#4 Tiempos
El padre de la cirugía moderna en San Luis Potosí | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash
EL CRONOPIO
El Dr. Gustavo Pagenstecher radicado en San Luis Potosí desde el año de 1884 y posteriormente en la ciudad de México, destacado ginecólogo y experto cirujano, puede considerársele el médico, con sentido altruista y filantrópico del siglo XIX, representativo de la costumbre de ofrecer servicio social que desplegaban los médicos que ofrecían su servicio gratuito a la población desprotegida en la ciudad de San Luis Potosí, durante el siglo XIX. Su grado altruista le llevó a fundar un sanatorio adecuadamente instalado y con el instrumental suficiente para realizar cirugía mayor: el Hospital Quirúrgico Gratuito de San Luis Potosí, que contaba con salas especiales antecesoras de las unidades de cuidados intensivos que se instalaron hasta mediados del siglo XX en el país y donde realizara importantes intervenciones que le llevaron a ser reconocido como el padre de la cirugía moderna potosina.
El Dr. Gustavo Pagenstecher llegó a México y se trasladó a San Luis Potosí en 1884 que era una de las ciudades más adelantadas culturalmente y con grandes avances científicos en especial en la medicina; llegó acompañado de su esposa María Blain, a su llegada, la comunidad médica potosina revisó sus títulos y exceptuando examen le dio autorización para ejercer; nació en la Martinica Francesa en 1855, hijo de emigrantes alemanes. En 1879 sustentó examen y se recibió en la Facultad de Leipzig en Alemania y en la Facultad prusiana de Halle. En poco tiempo se convirtió en uno de los importantes médicos de la ciudad haciéndose de una buena reputación y calidad en el tratamiento de buen número de pacientes, así como los estudios y aportaciones en el campo de la ginecología y cirugía que registro en publicaciones especializadas y populares.
La Academia Nacional de Medicina lo nombró socio correspondiente en 1895 por unanimidad de votos, al dictaminar su estudio: monografía sobre manifestaciones de la gonorrea. Posteriormente tendría una disputa con la Academia al pretender ocupar puesto de socio titular presentándose a la vacante de miembro de la Sección de Ginecología, lo que causó polémica en ámbitos sociales y médicos, pues después de ser evaluado favorablemente, fue impugnado su nombramiento por una comisión de quince miembros de la Academia Nacional de Medicina por cuestiones estatutarias, en dudosa interpretación de las mismas, renunciando finalmente como protesta el Dr Pagenstecher a la Academia. Fue nombrado vicepresidente de la sección de ginecología en San Luis Potosí en 1892. Participó como vicepresidente en 1896 en el Congreso Médico Panamericano celebrado en México, y como producto del desempeño mostrado fue nombrado Presidente Honorario del Tercer Congreso Médico Mexicano celebrado en Guadalajara en 1897, ahí la prensa hizo elocuentes elogios y publicó una serie de cinco trabajos en El Tapatío: de los hematomas pélvicos en sus relaciones con los embarazos ectópicos; de la gonorrea, sus manifestaciones y consecuencias para ambos sexos; treinta operaciones vaginales; algunas consideraciones sobre el origen de los prolapsus uterinos y su tratamiento quirúrgico; y, un caso de hydrosalpugitis inilateral operado con éxito por la celiotomía vaginal anterior. Las muestras de agradecimiento por sus pacientes no se hicieron esperar, era común que fueran enviadas a los periódicos locales como El Contemporáneo, donde en 1897 el Sr. Joaquín Paradilla agradecía, en una misiva enviada a Manuel Muro director de El Contemporáneo, el trabajo del Dr. Pagenstecher por su cirugía y el recobro de su salud de una hernia inquinal; al igual que un diario del puerto de Tampico que menciona su reconocimiento como cirujano al practicarle a una señora del Puerto operación que le salvó la vida.
Sus aportaciones a la cirugía fueron sobresalientes de tal forma que se le considera el padre de la cirugía moderna potosina, fue el primero en realizar resecciones de intestino y llevó a cabo las primeras intervenciones intraabdominales, en 1902 reportó la realización exitosa de cinco apendicetomías y realizó la primera ligadura de meníngea media hecha en México en 1898, actividad quirúrgica de primera magnitud, introdujo la asepsia desde su llegada en 1884 en San Luis Potosí.

