abril 24, 2024

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#Entrevista | Los caminos que llevan a Roma

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La Orquesta platicó con Martha Liñán, la cineasta potosina que participó en el área de vestuario de la multipremiada película de Alfonso Cuarón

Por: La Orquesta

Desde el diciembre pasado no se habla de otra película mexicana que no sea Roma (2018) del director mexicano Alfonso Cuarón (Children of Men, 2008; Gravity, 2011). El intimista relato del realizador -estrenado desde el 14 de diciembre por Netflix- está contado desde la perspectiva de Cleodegaria Gutiérrez, trabajadora doméstica de la familia, interpretada por la debutante Yalitza Aparicio, y con la participación de Marina de Tavira, Nancy García y José Antonio Guerrero.

Roma le ha valido a su director, actrices y a la producción en general, el reconocimiento de la crítica y la audiencia, cosechando premios en los Golden Globes, Goya, BAFTA, y el León de Oro en el Venice Film Festival. Las alabanzas no han dejado de llegar para la producción mexicana (que obtuvo el estímulo de Eficine), y ahora está a punto de hacer historia en Hollywood, al ser contendiente a 10 premios de la Academia de las Ciencias y las Artes Cinematográficas.

En la víspera de tan importante fecha para Cuarón y todos los involucrados, La Orquesta conversó con la cineasta potosina Martha Liñán, quien fue parte de la producción en el área de vestuario, y quien nos cuenta un poco más sobre el trabajo artesanal que hubo en la creación de tan imponente obra.

 

Martha Liñán es una cineasta potosina, egresada de la UASLP y del CCC

LO: ¿Cómo fue que se dio tu participación en la película de Cuarón?
ML: En enero de 2017 recibí un correo de mi escuela (Centro de Capacitación Cinematográfica) en el que la producción de la película solicitaba apoyo. Acababa de egresar en diciembre, así que mandé mi correo para ver si había un puesto, me dijeron que el trabajo era muy pesado, habría que cargar cosas y hacer esfuerzo físico constante, pero acepté. Específicamente apoyé durante el rodaje de las escenas del Halconazo donde tuvimos mil extras. La producción rentó un salón donde se colocaron los vestidores y el primer día me tocó organizar, clasificar y acomodar todo el vestuario de los extras. Mi último día filmamos las escenas del exterior e interior de la mueblería, que es donde Cleo y la Abuela ven todo lo que pasa abajo en el atentado. Aproveché para aprender más sobre vestuario y asistí a la vestuarista de los actores principales, así fue como pude conocer más sobre la historia y convivir con Yalitza y Verónica García.

 

LO: ¿Cuál ha sido el impacto personal de haber participado en la película mexicana más importante de la década?
ML: Lo que me llevo es el aprendizaje de hacer cine a gran escala, el ver a Alfonso Cuarón dirigir, conocer a gente súper talentosa en lo que hace, aprender de un departamento en el que no tenía experiencia. Y a pesar de que solo fui un pequeñísimo engranaje en toda esta maquinaria agradezco las atenciones que la producción ha tenido.

A pesar de ser una película diferente en escalas y forma, al resto de los dramas Hollywoodenses —filmada en blanco y negro, en español y mixteco, sin “grandes estrellas” y con una historia tan íntima—, Martha considera que su éxito se debe a ciertos aspectos primordiales: “El que sea una película de Alfonso Cuarón en principio la hace relevante, por la carrera que ha construido, además en su recorrido por festivales dio mucho de qué hablar. Creo que es una película que conecta con todo tipo de público, ya que está técnicamente hecha de manera excepcional, pero a su vez la historia, al ser tan humana, conecta con gran parte de la audiencia”.

POR EL CAMINO CORRECTO

Liñán es egresada de la carrera de Ciencias de la Comunicación por la UASLP, pero se integró al ambiente cinematográfico tras cursar el diplomado en producción de cine en el Centro de Capacitación Cinematográfica, academia con más de 40 años de prestigio en la formación de especialistas del séptimo arte.

