#4 Tiempos
¿Quién manda en la televisión? | Columna de Jorge Ramírez Pardo
Enred@rte
Los profesionales de la calumnia y el soborno vendedor de silencios –particularmente televisivos- ya estaban enojados porque el chayote o cuota privilegiada por distorsionar la información se desplomó en el sector gobierno y en otras iniciativas de marchas automovilísticas descoloridas es inconsistente y con tendencia a la baja.
Los profesionales de la calumnia, no se mandaban solos, y hoy su luto es doble porque sus empleadores cómplices, los dueños de los medios televisivos de mayor cobertura vendieron sus espacios diurnos al actual mejor postor, la escuela pública mexicana. A partir del lunes 24 de agosto trasmitirán clases a sana distancia.
Por más anti AMLO que sean, negocios son negocios, y el gobierno vuelve a ser su mejor cliente sin mensajes torcidos.
Acerbo adicional es la televisión educativa, Canal 11 de Instituto Politécnico Nacional, TV UNAM y Canal 22. Sitios que durante la pandemia han adquirido un sitio relevante con entretenimiento inteligente y hasta divertido.
Las marchas de la xenofobia y la discriminación, los cochuperos de oficio están en luto redoblado.
¿Quién manda en México?
Contexto retrospectivo
En 1947 Miguel Alemán cumplía un año en la presidencia de México y la televisión ya había iniciado en Inglaterra, Estados Unidos y otros países europeos. Dirigía el Instituto Nacional de Bellas Artes el músico Carlos Chávez, y le acompañaba como director del área de Literatura el escritor Salvador Novo.
Un año antes cuando la televisión aún era ensayo de laboratorio, el ingeniero mexicano Jorge González Camarena invento un sistema para televisión a color; lo patentó en México en 1939 y en Estados Unidos en 1942. Invento, por cierto, muy adelantado, porque en México las primeras emisiones televisivas a color se dieron en 1968, año de la olimpiada en el país, y por ese motivo.
Miguel Alemán dio instrucciones a Carlos Chávez para que en Bellas Artes, se conformara una Comisión de Televisión bajo la responsabilidad de Salvador Novo y, enviaron a este y a Camarena a conocer cuál era el esquema de funcionamiento de la televisión en distintos países.
Con este objeto viajaron a Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia.
En su informe, cada uno de los emisarios propuso un modelo diferente.
Las recomendaciones de Salvador Novo se inclinan claramente hacia el sistema de la televisión inglesa y que justifica su existencia por el interés cultural, educativo y especializado de sus contenidos. La crítica se dirige a la TV norteamericana principalmente con por el carácter comercial de su sistema.
Novo consideró que, al someterse a la comercialización de los productos, los contenidos de la TV serían meros envoltorios de las mercancías que se deseaban promocionar. Por lo tanto, estos mensajes halagadores tendrían el solo fin de vender. Expresó el temor de que la televisión surgiera como “como una hija monstruosa del oculto coito entre el radio y el cine”, es decir una tecnología que heredaba la profesión de divertir a su público “dándole mucho y exigiéndole poco”.
La visión de González Camarena fue distinta. Sus observaciones eran sobre la calidad técnica de los distintos sistemas. Por ello, recomendó la TV norteamericana porque considera que la imagen es de mejor calidad y por lo tanto asegura, podrá ofrecer mejor entretenimiento.
Miguel Alemán eligió el modelo norteamericano, pero no por la eventual calidad técnica sino por la conveniencia comercial y, desde sus inicios liderados por Emilio Azcárraga Vidaurreta (abuelo del actual presidente de Televisa, Emilio Azcárraga Jean) él mismo fue accionista del naciente consorcio denominado con el paso de los años Telesistema Mexicano.
Si Novo viviera
Hoy la circunstancia de la pandemia y la notable crisis financiera de las televisoras, convienen el empleo prioritario de la televisión como medio educativo (modelo sugerido por Salvador Novo).
El medio más poderoso y el de mayores ataques al gobierno que tronío la tácita y ancestral relación perversa prensa/gobierno para justificar excesos y corrupción, se pondrá, de manera prioritaria, al servicio de la educación y la escolaridad pública.
Estas fueron las intervenciones –recuperadas por Potosí Noticias- de los directivos de las principales televisoras en la conferencia de prensa “mañanera” de hoy, frente al presidente Andrés Manuel López Obrador y el secretario de Educación pública Esteban Moctezuma Barragán:
Emilio Azcárraga Jean, Televisa
“Es un ejemplo que trabajando industria privada y pública. Reconozco el trabajo de miles de colaboradores. La Televisión se declaró como una actividad esencial. Todos han continuado con sus labores para brindar información y entretenimiento. Miles de niños van a extrañar la educación presencial; no son las condiciones, pero se debe continuar, la vida sigue.
