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#Entrevista | Vender drogas al interior de la UASLP. ¿Dinero fácil?
La Orquesta conversó con un exvendedor de drogas cuyo principal mercado se encontraba al interior de la máxima casa de estudios
Por: Redacción
La venta de drogas suele ser considerada como una medida alterna, pero desesperada, para conseguir dinero y salir de alguna situación extrema o, en este caso, para hacerse de unas cosas debido a los bajos salarios y la precaria situación laboral que existe en el país.
“El Tacos” es un potosino que decidió probar suerte en la venta de estas sustancias ilegales a la par que cursaba una licenciatura en la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP), en donde encontró su principal mercado. Este ex distribuidor narró a La Orquesta.mx que es un negocio riesgoso, pero en el que ganaba mucho más de lo que hoy recibe como profesionista: hasta 12 mil pesos a la semana.
La Orquesta: ¿Cómo empezaste a vender drogas?
El Tacos: De alguna manera, yo tenía compañeros, en este caso en la Universidad que alguna vez, al verme consumiendo me dijeron “eh güey, ¿dónde las consigues?” Y yo dije “no, pues yo voy y las compro en otro lado”. Me preguntaban “¿en cuánto te las dan?” Y yo la neta me inventé el precio y dije “a tanto” y el güey: “‘¿No me consigues?”. A un compa sí se las conseguí y le subí como 30 pesos nada más, era no más pura mota.
Ya para la siguiente me dijo “oye guey, sí pega” y así se fue haciendo como cadenita, así de poquito en poquito el negocio vendiendo pura marihuana ahí en la escuela. Y luego esta madre se expandió a otra clase de sustancias, porque en el trabajo donde estaba el vato de mi hermana los cuates consumían cristal y no eran de aquí, y a través de mi hermana decían “¿no sabes dónde conseguir?” Y a partir de ahí ya parecía pinche negocio familiar, pero ahí empezó a crecer esta madre ¿en qué sentido? Ya ves que el cristal es bien pinche adictivo y si tanto gramaje vale, por ejemplo 25, tú lo das a 75 y la gente te lo va a pagar por el punto de lo adictivo que llega a ser. Por ejemplo, al cristal se le llegó a aumentar un 100-125 por ciento y ahí empieza a crecer el negocio y es donde vienen esas partes extrañas donde estás haciendo algo ilegal y estás haciendo algo ilegal “x2” por el hecho de que estás revendiendo algo que le costó el trabajo a alguien más hacerlo y estás sacando más ganancia por eso.
LO: Entonces, ¿tú cómo tal no trabajabas como “dealer” sino revendedor?
ET: Así es.
LO: ¿Y no te daba miedo que te encontraran o algo?
ET: Pues sí, obviamente vas acá con el miedo porque, obvio, tú lo metes en tu mochila y no vás diciendo “lalala ¡traigo drogas!” No, vas caminando normal. Yo entraba a la universidad, traía el pinche producto ahí y creo que absolutamente nadie se daba cuenta, nadie se imagina que tú traes esas cosas metidas en tu mochila, pero obviamente si alguien se da cuenta, da el pitazo. Te va bien y solo te dicen: “Bájale cabrón” y te dan una amenaza. Te va medianamente bien, te dan una putiza, también te amenazan y a lo mejor ahora sí te ponen a trabajar para ellos por andar de pinche aventado. A la tercera no más te ponen una putiza que en tu vida se te va a olvidar, y a la cuarta si ya les caes mal, pues ya ahí terminas. Pero no era algo que me preocupara porque yo no ando vendiendo en la misma zona en la que la consigo, ¿no? Porque obviamente si la compras en la casa que hay aquí al lado y vienes y lo vendes en la calle de acá, se van a dar cuenta en chinga o puede que esta misma gente les dé los pitazos.
LO: ¿En qué zonas las comprabas y en qué zonas las vendías?
ET: La compraba en La Nueva, a veces allá en la Santa Fe, y otras veces delante en el Residencial del Bosque. ¿En qué zonas las vendía? Pues ya para el rumbo de Lomas Tercera, a la gente que sabía que yo la vendía ahí. Y por ejemplo otros estaban por la construcción allá en Tequis, allá estaban los cuates que consumían su cristal.
LO: ¿Cuánto tiempo te dedicaste a esto?