Ya como productora, Liñán ha trabajado en diversos proyectos al lado de noveles artistas como Danae Reynaud, Armando Espitia, y experimentados actores como Sebastián Aguirre, entre otros. Su corto “El amor dura tres meses” (2018, Dir. Rafael Martínez García) obtuvo en octubre pasado el Premio a mejor cortometraje michoacano en el Festival Internacional de Cine de Morelia.

LO:¿Qué significó para ti que su trabajo fuera reconocido en uno de los festivales de más prestigio en el país?
ML: El FICM es uno de mis festivales favoritos porque el cine es lo que importa, durante el festival ves de 3 a 4 películas diarias y siempre traen lo mejor de la programación de festivales como Cannes y Berlín. Esta fue la segunda vez consecutiva que un corto que produzco queda en su Selección Oficial y haber ganado fue una grata sorpresa. El reconocimiento de un festival tan importante me dio la seguridad de estar en el camino correcto.

Liñán durante la realización de uno de sus cortometrajes

LO: ¿Qué es lo más complicado de tu labor como productora?
ML: Depende del proyecto, pero el dinero siempre es un tema importante, sobre todo cuando son trabajos independientes. Los cortometrajes, al no tener una salida comercial, suelen ser más complicados al momento de conseguir los recursos necesarios.

Como productora tienes que buscar soluciones creativas para realizar el proyecto. Cuando son largometrajes tenemos los fondos del gobierno, ya que el cine en México aún no es autosustentable como en otros países, pero cada año se ha vuelto más complicado con los recortes que se realizan a cultura. El gobierno sigue sin entender que la cultura es básica y esencial.

LO: ¿Cuál piensas que es el mayor obstáculo para los jóvenes cineastas, en un medio tan competido y volátil como el cine?
ML: En este medio no hay de otra más que ir y hacer. Si tienes una historia, cuéntala, no importa de la forma que sea sino darte a conocer. Lo más valioso en una película siempre serán las historias, es lo que conecta. Las escuelas de cine ayudan mucho y nosotros tenemos la fortuna de contar con dos de las mejores del mundo, pero también el ver cine, leer y analizar es de gran importancia. No podemos esperar a que las oportunidades nos lleguen, tenemos que crearlas. También creo que los cortometrajes sirven para explorar y los festivales de cine son grandes plataformas para salir al mundo.

EL DILEMA DE NETFLIX

Sobre la discusión entre la distribución de Roma, en la que las ventanas como Cinépolis y Cinemex, principales cadenas comerciales en nuestro país, se rehusaron a estrenar la película ante el lanzamiento en Netflix (sin los 90 días de distancia que estas empresas solicitan entre el tiempo en salas y su disponibilidad en streaming) Martha opina que lo mejor que le pudo haber sucedido a Roma fue que Netflix la adquiriera: “la puso al alcance de todos globalmente y además permitió que cines y salas independientes la proyectaran para así alcanzar a más público”.

“Si la película hubiera tenido una corrida comercial convencional se hubieran expuesto a los tiempos de proyección de estas cadenas, es decir que probablemente se hubiera tardado semanas en llegar a todo el país y además ellos hubieran controlado todos los horarios. Al estar en Netflix la gente puede verla en el momento que deseen, en el país que estén. También fue muy interesante la estrategia de Netflix con Roma para llegar al Oscar y para que los aceptaran como Estudio”.

Alfonso Cuarón, Alejandro González Iñárritu y Guillermo del Toro en 2007 

CALIDAD DE EXPORTACIÓN

En una década en donde directores (Cuarón, González Iñárritu, Del Toro), cinefotógrafos (Emmanuel Lubezki) y productores (Bertha Navarro) mexicanos han triunfado en el entretenimiento norteamericano, la joven cineasta potosina habla sobre la relevancia de los premios que Roma ha obtenido.

