#4 Tiempos
Reflexiones a un año de la pandemia (parte II) | Columna de Andreu Comas García
La Ciencia de la Salud
En la columna de la semana pasada reflexioné sobre como México ha manejado el brote del covid-19. La reflexión de hoy intenta contestar la siguiente pregunta ¿Qué podría mejorar el Gobierno de México para corregir el rumbo de esta catástrofe?
Esta pregunta se pudiera contestar analizando tres grandes áreas de oportunidad, la primera son los mecanismos de detección-seguimiento-asilamiento de casos, la segunda es la comunicación en salud sobre la prevención de casos, y la tercera es la estrategia nacional vacunación.
A diferencia de lo que ha hecho gran parte del mundo y de lo recomendado por la Organización Mundial de la Salud, México utilizó para la vigilancia del SARS-CoV-2 el sistema de vigilancia centinela para influenza. Este es un sistema que fue diseñado ya hace muchos años por el ahora Subsecretario el Dr. Hugo López-Gatell y se basa detectar solo en una pequeña porción de los casos sospechosos. Los resultados obtenidos sirven para conocer el periodo de circulación de los diferentes tipos de virus de influenza y calcular su magnitud.
¿Por qué el muestreo centinela no es la estrategia más adecuada para la vigilancia epidemiológica de SARS-CoV-2? La primera razón se explica porque el correcto funcionamiento e interpretación de este sistema depende de conocer el comportamiento epidemiológico habitual del virus. Es claro que todavía no se conoce ni se ha logrado establecer el comportamiento epidemiológico habitual de este virus. Pero el segundo motivo es el mas importante, la detección y vigilancia epidemiológica durante una pandemia debe de servir para cortar la transmisión del virus (no solo para saber que circula el virus).
Cuando se detecta un caso de SARS-CoV-2, lo correcto es que se aísle al paciente, a todas las personas con las que vive y a todas las personas con las que tuvo contacto estrecho mínimo 48 horas antes del inicio de síntomas. Solo con esto se puede cortar la cadena de transmisión.
Por el contrario, el sistema centinela empleado por el Dr. López-Gatell no esta diseñado para cortar la transmisión de la epidemia. México es el último país en el último del continente americano y uno de los últimos a nivel mundial en la realización de pruebas para la detección de COVID-19. Entre más personas se realicen pruebas entonces se lograría asilar a una mayor cantidad de casos y de sospechosos. Con lo cual se corta la cadena de transmisión y por lo tanto, la epidemia.
Además de seguir y asilar a los casos, es muy importante prevenir que los demás se infecten. Aquí es donde entra la segunda área de oportunidad, el mejorar la comunicación en salud. Desde el inicio de la pandemia, tanto el presidente Andrés Manuel López Obrador como el Subsecretario López-Gatell desestimaron la pandemia. De manera sistemática ignoraron la magnitud de contagio del virus, el impacto de la epidemia, la necesidad de realizar medidas de prevención, asilamiento y detección, y la necesidad de generar tecnología para superar la pandemia.
La comunicación oficial sobre las medidas de prevención has sido sistemáticamente contradictoria. Oficialmente se han mencionado de manera repetida que no existe evidencia de que el uso de cubrebocas pudiera ser. Junto con México, los otros dos países que tomaron la misma perspectiva sobre el cubrebocas fueron Brasil y Estados Unidos. Al final, estos son tres de los países con el peor manejo de la pandemia. Pero ahora con la llegada del presidente Joe Biden, Estados Unidos ha cambiado su política.
Cuando el presidente desestima la sana distancia, promueve los abrazos, sigue haciendo giras y se niega a usar cubre bocas, les envía un fuerte mensaje a los mexicanos. Todo lo anterior equivale a un mensaje oficial de “no hay que cuidarnos, no pasa nada, no sirve de nada, no es necesario”.
Siendo López Obrador el presid ente más popular y votado de la historia de nuestro país, gran parte de la población ha seguido su mensaje -erróneo-, lo cual ya participado en perpetuar contagio de millones de mexicanos y la muerte de cientos de miles. Por cierto, se siguen haciendo giras y reuniones masivas ya que el presidente no es una fuerza de infección, sino una fuerza moral.
Sí todos usamos cubrebocas fuera de la casa, sí todos evitamos aglomeraciones y eventos masivos y sí todos evitamos difundir información falsa, podemos evitar contagiarnos.
