enero 21, 2025

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#4 Tiempos

¿Por qué no hay globeros en Tequis? | Columna de Jorge Saldaña

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Tercera Llamada

 

Le contaré, Culto Público, una historia muy breve. Un cuento urbano que encontré en un rincón de mi imaginación junto a una anécdota bochornosa.

Es el cuento de un niño y de un globo. Un globo esclavo de un hilo, y un niño esclavo de su miedo a perder el globo.

Era un domingo caluroso del año de 1981. El jardín de Tequis se llenaba de familias que salían apenas de recibir la bendición del padre Lucas que ofició ese día la misa de una.

Los puestos a la salida del templo no eran tan numerosos ni mucho menos variados como hoy, los niños podían comprarse quizás un algodón, una bolsa de recortes de ostias de las Madres Reparadoras, una gelatina con rompope, o los más consentidos un globo.

Resulta pues que uno de esos niños, dicen que de pelo rizado, lentes grandes, camisita marinera y short de domingo, a sus nueve pero casi 10 años cumplidos se separó corriendo de su familia para ir a admirar los productos de un vendedor de globos que por primera, y única vez, se le vio ubicado en la esquina que hacen las calles de Mariano Ávila y Mariano Arista.

Se dice que el flaco jovenzuelo del pelo rizado pidió con insistencia a su padre, primero con ternura, pero después con berrinche, que le comprara un globo grande de color amarillo que llamó su atención.

Por respuesta recibió un -Espera a que te den tu domingo y tú te lo compras- lo que produjo una rabieta más de aquel chiquillo acostumbrado a hacer su voluntad.

Llegó enseguida a casa del abuelo, que se cuenta estaba muy cerca. Ahí, el padre de su padre, un hombre sabio y sereno, escuchó la urgencia de uno de sus nietos por comprar aquel globo.

-Un globo dura poco – le explicó el abuelo – pero si quieres gastar en ello tu domingo, toma tu dinero y úsalo de la mejor manera.

El chiquillo regresó corriendo a la esquina con el globero, sin embargo, y todavía con la voz de su abuelo en la cabeza, pensó: “Es cierto, quiero el globo, pero no quiero gastar mi dinero…tendré que encontrar la manera”.

El chiquillo sin vergüenza y por su cuenta, inició con lisonjas al globero y a sus globos.

“Caray, que bonitos globos vende”, “Mire ese globo amarillo es más vistoso”, “Yo quisiera un globo como ese” le decía al emprendedor de las esferas flotantes.

Luego, el de shorts y camisa marinera, empezó a negociar diciendo que, si aquel globero le prestara aunque sea por un rato el globo, seguramente otros niños lo verían y muchos irían a comprarle un globo igual. “Le conviene señor globero, porque todos los niños de éste jardín me conocen, y seguro si yo tengo un globo como ese, yo me encargaré de traer a todos a que le compren a usted”.

Conmovido un poco por lo lastimoso del papel de aquel chiquillo insistente, el globero terminó por prestarle el globo. “Te lo presto por tres vueltas al jardín, pero si traes a otros niños que me compren, entonces te lo regalo”, propuso el comerciante.

Feliz aquel chiquillo presumió su globo, dio muy lentamente las tres vueltas acordadas porque se entretenía mucho en ver a una niña bonita de moños que los domingos esperaba afuera de la tienda de su padre frente a un edificio de tres pisos contiguo a la panadería Avenida.

En la última vuelta, el chiquillo soltó el globo. Unos dicen que tropezó, otros que se distrajo con la niña de moños, otros aseguran que por pura maldad soltó la esfera voladora prestada, porque ya le había aburrido el color.

Como haya sido (porque esta historia no tiene registros precisos) el niño salió corriendo al puesto del globero a llorar una vez más:

-Señor, me robaron el globo que usted me prestó. Yo no lo solté, yo no lo perdí, yo lo usé de la mejor manera pero alguien llegó a robármelo. Présteme ahora un globo de color azul.

El globo azul ya está vendido. Es de otro niño, no te lo puedo prestar y con el globo am arillo no me diste resultados.

Lo siento jovencito.

