octubre 22, 2024

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#4 Tiempos

Moches de la 4T en el altiplano de SLP | Columna de Felipe Donato

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DE CHILE, DULCE Y MANTECA

Lo prometido es deuda y aquí le traemos esta nueva información sobre las transas de que es acusado el subdelegado de los Programas de Bienestar en el Altiplano, Jesús “Guille” Martínez Martínez.

Nunca hemos dicho lo contrario: efectivamente las autoridades de ese engendro llamado “Cuatro Te”, son efectivamente diferentes a sus antecesores, lo malo del asunto es que ser peor también es ser distinto.

Mire usted si no: El mencionado Guille, ha iniciado lo que bien podría considerarse como una “purga” de colaboradores en la región acusándolos de las más variadas irregularidades.

Lo cierto es que el funcionario federal simplemente se está deshaciendo de toda aquella gente que no ha querido “mocharse” con parte de sus ingresos y prestaciones para “la causa”, (“SU causa”, por supuesto).

Tal es el caso de la profesora retirada María del Carmen Martínez Mendoza, de Vanegas, quien ahora es una exservidora de la Nación ya que fue despedida por supuestamente ayudar a que unas enfermeras se vacunaran sin ser parte del sector público de Salud sino empleadas de una clínica privada.

Menciona la maestra Carmen que a ella, el subdelegado le pedía la friolera de mil 700 pesos ¡por mes!

Como ella no accedió, desató la iracunda respuesta de su ahora exjefe, quien con la mano en la cintura la expulsó del Peje-paraíso y hasta le inventó la falta, así no más, como para desanimarla a denunciar.

No es un caso único. Este medio cuenta con “los pelos de la burra en la mano” para demostrar que “Guille” no sólo es un funcionario corrupto, sino además ambicioso e insaciable. A la maestra le pedía mil 700 pesos, pero hay a quienes les baja hasta 3 mil 750 pesotes. Échele cuentas, el funcionario en mención tiene a aproximadamente 40 personas a su cargo. Obviamente todo “moche” que se respete debe ser entregado en efectivo y este caso no es distinto.

La maestra Carmen señala en su denuncia a la reportera Oralia Guzmán que ella expone el caso, no para que le regrese su trabajo, sino para que se castiguen de manera ejemplar estos actos de corrupción.

Tristemente ello resulta poco probable ya que otros empleados en la misma situación han hecho lo propio con el cada vez más tristemente célebre súperdelagado, Gabino Morales, quien olímpicamente los ha ignorado.

Tal indiferencia hace pensar lo peor: que Gabinito no sólo solapa a su achichincle en el Altiplano, sino que también es beneficiario de este robo en despoblado.

¡Ah que ingenuos fueron los mexicanos que se creyeron aquello de que la corrupción se había terminado! A ellos habría que recordarles que el presidente siempre dijo que combatiría la corrupción como se barre una escalera: de arriba para abajo. Nunca dijo nada de lo contrario, ¡qué pillín! Así, desde los niveles más bajos sube la lana para los mandos y estos a su vez repiten la operación. ¡Viva la Cuarta Revolución!, son aportaciones no transas.

¿Hay más?, ¡claro que aún hay más! Sucede que en la delegación potosina de la Secretaría del Bienestar hay fantasmas cobrones, (co-bro-nes, no piense mal). Si gente que sólo se aparece (extrañamente) los días de paga. Tal es el caso de un tal Sergio Fabián Medina Delgadillo o de Noé de Jesús Cruz Zárate, por mencionar sólo algunos.

Otra clase de fantasmas son las personas que habiendo partido de este plano terrenal siguen disfrutando de sus apoyos para la tercera edad. ¿Cómo le quedó el ojo?, beneficiarios post-mortem. Ahora sí que ¡tengan para que aprendan!

No lo dude. Le seguiremos informando de éstas y otras hazañas de nuestras autoridades locales, municipales y federales, al fin que para eso estamos.

Lee también: “Yo quiero ser diputado” | Columna de Felipe Donato

#4 Tiempos

Las científicas a cargo de La Ciencia en el Bar | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash

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EL CRONOPIO

 

Uno de los más importantes programas de divulgación científica en el país es La Ciencia en el Bar, que iniciara en San Luis Potosí en 2006. Un programa donde coinciden científicos y artistas de primer orden con el gran público, estableciendo un escenario de debate ciudadano. Este programa pionero en México ha sido la punta de lanza para el nacimiento de varios programas en otros estados del país.

