marzo 23, 2025

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#4 Tiempos

Tómate ese cognac | Columna de Carlos López Medrano

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Mejor dormir

 

«No le digas que no a lo bueno», soltó Luis Ángel Bellota, amigo historiador, al verme vacilar frente a la copa de un viejo cognac que me ofrecía. Aquel día estaba yo abrumado ante la amabilidad de él y de su familia, que me habían convidado a un platillo que desconocía hasta entonces—ropa vieja— y del que terminé por volverme acolito tras el primer bocado.

Me resistía. No quería importunar, ni pellizcar una migaja más de alguien que ya había sido bastante generoso conmigo en uno de los periodos más en blanco de mi vida. Pero esa frase lo iluminó todo; no tuve más que aceptar esa copa para sellar una velada estupenda con alguien que además de alimento, me dijo una lección sin acaso darse cuenta. No hay que negarse a lo bueno. Tantas veces uno se priva de las bondades del destino por culpa de telarañas que uno mismo teje en el aire.

Las charlas son una de las manifestaciones más altas del arte efímero, aunque rara vez los propios interlocutores se percaten de las perlas que sueltan por la atmósfera. La sabiduría chapotea sobre las sobremesas como si nada, a menudo diluyéndose en la irrelevancia o en el humo de un café mal servido. Lo más frecuente es que nadie tome nota, y sin embargo, en esos encuentros se tiran frases que bien podrían animar una novela.

Nos haríamos un gran favor si lleváramos un registro de estas miniaturas existenciales, como el personaje de Vila-Matas que anotaba las conversaciones que escuchaba en el transporte público con método archivista. Una colección sobresaliente no tanto por lo escuchado, sino por la mirada de un padre que mira con cariño a sus criaturas hasta verles cara de Kakfa. «La felicidad está en el martirio», decía una las frases recogidas. Quizá la felicidad también se esconde en la atención que prestamos a las naderías. Sin pasarse, eso sí. Bukowski alguna vez topó con un niño en el tren mientras viajaba por la costa. De pronto el niño dijo «el mar no es nada bonito», lo cual fue considerado una genialidad por el escritor angelino, aunque muchos otros lo consideraríamos un mocoso.

En la conversación tumultuosa —ese buffet en el que picoteas bocadillos mientras el mesero se lleva tu plato— vienen a mí destellos ajenos, aforismos de genios espontáneos al calor de la conversación. Como aquella mañana en que Pedro, mi amigo abogado, me dijo: «Hay momentos en los que hay que decidir. Y hay que decidir rápido», una sentencia que soltó tras un breve silencio, con su habitual tono que aparenta lejanía, en el que parece que no está ahí, sino distraído en otra cosa, pero que, al soltarse, revela que más bien se encontraba en un proceso de cálculo que nadie más adivinaba a la redonda. Tras escucharlo di al fin con lo obvio: debía decidir y confiar. Pensar mucho había dejado de ser opción.

Distinto, aunque igualmente concluyente, fue Juan Manuel, a quien alguna vez consulté cómo se podía uno quitar de la cabeza a una mujer «Para olvidar a una mujer», respondió con su tono campechano habitual, «tienes que estar con otras veinte». La recomendación acabó por ser probadamente equivocada —hay gente a la que no se puede olvidar, qué le vamos a hacer—, pero ese mediodía, en una Oaxaca a finales de septiembre, logró algo valioso: quitarle dramatismo a lo que hasta minutos antes parecía una lápida. Y fui haciéndome de un nuevo camino. Todo pasa. O como diría De Gaulle: los tratados son como las chicas y las rosas… duran lo que duran.

Las palabras justas, en el minuto preciso, te quitan la anestesia del ensimismamiento, y aunque las puntadas duelan, sirven también para dar golpes de timón. Por más que uno quiera dárselas de solitario (y en esa condición broten una variedad de bondades), de vez en cuando necesitamos el aire fresco de una charla, esa mirada externa que divisa lo que tu embrutecimiento te ha tapado.

