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Vanadio en el aire potosino: CFE trasladó toneladas del cancerígeno en secreto
15 mil metros cúbicos del metal fueron llevados de Villa de Reyes a Nuevo León sin ninguna medida de seguridad
Por: Jorge Saldaña
En San Luis Potosí, la superintendencia de la termoeléctrica de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), ubicada en el municipio de Villa de Reyes, logró evadir todos los protocolos sanitarios y regulaciones ecológicas para manejar, extraer y trasladar a discreción más de 15 mil metros cúbicos de material tóxico, contaminado principalmente con Vanadio, metal que se considera altamente cancerígeno, a través del territorio potosino.
La superintendencia, a cargo de Héctor Octavio Parra Alvarado, contrató, durante más de 90 días, a dos empresas potosinas bajo el concepto de “renta de maquinaria y traslados”, sin que estos fueran enterados del material que estaban extrayendo y transportando. De la misma forma, 20 personas fueron directamente contratadas por la CFE para llevar a cabo las labores estando expuestos a los materiales tóxicos, sin que fueran capacitados, advertidos o protegidos con las herramientas y accesorios indispensables para el manejo de este tipo de residuos.
De acuerdo a los estudios y contratos a los que tuvo acceso La Orquesta, la superintendencia de CFE y la termoeléctrica estuvieron advertidas por la Secretaría de Gestión Ambiental (Segam), desde el año 2016, sobre lo peligroso y urgente que era remediar al menos tres polígonos de sus instalaciones, en los que se habían acumulado por décadas de “malos manejos” residuos de Vanadio, producto de sus procesos de generación de energía.
Fue hasta este año que la superintendencia generó y licitó un contrato específico para el “Servicio de Remediación de suelo contaminado con Vanadio en la C.T. Villa de Reyes”; mismo que es meticuloso y preciso en sus cláusulas y condiciones. Por ejemplo: en la contratación de “servicios de empresas autorizadas por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y que demuestren solvencia para llevar a cabo los trabajos de remediación mediante la presentación de al menos cinco trabajos similares y que hayan sido autorizados por la Semarnat para prestar servicio de remediación de suelos contaminados…”.
Según las normas mexicanas, son más de una docena de condiciones, autorizaciones, certificaciones y pruebas técnicas las que se requieren para realizar un proceso de esa naturaleza, sin embargo, en San Luis Potosí, lo ejecutaron subcontratistas de renta de maquinaria.
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La filial mexicana de la empresa TSK ganó el contrato por un monto de 46 millones de pesos para realizar los trabajos de extracción, demolición, reconstrucción, instalación de membrana y remediación de los tres polígonos contaminados detectados por Semarnat en la planta termoeléctrica de Villa de Reyes.
TSK lleva 36 años en el mercado global de la ingeniería, construcción industrial, desarrollo y suministro de instalaciones para los sectores energético, industrial y se especializa además en el manejo de minerales y medio ambiente. Esta empresa es proveedora frecuente de la CFE en México y tiene alianzas en materia de energéticos con empresas de todo el mundo.
Aunque el contrato lo señala con precisión, TSK tendría prohibido “subcontratar” a alguna otra empresa para realizar las labores en territorio potosino, no obstante, de acuerdo a testimonios y seguimiento de los documentos, el jefe de la superintendencia potosina, Héctor Octavio Parra, logró que TSK encargará parte de los trabajos a la empresa tabasqueña CIMA, que no tiene experiencia en manejo de residuos o minerales, pues se dedican a la construcción de estructuras y naves industriales.
El contrato por la remediación a CIMA (FPGC/ 10673-012/2022) fue de no menos de 10 millones de pesos.
A su vez, CIMA contrató la renta de maquinaria y traslados de material a la empresa potosina GYCSA Construcciones, por menos de 4 millones de pesos, sin advertirles sobre el tipo de material que extraerían.