“Deberemos agradecer el nuevo esfuerzo para sentar las bases y tener un mejor país. El 24 de agosto, a las 7 de la mañana no se puede fallar a la cita”.
Benjamín Salinas Sada, TV Azteca
“Apostamos por la educación para que las nuevas generaciones se forjen su destino. En Grupo Salinas buscamos que se fomenten los valores. TV Azteca, pese a que vive uno de sus años más difíciles, decidimos sumarnos a este proyecto. Con esta señal, refrendamos nuestro compromiso por México.
Olegario Vázquez Aldir, Imagen
“El de mejor alcance para lograr este propósito. Cuenten con Imagen para que siga llegando el conocimiento, para que logren alcanzar sus sueños e impulsen el desarrollo de México”.
Francisco González, Multimedios
“Las televisoras apoyan en un acuerdo sin precedentes. Los contenidos diseñados por la SEP para la educación a distancia serán transmitidos por la televisión abierta. Vale la pena destacar que no existen proyectos similares en el mundo. Pronto saldremos de la contingencia, mientras tanto, llevaremos la señal a todos los rincones del país, para que todas y todos tengan la posibilidad de continuar sus estudios. Necesitamos colaborar y estar unidos”.
Sólo menos, no el fin de la basura mediática
Tampoco se crea que el nuevo negocio será una hermanita de la caridad. Habrá que ver cuáles espacios rentan para espacios escolares y cuántos y cuáles se reservan para la rémora mediática existente y predominante, incluidos cochuperos de oficio. Por aquello de la doble moral y árboles que dan moras.
Epílogo premonitorio
Hace un par de meses en la Jornada semanal, el ex líder estudiantil de la UNAM, Jorge Moch se preguntaba…
¿Cuál es la función de la televisión en México?, ¿entretener al más vasto público posible aunque ese entretenimiento –como sucede– suponga lesionar el bagaje cultural colectivo para embotar la rebeldía intransigente?, ¿informar de sucesos que marcan vidas y del quehacer casi siempre deshonesto de quienes ungimos como representantes de esa colectividad?, ¿ser ariete propagandístico del régimen, tal que ha fungido desde su aparición en el país? Lejos de una vocación purista de medio masivo (purista como fue en su momento por ejemplo la BBC en Inglaterra y allende sus fronteras, la Deutsche Welle en Alemania o la cadena NHK de Japón), la televisión en México, por la conducción fatal de Televisa y TV Azteca principalmente, se ha constituido en el medio neurótico por excelencia, el que maneja discurso, retórica, narrativa y hasta piezas documentales pavorosas, a menudo ridículamente situados en el estrato falso de esa neurosis.
La televisión mexicana de los consorcios privados apuesta a la neurastenia para confeccionar lastimeras desmemorias de que se alimenta una maquinaria de poder político, económico (y también lo mismo religioso que policíaco) que por usos y costumbres ligados a lo más cutre que puede ofrecer el ejercicio corrupto de la administración pública parece haber recuperado perpetuidad funesta para seguir entronizada como gobierno.
(…) Hace ya varios años que el semanario alemán Der Spiegel acusó a las televisoras mexicanas de ser las mayores emisoras de basura televisiva del mundo. (…) Las televisoras ofrecen sendos repertorios de interminables anuncios que logran mantener al respetable público en sus asientos, rumiando cuanta bazofia le arroja la pantalla al regazo. Es como si la televisión, al encenderse, cancelara el discernimiento. Pero parecen felices los empresarios de los consorcios y sus alecuijes del desgobierno. Pero sobre todo, pobre México, parece feliz el vasto público de esa zafia televisión tan nuestra.
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#4 Tiempos
Tamtoc, cuna del calendario mesoamericano | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash
EL CRONOPIO
En el año 2005 se llevó a acabo el proyecto arqueológico Tamtoc en la huasteca potosina, donde se localizó una gran lápida esculpida en bajo y alto relieve en el fondo de un estanque que se conecta a un canal que desemboca en la llamada Laguna de los Patos. Junto a la lápida se encontró cerámica a manera de ofrenda cuyos análisis indicaron que correspondían a tradiciones alfareras asociadas a la costa del Golfo de México del periodo 900 años antes de Cristo a 650 años antes de Cristo.
