septiembre 12, 2025

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#4 Tiempos

Semana “Santa” potosina en disputa | Jorge Ramírez Pardo

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Semana Santa

Enred@rte

 

Luego de ancestral ejercicio tradicional, con carga ritual de predominio levítico, la denominada Semana Santa, se convirtió para la capital potosina en máximo imán turístico para jalonear clientela en ascenso.

Sin embargo, hay usos y gustos por encima de ello.

Para lugareños y turismo local, persisten costumbres y ritualidades populares sincréticas. Si bien surgidas de una catolicidad doliente, adoptaron elementos de identidad y hedonismo en diversión, cada vez más alejados de sentimientos culpíjenos/atávicos. En suma, se opaca la expiación, quedan la ritualidad y el juego. Son días de vacaciones y rentabilidad.

Hay también oferentes de puestas en escena de predominio artesanal (consabido es que las autoridades le apuestan a la diarrea de programación/amiguismo y no a calidades artísticas). De lo mejor, el ejercicio callejero escénico por la libre. 

Los administradores de presupuesto artesanalizado, se compiten y no alcanzan a forjar una suma de medianías. Hay carteleras con programa estatal y municipal. Esto es, suma de restas y contribución a identidades confusas en baja competencia. En la capital, reciclaje de imagen gallardista o navismo es sólo herencia involuntaria aprovechable.

                    ***

Sin embargo, más allá de lo oficial marchito, hay ejes y condiciones para apuntalar una semana de celebraciones luctuoso/festivas, como son:

La procesión del silencio, evento de fin de jornada durante el denominado Viernes Santo. Elegante parafernalia y montaje; expiatorio para algunos participantes. Desfile en grupos/cofradías de marchantes peregrinos durante 3 horas en un ejercicio escénico capaz de congregar, por excepción, a distintos sectores sociales. Escenificado en la ciudad mexicana más pletórica en clubes privados excluyentes por habitante y kilómetro cuadrado.  Los hombres con el rostro escondido en vestuarios oscilantes entre sádicos kukusklanescos y verdugos de inquisición. ¿Será el inconsciente?, porque las formas remiten ejercicios discriminatorios/vejatorios contumaces. A esta procesión le sucede lo mismo que a los numerosos como débiles museos en la ciudad, son de gran atractivo para quienes no los han visto nunca y de enorme sopor para lugareños cuando ya se vieron una vez, porque carecen de innovación. En ambos casos, la arquitectura juega un papel fundamental como escenario generador de una atmósfera como de película de época.

La procesión del silencio, a inspiración de la Sevilla en España, fue traída a San Luis Potosí por el, entonces torero en plenitud, Fermín Rivera Malabehar y su esposa, de origen peninsular ibero, María de los Ángeles Agüero Ereño.

Su recorrido tiene como punto de partida el templo del Carmen en la plaza de igual nombre. Iglesia, por cierto, en su modalidad barroca/churriguera de las mejor dotadas en esa modalidad. La plaza tiene en su perímetro, un conjunto arquitectónico, si bien ecléctico, armonioso en su diálogo con piezas neoclásicas. Con recorrido en diálogo por un perímetro de amables arquitecturas colonial y neoclásica.

La gastronomía potosina de unos lustros a la fecha, además de enchiladas potosinas, gordas de maíz quebrado horneadas con leña de mezquite, barbacoas, variedad de quesos,  tacos mineros y Camila; la oferta gastronómica local se ha impregnado/enriquecido con platillos huastecos, zacahuil, enchiladas, cecinas y bocoles; afirma guisos d el altiplano árido, menos visibles, pero de recia personalidad, como el asado de boda; y frutos de cactáceas, palmito, tunas cardonas y diversas, garambullos, cabuches; bebidas sagradas, mezcal, colonche, aguamiel y pulque. Hay un postre inigualable, el queso de tuna.

