agosto 1, 2025

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#4 Tiempos

Así fue: El evento de BMW y mi pijama | “Cronicrítica” de Jorge Saldaña

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Crónica

El fin de semana físicamente estuvo en San Luis Potosí el presidente Andrés Manuel López Obrador… pero como si no hubiera estado. El espíritu de la cuarta transformación, el presidente cercano, el del pueblo, el del mensaje cautivador o reaccionario y el que nos llevaba hasta la emoción, este fin de semana estuvo ausente.

¿En dónde está el Andrés Manuel del pueblo, el que saludaba a la gente buena, el accesible, el que nos mantuvo tras 18 años de intentarlo hasta verlo presidente?

Lo que vino hacer en este febrero en San Luis Potosí, marca un “antes y un después” se lee en los comunicados oficiales y es cierto: es un antes y un después en una materia muy específica, pero es un antes y un después trascendental porque ya perdimos al caudillo sensible, al que se rodeaba de gente porque quería…y, parece, ya no quiere.

Andrés Manuel estuvo en San Luis. Estuvo pero no estuvo. Se reflejó, por primera vez, como un vampiro: sin poder verse en el espejo.

Llegar al 3 de febrero para concretar el deseado anuncio de la ampliación de la planta de BMW con una inversión de 16 mil millones de pesos (eso de 800 millones en Euros confunde…) no es poca cosa, mucho menos si se contempla que en nuestro territorio se ha dado el primer paso en Latinoamérica para producir baterías de altísimo desempeño para vehículos eléctricos al mismo tiempo y en el mismo lugar.

Es, y que me corrijan los conocedores, la inversión extranjera más importante de su sexenio. Hay más y más fuertes, pero no directas de una sola marca a un solo estado sin intervención del “Estado” con mayúscula. Las grandes y suntuosas no son de una sola mano. Ni la de Sonora con las disculpas que merezca don Marcelo Ebrard al que su “niño Montessori” le aconseja tener “exclusivas” absurdas en cada lugar al que va.

Los antecedentes para que ocurriera lo del pasado viernes aquí, datan desde la administración de Fernando Toranzo y aquel viaje que hizo junto a Fernando Macías a Alemania en el que una rubia funcionaria de BMW de casi dos metros de altura, los llevó conduciendo a 250 kilómetros por hora a las oficinas centrales en Múnich. (El doctor de Venado, cuando se enteró de la velocidad, le rogó en franco español: “Baaaajale güeraaaaa”… luego se las cuento.)

A BMW se le ha dado todo y desde el principio. Se les ha atendido y correspondido. La empresa también -hay que decirlo- con sus “asegunes”.

En esta ocasión, en el “electrifiquemos San Luis” y la apuesta de la “electromovilidad” que se consiguió, el propio canciller Marcelo Ebrard tuvo que intervenir en las últimas rondas de negociaciones que comandó (sin tener el reconocimiento justo) desde el estado, Juan Carlos Valladares Eichelman, de la mano del gobernador Gallardo y el secretario general, Guadalupe Torres Sánchez.

El mismo presidente de la República lo anunció por anticipado (lo que casi tumba un año de trabajo, por cierto…) y tuvo que estar presente como un aval del sustancioso acuerdo.

No, no se van a construir vehículos eléctricos de la marca en San Luis Potosí, al menos no por lo pronto. La inversión se ejecutará para ampliar la planta que ya se tiene y construir en un terreno anexo (regalado también) la “eFactory” que desarrollará baterías de la más alta gama por su duración, voltaje y capacidad de almacenamiento contribuyendo así a la transición energética en el segmento vehículos.

Será hasta 2027, que veamos el primer auto eléctrico construido en San Luis. Por lo pronto se generarán 300 empleos directos, lo que parece poco para el tamaño de la inversión, pero que se incrementarán a 2 mil paulatinamente sin contar con la detonación económica, instalación de proveeduría satélite, re valoración de terrenos, desarrollo inmobiliario, comercial y hasta educativo (¿Si saben que una de las condiciones para su instalación es que en todas las escuelas públicas se enseñe inglés verdad?)

Pero el paso se ha dado y, se quiera ver o no, San Luis Potosí se coloca una vez más en un lugar privilegiado en el mundo en materia de innovación tecnológica en el sector automotriz.

Del evento en si mismo no hay mucho qué decir: fue más frío que el viento, más restrictivo que estar en jaula, y más insípido que taco de sal pero con pura tortilla.