Con los años, las conversaciones con los amigos tienden a regresar siempre a los mismos territorios. Nos descubrimos reiterando los recuerdos, calcando las anécdotas en versiones ligeramente modificadas, sin cansarnos jamás de asentir y sonreír, como si todo fuera nuevo. Llegan las dolencias, las obsesiones gastadas, los silencios necesarios. Pero si uno escucha —escucha de verdad— puede que hasta halle vida extraterrestre desde la propia cocina, como decía Mariano Gistaín. Eventualmente hay que darse cuenta, en las charlas uno se nutre más cuando se escucha que cuando se parlotea.

Benditas sean esas reincidencias que cargan las baterías, igual que esas películas de confort a las que hay que volver cada tanto para recordar quiénes somos cuando hemos perdido el rumbo. Las mejores conversaciones nacen sin que te des cuenta, sin grandes pretensiones. Cuando uno reacciona, ya es noche cerrada, la garganta está rasposa y al otro día tienes que levantarte temprano (la mañana amenaza con sus prisas). Pero qué más da. Acepta esa copa. No le digas que no a lo bueno. Siéntate y escucha.

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#4 Tiempos

Los restos: el caso Teuchitlán | Columna de Jorge Saldaña

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Los desaparecidos ya no lo son. Son restos.

Murieron desde el primer día en que se fueron, aunque la fecha en que fueron dejando su par de tenis haya sido otra cualquiera.

Se restaron, de sus casas. Los restaron de la vida. Hoy los contamos, pero no entre nosotros.

Sus restos son los que dejaron allá en casa, en forma recuerdos aquilatados, de abrazos de sus padres, hijos, esposas, maridos, parejas.

Los más afortunados pudieron, seguramente con dificultad, escribir una despedida apurada por el filo de la muerte en una hoja de papel que lo mismo fue despedida, testamento y epitafio.

Eso, los que tuvieron la oportunidad. Los demás se convirtieron en mochilas y tenis. Se convirtieron en alguna prenda desgarrada, igual que el país, al enterarse, igual que las almas de quienes los buscaron hasta encontrarlos. Son guerreros.

Qué irónico que se diga como algo común que a sus familias les genera paz y alivio el saber “dónde quedaron” las víctimas de una guerra que hiere no solo en lo íntimo de sus familias, sino a miles de kilómetros en derredor.

Claro, siempre será mejor haber descubierto el hallazgo que vivir en la incertidumbre día y noche sin saber nada en absoluto de un ser querido, pero de eso al alivio y a la paz, hay mucha distancia.

Al pesar de las familias, hay que añadir el agravio social, “la congoja” generalizada, esa que desde el 5 de marzo fue permeando, poco a poco, en el imaginario del mundo.

Una vez más, México con la noticia salvaje en los diarios del planeta. Comparativas con el holocausto en las redes de todo el globo.

Allá, en el lugar de los hechos, la zozobra y el silencio cobijados en la excusa de la lejanía del sitio, y de las ganas de mejor no preguntar lo que ocurría. Esa ignorancia a conveniencia que genera sordera y ceguera de los avecindados del área.

Para tener idea de lo profundo de la “herida abierta”, como la ha llamado el presidente del senado, Gerardo Fernández Noroña, basta leer la crónica de Pablo Ferri, reportero del diario El País, de España, quien hizo de las primeras notas  al respecto.

Sus textos dieron la vuelta al mundo, y en ellos resalta un dato desconcertante, y es que las autoridades fueron al sitio en septiembre pasado tras la detención de 10 personas y el rescate de dos, sin que encontraran nada de todo lo que hoy se conoce.

¿Además de la sordera y la ceguera local, enmudecieron las autoridades?

Tuvo que ser un colectivo, en su mayoría conformado por mujeres, madres de familia, quienes en un autobús rentado acudieron el 5 de marzo al sitio que encontraron abierto de par en par y plagado de indicios.