ML: La película pone al cine mexicano en la mira de todo el mundo, a pesar de que los últimos años “Los Tres Amigos” hayan ganado premios con sus películas, el que Roma se haya realizado en México con crew y cast en su mayoría del país dice mucho, y nos da oportunidad de sobresalir en el mercado internacional. Pienso que una de las cosas más importantes es el que Yalitza tenga tantos reflectores, lo que ella representa tanto dentro como fuera de la pantalla, es lo más valioso, ya que le está dando voz, no sólo a las empleadas domésticas, sino también a toda la comunidad indígena; la representación es muy importante, y que ella esté triunfando le da la oportunidad a muchos de soñar y lograr grandes cosas.

Finalmente, Martha Liñán nos contó acerca de sus próximos proyectos, entre los que destacan los cortometraje “La Oscuridad” de la Universidad de Nueva York dirigido por Jorge Sisto, “Casanova” dirigido por Danae Reynaud y Daniel Carrera, “Blu” dirigido por Orlando Rosillo, además del desarrollo de otros 2 cortometrajes y un largometraje.

Puedes ver el corto de Martha “El Fin” en el canal de youtube del FICM: https://www.youtube.com/watch?v=M04mqUa4JmE

 

Los premios Óscar se entregarán este domingo 24 de febrero a las 19:00 hrs.

 

#4 Tiempos

¿Existe la ciencia neoliberal? | Columna de León García Lam

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VOLUTA

 

Una polarización creciente se ha cernido sobre el mundo y ha generado una guerra de trincheras por todas partes, que si la derecha, que si los conservadores, que si los musulmanes, que si metemos a la cárcel a los que le caen gordos a la tía Tatis, etcétera. Las multitudes se abalanzan a opinar. Usted no, por supuesto, estimada y culta lectora de La Orquesta. Usted y yo no caemos en esa trampa de la opinión sin ton ni son que nos polariza. Sin embargo, quisiera ofrecerle el humilde punto de vista de un antropólogo acerca de la polémica sobre ciencia e ideología. El nuevo CONACYT con H (CONAHCYT) ha acusado a sus antecesores de practicar una ciencia neoliberal y muchos científicos afirman que tal cosa no puede existir, pues la ciencia no tiene ideología.

Una de las grandes fortalezas de la ciencia —virtud que nunca se le ha visto a un diputado— es que es capaz de reconocer sus errores. La ciencia constantemente se inmola a sí misma sobre sus antecedentes. Es capaz de decirse y desdecirse. Esta virtud se basa en un principio de objetividad. La ciencia es capaz de desapasionarse. Es decir, puede reconocer un resultado, aunque este no sea el esperado o resulte adverso a las emociones, afectos o creencias de sus investigadores. Aquí se puede recordar al gran Lineo, quien empeñado en demostrar que en la naturaleza había un orden establecido por Dios, diseñó una clasificación de plantas que terminó por sentar las bases de la teoría evolutiva.

Por eso, la ciencia es capaz de observar objetivamente toda clase de fenómenos y por eso se dice con toda razón que los intereses científicos son ajenos a cualquier ideología.

Sin embargo, la ciencia no solo observa objetivamente átomos, moléculas, células, planetas o microbios. También observa seres humanos, lo cual significa dejar de lado el microscopio y usar el espejo para vernos a nosotros mismos. Las ciencias sociales observan no solo a otros seres humanos, sino a seres humanos que observan a otros seres humanos y esto genera una reflexión muy compleja.

