#4 Tiempos
Dos Méxicos y SLP sub gobernado | Columna de Jorge Ramírez Pardo
Enred@rte
En video, se puede apreciar (en una transmisión sin cortes) al presidente de México de gira por el sureste del país. Fue a dar, en 5 localidades, el banderazo de salida a igual número de tramos para el inicio de la construcción del tren maya. Se hace acompañar en cada ceremonia por el gobernador del estado donde da banderazo de salida, por el presidente de la municipio correspondiente, y miembros de su gabinete, en este caso, secretarios de Obras públicas, Turismo y Defensa.
El lunes 1 de junio en Lázaro Cárdenas, Quintana Roo, inaugura el tramo 4 Izamal-Cancún, que tendrá 520 kilómetros de vía férrea y, le complementan, 224 kilómetros de carretera de 4 carriles.
La obra, en ese tramo, ha sido concesionada a Ingenieros Civiles Asociados (ICA), constructora actualmente dirigida Guadalupe Phillips Margain, antes directora de Reestructura de la misma empresa; ella, también presente en el evento, hizo uso de la palabra de manera breve y concisa. ICA, pese a una severa crisis sorteada entre 2014 y 2016, es una prestigiada empresa mexicana con experiencia en la construcción de magnas obras en México y varios países de Latinoamérica, dijo Obrador
El propósito
El tren maya, según parte oficial, comprenderá 5 tramos y durante 2020, generará 80 mil empleos directos. En 2021, cuando la obra esté en funciones, dará alrededor de 150 mil empleos directos.
La contraparte y el sondeo
La Alianza Nacional para la Conservación del Jaguar; Amigos de Calakmul A.C.; el IMCO (Instituto Mexicano para la Competitividad A.C.), Julia Carabias, Gabriel Quadri, el grupo musical Maná, y más organizaciones, expertos y figuras públicas han sido críticas al Tren Maya por los daños ambientales y culturales que esta obra generará en la zona. Después de las críticas a la obra, el presidente Andrés Manuel López Obrador anunció que el proyecto se sometería a una consulta ciudadana, la cual se llevó a cabo el 14 y 15 de diciembre de 2019; con el siguiente resultado: 92.3% de la gente encuestada votó por el Sí al proyecto, mientras que un 7.4% votara por el No.
Ferrocarril del Istmo de Tehuantepec
El último día de gira por el sureste de México, ayer domingo 7, el presidente Andrés Manuel, dio otro banderazo de inicio, en este caso, al Programa de rehabilitación de la vía del ferrocarril del Istmo de Tehuantepec.
El tramo a rehabilitar va de Medias Aguas, Veracruz, a Salina Cruz, Oaxaca. Se trata de un corredor entre los océnaos Atlántico y Pacífico, iniciado durante el porfiriato, pero, semiabandonado durante un siglo.
El proyecto comprende la construcción aleatoria de 10 parques industriales de entre 500 y mil hectáreas. El gobierno federal, según informa, dará estímulos fiscales a las empresas que establezcan sus fábricas en el Istmo de Tehuantepec; habrá una Zona Franca como la del norte del país.
La vía del ferrocarril consta de 309 kilómetros; su rehabilitación incrementará la velocidad de los trenes, mejorará la seguridad y aumentará la cantidad de productos que se transportan. Su construcción durará 12 meses y requerirá una inversión inicial de 3 mil millones de pesos.
En esta parte de la gira sorprende el discurso y actitud propositiva de los gobernantes que acompañaron al presidente AMLO. Alejandro Murat mandatario de Oaxaca de filiación priísta y el mandante de Veracruz Cuitlahuac García Jiménez, morenista.
A contrapunto y contrapelo
Ver esas imágenes de programas en desarrollo y en favor de la población del surete mexicano más allá de sólo el turismo; escuchar en el discurso presidencial su reiterado apoyo a la población menos favorecida durante décadas; ver y escuchar cada tarde las ruedas de prensa con los reportes del médico Hugo López Gatell –buen torero de buscapiés-, quien llama a cada reportero por su nombre, y por el de la empresa donde trabajan a los representantes de los medios que habitualmente descontextualizan su dicho: “usted de Televisa”, “usted de Reforma que (por su pregunta) le gusta contar muertos”.
