septiembre 17, 2025

Conecta con nosotros

#4 Tiempos

¡¡¡Agenda llena sin planes!!! | Columna de Luis Miguel Dorador

Publicado hace

el

Un fin de semana sin celular

 

Hay fines de semana en los que tooooodo pasa y otros en los que hasta las hojas de los árboles caen lento, como si no quisieran tocar el suelo.

Este pasado fin de semana, luego de una semana llena de agradables muestras de apoyo a la precandidatura que me registré en MC por el distrito local 08, comenzó en viernes y aunque existía un gran entusiasmo por asistir a la Noche de Tapas, Cuerdas y Tacones con la presentación de Basilio Georges a la guitarra y Aurora Reyes al cante y baile, no pude asistir y me arrepiento, porque mis amigos que si estuvieron ahí, me contaron que estuvo estupendo y que la velada de tablao flamenco se disfrutó bastante con la presentación de estas grandes figuras que vinieron desde Nueva York y el baile de Gisela Marín, Marlen Lara y Pamela Tomás que se sacudían las piernas calentando la duela acompañadas por el ritmo que le dan las percusiones de Guillermo Barrón hicieron de esa noche todo un espectáculo. Definitivamente me la perdí, pero agradezco a quienes fueron y lo disfrutaron tanto.
¡¡¡Gracias!!!

El sábado inició con la compra de todos los ingredientes para preparar una paella valenciana con la receta que he venido definiendo a través de los años y que varias personas, unas más cercanas que otras, ya han conocido en alguna ocasión y por supuesto que luego de pagar el ticket nos movimos a la estufa para ir armando el “mise en place” que, una vez terminado nos dio el tiempo para poder llevar otros ingredientes para otra receta que no requiere de estufa pero está basada en el fuego que es un elemento primordial para tantas cosas y nos dio la hora de la comida, ya tarde porque entre unas cosas y otras, no alcancé a unirme a la ruta de los jeeperos que este fin de semana tocaba para el rumbo de la Cañada del Lobo y caímos a deleitarnos con una deliciosa comida árabe en Mashalá.

Taquitos, keppe crudo, arete y pita acompañados de jocoque con pepino, hacen de la experiencia de disfrutar estos platillos una oportunidad para charlar de todo lo que hemos vivido y lo que el café, al final de la mesa nos previene del futuro que está en puerta.
¡¡¡Gracias Mashalá, todo delicioso como siempre!!!

Luego de una llamada tan rara que no alcancé a entender si era amenaza, advertencia o simplemente la voz de alguien que detesta pasar hambre… No quedaba mucho tiempo para recoger ese “mice en place” y llevarlo con el equipo para cocinar al Bar de Carlitos, donde ya teníamos la Smart TV lista para la transmisión del juego entre los Empacadores de Green Bay y los 49´s de San Francisco… y llegué al lugar con todas las cosas pero solamente me faltaba algo… ¡la paellera, caray! Entonces alcancé al conductor del Uber para que regresara al punto de partida y recogiera mi paellera para traérmela al Bar de Carlitos

antes de que los aficionados al americano se pusieran como el Loco que además de tirar carro todo el rato y comer como pelón de hospicio no puso su cooperación (seguramente se le olvidó pero el martes lo ejecuto en la junta)… El conductor del Uber, a quien agradezco su disponibilidad y rapidez regresó con la paellera y logramos cumplir con la misión preparando la receta en un tiempo de 57 minutos, servimos a más de 21 comensales con refil y los 49´s despacharon a los Empacadores sin derroche de esfuerzo…
¡¡¡Gracias a los dos Carlitos, uno por su hospitalidad en su Barra y al otro, por ayudarme durante todo el proceso de esta versión de la valenciana!!!

SI creían que el sábado se había terminado, pues no porque aún había que aprovechar el tiempo para pasar a saludar a unas amigas que conozco desde el kínder y que no podíamos desairar a la invitación de tomar un par de cubas (literal) y unas quesadillas que se caían de buenas nomás de verlas.

Luego de una charla politizada y un interludio de promesas de amores platónicos de niños y juventudes desenfrenadas llegó la hora de poner la mejilla en un lugar especial para descansar con la sonrisa y la paz de un ángel… y dulces sueños. ¡¡¡Gracias Mariel y Elsitas!!!

