junio 2, 2025

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#4 Tiempos

¿Cómo detengo una epidemia? | Columna de Andreu Comas García

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La Ciencia de la Salud

 

En las últimas dos columnas expliqué que es y por que se da una epidemia. Recordemos que una epidemia es cuando tengo más casos de los esperados, en un lugar particular para un momento determinado. En donde, además hay una transmisión local efectiva que permita que el crecimiento en el número de los casos no sea lineal. También hemos aprendido que hay varias causas o motivos por el cual se da una epidemia. Hoy la pregunta a contestar es ¿Cómo detengo una epidemia?

La respuesta rápida y teórica es muy sencilla, rompiendo la cadena de transmisión. Aunque la respuesta es fácil, su implementación puede ser complicada. El primer paso sería saber como se transmite el patógeno, sí es por vía respiratoria, por la vía fecal-oral, por sangre, por vía sexual, mediante un vector, etc.

Conocer la vía de transmisión nos permite conocer el tipo de medidas de protección, barrera y asilamiento necesarias para que el patógeno no se siga diseminando por una comunidad. Así mismo, permite elegir cuales los tipos de muestras más adecuadas para hacer el diagnóstico de la enfermedad.

No es lo mismo que un patógeno se contagie por vía respiratoria (influenza, coronavirus, rinovirus, etc), que por sangre (VIH, hepatitis C, hepatitis B), por vía sexual (VIH, Hepatitis C, Hepatitis B, Zika), por vía fecal-oral (polio, Hepatitis A, rotavirus, norovirus, etc) o por vectores (Dengue, Zika, Chikungunya, Fiebre Amarilla, etc).

Sí un patógeno se disemina por vía respiratoria, entonces el aislamiento de contacto y respiratorio es esencial. Sí se transmite por sangre, el no usar drogas intravenosas, el esterilizar material quirúrgico, el usar barreras de protección al estar en contacto con sangre y el detectar los patógenos al donar sangre son las medidas mas eficaces. Aquellos transmitidos por vía sexual se pueden evitar con el uso de condón y mediante el diagnóstico masivo en personas con factores de riesgo. La vía oral-fecal con higiene de agua, alimentos y manos se corta la transmisión. Y al final tenemos dejo lo más difícil, aquellas enfermedades transmitidas por un vector (mosquito, chinche, mosca, pulga, etc), ya que el tamaño de las poblaciones de estos insectos es enorme, no podemos erradicar a estos insectos y por lo tanto, a lo mucho se puede llegar al control vectorial.

Lo segundo es conocer cuatro datos muy importantes: 1) la duración del periodo de latencia (tiempo que tarda alguien desde que se infecta hasta que se vuelve infeccioso); 2) duración del periodo de incubación (tiempo que tarda alguien desde que se infecta hasta que tiene síntomas); 3) la duración del periodo infeccioso; y 4) la relación numérica (proporción) entre infectados con síntomas y sin síntomas.  

Estos datos nos permiten saber cuanto tiempo después da la exposición podemos hacer el diagnóstico de la enfermedad. También nos permite calcular el tiempo que tengo que mantener a un individuo aislado o cuanto tiempo el individuo tiene que usar medidas de barrera para no diseminar la infección. Por otro lado, esto permite calcular el tamaño, velocidad e impacto de la epidemia y, por lo tanto, el costo de las medidas (y de no hacer nada).

Sí conocemos la proporción de sintomáticos: asintomáticos infectados, entonces podemos saber que tantas personas tengo que diagnosticar, cuantas tengo que aislar y que tan fácilmente se puede dispersar la enfermedad sin darnos cu enta. En el caso de influenza por cada infectado sin síntomas hay dos con síntomas, en el caso de SARS-CoV-2 por cada persona sin síntomas hay uno con síntomas, pero en el caso del Dengue o del Zika, por cada persona con síntomas hay tres sin síntomas.

No es lo mismo un patógeno que a los 3-4 días de haber estado en contacto una persona empieza a contagiar y que uno o dos días después ya tiene síntomas (por ejemplo, influenza). Estos tiempos cortos nos permiten detectar con mayor facilidad la cadena de transmisión y que el aislamiento a la persona durante un tiempo razonablemente corto (y que así sea posible que la gente lo cumpla). Lo ideal es que el aislamiento de alguien expuesto a un patógeno dure tres veces el periodo de incubación, en este ejemplo serían 15 días.