Todo lo anterior contrasta con el otro México el saeteado e involucrado en desprestigiar al mandatario y alimentar odios y falsa información.
Acá en Puebloquieto
Hace una semana, esta columna de opinión, inició así:
“Uno quisiera, además de respetar, querer y admirar a los gobernantes locales, pero no dan motivo para ello. Nada tiene qué ver con el hecho de ser de provincia, sino el conducir el terruño como provincia de la provincia, según se comportan y la escasa consideración mostrada por ellos a la ciudadanía más allá de su entorno de privilegios.
“El sector denominado cultura sin espasmo. En este espacio, cada tanto, se da la siguiente radiografía, nuca d esmentida: la Secretaría de Cultura potosina es un cacicazgo grupal con 25 años de existencia (fin de la cita).
De la quietud habitual flemática a la indolencia gubernamental
“Uno quisiera, además de respetar, querer y admirar a los gobernantes locales, pero no dan motivo para ello”. La vandalización del edificio del Congreso potosino el pasado viernes, además de ser un hecho reprobable es abundante en sospechas que, según pasan las horas, hunde más y más la ya abollada imagen gubernamental por lo siguiente:
- Los sucesos transcurrieron durante dos horas y, las autoridades se percataron de ello desde el inicio, sin intentar siquiera contener excesos.
- Los 18 minutos de destrozos de la sede del Congreso frente a Plaza de armas fueron de una vandalización tan extrema como evitable. Sin ninguna carga simbólica de protesta, sino, de evidente destrozo.
- Es inexplicable que nadie haya impedido el ingreso de “manifestantes”, a un edificio, el del Congreso, habitualmente resguardado. Tampoco que se haya permitido tanto destrozo. ¿No tiene el sitio guardia permanente ni cámaras de vigilancia?
- La policía, primero estuvo ausente total; luego intervino, muy numerosa, tarde y mal; con ejercicio de violencia.
- Los detenidos, dado el perfil de algunos, parecen acción más para justificar su actuar a destiempo; y ejercicio selectivo.
- Dos jóvenes detenidas son defensoras del agravio en puerta contra la sierra de San Miguelito. Al respecto, Rogelio Córdova Nava, director general de Educación y Ciudadanía (Educiac), comenta: las citadas activistas intentaron mediar entre el contingente y los elementos policiacos, sin embargo, fueron detenidas; incluso adolescentes y personas ajenas a la protesta también corrieron con la misma suerte.
- Un medio impreso recaba –no dice cómo la obtuvo- una opinión cliché del gobernador Miguel Ángel Carreras “antes los hechos de provocación la policía actuó para evitar daños a los edificios públicos”. Otra vez, son los edificios lo que importa y no el hecho social ni la gobernabilidad.
- El secretario general de gobierno Alejandro Leal Tovías, estuvo en el sitio dañado e hizo la habitual declaración también de cliché, de plantilla for export: “se actuó con prudencia y se interpondrán denuncias y sanción a los responsables”.
El hecho luce como un distractor para desactivar la ola de reclamos y solicitud insistente de la renuncia de la secretaria estatal de Salud, Mónica Rangel, a causa del involucramiento en un hecho fraudulento.
¿Por qué no suponer que es un amedrentamiento para doblar a los defensores de la Sierra de San Miguelito?
SI “ríorevuelto” quiso capitalizar el caos para consumare el conato de endeudar al estado en favor del aterciopelado fin de la administración carreristas, dice los que saben, sabiduría de “pieandantes”, se les pudo voltear el chirrión por el palito.
Si de verdad se tiene voluntad política y deseo de no ser el tercer gobernador consecutivo con final manchadísimo, sanó será ajuste de cuentas con los exgobernadores Marcelo de los Santos y Fernando Toranzo de muy desaseado fin de mandato, entre varios factores, el económico.
Si no se esclarecen los sucesos del pasado viernes en la sede del Congreso –y según la inercia de este mandato parece que así será-, el 5 de junio del 2020 estará en los anales potosino, no solo como uno de los días más oscuros, sino lo de los más enlodados y corrompidos en cuanto a ausencia de autoridad y sentido de justicia.