Hasta la fecha se han realizado treinta y siete ciclos y en estos meses estarán realizándose las sesiones correspondientes al ciclo treinta y ocho. Los recientes ciclos han estado siendo coordinados por un par de mujeres, tanto en el aspecto técnico y organizativo, diseñando y seleccionando los temas que se tratan. En estas entregas dedicadas a las mujeres es necesario hacer la mención a este par de científicas que han tomado en sus manos La Ciencia en el Bar: la Dra. Viridiana García Meza y la Dra. Araceli Hernández. Que han extendido su colaboración académica al tema de la divulgación científica a través del programa La Ciencia en el Bar. El cual en su primera sesión del nuevo ciclo tuvo la participación del Dr. Alfonso de Alba de la Facultad de Ciencias que trató el tema: ciencia y cómputo en las artes. Las sesiones se llevan a cabo el último miércoles de cada mes a las ocho de la noche.

Araceli Hernández acaba de obtener su doctorado en ciencias en el programa doctoral de ciencias interdisciplinarias de la Facultad de Ciencias, bajo la dirección de Viridiana García que dirige el Laboratorio de Geomicrobiología del Instituto de Metalurgia de Universidad Autónoma de San Luis Potosí.

La Dra. García Meza es egresada de la licenciatura en biología de la Universidad Nacional Autónoma de México, donde también obtuvo la maestría en biología vegetal (microalgas) y el doctorado en química ambiental, lo que la ha llevado a realizar investigación en temas como: geomicrobiología ambiental, microalgas y bacterias, bioelectroquímica y biooxidación y genómica bacteriana. Dentro de sus recientes proyectos de investigación y, dentro de los cuales trabajó su doctorado Araceli Hernández, se encuentran: análisis de dos pilinas de acidithiobacillus thiooxidants: su función en la transferencia extracelular de electrones y su posible uso como nanobiocable. También coordina el proyecto con la industria denominado biooxidación de concentrado de pirita para liberar oro.

Viridiana García se ha interesado en el estudio de la ecología microbiana por tener aplicaciones en la vida diaria e industrial; a través del estudio de los microorganismos se puede entender la evolución y la vida. Con los microorganismos pueden desarrollarse biotecnologías que pueden tener aplicaciones, tales como, obtención de energías alternativas, remediación de suelos, aguas y de la atmósfera.

Araceli Hernández, que realizó su trabajo de doctorado con Viridiana García, realizó sus estudios de licenciatura en la Facultad de Ciencias de la UASLP en la carrera de biofísica, donde también se graduó como maestra en ciencias. Se doctoró en el programa de doctorado en ciencias interdisciplinarias de la Facultad de Ciencias con la defensa de su trabajo de investigación que realizó en el laboratorio de geomicrobiología. 

El propósito del trabajo doctoral fue describir las características intrínsecas de las proteínas que forman parte del apéndice extracelular conocido como pilum de la bacteria acidófila Acidithiobacillus thiooxidans, para lo cual se realizaron análisis experimentales en los cuales las proteínas se exponen a diversas condiciones que permiten inferir las características que las hacen resilientes a las condiciones extremas donde este organismo se encuentra, así como comprender los mecanismos que facilitan la transmisión de diferentes estímulos desde el exterior hacia el interior de la célula. La importancia de este trabajo radica en la descripción del pilus de la bacteria acidófila desde un enfoque proteómico, lo que permitió proponer un modelo de resistencia al pH, extrapolable a otros géneros de bacterias acidófilas utilizadas en los procesos mineros.

Los invitamos a que estén pendientes de la programación de sesiones de La Ciencia en el Bar, los últimos miércoles de cada mes, las cuales se están realizando en la Cervecería San Luis ubicada en Calzada de Guadalupe 326 en punto de las ocho de la noche.

La próxima sesión de La Ciencia en el Bar se realizará el 30 de octubre en punto de las ocho de la noche en Cervecería San Luis y estará a cargo de la Dra. Patricia Julio Miranda quien hablará sobre: los desastres no son naturales.

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Un encuentro cargado de historia y pasión | Columna de Arturo Mena “Nefrox”

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TESTEANDO

 

La próxima jornada de la Liga MX se perfila como un evento emocionante, ya que los Pumas de la UNAM recibirán en CU al San Luis, dos equipos que a pesar de los pronósticos al inicio de la temporada, hoy están pelando los primeros lugares. Este partido, programado para el domingo 20 a las 12:00 horas, no solo es crucial en términos de puntos, sino que también está impregnado de historia y rivalidad.