Finalmente, la tercera área de oportunidad es la vacunación contra COVID-19. Considerando que México no participó en la elaboración de vacunas, desde un principio se sabía que la llegada de vacunas iba a ser a cuentagotas y que era casi imposible cumplir con las metas anunciadas por el gobierno. La estrategia federal ha sido la de aplicar las vacunas en las zonas mas alejadas a los centros de mayor contagio, con lo cual difícilmente la vacunación va a impactar a corto plazo en la transmisión del COVID19.
Entonces, sí vamos a tener pocas vacunas ¿Cómo podemos maximizar el efecto de las pocas vacunas que tenemos para parar el brote? Sí lo vemos por grupo laboral primero se debería de cubrir al 100% del personal de salud, esto debería de estar seguido de maestros y del personal de la industria turística. Del personal de salud no es necesario explicar el motivo. En el caso de los maestros, esto sería porque se esta perdiendo toda una generación en el tema educativos. En cuanto al personal de turismo sería porque son los más expuestos a los virus que vienen de otras partes del país o del mundo, y por lo tanto son un sitio de entrada y diseminación muy importante (falta ver lo que pasa en Vallarta).
En cuanto por grupos de edad, los mayores de 65 años son quienes podrían la mayor tasa de mortalidad y en un mundo lo ideal habría que vacunarlos a ellos primero. Sin embargo, en México contamos con un número muy limitado de vacunas. Por lo tanto, la estrategia de vacunación enfocada a grupos de edad debería considerar priorizar al grupo de edad con la mayor tasa de hospitalización, con la mayor movilidad, al grupo que son el motor económico de país y que además sirven de puente entre las personas de la tercera edad que están en su casa resguardados con el mundo exterior.
Finalmente, el criterio geográfico que ha utilizado el gobierno es el de aplicar las vacunas las zonas mas alejadas y de menor densidad poblacional, lo cual es epidemiológicamente es incorrecto. Lo correcto sería aplicar las vacunas en las zonas de mayor densidad poblacional, en las de mayor incidencia de casos, en aquellas con la mayor tasa de hospitalización y de mortalidad. Como vemos hay múltiples -y complicados- criterios para la aplicación y priorización de la vacunación, y es obvio que el gobierno mexicano no los esta considerando todos. Por cierto, ¿El diseño de esta estrategia habrá influido en la renuncia la encargada de vacunación de CENSIA?
La próxima semana se publicará la tercera parte de esta columna, en la cual expondré el que podemos hacer como sociedad para parar esta catástrofe.
También lee: Reflexiones a un año de la pandemia (parte I) | Columna de Andreu Comas García
#4 Tiempos
Rosa María Aranda, la mujer que daría esperanza a la física potosina | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash
EL CRONOPIO
En la fotografía que acompaña esta entrega, aparecen alumnos de la Escuela de Física en los sesenta. La segunda alumna que aparece en la fotografía de píe observando el trabajo de su profesor es Rosa María Aranda Gómez de quien tratamos en la presente columna.
A mediados de la década de los sesenta del siglo XX, la Escuela de Física de la UASLP se encontraba en pleno desarrollo, con apenas diez años de existencia, aumentaba su matrícula y abría la puerta a una serie de mujeres que se adentraban al mundo de la ciencia estudiando la carrera de física. En sus inicios estuvo integrada solo por alumnos y para principios de los sesenta ingresaba una mujer a sus filas: Carmen Ortega que posteriormente cambiaría su destino a la carrera de psicología de la propia UASLP.
En 1964, ingresarían tres mujeres entre las que se encontraría la que fuera la primera física titulada en San Luis, Carmen Estela Macias; en esa generación ingresarían además Irene López y Rosa María Aranda Gómez.
En sus primeros diez años de actividad la Escuela de Física había contado con cinco mujeres en sus filas: Carmen Ortega, Luz María Moreno, Irene López, Rosa Aranda y Carmen Estela Macias. No habría en la Escuela de Física más inscripciones de mujeres hasta la década de los setenta. De este importante grupo femenil, de los sesenta destacaría Rosa María Aranda, quien por causas personales no terminaría su carrera, pero dejaría una importante huella y un camino transitable para la formación científica de las mujeres en San Luis Potosí.
Para entonces se mencionaban dos nombres de estudiantes potosinos, que podrían dar brillo a la física en México Joel Cisneros Parra y Rosa María Aranda. Su capacidad para la física y para la resolución de problemas de corte científico era manifiesta y se proyectaban como dos personajes que desde San Luis Potosí podían figurar en el escenario científico mexicano. El caso de Joel Cisneros, ya lo hemos tratado en esta columna, un brillante físico que ha aportado a la astronomía mundial y que sigue colaborando con interesantes trabajos de investigación.