Por cierto, al respecto…, ¿Saben algo de Xavier Nava? Siempre tan protagónico “cachavotos”, ahora, ni sus luces. El hecho sucedió dentro del territorio que comanda y, le corresponde el orden de la plaza a unos metros de los desmanes. Asunto de prevención y corresponsabilidad.
Uno quisiera…, era, era, era… querer y admirar, ar, ar, ar…
También lee: SLP con gobierno estatal pasmado y munícipe capitalino en campaña | Columna de Jorge Ramírez Pardo
#4 Tiempos
“México, esta niebla que arde” | Apuntes de Jorge Saldaña
APUNTES
Culto Público, si no han leído la novela “Niebla Ardiente” de la muy joven escritora, Laura Baeza, les recomiendo hacerlo como desde ayer
Tuve la oportunidad de conocer a Laura personalmente hará unos cuatro años, ¿Qué les digo? Una de esas circunstancias alineadas que convergieron en el segundo piso de la librería Gandhi del centro, la de los Arcos Ipiña.
Fue en un taller breve de escritura creativa previo a la presentación formal de su libro, el que les recomiendo. Si conocerla fue una circunstancia, convivir con ella e intercambiar casualidades fue de plano como regalo de estrella fugaz.
Fui de los selectos y afortunados que en grupo terminamos sentados con ella en “La Oruga y la Cebada” en el Callejón San Francisco, conversando sobre lo que duele y lo que salva, entre un par de cervezas y una cena sencilla.
Ella me firmó su libro con una frase que ahora, en este 25 de noviembre, regresó a mi atormentada cabeza: “A Jorge, que siempre nos una el deseo por hallar algo más en esta realidad tan rara…con todo cariño, Laura Baeza”. El momento de por sí, ya era una realidad rara.
A la distancia, empiezo a creer que su frase fue más que optimismo, y es más un deber moral, y es que su ficción (vuelta a releer en estos días) se parece demasiado a México.
No es “spoiler” (o como se diga) pero “Niebla Ardiente” detalla el regreso de su protagonista Esther a México pensando en encontrar a su hermana Irene, quien había desaparecido hace años, y a quien creía muerta, cuando de la nada, un primero de enero en un reportaje que vio en la televisión, Esther la reconoce en una marcha y se lanza en su búsqueda.
Pero la novela, la primera de Laura (y creo que premiada) realmente no comienza allí. Comienza donde casi todas las historias de violencia en este país empiezan: en los pasillos de la burocracia, en los que los papeles cuentan más que las personas.
Esther aparece en un México reconocible para cualquiera: expedientes mutilados, archivos “perdidos”, oficinas donde la verdad siempre llega después de que las secretarias coman sus gorditas grasosas y funcionarios que usan el futuro para encubrir lo que nunca harán.
Es en esa atmósfera donde la desaparición deja de ser un crimen y se convierte en un proceso. Como alguien escribió: los países se definen por cómo recuerdan; México, al parecer, se define en cómo olvida.
En medio de esa maquinaria oxidada, Esther descubre a un policía. No es un héroe: es un hombre cansado que simplemente no rompe las reglas pero las dobla para que la realidad duela un poco menos. Ese personaje era como algo que escribió una pensadora feminista de la que en este momento no recuerdo su nombre “la dignidad aparece cuando alguien no mira hacia otro lado”.
En fin, siguiendo con la novela y nuestra realidad, este policía mira. Acompaña. Abre una grieta. Y sin embargo, ni siquiera es lo suficientemente poderoso para luchar contra un país donde las fosas clandestinas actúan como el archivo nacional.
La comparativa y reflexión con la novela va porque hoy es 25 de noviembre y México sigue siendo esa tierra donde la violencia parece que no importa, sino que se repite. Casi 2 feminicidios cada día. 3,284 mujeres asesinadas en 2024. 89% de impunidad. Una agresión física cada siete minutos. Más de 10 millones de mujeres violentadas digitalmente. En San Luis Potosí, 24,000 víctimas por cada 100,000 mujeres.
