noviembre 26, 2025

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#4 Tiempos

El “Chat Attack y María Luisa Albores” | Apuntes de Jorge Saldaña

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Apuntes

Amigos del “yo no olvido el año viejo” e hijos de “mi viejo caballo de palo”, se acabó el recalentado. Que conste que no es por trasnochado, pero en la práctica es hoy miércoles 5 de enero el día que palpable, real y crudo, arranca en la arena política y social el año para los potosinos.

Este 2022 abre a batir de tambores: esto es guerra y no hablo siquiera de la que apenas deja ver sus armas elevando los contagios vertiginosamente y que ha alertado a los sistemas de salud del gobierno del estado.

Estoy hablando de una guerra en la que se enfrentan dos fuerzas, una aparentemente imparable y otra, aparentemente inamovible (No hay universo donde existan ambas, por eso la acotación de “aparentes”).

Los llamados por las trompetas al combate son ni más ni menos que el poder federal, (léase el presidente, la 4T, AMLO) que se presentan a batalla en contra de las sólidas fuerzas de los poderes fácticos incrustados como roca volcánica del Mesozoico de los grandes capitales en San Luis Potosí. El botín es añejo, pero día con día más valioso: Nada más 111 mil hectáreas de la Sierra de San Miguelito.

María Luisa Albores González es la general que ha enviado el comandante en jefe, Andrés Manuel, para librar esta batalla. En el otro bando figura al frente con espada en alto y caballo blanco, Carlos López Medina, que representa a casi un centenar de “capitanes del capital”. Los primeros quieren Área Natural Protegida, todo o nada. Los segundos quieren convertir en oro 2 mil hectáreas y están dispuestos a lo que sea por ese cofre. Esto es el “Chat Attack”

Apenas el 13 de diciembre pasado, redes sociales, activistas, ambientalistas y voceros celebraban por todo lo alto la declaración completa de la Sierra protegida. El triunfo embriagó a los defensores de las causas: “la cuatro te” había cumplido, el “La sierra no se toca” se hizo realidad, “la Sierra no se vende, se cuida y se protege”, había triunfado sobre el mal…

Espero no ser yo quien rompa esa breve pompa de alivio y aliento, pero es mi deber informar que duró más el gozo de la protección serrana, que una olla de ponche caliente en una vecindad populosa.

El último día del año se tomó el acuerdo y fue publicado en estrados el lunes 3 de enero:

El núcleo agrario denominado Comunidad de San Juan de Guadalupe y Anexos, Tierra Blanca y San Miguelito y anexos promovió, a través del presidente de comisariado y autoridades comunales, un amparo que echa por tierra la declaratoria federal.

Así es, Culto Público. Dos juristas por separado me lo han confirmado y aunque hay lugar a la interpretación, lo que es un hecho es que los dueños de la Sierra, los poco más de 300 comuneros, los herederos de un terreno donde cabría la mitad de otra ciudad, que ha sido de ellos y sus familias prácticamente desde la Independencia, han dicho NO a la declaratoria de la misma como Área Natural Protegida.

No tengo, por supuesto, el testimonio de los más de 300, pero sus autoridades, sus representantes, y en un cálculo mesurado más del 80 por ciento de ellos, están a favor del proyecto inmobiliario y a que el cofre de las 2 mil y pico de hectáreas sean convertidas en oro a favor del bando de los “Capitanes del Capital”.

No hay duda, y si gusta usted comprobarlo es fácil buscar el expediente 1364/2021-VIII del juzgado cuarto de distrito.

Son los dueños de la tierra social y no los voceros o activistas los que buscan detener la declaratoria de ANP en la Sierra de San Miguelito.

La razón es mundana y simple, se llama: dinero.

El bando de los del capital, los que se lanzan en el “Chat Attack” han puesto sobre la mesa más de 80 millones de pesos, 22 de ellos ya en manos de comuneros y representantes de los mismos.

