#4 Tiempos
La senadora ha respondido | Columna de Víctor Meade C.
SIGAMOS DERECHO.
A lo largo de su existencia, la raza humana ha desarrollado distintos sistemas para organizar su convivencia de manera ordenada. En su mayoría, los distintos sistemas coinciden en que a cada acción le va aparejada un premio o una sanción (usualmente suele ser sanción) y, así, incentivar o disuadir ciertas conductas. Con esta base común, las diferencias entre sistemas suelen estar en la consecuencia, es decir, en los premios y sanciones. Por ejemplo, las normas religiosas buscan disuadir o incentivar ciertas conductas humanas, pero el premio o sanción usualmente es moral, trascendental y posterior a la vida, en contraste con las sanciones impuestas por las normas jurídicas.
Con esto quiero decir que los sistemas que buscan organizar nuestra convivencia en sociedad coexisten, funcionan de una manera más o menos similar y todos tienen cierta eficacia para cumplir su objetivo. ¿Es el sistema jurídico el más efectivo para organizar nuestra vida en sociedad? No lo sé. Sin embargo, de alguna manera hemos convenido en que el Estado de democrático y de derecho es el más funcional —al menos en occidente—, con mecanismos para resolver nuestras controversias, instituciones encargadas de administrar, representantes elegidos para tomar las decisiones trascendentes, entre otras cosas.
Así, uno de los pilares sobre los que se funda nuestro sistema de organización es el principio de legalidad. Este principio, en términos sencillos, consiste en que las personas podemos hacer todo aquello que no está prohibido, mientras que las autoridades solamente pueden hacer aquello que les está permitido. Las implicaciones de esta sencilla frase son especialmente relevantes, pues contiene toda la lógica de cómo entendemos la relación entre personas y autoridades. Las personas, por un lado, entendemos nuestro rol en la sociedad desde una perspectiva de derechos y deberes, en tanto que nuestros límites radican solo en aquello expresamente prohibido en las leyes y códigos. Las autoridades, por otro lado, están pensadas desde una perspectiva de facultades y obligaciones. Por ejemplo, las personas tenemos derecho a ejercer nuestra libertad de expresión siempre y cuando no incurramos en alguna de las prohibiciones ya estipuladas, como el discurso de odio. En contraste, en su carácter de autoridad, el presidente de la República tiene la obligación de informar con precisión los temas de interés nacional, no más, no menos.
Como sabemos, el principio de legalidad nos dice que las autoridades solo pueden hacer lo que tienen permitido. De ahí se desprenden dos obligaciones muy concretas: la de fundar y motivar todos sus actos como autoridad. La fundamentación es la obligación de expresar el precepto legal aplicable al caso, mientras que la motivación refiere a las circunstancias y razones particulares que se toman en cuenta para la realización del acto. Por ejemplo, cuando a alguien lo detiene un agente de tránsito, este tiene la obligación de enunciar los artículos del reglamento de tránsito que lo facultan para detener y, en su caso, multar automovilistas (fundar) y explicar por qué la conducta realizada por la persona se encuadra en ese supuesto jurídico (motivar).
Las salvaguardas al principio de legalidad, específicamente a la obligación de las autoridades de fundar y motivar todos sus actos se encuentran en distintos preceptos constitucionales. De manera muy clara, el artículo 16 establece que “[n]adie puede ser molestado en su persona, familia, domicilio (…) sino en virtud de mandamiento escrito de la autoridad competente, que funde y motive la causa legal del procedimiento”. A su vez, es posible leer de manera implícita el principio de legalidad en otros artículos, como el 6 y 8 constitucionales.
El artículo 6, por una parte, refiere al derecho que todos y todas tenemos a acceder a la información pública de nuestras autoridades. De este derecho emana la expedición de la Ley General de Acceso a la Información y el órgano encargado de su operación, el INAI. Por otra parte, el artículo 8 consagra nuestro derecho de petición, que esencialmente consiste en que, a todas las peticiones formuladas a una autoridad, de manera pacífica, respetuosa y por escrito, estas tienen que ser respondidas de manera completa, rápida, fundada y motivada. El ejercicio de estos derechos —de acceso a la información y de petición— permiten a toda la ciudadanía seguir de cerca las andadas de todas las autoridades de la administración pública, desde la presidencia de la República, hasta los funcionarios municipales e incluso entidades paraestatales y centros públicos de investigación.
