El Cronopio
El cantante de origen potosino que inspiró movimientos sociales, como el Apartheid | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash

EL CRONOPIO
América gana otra libra,
Solo el tiempo mantendrá a algunos a su
alrededor,
Los ídolos y las banderas se derriten lentamente,
otra descarga de arroz.
Igualarlo es para muchos suficiente,
la migaja invita a una segunda ración.
“Ya no habrá revolución, el sistema colapsará bajo el peso de su propia avaricia, corrupción e intolerancia”, afirmaba Sixto Rodríguez, músico poeta, cuyas canciones de folk rock sobre temas sociales, que alcanzara una fama insospechada y desconocida por él mismo; fama mucho mayor que otros músicos estadounidenses de la década de los sesenta y setenta, como Elvis Presley.
Su ingreso al mundo de la industria musical se dio a fines de los sesenta, grabando un par de discos que, en primera instancia no tuvieron el éxito esperado por lo que fuera despedido por el sello grabador que lo había contratado. Este aparente fracaso lo alejó de la música y continuó realizando su trabajo en la industria de la construcción en su natal Detroit, Estados Unidos, donde nació en 1946.
Las letras de sus canciones hablaban de cuestiones sociales y de cierta forma reflejaban ese escenario que vivieron sus antepasados y del que se embebió en el seno de una familia mexicana en una urbe estadounidense. Sus padres que emigraron a los Estados Unidos hace cien años son originarios de La Labor de Brages en Santa María del Río, San Luis Potosí.
Su origen potosino, que lleva en sus venas, se refleja en su música y las letras de sus canciones, rodeadas de poesía, que recuerda a los poetas campesinos de su comunidad y que caracterizan al campo potosino.
Por más de veinte años, trabajando como albañil, y alejado de la carrera musical, sin renunciar a seguir escribiendo y haciendo música, ignorado por el mundo musical estadounidense e inmerso en el anonimato, no imaginaba que su trabajo musical era apreciado en otras partes del mundo y, no solo eso, se había convertido en un músico de culto del que se creía muerto, pues no lo podían ubicar sus seguidores en países como Sudáfrica, Nueva Zelanda y Australia, entre otros.
Las letras de sus canciones inspiraron movimientos sociales, de tal forma que influyó en el movimiento del Apartheid en Sudáfrica.
En estos días en que se llevará a cabo otra ceremonia más de los Premio Oscar a lo mejor de la cinematografía, y en la cual como ha sucedido en los últimos años loe mexicanos son protagonistas, es oportuno recordar que el potosino-estadounidense Sixto Rodríguez se hizo merecedor al Oscar en el año 2013 debido a que la película Searching for Sugar Man , ganó en la categoría de mejor documental. Documental donde se relata parte de la vida de Sixto Rodríguez y la odisea seguida por algunos de sus fanáticos que decidieron buscar a Sixto Rodríguez, hasta dar con él en Detroit, y, llevarlo a aquellos países donde era considerado un líder y contaba con innumerables admiradores de sus letras y música.
El documental fue dirigido por el suizo Malik Bendjelloul, siendo su único trabajo pues dos años después del estreno del documental se suicido producto de una depresión. Stephen Segerman y Craig Strydom comenzaron a investigar acerca de la identidad de Rodríguez y la razón por la cual el cantante nunca supo acerca de su éxito en Sudáfrica. El documental cuenta así una historia extraordinaria del olvido de un personaje y la trascendencia de una obra. Vale la pena ver el referido documental y apreciar la voluntad artística basada en el trabajo que caracteriza a Rodríguez, como se le conoce artísticamente.
Ahora resurge su figura y recorre los escenarios mundiales exponiendo su obra y disfrutando de la popularidad que le fue negada por mucho tiempo. Con todo, no pierde su espíritu modesto y la fama no lo ha cambiado, continúa laborando en la industria de la construcción en Detroit, otra característica es que el dinero que ahora gana con su música lo comparte con sus familiares y amigos.
Sus raíces están en el campo potosino, donde sigue siendo desconocido para los potosinos, como un estigma que le tocó vivir en su familia de emigrantes de Santa María del Río, que formara una familia de origen potosino en Estados Unidos, cuya mezcla cultural inspirara a Rodríguez en sus poesías y su música.
La lluvia nocturna golpea en mi ventana,
las brisas de mis pensamientos andan con ella.
Ella se rio cuando le intenté decir,
que todo hola termina en un adiós.