Museos no interactivos. La capital potosina cuenta con una decena de museos de desigual oferta y calidad. De excepcional vitalidad, en este momento, es la Casa de la Cultura en la avenida Venustiano Carranza (oficialmente denominada museo) y el Museo Caja Real. Los hay que tienen valor por sus inmuebles (Teatro de la Paz, Museo de la Máscara) o acervos, pese a la inmovilidad y rigidez anacrónica de sus guiones museográficos. Tal sucede con los museos: Regional potosino, de historia/arqueología, y el escultórico Federico Silva, la exprisión convertida en Centro de las Artes, con un museo temporal armado con piezas prestadas por el legado Leonora Carrington.

El casco fundacional. Obvia apelar a un recorrido por el espacio reticular fundacional o Centro Histórico, dotado de cientos de fincas trastocados, pero numerosos monumentos, y tal cantidad en plazas y jardines, signada por el barón de Humboldt como “La ciudad de los jardines”.

El Parque. También de excepción y por encima de las temporalidades de mando, el Parque Tangamanga es el gran obsequio recreativo/emocional para los potosinos y visitantes.

En fin, hay escenario y fiesta por encima de las medianías de coyuntura.

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Fanfarrias afinadas

El Colegio de Bachilleres de San Luis Potosí celebra su 35 aniversario. Parte de la conmemoración comprende la realización de distintos certámenes. Las premiaciones de distintas categorías, se realizarán en el municipio de Xilitla entre el miércoles y jueves próximos, pero ya hay algunos adelantos.

En la categoría de poesía elaborada por trabajadores, el primer lugar fue para el maestro Alfonso Badillo Dimas, actual director del plantel de Cobach en Moctezuma. Aplausos para él, amigo y colaborador de este espacio de opinión.

 

Murmullos desafinados

No soplan buenos alientos para la designación de quien vaya a dirigir el Centro de las Artes. Dardos apuntan hacia timoratez en reciclaje.

 

BIO: Jorge Ramírez Pardo, [email protected], periodista y cinematografista por la UNAM.

 

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#4 Tiempos

De conformidad con Armani | Columna de Carlos López Medrano

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Mejor dormir

 

Le debo mucho a personas de las que ni siquiera recuerdo el nombre. Hace quince, quizá veinte años, leí un artículo sobre Giorgio Armani en una revista de la que no retengo ni el título ni el autor. Lo único que llevo clavado en el pecho es el párrafo inicial que aún conservo como recorte y que cada tanto acude a mi memoria por dejarme una lección sencilla e invaluable: la de resistir.

El texto decía:

Cuarenta y tantos años y te va… «bien». Ese sentimiento es tan común para muchos hombres. Es una sensación que les da escalofríos en el alma cuando se ven al espejo, porque es el momento en que se dan cuenta de que deben guardar en un cajón sus antiguas ambiciones juveniles. Es la hora de conformarse con lo que se tiene.

Pero Armani decidió que no se conformaría. En julio de 1975…

 

Es lo único que tengo de aquel artículo, y ha sido suficiente. Ahí estaba lo esencial: no renunciar a los ideales. El autor evocaba el carácter de Armani, esa estrella tardía que rozaba los cuarenta mientras seguía a la sombra; trazando para Cerruti, elogiado a medias, con algunos cumplidos y atenciones, aunque bajo el nombre de otro. Condenado al taller ajeno y volver vacío a casa.

Muchos habrían sido felices con lo que Armani tenía por entonces. No estaba nada mal. Una profesión estable, buena paga, un lugar en la industria, sin riesgos, cierta tranquilidad. Sé feliz con tu trabajo. Si se lo proponía, podría llevar una vida manejable, moderadamente satisfactoria.

Pero para los espíritus de primera línea la conformidad es intolerable. Armani sabía que dentro de sí había algo más, y se decidió a buscarlo. Tuvo la fortuna de un fino soporte: su querido Sergio Galeotti. Los primeros pasos de un visionario precisan de alguna confirmación, un guiño que eche para adelante en tiempos de flaqueza. Galeotti representó eso para él.