Es en ese sentido que hace varios meses —como ya les he contado en este espacio— le escribí por correo electrónico a la senadora potosina María Graciela Gaitán Díaz. En el correo, le solicité que me explicara a detalle los argumentos que la llevaron a votar a favor del paquete de artículos transitorios que contempló la extensión del mandato de Arturo Zaldívar Lelo de Larrea y del resto de consejeros y consejeras del Consejo de la Judicatura Federal. La senadora Gaitán no respondía, a sí que tuve que insistir una semana después para recordarle muy amablemente que, de no responder, me vería obligado a hacer valer mi derecho de petición ante un juzgado federal, vía amparo indirecto.
Siguió sin responder y, como les platiqué hace un par de semanas, presenté mi demanda de amparo indirecto en mayo. A la senadora Gaitán se la tragó la tierra y, según indica el expediente electrónico del juicio, aún no se le ha podido notificar, a pesar de los múltiples intentos, recordemos, a costa del Estado. No obstante, la semana pasada recibí por correo electrónico la tan esperada respuesta; por fin apareció María Graciela. En un documento de seis páginas, la senadora puntualizó las grandes bondades de la reforma judicial de Zaldívar, la más importante reforma desde 1994. En un párrafo, la senadora afirmó que las y los senadores del Partido Verde consideraron —lo mismo que ha repetido el presidente— que la prórroga de los y las integrantes del Consejo de la Judicatura necesitan de esa extensión para la correcta implementación de la reforma.
Mucho se ha dicho y mucho se habrá de decir sobre el fondo del asunto: la extensión del mandato de las y los consejeros contraviene directa y flagrantemente a los artículos 97, párrafo quinto, y 100, párrafo quinto. A la letra, dichos artículos disponen, respectivamente, lo siguiente: “Cada cuatro años, el Pleno elegirá de entre sus miembros al Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, el cual no podrá ser electo para el periodo inmediato posterior” y “ Salvo el Presidente del Consejo, los demás Consejeros durarán cinco años en su cargo, serán substituidos de manera escalonada y no podrán ser nombrados para un nuevo periodo”. Más claro, imposible. Estime usted si los argumentos de la bancada del Verde —según la respuesta que me hizo llegar la senadora Gaitán— fundamentan y motivan de manera correcta y suficiente la contravención a lo dispuesto en el texto constitucional.
La importancia de mantener el ojo firme en las actuaciones de las autoridades del Estado queda, me parece, muy clara en lo anterior. Todo el tiempo, nuestros representantes menoscaban el mandato constitucional de fundar y motivar correctamente su proceder. Ciertamente, la actividad legislativa requiere de una pluralidad de opiniones y puntos de vista que enriquezcan nuestra vida democrática y debate público. Sin embargo, hay atropellos que —desde la participación activa de la ciudadanía— no podemos dejar pasar ni esperar a que la Corte resuelva. Pronto se votarán en el Congreso de la Unión temas de especial trascendencia para el futuro del país, como la reforma eléctrica, y es precisamente ahí en donde debemos ser más incisivos.
La cultura de la legalidad y de participación ciudadana activa debe fomentarse y hacerse costumbre; más importante, debe cumplirse y respetarse. La constante presión —sea por los medios establecidos o por la vía jurisdiccional— será la mejor herramienta para enfrentarnos la opacidad y la simulación. El principio de legalidad, como sabemos, es el pilar de nuestro Estado democrático y de derecho.
Por acá les dejo la respuesta completa de la senadora Gaitán: https://drive.google.com/file/d/1nD4qcSeUkHfRvvONp9Pi-sDAwxdFyHbZ/view?usp=sharing.
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#4 Tiempos
Los Grandes del Fútbol en 2025 | Columna de Arturo Mena “Nefrox”
TESTEANDO
Ha comenzado 2025 y promete ser, por lo menos, emocionante para los aficionados del fútbol en todo el mundo. Desde torneos internacionales de clubes y selecciones hasta revanchas que parecen necesarias, a solo unos meses de la Copa Mundial. No olvidemos las clasificaciones para esta justa, los encuentros entre los mejores equipos de cada continente; hay mucho que esperar.
Copa Mundial de Clubes de la FIFA 2025
Los supuestos mejores clubes del mundo se enfrentarán para determinar al campeón mundial. La competencia se llevará a cabo del 15 de junio al 13 de julio y reunirá a los campeones de cada confederación, incluyendo la UEFA, CONMEBOL, AFC, CAF, CONCACAF y OFC.
Copa Mundial de Fútbol Sub-20
Esta edición se jugará entre el 27 de septiembre y el 19 de octubre en diversos estadios de Chile. Como siempre, este torneo ofrece una visión del futuro del fútbol. México ya está clasificado.
