#4 Tiempos
Grandes escritores (y deudores) | Columna de Carlos López Medrano
MEJOR DORMIR
Es posible detectar a aquellos escritores que están agobiados por las deudas en contraposición de los que tienen una existencia acomodada. Los primeros tienen un particular pulso creativo detrás. Una desesperación, una prisa ante el teclado que los lleva al descuido y a los lanzamientos impropios de su talento; aunque también, de cuando en cuando, a soltar chispazos de genio que no habrían llegado en condiciones de tranquilidad. «Cuanto menos dinero tengo tanto más ingenioso me vuelvo», dijo alguna vez Henry Miller, un especialista en apuros financieros. Su ingenio en 1943 debía ser bastante elevado: en aquel año ganó mil 400 dólares gracias a la literatura, mientras que sus deudas ascendían a 24 mil.
En una carta de 1934, en esos tiempos en los que daba tumbos por la vida (como los daría siempre), John Fante se congratulaba de haber recibido cuatro dólares (el equivalente unos cien de los actuales). Tras días de aflicción y derrota, al fin le llegaba un respiro. Tener los bolsillos vacíos minaba su confianza en sí mismo, como le confesó a su madre. Los billetes los habían alumbrado y borrado de golpe su tristeza. Aun así, había ocasiones que las penuria económica levantaba en él un peculiar regodeo. Veía en las dificultades un pago de peaje para entrar en la historia. Y claro, algo que contar en sus libros.
Dormir en una cuarto deslavado y comer mal era parte de la aventura. Como católico, quizá Fante sentía que debía cargar una cruz. Venía de la estirpe de Knut Hamsun, un artista del hambre, línea que continuaría Charles Bukowski que no gustaba de deudas, y que por lo mismo acababa en la austeridad más atronadora. Ante la falta de dinero y el afán de no deberle nada nadie, hubo días en los que su único alimento era un dulce macizo de mantequilla. Lo poco que tenía prefería gastarlo en alcohol.
Cómo reprocharles a escritores tan pasionales. Cómo pedirles sensatez o mesura. La gente que se administra bien es un poco reptil. Tienen sangre fría en las venas. Hay un tipo de artista que camina sobre la cuerda de la precariedad, pero incluso ahí, en vez de tomar precauciones, se avienta una maroma mientras pide botella de champagne. En plena refriega confía en que la fortuna favorecerá a los que, como él, tiran el corazón por delante sin medir consecuencias. Así les va…
Hay que aplaudir la honestidad. En un texto de Un hombre acabado (1913), Giovanni Papini se reconocía como deudor. Todos los hombres lo son de algún modo, consideraba, aunque no se refería específicamente a deudas monetarias, sino morales, intelectuales, de sentimientos. La distinción era, a su juicio, que muy pocos admitían sus deudas y que la mayoría se negaban a pagarlas. El cinismo reinaba en ellos. Había otros, los menos, que como él sufrían por lo que debían. Asumían el calvario y andaban con la angustia permanente. Eso le llevaría, como diría en otro texto del mismo libro, a realizar todos los oficios «antes de morir de hambre y de frío como un gato extraviado».
Robert Artl retrató a los deudores cínicos. O, si se quiere, a los que no saben cómo escapar de su condición y por tanto se tiran a ella, radicalizándola hasta la implosión. Así quedaba patente en un diálogo en el que el Rufián Melancólico, en tono provocativo, se lo echaba en cara al atribulado Erdosain, otro desesperado por el dinero, imputándole ser de la clase de gente que acumula deudas sobre deudas para olvidar la deuda primigenia.
Ese tipo de lecturas me recuerdan a los días de juventud que pasé en Monterrey. En el año que pasé allí me forjé un auténtico ent endimiento del dinero, gracias a un cuaderno maldito resguardado en la pequeña tienda escolar. Era un registro implacable, llevado por el dueño del establecimiento, de las deudas acumuladas por los infantes de primaria, cuyas almas se habían entregado sin remedio a los deleites del vicio: las frituras y el néctar efervescente de la coca cola. Aquel que tenga la fortuna de cruzar la frontera de Nuevo León, sobre todo en compañía, llegará a empaparse de la relación especial que los habitantes de esa región tienen con el sentido del deber y la responsabilidad y, así, inhalarán la atmósfera del compromiso, de la necesidad de tomar partido, de posicionarse decididamente, ya sea en un extremo u otro del espectro, sin vacilaciones ni medias tintas. Y en ese proceso, uno aprende a valorar los sentimientos de todas las partes involucradas, otorgándoles el peso y la importancia que merecen en este intrincado estadio de vanidades.
