#4 Tiempos
¿Quién quiere ser millonario? Hágase burócrata del estado | Apuntes de Jorge Saldaña

APUNTES
Al respecto, me encontré una historia, muy breve, y repetitiva he de decirlo, en las redes sociales sobre el mito de Almiro, un personaje del que no se encuentra demasiado, pero que al final resulta un silogismo mitológico y luego bíblico de un “angel caído” un desterrado, un hijo de lucifer (no podía ser de otra forma) en la batalla de los dioses griegos.
Se trata de la “copulación de Almiro” en la que –abro cita pública y sin autor a quién endilgar-:
“Según el mito, Almiro fue expulsado de los cielos y la tierra, y no queriendo refugiarse en el ultramundo, se ocultó durante mil años en cuevas de lo que ahora llamamos El Caribe…
Almiro no conseguía pareja, y nunca lograba conseguir criatura para satisfacer su intensa lujuria…
Fue entonces que Almiro, el desterrado y calenturiento (eso lo agruegué yo) decidió buscar el animal más lento de la especie más lenta, y consiguió una tortuga, a la que forzó a cien noches de coito repetido sin descanso ni pausa (inocente animal).
La tortuga entonces trajo al mundo a un humano, que nació de un huevo, pero conservaba su espíritu animal y la lentitud de la tortuga”. Cierro la cita.
Fue así que desde entonces, de ahí surgieron los trabajadores sindicalizados del gobierno del estado. Hijos, la mayoría, del zoofilico y libidinoso Almiro, hijos de un desterrado al que no quisieron ni en cielo ni en tierra, hijos del demonio pues, hijos de un angel caído.
No digo que todos y siempre he sostenido que las generalizaciones son injustas. Debo reconocer que personalmente he conocido burócratas entregados a su trabajo, comedidos y entusiastas, lamentablemente cada vez son los menos.
El resto, los malencarados y jetones, las “¿Venía o viene?” y los “Ahorita es mi hora de mi almuerzo, venga al rato” ni quien los defienda… bueno, excepto su sindicato.
Bendito sindicato para ellos, que son hijos del mal. Maldito para todos los demás, que sufrimos de sus malos tratos.
Pero, ¿cómo culparlos si llevan decenas y decenas de años recibiendo, lujuriosamente como Almiro, satisfacción tras satisfacción mundana en forma de “bonos”. ¿Cómo detenerlos si llevan copulando un cuarto de siglo al aparato gubernamental al que ya agarraron de tortuga coital?
Diran ustedes, hijos de mis pecados carnales, que estoy siendo sarcástico y burlesco, pero le aseguro que no, y que mi personalísima teoría es que en todos estos años a los gobiernos les ha faltado imaginación y creatividad para resolver de fondo por lo menos el mal trato burocrático a la ciudadanía.
Los miles y miles de sindicalizados de la maquinaria burocrática han “logrado” nada más 7 prestaciones mensuales, 13 prestaciones anuales, 5 prestaciones “especiales” y 17 becas.
Las desglozo si me lo permite, las prestaciones “mensuales” son: mil 100 pesos por “vida cara” (digo por aquello de que si suben los limones o los aguacates porque –hay que decirlo- la vida si es cara, gane uno lo que gane).
“Ayuda para transporte”, como de que no: mil 100 pesos al mes que alcanzan para 108 camiones (no vaya ser que tengan que tomar 3 camiones diarios los inocentes de nuestros burócratas).
“Apoyo a la economía familiar”, otros mil 200 pesos (¿no será lo mismo que vida cara, o debemos suponer que esto es para el ahorro de la familia o para repartirlo entre sus miembros, sabrá Dios).
Para la despensa tambien hay ayuda, otros mil 200 pesotes.
¿Previsión social?, imagino que se destina para comprar latas, lamparas de mano y radios de baterías por si se genera algún ataque zoombie o, en su caso, para estrenar algo en algún evento “social” del que siempre hay que estar “prevenido” con mil 100 pesos más.
Disfrutan también los hijos de Almiro, de mil 100 del águila mensual para “apoyo a servicios” y es que no podemos tener burócratas que no paguen el agua, la luz, el Netflix y el Amazón Prime… sobre todo ahora que estuvieron dos años en casa.
