#4 Tiempos
¿Realmente te gusta Ghibli? ¿o solo usas IA para fingirlo? | Columna de Guille Carregha
Criticaciones
Así es, amigos, me encuentro hablando una semana tarde del tema de moda que, debido a la velocidad del internet, básicamente ya se olvidó en la población general de las redes. Pero, la verdad, es que no me sentía con los ánimos de escribir esto antes sin caer en terribles insultos hacia el grueso de la población que lo único que lograrían era desnudar mi tremendo miedo por el futuro y la inigmante depresión que utilizo como mi combustible para vivir el día a día.
Pero, pretendamos por un segundo que el tema sigue siendo relevante e imaginemos que sí tuve la capacidad temporal de hablar de ello en su debido tiempo. De todas formas, mi punto no es precisamente el decir “Ghiblificar con IA es malo” (lo cual, a grandes rasgos no lo es… es más bien estúpido. Pero, como dije, la idea no es insultar a las personas, solo sus gustos), sino que, más bien, todo este revuelo parece confirmar algo que llevaba imaginando desde hace varios años:
“A la gente realmente no le gustan las películas de estudio Ghibli, solo las admiran porque les dijeron que tenían que hacerlo.”
Con todo esto asumido, es la semana pasada y yo, saliendo de mi cueva de ermitaño, me pongo a despotricar frente a ti de la siguiente manera:
A ver, ya viste la nueva moda, ¿no? Esa de meterle un prompt a la IA para que convierta tu selfie, tu gato o tu desayuno en “estilo Ghibli”. Porque claro, ahora resulta que todo el mundo ama Ghibli. Ama la estética, ama las nubes gorditas, los ojitos brillantes, el bosque medio místico con bruma de ensueño. ¡Qué conexión tan profunda con la obra de Miyazaki, wow! O sea… evidentemente viste El Viaje de Chihiro cuando tenías diez años y captaste toda la crítica al capitalismo devorador, ¿cierto?
Spoiler: no, no la entendiste.
Y tampoco pasa nada, si no. Solo que no está de más admitirlo. Porque lo de andar “ghiblificando” todo con inteligencia artificial no parece tanto un tributo como una confirmación de que a la mayoría no le gusta Ghibli por lo que es, sino por lo lindo que se ve. Porque es “cute”, es “cozy”, es “aesthetic”. Una especie de fondo de pantalla con vibe de cuento melancólico, pero sin el esfuerzo emocional de tener que involucrarte con nada.
Y esa es, en el fondo, la especialidad de la IA: darte la forma sin el fondo, la cáscara sin el fruto, el disfraz sin el alma. ¿Y quién necesita alma cuando puedes tener likes?
Bueno, lo que se dice likes… Porque, siendo sinceros, la foto de perfil que tienes en Facebook donde se “aprecia” cómo estás con tu novio en una playa habrá conseguido, ¿qué? ¿12 likes?
Influencers en potencia, ¿eh? Aguas con ese perfil, que en nada le ofrecen un contrato editorial y publica un nuevo Libro Del Troll o un ¿Quiubole Con…?.
Es un poco irónico —y sí, poético, pero de esa poesía medio desangelada— que se use justamente una tecnología que recicla imágenes sin entender su contexto para rendirle homenaje a un estudio cuyo valor está, justamente, en el contexto. Porque Ghibli no es solo visualmente bonito. Es introspectivo, es lento, a veces incómodo. Habla de guerra, de pérdida, del progreso que arrasa, de la tristeza que no se explica. Cosas que no entran en un prompt.
Pero ahí va la IA, con sus cielos pastel y sus personajes con cara de haber visto algo que les cambió la vida (aunque en realidad solo están viendo tu plato de ramen desde otro ángulo), y ya está: “Ghibli style”. Como si eso fuera todo. Como si la magia estuviera en los trazos y no en lo que esos trazos estaban tratando de decir.
