#4 Tiempos
Alianza Empresarial Potosina: Los Antorchistas con American Express | Columna de Jorge Saldaña
TERCERA LLAMADA.
El antorchista viaja en camión, el líder empresarial en Mercedes Benz. Los seguidores de Aquiles Córdova huelen a sudor de las caminatas, a hambre de otra torta en sus manifestaciones. Los líderes del licuado de logotipos de cámaras y asociaciones huelen a perfume caro y se sacian de buenos cortes con mejores vinos en los restaurantes de moda.
Los primeros acuden a marchar y gritar consignas a cambio de bultos de cemento, unas cuantas varillas o una despensa. Los segundos acuden a los eventos oficiales, defienden mediáticamente a los gobiernos en turno o en potencia y obtienen contratos, concursos, espacios bien pagados en las administraciones para sus hijos o para sí mismos y ocupan cargos en casi todos los “comités ciudadanos” en los que se aprueban licitaciones financieramente redituables.
Ambos grupos juegan al mismo juego, pero en canchas distintas. El chantaje velado es la estrategia, la pobreza y la necesidad son la carta de los pseudo socialistas, el progreso y el desarrollo económico la de los supuestos dueños del capital.
Dame para dar, la premisa de ambos. Unos en cancha polvorienta de futbol llanero, otros en campo de golf regado a diario.
El batallón de la flama está formado por centenares de desaventurados, el batallón de la liga “generadora de empleos y riqueza” lo conforman algunos visibles privilegiados que presumen cifras abultadas de supuestos agremiados que nadie ha contado nunca, pero que usan también como carne de cañón y ficha de intercambio.
“Nosotros representamos al pueblo”, dicen unos. “Nosotros representamos al sector productivo”, dicen otros. “Queremos privilegios del gobierno”, dicen ambos.
Los líderes empresariales (reducidos a tres personajes) pagan con tarjeta Amex dorada, los antorchistas suben al camión con tarjeta prepagada. Ambos se dirigen al palacio de gobierno.
Los de traje y corbata son recibidos, los que van a exigir agua se les deja afuera.
Ambos grupos son carne de cañón en la política, unos con disciplina “voluntaria” para no perder sus blocks, despensas o varilla, otros con desplegados pagados, entrevistas y eventos con meseros que solventan para sus amigos mandatarios o proyectos rentables de no importa qué color. Apuestan a negro y rojo, a altas y bajas, a águila y sol.
La Alianza Empresarial Potosina está conformada por una docena de asociaciones y cámaras; sin embargo, en la práctica la punta de la pirámide la conforman tres personajes, que se iluminan no con antorchas, sino flashazos disparados sobre ellos en la cercanía con importantes personajes, ese es su alimento y su valor. Es la pose, es la coraza que detiene cuestionamientos y acerca interesados.
Manuel Castanedo de Alba, presidente de la Cámara de la Construcción, es quizá la cabeza central de la hidra aliancista de la que doy cuenta para Usted mi Culto Público. Castanedo (le dicen el “Chivo”o “Chiva” para mayor referencia zootécnica).
Es un prospero constructor (sobre todo de proyectos públicos, rehabilitación de carreteras represas, desarrollos habitacionales y un poco de proyectos hídricos), fue presidente de Coparmex, viejo lobo de mar en el ambiente empresarial y encantador relacionista público.
También es administrador único dr5e Construcciones y Edificaciones Tangamanga, socia temporal de la empresa Coedessa S.A. de C.V. y de Desarrollo Habitacional RS, con quienes ganó en 2018 la licitación para construir la presa de La Maroma en el municipio de Real de Catorce y los límites de Matehuala.
Un trío de constructoras ganó la licitación convocada por la Conagua con un monto de poco más de 163 millones de pesos. Dicha cantidad aumentó en el camino con la portación del organismo operador de agua de Matehuala, sumando el total de la obra 209 millones de pesos.