Pero sí por ejemplo el periodo de incubación es prolongado como en el caso de la varicela (10-21 días), el asunto se complica. En este ejemplo el asilamiento del paciente tendría que durar de 30 a 63 días, lo cual en la vida práctica es muy difícil de lograr. Otro ejemplo más complicado sería la infección por el VIH, en donde el periodo de incubación va de 5 a 10 años y la persona puede contagiar antes de tener síntomas.

Otra situación importante para el control de la epidemia es poder detectar de manera masiva y rápida a los infectados. Un buen ejemplo de estos ha sido la epidemia de SARS-CoV-2. En los países que han tenido un buen control de la epidemia se realizaron pruebas de detección masiva (asilando a sospechosos y confirmados), lo cual rompía la cadena de transmisión. En cambio, la estrategia centinela propuesta por el Dr. Hugo López-Gatell únicamente permitió detectar unos pocos casos, pero no los suficientes para cortar la cadena de transmisión.

Adicional a todo lo demás, sí existen vacunas y/o fármacos contra la enfermedad que sean empleadas de manera estratégica y razonada (y no populista y electorera), se puede contribuir de manera importante al control de la enfermedad. Esto último ha sido un factor que permitió controlar rápidamente la pandemia de influenza del 2009 y que no ha permitido controlar la pandemia de SARS-CoV-2-

Finalmente, sí a todo lo anterior le agregamos que tanto contagia una persona, con que rapidez ocurre en contagio y sí también se infectan otros seres vivos, entonces podemos diseñar, modelar e implementar la mejor estrategia (con el mayor costo-beneficio posible) que nos permita erradicar, controlar o mitigar una epidemia.

En la próxima columna les contare la historia de un individuo que descubrió virus, que propuso porque se dan las epidemias y pandemias de influenza y que, sobre todo diseñó la mayoría de las vacunas que hoy se usan.

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#4 Tiempos

Consideraciones sobre la amabilidad | Columna de Juan Jesús Priego Rivera

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LETRAS minúsculas

Tenía Víctor Hugo, el gran escritor francés, veintisiete años de edad cuando publicó, en 1829, El último día de un condenado, novela o largo relato en el que se pone a describir los pensamientos íntimos, las agitaciones interiores y los estados de ánimo que se apoderan de un hombre que pronto -muy pronto- va a tener que morir. La justicia ha señalado ya el día y la hora en que deberá tener lugar la ejecución; todo, pues, está listo…

Pero, no: ¡no todo está listo! Puede que lo esté el cadalso, puede que lo esté el verdugo, pero este hombre todavía no está listo. ¡Aún no sabe por qué debe morir! «Soy joven, estoy sano y fuerte –gime en el calabozo-. La sangre circula libremente por mis venas; todos mis miembros obedecen a todos mis caprichos; estoy robusto de cuerpo y de mente, preparado para una larga vida. Sí, todo esto es verdad; y, sin embargo, padezco una enfermedad, una enfermedad mortal, provocada por la mano del hombre».

Afuera, en la calle, todos ríen y se gozan: el calor del sol es bueno, la vida es bella. ¡Ah, tienen razón al mostrarse tan alegres! Para ellos hay futuro. ¿Cómo no sonreír cuando a la noche sigue el día, cuando se espera vivir muchas noches y muchos días? En cambio él… ¡Quizá no haya para él ni otra noche ni otro día!

Llama la atención, sin embargo, cómo es que este hombre se da cuenta de que no le queda mucho tiempo: ¡por la amabilidad del personal penitenciario! ¿De cuándo acá se mostraban tan amables estos monstruos de indiferencia? ¿De cuando acá? «El camarero de guardia acaba de entrar en mi calabozo, se quita el gorro, me saluda, pide perdón por molestarme y me pregunta, suavizando en lo posible su voz ruda, lo que deseo para el desayuno. Me entran escalofríos. ¿Será hoy?».

Es decir, ¿será hoy cuando tenga que ser ejecutado? Tanto refinamiento, tanta delicadeza le parecen francamente sospechosos. Hasta hace poco todos le hablaban a gritos, brutalmente, pero hoy se descubren la cabeza para saludarlo y hasta ejecutan ante él respetuosas reverencias. Sí, es posible que sea hoy. El condenado, entonces, se pone a temblar. Es que no era normal, no era normal en absoluto que…

Pero las cosas se complican todavía más cuando, de pronto, la reja del calabozo se abre y aparece en el marco de la puerta una figura pequeña, de largos bigotes negros, y amable hasta la falsedad. «Sí, es hoy –piensa el condenado al ver a este individuo ejecutando todas las ceremonias de la cortesía-. El mismo director de la prisión ha venido a visitarme. Me pregunta lo que me gustaría o podría serme de utilidad; incluso hasta expresó el deseo de que no tuviera quejas de él o de sus subordinados; se interesó por mi salud y por cómo había pasado la noche. ¡Al salir me llamó señor! ¡Sí, es hoy!».