La mano de obra, que debió ser calificada, certificada, capacitada y advertida sobre el manejo del material (según las normas de la Semarnat), la contrató directamente la superintendencia de CFE y fueron despedidos injustificadamente cuando los propios trabajadores advirtieron de lo tóxico del material que estaban manejando.
“Los zapatos se nos hacían amarillos, igual que la ropa, el polvo era picoso y no traíamos ni cubre bocas…”, cuenta Reynaldo, uno de los 20 empleados que ya han interpuesto demanda laboral contra la superintendencia por el despido repentino, lo mismo que aseguran pedirán asesoría a las instancias correspondientes por los riesgos a los que fueron expuestos sin advertencia.
LOS VIAJES
La empresa GYCSA Construcciones fue cuestionada por este medio, y aunque la entrevista ya fue pactada, la misma aún no se lleva a cabo. Más, la empresa reconoce que fue contratada por CIMA de Tabasco por renta de maquinaria, misma que se utilizó en la extracción de material del que desconocían sus propiedades tóxicas y cancerígenas.
Fue en los traslados, a cargo de CIMA, a veces en tolvas destapadas (fuera de toda norma sanitaria y ecológica) al municipio de Mina en Nuevo León, que se percataron que el mineral se dejaba en un relleno de disposición de desechos tóxicos, que comenzaron sus empleados a preguntar sobre las propiedades del cargamento.
En los viajes (más de 45) de Villa de Reyes a Nuevo León se pudieron esparcir una cantidad incuantificable de polvos contaminados de Vanadio.
La empresa subcontratista, CIMA, al no poder responder a los proveedores potosinos, el fin de semana del 15 de septiembre cerraron las instalaciones y ya no permitieron el acceso ni a los empleados ni a la maquinaria, a pesar de que los trabajos se realizaron hasta los últimos días de agosto.
CFE
Ni la CFE ni la superintendencia han querido dar a conocer su postura y, desde la oficina de Héctor Octavio Parra, se han negado sistemáticamente a responder las preguntas de este medio.
De acuerdo a grupos y ecologistas cuestionados, este podría tratarse del caso más grave e irresponsable de traslado de residuos cancerígenos en México, con una exposición a la población todavía de alcances incalculables.
LOS PELIGROS DEL VANADIO
De acuerdo a la información de la propia superintendencia:
“El 30 de septiembre de 2016, la CFE ingresó a través de la Dirección General de Gestión Integral de Materiales y Actividades Riesgosas de la Semarnat la propuesta de remediación de un volumen total de 15,909.28 metros cúbicos de suelo contaminado con Vanadio para llevar a cabo el proceso de disposición final de dicho suelo.
La contaminación del suelo probablemente estuvo asociada a un inadecuado manejo de escorias removidas de los generadores de vapor y a las actividades de operación y mantenimiento de la central termoeléctrica en los polígonos ubicados en el kilómetro 19.5 de la carretera San Luis Potosí en el municipio de Villa de Reyes San Luis Potosí”
Conforme a la Unidad de Investigación en Genética y Toxicología Ambiental (Unigen) de la Facultad de Estudios Superiores-Zaragoza de UNAM, en sus estudios de toxicidad de los metales, efectos mutagénicos, genotóxicos, y toxicidad celular, advierten que el metal tiene un alto potencial tóxico en una amplia variedad de sistemas biológicos, además de que recientemente el pentóxido de Vanadio ha sido clasificado como un “posible cancerígeno para los humanos”.
“La entrada de Vanadio al organismo de los mamíferos ocurre a través de la piel, por el tracto gastrointestinal y por el sistema respiratorio…”,
Según el departamento de salud de la Universidad de New Jersey, en su hoja informativa sobre substancias peligrosas advierte:
-El Vanadio puede afectar al inhalarlo.
-El contacto puede irritar piel y los ojos.
-Respirarlo puede irritar la nariz, la garganta y los pulmones, causando tos, respiración con silbido o falta de aire.
-La alta exposición al Vanadio puede causar nausea, vómitos, dolor abdominal y un tono verdoso en la lengua.