Pobre hombre, Culto Público, sin saberlo había cometido el peor error de su carrera de comercialización de globos. No supo lo que hizo y su franqueza fue su peor condena.

Montado en cólera, enojado por no poder presumir globo, ni querer gastar su dinero, ni poder impresionar a la niña de los moños, el escuincle de los cabellos rizados y los lentes grandes corrió una vez más a la casa de su abuelo.

Ahí lloró y lloró de nuevo. “El globero no me dio mi globo y además se quedó con el dinero de mi domingo”.

¡Vaya injusticia! – expresaron sus padres, sus tíos y sus hermanos. No puede pasarle esto a un niño tan bueno y noble.

Mandaron entre todos al tío del chiquillo a arreglar semejante abuso en contra del menor (en realidad dicen que era su tío político, apenas recién casado con una hermana de su padre y que hacía méritos para quedar bien con la familia)

De la mano y a paso veloz, tío y sobrino se encaminaron a reclamar la injusticia.

“No te preocupes, sobrino, iremos rápido con el injusto globero y tendrá que darte el globo que tu quieras, el de mayor tamaño y el de tu color favorito. Faltaba más, que para eso soy tu tío”.

-Caray señor, el niño miente. Yo ni siquiera tomé su dinero, yo le presté el globo con la mejor voluntad, si lo perdió, ya no puedo regalarle otro.

“Verás que sí se podrá” –espetó el tío-

“Escoge sobrino que, o lo compro, o nos regala todos los globos, o éste globero jamás podrá vender en esta esquina ni alfiler. De eso me encargo yo”.

El chiquillo farsante se salió con la suya. Cuentan que escogió de entre todos los colores y hasta se dio el gusto de soltar uno que otro envalentonado en la figura de su tío.

“Vaya usted, sobrino, a presumir su globo, pero no digas a tu abuelo la forma en que lo conseguimos, el obtenerlo es lo importante y no la forma en que lo hicimos. No se te olvide”.

La escena fue vergonzosa, las familias y los demás niños alrededor sí se dieron cuenta de las mentiras, del llanto fingido y de la actitud dolosa del niño mimado y pillo, sin embargo, con el dinero de su domingo (recuerden que no lo había gastado) compró dulces baratos y chucherías para obtener el silencio de los niños testigos.

Finalmente, y sin castigo, vendría otro domingo qué cobrar por no hacer nada y obtener lo que entonces se le antojase.

Ese fue el primer y último domingo que hubo globos en la esquina de Mariano Ávila y Arista. Del globero generoso pero engañado por el truhan infante, jamás se supo nada.

En cambio, el abusivo niño sí aprendió cosas: aprendió a fingir, mentir, robar, manipular, engañar y comprar complicidades para obtener cualquier cosa en la vida. Finalmente no hubo castigo. Finalmente siempre encontrará a su tío, o al dinero, o al silencio para que, perfumado del buen nombre de su familia, la villanía le rinda frutos.

Se supone que solo unos cuantos saben el nombre de aquel pillo en potencia. Se dice que algunos años después abusó de una sirvienta a la que su familia corrió por mentirosa, por acusar a aquel adolescente inocente, bueno y noble de cometer abusos inconfesables.

Nada se supo tampoco de aquella joven servidumbre…quizás se fugó con globero.

El pilluelo del cuento tendría hoy unos 48 años, algunos dicen que hasta se casó con la bonita de los moños y que como en aquel domingo caluroso, el facineroso y maquiavélico escuincle hoy va por la vida fingiendo el llanto, montando farsas, robando y silenciando conciencias para salirse con la suya, prueba irrefutable de que jamás escuchó o entendió al abuelo sabio.

Aprendida la impunidad, se asegura que aquel niño todavía quiere globo, poco le importa el color y poco le importa cómo conseguirlo, él solo quiere dar 6 vueltas por la plaza y quedarse con su domingo. Su esencia es la misma.

Sí Usted, Culto Público, lo ve por ahí, sí usted lo ubica por lo rizado del pelo o por los gruesos lentes, por alguna pista, dirección o enfermizo comportamiento, por favor denuncie, señale, cobre sus fechorías, pero sobre todo, jamás le preste o regale un globo, ni de los que flotan o mucho menos de los que “botan” (disculpe la mala ortografía).