Fotografía del Hospital Quirúrgico Gratuito, de la colección de Rafael Agundiz
El altruismo y filantropía del Dr. Gustavo Pagenstecher se manifestaría en uno de sus grandes proyectos, el Sanatorio Gratuito donde implementaría novedades hospitalarias y brindaría un servicio de calidad a toda la población. A pesar de que se registra su inauguración en 1899, en realidad el hospital ya operaba al menos un año antes y era mantenido con recursos del Dr. Pagenstecher y aportaciones de personalidades de la sociedad potosina, así como donativos por gratitud para su fundación, como la del acaudalado minero Pedro Barrenechea, de quien un pariente cercano fue intervenido quirúrgicamente por Pagenstecher de un traumatismo craneano con hematoma subdural, realizando así la primer ligadura de la arteria meníngea medía, ya mencionada. Al parecer el Sr. Berrenechea le donaba la casa donde Pagenstecher instalaría su sanatorio, en la que sería la calle del Centenario No. 10, hoy avenida Venustiano Carranza, iniciando sus funciones como Hospital Ginecológico, al menos desde 1898, pues para el mes de junio se anunciaba en El Contemporáneo su posible cierre por la falta de apoyo económico, pues era subvencionado sólo con los recursos del Dr. Pagenstecher.
“…la filantropía de este distinguido galeno ha llegado al grado de tener como tiene en dicha población un hospital en pequeño que sostiene de su peculio particular para curar gratis á todos los pobres. Esto si es hacer caridad y hacer el bien a la humanidad doliente”
FOTO:
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#4 Tiempos
Selección Femenil Sub-17 el despertar desde Marruecos | Columna de Arturo Mena “Nefrox”
TESTEANDO
En Marruecos se está escribiendo una historia que podría marcar el rumbo del fútbol femenil mexicano. La Selección Sub-17 llegó al Mundial con la ilusión intacta, pero también con el peso de representar a un país que exige crecimiento, identidad y resultados. No es solo una competencia juvenil, es la oportunidad de demostrar que el talento mexicano está listo para dar el salto.
El torneo comenzó con un tropiezo doloroso ante Corea del Norte. Fue un golpe que dejó lecciones más que heridas. Pero lo más importante no fue la derrota, sino la reacción. En el siguiente encuentro, frente a Países Bajos, México mostró carácter, temple y una madurez poco común para su edad. Ese triunfo ajustado cambió por completo la atmósfera del grupo y reavivó la confianza.
Con el paso de los partidos, la selección se reencontró con su mejor versión: ordenada en defensa, solidaria en el medio campo y valiente al frente. Las jugadoras comenzaron a jugar con una convicción distinta, sabiendo que el esfuerzo colectivo podía llevarlas lejos. Esa confianza las ha impulsado hasta los cuartos de final, donde ahora deberán enfrentar a Italia, un rival con tradición, técnica y ambición.
El duelo ante las italianas será una prueba de madurez. México llega con un grupo que no teme a los nombres ni a los antecedentes. Lo que se ha visto hasta ahora es un equipo que juega con personalidad, que corre cada b alón como si fuera el último
y que entiende que representar al país en una Copa del Mundo es un privilegio que se honra con entrega total.Más allá de los resultados, este torneo está dejando señales alentadoras. La evolución táctica, la inteligencia en la recuperación y la capacidad para sostener el ritmo de juego muestran que el proceso del fútbol femenil en México empieza a consolidarse. Ya no se trata de promesas, se trata de hechos.
Estas jóvenes futbolistas no compiten solo contra rivales extranjeros, sino también contra una historia que durante años les negó visibilidad. Hoy, ellas están cambiando la narrativa. Cada pase, cada jugada y cada gol son una afirmación de que el fútbol femenil mexicano está listo para ocupar su lugar en la élite.
La Selección Mexicana Femenil Sub-17 está viviendo un momento clave. Enfrentar a Italia en los cuartos de finalno es solo una cita deportiva, es la oportunidad de confirmar que México tiene una generación capaz de mirar de frente a cualquier potencia. Pase lo que pase, este equipo ya dejó claro que el futuro del fútbol femenil nacional no es una promesa: es una realidad que acaba de comenzar.
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#4 Tiempos
Agua, territorio y sociedad, el tema del mes de La Ciencia en el Bar | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash
EL CRONOPIO
Continúa el ciclo número cuarenta de La Ciencia en el Bar, que está por cumplir cuarenta años de actividades siendo el programa de este tipo, pionero en nuestro país y que fue establecido para festejar los cincuenta años de la Física en San Luis que ahora llegará a los setenta.