Al cabo de un tiempo, ese hombre que parecía llegar tarde acabó por adelantarse a todos. Armani se convirtió en el diseñador italiano más famoso de su época, un emblema del estilo europeo. También un magnate y un símbolo. Su apellido se volvió sinónimo de calidad y seducción.

Mucho aprendí de aquel ejemplo. Un volantazo siempre es posible, incluso cuando el calendario insiste en dictar lo contrario, por mucho que las circunstancias se empeñen a adjudicar espacio en un rincón. He vuelto a esas líneas en mis horas de duda para recordarme que no hay límite de edad para dar la batalla, y que nadie la dará por nosotros. Después he encontrado historias semejantes, de hombres y mujeres que, en sus cuarenta, cincuenta, setenta o más allá decidieron no resignarse y se levantaron de la mesa para reclamar lo que aún podían ser, imponiéndose ante un pa norama sin emoción.

De Armani supe más tarde otras cosas. Cada que me adentraba venía mayor fascinación. Trazó para mí un ideal: ir arreglado y rodeado de bellas mujeres. Morir entonces con lentitud, con la gracia de una hoja que cae en una danza admirable. Su apego a la limpieza, heredado de su madre (desde niño tuvo un paño entre las manos para borrar lo que está mal con el mundo); su capacidad de desprenderse de lo que sobra, de lo chillón, de lo que hace ruido. «Hay que descartar todo lo demasiado llamativo», repetía, «y buscar algo más sutil, más silencioso». Así eran sus trajes, bondadosos en su ligereza, como una segunda piel que no aplastaba a quien la vestía. Supo que la comodidad era una expresión de la libertad. Las tres camisas que llevaba en la maleta.

El tono de su piel recordaba a la pulpa de una naranja madura recién abierta, un resplandor cítrico rodeado siempre de gente guapa, como si la belleza tuviera que escoltarlo. Acqua di Giò fue el primer perfume que convirtió en universal lo exclusivo. Alberto Morillas atrapó en un frasco la luz de un mediodía frente al mar, y Armani supo reducirlo en una frase: lo más importante es ser normal.

Él y sus modelos eran un brillo en medio de la decadencia de la civilización, un lujo popular que los pasajeros de un autobús vislumbraban al pasar frente a un anuncio o al mirar una película de Richard Gere. Supo ser el verano en una piscina, un yate cargado de aceitunas y también un rascacielos con pisos de mármol. Como revés a un verso de aquel poema español del siglo XV «Edechas a la muerte de Guillén Peraza», con Armani no se veían pesares, sino placeres.

Los maniquíes sueñan con portar piezas de Armani y ser acomodados por él en un escaparate, con la calma de un pintor impresionista. Diseños que juegan con los ojos, el anhelado capricho de llevar sus telas, que al final él resumía en su atuendo ligero, camiseta, pantalón, chaqueta, el peinado echado para atrás y esa sonrisa simétrica, flecha del estilo que entra por las fosas nasales. Gracias sus propuestas más de uno se animó a ser un yuppie es vez de caer en las sucias garras del jipismo.

En el delirio de mis comparaciones, pensaba en cierto diseñador estadounidense de cara atomizada como una extensión de Burger King, ahí donde Armani era una vuelta al Mediterráneo. Como Giorgio, desprecio a la gente que se aprovecha de la ingenuidad de la gente para alcanzar el éxito o, en última instancia, llegar al poder.

El mundo bien pueda dividirse en conformistas e inconformes. Los primeros se abandonan al asiento torcido de la rutina en cuanto les parece tolerable (y no les va tan mal); los segundos viven con el aguijón de no estar nunca en su sitio, y por eso se levantan y vuelven a intentarlo en su despecho. No siempre logran lo que persiguen, pero su combate en sí mismo ya es una inspiración. Giorgio Armani contaba que el mayor legado de sus padres fue un «sentido de dignidad», junto con la tenacidad y fortaleza mental suficiente para resistir en los momentos difíciles. Ropajes aparte, la historia de aquel hombre que, cumplidos los cuarenta, se lanzó a por todas, constituye un regalo de buen moño para quienes aún creemos que nunca es tarde para empezar de nuevo.

