#4 Tiempos
Los motivos de Rosa, 575 pesos para morir. Historia real | Columna de Óscar Esquivel
Desafinando
El hombre se alarma muy fácilmente de aquello que pasa en la vida, escudriñamos para saber lo que ocurre en falsas creencias, casi siempre se envía un mensajero para conocer lo que ocurre y no nos permitimos reconocerlo por sí mismos, en algún problema que se presente, si el mensajero es débil, poco coherente, seguro estará espantado con lo que observó y llegará a nosotros con cara de horror y miedo que transmitirá de su boca. Ocurre con las noticias falsas o medias verdades que hacen creer tener toda la verdad.
Hablar por cuenta propia, empaparse de conocimiento, tener opiniones de expertos de manera directa, eso hará que estemos en una línea de discusión, informada y bien aleccionada, no escojamos al hombre equivocado para traernos temas, noticias, que después no podamos digerir y discutirlos si fundamento alguno.
Con la información tan dinámica en redes, actualmente olvidamos el valor de la seriedad, estaremos encadenados a los prejuicios impuestos, sean político o religiosos, de esta forma la humanidad poco crece y si lo hace, son pocos los privilegiados, solo aquellos que tengan la información adecuada, formada en el estudio, en la observación y la lectura, podrán estar en posición de sobrevivir ante la ola de la ignorancia.
ROSA
El calor calaba hasta en los pies atravesaba la suela de los zapatos, en un día caluroso de verano. Rosa, joven madre de un niña de apenas cuatro años, tenía prisa de llegar a su casa para preparar la comida, su esposo Juan trabajaba como supervisor en una tienda de departamental, de esas de lujo, donde el crédito abunda y nunca terminas de pagar, empleado de 12 horas, poco tiempo le quedaba para estar con su familia. Ese día al llegar a casa, Rosa abrió la puerta y dio el primer paso hacia el pasillo, inmediatamente se sintió acalorada, con sofoco y cayó al suelo desmayada. Habían pasado unos minutos cuando despertó. Poco a poco se incorporó sosteniéndose de donde pudo. Se dejó caer en el sofá y así paso tiempo para sentir que al ánimo le regresaba.
Se puso a cocinar. Por la tarde recibió a Sandra, su hija a quien una avecina recogía de la escuela, cuando la vecina la vio pálida y quejándose del dolor en la espalda, ella se ofreció para darle de comer a la niña y Rosa se fue a recostar.
Al día siguiente, al tratar de levantarse y comenzar el día, Rosa sintió un dolor tan fuerte que la hizo gritar- el vecindario entero la escucho-, Juan sin titubear la trasladó al hospital, el primer diagnóstico: una hernia discal en la columna vertebral. Comenzaron las terapias de rehabilitación, y sí, le ayudaban a tener menos dolor. Pasaron los días y al mes Rosa volvió a tener el dolor insoportable, esta vez con vómitos. Los médicos hicieron un estudio más exhaustivo para valorar si era candidata a operarla de la hernia, pero al realizar la tomografía pertinente se dieron cuenta de un desgaste atípico de los huesos: parecían porosos, pero se observó una protuberancia, misma que le ocasionaba a Rosa dificultad para caminar y entumecimiento de las piernas.
La preocupación de Rosa la llevó a tener episodios de ansiedad y depresión, el tiempo transcurría con altas y bajas en su precaria salud. Pasando los meses, una ocasión en el quinto cumpleaños de Sandra, quiso felicitar a su hija y cargándola sintió un duro golpe entre las costillas, por la espalda. Se habían fracturado dos costillas y una vértebra y fue llevada a urgencias nuevamente. En esta remisión un médico oncólogo la atendió. A realizar el protocolo clínico se estableció que Rosa tenía cáncer en la columna vertebral, después de un año de sufrimiento, por fin le habían diagnosticado su enfermedad.
Para Rosa fue como una estaca clavada en el corazón, su enfermedad había avanzado tanto que la vida de ella se estaba apagando.