Desde su creación en 2013 (tomando en cuenta al Atlético San Luis), San Luis ha trabajado arduamente para establecerse en la primera división del fútbol mexicano. A pesar de ser un club relativamente nuevo, ha logrado atraer a una base sólida de aficionados que se identifican con el equipo. Por otro lado, los Pumas, fundados en 1954, son uno de los clubes más emblemáticos del país. Con una rica tradición y un palmarés que incluye múltiples campeonatos de liga, los universitarios son considerados un gigante del fútbol mexicano.

Históricamente, los Pumas han tenido un dominio sobre San Luis en los enfrentamientos directos. Sin embargo, en las últimas temporadas, el Atlético ha mostrado un crecimiento significativo, lo que ha añadido un nuevo nivel de competitividad a estos encuentros. La afición potosina se ha hecho notar con su apoyo incondicional, creando un ambiente vibrante en cada partido.

Antes de adentrarnos en el partido, es importante recordar la rica historia del Estadio Olímpico Universitario, el hogar de los Pumas. Inaugurado el 20 de noviembre de 1952, este recinto es un ícono del deporte en México que fue diseñado por los arquitectos Augusto Pérez Palacios, Jorge Bravo y Raúl Salinas Moro.

El estadio se construyó en solo ocho meses utilizando roca volcánica y fue concebido para albergar eventos de gran magnitud, incluyendo los Juegos Olímpicos de 1968. Con capacidad para 72,000 espectadores, ha sido testigo de momentos memorables, como el primer clásico universitario de fútbol americano entre Pumas y Burros Blancos.

La rivalidad entre ambos equipos ha ido en aumento. Los Pumas llegan al partido con la intención de mantener su posición en la parte alta de la tabla, mientras que San Luis busca romper la mala racha de visita para escalar posiciones y asegurar su lugar en la liguilla. Este tipo de partidos son siempre impredecibles; la presión puede dar lugar a sorpresas.

Las expectativas son altas para este encuentro. Ambos equipos tienen mucho que demostrar: Pumas desea consolidar su estatus como contendiente al título, mientras que San Luis busca reafirmar su crecimiento y aspiraciones dentro del fútbol mexicano.

Este partido no solo es una cuestión de puntos; es una oportunidad para que ambos equipos muestren su carácter y determinación. La historia se escribe cada vez que estos dos equipos se enfrentan, y los aficionados están listos para vivir otra jornada memorable.

En resumen, la visita a Pumas es más que un simple partido; es la consolidación de alguno de los dos proyectos, recordemos que se enfrentan el 5 contra el 6 de la tabla, pero que San Luis, tiene un partido más que los Universitarios, empatados en puntos este puede ser el momento de marcar una distancia es ¡Que comience el espectáculo!

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Mi primer acercamiento al cine de terror | Columna de Guille Carregha

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CRITICACIONES

 

A raíz de la cantidad inhumana de películas horribles del género de terror que consumo cada año como si fueran Sabritones gratuitos en una fiesta universitaria aburrida o parte de mi dosis de medicamentos semanales para mantener con vida a este cuerpo decadente, es hasta un poco irónico recordar cómo es que no fue sino hasta los 16 años que me atreví a ver mi primer película de terror. Previo a ese fatídico día en el que una de las pantallas de Cinépolis me convenció de dedicarle mi existencia a consumir con gusto los bodrios más insoportables del género jamás grabados por la humanidad, pasé al menos una década de mi vida evitando a como diera lugar cualquier película que pudiese caer dentro de esta categoría. Los resultados variaban, pero el intento se hacía.

Quiero decir, no me encontraba viviendo en una simulación de vida en la que simplemente no se presentaran oportunidades de ver a algún asesino sobrenatural matar adolescentes cachondos de uno en uno a través de una pantalla o no conociera a nadie con el interés de creer que los efectos de pantalla verde de mediados de los 80 eran creíbles. Sencillamente estaba yo en una cruzada contra el mundo para activamente hacer como que ese género no existía. Esto incluía, por supuesto, la valiente decisión de evitar el pasillo denominado como “terror” en cualquier video centro al que accedía para evitar espantarme a mí y a mi antipática imaginación.

Y deja tú hablar de películas de terror. Incluso si tenía a mal escuchar alguna historia de terror toda pitera y mal contada a la luz de una fogata por algún niño con problemas de dicción y clara falta de presencia o carisma, terminaba siendo incapaz de dormir durante la subsecuente noche. Tan fácil como decir “y entonces vieron al chupacabras y se murieron”, sin dar nada de contexto o descripción o algo de utilidad, y mi cabeza ya estaba generando una cantidad brutal de pesadillas imaginarias en mi mente que se encargarían de arrebatarme el sueño por uno o dos días.