Rosa María Aranda, sería el ejemplo, de una brillante estudiante con un futuro promisorio que sacrificaría, en parte, su formación científica para formar su familia y aportar desde otras esferas profesionales, igualmente valiosas. Pero, también es el ejemplo, del sacrificio al que se somete a la mujer para seguir el camino de formación del varón, en su caso su esposo, que, siendo estudiante de economía en la Universidad Potosina, seguiría su formación de posgrado en Estados Unidos, Luis Ernesto Derbez, su esposo que luego sería Secretario de Economía y Secretario de Relaciones Exteriores del Gobierno de México.
La familia Derbez Aranda, estaría luego en Puebla cuando Ernesto Derbez ocupara la rectoría de la Universidad de Las Américas de Puebla y donde Rosa María Aranda estaría colaborando. De cierta forma Rosa Aranda estudiaría matemáticas aprovechando la estancia en el extranjero de su esposo, pero lo que podría haber sido su contribución destacada a la física mexicana quedaría en suspenso.
Su profesor en San Luis, el físico Candelario Pérez Rosales, de quien también se ha tratado en esta columna, nos escribe sobre su alumna Rosa María Aranda en el libro Física al Amanecer, donde relata la historia de la Escuela de Física de la UASLP en sus primeros años.
Rosa María Aranda Gómez fue un caso muy especial: la más brillante de su generación; la dueña de una agilidad mental envidiable; la que se dirigía hacia planos superiores de la Física. Cuando yo tuve que dejar la Escuela, ella era la personificación del optimismo. Pero a veces la brillantez se topa con obstáculos infranqueables. Por alguna extraña razón, Rosa María abandonó inesperadamente sus estudios de física, y así se perdió para la Escuela una de las más luminosas esperanzas.
Estas palabras de Candelario Pérez son reveladoras; el ejemplo de Rosa María Aranda, es digno de tomar en cuenta en el proceso de reflexión sobre el papel de la mujer y los obstáculos que debe de sortear para su formación y su propio desarrollo. Finalmente, el derrotero de vida de Rosa María Aranda no deja de ser importante, es digno de elogiarse. Pero queda ese dejo de nostalgia de lo podría haber sido una carrera científica de grandes vuelos donde de seguro estaría en los primeros planos de la ciencia mexicana.
También lee: Malkuth Zavala, entre la educación y la música | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash
#4 Tiempos
Un Camino Cuesta Arriba | Columna de Arturo Mena “Nefrox”
TESTEANDO
Estamos a punto de terminar la fase regular de la Liga MX y San Luis se encuentra en una situación complicada con 15 puntos en la tabla, dos por debajo del décimo lugar ocupado por Pumas. La clasificación al Play-In parece un objetivo cada vez más lejano. Sin embargo, en este deporte, nada es imposible hasta que el último silbatazo suene.
Ayer, la derrota 2-1 contra Tijuana no solo fue un golpe para la moral del equipo, sino también un recordatorio de lo complicada que es la competencia en la Liga MX. Para San Luis, cada partido es ahora una final, donde cualquier error puede ser fatal. La presión es alta, pero también es una oportunidad para demostrar el carácter y la determinación de los jugadores.
La clasificación al Play-In ya no solo depende de los resultados de San Luis, sino también de cómo evoluciona la tabla general. Equipos como Chivas, Mazatlán y, por supuesto, Pumas, son clave en esta ecuación. Un tropiezo de cualquiera de estos equipos podría abrir una puerta para San Luis, pero es crucial que ellos también hagan su parte.
Pero los rivales también cuentan, y estos son los juegos donde debemos poner atención:
Mazatlán vs. Chivas (Jornada 15): Este partido es crucial para ambos equipos, ya que están empatados con 16 puntos, solo un punto por debajo de Pumas. El ganador tendrá una mejor posición para pelear por el Play-In.
Chivas vs. Puebla (Jornada 16) y vs. Atlas (Jornada 17): Estos partidos son fundamentales para las aspiraciones de Chivas de alcanzar el Play-In.
Mazatlán vs. Tijuana y vs. América (Jornadas 16 y 17): Estos encuentros serán decisivos para Mazatlán, que busca su segunda clasificación al Play-In en su historia.
Pumas: Actualmente en el décimo lugar con 17 puntos, cualquier tropiezo de Pumas podría beneficiar a San Luis.