A las empresas ganadoras, en las que llevó mayoría de participación la de Castanedo de Alba, se les entregaron 100 millones de pesos por parte del gobierno federal y unos 46 millones por parte del organismo operador de agua matehualense, es decir más del 50 por ciento del valor total de la obra.
Debieron terminar en 2020 pero ¿qué cree? Nadie sabe cómo, pero la obra no avanzó ni en un 25 por ciento de acuerdo a las cifras del gobierno federal, razón por la que la Conagua en diciembre de 2019 les retiró la obra.
¿Y el dinero federal? ¿Y el dinero invertido por Matehuala? ¿Y el agua? ¿Y la presa? Sabrá Dios.
El señor Castanedo se ha dedicado a respaldar casi todas las acciones de gobierno y solo hace falta poner su nombre en cualquier buscador en internet para conocer que casi siempre le ha parecido maravilloso el desempeño gubernamental y en el colmo de la desvergüenza hace poco, en mayo, declaró a medios que la Cámara de la Industria de la Construcción a su cargo, emprendería un diagnóstico a puentes y vialidades de la ciudad para “evitar accidentes” ¿Por qué no empieza haciendo un diagnóstico respecto a la presa que su empresa y sus socios no terminaron. Digo, por pura curiosidad pregunto.
Hasta el momento es inexplicable el destino final de los 146 millones de pesos depositados en las cuentas de las empresas de Castanedo, cuando en la obra física se observa un avance de apenas un cuarto del proyecto, y eso es apenas la punta del iceberg: desde 2019 su empresa también está demandada por el Infonavit por incumplimientos de contratos de los que se desconoce su monto.
Millones y millones a sus empresas a cambio de ser el supuesto líder del sector económico en el estado. ¿Nada mal no? Ya quisieran los antorchistas ganar eso de un plumazo, sin asolearse ni desgañitarse la garganta, mejor deberían comprarse buenos trajes, acudir a las reuniones correctas y montar empresas legítimas y honestísimas… (ah no, eso no va con su política hibrido socialista).
Las otras dos cabezas de la hidra no mitológica potosina son Juan Branca, líder de la Cámara Nacional de Comercio, pero que no ha puesto un solo comercio en su vida, ni puesto de pepitas o dulces, tienda de abarrotes o empresa formal ha montado en su existir. No sabe lo que es pagar una nómina o contratar o despedir a un empleado ni pagar la renta de un local, pero representa a “todos” los comerciantes potosinos (que me corrijan si me equivoco y le insisto en la entrevista que desde hace meses le he pedido).
El tercero es Alejandro Pérez Rodríguez, ex presidente de Canaco, fabricante y comerciante mueblero (vetado, según me comenta alguien que sabe, de la Expo mueble en Guadalajara por “plagiar” diseños de salas) de quien comentaré algunos pendientes de programas millonarios que tiene con Sedeco y que este aprendiz de reportero solicitó por medio de la plataforma de transparencia.
Este trío es la crème Brulée de los organismos empresariales, los que juntan y desjuntan, los que dijeron “tú si y tu no” eres de los nuestros, los que seleccionaron a los empresarios invitados al desayuno con el gobernador electo en casa del ex gobernador Teófilo Torres Corzo hace dos semanas.
Son los mismos que quieren “Sedeco y Seduvop” pues porque les “toca”, les “corresponde”, los que buscan la Dirección de Obra Pública Municipal o ya de plano llevar mano en cuanta licitación pública se genere en los nuevos gobiernos. ¡Ah! Y se me olvidaba, también quieren ocho puestos en el gabinete económico.
Son la Alianza Empresarial, son los antorchistas con traje. Los Antorchistas con American Express, los que quieren los bultos de dinero y no de cemento, los blocks de contratos, no los de concreto. Antorchos con historias escondidas, pero buenas relaciones.
