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¿Cómo le fue a Carreras en su 5º año? Esta es su boleta de calificaciones
Cuatro periodistas evaluan al gobernador en rubros de Salud, Seguridad, Economía y Obras públicas
Por: Ana G Silva
A propósito del quinto Informe del gobernador Juan Manuel Carreras López, La Orquesta invitó a cuatro reconocidos directores de medios de San Luis Potosí para dar su opinión acerca de la gestión del mandatario durante el periodo 2019-2020, posiblemente el más difícil que le tocará vivir a consecuencia de la crisis económica y de salud generada por el coronavirus.
Para este ejercicio, se le pidió a Jaime Hernández (coordinador editorial del diario Pulso), Francisco Rosales (director de Plano Informativo), Gustavo Robledo (director de noticieros de Global Media) y a Jorge Saldaña (Director fundador de La Orquesta.mx) que evaluaran del 0 al 10 (siendo 0 lo peor y 10 lo mejor) a Carrerras López en cuatro rubros: Salud, Seguridad, Economía y Obras Públicas.
JAIME HERNÁNDEZ, PULSO
Hernández mencionó que la situación de la pandemia no es una excusa para que Juan Manuel Carreras detenga su trabajo. Mencionó que le dio un siete en Salud ya que el impacto de la crisis sanitaria no ha sido tan grande como otros estados:
“El otro lado es la cuestión administrativa de la Secretaría de Salud, donde hay bastantes deficiencias, opacidad, irregularidades y falta de cuentas que al final pegaron en su evaluación”.En cuanto a la seguridad, Hernández opinó que Carreras López ha quedado a deber en ese ambito: “el hecho es que la violencia no ha podido ser detenida, y admite que han fallado, por tanto, se evidencia que no han podido”.
El coordinador editorial de Pulso dijo que el gobernador no cumplió con la generación de obra pública durante este año y ha preferido refugiarse en la excusa del coronavirus: “Aunque no sabemos qué hubiera pasado si no llegara la pandemia”.
Ligado al virus, Jaime Hernández agregó que este fue un factor para el decremento de la economía: “las empresas han sido golpeadas, así como la generación de empleos y no se puede hacer un juicio sin reconocer esa situación, pero al final el resultado es negativo”.
Finalmente, agregó: “Hay que prestarle el título de la película ‘Una Serie de Eventos Desafortunados’ a Carreras ya que la pandemia y el asunto de la Conago, aunque no eran previstos, le tocaron a él”.
CALIFICACIONES PARA CARRERAS
Salud: 7
Seguridad: 2
Economía: 5
Obras: 5
TOTAL: 4.75/10
FRANCISCO ROSALES, PLANO INFORMATIVO
El director del portal de noticia dijo que el gobernador ha hecho bien las cosas para el estado y destacó en el rubro de infraestructura social que: “aunque no es muy visible, tiene una utilidad importe que ayuda a resolver problemas de pobreza, además es un gobierno que se ha enfrentado a una época diferente”. Para el rubro de salud mencionó que ha sido un buen trabajo: “los hospitales no han colapsado, hay infraestructura y atención, en el caso de la pandemia ha tenido resultados estables”.
En economía, indicó que el estado “tiene una de las mejores de la república, hay generación de empleos, inversión y atracción, desafortunadamente el tema de la pandemia lo ha frenado, pero una vez que termine San Luis Potosí seguirá tomando fuerza”.
En cuanto a las obras públicas apuntó que Carreras López: “ha realizado obras, pero hubo prioridades en tema de salud, por eso han dejado cosas positivas como el brazo del distribuidor”.
Finalmente, señaló que en materia de seguridad le ha afectado de una manera considerable: “es un tema que afecta a todo el país, es un mal de nuestros tiempos y solo con unidad se podrá hacer frente a este tema”.
