TESTEANDO

2020 puede ser un año nefasto en muchos sentidos, pero dentro de toda esa obscuridad, algo de luz brilla para una de las aficiones más viejas del país, la de los Potros de Hierro del Atlante.

Este 2020 se dio su tan esperado regreso a la capital: la CDMX volvió a ver relinchar “al potro”, después de sus largas vacaciones por el caribe mexicano. Desde 2007 los azulgrana se fueron al mar y justo ahora, regresaron.

Su regreso estuvo lleno de dudas. Un equipo prácticamente de novatos que viajaba a la capital con la ilusión de pronto revivir alguna de las glorias perdidas. Y como cereza en el pastel, pisar nuevamente la cancha del estadio de la ciudad de los deportes, ese que ahora se llama Azul, pero que debería de nombrarse como Azulgrana, así como en los noventa.

Atlante comenzó muy flojo la temporada: entre suspensiones de partidos por cuestiones de covid, jugadores que usaban el metro para ir a entrenar y la total ausencia de afición en su estadio; así comenzaba una temporada que parecía experimental para los Atlantistas.

Pero hoy, después de las 15 fechas de la temporada regular, Atlante ilusiona con levantar un nuevo título, uno que no existe en las vitrinas de ningun equipo, hoy Atlante aspira a ser el primer campeón de esa liga que extrañamente se llama “De expansión” hoy Atlante va a jugar otra vez una liguilla.

Con 9 victorias, 1 empate y 5 derrotas, Atlante calificó segundo de la general, lo que le da su pase automático a los cuartos de final, solo por debajo del superlíder Celaya que se instala automáticamente en las semifinales según lo dicta el extraño reglamento del torneo.

Ahí van los potros, bien por el equipo del pueblo, bien por el regreso del futbol de plata a la CDMX, pero sobre todo bien por el amor a los colores, a la pasión, al Atlante, les guste o no les guste, les cuadre o no les cuadre…

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