Además una milpa, dos de a quientón, un milagro más de pura “compensación”. Todo esto suma un “extra” de 7, 940 pesos, a lo que reciben de salario.
Pero no para ahí la cosa, no. Todos sabemos que al fin de año se gasta y por lo tanto se lleva cada uno un Bono Navideño, Bono Administrativo, uno de Apoyo a la Educación, su Fondo de Ahorro, su Bono de Equilibrio (no se vayan a marear), Bono de “Ajuste al calendario” que son 5 días de su salario pues supongo para cambiar de agenda, comprar un nuevo calendario y no perderse de año, o nada más porque hay meses de 28 y otros de 30 y 31 días, pero de que hay que ajustarlo, pues hay que ajustarlo.
También en épocas decembrinas a cada burócrata, de los buenos y de los mal encarados, les llega su bono por “capacitación”, bono de “Fortalecimiento económico” (¿más?) Bono anual “por desempeño” (por la satisfacción de un trabajo siempre bien realizado), un estímulo a la “superación” (siempre importante) un bono “semestral” (porque pues son dos semestres al año) y un “premio” por asistir y ser puntuales. Nada más.
Dentro de las prestaciones “Especiales” destacan las del “Quinquenio” (premio que aumenta cada 5 años) por “entregarse fielmente al servicio del gobierno del estado”-faltaba más-.
Si usted no me cree, además del de cada 5 años, también hay premio a la “Antigüedad” que de acuerdo a los líderes síndicales, por alguna razón es distinto (y todavía más generoso) a la acumulación de tiempo de cada 5 años.
Nuestros “servidores públicos” se llevan también un “Bono del día de las madres” y, para ser parejo pues “Bono del día del padre” (a ver si no se les ocurre uno del “Bono de los solteros” junto al “Bono de los divorciados”).
En el rubro de “Becas” hay para todos los gustos, colores y olores: Beca a los hijos de trabajadores que cursan la primaria, la secundaria o la prepa. Beca para la superación personal en educación media superior y profesional, apoyo a guardería, apoyo para tesis y titulación de los hijos de los empleados, apoyo para la obtención de cédula profesional, apoyo para útiles escolares, apoyo para compra de libros (distitno a los útiles), se ganan además “días de descanso adicionales” pagados por cada ciertos años trabajados y finalmente se cuenta con una jugosa liquidación por jubilación y un “estímulo” por años de servicio.
Uffff, es todo hasta el momento por que, ¿qué cree?, se están manifestando porque los tienen “muy maltratados” y están exigiendo “mejores condiciones y prestaciones laborales”.
Por eso con mucho respeto, quien esto escribe se atreve a sugerir al gobernador ponga fin de una vez por todas al asunto en beneficio de los ciudadanos con creatividad e imaginación:
Considerando que los sindicatos “dorados” se seguirán manifestando y que las prestaciones aquí enunciadas ya no se las puede quitar ni Dios Padre, el gobernador Gallardo debería aumentar dos bonos más a su burocracia:
Un buen “Bono al hágalo de buen modo” de 2 mil pesos mensuales y el segundo “Bono si disimula poquito lo huevón” de mil 500, también mensuales (este bono se les mandará directo a su casa para que no se molesten en ir a recogerlo).
¡Se acabó el problema! ¿A poco no? Finalmente la pesadísima burocracia seguirá sangrando a las arcas del estado pero por lo menos nos atenderán “de buen modo” y disimularán lo huevones que son todos esos hijos de Almiro. Repito e insisto: no, no todos.
Yo nada más sugiero.
BEMOLES
Felicidades a Juan Carlos Valladares que hoy toma protesta como titular de Sedeco, pero más allá de eso, abandona su zona de confort personal para dar paso a la arena pública y eso ya es digno de reconocerle, estoy seguro le irá muy bien.
Hasta la próxima.
Atentamente,
Jorge Saldaña.