Uno quisiera creer que estos números son de un país lejano, pero no. Están aquí, sobre las mismas banquetas que caminamos todos los días. Ese es el verdadero crimen de México: haber entrenado a la gente para no sorprenderse.
Sí, no se debe negar que mucho se ha hecho pero poco alivia (hoy casi todos los gobiernos e instituciones hablan de esto, pero mañana la rutina sigue).
Sí, con la llegada de Claudia Sheinbaum como la primera presidenta de México, llegaron todas…excepto las que no alcanzaron a llegar porque les truncaron la vida.
El nuestro, es un país donde buscar es amor—y protesta.
Igual que como ocurre en la novela de Laura, que no describe un país imaginado sino nuestro México. Uno donde las hermanas encuentran hermanas, donde las madres encuentran hijas, donde las mujeres salvan mujeres. Un país donde todavía hay justicia, pero casi siempre fuera de los edificios públicos.
Y así como Esther enfrenta la niebla, miles enfrentan la opacidad del Estado día tras día: ventanas cerradas, sistemas incompatibles, versiones contradictorias, funcionarios que deletrean la palabra “protocolo” como si lanzaran un hechizo contra la verdad.
México es hogar de una burocracia tan grande que hasta la violencia tiene formularios que completar.
Tras varios años de no recordar la anécdota con la escritora, hoy vuelvo a esa dedicatoria: “encontrar algo más en esta extraña realidad…”
Ese “algo más” no es una esperanza ingenua. Es algo que se parece más a la obligación de nunca acostumbrarse, “la memoria es la única defensa contra la repetición del horror”.
Por esa razón, espero, que por cada mujer desaparecida o mujer luchando por no desaparecer, o lidiando contra cualquier tipo de violencia, recordemos que la niebla espesa arde. Y que si arde, es porque la herida está abierta.
Hasta la próxima. Jorge Saldaña.
También lee: La IA, periodismo, y la coartada perfecta | Apuntes de Jorge Saldaña
#4 Tiempos
Diego José Abad ilustre formador de potosinos | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash
EL CRONOPIO
El majestuoso edificio central de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí que fuera construido en el siglo XVII y alojara a la Compañía de Jesús se convertiría en un edificio característico de la educación en San Luis Potosí. En ese edificio funcionaría el Colegio de San Ignacio de la Compañía de Jesús orientado principalmente a la educación de primeras letras; posteriormente se establecería en dicho edificio el Colegio Guadalupano Josefino instaurado por Gorriño y Arduengo siendo el primer establecimiento de educación secundaria o superior en San Luis, dando paso posteriormente, al reinstaurarse la República al Instituto Científico y Literario de San Luis Potosí que se convertiría en el primer establecimiento en obtener la autonomía universitaria dando paso así, en el mismo edificio, a la actual Universidad Autónoma de San Luis Potosí.
De los profesores ilustres que tendría el Colegio de San Ignacio de San Luis Potosí, se encuentra Diego José Abad, uno de los impulsores del pensamiento moderno en México y que tuviera influencia del jesuita Rafael Campoy, también profesor en San Luis Potosí y de quien tratamos en anterior entrega de El Cronopio en La Orquesta.
La física, o filosofía natural, formaba parte del cuerpo de temas de la filosofía en los cursos que de ella se realizaban en Nueva España y se dedicaba una parte a la lectura de temas de física, principalmente la aristotélica. De esta forma existirían manuscritos sobre la física como parte de cursos de filosofía, situación que se haría común, al ser redactados apuntes para los diversos cursos que se ofrecerían en Nueva España. La mayoría de esos textos se encuentran perdidos, pero existen las referencias que aseguran su presencia, los cuales fueron escritos, en su mayoría, por sacerdotes y frailes que pertenecían a diferentes órdenes religiosas.
Diego José Abad, puede considerarse el más profundo de los jesuitas innovadores; su Curso fue muy influyente, es bastante completo y se ven por todas partes las influencias modernas. Este curso, que ya no lleva el nombre de Cursus Philosophicus , sino simplemente el de Philosophia, aparece en un manuscrito del Colegio de San Pedro y San Pablo de México, cuyo contenido se enseñó desde 1754 hasta 1756.