Relata el diario Ibérico :

“El mismo horror de la situación, la aparición de tantos trozos de hueso, su hallazgo en hoyos en la tierra, espacios que recuerdan a los que se usan para guisar carne en pueblos de todo el país; las posibilidades que sugiere tal hallazgo, que quemaran ahí a la gente, que los deshicieran. Luego está la ropa, la cantidad de ropa hallada, las fotos de cientos de zapatillas, que muchos han comparado con campos de concentración. Después figura la intuición de las buscadoras, según la cual aquel espacio sirvió además de centro de entrenamiento para reclutas, forzados o no”.

Eso de reclutas, y el forzados, o no, corrobora lo relatado por un testigo que logró -no se sabe como- huir del lugar y de la muerte.

El testimonial incluye palabras como tortura, maltrato, esclavitud y el relato de peleas forzadas, combates a muerte en los que los derrotados terminaban en un hoyo en el que, se presume, se les prendía fuego. Era vivir y morir en el infierno.

¿Quisieron las víctimas, cualquier número final que resulte de las investigaciones, involucrarse en el crimen organizado?

Lamentablemente los estudios y los resultados de investigaciones de la mayoría de los casos arrojan una respuesta positiva.

Y es que los cárteles, enganchan, atraen con falsas promesas a los que primero son voluntarios esperanzados para luego convertirse en esclavos, en sicarios a sueldo, en carne de cañón o solamente en restos.

Las historías de los “por qué” individuales se sigue repitiendo miles de veces, es una ruta en la que se sigue a un espejismo para entrar en arenas pantanosas y movedizas.

La nación, otra vez, se está empapando poco a poco sobre el caso. Esta vez no fue un estallido dramático como en el caso de los 43 desaparecidos de Ayotzinapa en Guerrero (del que aún con el paso de los años, no se acepta la “verdad histórica”) No, esta vez la narrativa se está contando en capítulos, es un StoryTelling de terror.

La situación obligó a un cambio en la agenda de la presidenta, Claudia Sheinbaum; que pasó de tener una oposición extranjera al tenor de las amenazas libradas sobre los aranceles a México, a tener un frente abierto, otra oposición más delicada, la del malestar interno dado a dosis con las revelaciones de Teuchitlán y que van brotando todos los días.

Son de casa los agraviados por el sobresalto y es el peor momento para tener manifestantes en las calles, por eso se contuvo la discusión de la Ley del ISSSTE. En momentos como este, no hay lugar para un malestar colectivo en las calles.

Específicamente sobre el asunto, la postura presidencial ha sido la de encarar la situación, sin restar ni minimizar, se ha llamado a investigar todos los indicios y las pruebas con rigor científico, no ocultar nada y encontrar la verdad. Así lo ha afirmado la jefa del ejecutivo desde sus Conferencias del Pueblo, un tema recurrente e inacabado por la prensa nacional y extranjera.

Al mismo tiempo, la presidenta señaló a la fiscalía local de Jalisco por no reportar hallazgos en el lugar que se supone investigó desde hace 7 meses. En contraste, al grupo Guerreros Buscadores junto a madres de familias, les bastó una sola visita para dar cuenta, que ese rancho guarda aún muchos más secretos, quizás más restos (algunos reducidos a meñiques y huesos tan pequeños que difícilmente podrán dar muestras de ADN) y una historia que no ha acabado de contarse.

Casos como este, obligan a repasar las cifras: 115 mil desaparecidos y desaparecidas en México. De esos, 15 mil en el estado de Jalisco.

La mezquina oportunidad generada en el centro del agravio público y que ha venido de menos a más generalizándose, también representa una crisis para el actual gobierno como para el que le precedió, por lo que no es de extrañarse que intereses tanto foráneos, pero mucho más locales, estén -en la era de la infocracia y la validación inmediata- operando una campaña virtual (con millones de pesos detrás como también lo denunció la primer mandataria) no para exigir justicia, sino para desestabilizar al país, para manipular a la opinión pública y entregarla al miedo con todo lo que eso conlleva.

El país no se merece tenis sin dueño, ni madres sin hijos, ni autoridades sin competencia, ni verdades a medias, ni oportunistas de una desgracia.