Lee También: El “Consejo” significa más de lo que dice | Apuntes de viernes de Jorge Saldaña
#4 Tiempos
El primer poeta potosino, Pedro de los Santos | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash
EL CRONOPIO
Si bien desde los primeros años de la fundación existieron poetas en San Luis y se cultivó este género, como lo hemos tratado en anteriores entregas, estos personajes serían españoles avecindados en la ciudad; el primer poeta nacido en el siglo XVII en estas tierras en la ciudad de San Luis Potosí sería Pedro de los Santos.
Pedro de los Santos. Este personaje es uno de los nacidos en San Luis Potosí, nacería a mediados del siglo XVII; en 1699 era colegial de San Ildefonso y Familiar y Maestresala del virrey don Juan Ortega Montañés.
Emigraría muy joven a la ciudad de México, al parecer estudiaría también en la Real y Pontifica Universidad de México pues en su Romance aparece el título de Bachiller.
Su Romance es el único poema que se le conoce, fue escrito en 1700 y publicado en 1702 conociéndosele con el título de Romance en elogio a San Juan de Dios en las fiestas que hizo México por su canonización. Poema que tendría el segundo lugar en el certamen poético por la canonización de San Juan de la Cruz, que describió el Pbro. Br. Juan Antonio Ramírez Santibañez; donde se apunta: “El segundo lugar, se le dio al que puede tener plaza de Músico suave, pues tira gajes de cantor en el palacio de Apolo y ser Maestresala de las Musas, al Bachiller donde Pedro de los Santos, maestre de la sala del Exmo. Sr. Dr. Don Juan de Ortega Montañés, del Consejo de su majestad, arzobispo de México, segunda vez Virrey, Gobernador, Capitán General de esta Nueva España y Presidente de su Real Audiencia”.
El Padre Peñalosa asegura que en su poema “no faltan, en el romance, algunas características de la poesía barroca, entonces en pleno apogeo, como la hipérbole, las alusiones mitológicas, la bimembración distribuida en dos versos o tal cual detalle de la luz y de color; pero sin el poderío y la plasticidad, sin el ingenio y la audacia de la verdadera y grande poesía barroca”.
Al decir del Padre Peñalosa una copia fotostática de su romance se encuentra en el Archivo Histórico de San Luis Potosí.
En su romance, los últimos versos dicen:
la misma tormenta corre
haciendo que el aire ocupe
mejor sagrada saeta
del Ave de culpa inmune.
Con ella el piélago vence,
con ella el viento confunde
y no admira que con ella
el mismo Puerto salude.
Con ella pone en Granada
columnas que no caduquen
a las injurias del tiempo,
pues su caridad las sube.
Mereciendo mayor palma,
Porque puso en servidumbre
Al mar, no con armas fieras,
Sino con palabras dulces.
También lee: Alcalde Mayor de San Luis, primer editor de Sor Juana Inés de la Cruz | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash
#4 Tiempos
La miseria del sexo | Columna de Juan Jesús Priego Rivera
LETRAS minúsculas
Sucede en un cuento de Arthur Schnitzler (1862-1931), el escritor austriaco. Una vez, un joven fue invitado a asistir a un duelo en calidad de padrino de un militar de cierto rango que, al ver ofendido su honor, retó a muerte a un caballero de la alta sociedad vienesa abofeteándolo con su guante. Qué razones había para lavar con sangre esa mancha real o imaginaria, no lo sabemos, pues éstas no quedan muy claras en el relato, aunque todo parece indicar que había unas faldas de por medio, y que estas faldas eran nada menos que las de la esposa del militar.
Como decimos, el padrino nada sabía de los motivos que impulsaron al teniente Loiberger a tomar tan drástica determinación, pero tampoco quiso averiguarlas. ¿Para qué? Como se dice, cada uno sabe dónde le aprieta el zapato; y, además, ¿para qué negar que en aquellos tiempos remotos la gente se mataba entre ella por los motivos más banales y fútiles? «El hecho –dice el narrador de esta historia, es decir, el padrino- de que en ciertos círculos tuviera que contarse con la posibilidad o incluso con la inevitabilidad de los duelos, ya sólo esto, créame, daba a la vida social una cierta dignidad o, al menos, un cierto estilo. Y a las personas de estos círculos, incluso a las más insignificantes o ridículas, les prestaba la apariencia de una continua disposición a la muerte, aun cuando a usted esta expresión le parezca, utilizada en este contexto, demasiado rimbombante».