 

Contacto

Correo: yomiss@gmail.com
Twitter: @Bigmaud

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#4 Tiempos

Gustavo López, presentación de su libro He aquí al hombre | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash

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EL CRONOPIO

 

Una introspección reconstruyendo su propia génesis a través de la palabra Gustavo López Hernández escribe He aquí al hombre, su libro de poemas que recorre sus sentimientos forjados a lo largo de su vida artística y cotidiana. Si el designio del cometa es el regreso el designio de Gustavo López es transcurrir. Transcurrir que describe en su libro, si bien personal, de gozo universal, pues su palabra se disfruta y nos hace reflexionar sobre nuestro propio transcurrir. 

Su libro He aquí el hombre, será presentado en la librería Gandhi que se encuentra en el edificio Ipiña en Plaza de Fundadores, el día 12 de septiembre en punto de las seis de la tarde, contando con la participación de la poetiza Fabiola Amaro y un servidor.

Gustavo López es un referente en la música popular mexicana y en especial la denominada folclórica, que tuvo su momento de brillantez en los setenta y ochenta en ese México que se apuraba en formar músicos y cantantes que rescataran nuestras raíces musicales y dieran frescura con nuevas obras a ese arte lirico que mezcla la música y la palabra.

López Hernández participó en la formación de ese tipo de grupos musicales, como el caso del grupo “CADE” que difundía el folklor mexicano y a experimentar con composiciones que mezclan ese folklor con otros elementos musicales. Funda, en compañía de otros jóvenes el Centro para el Estudio del Folklor Latinoamericano (CEFOL). Este Centro fue el crisol en la formación de compositores interpretes y músicos que refrescaron el ambiente musical mexicano. Figuras como Eugenia León, Marcial Alejandro, Guadalupe Pineda, Roberto Morales, entre muchos otros, emergieron de ese Centro.

Gustavo López lleva en la sangre la vena musical de su tierra juchiteca donde nació y de donde fue a la ciudad de México a fincar su formación. Estudiando la preparatoria y posteriormente Letras Hispánicas en la Universidad Nacional Autónoma de México, estudios que combinaba con los de música, haciendo algunos estudios en la Escuela Superior de Música.

El célebre grupo de música folclórica latinoamericana, Los Folkloristas, lo tuvo como uno de sus miembros desde 1978 y hasta 1982. Desde entonces se le conoce como un compositor cuyas obras han sido estrenadas en los mejores escenarios mexicanos y sus canciones se han convertido en refrentes de la nueva música mexicana.

Como artista, también ha incursionado con éxito en la pintura, donde su obra se ha presentado en exposiciones individuales y colectivas en Oaxaca y Ciudad de México, así como fuera del país como fue su exposición en Puerto Rico.

Su impronta en la cultura de su estado ha quedado, además de su trabajo musical y pictórico, en la ilustración y creación de obra en el libro Oaxaca Recóndita de Wilfrido C. Cruz que editara el Instituto de Educación Pública de Oaxaca.

En agosto de 2024 publica su primer poemario He Aquí al Hombre, bajo el sello de Laberinto Ediciones, el cual ha estado promocionando en diversas sedes del país, y que ahora llega a San Luis Potosí, con la presentación del libro el viernes 12 de septiembre a las 18:00 horas en la librería Gandhi de Plaza de las Fundadores.

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Periodismo, huachicoleo y agua | Apuntes de Jorge Saldaña

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APUNTES

 

Culto Público, hijos de las palabras que se escriben con tinta… y a veces con sangre.

Decía Kapuściński que “para ser buen periodista hay que ser buena persona”, pero en México esa bondad se paga caro: aquí la verdad muchas veces se escribe bajo amenaza, con incertidumbre y con miedo.

Hoy se conmemora el Día del Periodista, de esos seres raros que toman por oficio la estaca de la verdad con la que de vez en cuando se mata a un vampiro.