En resumen, aunque las posibilidades parecen remotas, San Luis todavía tiene una oportunidad de clasificar al Play-In. Requiere de una combinación perfecta de resultados propios y errores de otros, pero sobre todo, de una mentalidad ganadora y una ejecución impecable en el campo. Recordar que se juega en casa, y que en solo una semana se podría rescatar todo si rescatan la mística del torneo anterior y suman de 3 en el Lastras.
Si logran mantener la calma y la confianza, podrían sorprender a todos y llevar a su afición a por lo menos un partido más en postemporada.
También lee: La lista de invitados | Columna de Arturo Mena “Nefrox”
#4 Tiempos
¿Realmente te gusta Ghibli? ¿o solo usas IA para fingirlo? | Columna de Guille Carregha
Criticaciones
Así es, amigos, me encuentro hablando una semana tarde del tema de moda que, debido a la velocidad del internet, básicamente ya se olvidó en la población general de las redes. Pero, la verdad, es que no me sentía con los ánimos de escribir esto antes sin caer en terribles insultos hacia el grueso de la población que lo único que lograrían era desnudar mi tremendo miedo por el futuro y la inigmante depresión que utilizo como mi combustible para vivir el día a día.
Pero, pretendamos por un segundo que el tema sigue siendo relevante e imaginemos que sí tuve la capacidad temporal de hablar de ello en su debido tiempo. De todas formas, mi punto no es precisamente el decir “Ghiblificar con IA es malo” (lo cual, a grandes rasgos no lo es… es más bien estúpido. Pero, como dije, la idea no es insultar a las personas, solo sus gustos), sino que, más bien, todo este revuelo parece confirmar algo que llevaba imaginando desde hace varios años:
“A la gente realmente no le gustan las películas de estudio Ghibli, solo las admiran porque les dijeron que tenían que hacerlo.”
Con todo esto asumido, es la semana pasada y yo, saliendo de mi cueva de ermitaño, me pongo a despotricar frente a ti de la siguiente manera:
A ver, ya viste la nueva moda, ¿no? Esa de meterle un prompt a la IA para que convierta tu selfie, tu gato o tu desayuno en “estilo Ghibli”. Porque claro, ahora resulta que todo el mundo ama Ghibli. Ama la estética, ama las nubes gorditas, los ojitos brillantes, el bosque medio místico con bruma de ensueño. ¡Qué conexión tan profunda con la obra de Miyazaki, wow! O sea… evidentemente viste El Viaje de Chihiro cuando tenías diez años y captaste toda la crítica al capitalismo devorador, ¿cierto?
Spoiler: no, no la entendiste.
Y tampoco pasa nada, si no. Solo que no está de más admitirlo. Porque lo de andar “ghiblificando” todo con inteligencia artificial no parece tanto un tributo como una confirmación de que a la mayoría no le gusta Ghibli por lo que es, sino por lo lindo que se ve. Porque es “cute”, es “cozy”, es “aesthetic”. Una especie de fondo de pantalla con vibe de cuento melancólico, pero sin el esfuerzo emocional de tener que involucrarte con nada.
Y esa es, en el fondo, la especialidad de la IA: darte la forma sin el fondo, la cáscara sin el fruto, el disfraz sin el alma. ¿Y quién necesita alma cuando puedes tener likes?
Bueno, lo que se dice likes… Porque, siendo sinceros, la foto de perfil que tienes en Facebook donde se “aprecia” cómo estás con tu novio en una playa habrá conseguido, ¿qué? ¿12 likes?
Influencers en potencia, ¿eh? Aguas con ese perfil, que en nada le ofrecen un contrato editorial y publica un nuevo Libro Del Troll o un ¿Quiubole Con…?.
Es un poco irónico —y sí, poético, pero de esa poesía medio desangelada— que se use justamente una tecnología que recicla imágenes sin entender su contexto para rendirle homenaje a un estudio cuyo valor está, justamente, en el contexto. Porque Ghibli no es solo visualmente bonito. Es introspectivo, es lento, a veces incómodo. Habla de guerra, de pérdida, del progreso que arrasa, de la tristeza que no se explica. Cosas que no entran en un prompt.
Pero ahí va la IA, con sus cielos pastel y sus personajes con cara de haber visto algo que les cambió la vida (aunque en realidad solo están viendo tu plato de ramen desde otro ángulo), y ya está: “Ghibli style”. Como si eso fuera todo. Como si la magia estuviera en los trazos y no en lo que esos trazos estaban tratando de decir.