El bando del gobierno federal les da solo la satisfacción de defender su tierra y les ofrece un programa de siembra de piñón que le dará a cada comunero algo así como 3 mil pesos al año (Sí leyó bien, 3 mil pesos al año para cada comunero).

Hoy será un día vital para el desarrollo de la batalla. Queda claro que el gobierno federal está a favor de defender la Sierra, pero ¿no es también el mismo gobierno que vela por los intereses de los más pobres?

Legalmente, el amparo dicta que “se guarde el estado de las cosas”, es decir, antes de la declaratoria, por lo que la asamblea puede decir “sí” al negocio del centenar de corsarios inmobiliarios y decidir si sembrar piñones o recibir algo así como 60 mil pesos mensuales durante los próximos 20 años, pero ¿urbanizar la Sierra es el futuro que deseamos todos los demás que ni dueños ni socios ni comuneros?

Entre la esgrima se encuentra la postura del Gobierno del Estado. ¿Jugará de lado de la gente? ¿De cuál gente? ¿De los dueños de la Sierra (los auténticos) aun cuando quieran asociarse al batallón inmobiliario? ¿Se jugará del lado del gobierno federal y la declaratoria? Digo, no parece ni tiempo ni circunstancia para que Ricardo Gallardo contradiga a AMLO, pero tampoco su gobierno puede permitir violar un amparo…

Las trompetas llaman a la batalla y los tambores se baten. Ambos bandos tienen caballería, infantería y ataque aéreo (mucho ataque aéreo).

Hoy una de la tarde la general Albores desde Palacio de Gobierno, se espera, dará a conocer la primer jugada de su estrategia y muchas preguntas deberán ser contestadas.

Buen acertijo para el gobernador Ricardo Gallardo que, hay que decir, venció en sus primeros 100 días de mandato todas y cada una de las apuestas que tenía en contra, y supo cumplir cada uno de sus compromisos. Al día 102, el que tiene enfrente es un reto político con repercusiones e impacto en muchos niveles, ya veremos su hilar fino.

Por el momento el que esto escribe se repliega (pero no atrinchera) para llevar a usted esta que, todo parece indicar, será una crónica de guerra.

Atentamente… hoy solo Jorge Saldaña.

BEMOLES

GRAN FONDO

De forma y fondo no es poca cosa que el ciclista Nairo Quintana eligiera a San Luis Potosí para llevar a cabo en octubre su evento “Gran Fondo”. Para los que no sabíamos, el colombiano es uno de los mejores del mundo, lleva en el pecho el triunfo de vueltas ciclistas de talla global y estuvo a poco de ser coronado en el Tour de Francia. El evento, prácticamente significa poner en los ojos del planeta a nuestra capital potosina y será algo nunca visto. Gracias al colombiano por elegirnos y a las buenas artes de la autoridad municipal por hacerlo posible. ¿Quién se anota como voluntario? #FondoEnSLP

ANUNCIO CLASIFICADO

En breve circularán físicamente, en tinta y papel, misivas con información clasificada. Una alternativa única y de alivio que ofrecerá La Orquesta a la impersonal y efímera velocidad digital. Si usted es uno de los elegidos en recibirla, no la divulgue y mucho menos la comparta. Son las cartas de navegación que de a poco le serán reveladas. #CartasDeJorgeSaldaña

PREGUNTA

Cada vez circula con mayor velocidad una leyenda urbana en tierras potosinas. ¿Alguien ha escuchado sobre la “Mujer Tigre”? Es una historia descabellada que reúne peculiares y cuasi heroicos actos de una mujer de honor, valiente, ágil, osada, de mirada penetrante y alma devastada. Acecha a los traidores, a las y los infieles, dicen que toma venganza de las almas heridas o traicionadas… Investigaré cauteloso el caso y, de ser posible, por entregas le contaré de sus andanzas #LMT

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#4 Tiempos

“México, esta niebla que arde” | Apuntes de Jorge Saldaña

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APUNTES

Culto Público, si no han leído la novela “Niebla Ardiente” de la muy joven escritora, Laura Baeza, les recomiendo hacerlo como desde ayer

Tuve la oportunidad de conocer a Laura personalmente hará unos cuatro años, ¿Qué les digo? Una de esas circunstancias alineadas que convergieron en el segundo piso de la librería Gandhi del centro, la de los Arcos Ipiña.