Si me lo permite el Culto Público, la próxima entrega le contaré un poco más sobre las cámaras y su peso específico, no se lo pierda. También tengo muchos bemoles en el tintero, pero para ya no aburrirle hoy e irme a sembrar 200 flores, le dejo solamente el siguiente muy fresco:
VADE RETRO SATANÁS
Ayer por la tarde noche, la Sala Regional de Monterrey del TEPJF, por unanimidad, echó por tierra la resolución del Tribunal Electoral local en el caso de María Eugenia Castro y Scanda Guadalupe Aranda Escalante, lo que significa que una vez más el Tribunal Local tendrá que sesionar, pero tomando en cuenta las pruebas aportadas por Maru Castro, emitir una nueva resolución, y solicitar un nuevo acuerdo al Ceepac para la asignación de las regidurías en la capital, es decir, no hay nada para nadie teóricamente; sin embargo, en la práctica, esta resolución de la Sala de Monterrey está dando la razón a Maru Castro y todo parece indicar que será ella quien ocupe su lugar en la planilla municipal capitalina. ¿Qué les dije? Aunque se oiga chocante, ya les había advertido que lo de Scanda era montaje y la verdad siempre sale a la Luz. #LaChapuzaAcusa
#4 Tiempos
La incansable divulgadora del conocimiento, Ikram Antaki | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash
EL CRONOPIO
Hace cincuenta años llegaba a México una siria recién graduada de doctora en etnología en la Universidad de París VII, y fincaría su actividad profesional en este país nacionalizándose mexicana y realizando diversas actividades relacionadas con su área de interés convirtiéndose en una de las intelectuales mexicanas más importantes de la segunda mitad del siglo XX en México; Ikram Antaki que había nacido en Damasco en 1947 en el seno de una familia de juristas y humanistas.
Su madre estudió la literatura rusa del siglo XIX y su abuelo que fuera el último gobernador de Antioquía, salvó a miles de armenios del exterminio en 1915, durante el asedio otomano. En 1969 viajó a Europa y siguiendo la vena familiar estudiaría literatura comparada, antropología social y el doctorado en etnología del mundo árabe.
En 1975 abandonó Francia para venir a México; Antaki narra su decisión que tomó abriendo un compás sobre el mapamundi y, siguiendo una línea horizontal imaginaría paralela al Ecuador, determinó que México era el país más lejano a Siria, “era el fin del mundo” un lugar que ella quería conocer. Al poco tiempo nacería su hijo y formaba así una familia mexicana e iniciaba su intenso trabajo intelectual.
Ikram se dedicaría a la docencia, el ensayo, el periodismo y la radio, convirtiéndose en una de las más importantes divulgadoras del conocimiento, encajando de manera natural en la vieja tradición mexicana en divulgación de la ciencia, donde caben de manera conjunta todas las disciplinas y que inciden en el ámbito cultural.
Escribió alrededor de veintinueve libros y agradecía a sus lectores “el deseo de saber”. Libros que proyectó su creación desde los ocho años y que guiarían sus intensas lecturas de obras literarias y de ensayo. Dejó en borrador muchos otros escritos de sus ambiciosos proyectos de divulgación.
Ikram Antaki, se definía a si misma: “Ahora me proclamo, de manera un poco simple, conservadora, aunque de hecho no es exactamente así; en la práctica sigo la frase de Averroes: ‘sean renovadores en todo lo que se refiere a la ciencia y el pensamiento, sean conservadores en lo que se refiere a los asuntos de los hombres’”.
Al morir en la Ciudad de México en el año 2000, Ikram Antaki estaba completamente dedicada a cumplir con la meta más ambiciosa de su vida: “He descubierto, en este país, que soy un ‘buen maestro’, no solo ‘un buen escritor’, alguien que sabe algunas cosas y que no las quiere guardar, sino compartir”.