De esperarse fue la respuesta médica de no darle un periodo de sobrevivencia, sin embargo y a pesar de lo avanzado y las metástasis provocadas por el cáncer, Rosa veía transcurrir el tiempo ente clínicas, estudios, dolores. Ver a su hija crecer en ese mar turbulento para ella y la familia fue tortura, el séptimo año onomástico de Sandrita llegó.
Rosa ya no era la misma, con solo 43 kilos parecía un esqueleto caminante, desfigurada y sin energía. El día del cumpleaños de Sandra, le comunicó y solicitó a Juan investigara para posteriormente, realizar los trámites correspondiente para que le fueran aplicada la eutanasia en algún país fuera de México, donde le ayudaran a morir dignamente.
Juan se dio a la tarea de hacer cumplir con la voluntad en vida de su esposa para ayudarla a bien morir: Ella sufría al pensar en el destino de su pequeña pero había decidido volar.
Juan, juntó diagnósticos y estudios médicos de tres largos y angustiosos años de enfermedad, envió solicitud a los únicos 5 países en el mundo que aplica la eutanasia legal plasmada en sus leyes progresistas y de esta manera, viajarían al país quien le diera respuesta para aceptar a Rosa y ayudarla en su decisión. Fue Holanda, quien la aceptó y un verano igual cuando se presentaron los primeros síntomas, caluroso, pero con viento fresco, Rosa partió a un mejor lugar, dejando a su pequeña Sandra y a Juan, quien con valentía afrontó y respeto la voluntad de Rosa.
Solo Holanda, Luxemburgo, Canadá, Bélgica, Colombia y algunos estados de la Unión Americana, Oregón, Washington, Montana, Vermont y California, permiten y han legalizado la eutanasia, Suiza aplica el suicidio asistido.
La eutanasia ha pasado a formar parte de la vida cotidiana en lo jurídico sobre la legalidad, salud y ética, referente a este tema que han sido superados por la sociedad. En 2017 en Bélgica han muerto 15.000 personas acogiéndose a esta fórmula, cinco personas al día, fallecen bajo la “muerte asistida”.
Para el paciente, la familia y hasta el estado es más costoso, si lo viéramos de esta manera, efectuar gastos paliativos medicinales y asistencia médica, que asumir el costo de la aplicación de químicos para terminar con la vida de quienes sufren, cruel pero verdadero.
El costo aproximado es de 25 euros algo así como 575 pesos mexicanos y otro tanto igual para el médico que le atenderá.
El 3,9% de las defunciones en Holanda, fueron bajo la aplicación de la técnica”para bien morir” 5600 ciudadanos y solicitantes extranjeros. “En este país, la novedad en el campo del derecho a la muerte digna tiene que ver con el marco jurídico: la ley del 2002 daba amparo, únicamente, a enfermos terminales o pacientes de dolencias dolorosas e incurables, pero actualmente el gobierno liberal holandés se plantea hacer extensivo el permiso a personas de edad avanzada que expresen de manera voluntaria, reflexiva y persistente su deseo de morir, sin necesidad de que padezcan ninguna patología grave”.
Nuestro país, ¿estará preparado? Entendernos como personas pensantes, racionales, nos hará tomar la mejor decisión conjunta, atendiendo el derecho a la vida, pero también al irrenunciable derecho de decidir por nuestra vida, en el momento que la ciencia y el destino no pueda hacer nada por nosotros.
Gracias Juan por contarnos la historia de un largo sufrimiento, pero también de un acto de dignidad.
Nos saludamos pronto.
También lea: Eutanasia, derecho ganado | Columna de Óscar Esquivel
#4 Tiempos
Se acabó el Clausura 2025 | Columna de Arturo Mena “Nefrox”
TESTEANDO
Llegó a su fin el torneo de la Liga MX con un nuevo campeón, el Toluca destronó al América y se sienta en la cima. Ahora es momento de hacer cuentas, de esas que sirven para alimentar la estadística.