Solo por ponerle un nombre al personaje del cuento, digamos que se llama Xavier, por ejemplo, y digamos se apellida Nava.

Fin.

Hasta la próxima.

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#4 Tiempos

Gente que se rindió | Columna de Carlos López Medrano

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Mejor dormir

 

Sobran maneras de identificar a quienes han sido derrotados por la vida. Basta con observar al que no responde a los buenos días soltados por un desconocido, rocas impermeables ante un bello gesto. O al que, en el elevador, presiona con ansia el botón de cerrar la puerta, apenas por ganar un par de segundos, como si el destino que lo espera —ay, el trabajo— fuese algo más que una condena.

Se rinden también quienes ya no se detienen a disfrutar las curiosidades ofrecidas por las calles: la estampa de un borrego pegada en un poste, una hoja seca con forma de corazón, un perro rascándose el lomo con la ayuda de una banca. Poco queda de espíritu en quienes llevan semanas, quizá meses, sin alzar la vista al cielo para contemplar las estrellas por la noche o descubrir, como niños, las formas caprichosas de las nubes.

Hemos perdido a los que olvidan vacacionar al menos una vez al año. No se trata del dinero, que al final siempre encuentra su acomodo; basta con cruzar la esquina para pasarlo en grande si uno sabe cómo acomodar las piernas. También se pierden los que llevan demasiado tiempo sin brindar, como si faltaran motivos, cuando cualquier pretexto sirve para alzar la copa y desbordarse en espuma, aunque sea por el estreno de un tapete en la cocina. Y sabemos que estamos ante un alma en coma cuando alguien deja de celebrar la Navidad. Porque, cariño, aunque la ilusión se haya marchado, hay que forzarse a poner el árbol con luces y esferas. Así es como comienza el ascenso.

Sobre todo, alguien está derrotado cuando deja de arreglarse. Cuando sale al supermercado en pijama o se olvida de la ducha. El pudor es síntoma de amor propio y de cortesía hacia los demás. Soy muy importante como para ser visto en fachas por el vecino, debería pensar uno. Pero mal vamos si ni siquiera eso te detiene. Un hombre conserva su dignidad mientras se afeita o da forma a su bigote; sé que sigo en pie de lucha cuando me miro al espejo y trato componer lo que ya no tiene compostura.

Es un fantasma quien ha perdido el pulso amoroso. Quien ha dejado de coquetear y no intenta ya ninguna aventura. El que no suelta un piropo a su pareja, quien no imagina una nueva vida con la mesera o la cajera en el supermercado, muy lejos de aquí, donde nadie nos juzgue, donde nadie nos diga que hacemos mal; alejados del mundo, donde no haya leyes ni nada.

 

Está muerto en vida quien no se cree merecedor del amor y el deseo, quien descuidado su cuerpo como si no tuviera nada bello que preservar.

 

He topado tantas veces con estos derrotados. Se les percibe en la mirada, en el vacío que se abre paso hacia la negrura. Gente que se rindió. Banderas blancas —lavadas con llanto— tras tantas decepciones y reveses. Los ves derrumbados en el transporte público, indiferentes incluso a las injusticias más obvias, conformes con lo que hay, sin hervidura de sangre (otro síntoma de la debacle: dejar de ceder el asiento a mujeres y ancianos; desprovisto de galantería, un ideal perdido). Son piltrafas resignadas, oxidadas allí donde un día hubo fuentes y jardines.

Y, con todo, me consuela saber que hay remedio para un buen número de estos casos. Los suficiente como para creer que merece la pena luchar por la resurrección. Porque, al final, se trata de un arte: el arte de remontar. Y de entender que nadie lo hará por ti. Nadie ayudará con la parte que más cuenta, la más difícil. Y no desanimarse por ello, al contrario, encontrar ahí un estímulo para imponerse ante la adversidad.