-La exposición alta y repetida podría causar anemia.
La International Agency for Research on Cancer (IARC), en 2006, lo clasificó como un elemento cancerígeno para humanos.
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#4 Tiempos
Visita presidencial de “caras y gestos” | Crónica de Jorge Saldaña
“Shhhhhhh… cállense”. El dedo índice de Rosa Icela Rodríguez, la potosina de carrera en el periodismo y en la política, llevaba y traía su dedo índice hacia sus labios como metrónomo de maestra en salón rebelde. La escena ocurría en la entrada sur del Centro de Negocios Potosí, donde se agrupaban familiares, diputados, dirigentes y devotos de Morena. Esa especie de club VIP de primera fila, que coreaba sin pudor:
—“¡Gooo-ber-nadora, gooo-ber-nadora, gooo-ber-nadora!”
La secretaria de Gobernación, vestida como maestra de convento —ataviada de negro, pelo recogido de bolita, lentes de armazón grueso—, parecía cargar todavía las tablas de quien sabe poner orden con solo mirar.
Silencio, les exigía, porque tras de ella estaba por entrar la mujer con la que compartió luchas, marchas, sobremesas y hasta hospedajes serranos en casa de las hermanas Rodríguez Velázquez, allá en Xilitla. Era su amiga de décadas, su aliada, su cómplice: Claudia Sheinbaum Pardo, presidenta de México.
La presidenta, la primera en la historia, llegaba a San Luis Potosí. Y no era cualquier visita: era el estreno de su primer informe en territorio potosino, ese suelo donde las lealtades se pintan de guinda y verde fosforescente, y donde la coreografía del poder es más elocuente que cualquier discurso.
El bloque guinda y el invitado inesperado
En el corazón del bloque morenista, tras las vallas que los separaban del resto de mortales, una presencia destacaba como pez en pecera ajena: Enrique Galindo, alcalde de la capital, priista de cepa y panista circunstancial, en un raro equilibrio de acercamientos. Invitado directo desde la oficina presidencial, se estrenaba en un evento federal en su propia ciudad. Una foto en ese lugar y con esa compañía, equivalió a un mensaje cifrado.
El resto del cortejo federal entró casi inadvertido: Mario Delgado, secretario de Educación, prefería mirar su celular que a la multitud; otros pasaban como sombras de reparto en una obra que no les pertenece. La expectativa estaba arriba: Sheinbaum aún no entraba, y ya el aire olía a electricidad contenida.
La entrada del “Pollo”
Un poco antes, del otro lado del recinto, por la puerta opuesta, apareció Ricardo Gallardo Cardona, gobernador del estado. Pantalón claro, camisa blanca de lino, aire festivo pero contenido. Su arribo fue anunciado por el micrófono, pero el sonido falló y nadie pareció darse cuenta. El gobernador, acostumbrado a entradas estruendosas, se detuvo un instante: esperaba reacción, y la reacción no llegaba.
El salvavidas vino de José Luis Fernández, diputado federal y animador de la “pollobancada”. Con brazos en alto, agitó a la multitud como director de orquesta desesperado:
—“¡Ya entró el gobernador!”
Entonces sí, estalló el coro verde:
—“¡Gobernador, gobernador, pollooo, poollooo!”
Aplausos, algarabía, una ola que creció de norte a sur. El gobernador respondió saludando a la primera fila, esa franja VIP donde se mezclaban empresarios, diputados locales, rectores, dirigentes sindicales, dueños de medios y hasta representantes de pueblos originarios con su quesqueme de gala. Un mural de México en miniatura, puesto ahí como escenografía.
De un lado, la élite verde, con chalecos que parecían uniforme; y si en la zona VIP de Morena resaltó la presencia de Galindo, en del Verde se extrañó a la senadora Ruth González.
Entre ambos bandos, saludos medidos y a lo lejos. Sonrisas tensas, cortesías que se dan mirando de reojo. La política en versión zoológico.