Y sí, claro que hay quien se ofende cuando uno dice estas cosas. “Es una reinterpretación artística”, “es una forma de expresión personal”, dicen. Y sí, todo puede serlo. Pero hay una diferencia entre reinterpretar algo y ponerlo en la licuadora del algoritmo para que salga bonito. No es lo mismo hacer una ilustración tuya en estilo Ghibli porque te inspira, que pedirle a una IA que lo mezcle todo por ti mientras tú solo aprietas “generar”. No es homenaje si no hay entendimiento. Es disfraz. Es maquillar algo con lo que no estás dispuesto a lidiar.
Lo más curioso es que esto ni siquiera es nuevo. El culto a Ghibli como marca viene de años atrás. Mucha gente dice que adora el estudio, pero rara vez pasa de Chihiro, Totoro o El Castillo Vagabundo . Películas hermosas, sí, pero también las más “exportables”. Las que Disney se encargó de distribuir a principios de los 2000’s. Y ahí está la trampa: para muchos, Ghibli no fue una puerta al cine japonés ni a la animación como forma artística. Fue solo otro “sello de calidad” puesto por Mickey Mouse en el que cayeron sin cuestionarse nada.
Porque vamos, ¿de verdad creen que el público occidental estaba listo en 2002 para Mis Vecinos Los Yamada? ¿O para LA PELÍCULA DONDE UN MONTÓN DE MAPACHES (si, ya sé que son Tanukis) SE ENVUELVEN EN SUS TESTÍCULOS PARA TRANSFORMARSE EN SERES HUMANOS Y DEFENDER EL BOSQUE? Obvio no. Pero pusieron a Chihiro en los Óscares, le dieron el sello Disney, y todos dijimos “ah, ok, esto es arte”. Y ahora, veinte años después, la tendencia es: “yo y mi ex en estilo Ghibli, jeje”. Qué nivel de evolución.
Y lo más gracioso —o deprimente, depende del día— es que la IA te delata. Porque no puede entender lo que hace especial a Ghibli. Solo puede copiar lo que ve. Los colores, las formas suaves, la atmósfera como de sueño triste. Pero sin historia, sin alma, sin intención. Un cascarón precioso y vacío. Justo como ese post que compartes con la cara de tu perro en un paisaje brumoso diciendo “es mi espíritu protector”.
No estás conectando con nada. Estás usando una estética que ni te pertenece ni te tomaste el tiempo de entender. Es como tatuarse kanjis al azar. Como decir que te encanta Van Gogh porque te compraste una funda de celular con La noche estrellada. Lo que te gusta no es el arte. Es parecer que te gusta el arte.
Y claro, ver una imagen linda es fácil. Da serotonina. Pero sentarte a ver La Tumba De Las Luciérnagas sabiendo que vas a terminar hecho trizas, eso ya no. Eso es trabajo emocional. Eso incomoda. Eso no entra bien en el feed.
Y eso, al final, es lo que Ghibli hace de verdad: incomoda. Te enfrenta a la muerte, al paso del tiempo, a la nostalgia por cosas que ni viviste. Te deja sintiéndote pequeño, impotente, a veces incluso un poco tonto. Pero te lo dice con una ternura que duele. Y nada de eso se puede convertir en sticker. Nada de eso se puede resumir en una imagen generada por IA con cielo lila y una bicicleta vieja en primer plano.
Así que no, usar IA para hacer tu versión “en anime” no es un homenaje a Ghibli. Es más bien una forma de empacar algo enorme y sensible en una cajita linda que puedas postear. Convertir una obra profundamente humana en un muñequito con ojos grandes y cero conflicto. No es arte. Es accesorio.
Y no es que esté mal disfrutar de lo superficial. Lo hacemos todo el tiempo. Pero reducir algo con tanto fondo a solo su forma, y encima decir que es “por amor a Ghibli”, eso ya es otro nivel. Es como decir que amas la literatura porque tienes una tote bag con una cita de Murakami. Es, literalmente, no haber entendido nada.