En total, en el Clausura 2025, se jugaron 170 partidos: 153 de temporada regular y 17 de liguilla.
En la jornada 9 se dio el resultado más abultado del campeonato, un 5-0 que le propinó Toluca a Querétaro en la bombonera. En contraparte, 12 partidos terminaron con un empate a 0, incluyendo el partido de ida de la final entre América y Toluca.
El equipo más goleador fue Toluca, con 51 tantos entre torneo regular y liguilla, a diferencia de Querétaro que fue el que menos anotó con tan solo 10 en toda la fase regular.
Algunos de los récords que se rompieron en este Clausura 2025 destacan al Toluca anotando 5 goles en dos partidos, primero ante Querétaro en la jornada 9 y después frente a Necaxa en la jornada 11.
Jhon Kennedy de Pachuca logró anotar en cuatro partidos consecutivos en casa, alcanzando a Edwin Cardona en 2019.
Atlas logró una remontada 4-3 después de ir perdiendo 0-3 ante Tijuana, algo que igualó a América en 2016 ante Cruz Azul, por cierto, este partido entre Atlas y Tijuana fue uno de los dos con más anotaciones del torneo.
Para cerrar con los números, el promedio de asistencia a los partidos fue de 23,783, mientras que la mejor asistencia fue el partido entre Monterrey y San Luis, en la jornada 8, con 50,023 aficionados, esto gracias a la expectativa del debut de Sergio Ramos. Del otro lado, el partido con menos asistentes fue el Pumas vs Mazatlán con tan solo 8,845 espectadores, esto provocado por jugar al mismo tiempo que se llevaba a cabo el Super Bowl 59.
Por último, en temas financieros, se presume que el campeón del futbol mexicano recibe aproximadamente 78 millones de pesos más la clasificación a la Copa de campeones de Concacaf y un considerable aumento en los bonos de patrocinadores tanto propios como de la liga.
Se fue un torneo, y aunque todavía quedan por lo menos dos partidos más que interesan a los aficionados locales (Cruz Azul vs Vancouver y América vs LAFC), la liga llegó a su fin y por ahora vivimos la emoción del futbol de estufa, hagan sus apuestas y esperemos que el próximo torneo vuelva a emocionar.
También lee: Todo para la vuelta | Columna de Arturo Mena “Nefrox”
#4 Tiempos
Micrometría y la paz del espíritu en la Ciencia en el Bar | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash
EL CRONOPIO
Braulio Gutiérrez Medina es un investigador del Instituto Potosino de Ciencia y Tecnología, IPICyT, que realiza trabajo de investigación en biofísica, biomateriales bionanotecnología, siendo especialista en técnicas de Microscopia óptica, que incluyen herramientas de pinzas ópticas y fluorescencia.
Sobre estos temas estará participando con una plática en La Ciencia en el Bar que ha titulado, La Micrometría y la Paz del Espíritu; sugerente título que nos remite a asuntos de medición en sistemas biológicos los cuales tienen tamaños micrométricos y nanométricos y en los que se requiere para su estudio de mediciones de microscopía con luz para muy pequeños tamaños.
La charla se llevará a cabo el jueves 29 de mayo a las ocho de la tarde noche en La Cervecería San Luis, ubicada en la Calzada de Guadalupe número 326, con entrada libre. La charla forma parte del ciclo treinta y nueve de esta serie que corresponde a diecinueve años de actividades. La Ciencia en el Bar es un programa pionero en el país y ha sido replicado en varias partes del país, generando escenarios de interacción entre la comunidad científica nacional y el gran público.
Este jueves, es una buena oportunidad para escuchar al Dr. Braulio Gutiérrez y conocer parte de su trabajo de investigación que realiza en el IPICyT. El Dr. Braulio Gutiérrez es un físico egresado de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México en 1997 y realizó sus estudios de doctorado en Física en la Universidad de Texas en Austin, Estados Unidos en 2004 y un Posdoctorado en Biofísica en la Universidad de Stanford en 2009. Ha recibido los premios Jorge Lomnitz Adler 2018 del Instituto de Física-UNAM y Academia Mexicana de Ciencias en el 2018, y el premio George E. Brown, Jr. UC MEXUS en 2010. Cuenta con un par de patentes, entre ellas método para obtener imágenes tridimensionales usando un microscopio de campo brillante otorgado en 2021.