Copa de Oro de la CONCACAF 2025
El torneo importante de Concacaf se juega este año. Parte del mismo servirá como preparación para algunas sedes de la Copa Mundial. Equipos nacionales de América del Norte, América Central y el Caribe se enfrentarán, así como Arabia Saudita, que funge como invitado en esta y la siguiente edición.
Copa Africana de Naciones 2025
Marruecos será la sede del torneo para las mejores selecciones de África. Un evento que se iba a realizar entre junio y julio, pero por calendario se decidió que comenzará hasta el 21 de diciembre. Costa de Marfil regresa para buscar mantener el campeonato de la región.
Estos torneos se suman tanto a las copas internacionales de clubes y las ligas nacionales, para darnos un 2025 lleno de duelos que cocinarán el fútbol a solo unos meses del Campeonato Mundial. Esperemos que sea un buen año para los equipos mexicanos, que se levante un poco el espíritu y la competitividad, en un momento clave para regresar dentro de nuestro maltrecho presente futbolístico. Ojalá que el 2025 sirva para corregir el rumbo y que lo que venga, sea para mejorar, ya que espero que peor, no se pueda estar. ¡Prepárense para un emocionante 2025 de fútbol!
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#4 Tiempos
Entre tangas, roscas y tamales | Columna de León García Lam
VOLUTA
En una nota del Universal publicada el último del año 2024 una comerciante de la Ciudad de México afirmó: “ya no se venden los calzones rojos y amarillos, se está perdiendo la tradición” y al parecer sí, la euforia por las tangas rojas ha perdido el interés de las nuevas generaciones chilangas que ya no creen en el amor, ni en las tradiciones o no tienen dinero para pagarlas. Sin embargo, en estados como Jalisco, las ventas de ropa interior se dispararon hasta el cielo y un dato llamó mi atención: para este año 2025, los consumidores tapatíos buscaron vorazmente los calzones amarillos. ¿Qué nos querrá decir este indicador popular?
Hace unos días, en una cápsula trasmitida por Radio Universidad (de SLP) se escuchó, en la voz de mi querido amigo Jonathan Gamboa, una explicación genealógica acerca de las tradiciones de fin de año: comer lentejas, hacer maletas y meterse debajo de la mesa son tradiciones que provienen de culturas bien lejanas en el tiempo y en el espacio. Entonces ¿por qué las aceptamos con tanta facilidad? No sé si usted lo note, querida culta lectora de La Orquesta, pero las tradiciones del fin de año o del año nuevo pretenden controlar el futuro incierto que tenemos enfrente: que las doce gotas de la felicidad, que las cabañuelas y los borregos de la buena fortuna, pero ¿qué tienen en común todas estas “tradiciones” a las cuales también llaman “rituales”?
Pues bien, yo que empleo parte de mi valioso tiempo en buscarle chichis a las lombrices, creo que lo que es común a una buena parte de estas tradiciones de Año Nuevo es el juego de esconder o revelar algo que está dentro. Me explico, la tradición de salir a la calle con una maleta requiere guardar dentro de la maleta elementos de lo que se desea atraer. La tradición de meterse debajo de una mesa es, de alguna manera, situarse dentro del centro de la abundancia que es la mesa. Sin embargo, el mejor ejemplo es la rosca de reyes:
¿Cómo debe ser la tradicional rosca de reyes? Unas personas afirman que la tradicional rosca lleva un monito, otras dicen que debe llevar 3 monitos y hay quien piensa que la mera tradicional rosca de reyes debe esconder además de los monitos, dedales y anillos. No hay manera de fijar una norma estandarizada. Lo que sí es interesante es la forma de la rosca. ¿Usted sabe cómo se llama la forma geométrica de una rosca? Se llama toro y algún otro día le contaré sobre sus propiedades matemáticas que son formidables. Me gusta pensar que, si la rosca es una representación del año, entonces el tiempo es algo que da vuelta, regresa al mismo lugar y en su interior, al igual que los tamales, esconde sorpresas insospechadas.
Estimada y culta lectora de La Orquesta: yo espero que las sorpresas de su año 2025, sean las mejores.
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#4 Tiempos
Primeras médicas potosinas en asociaciones sociales y científicas | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash
EL CRONOPIO
De las primeras médicas mexicanas tituladas en las primeras décadas del siglo XX, un buen número son potosinas, algunas de ellas han sido tratadas en esta sección. El camino seguido para su preparación no fue nada fácil y algunos debieron cursar otras carreras, orientadas a las mujeres, para poder aspirar a seguir estudios profesionales de su elección, como para su caso fue la medicina.