Fue en un taller breve de escritura creativa previo a la presentación formal de su libro, el que les recomiendo. Si conocerla fue una circunstancia, convivir con ella e intercambiar casualidades fue de plano como regalo de estrella fugaz.

Fui de los selectos y afortunados que en grupo terminamos sentados con ella en “La Oruga y la Cebada” en el Callejón San Francisco, conversando sobre lo que duele y lo que salva, entre un par de cervezas y una cena sencilla.

Ella me firmó su libro con una frase que ahora, en este 25 de noviembre, regresó a mi atormentada cabeza: “A Jorge, que siempre nos una el deseo por hallar algo más en esta realidad tan rara…con todo cariño, Laura Baeza”. El momento de por sí, ya era una realidad rara.

A la distancia, empiezo a creer que su frase fue más que optimismo, y es más un deber moral, y es que su ficción (vuelta a releer en estos días) se parece demasiado a México.

No es “spoiler” (o como se diga) pero “Niebla Ardiente” detalla el regreso de su protagonista Esther a México pensando en encontrar a su hermana Irene, quien había desaparecido hace años, y a quien creía muerta, cuando de la nada, un primero de enero en un reportaje que vio en la televisión, Esther la reconoce en una marcha y se lanza en su búsqueda.

Pero la novela, la primera de Laura (y creo que premiada) realmente no comienza allí. Comienza donde casi todas las historias de violencia en este país empiezan: en los pasillos de la burocracia, en los que los papeles cuentan más que las personas.

Esther aparece en un México reconocible para cualquiera: expedientes mutilados, archivos “perdidos”, oficinas donde la verdad siempre llega después de que las secretarias coman sus gorditas grasosas y funcionarios que usan el futuro para encubrir lo que nunca harán.

Es en esa atmósfera donde la desaparición deja de ser un crimen y se convierte en un proceso. Como alguien escribió: los países se definen por cómo recuerdan; México, al parecer, se define en cómo olvida.

En medio de esa maquinaria oxidada, Esther descubre a un policía. No es un héroe: es un hombre cansado que simplemente no rompe las reglas pero las dobla para que la realidad duela un poco menos. Ese personaje era como algo que escribió una pensadora feminista de la que en este momento no recuerdo su nombre “la dignidad aparece cuando alguien no mira hacia otro lado”.

En fin, siguiendo con la novela y nuestra realidad, este policía mira. Acompaña. Abre una grieta. Y sin embargo, ni siquiera es lo suficientemente poderoso para luchar contra un país donde las fosas clandestinas actúan como el archivo nacional.

La comparativa y reflexión con la novela va porque hoy es 25 de noviembre y México sigue siendo esa tierra donde la violencia parece que no importa, sino que se repite. Casi 2 feminicidios cada día. 3,284 mujeres asesinadas en 2024. 89% de impunidad. Una agresión física cada siete minutos. Más de 10 millones de mujeres violentadas digitalmente. En San Luis Potosí, 24,000 víctimas por cada 100,000 mujeres.

Uno quisiera creer que estos números son de un país lejano, pero no. Están aquí, sobre las mismas banquetas que caminamos todos los días. Ese es el verdadero crimen de México: haber entrenado a la gente para no sorprenderse.

Sí, no se debe negar que mucho se ha hecho pero poco alivia (hoy casi todos los gobiernos e instituciones hablan de esto, pero mañana la rutina sigue).

Sí, con la llegada de Claudia Sheinbaum como la primera presidenta de México, llegaron todas…excepto las que no alcanzaron a llegar porque les truncaron la vida.