Como Richard Dadier le decía a su esposa en Blackboard Jungle: Sí, me han golpeado, pero no estoy derrotado. Hay una gran diferencia. No estoy derrotado, y no voy a rendirme. Un hombre puede ser destruido, pero no derrotado, frase de Hemingway.

El truco está en la determinación. Seguir el consejo de San Agustín: ser mejores que los tiempos malos. Una fe que baja el humo a los demonios. Levantarse un round más tras notar que el lloriqueo te dejó seco. Eres ya tu propia tierra firme.

Contacto:

Twitter: @Bigmaud
Correo: [email protected]

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#4 Tiempos

Del semi desierto potosino a misiones espaciales | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash

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EL CRONOPIO

A principios del siglo XX y durante su primera mitad, hubo una emigración importante de familias del altiplano potosino a los Estados Unidos. Varios matrimonios comenzaron a formar sus familias en los Estados Unidos mientras trabajan para subsistir e incluso apoyar a familiares que quedaban en México, en especial en esa región del semi desierto potosino. Uno de esos matrimonios fueron los padres de Dorothy Ruiz Martínez que de Matehuala emigraron a Texas, donde Dorothy nacería.

En su niñez sus padres la trajeron a Matehuala a casa de sus abuelos donde vivió toda su niñez y parte de su adolescencia, porque la situación de sus padres no era muy estable. Estudió secundaria en la escuela Francisco Zarco, entre otras cuestiones se caracteriza por dar buena enseñanza en matemáticas, es una de las características que tiene esta región comparada con el resto del estado y del país. De esa escuela ha salido mucha gente destacada en matemáticas para posteriormente trasladarse a Texas a continuar sus estudios en busca de mejores opciones de preparación en los temas que ya le habían llamado la atención desde su vida en Matehuala. El área aeroespacial le había llamado la atención cuando, en 1986, le tocó ver en la televisión el accidente del transbordador Challenger, lo que la hizo interesarse por su actual profesión.

Su formación básica en Matehuala le permitió desarrollarse en un lugar donde se suele ser muy competitivo como es en Estados Unidos, donde después de estudiar la preparatoria, Dorothy Ruiz ingresara a la Universidad de Oklahoma y posteriormente a la Universidad de Texas, conocida como A&M a estudiar ingeniería espacial. Al titularse hizo, en 1998, una pasantía académica por medio del programa de Langley Aerospace Research Summer Scholars del centro de investigaciones de NASA Langley lo que le permitió tener su primer acercamiento a lo que sería su carrera profesional.

Tuvo la oportunidad de entrar a varios de los proyectos de la NASA cuando empezaba su formación y eso le ha permitido ingresar a varias áreas relacionadas todas con ingeniería espacial que fue donde se interesó en formarse, pero además dentro de esos proyectos ha estado en contacto con otras agencias aeroespaciales como la Rusa, donde trabajó un tiempo.

Dotothy Ruíz Martínez es una ingeniera aeroespacial que actualmente trabaja para National Aeronautics and Space Administration (NASA), la agencia del gobierno estadounidense más importante del programa espacial, donde realiza actividades como control de misiones de vuelo

. El trabajo de Dorothy Ruíz consiste en enlazar comunicaciones entre la tierra y los astronautas que se encuentran en un satélite espacial.

De sus primeros trabajos en el área aeroespacial fungió como instructora de astronautas y de operadores de vuelo en el sistema de control y propulsión para el Transbordador Espacial, de ahí pasó al área de Operaciones de Misiones Espaciales como Ingeniera de Planificación de Actividades Espaciales en Tiempo Real (RPE). Ha participado en la planificación total de actividades espaciales de 12 misiones espaciales del transbordador, contribuyendo desde la tierra con otros ingenieros y científicos, en el ensamblaje final de la Estación Espacial Internacional.

Dorothy Ruiz dice con orgullo:

Los nopales, representan la región del desierto del altiplano donde crecí, pero también son parte de mi historia de vida y de mis tradiciones en familia. Mi bisabuela removía las espinas y cortaba las pencas de los nopales en trocitos con una destreza y rapidez incomparables y luego los cocinaba muy al estilo ranchero (de la región donde ella creció en los ejidos de La Puerta de Aguilar y San Miguel, en el municipio de Doctor Arroyo). Esa manera de cocinar los nopales fue traspasado a mi abuela y después a mí.