Lo resumo rápido: Llegar, tener registro, formarse en fila, marchar, meterse a un corral de vallas, sentarse y pararse a voluntad de los organizadores, y hasta abstenerse de lo básico hasta recibir indicaciones. (En una empresa como la instalada aquí…hasta hace sentirse incómodo, porque ni en La Pila, me cuentan, tratan tan feo y son tan restrictivos…)

El mensaje no verbal del presidente era de hastío y cansancio. El verbal parecía dedicado a otras audiencias. Careció de fondo, al grado que se contradijo cuando se explayó sobre el “escurrimiento” del bienestar. El presidente llegó visiblemente cansado, agotado, con la mente ausente y tuvo que componer discurso al vuelo: “…Por eso el Estado tiene que llegar a la gente, porque la derecha voraz se queda todo…no como esta empresa que si paga bien…) Ufff”.

A la prensa se le trató con la punta del pié pero ya no nos quejamos

, diez años antes y todos hubiéramos salido en desbandada y que se queden con su evento. Perdón pero ¿A quién interesaba socializar el logro…? ¿Quién fue el beneficiado por la presencia del círculo mediático potosino?

Señores de Alemania: Tenemos mucho que aprender de ustedes, es cierto. Pero ustedes también de nosotros ¿sí lo saben verdad?. (Me vino a la mente aquella canción de Emanuell “tengo mucho que aprender de ti mi amor…”)

Crónica veloz como un “eme dos” : BMW está rodeada de soldados. El clima es frío. Te formas en una fila, te registras, te ponemos un sello, no te retrases, aprisa, metete a tu corral, no te pares, no te sientes, no salgas, no preguntes y no te puedes salir.

Así trataron a todos. No importaba si eras un simple reportero como el que esto escribe o el rector de la UASLP, el presidente municipal de la capital, secretario de Villa de Reyes, presidente del Consejo Potosí, empresario dueño de los terrenos que te regalaron, jefe de tu jefe, o “me he ido a Marbella con tu patrón”. Los robots BMW estaban programados para la restricción (De buen modo y con “por favor y gracias” pero restrictivos y severos al fin y al cabo).

¿Mensaje?

Caray, Culto Público, no hubo… y el que hubo no era para esa audiencia.

¿Formas?

Sí… asimétricas.

No se vio al Andrés Manuel rodeado de gente, saludando, con fotos, con abrazos, aquel cálido buen hombre se desapareció entre las líneas constructivas de los BMW más modernos.

Escondido y no se si hasta asustado. Le dio frío (Y además hacía, por eso corrió por su bufanda).

Bueno, ni a Ricardo Gallardo, al gobernador que le gusta de llegar con banda que cante fuerte la de “Yo soy de San Luis Potosí”… se le vio cómodo. Su discurso muy cerrado, muy frío, no hubo el “y que VIVA San Luis Potosí…” No hubo saludos.

A la propia gente de BMW se le prohibió, creo que hasta por oficio, (que no confirmo porque no me han hecho llegar el memorándum) no saludar a nadie, no distraerse con las autoridades.

El contraste es astronómicamente distante con la sangre caliente, sudor frío y lagrimas contenidas que significaron de ida y vuelta las negociaciones que en momentos se pusieron más tensas que las cuerdas de un violín o estuvieron a punto de derrumbarse hasta por sensibilidades humanas.

La instalación de BMW en suelo potosino tiene historia y ha trastocado estructuralmente a la Zona Metropolitana, al centro del Estado, al Bajío, al País, al continente entero y más allá del Atlántico si es que se hace un “ZoomOut” a las macro consecuencias.

Eso es de celebrarse, pero las formas en que se ejecutaron no reflejaron ese esfuerzo que en lugar de “celebración” pareció “sufrimiento”.

Soldados por doquier. Perímetros asegurados. A formarse, a decir su nombre, a llevar identificación, a caminar en fila, a mantenerse entre vallas, no pararse, no sentarse, no irse, no acercarse y no hablar. Disculpen lo repetitivo, pero no tengo diario como Anna F.

Al día siguiente, el sábado, Andrés Manuel tuvo otro evento en la capital del que nadie o pocos, se dieron cuenta: se reunió con los “servidores de la nación” con el presidente del Banco del Bienestar pero hubo una premisa: Cero invitados, cero prensa, cero ajenos, ninguna filtración… nada de calor de pueblo.

Andrés Manuel ya no es lo que era.

San Luis ya no es lo que era.