Además de la escritura, a la que considera resguardadora de la memoria ante la memoria de la información mediática que es frágil, tuvo un importante papel en medios audiovisuales colaborando en los canales oficiales, once y trece , y en numerosos programas de radio y conduciendo los propios, como fueron los célebres: el Banquete de Platón y el Ágora.
Los interesados en adentrarse al mundo de la divulgación científica, sobre todo cuando no existen instituciones formadoras para ello, pueden recurrir a las obras de Ikram Antaki y aleccionarse con sus narrativas llenas de información y basadas en el pensamiento crítico, como trabajos de síntesis del pensamiento y que traspasan los campos de la especialidad uniendo de manera natural la ciencia y el humanismo y su responsabilidad con la sociedad.
Su programa El Banquete de Platón, ha sido base de varios de sus escritos donde recoge lo tratado en el programa. En especial el libro, mas que recomendado, que lleva como título, simplemente: Ciencia, editado por Penguin en su colección De Bolsillo, no puede faltar en la lectura de quienes se interesan por el pensamiento y conocimiento desarrollado a lo largo de la historia de la humanidad.
Escrito en forma rigurosa y fácilmente asimilable, ayuda al lector a tener una idea rápida y actualizada de la naturaleza humana, el origen de las lenguas, las razas, el racismo, la inteligencia, la genética, el principio del universo, el tiempo, el cerebro y la descorazonada aventura de la modernidad científica que venció el oscurantismo.
Como le decía Ikram Antaki: “El merito de su parte (refiriéndose al lector), está en el hermoso y agradecible deseo de saber. El mérito, de mi parte, está, en la tentativa de síntesis”.
Recordamos así a una extraordinaria mujer que tomó a México como su casa y que contribuyó a la educación del pueblo con base en la divulgación y educación no formal, a través de sus libros y programas audiovisuales, convirtiéndose en una importante divulgadora del conocimiento en México.
También lee: El surcador de los cielos potosinos, Alfonso Ledezma Zavala | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash
#4 Tiempos
Buscad el alfiler | Columna de Juan Jesús Priego Rivera
LETRAS minúsculas
-¡Qué hombre tan amargado! –exclamó una vez una dama de cierta edad señalando con el dedo, desde la distancia, a un compañero al que yo estimaba mucho-. ¿Qué traumas habrá sufrido en su infancia para haber perdido de tal manera el gusto por vivir?
¡Los traumas de la infancia! Sí, he oído hablar de ellos, pero no me convencen ni mucho ni poco. ¿Por qué debemos ir hasta la infancia de un hombre para explicarnos su mal humor de hoy? ¿Y si la infancia, por lo menos en el caso de este conocido mío, no tuviera nada que ver? ¡Ir tan lejos cuando la causa podría estar tan cerca!
Pero yo conocía la razón de ese permanente mal humor, de esa amargura: este amigo sufría a causa de su jefe, un déspota que trataba a sus subordinados como le daba la gana. ¡Ya sólo faltaba que les exigiera a todos bolearle los zapatos! Además, el ambiente de trabajo era, en aquella oficina, atroz y deprimente: allí todos envidiaban a todos y se ponían zancadillas los unos a los otros por el puro placer de ver cómo caían de la gracia de su superior, para observar cómo se despeñaban y se rompían la cabeza. Cada día de trabajo transcurría casi siempre entre gritos, susurros y rumores, y, por lo que he podido saber, nadie estaba seguro –ni lo está todavía hoy- de que mañana seguiría conservando el puesto que ocupaba apenas el mes pasado. Ahora bien, ¿quién no va a amargarse en un ambiente rancio como éste?
Yo conocía pormenorizadamente esta triste historia. Por eso me reí en silencio de las suposiciones de aquella señora que, por haber tomado un curso relámpago de psicología, ahora me hablaba de traumas infantiles y actos fallidos.