El domingo no dio oportunidad para otra cosa que preparar lo necesario para el inició de esta semana tan importante porque es precisamente esta semana en la que se verán bien definidas las rutas que tomará el destino en este 2024 para alcanzar los objetivos que nos hemos propuesto. Con las camisas planchadas y un recalentao de la valenciana de la noche anterior, escuché con mucho agrado la crónica de quienes asistieron a la cena-baile de los 100 años del Motolinía que, como siempre, fue un evento súper bien organizado, lleno de nostalgias de muchos exalumnos, las parejas de toda la vida, las nuevas parejas y tod@s en la pista habían bailado la noche anterior en un ambiente de celebración que permanecía en los rostros desvelados de quienes por ahí se divirtieron.
¡¡¡Hello Moto, Felices 100!!!

El resumen de tooooooodo este fin de semana sin celular es una mezcla de baile y sabores gitanos, de cuentos de bellas durmientes, de aventureros 4×4 y las ideas de preparar un festejo muy importante para la unión familiar que está por darse próximamente….. (lo bueno es que esta vez no teníamos plan para el fin de semana)

¡¡¡Ánimo que ya casi es viernes!!!

También lee: Función sabatina de Libre Lucha Femenil (qué triste…)… | Columna de Luis Miguel Dorador

Continuar leyendo

#4 Tiempos

Centenario del concierto de Sonido 13 en el Teatro de la Paz | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash

Publicado hace

el

EL CRONOPIO

Para el mes de febrero de 1925, Julián Carrillo y sus alumnos tenían todo listo para interpretar por primera vez a nivel mundial música en fracciones de tono en un concierto programado en el Teatro Principal de la Ciudad de México, que promocionaba como el concierto en el cual: “por primera vez en el mundo se oirán en un concierto composiciones musicales con dieciseisavos, octavos y cuartos de tono, elementos conquistados por México en el año de 1895”.

En ese concierto se estrenaría la obra de Carrillo: “Preludio a Colón” que inauguraba la entrada a un nuevo universo musical; participarían también sus alumnos con composiciones en fracciones de tono basado en la teoría de Sonido 13 con obras de Soledad Padilla, Elvira Larios y Rafael Adame.

El domingo 15 de febrero de 1925 se tocaba por primera vez en el mundo música basada en la teoría musical de Sonido 13 desarrollada por el potosino Julián Carrillo. Después de este histórico concierto se programaba una gira nacional para dar a conocer el nuevo sistema musical, la cual iniciaría en la tierra natal de Julián Carrillo, San Luis Potosí, anunciándose la llegada del maestro al estado potosino y siendo recibido en Ahualulco, su lugar de nacimiento, en el mes de septiembre de 1925.

El gran concierto de Sonido 13 se efectuaría en el Teatro de la Paz el 13 de septiembre de 1925 para después recorrer la mayor parte del país. El concierto, al igual que aquel concierto inaugural en el Teatro Principal, tenía el carácter de demostración de las nuevas teorías y despedida al mismo tiempo, pues Julián Carrillo iría a radicar por un tiempo a Nueva York.

Carrillo fue declarado Huésped de Honor de la ciudad de San Luis Potosí y fue entusiastamente homenajeado por los artistas, estudiantes, y en general el pueblo potosino, como demostración de su sincero aprecio, como rezaba la nota periodística de Acción, el periódico de esa época en San Luis.

Producto de su visita a San Luis a ofrecer el concierto de Sonido 13 por primera vez en San Luis, el 24 de julio de 1925 se formó el Comité de los 13 pro Julián Carrillo con el objetivo de hacer promoción y organizar los festejos, el cual quedó formado por las siguientes personalidades potosinas: presidente, Juan H. Sánchez; vicepresidente, Lic. Manuel Rodríguez Martínez; tesorero, Juan Silos; secretario, Francisco Salazar; y vocales, señorita profesora Guadalupe Moreno, Rodrigo de G. Arriaga, señorita profesora Esther de Santiago, profesor Lino Gómez, José T. Nevares y Manuel R. Flores.