La prensa ya no es lo que era (hace menos de 10 años, con esos tratos-repito- nos hubiéramos salido todos a la botana y los hubiéramos dejado con su evento restringido en las manos) ¿Sí sabe BMW que eran ustedes quienes interesaba nuestra presencia verdad? Pues no lo pareció.

Ni modo. Quizás haya que cambiar de motor. Uno más eficiente. Más de pila y menos de combustión.

Solo que ahí no hay calor. Por eso el evento fue frío…como el viento.

Bienvenida BMW, gracias por tu confianza y beneficios…pero no nos vuelvas a invitar.

Me retiro para ponerme mi pijama a Rayas.

Jorge Saldaña.

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#4 Tiempos

Medio siglo del FIS-MAT, en honor a Mat. Silvia Sermeño | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash

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EL CRONOPIO

En 1975 se realizó el primer Concurso Estatal de Física y Matemáticas para Escuelas Secundarias del Estado de San Luis Potosí, que ahora se conoce como Fis-Mat, el Concurso Regional Pauling de Física y Matemáticas que llega a estar conformado hasta por veintitrés concursos en las áreas de física, matemáticas, biología, química, astronomía, nanotecnología, ciencias naturales, ciencias del espacio, filosofía, donde participan estudiantes de primaria, secundaria y preparatoria. El Fis-Mat es el segundo concurso más antiguo del país y ha sido de cierta forma el conformador de los diversos concursos en México en las áreas en las que se enfoca, tales como las olimpiadas de física, matemáticas, química, etc.

El Fis-Mat es el único concurso de este tipo en el país y ha fincado toda una tradición. Con lo cual la edición 2025 del concurso marca cincuenta años de historia de uno de los concursos más importantes del país. Cada año el Fis-Mat es dedicado a un personaje relacionado con las áreas del conocimiento que abarca que haya destacado y contribuido al desarrollo de las mismas. Este año el concurso ha sido dedicado como un homenaje a la matemática Silvia Sermeño Lima por su papel desarrollado a lo largo de treinta años al desarrollo y enseñanza de las matemáticas en la Facultad de Ciencias de la UASLP, por lo que el Fis-Mat se ha denominado XLVI Concurso Regional “Pauling” de Física y Matemáticas “Silvia Elvira Sermeño Lima”.

El Fis-Mat nació como una iniciativa para alentar el estudio de disciplinas científicas en los jóvenes mexicanos con énfasis en los potosinos, apoyando su formación con actividades extraescolares y despertando vocaciones. Fue una iniciativa de los estudiantes de la antigua Escuela de Física y del dos veces galardonado con el Premio Nobel, el Dr. Linus Pauling, por lo que ahora asume su apellido y se dedicada a un personaje en especial como en esta ocasión es la Mat. Silvia Elvira Sermeño Lima.

Silvia Sermeño Lima estudió matemáticas en El Salvador su país natal y vino a México a continuar sus estudios y desarrollarse profesionalmente. En 1981 ingresó como profesora a la entonces Escuela de Física de la UASLP a colaborar en el desarrollo de la carrera de profesor de Matemáticas que acababa de iniciar actividades, así como encargarse de los cursos básicos formativos de las carreras de física y electrónica que existían en aquella época. Posteriormente se abrirían más opciones profesionales en el área de matemáticas y estaría participando en la formación de esas nuevas carreras de matemáticas.

Su labor en la ya Facultad de Ciencias fue intensa y estuvo a cargo de materias de matemáticas y formando a los jóvenes interesados en esta disciplina, en especial a quienes deseaban dedicarse a la enseñanza de las matemáticas en los diversos niveles educativos.

Su profesionalismo y dedicación en la educación y formación de matemáticos en San Luis Potosí fue determinante para consolidar este proceso que en la actualidad sigue siendo formador de matemáticos por la Facultad de Ciencias de la UASLP a nivel licenciatura y de posgrado en las áreas de educación matemática y matemáticas aplicadas.

Como un reconocimiento a su labor en la Facultad de Ciencias desde 1981 hasta el año 2009, cuando se jubiló como profesora de matemáticas se le han dedicado los trabajos del XLVI Concurso Regional “Pauling” de Física y Matemáticas, asignándole su nombre en este marco conmemorativo de medio siglo de existencia de tan importante concurso, donde se han dado cita estudiantes del nivel básico de diversos estados del país y que ha sembrado toda una tradición en nuestro estado.

Felicidades a la Mat. Silvia Elvira Sermeño Lima, y al Fís-Mat.