Este oficio que da vida, pero también arranca pedazos de ella. Camus escribió que “nombrar las cosas mal es añadir a la desgracia del mundo”, y eso hacemos cada día: nombrarlas bien, aunque duela, aunque cueste, aunque se arriesgue todo.

Abrazo a todos los que estamos en la trinchera de papel, de la voz y de los teclados, en un país donde informar es un acto de fe y a veces de suicidio, a veces las dos cosas al mismo tiempo, viviendo en una permanente cuerda floja en la que caer obliga a tomar bandos por intereses que no son los mismos al ejercicio de informar.

Por cierto: yo no soy buena persona y nadie es puro ni perfecto, pero aspiro a aprender ser mejor todos los días.

Gracias a los periodistas y medios con nombre y apellido. Gracias a los que prefieren sostenerse en el método y el rigor a tener que decir “cuac-cuac”. Gracias a los que no se dejan usar como balas de cañón.

Ustedes saben quienes son… y quién es quién.
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En este lunes, hijos de mis esperanzas, estaré muy atento al video que seguro publicará el “Batman de Tanquián” (también conocido como Gerardo Sánchez Zumaya) en contra de Omar García Harfuch para que le diga “delincuente” y se le enfrente feroz por haber detenido a su familiar político Héctor N. Por ser parte de una red nacional de huachicoleo que el gobierno federal comenzó a desmembrar.

Recordemos que cuando se le quiso investigar a él y a su familia por tener ex marinos armados para su protección y salieron a la luz los contratos públicos de Pemex que lo hicieron millonario de la noche a la mañana, el huasteco vomitó sandeces en contra de la autoridad de la que se dijo perseguido.

También dijo que no tení a miedo, por lo tanto tampoco tendrá miedo de “decirle sus verdades” a García Harfush ahora que arrestó a su familiar involucrado en el robo de hidrocarburos.

¡Enójate también huasteco! ¿O ya bajaste de nivel y, como ya se ha escrito, vas a enfilar tus arranques de ira públicos contra algún funcionario de tercer nivel de Lagunillas siguiendo tu estrepitosa ida a pique?

Al respecto se le podrá preguntar a la presidenta en la reciente anunciada visita que tendrá a tierras potosinas el próximo día 13 como parte de su gira a todos los estados con motivo de su primer informe.

En San Luis Potosí el huachicoleo une a personajes de la política aparentemente opositora hasta con los payasitos que estrenaron lo mismo tenis verdes que reloj fino.

Por cierto que un día antes de que venga la presidenta, el diputado Cuauhtli Badillo, rendirá informe del primer año legislativo en un lugar muy reducido ¿será para estar acorde con lo que se va a informar? ¿O para dejar afuera a mucha gente y que el lugar parezca abarrotado? (Por cierto que hoy lo agregamos a estas listas de difusión y es parte de nuestro Culto Público)

Me despido no sin antes compartirles El Atril de este día: ¿Siempre sí o siempre no al proyecto de presa Las Escobas?

Primero la CEA dijo que el proyecto de la presa se había cancelado por ser inviable; luego la presidenta Claudia Sheinbaum lo presumió como parte de sus logros en materia hídrica.

Ahora Conagua dice que no está cancelado, solo pospuesto. ¿Entonces…? Lo cierto es que la infraestructura hídrica es necesaria para la entidad, pero en el proceso se ha vuelto un acto de magia que aparece y desaparece de la agenda según la conveniencia.

El proyecto se ha contemplado desde 2009, pero si las cosas siguen así, pasarán más de 15 años en que la obra no vea la luz y seguirán sin decir realmente si se hará realidad o no.

Entre tanto, créame con reservas, pero si en el panorama hídrico potosino estábamos arrinconados en proyectos hidráulicos inviables o impagables, pronto nos daremos un chapuzón en un anuncio federal que nos dejará empapados de futuro en el tema.

Hasta la próxima.

Yo soy Jorge Saldaña

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