CALIFICACIONES PARA CARRERAS
Salud: 8.5
Seguridad: 7
Economía: 9
Obras: 8
TOTAL: 8.12/10
GUSTAVO ROBLEDO, GLOBAL MEDIA
Robledo apuntó que durante este año Juan Manuel Carreras ha tenido una mala gestión en el tema de la seguridad:
“En todo el estado, en todos los municipios, en todas las calles hay robos, hasta las de clase alta donde hay mayor seguridad. Para mí el gran problena es el tema de movilidad ha sido el gran pendiente, si llueve o chocan son un caos las avenidas a falta de las vías alternas a la carretera 57”.
El representante de Global Media dijo que el gobernador: “como cualquier otro administrador, pondrá de pretexto la pandemia para justificar la falta de resultados en su gestión, pero no es un tema de ahora y hay que ser sinceros, no es de 2020”.
Robledo destacó el tema económico y el educativo “que tienen sus baluartes”.
“En el tema de salud pues la información ha sido clara y constante. La reconversión de los centros hospitalarios fue una atención inmediata y tener una ocupación de menos del 50% habla bien, aunque la permisibilidad que las autoridades sanitarias, de gobernación y municipales han tenido con los centros nocturnos es reprochable, ese sería mi único punto a quejarme, que no dejan de ser focos de reunión social que pueden desatar contagios”.
Robledo detalló que el tema de seguridad es delicado: “porque es la percepción, el sentir, el vivir y hasta el dormir en paz y no es posible que vayas al súper donde se supone que es una zona urbana, que tiene seguridad y te asalten”.
Destacó que la obra pública será un gran pendiente: “de los más grandes que se hayan visto en esta administración carrerista y no es posible que el presupuesto de egresos en San Luis Potosí solo una carretera vaya a tener apoyo federal, que es la de Ciudad Valles-Tamazunchale, que es una maravilla, pero es un acierto de cuántos pendientes”.
“La economía es lo más fuerte de su administración y si no tiene el 10 de calificación es porque no ha invertido en las obras públicas”.
CALIFICACIONES PARA CARRERAS
Salud: 7
Seguridad: 3
Economía: 9
Obras: 6
TOTAL: 6.25/10
JORGE SALDAÑA, LA ORQUESTA
El director de este medio apuntó que Carreras López se ha tardado en remover y cambiar a varios de sus colaboradores porque no están trabajando a su ritmo:
“Veo a un gobernador comprometido, trabajador y con buenas intenciones de cerrar por lo alto su sexenio, sin embargo, en materia de salud no me explico cómo es que sostiene a la titular cuando los señalamientos sobre presuntos desvíos, corrupción y facturas irregulares han sido plenamente probados”.
Explicó que el tema de la pandemia no alcanza a proteger a Mónica Liliana Rangel, secretaria de Salud: “La pandemia nos ha afectado a los potosinos con y sin Mónica Liliana, es decir, la persona al frente puede cambiar sin que esto tenga una repercusión en el combate a la enfermedad, no obstante, el mantenerla en esa posición a la doctora Mónica está contaminando del virus de la corrupción a toda la administración. Por eso, y porque están presumiendo por segunda ocasión al Hospital Central le doy un 5 de calificación en ese rubro”.
Saldaña dijo que en materia de economía “a pesar de tener todo en contra, han sabido desde la Secretaría de Desarrollo Económico, mantener por encima de los promedios nacionales las cifras de inversión y crecimiento. Han podido soportar los embates de la circunstancia nacional y la pérdida de empleos ha podido contenerse desde mi perspectiva”, pero acotó:
“Creo que falta mucho por hacer desde el Sifide, que si bien ha otorgado un buen número de créditos, tiene las manos atadas a la federación y a las condiciones bancarias, lo que lo pone en la lona en cuanto a la capacidad de apoyo a las medianas y pequeñas empresas. No todos somos artesanos ni vendedores ambulantes, y lamentablemente no existen opciones para el pequeño emprendedor”.