Y admírese usted: los pensamientos del condenado resultaron ser ciertos; su intuición no lo engañó. Era hoy, precisamente cuando debía morir. No se equivocaba.

¿Por qué los humanos dejamos la amabilidad y la cortesía para el último momento? Al parecer, sólo los muertos –o los que están a punto de serlo- logran conmovernos. «¡Cómo admiramos a los maestros que ya no hablan y que tienen la boca llena de tierra! –exclama el personaje único de La caída

, el famoso monólogo de Albert Camus (1913-1960)-. El homenaje se les ofrece entonces con toda naturalidad, ese homenaje que, tal vez, ellos habían estado esperando que les rindiésemos durante toda su vida… Observe usted a mis vecinos, si por casualidad sobreviene un deceso en el edificio en el que usted vive. Los inquilinos dormían su vida insignificante y, de pronto, por ejemplo, muere el portero. Inmediatamente se despiertan, se agitan, se informan, se apiadan».

¡Los hombres sólo somos corteses con los muertos! He aquí lo que el Nóbel francés quiso decir. Pero no sólo lo dice él. He aquí, por ejemplo, lo que Máximo Gorki (1868-1936), el escritor ruso, escribió en su autobiografía: «¡Las misas de difuntos son las más bellas de toda la liturgia! ¡Hay en ellas ternura y piedad para los hombres! ¡Nuestros semejantes no compadecen sino a los muertos!».

Está bien, está bien, así es. Y, sin embargo –me digo-, he aquí un método para cultivar la cortesía: ver en el otro, ese que ahora está junto a mí, un condenado a muerte -¡que lo es, sólo que él no lo sabe, o lo ignora, o no quiere pensar en ello!- y tratarlo como si mañana ya no fuera a estar aquí; tratarlo, en una palabra, con las mismas atenciones que el carcelero dispensó al condenado a muerte en el relato de Víctor Hugo. ¡Ah, si nos viéramos como somos, es decir, como mortales, qué dulces seríamos en nuestras relaciones, y qué corteses!

Dice Aliosha a Lisa en Los hermanos Karamazov, la novela de Fiodor Dostoyevski (1821-1881): «Hay que tratar muy a menudo a las personas como si fueran niños, y a veces como si fueran enfermos». No está mal, no está del todo mal. ¿Con qué delicadeza no trataríamos a una persona si supiéramos que quizá hoy mismo va a morirse? ¿Y cómo estar seguros que no será hoy el día en que morirá? Por eso, más vale ser amables con él.

Otra cita más; ahora la he tomado de Sobre héroes y tumbas, la novela de Ernesto Sábato (1911-2011), el escritor argentino: «¿Sería uno tan duro con los seres humanos si se supiese la verdad que algún día se han de morir y que nada de lo que se les dijo se podrá ya rectificar?».

Todos los hombres son mortales, Juan es hombre, luego Juan es mortal. El silogismo nos sale bien; en el fondo, los hombres no somos tan ilógicos como parecemos a primera vista. Sólo que no siempre sacamos de nuestros razonamientos todas las consecuencias pertinentes al caso.

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#4 Tiempos

Se acabó el Clausura 2025 | Columna de Arturo Mena “Nefrox”

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TESTEANDO

 

Llegó a su fin el torneo de la Liga MX con un nuevo campeón, el Toluca destronó al América y se sienta en la cima. Ahora es momento de hacer cuentas, de esas que sirven para alimentar la estadística.

En total, en el Clausura 2025, se jugaron 170 partidos: 153 de temporada regular y 17 de liguilla.

En la jornada 9 se dio el resultado más abultado del campeonato, un 5-0 que le propinó Toluca a Querétaro en la bombonera. En contraparte, 12 partidos terminaron con un empate a 0, incluyendo el partido de ida de la final entre América y Toluca.

El equipo más goleador fue Toluca, con 51 tantos entre torneo regular y liguilla, a diferencia de Querétaro que fue el que menos anotó con tan solo 10 en toda la fase regular.

Algunos de los récords que se rompieron en este Clausura 2025 destacan al Toluca anotando 5 goles en dos partidos, primero ante Querétaro en la jornada 9 y después frente a Necaxa en la jornada 11.

Jhon Kennedy de Pachuca logró anotar en cuatro partidos consecutivos en casa, alcanzando a Edwin Cardona en 2019.