Así que la próxima vez que veas una imagen de esas y te den ganas de comentar “wow, me encanta el estilo Ghibli”, respira. Y pregúntate si lo dices porque te conmovió o porque se ve bonito en tu perfil. Y si es lo segundo, no pasa nada. Solo di “me gusta porque es bonito y me hace ver interesante”. Eso, al menos, es honesto.
Porque Ghibli no se trata de cómo se ve. Se trata de todo lo que te exige cuando decides mirarlo en serio. Y si eso no te mueve, entonces no te gusta Ghibli.
Te gusta el disfraz.
Te gusta seguir modas.
Te gusta no tener que pensar.
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#4 Tiempos
José Rafael Campoy padre del pensamiento moderno mexicano | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash
EL CRONOPIO
El desarrollo de la cultura superior en San Luis Potosí, en los primeros doscientos años de existencia de la ciudad, se daría en el ámbito de las letras, por lo mismo, aunque con desarrollos escasos, se enfocaría en las humanidades.
El escenario donde pudieron desarrollarse las artes, fue en el religioso, así, los primeros pasos en la educación de la población, procedió de este ámbito, siendo frailes los que desarrollarían esa actividad humanista.
Con la implementación de la Ratio Studiorum jesuita como plan general educativo contrarreformista, no es de extrañar que los primeros humanistas potosinos realizaran, además de su misión evangelizadora, principalmente actividades educativas. Figura entre los primeros frailes Diego de la Magdalena, que fue uno de los fundadores de la ciudad de San Luis Potosí, y sobresalen la instauración de la escuela agustina estando al frente Diego de Basalenque, la llegada a San Luis de los jesuitas y la instalación de su colegio. La actividad humanista de creación artística en letras se comienza a dar hasta finales del siglo XVII, aunque hubo manifestaciones más tempranas cuando hace su presencia un personaje nacido ya en estas tierras potosinas.
Los padres de la compañía de Jesús llegaron en 1626 a San Luis y solicitaron encargarse de la enseñanza, que anteriormente estaba a cargo de los agustinos que durante doce años impartieron en el convento de San Agustín.
Uno de los jesuitas que radicaron en San Luis Potosí y que sería la figura más sobresaliente en la introducción del pensamiento moderno en la Nueva España y que liderara la formación de los jesuitas en este terreno, sería José Rafael Campoy.
José Rafael Campoy, jesuita que además de pronunciar oraciones fúnebres destacó principalmente en la introducción de pensamiento moderno y contribución a la filosofía mexicana con un movimiento reformista, teniendo influencia en pensadores jesuitas como Clavijero, Castro, Abad, Parreño, Landivar, Cavo, Maneiro, entre otros.
Fue catedrático del Colegio de los Jesuitas en San Luis Potosí donde también participó Abad, siendo uno de los jesuitas expulsos que llegaron a Italia donde murió en Bolonia en 1777 . Nació en Álamos, Sonora en 1723, ingresó a la Compañía de Jesús en 1741, donde fue maestro de humanidades y filosofía en varios de sus colegios. En las honras solemnes a la memoria del rey Felipe V de España pronunció en la Iglesia Parroquial de San Luis una oración fúnebre.
Una de las cátedras que fueron importantes en el colegio jesuita de San Luis Potosí sería la gramática latina, este curso se cubría en cinco años y una buena cantidad de jóvenes potosinos pasaron por este curso.
Rafael Campoy, atendió este curso de gramática durante los años de 1746 a 1748; los temas de teología y filosofía si bien no se impartieron regularmente en San Luis Potosí, sus discusiones entre los profesores jesuitas e interesados en estos temas, serían influenciados por Campoy, como sería el caso de José Abad que se encargaría de cursos de filosofía en varios colegios jesuitas y que estuviera como profesor en San Luis Potosí.
El nombre de José Rafael Campoy como introductor del pensamiento moderno en el esquema de estudio jesuita es recurrente y las figuras de jesuitas que han destacado en la historia del pensamiento mexicano, y sus valiosas contribuciones en el exilio se fincan en la labor de José Rafael Campoy.