El templete y el ruido
El salón estaba lleno: 12 mil asistentes, según el conteo oficial. Playeras blancas con vivos verdes, otras con letras guindas, contingentes magisteriales con camisas del SNTE. Un mosaico tricolor que parecía más un mitin de campaña que un acto de gobierno.
El sonido, pésimo. Se anunciaban nombres y cargos en el presidium, pero la mayoría no escuchaba nada.
Cuando llegó el turno de la presentación de la secretaria de gobernación, Rosa Icela Rodríguez, se escuchó un vergonzoso abucheo: —“Buuuuuuuuuhhhhhh”.
Un bochorno. Gallardo, serio, negó con la cabeza, apretó los dientes y recriminó con la mirada a los suyos, como maestro a niños indisciplinados. Ese gesto, más que regaño, era advertencia: ¿Cómo se les ocurre?
Minutos después, vino el turno del gobernador que dudó de su presentación hasta que se inclinó hacia la presidenta:
—“¿Ya me nombraron? ¿Ya paso?” —“No sé…”, respondió Sheinbaum. —“Es que no se oye nada.”
Y se levantó al atril.
Gallardo habló breve, cálido, festivo. Usó la frase de Sheinbaum en Palacio: “Con nuestra presidenta vamos bien y vamos a ir mejor”.
El aplauso verde sofocó los abucheos tímidos de algunos mor enistas y maestros. Otra vez, la marea fosforescente se impuso en volumen.
El turno de la presidenta
Y entonces sí, llegó la voz que todos esperaban. Claudia Sheinbaum, con brazos alzados, saludó a la multitud. El grito fue unánime:
—“¡Presidenta, presidenta!”
Pero el griterío no paraba y la presidenta tuvo que poner orden:
—“¿Me van a escuchar? Les traigo buenas noticias…”
El silencio se abrió paso. Anunció que el gobierno federal apoyaría a San Luis Potosí para pagar a los maestros. No explicó cómo ni cuándo, pero bastó. El alivio se convirtió en aplausos, como si una promesa ya fuera pago en efectivo.
Enumeró programas sociales, destacó la labor de las mujeres, habló del tren de pasajeros, del aeropuerto de Tamuín, de 40 mil viviendas y de un programa de agua. Más que detalles técnicos, ofreció horizonte político. Y como en cada gira, recordó que no se volvería al pasado de la “noche triste neoliberal”.
El evento, con presidenta presente, duró cincuenta minutos. Al final, abrazo con palmadas al gobernador; abrazo fraternal, largo, entrañable con Rosa Icela. Ese gesto se volvió foto, y la foto mensaje.
Caras, gestos y señales
El himno nacional cerró el acto oficial. Todos de pie, todos correctos, todos con la misma solemnidad que en segundos se esfuma cuando el poder baja del templete.
La presidenta, una vez más acompañada de Gallardo, recorrió la primera fila, esa parte que no atendió en su llegada. Saludó rápido a diputados, (extrañamente el diputado Héctor Serrano ya no se encontraba. Testigos aseguran que al llegar la presidenta, se le vio salir apurado del recinto) empresarios, sindicalistas. Pausa breve con el rector Zermeño, y otra pequeña parada para recibir un obsequio y firmar un libro. Más selfies que conversaciones. Más sonrisas que palabras.
José Luis Fernández, siempre dispuesto al guiño, se presentó: —“Soy diputado federal de la pollobancada.” La presidenta sonrió.
Pero el tiempo real de Sheinbaum estaba reservado. El reencuentro fue en el bloque guinda, donde Rosa Icela había impuesto silencio al inicio. Ahí, sin prisa, Sheinbaum se tomó fotos con todos, abrazó, escuchó, sonrió. Ahí sí se detuvo.
Afuera, la realidad
Mientras tanto, los asistentes —12 mil según el conteo— esperaban la salida. No había puertas abiertas hasta que la presidenta abandonara el recinto. El aire se hacía espeso, los ánimos cansados.