Tampoco se puede juzgar sin tener memoria. Hay que reconocer que la atmósfera idónea para lo que haya ocurrido en Teuchitlán no se creó en 5 meses ni en 6 años. Hay que desenterrar los restos de un pasado desalmado y un presente doloroso y violento.

Urge que no mueran mexicanos y mexicanas el mismo día que abandonen su casa. Urge disipar el espejismo que lleva al pantano a miles de jóvenes mexicanos. Urgen menos tenis vacíos y mochilas que hacen la vez de reconocimiento del cuerpo de un ser querido. Sobran restos de los que una vez tuvieron nombre.

En el contexto local hay que abrir bien por lo menos un ojo. Las cifras de hallazgos por las entidades buscadoras no son para tener tranquilo a nadie, y las contradicciones entre la autoridad estatal y la fiscalía no aportan a la serenidad colectiva; una asegurando que no hay fosas clandestinas, y la otra que no lo descarta insistiendo en que “sigue investigando”.

En México, una mamá todo lo encuentra, hasta tus restos.

Jorge Saldaña

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Conmemorando diez años de filosofía en la UASLP | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash

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EL CRONOPIO

Con un interesante programa sobre humanismo se ha iniciado un seminario sobre el tema denominado “Humanismo Mexicano: Diálogos, Debates y Crítica”, conmemorando el Décimo Aniversario de la Licenciatura en Filosofía de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, así como los Setenta Años de la creación de la entonces Facultad de Humanidades de la UASLP, desaparecida en 1962 y que conformaba parte del ambicioso programa académico del Dr. Manuel Nava Martínez, la cual sería empujada por Ramón Alcorta Guerrero.

El seminario se estará realizando a lo largo del año, y por lo pronto se han programado dos ciclos, el primero de los cuales inició el 28 de febrero con la participación del Dr. Alberto Saladino de la Universidad Autónoma del Estado de México, que habló sobre el Humanismo Mexicano, seguido de la participación del Dr. Ambrosio Velasco, del Instituto de Investigaciones Filosóficas de la UNAM que disertó sobre el Humanismo Iberoamericano; estos dos filósofos son de los más reconocidos en el país y han realizado aportaciones sobresalientes en el quehacer filosófico. También ha participado Antolín Sánchez Cuervo del Consejo Superior de Investigaciones Científica de Madrid España, hablando sobre El Humanismo Español y su Relación con México.

Los seminarios se realizan de manera virtual y presencial en la Facultad de Ciencias Sociales y Humanidades de la UASLP los viernes a las tres de la tarde y hasta las cinco de la tarde; son coordinados por el Dr. Luis Guillermo Martínez Gutiérrez, a quien pueden solicitarle mayor información a su dirección electrónica: [email protected]

Las charlas anteriores han quedado grabadas y pueden consultarse en las páginas de Facebook de El Cronopio y en las páginas oficiales de los organizadores.

El resto del programa del Ciclo I y del Ciclo II es el siguiente:

21 de marzo, Mauricio Beuchot (IIFL, UNAM) – El humanismo mexicano como humanismo analógico
28 de marzo, Gabriel Vargas Lozano (UAM-I)

– Los retos de las humanidades ante la Reforma Educativa y su incidencia en la sociedad
4 de abril, Tomás Calvillo Unna (COLSAN) – El navismo y la Universidad
2 de mayo, Aureliano Ortega (UG) – La filosofía dispersa ante los retos de las humanidades y su incidencia en la sociedad
9 de mayo, J. Refugio Martínez (Fac. de Ciencias, UASLP) – La ciencia ante las humanidades

Ciclo II
22 de agosto, Yolanda Estrada Alcorta (COLSAN) – La Facultad de Humanidades
29 de agosto, Mariana Cabrera Vázquez (COLSAN) y Miriam Fabiola Perales Moreno – La crítica literaria ante las humanidades
5 de septiembre, Juan Antonio Reyes Agüero (IIZD, UASLP) – La botánica y las humanidades en San Luis Potosí
12 de septiembre, Héctor Aparicio (UAM-I) – El papel de Agustín Yáñez en el humanismo mexicano
19 de septiembre, Evodio Escalante (UAM-I) – Acercamiento crítico al humanismo mexicano
26 de septiembre, Héctor Eduardo Luna (FFyL, UNAM) – Humanismo mexicano en Carmen Rovira