Campoy se convierte en una de las figuras que contribuyeron al progreso educativo de los jóvenes potosinos en el seno del Colegio jesuita en San Luis Potosí.
También lee: Humanistas fundadores del Colegio Guadalupano Josefino | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash
#4 Tiempos
Chispas, patrias y partidas de ajedrez | Apuntes de Jorge Saldaña
APUNTES
Culto Público, hijos de la chispa en pasto seco:
Ya es septiembre, mes de la patria, es decir, en nuestro sistema occidental mercantilista, tiempo de comprar las cosas de navidad.
El año se fue más rápido que Noroña cuando lo atacó Alito y aquí estamos: a unas horas de concluido el Primer Informe de Gobierno de la presidenta Sheinbaum que llega con un 71% de aprobación popular.
Sortear el frente de la relación con EEUU, contener las amenazas arancelarias, colaborar en materia fronteriza y de seguridad, entregar objetivos criminales y sobre todo tolerar y contener al insufrible presidente gringo no ha sido tarea fácil.
Lo doméstico tampoco: el equilibrio de fuerzas en las cámaras, el manotazo en la mesa de “gobierno yo” que alcanzó a Adán y a Andy, la elección judicial y los retos que implica, son agendas que ocupan de la mayor claridad y amor por México.
En lo local, ayer domingo terminó la FENAPO 🙁 y hay que reconocer al gobernador por su visión y al presidente del patronato, Fernando Rojo, y sus colaboraciones por su ejecución.
En general la fiesta fue un éxito, pero como todo, puede ser perfectible. Los temas que brincaron y que no son menores, por ejemplo, fue el uso de ponis para dar paseos interminables y sin descanso a niños que los montaban todo el tiempo, ocasionando un justificado reclamo por el maltrato a los animales que ello significa.
Finalmente se acabó la feria y también la tortura para los pobres caballitos.
Otra cosa que sí o sí, debe mejorar es el trato a los artistas locales, reconocerles y tratarles con la misma dignidad y atención que a los nacionales o internacionales.
¿Por qué escatimar y tratar como de segunda a nuestros artistas paisanos?
Por cierto, ojo a los que se engancharon en la App de Idealz que de tener un boleto gratis, están comprando (ya con su dinero constante y sonante) boletos para participar en rifas que, tarde o temprano, no podrán sostener. La App es una variante de un sistema de pirámide y lo me quedo en lo dicho. De mi se acuerdan.
El diputado local Emilio Rosas creo que fue el único que hizo evento para presentar informe de su primer año legislativo: Movilidad, Ley Santi, registro de agentes inmobiliarios y otros son sus temas. Lo de “dignificar la política” y asociar sus causas a las del desaparecido Doctor Nava, creo que quedó forzado.
El concepto de dignidad que abanderó Nava Martínez es mucho más profunda y en muchos niveles para su momento, que lo que plantea como slogan el diputado Rosas.
Aprovecharse así como a la ligera de una figura histórica en la democracia en México, no se me hace ni la mejor estrategia ni de buen gusto, por lo demás, me dicen que fue un buen informe con aceptable convocatoria.
Los eventos que lamento por igual haberme perdido este fin de semana que pasó fueron dos: el sábado me perdí la gran fiesta con la que celebró su cumpleaños el alcalde Enrique Galindo en el salón Río. Más de 2 mil personas alrededor del alcalde deseando lo mejor para su futuro.
Me dicen que el ambiente fue totalmente festivo y de entusiasmo, y como el festejado es político pues… todo evento que encabece es político. Habrá lecturas al gusto, de eso no me queda duda.
El otro evento que me perdí y lo lamento fue el del domingo: la magna clausura de FENAPO 2025.
Antes de despedirme les comparto El Atril (nuestra breve editorial diaria) de este lunes sobre la partida de ajedrez que planteó el rector Zermeño al gobierno con la que mandó advertencia de tormenta a toda la comunidad (no solo la universitaria).