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El poder y los tigres que llevamos dentro | Columna de León García Lam

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LA VOLUTA

Trump está en el aparador internacional acusado -otra vez- de un escándalo sexual. Quiero aprovechar ese caso -y otros- para comentar que, cuando alguien ostenta una dosis de poder, algo en su interior se desata. ¿Por qué ese descontrol adquiere casi siempre un tinte sexual? ¿Por qué políticos, sacerdotes y artistas son recurrentemente acusados de sexualidad desbordada? Y, sobre todo: ¿por qué deberíamos vigilar especialmente el comportamiento sexual de quienes ostentan cargos públicos?

Vayamos a las civilizaciones clásicas, aquellas que asociamos con bacanales y hieródulas. ¿No prueban esas civilizaciones que el desenfreno sexual es una constante de la naturaleza humana? En efecto, pero hay una diferencia clave: aquel desenfreno era ritualizado y regulado. Si nos parece escandaloso solo es porque lo juzgamos con nuestra moral. El verdadero exceso ocurre cuando se transgreden las normas de la propia época: piense usted culta lectora de La Orquesta, en Calígula o Nerón, cuyas prácticas nefandas —que conocemos por Suetonio—escandalizaron incluso a sus contemporáneos.

Ante el riesgo del desenfreno, las primeras comunidades cristianas optaron por una solución radical: si el poder corrompe, mejor amputar la sexualidad de quienes lo ejercen. Así nació el celibato sacerdotal. Hoy sabemos que la estrategia clerical fracasó en incontables casos—como los “sobrinos” que eran hijos y las “amas de llaves” que eran concubinas—, pero reconozcamos que la intuición católica fue certera: lo reprimido se desata con el poder.

Freud nos ha gritado la respuesta que buscamos en su famoso libro El malestar de la cultura. La civilización exige reprimir nuestros deseos: trabajamos cuando queremos dormir, callamos cuando ansiamos gritar. Esas renuncias se acumulan en el inconsciente como energía latente. No hay ser humano—hombre o mujer— que escape a este control de la voluntad. Todos llevamos tigres agazapados en la psique

, esperando su momento de saltar, sacar las garras y desenfrenarse.

He aquí el problema: cuando alguien accede al poder —político, económico o social—, sus tigres hambrientos quedan en libertad. El brillo en los ojos del recién investido es la alegría de la fiera que siente la cercanía de sus presas. Trump es el ejemplo obvio, pero basta mirar alrededor para encontrar casos nacionales y locales —políticos, empresarios, artistas— que usaron su influencia para liberar demonios personales. Redes de niños y niñas, secretarias, alumnas, asistentes, clientas, chicos y chicas buscando fama y un largo etcétera.

¿Está mal ser un libertino? Me parece que no. Siempre y cuando los actos empleados no sean por medio del poder público o en contra de las leyes civiles.

Si exigimos declaraciones patrimoniales a los funcionarios, para garantizar que no se hinchen de dinero con el erario, quizá deberíamos pedir también “declaraciones mentales”. Porque todo poder libera a las bestias interiores.

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#4 Tiempos

La visita | Columna de Juan Jesús Priego Rivera

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LETRAS minúsculas

Sucede en una novela de Chaim Potok (1929-2002), el novelista judío, titulada La promesa. Un adolescente, hijo de un famoso rabino norteamericano, es ingresado en un hospital psiquiátrico. Nadie sabe en realidad qué es lo que sucede con él, pero a veces se muestra demasiado violento y a menudo demasiado abstraído. Está todo el tiempo como encerrado en sí mismo, y arrancarle una palabra puede llegar a convertirse en la mayor de las hazañas. El mundo exterior le interesa poco y sus respuestas son casi siempre groseras y agrias. El muchacho se llama Michael. Michael Gordon.

¿Por qué se porta así? Eso es lo que sus padres quisieran saber. Sin embargo, poco antes de ser ingresado en el centro, Michael había hecho amistad con Reuven, el novio de una prima suya, de modo que es con él, y sólo con él, con quien puede abrirse libremente… De hecho, una vez habían ido juntos a la feria de un pueblo cercano a Nueva York, y poco después hasta salieron a navegar en un lago a la hora del crepúsculo y la brisa. Sí, eran amigos, de eso no cabía duda; por lo tanto, él era el único ser al que Michael podía confiarse en esta hora de crisis y tinieblas.

Mientras Michael está internado nadie debe verlo, salvo su familia: las visitas le están terminantemente prohibidas, y él se siente solo, profundamente solo. Pero, ¿y su amigo, su único amigo, donde está? ¿Qué hace mientras él se vuelve loco de pesar? Y, así, una noche suena el teléfono en la casa de Reuven; por supuesto, es Michael quien se halla al otro lado del hilo.