Sí, los humanos somos muy propensos a generalizar y elaborar hondas teorías que se vienen abajo justo en el momento en que comprendemos que las cosas no eran como pensábamos. De esta manía elucubradora se burló Alain (1868-1951), el filósofo francés, al escribir así en uno de sus Propos sur le bonheur: «Cuando un bebé llora sin consuelo, la nodriza suele hacer las más ingeniosas suposiciones respecto a este joven carácter y a lo que le gusta o le disgusta; invocando incluso a la herencia, ya reconoce al padre en el hijo. Estos ensayos de psicología se prolongan hasta el momento en que la nodriza descubre el alfiler, causa efectiva y real del llanto».
¡Ah, era eso! ¡Había un alfiler entre los pañales! Y pensar que la nodriza ya empezaba a sospechar ciertas cosas…
El hombre, según se ha dicho aquí y allá, es un filósofo que se ignora a sí mismo. Yo de esto nada sé. Lo que sí sé, en cambio, es que muchas veces, en lugar de buscar el alfiler, se pone a concebir graves y hondas teorías cuyo fundamento, para decirlo ya, es más que dudoso.
Una vez se quejaba conmigo un dentista diciéndome:
-¿Por qué la gente ya casi no me busca para arreglarse los dientes? Las nuevas generaciones son muy descuidadas. ¡En qué tiempos tan tristes nos han tocado vivir!, etcétera.
Pero no; por lo menos aquí no se trataba de los tiempos: era que este dentista tenía fama de trabajar sin anestesia –para ahorrarse un dinerito-, y la verdad es que sus pacientes lo que menos querían en su consultorio era ponerse a practicar el estoicismo.
El 4 de julio de 1765, Georg Christoph Lichtenberg (1742-1799) estaba quitadísimo de la pena leyendo un libro al pie de una ventana cuando de pronto… Pero dejemos que sea él mismo quien nos cuente lo que le pasó aquella vez: «Leía, cuando, de pronto, la mano que sostenía el libro se movió imperceptiblemente y esto hizo que recibiera menos luz. Entonces pensé que una nube espesa debía estar pasando de frente al sol y todo me pareció más oscuro, por más que no había perdido nada de luz». Y concluye el pensador alemán: «Con frecuencia sacamos nuestras conclusiones de esta forma: buscamos en la lejanía causas que muchas veces están junto a nosotros». «¡Oh! –hubiese exclamado otro que no fuera él-. El cielo se está nublando. Acaso llueva toda la tarde. ¡Y maldita la gana que tengo de que llueva esta tarde!». Pero no, el cielo no se nublaba: era el ángulo de su cabeza lo que había variado, produciendo en la página del libro una sombra que en el cielo no existía.
Yo me entretenía recordando estas palabras mientras aquella señora se quejaba de mi amigo. ¿Y por qué había que ir tan lejos -¡nada menos que hasta los traumas infantiles!- para buscar las causas de su amargura, puesto que éstas estaban casi al alcance de la mano? ¡Era el ambiente en el que se movía el que lo sacaba de sus casillas y lo ponía de mal humor! De modo que, una vez aireado ese ambiente, ¡adiós traumas infantiles!
Además, convendría no olvidar la lección que las semillas nos imparten todos los días. ¿Qué lección? Ésta: que no es posible crecer y desarrollarse en cualquier terreno. Una semilla de arroz, por ejemplo, jamás crecerá en el desierto, ni una semilla de mostaza en el frío de la tundra. Cada semilla, para crecer, necesita estar, por decirlo así, en su ambiente.
«Hay que florecer donde Dios nos ha plantado», dice una frase que aceptamos sólo por el hecho de que Dios es un buen sembrador que no se equivoca nunca, aunque por lo demás bien podría ser cursi y hasta falsa. ¡Un grano de trigo, por más que quiera hacerlo, jamás dará nada de sí si es sembrada en los hielos polares!