Atlas logró una remontada 4-3 después de ir perdiendo 0-3 ante Tijuana, algo que igualó a América en 2016 ante Cruz Azul, por cierto, este partido entre Atlas y Tijuana fue uno de los dos con más anotaciones del torneo.

Para cerrar con los números, el promedio de asistencia a los partidos fue de 23,783, mientras que la mejor asistencia fue el partido entre Monterrey y San Luis, en la jornada 8, con 50,023 aficionados, esto gracias a la expectativa del debut de Sergio Ramos. Del otro lado, el partido con menos asistentes fue el Pumas vs Mazatlán con tan solo 8,845 espectadores, esto provocado por jugar al mismo tiempo que se llevaba a cabo el Super Bowl 59.

Por último, en temas financieros, se presume que el campeón del futbol mexicano recibe aproximadamente 78 millones de pesos más la clasificación a la Copa de campeones de Concacaf y un considerable aumento en los bonos de patrocinadores tanto propios como de la liga.

Se fue un torneo, y aunque todavía quedan por lo menos dos partidos más que interesan a los aficionados locales (Cruz Azul vs Vancouver y América vs LAFC), la liga llegó a su fin y por ahora vivimos la emoción del futbol de estufa, hagan sus apuestas y esperemos que el próximo torneo vuelva a emocionar.

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#4 Tiempos

Micrometría y la paz del espíritu en la Ciencia en el Bar | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash

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EL CRONOPIO

Braulio Gutiérrez Medina es un investigador del Instituto Potosino de Ciencia y Tecnología, IPICyT, que realiza trabajo de investigación en biofísica, biomateriales bionanotecnología, siendo especialista en técnicas de Microscopia óptica, que incluyen herramientas de pinzas ópticas y fluorescencia.

Sobre estos temas estará participando con una plática en La Ciencia en el Bar que ha titulado, La Micrometría y la Paz del Espíritu; sugerente título que nos remite a asuntos de medición en sistemas biológicos los cuales tienen tamaños micrométricos y nanométricos y en los que se requiere para su estudio de mediciones de microscopía con luz para muy pequeños tamaños.

La charla se llevará a cabo el jueves 29 de mayo a las ocho de la tarde noche en La Cervecería San Luis, ubicada en la Calzada de Guadalupe número 326, con entrada libre. La charla forma parte del ciclo treinta y nueve de esta serie que corresponde a diecinueve años de actividades. La Ciencia en el Bar es un programa pionero en el país y ha sido replicado en varias partes del país, generando escenarios de interacción entre la comunidad científica nacional y el gran público.

Este jueves, es una buena oportunidad para escuchar al Dr. Braulio Gutiérrez y conocer parte de su trabajo de investigación que realiza en el IPICyT. El Dr. Braulio Gutiérrez es un físico egresado de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México en 1997 y realizó sus estudios de doctorado en Física en la Universidad de Texas en Austin, Estados Unidos en 2004 y un Posdoctorado en Biofísica en la Universidad de Stanford en 2009. Ha recibido los premios Jorge Lomnitz Adler 2018 del Instituto de Física-UNAM y Academia Mexicana de Ciencias en el 2018, y el premio George E. Brown, Jr. UC MEXUS en 2010. Cuenta con un par de patentes, entre ellas método para obtener imágenes tridimensionales usando un microscopio de campo brillante otorgado en 2021.

Con la técnica de pinzas ópticas que ha desarrollado el Dr. Braulio Gutiérrez, ha logrado entender un poco más el funcionamiento de pequeñas proteínas de las células, llamadas motores moleculares, que funcionan como mensajeros al interior de la célula.

En una entrevista que concedió el Dr. Gutiérrez detalló el desarrollo de sus pinzas ópticas: “Construimos un instrumento de pinzas ópticas, que se basa en un microscopio óptico con el cual podemos observar muestras biológicas y micropartículas. Un microscopio óptico utiliza lentes para formar una imagen amplificada de la muestra de interés. La lente más importante del microscopio es el objetivo que se encuentra inmediato a la muestra. Al microscopio le acoplamos un haz láser que hacemos pasar a través del lente objetivo, con lo cual logramos tener el láser enfocado sobre la muestra. Este láser es el que captura y manipula nano-objetos como las proteínas llamadas cinesinas”.

Por lo regular las charlas de La Ciencia en el Bar se realizan en día miércoles, en esta ocasión se realizará el jueves que es día 29 de mayo. Los esperamos este jueves a las ocho de la noche en La Cervecería San Luis y disfrutar la charla del Dr. Braulio Gutiérrez sobre Micrometría y la Paz del Espíritu.

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Opinión

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