«-¿Reuven? Hola, Reuven -¿cómo había hecho Michael para acceder a un teléfono y llamarle? Se produce entonces un largo silencio-. Reuven, ¿me escuchas?».

Sí, Reuven lo escuchaba. ¿Qué había sucedido con este muchacho? ¿Qué nueva desgracia le había caído encima? De momento, una cosa era segura: que Michael no debía estar al teléfono, pues los reglamentos del centro psiquiátrico eran bastante claros a este respecto. ¿Estaba hablando, pues, a escondidas?

«-Reuven, ¿estás bien? –la voz de Michael era como la de un huérfano; las ondulaciones de su voz delataban una infinita tristeza.

»-Sí, estoy muy bien.

»-¿Por qué no vienes a visitarme? Ni una sola vez lo has hecho.

»Apreté con fuerza el teléfono y no dije nada –confesará más tarde Reuven, lleno de vergüenza.

»-Reuven –dijo Michael.

»-Aquí estoy, Michael.

»-¿No quieres venir a visitarme, Reuven?».

Éste no sabe qué decir, qué responder. Sí, una vez preguntó a alguien de la familia si podía visitar a Michael, pero como le aconsejaron que no lo hiciera, él ya no insistió más. Le dijo, y no mentía:

«-Pregunté si podía visitarte. Dicen que sólo tu familia tiene permiso para hacerlo».

Otro largo silencio.

«No supe qué hacer –confesará igualmente Reuven después-. No sabía si el hecho de seguir conversando con él y responder a sus preguntas podría resultarle perjudicial, o si era mejor aconsejarle que colgara, puesto que no tenía permiso para llamarme. No sabía qué decirle, ni si debía mantener algún tipo de reserva».

«-Oye, Reuven, ¿quieres visitarme?

»-Sí”.

“-Pensé que no querías. Ahora les diré que quiero verte. Te dejarán venir. ¿Vendrás, Reuven?

“-Seguro.

»-Me alegrará verte. Odio este lugar. ¿Recuerdas las veces que salimos a navegar, Reuven? Me acuerdo mucho de eso… De verdad, quiero verte, Reuven. Voy a gritar hasta arrancarme la cabeza. Te dejarán venir. Por favor, visítame, Reuven. Adiós».

Tan pronto como terminé de leer este diálogo, reproducido aquí a retazos por falta de espacio, cerré el libro y me puse a escribir este artículo. Si Reuven acudió a la cita de su amigo o no, eso todavía no lo sé. Por lo pronto, me basta con la ternura que oculta esa llamada. Y pienso en las personas que esperan nuestra visita y que nunca la tendrán; si ellos pudieran –quiero decir, si se atrevieran-, también tomarían el teléfono reclamando nuestra presencia. Pero no lo hacen por pudor, por vergüenza, por dignidad.

«¿Recuerdas cuando salíamos a navegar? Yo me acuerdo mucho de eso». Pero no: Reuven ya no se acordaba. ¡Qué pena! Pero no se trata ahora de Reuven, sino de nosotros: también nosotros quizá ya hayamos olvidado las hermosas horas que pasamos con algunas personas, pero éstas todavía las recuerdan y suplican a Dios que la experiencia pueda repetirse algún día, alguna vez. ¡Están tan solos! Y odian este lugar en el que nadie piensa en ellos.
Michael no se olvidaba de Reuven: él lo quería… Y me pregunto: ¿por qué las relaciones –todas, sin exceptuar ninguna- son siempre desiguales? Aun cuando una amistad parezca perfecta, siempre hay un amigo que quiere más y otro que quiere menos… ¡La vida es así!

Reuven se atormenta pensando si no le hará mal a su amigo seguir hablando con él. ¡Pero, Reuven, esto es lo único que podría curarlo: tus palabras! Sólo tú tienes la llave para abrir esa puerta, ¿y renuncias así como así a utilizarla? Venga, Reuven, utilízala, no tengas miedo. La palabra es curativa, y la tuya lo es para quien anhela oírla. Venga, habla con él.

¡Extraña manera de practicar la psicoterapia: encerrar a los enfermos, aislarlos todavía más, cuando lo que ellos necesitan es amistad y compañía!

Recuperar el hábito de la visita, hacernos visibles y tangibles para aquellos que nos esperan: ¡ah, si esto fuera posible, si nos diéramos tiempo para ello, no todo estaría perdido!

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