ET: Como 6 meses nada más. Si duré tiempo antes de que alguien fuera ahí a poner dedo. Además por obvias razones no es un trabajo en el que vayas a durar tiempo. Ahí puedes quedar para bien o para mal, lo ves a futuro y hasta acabas haciendo tu distribuidora de drogas aquí, pero eso ya es teniendo conectes y otras cosas. Eso ya requiere tiempo, esfuerzo y ganas por parte de la persona.
LO: ¿Tú no tenías conectes de ese nivel?
ET: No, no, no, esos ya están muy arriba. Es como esa gente que no tienes por qué conocer ni ellos tienen por qué conocerte. Obviamente si conoces de repente a los halconcillos que tienen, la misma gente de los puntos y esas cosas, pero ni siquiera los distribuidores.
LO: ¿Por qué entraste a esta forma de negocio?
ET: Porque es dinero fácil.
LO: ¿Cuánto ganabas quincenal o mensualmente?
ET: Nunca le metí de manera profesional, por así decirlo, pero me iban bien, en una buena semana sacaba unos 10 o 12 mil pesos, en una normal unos 3 o 5 mil pesos, pero para ser estudiante está rebien. Te ayuda un chingo esa lana, la neta es dinero con el que corres un chingo de peligro, pero es muy fácil de hacerlo. Obviamente en el trabajo que tengo ahorita no gano ni una ínfima parte que conseguías con esa madre.
LO: ¿Alguna vez estuviste a punto de que te cacharan? ¿Algún poli, algún otro dealer?
ET: No, nunca, porque como te digo, vas tú también con bajo perfil. No es como en las películas que vas con tus lentes obscuros, tu gorra y vas diciendo “mira, vendo drogas”. Tampoco estás en plena avenida y diciendo “Sí güey, tenlo”. Hay gente que lo hace así pero la neta son los más obvios y evidentes que hay en la vida, Aquí es más bien como “aquí está el negocio y vámonos, no pasó nada”. Creo que nunca hubo problema de que me cacharan de alguna manera. Si acaso en la universidad hubo más posibilidad de que se dieran cuenta.
LO: ¿Qué hiciste con el dinero que sacaste de este negocio?
ET: Pues muchas cosas, me compré un Xbox, por ejemplo, una pantalla en mi casa, me compré una computadora, salía con una chica por aquel entonces. Obviamente le compré juegos al Xbox. La mayor parte me lo gasté en estupideces y cosas muy pequeñas.
LO: ¿Hace cuánto tiempo vendías drogas? Ya cambiaron mucho los tiempos. Ahorita con lo del covid está difícil la situación. ¿Crees que aumentó la cantidad de gente que se dedica a esto?
ET: Como cuatro años ya. No creo que haya aumentado la cantidad de vendedores pero sí de gente que la consume. No es lo mismo que estés aburrido en tu casa sin hacer nada a que digas “a ver si me meto un ‘focazo’ a ver qué pedo” y a partir de ahí, de poquito en poquito empiezas a consumir estas sustancias y ya valió. Si aumentan los consumidores aumentan los precios. A lo mejor no la gente que lo vende porque es un negocio bien centralizado y no muchos se animan a andar revendiendo estas chingaderas porque te agarran y valiste madre, porque estás haciendo pendejo tanto al güey que la distribuye como al güey que la vende.
LO: Tu la vendías, pero, ¿también la consumías?
ET: Pues a veces. Básicamente era de que llegaba una cosa nueva y “a ver”. Hay cosas que pruebas y sería que en mi vida me volvería a meter, por ejemplo una línea de coca no me vuelvo a meter. Me la eché como a las 9 de la mañana, estuve como medio día de “no mames, tengo que hacer algo, no me puedo quedar parado” y sí te da un chingo de ansiedad. También alguna vez me metí cristal como si fuera cocaína y te causa el mismo efecto pero multiplicado por 5, neta es de que no duermes, no puedes porque no te cansas. También marihuana y ácidos.
LO: De estas que mencionas ¿cuál es la más barata y cuál la más cara?
ET: Depende de la misma calidad, hasta entre perros hay razas, puedes comprar cocaína diluida de a madre y no es lo mismo a que compres una chingona. Por ejemplo, un kilo de cocaína cuesta más de 100 mil pesos. Sonará estereotipado pero no es lo mismo una coca traída de Colombia a una que te haga un wey aquí en su casa o como en Breaking Bad que estén haciendo anfetaminas en su laboratorio privado. Te puedes comprar algo más discreto como un tostón de mota para un porrito en 50 pesos y aún así como todos los saben hasta entre marihuana hay distintos precios y calidades.