El nuestro, es un país donde buscar es amor—y protesta.

Igual que como ocurre en la novela de Laura, que no describe un país imaginado sino nuestro México. Uno donde las hermanas encuentran hermanas, donde las madres encuentran hijas, donde las mujeres salvan mujeres. Un país donde todavía hay justicia, pero casi siempre fuera de los edificios públicos.

Y así como Esther enfrenta la niebla, miles enfrentan la opacidad del Estado día tras día: ventanas cerradas, sistemas incompatibles, versiones contradictorias, funcionarios que deletrean la palabra “protocolo” como si lanzaran un hechizo contra la verdad.

México es hogar de una burocracia tan grande que hasta la violencia tiene formularios que completar.

Tras varios años de no recordar la anécdota con la escritora, hoy vuelvo a esa dedicatoria: “encontrar algo más en esta extraña realidad…”

Ese “algo más” no es una esperanza ingenua. Es algo que se parece más a la obligación de nunca acostumbrarse, “la memoria es la única defensa contra la repetición del horror”.

Por esa razón, espero, que por cada mujer desaparecida o mujer luchando por no desaparecer, o lidiando contra cualquier tipo de violencia, recordemos que la niebla espesa arde. Y que si arde, es porque la herida está abierta.

Hasta la próxima. Jorge Saldaña.

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#4 Tiempos

Diego José Abad ilustre formador de potosinos | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash

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EL CRONOPIO

 

El majestuoso edificio central de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí que fuera construido en el siglo XVII y alojara a la Compañía de Jesús se convertiría en un edificio característico de la educación en San Luis Potosí. En ese edificio funcionaría el Colegio de San Ignacio de la Compañía de Jesús orientado principalmente a la educación de primeras letras; posteriormente se establecería en dicho edificio el Colegio Guadalupano Josefino instaurado por Gorriño y Arduengo siendo el primer establecimiento de educación secundaria o superior en San Luis, dando paso posteriormente, al reinstaurarse la República al Instituto Científico y Literario de San Luis Potosí que se convertiría en el primer establecimiento en obtener la autonomía universitaria dando paso así, en el mismo edificio, a la actual Universidad Autónoma de San Luis Potosí.

De los profesores ilustres que tendría el Colegio de San Ignacio de San Luis Potosí, se encuentra Diego José Abad, uno de los impulsores del pensamiento moderno en México y que tuviera influencia del jesuita Rafael Campoy, también profesor en San Luis Potosí y de quien tratamos en anterior entrega de El Cronopio en La Orquesta.

La física, o filosofía natural, formaba parte del cuerpo de temas de la filosofía en los cursos que de ella se realizaban en Nueva España y se dedicaba una parte a la lectura de temas de física, principalmente la aristotélica. De esta forma existirían manuscritos sobre la física como parte de cursos de filosofía, situación que se haría común, al ser redactados apuntes para los diversos cursos que se ofrecerían en Nueva España. La mayoría de esos textos se encuentran perdidos, pero existen las referencias que aseguran su presencia, los cuales fueron escritos, en su mayoría, por sacerdotes y frailes que pertenecían a diferentes órdenes religiosas.

Diego José Abad, puede considerarse el más profundo de los jesuitas innovadores; su Curso fue muy influyente, es bastante completo y se ven por todas partes las influencias modernas. Este curso, que ya no lleva el nombre de Cursus Philosophicus

, sino simplemente el de Philosophia, aparece en un manuscrito del Colegio de San Pedro y San Pablo de México, cuyo contenido se enseñó desde 1754 hasta 1756.

Comprende la lógica, la física y la metafísica. Es el primer intento de asimilar (y no simplemente de atacar, como hasta entonces se hacía las más de las veces) las ideas modernas

. En particular, se refiere a Gassendi y los atomistas, y trata de conciliar el atomismo con el hilemorfismo aristotélico. Intenta hacer lo mismo con Descartes, opuesto al gassendismo.