Quien más sabía sobre deudas era F. Scott Fitzgerald. Quizá el epítome en la materia. Acostumbrado a la fatuidad, vivía por encima de sus posibilidades para acariciar los planos que creía eran suyos, aquellos que correspondían a su talento, a sus sueños, a las mujeres de las que se rodeaba. Su carrera literaria comenzó con la confianza de quien sabe que pronto llegará ese campanazo que permitirá saldar los pendientes financieros, y no solo eso, que traerá holgura para la eternidad. Tal momento nunca llegó. Su gran apuesta, El Gran Gatsby (1925) tuvo una tibia recepción a nivel comercial. El título que pensaba le redituaría en manantiales de dinero, fue apenas un breve paliativo para encarar lo inmediato. Casi todo se le fue al instante por los rezagos que acumulaba.
Fitzgerald ya nunca se recuperó, el traspié afectó su confianza en el porvenir y de a poco adquirió una perspectiva más sombría. Creyó que la estabilidad económica le llegaría en Hollywood, donde jamás deslumbró y en donde tampoco tuvo prosperidad. La salud se le trastocaba, mientras tanto, y falleció en medio de un estrés financiero que, haciendo cuentas, se había extendido por los últimos veinte años de su vida. Por algo la luz verde de Gatsby, ese sueño inalcanzable, tenía el color del dinero.
Las monedas importan, cómo negarlo. Es fácil hablar de espiritualismo con frutas en la nevera. Cuando te cortan la luz y los cobradores acosan al teléfono, se comprende la importancia de la bonanza material. Y se entiende por qué muchos escritores no serían lo que son sin las deudas. De cuántos libros y de cuántos poemas nos habríamos perdido sin ellas. Benditas sean, pero roguemos porque sean temporales para nuestros héroes (y para nosotros mismos). Dorothy Parker sellaba el debate en respuesta a una pregunta. ¿Cuál es la inspiración de textos?, le cuestionó alguien. «Need of money, dear». Olvídate de las motivaciones artísticas, estamos aquí por el dinero, diría Frank Zappa. Y Dorothy, otro talento con constantes agobios financieros que hizo malabares constantes para ser quien fue.
Contacto:
Correo electrónico: yomiss@gmail.com
Twitter: @Bigmaud
También lee: Ya veremos, ya veremos en el largo plazo | Columna de Carlos López Medrano
#4 Tiempos
José Rafael Campoy padre del pensamiento moderno mexicano | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash
EL CRONOPIO
El desarrollo de la cultura superior en San Luis Potosí, en los primeros doscientos años de existencia de la ciudad, se daría en el ámbito de las letras, por lo mismo, aunque con desarrollos escasos, se enfocaría en las humanidades.
El escenario donde pudieron desarrollarse las artes, fue en el religioso, así, los primeros pasos en la educación de la población, procedió de este ámbito, siendo frailes los que desarrollarían esa actividad humanista.
Con la implementación de la Ratio Studiorum jesuita como plan general educativo contrarreformista, no es de extrañar que los primeros humanistas potosinos realizaran, además de su misión evangelizadora, principalmente actividades educativas. Figura entre los primeros frailes Diego de la Magdalena, que fue uno de los fundadores de la ciudad de San Luis Potosí, y sobresalen la instauración de la escuela agustina estando al frente Diego de Basalenque, la llegada a San Luis de los jesuitas y la instalación de su colegio. La actividad humanista de creación artística en letras se comienza a dar hasta finales del siglo XVII, aunque hubo manifestaciones más tempranas cuando hace su presencia un personaje nacido ya en estas tierras potosinas.
Los padres de la compañía de Jesús llegaron en 1626 a San Luis y solicitaron encargarse de la enseñanza, que anteriormente estaba a cargo de los agustinos que durante doce años impartieron en el convento de San Agustín.
Uno de los jesuitas que radicaron en San Luis Potosí y que sería la figura más sobresaliente en la introducción del pensamiento moderno en la Nueva España y que liderara la formación de los jesuitas en este terreno, sería José Rafael Campoy.
José Rafael Campoy, jesuita que además de pronunciar oraciones fúnebres destacó principalmente en la introducción de pensamiento moderno y contribución a la filosofía mexicana con un movimiento reformista, teniendo influencia en pensadores jesuitas como Clavijero, Castro, Abad, Parreño, Landivar, Cavo, Maneiro, entre otros.
Fue catedrático del Colegio de los Jesuitas en San Luis Potosí donde también participó Abad, siendo uno de los jesuitas expulsos que llegaron a Italia donde murió en Bolonia en 1777 . Nació en Álamos, Sonora en 1723, ingresó a la Compañía de Jesús en 1741, donde fue maestro de humanidades y filosofía en varios de sus colegios. En las honras solemnes a la memoria del rey Felipe V de España pronunció en la Iglesia Parroquial de San Luis una oración fúnebre.