Con la técnica de pinzas ópticas que ha desarrollado el Dr. Braulio Gutiérrez, ha logrado entender un poco más el funcionamiento de pequeñas proteínas de las células, llamadas motores moleculares, que funcionan como mensajeros al interior de la célula.
En una entrevista que concedió el Dr. Gutiérrez detalló el desarrollo de sus pinzas ópticas: “Construimos un instrumento de pinzas ópticas, que se basa en un microscopio óptico con el cual podemos observar muestras biológicas y micropartículas. Un microscopio óptico utiliza lentes para formar una imagen amplificada de la muestra de interés. La lente más importante del microscopio es el objetivo que se encuentra inmediato a la muestra. Al microscopio le acoplamos un haz láser que hacemos pasar a través del lente objetivo, con lo cual logramos tener el láser enfocado sobre la muestra. Este láser es el que captura y manipula nano-objetos como las proteínas llamadas cinesinas”.
Por lo regular las charlas de La Ciencia en el Bar se realizan en día miércoles, en esta ocasión se realizará el jueves que es día 29 de mayo. Los esperamos este jueves a las ocho de la noche en La Cervecería San Luis y disfrutar la charla del Dr. Braulio Gutiérrez sobre Micrometría y la Paz del Espíritu.
También lee: Ingeniero Labarthe, pionero de la cartografía geológica en México | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash
#4 Tiempos
Buscad el alfiler | Columna de Juan Jesús Priego Rivera
LETRAS minúsculas
–¡Qué hombre tan amargado! –exclamó una vez una dama de cierta edad señalando con el dedo, desde la distancia, a un compañero al que yo estimaba mucho-. ¿Qué traumas habrá sufrido en su infancia para haber perdido de tal manera el gusto por vivir?
¡Los traumas de la infancia! Sí, he oído hablar de ellos, pero no me convencen ni mucho ni poco. ¿Por qué debemos ir hasta la infancia de un hombre para explicarnos su mal humor de hoy? ¿Y si la infancia, por lo menos en el caso de este conocido mío, no tuviera nada que ver? ¡Ir tan lejos cuando la causa podría estar tan cerca!
Pero yo conocía la razón de ese permanente mal humor, de esa amargura: este amigo sufría a causa de su jefe, un déspota que trataba a sus subordinados como le daba la gana. ¡Ya sólo faltaba que les exigiera a todos bolearle los zapatos! Además, el ambiente de trabajo era, en aquella oficina, atroz y deprimente: allí todos envidiaban a todos y se ponían zancadillas los unos a los otros por el puro placer de ver cómo caían de la gracia de su superior, para observar cómo se despeñaban y se rompían la cabeza. Cada día de trabajo transcurría casi siempre entre gritos, susurros y rumores, y, por lo que he podido saber, nadie estaba seguro –ni lo está todavía hoy- de que mañana seguiría conservando el puesto que ocupaba apenas el mes pasado. Ahora bien, ¿quién no va a amargarse en un ambiente rancio como éste?
Yo conocía pormenorizadamente esta triste historia. Por eso me reí en silencio de las suposiciones de aquella señora que, por haber tomado un curso relámpago de psicología, ahora me hablaba de traumas infantiles y actos fallidos.
Sí, los humanos somos muy propensos a generalizar y elaborar hondas teorías que se vienen abajo justo en el momento en que comprendemos que las cosas no eran como pensábamos. De esta manía elucubradora se burló Alain (1868-1951), el filósofo francés, al escribir así en uno de sus Propos sur le bonheur: «Cuando un bebé llora sin consuelo, la nodriza suele hacer las más ingeniosas suposiciones respecto a este joven carácter y a lo que le gusta o le disgusta; invocando incluso a la herencia, ya reconoce al padre en el hijo. Estos ensayos de psicología se prolongan hasta el momento en que la nodriza descubre el alfiler, causa efectiva y real del llanto».