De los arreglos efectuados por este Comité se logró que el concierto en San Luis Potosí se realizara como prólogo a las fiestas patrias con el fin de que ese año tuvieran un esplendor inusitado

. La fiesta se pretendía que fuera doblemente memorable: evocadora de nuestras viejas tradiciones y demostrativa de las actuales glorias.

Carrillo dictaría una serie de conferencias sobre el Sonido 13 como preámbulo al gran concierto; su llegada a San Luis fue apoteótica, después de un cuarto de siglo regresaba a tierras potosinas para iniciar su gira nacional. La recepción que se dispuso en los andenes de la estación de ferrocarril fue grandiosa, a pesar de las inclemencias del tiempo. Distinguidas damas y honorables caballeros lo acompañaron desde la estación al Palacio del Ayuntamiento donde fue declarado huésped de honor.

El Teatro de la Paz sería el escenario del magno concierto de Sonido 13, el 13 de septiembre de 1925, donde se colocaría, en la entrada del recinto, una placa al Sonido 13 que sería retirada años después. Como instrumentistas microtonales participaron: Luis González y González, Manuel C. Ascencio, Luis G. Galindo, Rafael G. Adame, José M. Torres, Gerónimo Baqueiro Foster, Santos Carlos y José López Alavez (compositor de la popular Canción Mixteca).

En los coros participaron: María Sebastiana Ahedo, María García Ganda, Elvira Larios, Cecilia Larios, Soledad Padilla, María del Refugio Lomely, Guadalupe Solís, Anita Valderrama, Josefina Carlos, Marcelina Carlos, Amalia Tamayo, María de los Ángeles Ortiz, Josefina Buendía, Celia Jiménez, y los señores: Luis G. Galindo, Rafael G. Adame, Manuel C. Ascencio, Santos Carlos, Gerónimo Baqueiro Foster, Enrique Rodríguez, Tomás Ponce Reyes, José María Flores, Manuel León Mariscal, Antonio Hernández Montoya, José López Flores, Vicente T. Mendoza (famoso investigador de música popular mexicana) y José López Alavés autor de la célebre canción mixteca.

Seis años después, el 13 de septiembre de 1931 se volvió a celebrar un concierto de Sonido 13 dirigido por Carrillo y con obras clásicas de Mozart y Schubert, en el Teatro de la Paz donde se presentaba por primera vez la Orquesta Sinfónica de la Unión Filarmónica Potosina.

También lee: Gustavo López, presentación de su libro He aquí al hombre | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash

Continuar leyendo

#4 Tiempos

Elogio de la literatura | Columna de Juan Jesús Priego Rivera

Publicado hace

el

LETRAS minúsculas

¡Qué tristes son los personajes de Iván Bunin (1870-1953), qué tristes casi todos sus cuentos! Hay en ellos un no sé qué, una nostalgia que embelesa al lector desde el momento en que toma el libro y que no lo abandona sino muchos días después de que lo deja.

Acabo de leer, precisamente hoy, la pequeña antología de sus relatos breves que publicó en 1924 la vieja editorial Calpe y cierro el libro con un suspiro que no sé si será de pena o de dolor. El escritor ruso lo sabe; por lo menos él no se engaña: la vida del hombre está llena de desamparo, de abandono, de tristeza.

El personaje de uno de estos relatos, al ver llegar a su casa a un amigo al que no veía desde hacía mucho tiempo –desde el tiempo en que combatieron juntos en la guerra de Crimea- lo saluda con los brazos extendidos, avanza hacia él y le dice lleno de júbilo: «¡Kovalev! ¿Estás vivo?». ¡Dios mío, qué pregunta! Así nos deberíamos saludar todos, pues la verdad es que nadie sabe si mañana aún estará aquí. A nuestro saludo habitual habría que agregarle una coma para que suene más sincero; no preguntar: «¿Cómo estás?», sino: «¿Cómo, estás?».

Entonces los amigos se abrazan, se besan según la usanza rusa y encienden el samovar mientras afuera, en la estepa, los elementos se enfurecen y la nieve cae sepultándolo todo. «Yakov Petrovich estaba de muy buen humor; pero en el fondo de su alma había nostalgia. Al día siguiente era Navidad…, y él estaba solo. ¡Gracias a Dios que Kovalev no lo había olvidado!». En realidad, Kovalev era el único que no había olvidado a este pobre viejo, pues todos a su alrededor o habían muerto o simplemente habían desaparecido de su vida sin dejar rastro.