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#4 Tiempos
Humanistas fundadores del Colegio Guadalupano Josefino | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash
EL CRONOPIO
En el Colegio Guadalupano Josefino, fundado en 1826, germinarían esas semillas del valor cultural del siglo XIX, de la nueva nación de claro sello humanista. Su gestor, el filósofo potosino José María Gorriño y Arduengo, que había realizado su novedosa obra centrada en el hombre y había participado en el ideario independentista, así como en el proceso educativo de la población potosina, abría ese nuevo espacio para instaurar la educación secundaria o superior en San Luis Potosí.
En su proceso educativo, se unirían algunos de los humanistas de fines del siglo XVIII y los albores del XIX, que tuvieron aportaciones importantes en la cultura superior de San Luis.
Manuel María Gorriño y Arduengo nació en San Luis Potosí el 23 de noviembre de 1767. Gorriño realizó sus estudios de primeras letras en alguno de los colegios de primera clase que existían en la ciudad. Ante la falta de Colegios superiores se enviaba a los jóvenes, de acuerdo a las normas y reglas establecidas, a la edad de trece años a continuar sus estudios en algún seminario o colegio, en los cuales se estudiaba gramática, un año de retórica y dos de filosofía, con lo que podía obtenerse el grado equivalente al de artes que habilitaba a los estudiantes a ingresar a estudios superiores de facultad.
Con el propósito de obtener el grado de bachiller en artes, Gorriño ingresó en el Colegio de San Francisco de Sales, a cargo de la Congregación del Oratorio de San Felipe, en San Miguel El Grande dirigido por Benito Díaz de Gamarra, que heredarían el esfuerzo educador e innovador de los jesuitas, siendo un colegio donde se enseñaba la ciencia moderna, contrastando con las escuelas escolásticas.
El interés que manifestaría Gorriño por la reforma de los estudios superiores data desde sus tiempos de estudiante en el Colegio de Gamarra. Desde su libro Del Hombre anunciaba ya la necesidad de programas de estudio más racionales, descargados de la “basura” escolástica.
Gorriño tendría contacto con las instituciones docentes más reputadas de la Nueva España: el Colegio de San Francisco de Sales. En este proceso formativo Gorriño escribiría algunas obras de carácter filosófico, Del Hombre, parte segunda, terminada en 1791, El hombre tranquilo o reflexiones para conservar la paz del espíritu, sermón de la cátedra de San Pedro de Antioquía y Oración eucarística.
Su manuscrito Del Hombre, escrito como parte de su formación filosófica en el Colegio de San Francisco de Sales, refleja su pensamiento filosófico, correspondiente al primer periodo de la formación intelectual de Gorriño.
Nacido en Nueva Vizcaya en la Villa de San Joseph del Parral el 5 de mayo de 1773, Joseph Manuel Ruiz de Aguirre, sería intendente sustituto de San Luis Potosí nombrado el 20 de julio de 1804. Se identificó con la vida potosina. Escribiría su Relación en 1809 que es una muestra de su estilo literario . Relación de los tiempos experimentados en esta provincia de San Luis Potosí, y precios a que han valido las semillas y de más efectos que se expresarán en el primer semestre corrido desde primero de enero del presente año hasta fin de junio del mismo. En España se prepararía en Latinidad, Retórica, Poesía, Paleografía Española, Esfera Armillar y Geografía, Lógica y Filosofía Moral.
En 1821 era Juez de Letras de la ciudad de San Luis Potosí y ostentando esa representación concurrió a las sesiones solemnes en que se juró en San Luis Potosí la Independencia de México. Al abrirse el Colegio Guadalupano Josefino fue nombrado catedrático en 1826 siendo uno de los cinco primeros catedráticos y contribuyó con el sueldo de magistrado para el sostenimiento del colegio. Murió en San Luis Potosí el 14 de marzo de 1838, único intendente criollo que tuvo San Luis Potosí.
En 1815 el bachiller José María Guillén en el pulpito de la Iglesia Parroquial dictó un sermón de la cátedra de San Pedro de Antioquía en la festividad que le dedica esa congregación, sería presbítero y destacado político, fue presidente del Congreso del Estado y Rector del Colegio Guadalupano Josefino.