Agregó: “En obra pública le pongo un 6 porque aún tengo fe en que se concreten proyectos de gran calado como la vía alterna a la Zona Industrial y se pueda terminar la inversión del aeropuerto de las Huastecas. La pandemia los detuvo, así como el proyecto de la ampliación de la carretera a Tamazunchale. Bajo 4 puntos por haber “regalado” las obras más importantes de la capital, como el puente Pemex y Boulevard Rocha Cordero al Ayuntamiento capitalino. El 60 por ciento de la inversión es del gobierno del estado y creo que por temas de posicionamiento electoral, dejaron que fuera el municipio quien sacará jugo de dicha infraestructura que por lo demás está en construcción apenas”.
Finalmente, Saldaña indicó que en seguridad están reprobados por la desatención absoluta a la Zona Metropolitana: “les pongo un 5 y creo que soy muy, muy generoso. San Luis está ardiendo en fiebre de inseguridad”.
CALIFICACIÓN PARA CARRERAS
Salud: 5
Seguridad: 5
Economía: 7
Obras: 6
TOTAL: 5.75
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Una carta con crayolas para el alma | Apuntes de Jorge Saldaña
APUNTES
Hace poco menos de veinte años, cuando la vida todavía tenía forma de casa compartida y de futuro en plural, aprendí una de esas lecciones que no se anuncian, no se presumen y casi nunca se cuentan. Me la dejó quien fue mi compañera excepcional —la persona que me acompañaba en la vida— junto con una década de recuerdos, una despedida sin rencores y una enseñanza que hoy, por primera vez, me atrevo a escribir.
Nunca he hablado de esto. No por falsa modestia, sino por una creencia muy firme: ayudar en silencio es la única forma honesta de ayudar. No quiero que esto suene a presunción ni a chantaje emocional. Es una crónica pero también un cuento verdadero, una anécdota que se quedó años esperando turno y que hoy les comparto a Ustedes mi Culto Público.
En los primeros años de nuestro matrimonio, una Navidad, el DIF Estatal la llamó —o ella llamó, no lo recuerdo bien— para preguntarle si quería hacerse cargo de una “cartita navideña” de un niño o niña de alguno de los albergues de San Luis Potosí. Dijo que sí. Me involucró de inmediato. Yo también dije que sí (Así funcionan las cosas cuando uno comparte la vida con alguien que tiene brújula moral)
La dinámica era sencilla: los niños escriben su carta; tú compras los regalos; alguien más se encarga de entregarlos.
Durante años fuimos el Santa Claus de infancias invisibles. Nadie lo sabía, nadie lo contaba. Los regalos solicitados eran modestos: muñecas, colores, carritos, tenis, peluches. A veces —con otra letra, más adulta— aparecían tallas de ropa o números de calzado. Las maestras metían mano, porque los niños no piden sudaderas o zapatos… pero las necesitan.
Y entonces llegó esa carta: Una hoja doblada a la mitad con un dibujo torcido que pretendía ser un arbolito de Navidad, y una frase que aún hoy me hace un nudo en la garganta:
“Me llamo Ana (no es su nombre)… tengo cinco años y en esta navidad quiero una bolsa de papitas…para mí sola.”
(Lo juro: cada vez que lo escribo, algo se me rompe un poco por dentro).
Aquí no hay sorpresa solamente.Hay culpa.Hay coraje.Hay rabia contra todos pero sobre todo contra uno mismo.Hay tristeza. Hay un espejo que desnuda.
Porque ante una niña que no ha podido tener en toda su vida una bolsa de frituras para ella sola, cualquier cosa es despilfarro.
Pensar en cualquier cuenta de restaurante, todos los excesos a los que luego uno se da el gusto. cualquier viaje innecesario o cualquier fanfarronería, pensar en todo lo que se tiene y andar ocupado como si eso fuera símbolo de éxito, mientras hay alguien que deposita su esperanza navideña en algo tan sencillo…
Ninguno de esos años conocimos a los niños. La institución se encargaba de entregar los regalos. Nos explicaron por qué: evitar vínculos. Muchos de esos niños cargan una herida de abandono. (Creo que esa herida es el requisito número uno para estar en un albergue…) Por lo tanto, conocer a alguien externo, generoso, tierno, y luego volver a perderlo, puede ser delicado, es decir el que llega… también se va.