En este ciclo conmemorativo toca el turno a la Dra. Azalea Judith Ortiz Rodríguez que abordará el tema, Agua, Territorio y Sociedad: construyendo puentes entre la ciencia y la gente a través de la conectividad; tema por demás interesante e importante pues aborda el problema del agua, sustancia vital para la vida y el desarrollo de nuestras sociedades.
En anteriores sesiones de La Ciencia en el Bar, se ha tratado este tema y ahora la Dra. Ortiz nos presentará nuevos aportes a esta problemática donde la participación ciudadana es de vital importancia en esa liga con los especialistas a fin de resolver los grandes problemas sociales asociados a el agua, incluyendo los aspectos territoriales. La sesión de hace diez años que consistió en una mesa redonda con el tema de agua, leyes y derechos, puede consultarse en mi canal de youtube:
La charla se llevará a cabo este miércoles 29 de octubre en punto de las ocho de la noche en la Cervecería San Luis, ubicada en Calzada de Guadalupe número 326, la entrada es gratuita y no hay obligación de consumo; es un escenario informal de convivencia entre el gran público y la comunidad científica potosina que aporta y pone a discusión sus resultados científicos en aras de formar mejores sociedades.
La formación de la Dra. Azalea Judith Ortiz Rodríguez ha sido muy variada, realizó una licenciatura en Geografía titulándose en 2010, posteriormente la maestría en ciencias en Geología Aplicada (2012) y, finalmente su doctorado en el programa institucional de la UASLP en ingeniería y ciencias de materiales graduándose en 2017.
Tuvo una estancia posdoctoral en el Instituto de Investigación en Zonas Desérticas de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí de 2020 a 2024, donde se enfocó en cuestiones de la conectividad hidrológica en varios contextos ambientales, publicando sus resultados en revistas especializadas en cuestiones hídricas. El tema del que nos hablará es justamente lo que trabajó en el Instituto de Zonas Desérticas bajo la dirección del Dr. Carlos Alfonso Muñoz Robles.Ha colaborado en la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México y en el campus Juriquilla en Querétaro de la misma universidad. Es una joven científica formada en los programas universitarios de la UASLP y formada como investigadora en el programa de Ingeniería y Ciencias de Materiales que es uno de los más importantes programas de formación científica de la UASLP que reúne a un buen número de dependencias universitarias dedicadas a la investigación científica y donde participan grupos de investigación en diversas áreas del conocimiento. En este programa que está cumpliendo veinte años, han egresado más de doscientos investigadores con el grado de doctor, entre los que se encuentra la Dra. Azalea Judith Ortiz Rodríguez.
Los invitamos este miércoles 29 de octubre en la Cervecería San Luis a escuchar la charla sobre agua en el tema de conectividad hídrica, que nos presentará la Dra. Judith Ortiz.
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#4 Tiempos
La seriedad y la risa | Columna de Juan Jesús Priego Rivera
LETRAS minúsculas
Un amigo mío, ejecutivo de cierta importancia, tan pronto como llega a su oficina arquea las cejas, se compone la corbata y adopta una pose tan autoritaria que a uno le dan ganas de obedecerle en todo. ¡Dios mío, qué transmutación de un minuto a otro y de una puerta a la siguiente! ¡Pero si apenas hace cinco minutos venía en su auto contando chistes rojos! Cuando se apeó del automóvil aún sonreía, pero apenas entró en el edificio adoptó un tono tan cadavérico y malhumorado que ya sólo verlo daba miedo. ¿Estoy ante uno de esos que los psicólogos llaman ciclotímicos?, me preguntaba yo lleno de asombro, pues no me explicaba cómo se podía pasar de un estado de ánimo a su contrario de manera tan radical y, sobre todo, en tan corto tiempo.
-Señorita –dijo mi amigo apretando un botón y levantando una bocina-, ayer por la tarde le pedí que revisara el expediente X. ¿Lo hizo usted?
La señorita tartamudeaba en la lejanía, presa de un pánico feroz.
-Sí, sí, lo he hecho. ¿Quiere usted revisarlo, licenciado?
Yo miraba a mi amigo como preguntándole: «¿Eres tú? ¿De veras eres tú?». Pero él hizo como que no entendió mi pregunta, y en eso la secretaria anunció la llegada del famoso y temido expediente X.
Entonces recordé lo que, según dicen, aconsejó una vez Anaximandro el filósofo a Pericles el político: «Acuérdate de lo que te digo: para seguir en el poder hay que ser serios». Y sonreí con cierta malicia, como entendiendo por fin de qué iba la cosa. Pero, ¿había leído mi amigo a los filósofos griegos?