Y bien, tal es lo que había sucedido con mi amigo: que sencillamente no estaba en su elemento. ¿Y cómo, entonces, iba a crecer y a desarrollarse? «La impaciencia de un hombre –vuelve a decir Alain- tiene a veces por causa el haber estado mucho tiempo de pie; en vez de razonar contra su mal humor, ofrecedle un asiento… No, no digáis nunca que los hombres son malos; no digáis jamás que tienen tal carácter. Buscad el alfiler».
También lee: La seriedad y la risa | Columna de Juan Jesús Priego Rivera
#4 Tiempos
¿Y si un día dicen que ya no hay abortos… porque los escondieron todos? | Columna de Ana G Silva
CORREDOR HUMANITARIO
Imaginemos que dentro de unos años, alguien desde el poder diga: “En San Luis Potosí ya ni se practican abortos, ¿para qué mantenerlo legal?” Esa frase, tan simplona como peligrosa, podría ser suficiente para justificar que se dé marcha atrás a un derecho conquistado a pulso. Y lo más grave es que, si revisamos los datos oficiales, el argumento ya estaría servido.
Porque según los Servicios de Salud del Estado, desde que se despenalizó el aborto hasta las 12 semanas de gestación, 132 mujeres han interrumpido su embarazo en San Luis Potosí. Pero —y aquí está la trampa— ninguna lo hizo por decisión propia. De acuerdo con las cifras, las 132 interrupciones fueron por motivos médicos. Cero voluntarias. Cero por libre elección.
Entonces, ¿qué nos están diciendo? ¿Que en todo un estado, con más de dos millones de mujeres, ni una sola decidió interrumpir su embarazo de forma voluntaria? ¿O que los hospitales y las instituciones están borrando esos datos, diluyéndolos entre diagnósticos clínicos para esconder una realidad incómoda?
Hace un año, San Luis Potosí celebraba lo que parecía un triunfo de la razón sobre el prejuicio: la despenalización del aborto. Hoy, ese avance empieza a parecerse a una mentira institucional. Porque si las cifras se maquillan, si la objeción de conciencia se convierte en excusa y si las mujeres siguen siendo rechazadas en hospitales, entonces el derecho a decidir se está convirtiendo en una simulación.
De los 107 puestos médicos en hospitales habilitados para practicar la ILE, uno de cada tres profesionales es objetor de conciencia. En Ciudad Valles, por ejemplo, 10 de 17 médicos y enfermeros se niegan a realizar el procedimiento. ¿Y qué pasa con las mujeres que viven en la Huasteca o en el Altiplano, donde no hay alternativas cercanas? ¿Qué pasa si una mujer llega al hospital de Valles, con doce semanas cumplidas, y le dicen que nadie puede atenderla porque todos son objetores ? Lo que pasa es que su derecho desaparece.
La colectiva ILE San Luis Potosí ha documentado estos casos, las negativas, la opacidad y la simulación. Han sido ellas —y muchas otras colectivas— quienes han tenido que acompañar a mujeres que, en teoría, ya no deberían estar suplicando por un derecho reconocido por la ley.
Y entonces hay que decirlo con claridad: un derecho que no se garantiza, es un derecho abolido en silencio. La resistencia institucional existe, y es tan sutil como efectiva: se disfraza de papeleo, de moral médica, de estadísticas convenientes. Pero su consecuencia es brutal: mujeres obligadas a continuar embarazos que no desean, porque el Estado decide mirar hacia otro lado.
San Luis Potosí tiene una ley que reconoce el derecho a decidir, pero no una estructura que lo haga realidad. Y si las autoridades siguen escondiendo las decisiones de las mujeres tras diagnósticos médicos, no solo están borrando datos: están borrando voces.
A un año de la despenalización, el aborto en San Luis Potosí sigue siendo un privilegio y no una garantía. Y si no se exige transparencia y acceso real, pronto podrían decirnos —con una sonrisa burocrática— que aquí ya nadie aborta. Y entonces, el silencio sería la excusa perfecta para volver atrás.
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