Los colegas físicos, químicos o astrónomos están acostumbrados a una observación directa de los fenómenos que estudian. Los científicos sociales estamos habituados a considerarnos a nosotros mismos en la observación. Esto produce dos visiones científicas de la misma ciencia. Una que supone a la ciencia como una tarea objetiva, neutra y desinteresada y otra que cobra conciencia de cómo los intereses humanos guían a la investigación científica. Entonces para responder a la pregunta ¿existe la ciencia neoliberal? La respuesta llana es sí, sí existe. Hay intereses neoliberales fortaleciendo intencionalmente a ciertos temas científicos. Aun más: hay científicos con intenciones neoliberales practicando ciencia objetiva. Disculpe culta lectora de La Orquesta que dejé abandonado el tema de qué significa ser neoliberal para otra Voluta.

A pesar de la eficacia del método científico y su asombrosa capacidad para darnos conocimientos objetivos, hay suficiente evidencia de que las ideologías de los estados nacionales, las religiones y los intereses económicos juegan un papel fundamental en la llamada ciencia de frontera. La película de Oppenheimer visualiza cómo es que los políticos (y las situaciones históricas por las que atraviesan) manipulan y controlan los avances científicos. Se puede afirmar que el interés científico por la física cuántica no proviene de un interés neutral, sino absolutamente político. No puede existir tal interés inocente o neutro por la ciencia, pues los intereses científicos son dirigidos por intenciones económicas y militares. Una vez reconocida la injerencia de otros aspectos no científicos en la ciencia, habrá que decir que no sólo se trata de acusar al capitalismo o al neoliberalismo como manipuladores del interés científico, sino que también el comunismo, el BRICS y el alter mundo dirige a sus científicos con los mismos intereses económicos y militares.

Las universidades, los centros de investigación, los laboratorios y hasta las bibliotecas responden a los intereses ideológicos de los estados. Abundan los ejemplos: la relación entre las agencias espaciales y los consejos de seguridad, los avances biomédicos, la inteligencia artificial, etcétera.

En otras palabras, la trinchera de discusión que en México se ha abierto intenta responder la pregunta, la ciencia mexicana ¿a quién debe responder? ¿A la sociedad? ¿Al Estado? ¿A sí misma? Si es el Estado quién financia las becas y las estancias de investigación ¿no debe ser entonces quien regule y quien determine los intereses a investigar? Si la ciencia es útil, ¿no debiera dirigirse sus investigaciones al servicio de la sociedad? Pero ¿en verdad la ciencia debe ser útil o debe promoverse la libertad de investigación con independencia de su utilidad? No lo sé.

Por un lado, está la ingenuidad, creer o querer creer que es posible una ciencia desinteresada y desvinculada de los intereses nacionales o globales; por otro, está el terrible pragmatismo que pone a la ciencia como una sirviente del Estado y peor, la constricción a todo espíritu creativo que desee investigar algo y que no responda a los parámetros de la caprichosa sociedad que la mantiene.

En mi opinión, de antropólogo, pero que no necesariamente coincide con mis colegas de profesión y formando parte del fenómeno del que me quejaba al principio, montando el caballo loco de la opinomanía, pienso que la solución es que nuestro sistema mexicano de investigación científica debiera ser lo suficientemente abierto para que coexistamos tanto aquellos investigadores que colaboran entusiastamente en los intereses que atañen al estado mexicano (y que logren por fin la vacuna Patria y los respiradores Écahtl), pero también aquellos que trabajan para intereses corporativos o empresariales y quienes hacemos ciencia artesanal (la cual explicaré en otra ocasión).

Estoy convencido de que, en la tolerancia a la diversidad de posturas y en que, en nuestro país TODAS tengan una posible expresión y posibilidad pública, está la clave ¿y usted qué opina?

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#4 Tiempos

Xantolo 2023, viejos dilemas a nuevas tradiciones | Columna de León García Lam

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VOLUTA

 

Hace un año me llamaron para una entrevista por MG Radio. Jesús Aguilar me preguntó acerca de la importancia cultural del Xantolo, sin embargo sus preguntas poco me permitieron responder lo que con sinceridad pienso. Por ello, un año más tarde, escribo esta columna, para preguntarme y responderme lo que considero que debe ser preguntado y respondido acerca del famoso Xantolo.