Una de las cátedras que fueron importantes en el colegio jesuita de San Luis Potosí sería la gramática latina, este curso se cubría en cinco años y una buena cantidad de jóvenes potosinos pasaron por este curso.
Rafael Campoy, atendió este curso de gramática durante los años de 1746 a 1748; los temas de teología y filosofía si bien no se impartieron regularmente en San Luis Potosí, sus discusiones entre los profesores jesuitas e interesados en estos temas, serían influenciados por Campoy, como sería el caso de José Abad que se encargaría de cursos de filosofía en varios colegios jesuitas y que estuviera como profesor en San Luis Potosí.
El nombre de José Rafael Campoy como introductor del pensamiento moderno en el esquema de estudio jesuita es recurrente y las figuras de jesuitas que han destacado en la historia del pensamiento mexicano, y sus valiosas contribuciones en el exilio se fincan en la labor de José Rafael Campoy.
Campoy se convierte en una de las figuras que contribuyeron al progreso educativo de los jóvenes potosinos en el seno del Colegio jesuita en San Luis Potosí.
También lee: Humanistas fundadores del Colegio Guadalupano Josefino | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash
#4 Tiempos
Chispas, patrias y partidas de ajedrez | Apuntes de Jorge Saldaña
APUNTES
Culto Público, hijos de la chispa en pasto seco:
Ya es septiembre, mes de la patria, es decir, en nuestro sistema occidental mercantilista, tiempo de comprar las cosas de navidad.
El año se fue más rápido que Noroña cuando lo atacó Alito y aquí estamos: a unas horas de concluido el Primer Informe de Gobierno de la presidenta Sheinbaum que llega con un 71% de aprobación popular.
Sortear el frente de la relación con EEUU, contener las amenazas arancelarias, colaborar en materia fronteriza y de seguridad, entregar objetivos criminales y sobre todo tolerar y contener al insufrible presidente gringo no ha sido tarea fácil.
Lo doméstico tampoco: el equilibrio de fuerzas en las cámaras, el manotazo en la mesa de “gobierno yo” que alcanzó a Adán y a Andy, la elección judicial y los retos que implica, son agendas que ocupan de la mayor claridad y amor por México.
En lo local, ayer domingo terminó la FENAPO 🙁 y hay que reconocer al gobernador por su visión y al presidente del patronato, Fernando Rojo, y sus colaboraciones por su ejecución.
En general la fiesta fue un éxito, pero como todo, puede ser perfectible. Los temas que brincaron y que no son menores, por ejemplo, fue el uso de ponis para dar paseos interminables y sin descanso a niños que los montaban todo el tiempo, ocasionando un justificado reclamo por el maltrato a los animales que ello significa.
Finalmente se acabó la feria y también la tortura para los pobres caballitos.
Otra cosa que sí o sí, debe mejorar es el trato a los artistas locales, reconocerles y tratarles con la misma dignidad y atención que a los nacionales o internacionales.
¿Por qué escatimar y tratar como de segunda a nuestros artistas paisanos?
Por cierto, ojo a los que se engancharon en la App de Idealz que de tener un boleto gratis, están comprando (ya con su dinero constante y sonante) boletos para participar en rifas que, tarde o temprano, no podrán sostener. La App es una variante de un sistema de pirámide y lo me quedo en lo dicho. De mi se acuerdan.
El diputado local Emilio Rosas creo que fue el único que hizo evento para presentar informe de su primer año legislativo: Movilidad, Ley Santi, registro de agentes inmobiliarios y otros son sus temas. Lo de “dignificar la política” y asociar sus causas a las del desaparecido Doctor Nava, creo que quedó forzado.
El concepto de dignidad que abanderó Nava Martínez es mucho más profunda y en muchos niveles para su momento, que lo que plantea como slogan el diputado Rosas.
Aprovecharse así como a la ligera de una figura histórica en la democracia en México, no se me hace ni la mejor estrategia ni de buen gusto, por lo demás, me dicen que fue un buen informe con aceptable convocatoria.
Los eventos que lamento por igual haberme perdido este fin de semana que pasó fueron dos: el sábado me perdí la gran fiesta con la que celebró su cumpleaños el alcalde Enrique Galindo en el salón Río. Más de 2 mil personas alrededor del alcalde deseando lo mejor para su futuro.