No llegaron caminando ni tarde. Desde las seis de la mañana, camiones verdes y guindas se estacionaron en el Tangamanga. El acarreo de siempre, con lonas y listas. Para muchos, la visita presidencial duró diez horas entre esperar, escuchar, aplaudir, salir.
La crónica se cierra como se abre: con gestos. El silencio impuesto por Rosa Icela, la sonrisa diplomática de Gallardo, los abucheos inoportunos, el abrazo largo, las palmadas de rigor, los camiones alineados en el parque. Todo cuenta, todo dice.
Así se vivió y se sintió la gira de Claudia Sheinbaum en territorio potosino: un acto de Estado vestido de mitin, una coreografía donde cada quien jugó su papel, un episodio contado con caras y gestos que, más que narrarse, se lee entre líneas.
Una visita que más que registrarse en boletines, se recordará como postal política: entre presencias y ausencias notorias, entusiasmos forzados, abucheos imprudentes, abrazos sinceros y silencios que pesan más que los discursos.
San Luis Potosí, por un día, se convirtió en espejo: verde y guinda frente a frente, disputando el micrófono, midiendo aplausos, compartiendo escenario. Y en medio, una presidenta que promete futuro con frases de alivio inmediato.
Una visita que, como suele pasar en la política mexicana, más que se cuenta… se descifra.
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Ciudad
Comisión de Movilidad dará formalidad al futuro urbano de SLP: Galindo
El alcalde detalló que definirá proyectos clave: ciclovías, sentidos viales y expansión de la ciudad
Por: Redacción
Enrique Galindo Ceballos, alcalde de San Luis Potosí, destacó que la reciente aprobación de la Comisión de Movilidad representa un paso clave para dar formalidad y respaldo ciudadano a las decisiones en materia de desarrollo urbano de la capital.
Recordó que ya existen una Dirección de Movilidad y reglamentos que han marcado el rumbo de proyectos como ciclovías, cambios de sentido en vialidades y la planeación del crecimiento urbano. Sin embargo, subrayó que hacía falta un órgano colegiado que integrara a especialistas, universidades y centros de investigación.
“Ya lo hemos venido trabajando, pero la Comisión de Movilidad lo que le dará es formalidad en papel ; es un órgano máximo que nos permitirá tener consenso ciudadano para tomar decisiones”, apuntó Galindo.
El edil señaló que en este nuevo consejo participarán instituciones como el Instituto Potosino de Investigación Científica y Tecnológica (Ipicyt), el Implan, la Dirección de Desarrollo Urbano y expertos en el tema, con la finalidad de garantizar que las políticas de movilidad respondan a una visión incluyente y técnica.
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Destacadas
Concesiones de taxis no se cancelarán sin dictamen de la Fiscalía: SCT
Existen 14 carpetas de investigación abiertas contra taxistas en la FGESLP; la ley establece que el retiro solo procede si las unidades están vinculadas a hechos ilícitos
Por: Redacción
La Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) mantiene en pausa la cancelación de concesiones de taxis presuntamente involucrados en actos ilícitos, debido a que el procedimiento legal requiere primero la resolución de la Fiscalía General del Estado (FGE).
La titular de la dependencia, Araceli Martínez Acosta, explicó que actualmente existen 14 carpetas de investigación abiertas en la FGE contra taxistas por diversas irregu laridades, sin embargo, el retiro de concesiones no puede proceder hasta que la autoridad ministerial determine si se acreditó la comisión de un delito.
“Necesitamos el dictamen de la Fiscalía para que, una vez que ellos determinen que efectivamente hubo la comisión de un delito, en ese momento nosotros podríamos iniciar los procedimientos para cancelar las concesiones. La ley establece que si las unidades fueron involucradas en la comisión de un delito, hasta que se acredite nosotros podríamos cancelarlas”, señaló.
Martínez Acosta subrayó que, por el momento, los expedientes están en proceso y la SCT dará seguimiento puntual a los dictámenes ministeriales para aplicar la normativa vigente.
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