Han pasado los años.Los agostos después de los julios. Los diciembres antes de los eneros.
No tuve crisis de cuarentón sin hijos (guiño, guiño), pero sí una crisis conmigo mismo: preguntas, silencios largos, rompecabezas sin imagen en la tapa. Los caminos de aquella mujer excepcional y los míos se separaron sin estruendo, sin terceros, sin odio. Un adiós que luego trajo muchas bienvenidas, unas largas, otras no tanto.
Pero la tradición siguió. Estoy seguro de que también del otro lado.
Solo, entre comillas, invité a otras familias: la de sangre y la otra, la del trabajo que con el tiempo se vuelve casa. Desde entonces nunca ha sobrado una cartita. Siempre hay más manos que papel.
Recuerdo que hubo una excepción triste: La de un amigo, de esos del chat de toda la vida, que estalló cuando le llevé la carta:
—Jorge, no tengo tiempo ni para mis hijos. No voy a ir a comprar una sudadera de “Lady Bug” para una niña que ni conozco. Diles que vengan a una de mis tiendas y que agarren lo que quieran.
Pensé, con tristeza: qué pobre es mi amigo.
Con todo lo que tiene, no le alcanza para regalar treinta minutos a una niña que no tiene nada… salvo un deseo dibujado con crayola. El que verdaderamente no tiene nada es él y de verdad me conduelo hasta la fecha.
Pero este año algo cambió: Por primera vez nos avisaron que nosotros (los “cartahabientes”) llevaríamos los regalos en persona . Pregunté por el tema de los vínculos. Me explicaron que las nuevas terapias permiten visitas cuidadas. Los niños no se apegan por un regalo.
—A diferencia de muchos adultos —pensé— que sí se venden por uno.
Llegamos y había 19 niñas y niños sentados en hilera sobre un escalón, esperando turno para romper la piñata.Tan pequeños.Tan vivos. Tuvimos todos que desempolvar de la garganta el “dale, dale, dale, no pierdas el tino”.
Antes, casi al entrar y verlos lo entendí de golpe: Mientras escuchaba el jalón de mocos o la voz entre cortada de alguno de mis compañeros, me di cuenta que los de la hilera en el escalón no estaban tristes…simplemente porque no saben que deberían estarlo.
Ellos no cargan su historia.La historia la cargamos nosotros, los de enfrente. Los extranjeros llenos de culpas.
Los que esperan turno por romper un jarrón que promete dulces, son las 19 almas más puras y energéticas de toda la colonia, quizá de toda la ciudad.
Y entonces nos incorporamos. Vi a Toño arrullar a un bebé dormido. A Charlie jugar a darle de comer a una muñeca. A Fermín repartir paletas y prender un pingüino bailarín.A Ana abrir un celular de juguete. A Adriana contar cuentos.
A mí me tocó jugar a las princesas… con una princesa. Una niña de cara luminosa que tenía la boca pintada de azul por una paleta enorme de esas mucho más grandes que sus pequeños dientes. Le pregunté su nombre varias veces. Nunca le entendí.
Entre otras cosas, me tocó llevar un cuento. Llevé tres de Oliver Jeffers: Cómo encontrar una estrella, Perdido y encontrado y De vuelta a casa. Historias simples que dicen lo que a los adultos nos cuesta décadas entender: que a veces nada está perdido; que volver a casa no siempre es regresar y que las estrellas no se esconden, solo que uno deja de mirar.
Mientras leía, entendí algo brutalmente sencillo: las respuestas que mis noches oscuras no me dieron durante años, estaban ahí, sentadas en un albergue.