Digámoslo ahora con nuestras palabras: en aquellos tiempos, batirse a muerte con adversarios verdadero o ficticios era una moda tan extendida, sobre todo entre las clases superiores, que nuestro joven narrador ni siquiera se extrañó cuando el teniente Loiberger solicitó amablemente su padrinazgo. Además, ¿no era ésta la séptima u octava vez que un caballero ofendido le pedía exactamente la misma cosa? Sin embargo, es necesario abreviar, y lo haremos diciendo cuanto antes que el muerto, allí, fue precisamente el señor Loiberger, que cayó al suelo con cierta elegancia y sin demasiados aspavientos a causa de una bala que vino a incrustársele a la altura del corazón. Se llevó la mano al pecho, lanzó un suspiro hondo, se tendió en la hierba como quien se dispone a permanecer en esa postura un tiempo muy largo y murió en el acto.
Una autoridad municipal dio fe del deceso –también sin demasiados aspavientos- y el día transcurrió como de costumbre, cual si en realidad nada grave hubiese acontecido. Sin embargo, un problema quedaba sin resolver, y era que la viuda, que vivía en la capital, es decir, en Viena, debía enterarse de la muerte de su marido. ¡Claro, era necesario decírselo, y cuanto antes mejor! ¿Y quién iba a encargarse de tan desagradable tarea? El padrino, naturalmente, que para eso estaba. Y allá va nuestro narrador. Frau Agathe, la esposa del señor Loiberger, lo recibe amablemente y lo hace pasar al recibidor. En realidad nunca en su vida había visto ella a este hombre, pero no le parece feo y hasta le invita una copa…
¡Dios mío, qué bella era Frau Agathe! Su rostro resplandecía como una hoguera encendida. Ahora bien, ¿para qué ponerse a hablar ahora, precisamente ahora, de cosas tan tristes como son las que se refieren a la muerte? Ya lo haría después; por el momento era preciso beber otra copa y disfrutar el momento. Frau Agathe se veía incluso feliz. ¿Para qué romper el hechizo? Entonces el visitante se puso a hablar con la joven viuda –ella aún no sabía que lo era- de cosas que nunca sabremos. Y tanto hablaron y hablaron, y tanto se gustaron el uno al otro que pronto, sin que nadie supiera cómo ni cuándo, ya estaban los dos tomados de la mano en la alcoba de ella. ¡Oh, no se habían reunido allí para entregarse a la práctica de ejercicios piadosos! Y pasó el tiempo. Cuando el visitante despertó por fin, pudo recordar como entre sueños que había venido a esta casa a cumplir una misión. ¿Cuál era ésta? Trataba de recordarlo. ¡Ah, sí, decirle a Frau Agathe que su marido había muerto en la vecina ciudad de Ischl, en el transcurso de un duelo, precisamente!… Aún no salía completamente de su modorra cuando oyeron ambos a lo lejos un ruido de pasos. Quien llegaba era el doctor Mülling, amigo de la familia, para preguntar a la señora si ya se había enterado de la triste noticia. Cuando la supo, la mujer se deshizo en llanto y pidió ver cuanto antes el cuerpo de su marido.
«Desde entonces –cuenta el narrador- no me dirigió ni una palabra… Efectivamente, aquella misma tarde partió sola y a la mañana siguiente condujo el cadáver a Viena. Al otro día tuvo lugar el entierro al que, por supuesto, asistí… Muchos años después nos encontramos en una reunión social. Mientras tanto se había casado de nuevo. Nadie que nos hubiera visto hablar habría adivinado que nos unía una profunda vivencia común. Pero, ¿realmente nos unía? Yo mismo habría podido considerar aquella estival y tranquila, misteriosa y, con todo, feliz hora como un sueño que sólo yo había soñado: tan clara, tan sin recuerdos, tan inocentemente profundizó su mirada en la mía».