 

Pregunta número 1: ¿Qué es el Xantolo y por qué se le considera tradición de San Luis Potosí?

No existe una tradición de día de muertos que se llame Xantolo, al parecer el término proviene del latín sanctorum (Sancta Sanctorum) y el término refiere a los objetos más sagrados de los templos judíos, vaya a usted a saber qué enredos ocurrieron para que se confundiera al sanctorum con xantolo. Lo que sí, es que en las cabeceras municipales (que no son indígenas) se impuso este nombre para llamarle al festival que organiza el municipio cada año: concurso de altar de muertos, concurso de comparsas, etcétera. Puedo asegurar, estimada y culta lectora de La Orquesta, que la fiesta de las cabeceras municipales, poco tiene de semejanza con lo que ocurre en las comunidades indígenas.

 

Pregunta número 2 ¿Entonces el Xantolo es una falsa tradición? ¿Cómo podemos conocer la verdadera tradición del día de muertos?

Tampoco existen las tradiciones falsas, sino más bien existen las tradiciones inventadas. Es muy común que todo aquello que se presenta como “tradicional” sirve como discurso para legitimar al poder en turno. Los gobiernos parten de crear mitos fundacionales tales como “respetar las raíces” o “preservar las tradiciones” y de ahí a la creación de rituales públicos, como desfiles, procesiones, actos solemnes, etcétera. Todos esas festividades son rituales sin religión, generalmente huecas y vacías, pero efectivas. ¿No le parece raro que esos mismos jóvenes que rechazan todo legado cultural estén encantados en celebrar -según ellos- la tradición del xantolo?

 

Pregunta número 3: ¿Cómo se vive el día de muertos en las comunidades indígenas?

Primero, se vive en comunidad. Segundo, la idea principal es compartir con los difuntos tamales, dulces, chocolate o atole.

Las comparsas representan a los ancestros que vienen del otro mundo y llegan a la comunidad.

 

Ahora, le comparto la carta de una ciudadana que me escribió lo siguiente:

Estimado antrop. León García Lam

Quiero contarle lo que ocurre en mi colonia y saber qué opina usted: Mi vecina de junto pone un altar a la Santa Muerte y el día 2 de noviembre saca al esqueleto para organizarle mitote y jolgorio; lo mismo hace con San Juditas, baile con caguamas, mujeres borrachas y pleito. Yo pienso que todo esto está muy mal, porque esta señora confunde la devoción católica con algo parecido a la brujería o el satanismo. 

Yo pongo altar de muertos, tradicional, como se ponía en el rancho de mi abuelita. En una mesa pongo los retratos de los que ya se fueron, con velas, agua y ofrendas para que los difuntos coman y beban, pues tienen sed. Esa es mi creencia católica y pienso que es la que está bien porque es la más tradicional.

El problema es que frente a los domicilios de nosotras, vive una señora, muy seria y recatada que es hermana protestante y dice de nosotras dos, que adoramos al diablo y a la muerte. Yo por más que le explico que lo que yo hago es muy diferente de lo que mi vecina de al lado hace, ella dice que somos igualmente adoradoras de satanás.

¿Usted qué opina Antrop. Lam? ¿Cuál es la verdadera tradición?

 

Mi respuesta es que, de ahora en adelante, hay que llamarle a todo esto “Xantolo”.

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#4 Tiempos

El paisaje | Columna de León García Lam

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VOLUTA

 

¿Qué es un paisaje? La definición que me gusta afirma que es la “impronta visual de cualquier lugar”. Usted se sube a la azotea de su casa y aquello que perciba como un flashazo (la impronta) es el paisaje de su barrio o colonia.

Hace unos días que regresé al terruño (osease la heroica ciudad de San Luis Potosí), debí esperar 40 minutos en una colonia popular y como vi un restaurante con terraza propuse a mi acompañante irnos ahí.  Pedimos cervezas para medir la velocidad del tiempo. Ya sabe: el calorcito, la terraza, la compañía y el paisaje.