Comprende la lógica, la física y la metafísica. Es el primer intento de asimilar (y no simplemente de atacar, como hasta entonces se hacía las más de las veces) las ideas modernas . En particular, se refiere a Gassendi y los atomistas, y trata de conciliar el atomismo con el hilemorfismo aristotélico. Intenta hacer lo mismo con Descartes, opuesto al gassendismo.
Habla de la necesidad de construir la física con ayuda de la experimentación y la matemática. Acepta el atomismo en el campo físico, mas no en el metafísico. Dice que muchas ideas aristotélicas sobre el cielo han sido abandonadas por los escolásticos después del descubrimiento del telescopio, mediante el cual se han podido ver las manchas del Sol. Lo mismo en cuanto a la noción del vacío, después de los experimentos de Torricelli, Otón de Gericke y Roberto Boyle. Cita a Maignan, y mucho a Descartes en cuestiones de filosofía del hombre. Aunque las más de las veces defiende la tradición, ya se muestra abierto a integrar ideas de la filosofía moderna.
Fue profesor del Colegio de jesuitas de San Luis Potosí donde enseñó gramática a los potosinos y donde fincó su formación filosófica sin rechazar las ideas del pensamiento moderno, pero con una posición crítica.


Diego José Abad nació en Jiquilpan en 1727 y tras la expulsión de los jesuitas moriría en Bolonia en 1779.
Si se interesan en ubicar su obra en el ambiente cultural y científico de la Nueva España pueden consultar nuestro artículo: Manuscritos y libros Novohispanos y Mexicanos de Física y Filosofía Natural, en la dirección:
También lee: Francisco Gándara, primer ingeniero higromensor potosino | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash
#4 Tiempos
Jesús duerme en la popa | Columna de Juan Jesús Priego Rivera
LETRAS minúsculas
“Al atardecer de ese mismo día, Jesús les dijo: ‘Crucemos a la otra orilla’. Ellos, dejando a la multitud, lo llevaron a la barca, así como estaba. Había otras barcas junto a la suya. Entonces se desató un fuerte vendaval, y las olas entraban en la barca, que se iba llenando de agua. Jesús estaba en la popa, durmiendo sobre el cabezal. Lo despertaron y le dijeron: ‘¡Maestro! ¿No te importa que nos ahoguemos?’. Despertándose, él increpó al viento y dijo al mar: ‘¡Silencio! ¡Cállate!’. El viento se aplacó y sobrevino una gran calma. Después les dijo: ‘¿Por qué tienen miedo? ¿Cómo no tienen fe?’. Entonces quedaron atemorizados y se decían unos a otros: ‘¿Quién es este, que hasta el viento y el mar le obedecen?’” (Marcos 4, 35-41).
Todavía hoy, cuando pareciera que hemos alcanzado el dominio total de la naturaleza, viajar por mar –no digo sobrevolándolo en un avión, sino cruzándolo en un barco- es una experiencia sobrecogedora. ¡Qué indefensa viaja nuestra embarcación por los caminos del océanoi¡! Y si durante la noche se desata una tormenta, tanto peor: aun el barco más grande no parece sino una cáscara de nuez. En 1912, los tripulantes del trasatlántico más lujoso y sofisticado del planeta creyeron que el mar, gracias al ingenio humano, estaba ya domesticado; sin embargo, no fue así, y debieron pronto de rendirse a la evidencia: el Titanic se hundía, y ellos con él y en él…
El mar era y sigue siendo el símbolo de lo indomesticable, de lo ingobernable, de lo terrible. Para los antiguos, el mar estaba poblado de monstruos horribles cuyo solo nombre helaba la sangre. Nosotros sabemos, más o menos, lo que son las olas, pero para los antiguos éstas eran el efecto del movimiento de las criaturas marinas. Ahora bien, si tal era el pensamiento de los antiguos, ¿qué de raro tiene que, ante el huracán, los discípulos se pusiesen a gritar, poseídos del pánico más espontáneo y sincero?