Y así acaba esta historia, que no ha hecho más que confirmar mis sospechas, a saber: que la relación sexual, por sí sola, no puede unir a dos seres que no se aman. Hoy es común, o casi, afirmar que las relaciones sexuales son como el termómetro del amor, de manera que nada puede esperarse de dos seres que no saben -o no pueden- hacerse gozar el uno al otro. Hay quien dice, además, que para enamorarse de una persona antes hay que haberse acostado con ella. Pero esto es falso, pues las cosas, por lo regular, suceden exactamente al revés. Así como los milagros no producen la fe, sino que es más bien la fe la que produce los milagros, así habría que decir también que las relaciones sexuales no producen el amor, sino que, a lo más, cuando éste ya existe sólo lo alimentan. Los que no se amaban antes de ir juntos a la cama, no se amarán más cuando hayan regresado de ella, y hasta es posible en algunos casos que terminen queriéndose menos. Los cuerpos podrán acoplarse todo lo que quieran, pero, si las almas están lejos, entonces no hay nada que hacer.
Me decía hace poco un joven hablándome de su novia, con la que tenía ya estas relaciones y con quien acababa de romper: «Quizá deje más material para el recuerdo una tarde viendo juntos el crepúsculo que una relación sexual». Claro, claro. ¿Podría decirse mejor? He aquí la miseria del sexo.
También lee: El administrador astuto | Columna de Juan Jesús Priego Rivera
#4 Tiempos
Verano futbolero | Columna de Arturo Mena “Nefrox”
TESTEANDO
Apesar de los pesares, el verano futbolero arranca este fin de semana.
Tanto el mundial de clubes, como la Copa Oro, se jugarán en el territorio de los Estados Unidos, algo que bajo otro panorama sería lo ideal, un país multicultural, con una infraestructura increíble y fortaleza económica como para poder generar ingresos sobrevalorados, todo estaría bien, si no hubiera problemas sociopolíticos en Norteamérica.
Las recientes políticas han comprometido las entradas a los estadios y con esto un posible golpe comercial a las proyecciones de FIFA. Pero pasando al punto netamente deportivo, que al fin es lo que importa para esta sección, las cosas suenan muy interesantes.
Por un lado tenemos el nuevo experimento mundial, juntar a algunos de los clubes más importantes del mundo, en un torneo que buscará enfrentarlos con sus mejores jugadores en búsqueda de un gran premio económico, todos los equipos presentarán lo mejor que tienen y es probable que conforme avancen en el torneo su nivel tenga que aumentar, cuando los equipos que solo van a participar queden fuera, y se cierre contra los verdaderos rivales. Un torneo que levanta expectativas y que promete buenos juegos, sobre todo cuando clubes europeos salten a las canchas con sus figuras mundiales.
A la par de este torneo, se jugará el evento principal de CONCACAF. Si bien la región es tal vez la más olvidada del planeta, y sus selecciones fuertes no pasan por un buen momento, es notable voltear a ver a la zona y su torneo insignia a un año antes del mundial. Administrativamente, vamos a poder ver algunos estadios que serán sede de la Copa del Mundo 2026, así como los preparativos para ciertas ciudades que recibirán afición y participantes. Por lo futbolístico, vale la pena resaltar el mal momento que vive la selección de los Estados Unidos, un equipo que llega con 4 partidos sin ganar y que busca levantar cabeza con Mauricio Pochettino, quien de hacer un mal torneo seguramente se despedirá por ahora de sus posibilidades de dirigir un mundial. Del lado de México, el Vasco Aguirre tiene que demostrar que su equipo puede levantar la cara a un año de la copa. La obligación de campeonar en la Copa Oro sigue siendo imperante, así como desplegar un buen fútbol ante rivales que parecen a modo.
El resto de las selecciones piensan más en su posible clasificación al mundial y tomarán la participación como partidos de preparación ante lo que viene para el cierre del 2025.
Dos torneos interesantes, un mes lleno de futbol y equipos que disputarán en una de las próximas sedes mundialistas. Atentos con el país del norte, y que la política y lo social no sean impedimento para por lo menos distraer un poco de lo verdaderamente importante, sin perder por completo la atención. Que arranque ya el verano futbolero.
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