Entró a la orden de el Carmen en 1818. Nacía al despuntar el siglo XIX en la ciudad de México, el 19 de mayo de 1803 Fray Manuel de San Juan Crisostomo Najera. Sería nombrado prior del convento del Carmen y en San Luis se dedicó a estudiar idiomas clásicos antiguos, los modernos y las lenguas nativas de México, contribuyó a la fundación del Colegio Guadalupano Josefino tradujo a autores latinos y en el Colegio de Niñas de San Luis sostenía a varias niñas. Tuvo una gran influencia en San Luis. Fue expulsado del estado por motivos políticos con Vicente Romero que sería gobernador de San Luis. Fue Diputado a las Cortes de Cádiz en 1814. En 1822 estudió filosofía en el Colegio de San Joaquín y en 1824 Teología en el Colegio de San Ángel.
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#4 Tiempos
Salvador Gallardo Dávalos: médico, humanista y promotor cultural | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash
EL CRONOPIO
Con la proyección del potosino Manuel José Othón como uno de los máximos poetas mexicanos, el movimiento literario en San Luis Potosí a principios del siglo XX fue intenso y de suma importancia; las escuelas literarias seguían siendo las reuniones entre los jóvenes interesados en la literatura y su formación profesional se complementaba con estudios profesionales en el Instituto Científico y Literario de San Luis Potosí, principalmente en la carrera de leyes donde confluirían un número importantes de hombres de letras que figuraron en el escenario nacional, con grande aplauso, por mencionar un par de esos personajes: Ramón López Velarde, Artemio de Valle Arizpe, entre muchos otros, como hemos tratado ya en anteriores entregas de esta columna de El Cronopio.
No solo en leyes se formaron esos literatos, en la preparatoria del Instituto donde coincidían todos ellos o la mayoría de ellos, serían las raíces que en otras carreras como la de medicina continuarían su gusto por la literatura, en especial la poesía, combinándola con su formación médica, como el fue el caso del rioverdense Salvador Gallardo Dávalos.
Salvador Gallardo Dávalos nació el 9 de julio de 1893 en Rioverde, San Luis Potosí, donde estudiaría sus primeras letras para luego ingresar a la preparatoria del Instituto Científico y Literario de San Luis Potosí, allí, en ese ambiente bohemio e intelectual que exponían un buen número de jóvenes interesados en la literatura despertó la vena poética de Salvador Gallardo que a la larga se convertiría en un prestigioso médico y excelente poeta que dejaría huella por su labor humanística y cultural en la región del bajío, principalmente en Aguascalientes donde contribuiría al desarrollo cultural de esa ciudad con su labor en la corresponsalía del Seminario de Cultura Mexicana de aquella ciudad.
Al salir de la preparatoria del Instituto Científico de San Luis, ingresó a estudiar medicina en el mismo Instituto potosino para posteriormente continuar sus estudios médicos en la Escuela Médico Militar de la Ciudad de México, siguiendo la huella de sus compañeros de estudio en el Instituto Científico y Literario de San Luis Potosí que también habían emigrado a estudiar en la capital, como Jesús Silva Herzog, compañero de estudios de preparatoria de Salvador Gallardo y además su primo.
El padre de Salvador Gallardo era médico y para entonces había desarrollado una importante labor en Rioverde, distinguiéndose como director del hospit al del pueblo que ahora lleva su nombre al igual que una de las calles de Rioverde. Salvador seguiría así la huella formativa de su padre. Dejaría el ejército y seguiría su labor como médico y su labor dentro de la corriente estridentista de las letras como fueron sus comienzos literarios.
Con el apoyo de Silva Herzog que fuera subsecretario de Cultura en 1933, Salvador Gallardo ingresa como médico a la Secretaría de Educación en la Ciudad de México, antes de irse a radicar a Aguascalientes y realizar una intensa labor educativa y cultural como promotor cultural y catedrático de la Universidad Autónoma de Aguascalientes y de la Escuela Normal.
Su labor pública incluyó su participación en la Liga de Escritores y Artista Revolucionarios, miembro titular de la corresponsalía del Seminario de Cultura Mexicana en Aguascalientes, y fundador de la Asociación Cultural Aguascalentense, además de senador de la República por el estado de Aguascalientes.
Dentro de sus obras dedicadas a su tierra natal, se encuentra Cantos a San Luis Potosí publicada en 1942, con la que ganaría uno de los Juegos Florales de San Luis Potosí.
Salvador Gallardo Dávalos moriría el 30 de octubre de 1981, dejando una importante huella en pro de la cultura de la provincia mexicana. Tras su muerte se estableció en 1982 el Premio Literario Salvador Gallardo Dávalos de la Casa de la Cultura de Aguascalientes, dejando un legado que continúa su descendencia, su hijo Salvador Gallardo Topete y su nieto poeta y filósofo Salvador Gallardo Cabrera.