El mar es siempre terrible, sí, pero Dios es más grande que el mar. Únicamente Él puede calmarlo porque es el Señor de los elementos del mundo: “El Señor habló a Job desde la tormenta: ¿Quién cerró el mar con una puerta, cuando le puse un límite con puertas y cerrojos y le dije: ‘Hasta aquí llegarás y no pasarás; aquí se romperá la arrogancia de tus olas’ ”? (Job 38, 8-11).
Al crearlo, Dios puso al hombre un límite: “Podrás comer de todos los árboles del jardín, pero del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás, pues, si lo haces, perecerás sin remedio” (Génesis 2, 16-17); y, al crear el mar, también le impuso un límite: “¡Hasta aquí llegarás! ¡De aquí no podrás pasar!”. Por eso, cuando Jesús calme la tormenta y las aguas se aquieten al puro mando de su voz, los discípulos se preguntarán unos a otros, maravillados: “¿Pero quién es éste? ¡Hasta el viento y las aguas le obedecen!”.
Ahora bien, si sólo Dios puede apaciguar el mar, entonces… Entonces los discípulos, por así decirlo, empezaron a sacar conclusiones…
“Un día, al atardecer… Así comienza el relato. Conviene tener presente, pues, que es ya de tarde, y que la oscuridad añadirá un punto de dramatismo a la escena que seguirá, ya dramática de por sí. Según éste, no es sólo que la barca fuese zarandeada por la tempestad: es que el agua se estaba metiendo ya por todas partes.
¿Y Jesús qué hace, mientras tanto? No hace nada. Él, a lo que parece, no se daba cuenta de lo que pasaba, pues “estaba dormido sobre un almohadón”. Los discípulos lo despertaron, y hay en su ruego una pizca de ironía, como si le dijeran: “Oye, Señor, esto va a pique. ¿Podrías hacernos el grandísimo favor de despertarte?”.
“Jesús se puso en pie, increpó al viento y dijo al lago: “¡Silencio, cállate!”. El viento cesó y vino una gran calma. Él les dijo: “¿Por qué son tan cobardes? ¿Aún no tenéis fe?”. Oligópistoi: así lo llama; con esta palabra griega los reconviene. Hombres asustadizos, apocados, temblorosos: gelatinas vivientes. Oligópistoi: hombres sin fe.
Los Padres de la Iglesia, hombres muy sagaces en la interpretación de la Escritura, vieron en esta tormenta una imagen de las agitaciones del corazón humano y compusieron bellísimos sermones en torno a este asunto. En una de sus Meditaciones (n. 37) dice así, por ejemplo, San Agustín (354-430):
“¡Dios mío, mi corazón es como un ancho mar siempre agitado por las tempestades: haz que encuentre en ti la paz y el descaso. Tú has increpado al viento y al mar para que se calmaran, y a tu voz se han apaciguado; ven a poner paz en las agitaciones de mi corazón, a fin de que todo en mí sea sosiego y tranquilidad, para que pueda poseerte a ti, mi único bien… Oh Dios mío, que mi alma, libre de pensamientos tumultuosos, se esconda a la sombra de tus alas. Que encuentre junto a ti un lugar de refrigerio y de paz, y toda transportada de gozo pueda cantar: ‘Ahora puedo dormir y descansar en paz’… Mi alma no puede gozar de paz y seguridad, Dos mío, si no es bajo la protección de tus alas. Que ella permanezca, pues, en ti y sea abrasada con tu fuego”.
Ya se trate, pues, de agitaciones interiores, ya de percances exteriores, lo importante es esto: que Jesús y nosotros viajamos en la misma barca, y que aunque nos esté permitido algunas veces gritar, no nos lo está, por ningún motivo, desesperar. Aunque parezca que duerme, Dios vela por los suyos; en consecuencia –como ha dicho alguien-, cuando uno está “embarcado” con Jesús no hay nada que temer.
“Jesús permanece cerca de los suyos y éstos pueden contar con su ayuda cercana a pesar de todas las apariencias en contra… Así pues, el peligro para los creyentes está en olvidarse de que están en camino y que Jesús les acompaña en el trayecto” (Joseph Imbach).
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