LO: ¿Cuál era la que más vendías?
ET: El cristal, es como lo que estuvo de moda y muchos lo agarraron. Y neta, es gente de aquí, vas a Salvador Nava y ves a los batos muriéndose por meterse esa madre hasta si vas a las Lomas con los niños bien también se andan metiendo esa clase de chingaderas.
LO: Dijiste que no te meterías cocaína, ¿por qué? ¿le tienes miedo a la adición?
ET: Sí, esas madres son muy adictivas y te pasa como a Ronaldinho, o como a Maradona, te metiste esa que le chingó la carrera amaradona y ya fuiste.
LO: ¿Cuál es tu droga favorita?
ET: La marihuana, pero tampoco es de que me la vaya a meter diario, así vaya a las quinientas, pero de repente meterse un buen toquecito no le hace daño a nadie. Te tranquiliza, te da una relajada.
LO: ¿Tú familia sabía que te dedicabas a vender drogas?
ET: Mi hermana sí. Además se veía así bien extraño que llegara y dijera “miren, me compré un Xbox” o “te traje una licuadora”. Yo creo que sí sospechaban, pero en ese tiempo ya tenía otro trabajo.
LO: ¿Volverías a vender drogas?
ET: Sí, porque es de que si quieres salir de un pedo sin estar pidiendo prestado es como de no pues honestamente, aunque estés vendiendo drogas, así estés vendiendo guayabas o lo que vendas estás ganando el dinero honestamente.
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#4 Tiempos
La IA, periodismo, y la coartada perfecta | Apuntes de Jorge Saldaña
““Vivimos bajo tormentas de datos que no construyen verdad sino ruido”. La información, desanclada de la confianza, se vuelve atmósfera. Y en atmósfera turbia, cualquiera puede gritar “fuego” y llamar a los bomberos, o “deepfake” y zafarse de la comisión de un delito”
Por: Jorge Saldaña
Hay épocas en las que la tecnología acelera más rápido que la ley en una carrera en pista sinuosa, de esas con curvas tan cerradas que hasta el volante tiembla.
Estamos ahí. La inteligencia artificial (IA) ya es capaz de imitar una voz al grado de confundir a tu mamá, de injertar un rostro en un cuerpo ajeno con precisión perfecta, de producir un “comunicado oficial” con sellos y sintaxis idénticos a los originales. Qué peligroso.
No obstante, lo que de veras me quita el sueño (y eso que soy dormilón) no es solo lo que la IA puede fabricar, sino lo que su misma sombra puede desmentir, es decir, que lo verdadero sea tirado a la basura señalándolo a la ligera como “irreal”.
Dicho en pocas palabras: sí temo a la mentira hecha con IA, pero temo más que la IA se vuelva la coartada perfecta para negar la verdad. ¿Me explico?
Pienso en un audio que exhibe una extorsión, en una foto que capta a un político con un criminal, en un contrato auténtico que documenta un desvío.
Con la reforma aprobada en San Luis Potosí (con tan solo 10 días de análisis) que tipifica el “uso indebido” de IA para provocar alarma, alterar la paz social, o dañar la imagen de un tercero, creo que nos pone a todos, pero aún más a los que nos dedicamos al periodismo, en un altísimo riesgo de que la primera reacción del involucrado no sea la responder al fondo, sino señalar al mensajero: “Eso lo creó la IA”, y entonces deberá ser el reportero, y no el delincuente exhibido, el que deberá de demostrar que su evidencia no es sintética o artificial, o se va al bote.
Invertimos la carga de la prueba: del hecho al emisor; del culpable al periodista.
No exagero: Artículo 19 ya advirtió lagunas de precisión en conceptos como “alarma pública” o “paz social” (que son ambiguos y propensos a la interpretación) y un riesgo de discrecionalidad que podría alcanzar desde la crítica política hasta la edición creativa.
Es cierto, la iniciativa del diputado Héctor Serrano, incorpora exclusiones para fines periodísticos, académicos, artísticos y de parodia “siempre que no exista dolo y se indique expresamente ese carácter”. Bien intencionado, sí. ¿Suficiente? No, porque el campo de juego queda resbaladizo y no hay árbitro judicial ni peritos especialistas en el tema.