El sentido de la vida no era una señal divina. Era un niño que vuelve a casa. Era levantar la vista. Era salir de casa, o de la cárcel interna, para dar un vistazo a los demás. En eso estábamos cuando una adulta nos interrumpió:
—¿Ya te dijo cómo se llama? —preguntó una maestra.
—Sí, pero no le entendí.
Se inclinó y me susurró:
—Se llama Flor… pero ella dice que se llama Flor del Campo.
Flor del Campo. Claro.
No era un nombre. Era una respuesta.
Los perdidos no están ahí. Estamos afuera. Las estrellas no están escondidas.
Y los que tenemos que volver a casa… somos nosotros. Entonces caí en cuenta que este año tuve la mejor cosecha: una Flor del Campo que me sanó el alma.
Gracias, Bárbara.
Gracias, Ximena.
Gracias a todos.
Jorge Saldaña.
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#Crónica | Tres cobertores y una promesa: relato de un camino guadalupano
Francisco avanzó de rodillas con ayuda de cobertores rumbo al Santuario, mientras cientos de historias pasaban a su lado
Por: Ana G Silva
A las 9:17 de la noche, la Calzada de Guadalupe respira una solemnidad que solo se siente en diciembre. El día 12 todavía no llega, pero desde horas antes la fe ya comienza a mover cuerpos, a sostener promesas, a encender velas que iluminan el camino como pequeñas estrellas terrenales.
Frente al reloj junto al Mercado Tangamanga, Francisco se coloca sobre sus rodillas. No hay ceremonia, no hay discursos; solo el silencio íntimo de dos hombres —él y su primo, Alex— que saben que el camino será duro, pero necesario. A unos pasos, su familia organiza los tres cobertores envueltos con cinta, improvisación que la experiencia ha enseñado para que el pavimento, frío y áspero, no hiera más de lo inevitable.
Inician.
Las luces del reloj en este emblemático corredor peatonal quedan atrás; la Caja del Agua se acerca. Los cobertores se colocan, se levantan, vuelven a colocarse. Dos familiares avanzan unos pasos, extienden el siguiente tramo de tela para que Francisco y Alex puedan seguir. Se turnan sin decir palabra.
La Calzada esta noche no es un tránsito: es una procesión viva. Y aunque hay momentos en que otras personas rebasan a Francisco, también hay instantes en que él y su primo pasan frente a peregrinos que han pausado a recobrar fuerzas. Pero nadie compite. Aquí, cada quien camina —o avanza de rodillas— al paso de su promesa.
A los lados, un río de historias avanza en silencio y oración.
Hay quienes caminan sosteniendo un rosario, murmurando avemarías que se pierden entre las luces navideñas. Muchos peregrinan de rodillas: algunos con rodilleras; otros sin nada que amortigüe el dolor; algunos acompañados solo por una persona que les ofrece agua o un hombro; y otros rodeados por familias enteras que avanzan como escudos humanos para protegerlos del tumulto.
Entre los miles de cuerpos alineados hacia el Santuario, aparece un hombre que llama la atención: camina de rodillas con la espalda descubierta, y en ella luce un gran tatuaje de la Virgen que brilla con el sudor y el reflejo de las luces. A su lado, un amigo lo acompaña de cerca, moviendo un cobertor, ayudándolo a incorporarse cada ciertos metros, dándole palabras de aliento mientras ambos escuchan, desde un aparato portátil, canciones dedicadas a la Virgen de Guadalupe. Sus rostros muestran cansancio y devoción en partes iguales.
En distintos puntos se encuentran elementos de Protección Civil, la Cruz Roja, voluntariado de la iglesia, Policía Municipal y Guardia Civil Estatal. Se detienen junto a quienes necesitan descansar; cargan botellas de agua; preguntan por mareos y dolores; algunos alumbran el camino con linternas mientras otros ofrecen palabras de calma. Son pr esencia discreta pero esencial, un recordatorio de que la fe es un acto personal, pero el camino siempre es acompañado.