En el 2011 propuse un proyecto de investigación en la NASA junto con otro colega para estudiar el nopal opuntia y sus posibles usos en la Estación Espacial Internacional. En este proyecto también invitamos a un colaborador científico de México. El proyecto fue aprobado e hicimos la investigación, pero nunca fue mandado al espacio. Aun así, espero un día retomar este proyecto y, que fregón sería, mandar nopales a la luna y a Marte”.

Dorothy Ruiz es un ejemplo de inspiración para jóvenes mujeres que quieren desarrollarse en áreas que en principio no consideran socialmente para mujeres. Su desempeño y formación es digno de alabarse.

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#4 Tiempos

Tiempo de mejora | Columna de Arturo Mena “Nefrox”

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TESTEANDO

Hoy, San Luis enfrenta a Puebla, un equipo que viene con sed de revancha, justo después de dar un muy buen partido en Monterrey, donde salieron vivos con un punto. San Luis, por su parte, tuvo su primer tropiezo en casa en la era Torrent, una dolorosa derrota frente a Tigres que jugó bien y, a pesar de sus errores, pudo controlar el partido y salir con los 3 puntos del Lastras.

En el trámite, parece un partido no tan complicado, tomando en cuenta los últimos torneos de cada equipo, pero las realidades cambian y cada encuentro es una nueva oportunidad. Hay que poner atención a Puebla, equipo al que es más peligroso enfrentar en la jornada 2 que en la 15. Pero hablemos de lo visto en el Lastras.

San Luis perdió en los primeros 90 minutos del torneo su principal fortaleza del campeonato anterior, su invicto en casa. Pero además cometió el único error que no había hecho antes: una expulsión, la de Yan Phillipe fue la primera tarjeta roja de un equipo de Torrent en Liga MX. Lo del brasileño fue un partido para el olvido.

En la zona baja, la ausencia de Cata y de Chávez fue bien cubierta, pero falta coordinación. Tanto Piccini como Águila y Cruz son defensas que pueden sacar el partido, siempre y cuando atiendan en todo momento y se coordinen. Dos goles a balón parado en el mismo partido es imperdonable en jornadas avanzadas.

Por la lateral derecha, Galdames bien, a secas, un jugador que normalmente no veíamos defender, ahora tuvo que cargar con el recuerdo de Chávez y correr toda la banda. Lo hizo bien, pero se nota que necesita acostumbrarse a esa posición.

El verdadero problema de San Luis, al menos en ese partido, fue la zona ofensiva: un equipo perdido, de poca creatividad en la última zona.

En pocas palabras, no hubo delanteros. Vitinho volvió a ser ese jugador que conduce mucho y define poco. Murillo tan solo flotó en la cancha y no tuvo oportunidades. Villal solo estuvo dentro unos minutos, y de Yan Phillipe, mejor no hablamos.

Es preocupante el panorama ofensivo del equipo, teniendo la salida de Boli, la ausencia (espero temporal) de Bonatini y la confianza en un Yan que no ha demostrado ser solución en los partidos que tiene con la camiseta de San Luis. Es criticable que no se haya reforzado aún en esa zona, que se haya dicho que se jugará con jóvenes y sigan los mismos. Algo tendrán que resolver para no tener ese problema.

Confío en que el cuerpo técnico tiene propuestas, confío en que saben bien lo que están enviando a la cancha. Espero que no estén solo intentando, y más bien estén proponiendo. Creo que Torrent y su cuerpo técnico tienen la capacidad y la experiencia para saber si algo hace falta en este cuadro, si es necesario reforzar de forma inteligente lo que pueden tener en el terreno de juego.

El partido de hoy es complicado por la presión del torneo anterior, por haber perdido en el arranque y porque, en el papel, Puebla parece un equipo a modo. Si esta noche San Luis no saca puntos de su visita al Cuauhtémoc, la presión comenzará a subir en un equipo que hasta el momento poco la ha sentido. Sí o sí, es tiempo de mejora.

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Opinión

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