Las modificaciones al Código Penal producto de la iniciativa de regulación a la IA, no define con precisión cómo demostrar el dolo, qué es alarma y, sobre todo, quién y cómo lo acredita.
Byung-Chul Han lo dijo en su libro Infocracia, (que me gusta mucho citar): “vivimos bajo tormentas de datos que no construyen verdad sino ruido”. La información, desanclada de la confianza, se vuelve atmósfera. Y en atmósfera turbia, cualquiera puede gritar “fuego” y llamar a los bomberos, o “deepfake” y zafarse de la comisión de un delito.
Nuestro tiempo es el de la sospecha permanente, la duda como política de Estado.
El tema me recuerda a Orson Welles que lo anticipó en 1938 con La guerra de los mundos: una ficción radial que, contada como boletín, desató pánico.
Hoy no necesitamos actores; bastan modelos generativos, un par de clics y un algoritmo de difusión.
Imaginen —no es ciencia ficción— un boletín “verosímil” de la Sedena ordenando toque de queda; una “conferencia” de la presidenta aceptando una invasión o un “video” de un presunto homicida de un estudiante de Estomatología confesando un delito… (saben a lo que me refiero).
¿Qué tal que el homicida alega que el video que se filtró fue hecho con Inteligencia Artificial? ¿Se va a perseguir al medio que lo difundió? En una de esas, hasta el homicida sale libre…¿Ya me entiende, Culto Público a lo que me refiero, me preocupa, y me da comezón?
La IA escribe el guion; las redes, el miedo.
Ahora bien: San Luis Potosí ya legisló. ¿Hacía falta? Sí. Pero… ¿Así? ¿Tenemos la suficiente fortaleza académica, experiencia profesional y capacidades para fundamentar una legislación sobre esta materia que nos va ganando la carrera? ¿No será esto un acelerón en plena curva?
El que esto escribe, aprendiz de reportero, alcanza a ver al menos tres riesgos que no podemos ignorar:
1) La coartada perfecta del poderoso.
Frente a una investigación sólida, la respuesta fácil será: “es IA”. Si la norma deja ambigüedades, el periodista puede terminar litigando su autenticidad en vez de publicar, y esto puede generar un efecto inhibidor, una autocensura preventiva por miedo a ser acusado de crear “realidades sintéticas”.
2) La puerta trasera de la censura.
Cuando “alarma social” o “paz pública” no tienen parámetros verificables, cualquier pieza incómoda puede ser encuadrada como “desestabilizadora”. Hoy se promete que no; mañana basta un fiscal con prisas o un juez con miedo o a modo.
3) La prueba imposible.
En la práctica forense, demostrar que algo no fue generado por IA requiere peritajes especializados, sellos de procedencia, cadenas de custodia digitales. No los tenemos para temas como la IA ¿Quién los hará? ¿Con qué estándares? ¿Con qué independencia? Si no definimos eso, la balanza se inclina contra el informador.
Ante ello, creo que necesitamos definiciones más concretas, cerradas y taxativas, lo mismo que una “mente culpable” o como dicen los abogados una Mens rea probada, exigir dolo específico: intención de provocar alarma…me-di-ble y no de “sensación” de la misma.
Además, si alguien alega que una pieza es sintética o fabricada, que lo acredite con peritajes de laboratorios independientes (no “peritos de parte” -que además no hay en SLP- a modo).
Los periodistas también tenemos que tener garantías reales y no meramente declarativas.
Efectivamente hay una exclusión en la iniciativa aprobada para el ejercicio del periodismo, arte, academia y sátira, sin embargo, ¿quién garantiza que opere en los hechos, cuando alguien -como dije arriba- nada más porque sienta calor le llame a los bomberos…?
No se trata de negar el dilema —que es brutal y de múltiples aristas—, sino de evitar que la cura mate al paciente. Porque, paradójicamente, la IA que nos amenaza con fabricar mundos, también puede servir para validarlos.
A ver, para Usted mi Culto Público, le comparto dos escenarios de pesadilla y uno de esperanza:
Un “Falso con consecuencias reales”: Un “comunicado” apócrifo de Protección Civil que ordene evacuar colonias. Pánico, saqueos, accidentes. Nadie herido por la IA; todos por la estampida.
Un “Verdadero desmentido como falso”: Un video auténtico que documenta un abuso policial. Los responsables gritan “deepfake”, “IA”, un juez timorato concede medidas cautelares, y el reportero enfrenta proceso. La evidencia muere antes que el delito.