El rector ya tiene paraguas para las fuertes lluvias políticas y se llama: gobierno del estado.
Les platico:
El rector Zermeño movió la primera pieza de una jugada de tres. No fue una declaración suelta, sino advertencia fina al término del Consejo Directivo Universitario.
Que el Gobierno debe a la UASLP no es novedad. Eso ya les queda claro a todos.
Que la federación ya envió el recurso, tampoco toma a nadie por sorpresa. Es de conocimiento público que el dinero de la federación etiquetado para la UASLP existe en las arcas del estado.
El detalle (lugar favorito dónde se esconde el diablo) fue dejar que la respuesta la genere el público (no solo universitario) respecto al “por qué” o “los por qué” y por “culpa de quién” los millones no avanzan de Madero a Álvaro Obregón.
Eso sí fue plantear la partida. El rector fue claro: sin dinero, en diciembre no habrá sueldos, aguinaldos ni fondo de jubilaciones.
¿Qué va a pasar con los miles de maestros, empleados administrativos y jubilados cuando no reciban su sueldo ni aguinaldo en diciembre?
Eso es una chispa en pasto seco.
El doctor Zermeño también adelantó que Gobernación y SEP federal ya están al tanto, como quien tiene alfil en diagonal abierta, es decir, tiene aliados y piezas acomodadas desde el gobierno federal… por si se ofrecen. (Fotos en su cuenta de Tuiter lo respaldan).
Y aunque desalentó protestas…ni falta que hace. Nadie le va a pedir permiso a la rectoría para salir a exigir sus pagos.
El Gobierno debe leer la jugada: en tres movimientos el jaque no vendrá de Zermeño, sino de maestros, trabajadores, alumnos y sociedad en general.
¿Saben quién estaría feliz de que el gobierno no entregue los recursos y se desestabilice el estado? Los enemigos de Gallardo.
El reloj del ajedrez está corriendo.
Buen lunes, buen mes, buena vida a todos.
¡Qué bonito es Xilitla! Vayan.
Hasta la próxima. Yo soy Jorge Saldaña
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#4 Tiempos
Pensamientos | Columna de Juan Jesús Priego Rivera
LETRAS minúsculas
No hay manera de provocar el amor, no hay ninguna manera. Aquí la cosmética no sirve de nada. Se ama o no se ama, se gusta o no. Si comprendiéramos esto, el mundo aún tendría la esperanza de durar. Pero se producen zapatos, camisas, corbatas, pulseras, abrigos y autos a ritmos vertiginosos con el único fin de hacernos creer que se puede, con todo esto encima, seducir a los demás. La sabiduría consiste, sin embargo, en no engañarnos: ¿qué puede un auto, un perfume o un lápiz labial para suscitar el amor? El amor es gracia, es puro don, y el que crea poder provocarlo se quedará siempre, al final, con un palmo de narices. Saber esto, aceptar esto, tendría que hacernos más naturales. Y también más resignados.
*
En sus Bloc notes, esta anotación de François Mauriac: “En la noche que siguió a la proclamación del Premio Nobel, una tempestad destruyó el tilo más bello de nuestro jardín. Nos sentimos desolados” (6 de mayo de 1953). ¡Cómo! ¿François Mauriac acaba de enterarse de que le ha sido asignado el Nobel y a pesar de ello se siente triste? Sí, a causa de una tormenta que asoló su jardín. Con lo que queda demostrado que las alegrías de este mundo no son nunca perfectas, ni podrán serlo, pues por más que nuestros éxitos alcancen cotas inimaginables, siempre habrá un amigo que se va o un tilo querido por el que llorar la destrucción.