Análisis posteriores indicaron que esa lápida conocida como Monumento 32, así como la escultura femenina asociada corresponde al periodo Preclásico tardío con inicio en 350 antes de Cristo. El monolito en cuestión está labrado con un mensaje simbólico que no se asemeja a ninguna otra muestra de arte mesoamericano.
Una vez colocado en su posición original y con estudios sobre su orientación con la ayuda de herramientas de la arqueoastronomía se encontró que la orientación implica una peculiar división del año, la cual define la temporada de iluminación del monolito por los rayos solares. La conclusión actual, por parte de los investigadores, es que Tamtoc es una de las ciudades donde tempranamente se utilizó el calendario mesoamericano.
En Tamtoc se desarrollaron importantes rituales vinculados a la vida y la fertilidad, que concurren en la noción de la cosmogonía mesoamericana y por extensión en la cosmovisión. Resultados que tras largos años de análisis son dado a conocer por uno de los involucrados en los estudios astronómicos de la ciudad de Tamtoc, Jesús Galindo Trejo, en una reciente publicación de los Anales del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM.
Las primicias de este descubrimiento nos las compartió Jesús Galindo en el 2007 en lo que fue la primera charla del ciclo Noches de Museo que organizamos en el entonces Museo de Historia de la Ciencia de San Luis Potosí. Dieciocho años después, publica sus resultados aportando a la historia de uno de los más antiguos pueblos originarios del país situada en la huasteca potosina y que marca esa cosmovisión huasteca reflejada en el Monumento 32, que es uno de los monumentos importantes de ese sitio arqueológico.
Parte de los cálculos astronómicos que realizó Jesús Galindo nos los reservamos, como nos lo pidiera entonces, hasta que sean publicados.
Jesús Galindo Trejo es Licenciado en Física y Matemáticas por la Escuela Superior de Física y Matemáticas del IPN. Realizó estudios de Posgrado en la Facultad de Ciencias de la UNAM. Obtuvo el doctorado en Astrofísica Teórica en la Ruhr Universitaet Bochum en la República Federal de Alemania. Fue Investigador Titular en el Instituto de Astronomía de la UNAM durante más de 20 años en las áreas de Plasmas Astrofísicos y Física Solar. Actualmente es Investigador Titular en el Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM. Su actividad de investigación se centra principalmente en la Arqueoastronomía de Mesoamérica. Es miembro del SNI. Pertenece a la Unión Astronómica Internacional. Ha realizado investigación Arqueoastronómica en Malinalco, en el Templo Mayor de Tenochtitlan, en Teotihuacan, en Oaxaca, en la Huaxteca, en Baja California y en algunos sitios de la Región Maya.
Sus inicios en la arqueoastronomía se remontan a fines de la década de los ochenta, cuando participó en nuestro programa de divulgación científica Domingos en la Ciencia de San Luis Potosí, charlas en las que nos hablaba todavía de sus investigaciones sobre física solar y nos adelantaba sus inquietudes en iniciar estudios de arqueoastronomía en el sitio de Malinalco cuando conoció al cronista de Malinalco, quien le señaló que en la historia de ese pueblo había aspectos que podrían estar conectados con la disciplina astronómica. Asimismo, su participación en el proyecto coordinado por la doctora Beatriz de la Fuente, del Instituto de Investigaciones Estéticas, sobre pintura mural prehispánica, lo interesó en la cosmogonía de los antiguos mexicanos.
En una entrevista para la revista ¿cómo ves?, Galindo aseguró que el acercamiento al estudio de las antiguas civilizaciones del país lo ha llevado a acercarse a las 60 lenguas de México, porque de esta manera “se puede penetrar en la mentalidad de aquellos que hace más de 500 años construyeron sociedades y levantaron templos, legados actualmente ignorados por muchos mexicanos”.
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#4 Tiempos
Meditación sobre el azar | Columna de Juan Jesús Priego Rivera
LETRAS minúsculas
-Dudé de Dios –dijo el hombre visiblemente apenado-. Creo, según he oído decir, que es el único pecado que no tiene perdón. Pero es que estaba al borde del colapso…
El hombre se mesaba los cabellos, se secaba el sudor, lloraba más que gemía.
-Incluso hasta llegué a blasfemar. Dije a Dios cosas que no me hubiese atrevido a decir ni siquiera al peor de mis contrarios. ¿Verdad que para esto no hay perdón?