Me dicen que el ambiente fue totalmente festivo y de entusiasmo, y como el festejado es político pues… todo evento que encabece es político. Habrá lecturas al gusto, de eso no me queda duda.
El otro evento que me perdí y lo lamento fue el del domingo: la magna clausura de FENAPO 2025.
Antes de despedirme les comparto El Atril (nuestra breve editorial diaria) de este lunes sobre la partida de ajedrez que planteó el rector Zermeño al gobierno con la que mandó advertencia de tormenta a toda la comunidad (no solo la universitaria).
El rector ya tiene paraguas para las fuertes lluvias políticas y se llama: gobierno del estado.
Les platico:
El rector Zermeño movió la primera pieza de una jugada de tres. No fue una declaración suelta, sino advertencia fina al término del Consejo Directivo Universitario.
Que el Gobierno debe a la UASLP no es novedad. Eso ya les queda claro a todos.
Que la federación ya envió el recurso, tampoco toma a nadie por sorpresa. Es de conocimiento público que el dinero de la federación etiquetado para la UASLP existe en las arcas del estado.
El detalle (lugar favorito dónde se esconde el diablo) fue dejar que la respuesta la genere el público (no solo universitario) respecto al “por qué” o “los por qué” y por “culpa de quién” los millones no avanzan de Madero a Álvaro Obregón.
Eso sí fue plantear la partida. El rector fue claro: sin dinero, en diciembre no habrá sueldos, aguinaldos ni fondo de jubilaciones.
¿Qué va a pasar con los miles de maestros, empleados administrativos y jubilados cuando no reciban su sueldo ni aguinaldo en diciembre?
Eso es una chispa en pasto seco.
El doctor Zermeño también adelantó que Gobernación y SEP federal ya están al tanto, como quien tiene alfil en diagonal abierta, es decir, tiene aliados y piezas acomodadas desde el gobierno federal… por si se ofrecen. (Fotos en su cuenta de Tuiter lo respaldan).
Y aunque desalentó protestas…ni falta que hace. Nadie le va a pedir permiso a la rectoría para salir a exigir sus pagos.
El Gobierno debe leer la jugada: en tres movimientos el jaque no vendrá de Zermeño, sino de maestros, trabajadores, alumnos y sociedad en general.
¿Saben quién estaría feliz de que el gobierno no entregue los recursos y se desestabilice el estado? Los enemigos de Gallardo.
El reloj del ajedrez está corriendo.
Buen lunes, buen mes, buena vida a todos.
¡Qué bonito es Xilitla! Vayan.
Hasta la próxima. Yo soy Jorge Saldaña
También lee: ¿Será niño o niña? | Apuntes de Jorge Saldaña
#4 Tiempos
Pensamientos | Columna de Juan Jesús Priego Rivera
LETRAS minúsculas
No hay manera de provocar el amor, no hay ninguna manera. Aquí la cosmética no sirve de nada. Se ama o no se ama, se gusta o no. Si comprendiéramos esto, el mundo aún tendría la esperanza de durar. Pero se producen zapatos, camisas, corbatas, pulseras, abrigos y autos a ritmos vertiginosos con el único fin de hacernos creer que se puede, con todo esto encima, seducir a los demás. La sabiduría consiste, sin embargo, en no engañarnos: ¿qué puede un auto, un perfume o un lápiz labial para suscitar el amor? El amor es gracia, es puro don, y el que crea poder provocarlo se quedará siempre, al final, con un palmo de narices. Saber esto, aceptar esto, tendría que hacernos más naturales. Y también más resignados.
*
En sus Bloc notes, esta anotación de François Mauriac: “En la noche que siguió a la proclamación del Premio Nobel, una tempestad destruyó el tilo más bello de nuestro jardín. Nos sentimos desolados” (6 de mayo de 1953). ¡Cómo! ¿François Mauriac acaba de enterarse de que le ha sido asignado el Nobel y a pesar de ello se siente triste? Sí, a causa de una tormenta que asoló su jardín. Con lo que queda demostrado que las alegrías de este mundo no son nunca perfectas, ni podrán serlo, pues por más que nuestros éxitos alcancen cotas inimaginables, siempre habrá un amigo que se va o un tilo querido por el que llorar la destrucción.
*
Ante un rostro bello uno guarda silencio. No es arrobamiento, y ni siquiera envidia. Es nostalgia, dolor por lo que quedará de ese rostro con el paso del tiempo. Es nostalgia por lo que uno sabe que va a perderse, por lo que sabe que va a acabar. Si pudiera decirse así, es un silencio mortuorio, o, si se prefiere, de pésame. Es un llanto silencioso: como el de Jesús cuando contempló a lo lejos la perecedera belleza del Templo, del que no quedaría piedra sobre piedra.