Uno de esperanza: que la norma haga lo que promete: perseguir mentiras sintéticas dañinas, proteger a víctimas (como las 400 estudiantes de Zacatecas) y blindar la crítica. Se puede, si se afina y lo hacemos de forma acompañada y profesional. No a la ligera.
La delgada línea entre vigilar y castigar —permítanme el guiño— no debería cruzarse hacia castigar al que vigila. La prensa, con sus errores y excesos que a veces tenemos (no me subo al púlpito ni tiro la primera piedra), sigue siendo el semáforo en una avenida oscura: si se apaga “por seguridad”, lo que viene no es orden, sino una carambola con trágicas consecuencias.
Cierro con una imagen. La IA es el Orson Welles de nuestros tiempos: puede narrar invasiones que no existen y desmentir revoluciones que sí ocurrieron. La diferencia será si, en San Luis, ponemos reglas claras, peritos que sepan, y un principio simple grabado en piedra: a la verdad no se le pone grillete; a la mentira, sí.
Insisto, si lo hacemos bien, con profesionalismo y sin miedo, quizá esta vez la radio hablando de marcianos no provoque pánico, sino lucidez.
Mañana será el diputado de Morena Carlos Arreola (qué casualidad) el que anuncie el desarrollo inmediato de foros con ciudadanos, académicos, especialistas, periodistas, abogados y otros grupos para discutir, plantear y afinar la iniciativa aprobada. Aunque lo convoque Arreola, ni modo, me apunto.
Nota: Esta columna no fue redactada con IA, sino con MIR (Mi Ignorancia Regular).
Hasta la próxima.
Yo soy Jorge Saldaña.
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Ciudad
Se dispara la violencia familiar en vacaciones; SSPC refuerza prevención
Juan Antonio Villa dijo que los domingos por la tarde son los días que concentran más reportes
Por: Redacción
A unas semanas del inicio formal de las fiestas decembrinas, la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC) advirtió que los casos de violencia familiar tienden a incrementarse durante este periodo, especialmente después de que los niños salen de vacaciones.
El titular de la dependencia, Juan Antonio Villa Gutiérrez, señaló que cada año se registra un repunte en llamadas de auxilio relacionad as con agresiones dentro del hogar , en gran parte provocado por el consumo de bebidas alcohólicas y otras sustancias.
Villa Gutiérrez explicó que, aunque este comportamiento es cíclico, la SSPC trabaja actualmente desde el área de Prevención del Delito para que mujeres, niñas, niños y ciud adanía en general aprendan a identificar conductas violentas que a menudo se normalizan, como la violencia psicológica o económica.
“El objetivo es inhibir en lo posible el incremento de la violencia familiar”, afirmó el secretario.
El funcionario señaló que no existe una zona específica donde se concentren los reportes, pues la incidencia varía; sin embargo, detalló que los domingos por la tarde suelen ser los momentos con mayor número de denuncias, nuevamente influido por el consumo de alcohol.
La SSPC aseguró que mantendrá operativos y vigilancia reforzada durante las semanas previas y posteriores a las vacaciones decembrinas.
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Destacadas
Propuesta de sueldos policiacos en SLP reducirá actos de corrupción: SGG
La iniciativa sobre los salarios de elementos municipales se presentará antes de fin de año
Por: Redacción
J. Guadalupe Torres Sánchez, secretario general de Gobierno de San Luis Potosí, informó que las autoridades estatales continúan en el análisis y recaudación de información de la iniciativa legislativa para que los policías de los 59 municipios reciban un sueldo mínimo de 15 mil pesos. Esta medida busca brindar mayores garantías a los elementos de seguridad, reducir actos de corrupción e incluso evitar que se filtre información a grupos de la delincuencia organizada.
Para lograr dicha homologación, Torres Sánchez explicó que se han llevado a cabo mesas de seguridad en distintos municipios, donde se dialoga con presidentas y presidentes municipales para conocer su estado de fuerza
y los salarios actuales de los uniformados.Sobre estas reuniones, el secretario señaló que existe una gran disparidad salarial, pues algunos municipios pagan siete mil u ocho mil pesos mensuales, cantidad que consideró insuficiente para garantizar una vida digna.
Por último, Torres Sánchez indicó que la intención es presentar la iniciativa ante el Congreso del Estado antes de que concluya el año, con el fin de que el Poder Legislativo cuente con el tiempo necesario para su análisis.
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