Este Seminario Permanente de Investigación forma parte del proyecto Humanismo: ciencia, política y filosofía en la Universidad de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanidades, UASLP, y se realiza en colaboración con el Seminario de Investigación sobre Tecnología y Filosofía Hispanoamericana, UNAM; el Instituto de Investigaciones Filosóficas, UNAM; la Facultad de Filosofía y Letras, UNAM; el Centro de Documentación en Filosofía Latinoamericana e Ibérica (CEFILIBE), UAM – I y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas de Madrid (CSIC).

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¿Y las Chivas? | Columna de Arturo Mena “Nefrox”

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TESTEANDO

 

En el Clausura 2025, el Club Deportivo Guadalajara ha mostrado un desempeño irregular: 4 victorias, 3 empates y 4 derrotas en 11 partidos, lo que les da un total de 15 puntos y los coloca en el décimo lugar de la tabla. Este resultado es preocupante, considerando las expectativas que siempre rodean a uno de los clubes más emblemáticos del fútbol mexicano.

Apenas este fin de semana, empataron sin goles contra el América, un resultado que, aunque no fue derrota, refleja la falta de efectividad en el ataque. Pero si hablamos de algo que puede preocupar, es sin duda la goleada que el mismo América le propinó por la Concacaf.

Bajo el liderazgo de Gerardo Espinoza, el equipo busca encontrar su ritmo. Sin embargo, las estadísticas actuales indican que Chivas ha anotado solo 13 goles en 11 partidos, mientras que ha recibido 14, lo que muestra un déficit en su diferencia de goles. Esta falta de potencia ofensiva es un problema crónico que ha afectado al equipo durante varias temporadas.

La defensa, aunque no ha sido desastrosa, tampoco ha sido lo suficientemente sólida como para compensar las carencias del ataque. La llegada de Espinoza como entrenador fue vista como una oportunidad para cambiar la dinámica del equipo. Con experiencia previa en clubes como Atlas y Tapatío, así como su trabajo con la Selección Mexicana Sub-23, Espinoza tiene las herramientas para guiar a las Chivas hacia un futuro más prometedor, o eso se piensa.

Sin embargo, hasta ahora, los resultados no han sido los esperados. La clave para su éxito radica en mejorar su capacidad ofensiva y encontrar consistencia en sus actuaciones. En el mercado de fichajes, las Chivas han hecho movimientos para fortalecer su plantilla, pero es evidente que todavía falta trabajo por hacer.

La falta de un delantero goleador y la inestabilidad en el mediocampo son algunos de los puntos débiles que deben ser abordados. Además, la presión sobre los jugadores para rendir al máximo es alta, especialmente en un club con la historia y la pasión que rodea a las Chivas.

En cuanto a las perspectivas para el resto del torneo, es difícil predecir un final brillante para las Chivas con su actual rendimiento. Aunque todavía hay tiempo para mejorar, parece improbable que puedan alcanzar algo que valga la pena para lo que sus seguidores esperan.

Un pronóstico realista podría situarlas en un lugar entre el séptimo y el noveno al final del Clausura 2025, siempre y cuando logren mejorar su consistencia y evitar derrotas importantes en los próximos partidos. Con ello, el play-in parece alcanzable, pero no superable.

En fin, las Chivas están en un proceso de transformación que ya duró muchos años. No olvidemos que apenas en el Apertura 2023, Guadalajara fue finalista del torneo, pero necesitan urgentemente mejorar su rendimiento para aspirar a metas más altas en el fútbol mexicano.

La paciencia de los aficionados se está agotando, y es crucial que el equipo muestre señales de mejora en los próximos partidos. La llegada de Espinoza es una oportunidad para redefinir el rumbo del equipo, pero hasta ahora, los resultados no han sido lo suficientemente convincentes como para generar optimismo entre los seguidores, y muchos seguimos preguntándonos: ¿y las Chivas?

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Opinión

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