás y no pasarás; aquí se romperá la arrogancia de tus olas’ ”? (Job 38, 8-11).
Al crearlo, Dios puso al hombre un límite: “Podrás comer de todos los árboles del jardín, pero del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás, pues, si lo haces, perecerás sin remedio” (Génesis 2, 16-17); y, al crear el mar, también le impuso un límite: “¡Hasta aquí llegarás! ¡De aquí no podrás pasar!”. Por eso, cuando Jesús calme la tormenta y las aguas se aquieten al puro mando de su voz, los discípulos se preguntarán unos a otros, maravillados: “¿Pero quién es éste? ¡Hasta el viento y las aguas le obedecen!”.
Ahora bien, si sólo Dios puede apaciguar el mar, entonces… Entonces los discípulos, por así decirlo, empezaron a sacar conclusiones…
“Un día, al atardecer… Así comienza el relato. Conviene tener presente, pues, que es ya de tarde, y que la oscuridad añadirá un punto de dramatismo a la escena que seguirá, ya dramática de por sí. Según éste, no es sólo que la barca fuese zarandeada por la tempestad: es que el agua se estaba metiendo ya por todas partes.
¿Y Jesús qué hace, mientras tanto? No hace nada. Él, a lo que parece, no se daba cuenta de lo que pasaba, pues “estaba dormido sobre un almohadón”. Los discípulos lo despertaron, y hay en su ruego una pizca de ironía, como si le dijeran: “Oye, Señor, esto va a pique. ¿Podrías hacernos el grandísimo favor de despertarte?”.
“Jesús se puso en pie, increpó al viento y dijo al lago: “¡Silencio, cállate!”. El viento cesó y vino una gran calma. Él les dijo: “¿Por qué son tan cobardes? ¿Aún no tenéis fe?”. Oligópistoi: así lo llama; con esta palabra griega los reconviene. Hombres asustadizos, apocados, temblorosos: gelatinas vivientes. Oligópistoi: hombres sin fe.
Los Padres de la Iglesia, hombres muy sagaces en la interpretación de la Escritura, vieron en esta tormenta una imagen de las agitaciones del corazón humano y compusieron bellísimos sermones en torno a este asunto. En una de sus Meditaciones (n. 37) dice así, por ejemplo, San Agustín (354-430):
“¡Dios mío, mi corazón es como un ancho mar siempre agitado por las tempestades: haz que encuentre en ti la paz y el descaso. Tú has increpado al viento y al mar para que se calmaran, y a tu voz se han apaciguado; ven a poner paz en las agitaciones de mi corazón, a fin de que todo en mí sea sosiego y tranquilidad, para que pueda poseerte a ti, mi único bien… Oh Dios mío, que mi alma, libre de pensamientos tumultuosos, se esconda a la sombra de tus alas. Que encuentre junto a ti un lugar de refrigerio y de paz, y toda transportada de gozo pueda cantar: ‘Ahora puedo dormir y descansar en paz’… Mi alma no puede gozar de paz y seguridad, Dos mío, si no es bajo la protección de tus alas. Que ella permanezca, pues, en ti y sea abrasada con tu fuego”.
Ya se trate, pues, de agitaciones interiores, ya de percances exteriores, lo importante es esto: que Jesús y nosotros viajamos en la misma barca, y que aunque nos esté permitido algunas veces gritar, no nos lo está, por ningún motivo, desesperar. Aunque parezca que duerme, Dios vela por los suyos; en consecuencia –como ha dicho alguien-, cuando uno está “embarcado” con Jesús no hay nada que temer.
“Jesús permanece cerca de los suyos y éstos pueden contar con su ayuda cercana a pesar de todas las apariencias en contra… Así pues, el peligro para los creyentes está en olvidarse de que están en camino y que Jesús les acompaña en el trayecto” (Joseph Imbach).
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