¡De cuántas desapariciones puede ser testigo un hombre en el curso de una vida! Sí: envejecer es haber asistido a muchas muertes. «Todo ha pasado y ha desaparecido –dice Yakov Petrovich al amigo recién llegado, al único amigo que le queda-. ¡Cuántos parientes y compañeros tuve! ¡Todos están ahora bajo tierra!».

Sin que él se diera cuenta, el tiempo había pasado. ¿A qué hora crecieron los demás, en qué momento fueron haciéndose mayores y tomando cada uno su propio camino? ¡Huyeron como de puntillas, sin decir adiós! Y ahora, si no fuera por este viejo amigo que aún se acordaba él, Yakov Petrovich tendría que pasar las fiestas de Navidad como había pasado casi todas las horas de su ya larga existencia: solo.

En otro relato del mismo volumen un caballero se encontró por el camino a un anciano que comía en silencio y sin más compañía que los árboles y las piedras. Le preguntó:

«-¿Y tu mujer?

»-Hace seis años que murió –dijo el anciano.

»-¿Y tus hijos?

»-Tuve seis.

»-¿Viven?

»-No; todo han muerto.

»Y de nuevo calló –cuenta el hombre del caballo-, masticando con cuidado la patata. Mientras él estaba sentado y con los ojos bajos, yo examinaba su cara y pensaba: “¡Nunca conseguiré penetrar el misterio de su taciturna tristeza!”».

(Apenas termino de leer esta frase, me pongo de pie y busco entre mis libros la Antología del cuento triste que publicaron hace ya muchos años Augusto Monterroso y Bárbara Jacobs; sólo quería comprobar una cosa: que hubiera en el libro por lo menos un cuento de Iván Bunin. Me digo a mí mismo mientras reviso el volumen: «Si no hay aquí, entre estas 600 páginas, un solo relato de este autor, pensaré que la selección ha sido hecha a la ligera

». Pero no. Ahí estaba, en efecto, el nombre de Iván Bunin; los recopiladores habían elegido uno de sus cuentos más famosos: El caballero de San Francisco. ¡Menos mal!).

En otro de sus relatos aparece un tal Basilio Chkut, y de él dice nuestro autor lo que sigue: «Era alto, ancho de hombros y encorvado. Toda su figura muestra aún el vigor de la estepa. ¡Pero qué triste está su cara! Ya está cerca de la tumba, pero jamás escuchará una palabra cariñosa».

¡Dios mío –pensé al cerrar el libro-, cuánta gente se va de este mundo sin haber escuchado jamás una palabra de afecto! Nunca hubo para ellos una sonrisa, una palmada en el hombro, una declaración de amor. Nada. ¿Qué hacen los que se mueven a su alrededor que parecen estar mudos? ¡Apenas si reparan en ellos! Y me pregunto: «¿He dicho a los que me son queridos cuánto importan para mí? ¿Se lo he dicho, o me he limitado a dejarles la tarea de que ellos por sí mismos lo adivinen?».

Antes de apagar la luz de mi cuarto –ya es noche cerrada, como siempre: no tengo otra hora para leer- pongo sobre el buró el libro de Iván Bunin y le acaricio las tapas en señal de gratitud. No fue, la de esta madrugada, una lectura infructuosa. Me recordó que cerca, muy cerca de mí, hay gente que aunque no me diga nunca nada, espera que abra la boca y les diga una palabra que les alegre el corazón. ¿Por qué nunca le he dicho a esta gente cuánto la quiero? ¡Sería demasiado injusto que se marcharan de este mundo sin que lo supieran de mi propia boca!

Y, finalmente, mientras apago la luz, sonrío satisfecho. Hoy la literatura me ha enseñado algo: que las gentes sufren porque están solas y que el tiempo pasa. Pero, ¿es que no lo sabía? Sí, lo sabía, pero aún no se me había ocurrido tomar las medidas pertinentes al caso.