Habla de la necesidad de construir la física con ayuda de la experimentación y la matemática. Acepta el atomismo en el campo físico, mas no en el metafísico. Dice que muchas ideas aristotélicas sobre el cielo han sido abandonadas por los escolásticos después del descubrimiento del telescopio, mediante el cual se han podido ver las manchas del Sol. Lo mismo en cuanto a la noción del vacío, después de los experimentos de Torricelli, Otón de Gericke y Roberto Boyle. Cita a Maignan, y mucho a Descartes en cuestiones de filosofía del hombre. Aunque las más de las veces defiende la tradición, ya se muestra abierto a integrar ideas de la filosofía moderna.

Fue profesor del Colegio de jesuitas de San Luis Potosí donde enseñó gramática a los potosinos y donde fincó su formación filosófica sin rechazar las ideas del pensamiento moderno, pero con una posición crítica.

Diego José Abad nació en Jiquilpan en 1727 y tras la expulsión de los jesuitas moriría en Bolonia en 1779.

Si se interesan en ubicar su obra en el ambiente cultural y científico de la Nueva España pueden consultar nuestro artículo: Manuscritos y libros Novohispanos y Mexicanos de Física y Filosofía Natural, en la dirección:

https://www.researchgate.net/publication/391327380_Manuscritos_y_libros_Novohispanos_y_Mexicanos_de_Fisica_y_Filosofia_Natural

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Jesús duerme en la popa | Columna de Juan Jesús Priego Rivera

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LETRAS minúsculas

 

“Al atardecer de ese mismo día, Jesús les dijo: ‘Crucemos a la otra orilla’. 
Ellos, dejando a la multitud, lo llevaron a la barca, así como estaba. Había otras barcas junto a la suya. 
Entonces se desató un fuerte vendaval, y las olas entraban en la barca, que se iba llenando de agua.
Jesús estaba en la popa, durmiendo sobre el cabezal. 
Lo despertaron y le dijeron: ‘¡Maestro! ¿No te importa que nos ahoguemos?’. Despertándose, él increpó al viento y dijo al mar: ‘¡Silencio! ¡Cállate!’. El viento se aplacó y sobrevino una gran calma. 
Después les dijo: ‘¿Por qué tienen miedo? ¿Cómo no tienen fe?’.
Entonces quedaron atemorizados y se decían unos a otros: ‘¿Quién es este, que hasta el viento y el mar le obedecen?’” (Marcos 4, 35-41).

Todavía hoy, cuando pareciera que hemos alcanzado el dominio total de la naturaleza, viajar por mar –no digo sobrevolándolo en un avión, sino cruzándolo en un barco- es una experiencia sobrecogedora. ¡Qué indefensa viaja nuestra embarcación por los caminos del océanoi¡! Y si durante la noche se desata una tormenta, tanto peor: aun el barco más grande no parece sino una cáscara de nuez. En 1912, los tripulantes del trasatlántico más lujoso y sofisticado del planeta creyeron que el mar, gracias al ingenio humano, estaba ya domesticado; sin embargo, no fue así, y debieron pronto de rendirse a la evidencia: el Titanic se hundía, y ellos con él y en él…

El mar era y sigue siendo el símbolo de lo indomesticable, de lo ingobernable, de lo terrible. Para los antiguos, el mar estaba poblado de monstruos horribles cuyo solo nombre helaba la sangre. Nosotros sabemos, más o menos, lo que son las olas, pero para los antiguos éstas eran el efecto del movimiento de las criaturas marinas. Ahora bien, si tal era el pensamiento de los antiguos, ¿qué de raro tiene que, ante el huracán, los discípulos se pusiesen a gritar, poseídos del pánico más espontáneo y sincero?

El mar es siempre terrible, sí, pero Dios es más grande que el mar. Únicamente Él puede calmarlo porque es el Señor de los elementos del mundo: “El Señor habló a Job desde la tormenta: ¿Quién cerró el mar con una puerta, cuando le puse un límite con puertas y cerrojos y le dije: ‘Hasta aquí llegarás y no pasarás; aquí se romperá la arrogancia de tus olas’ ”? (Job 38, 8-11).