*
Fray Bernardino de Sahagún. “Este fraile -escribió Fernando Benítez en su libro Genio y figura- era de joven tan hermoso que sus superiores lo ocultaban para no darle ocasión de perderse”. ¿Durante cuánto tiempo lo ocultaron? No importa: seguramente llegó un día en que ya no hubo necesidad de tomarse semejantes precauciones. Todo acaba en este mundo.
*
Cena con dos antiguos compañeros del colegio a los que no había vuelto a ver desde 1987. Se nos notaba en el rostro el paso de los años, pero no por eso dejábamos de hablar y de reírnos. ¡Eran tantas las cosas que teníamos que contarnos! De pronto, uno de ellos se levantó de la mesa, caminó hacia un rincón de la casa y regresó con un viejo libro de portadas color marrón que reconocí al instante: era el anuario del último curso en que estuvimos juntos, antes de que la vida nos separara. Lo hojeé con nostalgia. ¿Qué quedaba de aquellos rostros que hace más de veinte años eran todavía como de niños? La última página del libro, sin embargo, estaba llena de anotaciones, de recomendaciones, de firmas, de despedidas, pues era moda en aquel tiempo dar a nuestros compañeros el anuario para que escribieran en él alguna cosa. Una nota decía así: “No te olvides de tus amigos”. Y otra: “No te pierdas de vista”. Y, sin embargo, casi todos nos olvidamos unos de otros, casi todos nos perdimos de vista. ¿Dónde están los que escribieron semejantes súplicas? Ellos mismos se han olvidado de nosotros y se han perdido. ¿Dónde están? Intentamos entre los tres, aquella noche, encontrar respuestas, imaginar lugares, pero la verdad es que nadie recordaba los nombres de esos náufragos cuyas señales de auxilio ni siquiera nos llegaban ya… ¿Acaso vivir no es otra cosa que olvidar, que marcharse siempre a otro lado y para siempre? “Vivir –dijo Albert Camus en La peste- tal vez sea lo contrario de amar”.
*
Lo malo del dolor, la razón por la que llega a hacérsenos insoportable, es que nos concentra de tal manera en nosotros mismos que nos hace olvidarnos de todo lo demás, de todos los demás. Un hombre con dolor de muelas es el ser más egoísta y solitario del planeta.
*
Leo El placer del texto, de Roland Barthes. Ningún placer en la lectura de ese texto. Las cosas más obvias son dichas de una manera tan complicada que dejo el libro al cabo de quince minutos con un fuerte dolor de cabeza. ¡Qué manera de oscurecer las cosas, de embrollar el lenguaje para acabar diciendo lo que más o menos todo el mundo sabe! ¿Cómo hablar del placer del texto mediante un texto tan poco placentero?
*
“Entonces se le apareció un ángel del cielo que lo confortaba” (Lucas 22,43). Sí, era necesario que bajara un ángel y lo consolara. Sus discípulos estaban lejos y además dormían. ¿Qué pasa con los amigos? Cuando más los necesitamos, se hallan lejos o sencillamente duermen. ¡Estamos tan solos! Todo hombre es una reproducción, aunque sea en miniatura, aunque sea profana, de aquella soledad espantosa de Getsemaní. Todo hombre, en alguna medida, es aquel Hombre que, en lo más profundo de la noche, se angustia hasta sudar sangre porque se muere de tristeza. Sí, es necesario que baje un ángel del cielo y nos conforte. Que baje un ángel, pidamos un ángel. Porque, aun cuando nuestros amigos estuvieran despiertos y cerca, ellos nada podrían. Hay en el corazón humano un rincón, un reducto, al que nadie puede llegar, salvo Dios.
También lee: ¡Hazlo pronto! | Columna de Juan Jesús Priego Rivera
-
Destacadas1 año
Con 4 meses trabajando, jefa de control de abasto del IMSS se va de vacaciones a Jerusalén, echando mentiras
-
Ciudad3 años
¿Cuándo abrirá The Park en SLP y qué tiendas tendrá?
-
Ciudad3 años
Tornillo Vázquez, la joven estrella del rap potosino
-
Destacadas4 años
“SLP pasaría a semáforo rojo este viernes”: Andreu Comas
-
Estado2 años
A partir de enero de 2024 ya no se cobrarán estacionamientos de centros comerciales
-
Ciudad3 años
Crudo, el club secreto oculto en el Centro Histórico de SLP
-
#4 Tiempos3 años
La disputa por el triángulo dorado de SLP | Columna de Luis Moreno
-
Destacadas3 años
SLP podría volver en enero a clases online