¿Que no sirve de nada la literatura? ¿Que no sirve de nada? Vuelvo a sonreír, pensado en lo equivocados que están lo que esto dicen, cierro los ojos y me quedo dormido. ¡Ah, si no fuera por la literatura, qué poco sabríamos de nosotros mismos!

También lee: La relación glacial | Columna de Juan Jesús Priego Rivera

Continuar leyendo

#4 Tiempos

Fantasmas y oportunidad | Columna de Arturo Mena “Nefrox”

Publicado hace

el

TESTEANDO

 

Este domingo San Luis abre el Alfonso Lastras frente a Tijuana, y no es un choque cualquiera, para los potosinos es una prueba de carácter, de identidad, de si realmente están vivos en este torneo o sólo repitiendo errores bajo otro sol. Para Tijuana, la visita es de las incómodas, estos partidos lejos de casa suelen desnudar sus fisuras, y enfrente estará un equipo que ya aprendió a morder cuando tiene que hacerlo.

San Luis llega golpeado por la irregularidad. Ha ganado partidos fuera de casa, pero también ha perdido otros en los que se dejó intimidar por rivales que no parecían tener mucho; juegos en los que el pulso se va, la concentración se diluye y los goles encajados parecen inevitables. Esa vulnerabilidad ha sido la constante, una defensa que tiembla, un mediocampo que se pierde cuando faltan ideas y delanteros que dependen demasiado de la inspiración aislada o del error ajeno.

Tijuana, por su parte, no es un paseo. Ha mostrado destellos de buen fútbol, ha sumado resultados decentes, pero también ha dejado ver que le cuesta imponerse fuera de casa cuando el rival presiona alto o lo obliga a construir desde atrás. Su equilibrio se tambalea si el marcador no le favorece pronto, y su carácter depende mucho de momentos puntuales de inspiración.

El historial entre ambos juega en favor de los fronterizos: más victorias, más empates, pocas derrotas. San Luis ha ganado escasas veces contra Tijuana, tanto de local como visitante, y eso pesa no sólo en la estadística, sino en la mente. Saber que enfrente hay un rival que te ha dominado más veces de las que quisieras recordar añade presión extra, obliga a estar mejor preparado, más concentrado y sin margen para regalar minutos.

La noticia que sacude el ambiente es el regreso de Vitinho al Alfonso Lastras. El brasileño, que dejó huella en San Luis por su desparpajo y verticalidad, vuelve ahora vestido de visitante. Su sola presencia añade una dosis de morbo, la afición potosina lo recuerda como una chispa capaz de encender partidos en segundos, y este domingo podría ser precisamente la amenaza que complique al equipo que alguna vez lo arropó. Su regreso no es un detalle menor, es un recordatorio de lo que San Luis tuvo y dejó ir.

Y la urgencia se siente en la grada, los aficionados ya no apuestan por promesas, quieren resultados. Si San Luis no se aferra a la localía, no sale con intensidad y no demuestra identidad desde el primer minuto, este partido puede volverse otro de esos en los que la ilusión apareció en la previa, pero el gol nunca llegó, o llegó demasiado tarde.

Este domingo no sólo se juega un partido, también se reencuentran viejos fantasmas. Si San Luis logra que la vuelta de Vitinho sea anécdota y no sentencia, tendrá mucho ganado. Pero si se deja arrastrar por la nostalgia y la fragilidad que lo persigue, Tijuana podría salir de nuevo airoso del Lastras. La diferencia entre fiesta y tormenta se definirá en noventa minutos.

También lee: El eterno | Columna de Arturo Mena “Nefrox”

Continuar leyendo

Opinión

Pautas y Redes de México S.A. de C.V.
Miguel de Cervantes Saavedra 140
Col. Polanco CP 78220
San Luis Potosí, S.L.P.
Teléfono 444 2440971

EL EQUIPO:

Director General
Jorge Francisco Saldaña Hernández

Director Administrativo
Luis Antonio Martínez Rivera

Directora Editorial
Ana G. Silva

Periodistas
Bernardo Vera

Sergio Aurelio Diaz Reyna

Diseño
Karlo Sayd Sauceda Ahumada

Productor
Fermin Saldaña Ocampo

 

 

 

Copyright ©, La Orquesta de Comunicaciones S.A. de C.V. Todos los Derechos Reservados