Ahora, esta aversión al terror en general no apareció de la nada o sin provocación alguna. Se generó a raíz de un evento traumático que me arrebató de la capacidad de escuchar “es una película sobre un monstruo que se esconde en una canasta de mimbre para matar gente” y que las pocas neuronas en mi cerebro se encendieran con la revelación de que es la idea más maravillosa jamás concebida, convirtiendo en “ver esa mierda” en el principal objetivo de mi vida. Todo comenzó en 1992, cuando teniendo yo 4 años aproximadamente, obtuve acceso a un canal de televisión llamado Multivisión.

Aún a pesar de que no recuerdo exactamente la cantidad obscena de los títulos de las caricaturas con las que rellené mi cerebro y personalidad a esa edad, recuerdo especialmente que una de mis series favoritas en ese entonces era la serie animada de Beetlejuice. Ahora, debemos recordar que, una vez más, tenía 4 años en aquel entonces, por lo que la idea de que existiera una película live action con el mismo nombre en la cual se basaba esta serie era completamente ajena a mí. En aquel momento de la vida asumía que lo único que existía en la tele eran las caricaturas y, a veces, los anuncios que las interrumpían. Eso era todo. Cualquier otro elemento me parecía foráneo e inimaginable.

Tampoco sabría decir qué era exactamente lo que me llamaba la atención tanto de esa serie como para ser de las pocas caricaturas de aquella época de las cuales aún guardo pequeños clips en mi memoria. De la mayoría de sus contemporáneas solo queda algún recuerdo del diseño de los personajes principales o, a lo mucho, unos cuantos segundos de la canción del intro enterrados entre alguna de las neuronas que me servían para encontrarle sentido al álgebra hace 20 años. Y, sin embargo, de la serie animada de Beetlejuice

recuerdo con cariño incluso las voces de sus protagonistas, lo raros que me parecían los elementos en 3D que utilizaban de vez en cuando en el opening y los capítulos, y alguno que otro chiste – sobre todo los que pretendía entender para sentirme parte del grupo.

Tal era mi amor por los personajes de la serie que, aproximadamente un año después, en una de las tantas visitas al Video Centro de mi infancia, encontré que estaba a la renta un VHS con el título de Beetlejuice sobre la carátula, misma que presentaba una fotografía de unos individuos que parecía estaban disfrazados de los personajes principales de la serie animada que justo había estado viendo antes de salir de la casa. Sin dudarlo, le pedí a mis padres que, en vez de mis consabidas compilaciones de episodios de [inserte aquí caricatura clásica de principio de los 90’s], me rentaran esa cinta que había encontrado. Por cuestiones de no difamar a nadie, quiero pensar que hubo cierta reticencia de su parte por rentarle esa película a alguien de mi edad, pero pasó hace tantísimo tiempo que he olvidado algunos de estos detalles. Pero digamos que sí lo hicieron. Vamos a decir que fueron lo suficientemente responsables para cuestionarme.

Aún así, regresamos a casa con la cinta en nuestras manos.

Ni bien habíamos llegado a la casa, mi versión de ahora 5 años subió en lo que se dice en chinga hacia el cuarto de la televisión para empezar a ver lo que prometía ser el episodio perdido de mi serie. A decir verdad, no tengo la más mínima idea de cuánta película alcancé a ver antes de sucumbir al terror completo. Solo recuerdo vivamente estar sentado de espaldas a la televisión gritando a todo pulmón mientras mi mamá corría a apagar la televisión.

Han pasado años desde aquel fatídico día, años en los que he podido ver la película de Beetlejuice de principio a fin por lo menos tres veces sin haber despertado mi trauma infantil en algún momento. Sigo sin saber exactamente qué fue lo que rompió mi psique de cinco años, aunque he creído encontrar un par de escenas que pudieron haber sido las culpables de crearme una necesidad imperiosa de evitar cualquier tipo de historia de fantasmas, monstruos, aparecidos o similares por el resto de mi vida. Claramente, aquella necesidad se vio superada eventualmente con el pasar de los años, pero creo que jamás seré capaz de determinar con precisión el momento en que perdí la compostura y me convertí en un amasijo de lágrimas que necesitaba ser salvado por sus padres.

Pero eso sí, a qué no adivinan a partir de qué momento tuvimos PIN parental en la televisión y se me cuestionaba acerca de cualquier tipo de contenido audiovisual que consumía. A ver. A que no adivinan.

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Opinión