Al crearlo, Dios puso al hombre un límite: “Podrás comer de todos los árboles del jardín, pero del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás, pues, si lo haces, perecerás sin remedio” (Génesis 2, 16-17); y, al crear el mar, también le impuso un límite: “¡Hasta aquí llegarás! ¡De aquí no podrás pasar!”. Por eso, cuando Jesús calme la tormenta y las aguas se aquieten al puro mando de su voz, los discípulos se preguntarán unos a otros, maravillados: “¿Pero quién es éste? ¡Hasta el viento y las aguas le obedecen!”.

Ahora bien, si sólo Dios puede apaciguar el mar, entonces… Entonces los discípulos, por así decirlo, empezaron a sacar conclusiones…

Un día, al atardecer… Así comienza el relato. Conviene tener presente, pues, que es ya de tarde, y que la oscuridad añadirá un punto de dramatismo a la escena que seguirá, ya dramática de por sí. Según éste, no es sólo que la barca fuese zarandeada por la tempestad: es que el agua se estaba metiendo ya por todas partes.

¿Y Jesús qué hace, mientras tanto? No hace nada. Él, a lo que parece, no se daba cuenta de lo que pasaba, pues “estaba dormido sobre un almohadón”. Los discípulos lo despertaron, y hay en su ruego una pizca de ironía, como si le dijeran: “Oye, Señor, esto va a pique. ¿Podrías hacernos el grandísimo favor de despertarte?”.

“Jesús se puso en pie, increpó al viento y dijo al lago: “¡Silencio, cállate!”. El viento cesó y vino una gran calma. Él les dijo: “¿Por qué son tan cobardes? ¿Aún no tenéis fe?”. Oligópistoi: así lo llama; con esta palabra griega los reconviene. Hombres asustadizos, apocados, temblorosos: gelatinas vivientes. Oligópistoi: hombres sin fe.

Los Padres de la Iglesia, hombres muy sagaces en la interpretación de la Escritura, vieron en esta tormenta una imagen de las agitaciones del corazón humano y compusieron bellísimos sermones en torno a este asunto. En una de sus Meditaciones (n. 37) dice así, por ejemplo, San Agustín (354-430):

¡Dios mío, mi corazón es como un ancho mar siempre agitado por las tempestades: haz que encuentre en ti la paz y el descaso. Tú has increpado al viento y al mar para que se calmaran, y a tu voz se han apaciguado; ven a poner paz en las agitaciones de mi corazón, a fin de que todo en mí sea sosiego y tranquilidad, para que pueda poseerte a ti, mi único bien… Oh Dios mío, que mi alma, libre de pensamientos tumultuosos, se esconda a la sombra de tus alas. Que encuentre junto a ti un lugar de refrigerio y de paz, y toda transportada de gozo pueda cantar: ‘Ahora puedo dormir y descansar en paz’… Mi alma no puede gozar de paz y seguridad, Dos mío, si no es bajo la protección de tus alas. Que ella permanezca, pues, en ti y sea abrasada con tu fuego”.

Ya se trate, pues, de agitaciones interiores, ya de percances exteriores, lo importante es esto: que Jesús y nosotros viajamos en la misma barca, y que aunque nos esté permitido algunas veces gritar, no nos lo está, por ningún motivo, desesperar. Aunque parezca que duerme, Dios vela por los suyos; en consecuencia –como ha dicho alguien-, cuando uno está “embarcado” con Jesús no hay nada que temer.

Jesús permanece cerca de los suyos y éstos pueden contar con su ayuda cercana a pesar de todas las apariencias en contra… Así pues, el peligro para los creyentes está en olvidarse de que están en camino y que Jesús les acompaña en el trayecto” (Joseph Imbach).

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Opinión

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