Y aunque a esa hora el flujo de peregrinos es constante, conforme la noche avanza hacia las 12:00 de la madrugada, la Calzada comienza a llenarse aún más. Cada vez llegan más personas —familias completas, parejas, jóvenes, adultos mayores— todos atraídos por la misma intención: ir al encuentro de la Virgen.
En el trayecto, Francisco sigue avanzando, lento pero firme. Sus familiares continúan el ritual de los cobertores: uno se coloca bajo sus rodillas, otro se prepara metros adelante, un tercero queda listo para el siguiente turno. El tiempo se convierte en una mezcla extraña: a ratos parece detenerse en el peso del dolor y la concentración; a ratos parece correr, empujado por la multitud que pasa, que susurra, que reza.
En ese mar de historias, ocurre una escena que queda grabada:
Una mujer, también de rodillas, comienza a llorar del dolor. Faltan apenas unos 250 metros para llegar al Santuario. Sus familiares intentan darle ánimo, pero sus piernas ya no responden. Paramédicos de la Cruz Roja se acercan de inmediato; revisan su respiración, valoran si puede continuar. Desde la distancia, Francisco alcanza a ver el movimiento, los gestos de preocupación. Por respeto, no se sabe si la mujer pudo seguir o no. Pero la imagen queda como un recordatorio del límite humano… y de la inmensidad de la fe que empuja incluso cuando el cuerpo falla.
Finalmente, después de una hora y cuarenta minutos, Francisco y su primo llegan al Santuario.
Ahí, la imagen cambia por completo: frente al templo no hay silencio, sino un océano de personas que ya aguardan su turno para entrar, para agradecer, para ofrecer un ramo, una veladora, una intención. Algunos llegan caminando, otros llorando, otros con las rodillas marcadas por el trayecto. Pero todos llegan.
Porque aunque cada uno trae su propia historia —un milagro pedido, una promesa, un agradecimiento, un duelo, un deseo de consuelo—, lo que los une es ese movimiento colectivo, esa peregrinación que no se mide en kilómetros, sino en fe.
Y así, en la víspera del 12 de diciembre, la Calzada de Guadalupe vuelve a demostrar que el camino a la Virgen nunca se recorre solo. Se avanza con la familia, con desconocidos que ayudan, con cuerpos cansados que dan ejemplo, con autoridades y voluntarios que cuidan, con música que consuela… y con la certeza de que al final, la fe siempre encuentra su destino.
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Reforma educativa abre paso para que 30 docentes regresen a aula en SLP
La medida deriva de una reciente reforma legislativa que busca proteger a quienes enfrentan acusaciones sin fundamento
Por: Redacción
La Secretaría de Educación del Gobierno del Estado (SEGE) estima la reincorporación de 30 docentes que habían sido separados temporalmente de sus funciones tras enfrentar diversas denuncias. Según varios medios de comunicación, esta medida deriva de la reciente aprobación de una reforma legislativa diseñada para salvaguardar al personal docente.
El titular de la SEGE, Juan Carlos Torres Cedillo, explicó que el objetivo de esta nueva legislación es defender a las y los catedráticos que son señalados sin fundamento por parte de padres de familia o tutores. Si bien los 30 docentes aún no han sido exonerados de manera definitiva, su reincorporación es un paso que se prevé gracias al nuevo marco legal.
El funcionario estatal detalló que cuando existe una acusación contra un maestro, ya sea ante la SEGE o la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH), se procede a su separación parcial de la impartición de clases. Torres Cedillo reconoció que este proceso administrativo provoca una carencia de maestros frente a grupo, lo que a su vez genera afectaciones directas a los escolares, quienes pierden continuidad en sus clases.
La reforma legislativa, de acuerdo con las declaraciones del titular de la SEGE, busca mitigar estas afectaciones al proporcionar un mecanismo legal que defiende a los docentes de acusaciones infundadas, permitiendo que la mayoría regrese a sus aulas para continuar con su labor educativa.
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