Y sí, claro que hay quien se ofende cuando uno dice estas cosas. “Es una reinterpretación artística”, “es una forma de expresión personal”, dicen. Y sí, todo puede serlo. Pero hay una diferencia entre reinterpretar algo y ponerlo en la licuadora del algoritmo para que salga bonito. No es lo mismo hacer una ilustración tuya en estilo Ghibli porque te inspira, que pedirle a una IA que lo mezcle todo por ti mientras tú solo aprietas “generar”. No es homenaje si no hay entendimiento. Es disfraz. Es maquillar algo con lo que no estás dispuesto a lidiar.
Lo más curioso es que esto ni siquiera es nuevo. El culto a Ghibli como marca viene de años atrás. Mucha gente dice que adora el estudio, pero rara vez pasa de Chihiro, Totoro o El Castillo Vagabundo . Películas hermosas, sí, pero también las más “exportables”. Las que Disney se encargó de distribuir a principios de los 2000’s. Y ahí está la trampa: para muchos, Ghibli no fue una puerta al cine japonés ni a la animación como forma artística. Fue solo otro “sello de calidad” puesto por Mickey Mouse en el que cayeron sin cuestionarse nada.
Porque vamos, ¿de verdad creen que el público occidental estaba listo en 2002 para Mis Vecinos Los Yamada? ¿O para LA PELÍCULA DONDE UN MONTÓN DE MAPACHES (si, ya sé que son Tanukis) SE ENVUELVEN EN SUS TESTÍCULOS PARA TRANSFORMARSE EN SERES HUMANOS Y DEFENDER EL BOSQUE? Obvio no. Pero pusieron a Chihiro en los Óscares, le dieron el sello Disney, y todos dijimos “ah, ok, esto es arte”. Y ahora, veinte años después, la tendencia es: “yo y mi ex en estilo Ghibli, jeje”. Qué nivel de evolución.
Y lo más gracioso —o deprimente, depende del día— es que la IA te delata. Porque no puede entender lo que hace especial a Ghibli. Solo puede copiar lo que ve. Los colores, las formas suaves, la atmósfera como de sueño triste. Pero sin historia, sin alma, sin intención. Un cascarón precioso y vacío. Justo como ese post que compartes con la cara de tu perro en un paisaje brumoso diciendo “es mi espíritu protector”.
No estás conectando con nada. Estás usando una estética que ni te pertenece ni te tomaste el tiempo de entender. Es como tatuarse kanjis al azar. Como decir que te encanta Van Gogh porque te compraste una funda de celular con La noche estrellada. Lo que te gusta no es el arte. Es parecer que te gusta el arte.
Y claro, ver una imagen linda es fácil. Da serotonina. Pero sentarte a ver La Tumba De Las Luciérnagas sabiendo que vas a terminar hecho trizas, eso ya no. Eso es trabajo emocional. Eso incomoda. Eso no entra bien en el feed.
Y eso, al final, es lo que Ghibli hace de verdad: incomoda. Te enfrenta a la muerte, al paso del tiempo, a la nostalgia por cosas que ni viviste. Te deja sintiéndote pequeño, impotente, a veces incluso un poco tonto. Pero te lo dice con una ternura que duele. Y nada de eso se puede convertir en sticker. Nada de eso se puede resumir en una imagen generada por IA con cielo lila y una bicicleta vieja en primer plano.
Así que no, usar IA para hacer tu versión “en anime” no es un homenaje a Ghibli. Es más bien una forma de empacar algo enorme y sensible en una cajita linda que puedas postear. Convertir una obra profundamente humana en un muñequito con ojos grandes y cero conflicto. No es arte. Es accesorio.
Y no es que esté mal disfrutar de lo superficial. Lo hacemos todo el tiempo. Pero reducir algo con tanto fondo a solo su forma, y encima decir que es “por amor a Ghibli”, eso ya es otro nivel. Es como decir que amas la literatura porque tienes una tote bag con una cita de Murakami. Es, literalmente, no haber entendido nada.
Así que la próxima vez que veas una imagen de esas y te den ganas de comentar “wow, me encanta el estilo Ghibli”, respira. Y pregúntate si lo dices porque te conmovió o porque se ve bonito en tu perfil. Y si es lo segundo, no pasa nada. Solo di “me gusta porque es bonito y me hace ver interesante”. Eso, al menos, es honesto.
Porque Ghibli no se trata de cómo se ve. Se trata de todo lo que te exige cuando decides mirarlo en serio. Y si eso no te mueve, entonces no te gusta Ghibli.
Te gusta el disfraz.
Te gusta seguir modas.
Te gusta no tener que pensar.
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