Lo dudo. Ya el Memín Pinguín hubiera sido demasiado para él. Y esto lo digo no en plan de mofa, sino ateniéndome a lo que él mismo me dijo un día, a saber: que el único libro que había leído en su vida, y de eso hacía ya muchos años, era el instructivo de una cámara Nikon que acababa de comprar en aquel entonces; pero, de ahí en fuera, nada más…
–Es apasionante leer los instructivos y a la vez muy divertido –me dijo aquella vez-. Pero, ¿quién lee ya estas obras maestras de la concisión? ¡Es la literatura más olvidada de todas! No miento si te digo que mi modesta biblioteca personal, si puedo llamarla así, está formada sólo por esos instructivos o manuales de uso que la gente desecha con desconsiderada facilidad. ¡Tengo más de cien! Algún día leeré los noventa y nueve que me faltan.
¿Bromeaba mi amigo diciéndome estas cosas? Pero no, no bromeaba: recordemos que estaba en su oficina y que él, allí, no se habría permitido ni la sonrisa más discreta.
Pero ahora hablemos de una mujer a la que conozco. En su juventud fue algo hermosa, según pude verlo en viejas fotografías conservadas con devoción por ella misma en un álbum que, de tan pesado, nadie aceptaría cargar durante cinco minutos seguidos. Sí, digamos que fue bella. Pero cometió en su juventud el error de hacer caso a una amiga suya del colegio que le dijo un día:
-No permitas que tu hermosura se estropee. Evita, sobre todo, las patas de gallo.
-¿Y cómo las he de evitar? –preguntó ella, pues realmente le quitaban el sueño todas estas cosas.
-No rías. Y, si puedes, evita también las sonrisas. ¡Estropean el rostro como no tienes una idea! Lo arrugan, lo ajan, lo deforman.
¡Lo mismo pensaba aquel monje amargado de El nombre de la rosa!: «La risa sacude el cuerpo, deforma los rasgos de la cara y hace que el hombre parezca un mono».
Desde entonces aquella mujer ya nunca rió, conformándose, para manifestar su alegría, con estirar la boca y hacer una mueca, cual si estuviera ante un espejo comprobando que no se le ha quedado nada entre los dientes después de haber comido. ¿Sonreír de veras? No, gracias. Debo cuidarme de las patas de gallo.
Y así podría contra infinidad de historias más; baste por el momento con decir que, si bien la sonrisa tiene enemigos, yo preferiría mil veces que nadie me obedeciera y todo se me arrugara, a andar por la vida mostrando una horripilante cara de tabla.
Escribió el padre Auguste Valensin en su diario (anotación del 10 de mayo de 1937): «No sentir miedo de Jesús, no sentir miedo de mi Padre. Me imagino a Jesús con sus apóstoles. Llega a la orilla del lago donde los niños juegan. Y, al verlo, huyen los niños. Una madre le trae a su niñito de seis años y el pequeñín, aterrorizado, se agarra a las faldas de su madre, grita, quiere escaparse de allí. ¡Lo contrario de lo que sabemos que ocurría! Y me pregunto: ¿qué sentimientos hubiera experimentado Jesús? ¡Es tan doloroso darse cuenta de que se infunde miedo! Y todavía el miedo de un niño no puede realmente entristecernos porque es irrazonado, pero Jesús, que vino por amar a los hombres y fue todo amor para ellos, si hubiera visto a los que se acercaban a Él y a quienes ofrecía su afecto retirarse muertos de miedo; si hubiera visto a sus apóstoles tratarle como un maestro severo, mientras que Él se mostraba para con ellos indulgente y suave; si hubiera visto que los pecadores evitaban incluso por respeto su presencia, ¡qué pena hubiera experimentado!».
Jesús debió sonreír, y muy a menudo; debió ser incluso un maestro en el arte de la sonrisa, pues de no haber sido así, ¿por qué iban los niños a correr a abrazarlo espontáneamente, como sabemos que lo hacían? Somos más bien nosotros, sus discípulos, quienes hemos caído a veces en la tentación de la seriedad. ¡Como si por parecer serios nuestros enemigos fueran a respetarnos más! Quizá sea demasiado injusto al decir esto, pero un cristiano que infunde miedo –sea cual fuere su trabajo en la viña del Señor-, aún no ha podido ser cristiano más que a medias.
¿O me equivoco, estimado lector?
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