¡Ah, era eso! ¡Había un alfiler entre los pañales! Y pensar que la nodriza ya empezaba a sospechar ciertas cosas…
El hombre, según se ha dicho aquí y allá, es un filósofo que se ignora a sí mismo. Yo de esto nada sé. Lo que sí sé, en cambio, es que muchas veces, en lugar de buscar el alfiler, se pone a concebir graves y hondas teorías cuyo fundamento, para decirlo ya, es más que dudoso.
Una vez se quejaba conmigo un dentista diciéndome:
-¿Por qué la gente ya casi no me busca para arreglarse los dientes? Las nuevas generaciones son muy descuidadas. ¡En qué tiempos tan tristes nos han tocado vivir!, etcétera.
Pero no; por lo menos aquí no se trataba de los tiempos: era que este dentista tenía fama de trabajar sin anestesia –para ahorrarse un dinerito-, y la verdad es que sus pacientes lo que menos querían en su consultorio era ponerse a practicar el estoicismo.
El 4 de julio de 1765, Georg Christoph Lichtenberg (1742-1799) estaba quitadísimo de la pena leyendo un libro al pie de una ventana cuando de pronto… Pero dejemos que sea él mismo quien nos cuente lo que le pasó aquella vez: «Leía, cuando, de pronto, la mano que sostenía el libro se movió imperceptiblemente y esto hizo que recibiera menos luz. Entonces pensé que una nube espesa debía estar pasando de frente al sol y todo me pareció más oscuro, por más que no había perdido nada de luz». Y concluye el pensador alemán: «Con frecuencia sacamos nuestras conclusiones de esta forma: buscamos en la lejanía causas que muchas veces están junto a nosotros». «¡Oh! –hubiese exclamado otro que no fuera él-. El cielo se está nublando. Acaso llueva toda la tarde. ¡Y maldita la gana que tengo de que llueva esta tarde!». Pero no, el cielo no se nublaba: era el ángulo de su cabeza lo que había variado, produciendo en la página del libro una sombra que en el cielo no existía.
Yo me entretenía recordando estas palabras mientras aquella señora se quejaba de mi amigo. ¿Y por qué había que ir tan lejos -¡nada menos que hasta los traumas infantiles!- para buscar las causas de su amargura, puesto que éstas estaban casi al alcance de la mano? ¡Era el ambiente en el que se movía el que lo sacaba de sus casillas y lo ponía de mal humor! De modo que, una vez aireado ese ambiente, ¡adiós traumas infantiles!
Además, convendría no olvidar la lección que las semillas nos imparten todos los días. ¿Qué lección? Ésta: que no es posible crecer y desarrollarse en cualquier terreno. Una semilla de arroz, por ejemplo, jamás crecerá en el desierto, ni una semilla de mostaza en el frío de la tundra. Cada semilla, para crecer, necesita estar, por decirlo así, en su ambiente.
«Hay que florecer donde Dios nos ha plantado», dice una frase que aceptamos sólo por el hecho de que Dios es un buen sembrador que no se equivoca nunca, aunque por lo demás bien podría ser cursi y hasta falsa. ¡Un grano de trigo, por más que quiera hacerlo, jamás dará nada de sí si es sembrada en los hielos polares!
Y bien, tal es lo que había sucedido con mi amigo: que sencillamente no estaba en su elemento. ¿Y cómo, entonces, iba a crecer y a desarrollarse? «La impaciencia de un hombre –vuelve a decir Alain- tiene a veces por causa el haber estado mucho tiempo de pie; en vez de razonar contra su mal humor, ofrecedle un asiento… No, no digáis nunca que los hombres son malos; no digáis jamás que tienen tal carácter. Buscad el alfiler».
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