*
Ante un rostro bello uno guarda silencio. No es arrobamiento, y ni siquiera envidia. Es nostalgia, dolor por lo que quedará de ese rostro con el paso del tiempo. Es nostalgia por lo que uno sabe que va a perderse, por lo que sabe que va a acabar. Si pudiera decirse así, es un silencio mortuorio, o, si se prefiere, de pésame. Es un llanto silencioso: como el de Jesús cuando contempló a lo lejos la perecedera belleza del Templo, del que no quedaría piedra sobre piedra.
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Fray Bernardino de Sahagún. “Este fraile -escribió Fernando Benítez en su libro Genio y figura- era de joven tan hermoso que sus superiores lo ocultaban para no darle ocasión de perderse”. ¿Durante cuánto tiempo lo ocultaron? No importa: seguramente llegó un día en que ya no hubo necesidad de tomarse semejantes precauciones. Todo acaba en este mundo.
*
Cena con dos antiguos compañeros del colegio a los que no había vuelto a ver desde 1987. Se nos notaba en el rostro el paso de los años, pero no por eso dejábamos de hablar y de reírnos. ¡Eran tantas las cosas que teníamos que contarnos! De pronto, uno de ellos se levantó de la mesa, caminó hacia un rincón de la casa y regresó con un viejo libro de portadas color marrón que reconocí al instante: era el anuario del último curso en que estuvimos juntos, antes de que la vida nos separara. Lo hojeé con nostalgia. ¿Qué quedaba de aquellos rostros que hace más de veinte años eran todavía como de niños? La última página del libro, sin embargo, estaba llena de anotaciones, de recomendaciones, de firmas, de despedidas, pues era moda en aquel tiempo dar a nuestros compañeros el anuario para que escribieran en él alguna cosa. Una nota decía así: “No te olvides de tus amigos”. Y otra: “No te pierdas de vista”. Y, sin embargo, casi todos nos olvidamos unos de otros, casi todos nos perdimos de vista. ¿Dónde están los que escribieron semejantes súplicas? Ellos mismos se han olvidado de nosotros y se han perdido. ¿Dónde están? Intentamos entre los tres, aquella noche, encontrar respuestas, imaginar lugares, pero la verdad es que nadie recordaba los nombres de esos náufragos cuyas señales de auxilio ni siquiera nos llegaban ya… ¿Acaso vivir no es otra cosa que olvidar, que marcharse siempre a otro lado y para siempre? “Vivir –dijo Albert Camus en La peste- tal vez sea lo contrario de amar”.
*
Lo malo del dolor, la razón por la que llega a hacérsenos insoportable, es que nos concentra de tal manera en nosotros mismos que nos hace olvidarnos de todo lo demás, de todos los demás. Un hombre con dolor de muelas es el ser más egoísta y solitario del planeta.
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Leo El placer del texto, de Roland Barthes. Ningún placer en la lectura de ese texto. Las cosas más obvias son dichas de una manera tan complicada que dejo el libro al cabo de quince minutos con un fuerte dolor de cabeza. ¡Qué manera de oscurecer las cosas, de embrollar el lenguaje para acabar diciendo lo que más o menos todo el mundo sabe! ¿Cómo hablar del placer del texto mediante un texto tan poco placentero?
*
“Entonces se le apareció un ángel del cielo que lo confortaba” (Lucas 22,43). Sí, era necesario que bajara un ángel y lo consolara. Sus discípulos estaban lejos y además dormían. ¿Qué pasa con los amigos? Cuando más los necesitamos, se hallan lejos o sencillamente duermen. ¡Estamos tan solos! Todo hombre es una reproducción, aunque sea en miniatura, aunque sea profana, de aquella soledad espantosa de Getsemaní. Todo hombre, en alguna medida, es aquel Hombre que, en lo más profundo de la noche, se angustia hasta sudar sangre porque se muere de tristeza. Sí, es necesario que baje un ángel del cielo y nos conforte. Que baje un ángel, pidamos un ángel. Porque, aun cuando nuestros amigos estuvieran despiertos y cerca, ellos nada podrían. Hay en el corazón humano un rincón, un reducto, al que nadie puede llegar, salvo Dios.
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