  • ¿Cuál paisaje? —preguntó mi interlocutora.
  • Ése, todo lo que ves. —Respondí, señalando con el dedo un montón de fachadas y azoteas grises con tinacos negros y cables enredados.
  • ¿A eso le llamas paisaje?
  • Efectivamente, es un paisaje urbano popular. Quizá tú pienses que un paisaje debe ser agradable o bonito, pero he aquí uno que no necesariamente lo es. Aunque, a pesar de todo, a mí me gusta, pues siento cierta atracción por la belleza oculta en la decadencia. Todas esas casas fueron pintadas de amarillo, pero afortunadamente ya se deslavaron y ahora son grises otra vez y esperan ser pintadas de verde o del color favorito del poder en turno.

Luego, horas más tarde, veíamos el paisaje de la sierra de San Miguelito desde la azotea de mi domicilio. Muy parecido al anterior, solo que en esta ocasión el paisaje estaba saturado de viviendas blancas que no son precisamente populares. Temo que el paisaje de aquellos tiempos en que gozamos de la ciudad rodeada de cerros de cantera rosa, que enverdecía en estos días de lluvias se perdió irremediablemente.

—Me da tristeza ver este paisaje. —Dije para mis adentros

  • ¿Por qué? —Me pregunté
  • Porque ha cambiado mi paisaje, lo que vi prácticamente todos los días de mi vida, cuando fui niño, luego joven y ahora adulto, ya no existe. Quizá eso sintieron los ancestros, cuando se fundó una ciudad en medio de la nopalera y por ello la famosa bruja se rebeló. Quizá es lo que sienten los ejidatarios o comuneros cuando un fraccionamiento recién autorizado llega a cambiar la fisonomía de su entorno.
  • Pero ¿por qué dices que es tu paisaje? —Me dije enfatizando el “tu”
  • Primero, porque es lo que siento desde un yo muy interior que no puedo controlar, sino solo aceptar y acaso manifestar, aunque esté equivocado
    , pero también porque hay un yo plural. Estoy seguro de que miles de personas sienten algo parecido: los ejidatarios de la Garita, los comuneros de San Juan de Guadalupe y hasta los colonos de todo el sur de la ciudad debemos sentir que nos destruyeron el paisaje.

Todo eso me dije. Cuando un oleaje de contradicciones me invadió.

Efectivamente, todos esos proyectos inmobiliarios deben basarse en el derecho para afectar el entorno, el paisaje y hasta los recursos esenciales como el agua. No hay intención humana que no lo haga. Así se construyeron las grandes ciudades, el progreso y la civilización humana. Piense usted en cómo la Esfinge y las Pirámides de Egipto modificaron el entorno, no sólo por sus monumentos sino por el control de las anchas aguas del Nilo; de la misma manera, las pirámides de Bonampak, el Partenón, el Empire State y la Muralla China, todo ello ¿no ha modificado el paisaje de manera irreversible? Pues sí. Entonces, los empresarios inmobiliarios de San Luis Potosí tienen el mismo derecho de intervención que los egipcios.

Sin embargo, los 6 mil años (más o menos) que la humanidad lleva modificando el entorno ha llegado a su fin. Los recursos se agotaron y hoy somos cada vez más conscientes de que el desarrollo y el progreso no nos llevan a buen puerto. El reto del mundo actual es lograr poblaciones que no solo sean sostenibles y amigables con el medio ambiente, sino que sean regenerativas del paisaje.

¿Qué significa regenerar el paisaje? Significa volver a colocar las condiciones que mantenían un lugar como era, por lo menos antes de las ínfulas del progreso. Dicho de otra manera, es exactamente lo opuesto a lo que los intereses inmobiliarios y nuestros gobiernos estatal y municipales actuales están ejecutando por todas partes.

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