De Salvador Gallardo un fragmento de “Canciones bajo la lluvia”
En las tardes invernales
la lluvia la luz tamiza
y cada rayo de irisa
como en danzas espectrales;
la brisa con sus puñales
nos espera en cada esquina,
y la lluvia es bailarina,
que en las tardes invernales,
-con sus velos de neblina-
danza “danza de puñetas”.
También lee: Emma Roldan, la diva potosina del cine y la televisión | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash
#4 Tiempos
Emma Roldan, la diva potosina del cine y la televisión | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash
EL CRONOPIO
Dentro de los cuatro artistas potosinos que participaron en los comienzos del cine mudo y posteriormente del sonoro se encuentran Lupe Vélez, Enriqueta Ramírez Verastegui, que asumió el nombre de Ligia Dy Golconda, Adolfo Girón y Emma Roldan Reyna. De los tres primeros ya hemos tratado en esta columna en anteriores entregas, colocándolos como pioneros en el cine norteamericano las dos primeras y como pionero del cine sonoro mexicano a Adolfo Girón quien además era músico y compositor de algunos éxitos a principios del siglo XX.
De los cuatro, Emma Roldan sería quien tuviera una carrera más larga destacando en el cine colombiano, norteamericano y participado en la llamada época de oro del cine mexicano, además de su participación en buen número de telenovelas, convirtiéndose en una de las mayores figuras del cine y la televisión mexicana.
Emma Roldan nació en San Luis Potosí el 3 de febrero de 1893. Sus padres eran propietarios de un hotel en las inmediaciones del Teatro de la Paz, lo que en propició que en su adolescencia tuviera la oportunidad de conocer a los artistas de las compañías que se daban cita para actuar en el Teatro de la Paz que había sido construido siendo Emma una niña. Conoció al actor Jesús Ojeda, con quien se casaría e iría a vivir por un tiempo a Monterrey, para después regresar a San Luis Potosí al separarse de Ojeda quien viajaba frecuentemente en sus giras en la compañía de teatro infantil en la que trabajaba.
La compañía de teatro Esperanza llegó a San Luis conocería a algunas de sus integrantes y ahí sería invitada como bailarina en segunda triple. Esta compañía viajó a Cuba ya con Emma Roldan como integrante y conocería a quien sería su segundo marido el actor y director Alfredo del Diestro, retirándose de la compañía y yendo a radicar a Colombia donde iniciaría su carrera de actuación en la empresa de ópera y teatro de Del Diestro. Ahí mismo iniciaría su carrera cinematográfica al actuar en la película muda, María, filmada en Colombia en 1922.
A fines de los veinte iría a Hollywood, como lo hiciera Lupe Vélez y Dy Golconda , participando en las primeras películas sonoras en idioma español, filmada en Estados Unidos, trabajando en las películas Soñadores de Gloria (1930), El Impostor (1931) y ¿Conoces a tu Mujer? (1931).
La década de los treinta fue su debut en películas mexicanas abriendo una historia actoral cinematográfica de las más importantes en el país, como actriz de reparto, participando en las exitosas películas mexicanas, Allá en el Rancho Grande (1936), Bajo el Cielo de México (1937), La Adelita y Los Millones de Chaflán (ambas realizadas en 1938), La Casa del Ogro (1939), Los Hijos de María Morales (1952), El Rey del Tomate (1962) y La Pasión según Berenice (1975), por citar algunas de ellas.
Su primera aparición en el cine nacional se dio con la película El Anónimo (1931) de Fernando Fuentes, apariciones que serían constantes hasta la década de los setenta cuando murió el 29 de agosto de 1978 mientras participaba en la filmación de la telenovela Viviana.
Participaría en 12 telenovelas, entre ellas, Amor y Orgullo (1966), Leyendas de México (1968), Los Caudillos (1968), La Gata (1970), La Constitución (1970) y Viviana (1978).
Su carrera en el mundo artístico incluyó el diseño de vestuario al estudiar en París donde residió por un tiempo, diseño de modas, encargándose de confeccionar los vestuarios de varias de sus películas como Sor Juana Inés de la Cruz (1935), Juárez y Maximiliano (1934), La Novia del Mar (1948) y Han Matado a Tongolele (1948).
Emma Roldan una artista potosina que dejó honda huella en el cine y la televisión mexicana y que colocó el talento artístico potosino en la palestra mundial cinematográfica.
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