Este escenario propició que las pioneras médicas mexicanas emprendieran acciones para que fueran consideradas en un medio hostil para su práctica profesional y a manera de autoprotección, crearon y se unieron en agrupaciones académicas y sociales. Unas de las primeras asociaciones de mujeres médicas fue la Asociación de Médicas Mexicanas y la Sociedad Mexicana de Eugenesia, fundamentalmente de contexto académico. En estas asociaciones participarían las médicas potosinas y figurarían como fundadoras en estas asociaciones mencionadas.
La Asociación de Médicas Mexicanas sería creada el 5 de mayo de 1926, ante la necesidad de hacer un frente común y apoyarse para no ser maltratadas por querer titularse como médicas. En la fundación de esta pionera asociación de médicas participaría la potosina María Castro de Amerena, primera médica potosina y, de quien hemos tratado en esta columna. Con el tiempo esta asociación se convertiría en la Asociación Nacional de Médicas Mexicanas y se haría filial de la Medical Women’s International Association; y sus fines no distaban de los iniciales, a los que se sumaron: defender los intereses profesionales, colectivos e individuales de las médicas; pugnar por el acceso de las médicas a puestos directivos y de responsabilidad, y buscar la creación de seguros de vida colectivos en favor de las asociadas.
En esta asociación se unieran pocos años después de su creación las médicas potosinas: Mathilde Rodríguez Cabo, también tratada en esta columna, Sara Cárdenas Orozco, también tratada en la columna y Emilia Leija Paz.
La Sociedad Mexicana de Eugenesia, fue creada en 1931, en su fundación participarían las médicas potosinas Emilia Leija Paz y Mathilde Rodríguez Cabo. En esa época la elevada mortalidad infantil era un problema agudo de salud pública, razón por la que existía una seria preocupación por proteger a la infancia. Sus actividades se orientaron a la salud matrimonial. Entre sus actividades de difusión se dictaban conferencias como la impartida por la potosina Emilia Leija Paz acerca de enfermedades venéreas y su efecto en la descendencia.
Estas médicas potosinas jugaron un importante papel en el desarrollo de la mujer en el ámbito médico abriendo brechas para la incursión de otras mujeres en el ámbito profesional, su actividad en asociaciones sociales y científicas estaban orientadas a este objetivo.
De esta manera Mathilde Rodríguez Cabo pertenecería a cuatro agrupaciones. Frente Único Pro Derechos de la Mujer, Sociedad Mexicana de Eugenesia, Sociedad Alexander Von Humbolt y la Asociación de Médicas Mexicanas.
Emilia Leija Paz pertenecería a tres agrupaciones: Sociedad Mexicana de Eugenesia, Sociedad Mexicana de Higiene y Asociación de Médicas Mexicanas. Por no haberla tratado en esta columna apuntamos algunos de sus datos: Nació en Soledad Díaz Gutiérrez, San Luis Potosí. En el Instituto Científico y Literario de San Luis Potosí cursó la preparatoria y el primer año de la carrera de Medicina, misma que continuó en la Escuela Nacional de Medicina para titularse en 1925 con la tesis Contribuciones al estudio de la neurovacuna. Estudió enfermería sanitaria en Nueva York. Su ejercicio profesional estuvo muy vinculado a la enfermería. Fue jefa de la División de Enfermería y Obstetricia en la Escuela de Graduados, primera directora de la Escuela Nacional de Enfermería y Obstetricia de 1948 a 1957,35 donde también fue maestra. Médica auxiliar y luego jefa de la Oficina Central de Enfermeras del Departamento de Salubridad Pública, dirigió el Dispensario Antivenéreo número 7, encargada de Enfermería Sanitaria y médica en la Casa Amiga de la Obrera.
Sara Cárdenas Orozco y María Castro de Amerena pertenecerían solo a la Asociación de Médicas Mexicanas.
María Dolores Villalobos Epiro, pertenecería a la Pan American Medical Women’s Alliance. Por no haberla tratado en esta columna, también apuntamos algunos de sus datos: Nació en la Ciudad de San Luis Potosí. Estudió en la Escuela Núm. 20 y en el Instituto Científico y Literario de San Luis Potosí. En la misma institución cursó algunas materias correspondientes al 1° y 2° años de la carrera de medicina, misma que continuó en la Escuela Nacional, donde concluyó sus estudios entre 1921 y 1924. De septiembre de este último año a mayo de 1925 fue practicante adjunta y numeraria en el Hospital Morelos. Presentó los exámenes profesionales en julio de 1925 y defendió la tesis Citoscopia en los niños, obteniendo el grado de médico cirujano.
También lee: La historiadora que replantea el revisionismo histórico | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash
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