Yo me limitaba a dejarlo hablar. A todas luces se veía que lo necesitaba. Era necesario que lo dijera todo, que se desahogara. ¿Para qué, pues, interrumpirlo?
-Cuando me dijeron que ya no había trabajo para mí, creí que nunca perdonaría a Dios. ¿Por qué me había dado cuatro hijos si ya no iba a poder mantenerlos? Hoy, claro está, veo las cosas desde otra luz, pero en aquellos días de incertidumbre y desasosiego… ¡Quería morirme! Y, lo que es peor, quería que también mis hijos se murieran. ¿Comprende usted que les deseé la muerte?
Pensé en esos cuatro niños a los que yo no conocía. ¿Sabrían alguna vez que su padre, en un momento de desesperación, pensó lo que acababa de decirme? Pero no, no lo sabrán. Los pensamientos de su padre quedarán guardados para siempre en el silencio de Dios. ¡Que no lo sepan, que su padre no se lo diga nunca! Hay sinceridades que matan.
¡Y pensar que era necesario que yo perdiera aquel trabajo para poder tener el que ahora tengo! Cuando pienso en esto, me lleno de vergüenza. Sí, era necesario vivir esa pena para conocer la satisfacción que ahora experimento. Mis hijos, hoy, están mucho mejor que antes, y me digo a mí mismo: «¡Qué bueno que perdí aquel empleo!».
Sonreí. Porque siempre he creído que la palabra azar es una palabra bastarda que no debió acuñarse nunca. ¿Quién la inventó y qué quiso decir con ella? ¿Que el mundo se mueve como un barco sin timón? ¡Casualidad! ¿Quién es el tonto que cree en las casualidades? La palabra azar no debería existir en el vocabulario cristiano, pero, ya que existe, habría que darle el significado que le daba, por ejemplo, Anatole France (1844-1924): «Azar: aquello que Dios hace cuando no quiere poner su nombre».
A estas alturas de mi vida he llegado a la conclusión de que ni siquiera los libros que caen en nuestras manos lo hacen por casualidad. A veces pienso que, si nos los encontramos en el estante de una librería cualquiera, es porque Dios ha querido decirnos algo a través de ellos.
Y de los encuentros, ¿qué decir? Que es Dios quien nos envía a estas personas que no buscábamos por una razón que generalmente desconocemos pero que forma parte de su misterioso querer. «El destino, al igual que todo lo humano –dijo una vez el escritor argentino Ernesto Sábato (1911-2011)-, no se manifiesta en abstracto, sino que se encarna en alguna circunstancia. Ni el amor, ni los encuentros verdaderos, ni siquiera los profundos desencuentros, son obras de las casualidades, sino que nos están misteriosamente reservados. ¡Cuántas veces en la vida me ha sorprendido cómo, entre las multitudes de personas que existen en el mundo, nos cruzamos con aquellas que, de alguna manera, poseían las tablas de nuestro destino como si hubiéramos pertenecido a los capítulos de un mismo libro! Nunca supe si se los reconoce porque ya se los busca o se los busca porque ya bordeaban los aledaños de nuestro destino» (Conferencia en la Feria del Libro de Sevilla, 2002).
También ahora, como en los tiempos de Moisés, sólo nos es permitido ver a Dios «de espaldas», es decir, cuando ya ha pasado. Únicamente entonces podemos decir como aquel hombre de quien acabo de contar la historia: «¡Y pensar que era necesario que yo perdiera aquel trabajo para poder tener el que ahora tengo!». Siempre es hasta después cuando se comprende por qué ocurrieron ciertas cosas que en su momento nos parecieron horrorosas, ininteligibles e insoportables.
En un libro sobre Jesucristo (El Jesús desconocido), Donald Spoto hace la siguiente reflexión: «El azar no implica necesariamente falta de propósito; lo que llamamos caos quizá no sea desorden, sino un claro signo de las limitaciones de nuestra comprensión… La experiencia humana valida este enfoque. En nuestra historia individual, ¿no vemos un momento aparentemente accidental o fortuito, a posteriori, como sumamente significativo e incluso como el comienzo de una nueva etapa de la vida? Si yo no hubiera asistido a tal escuela en tal momento, por ejemplo, no habría tenido ese excelente maestro, seguido ese importante curso ni trabado esa duradera amistad. Si nuestros padres no se hubieran conocido en tal momento, nunca jamás lo habrían sido. Si no hubiéramos asistido a tal reunión, no habríamos conocido al amor de nuestra vida ni iniciado una carrera importante. No es exagerado afirmar que los elementos más importantes de la vida del amor dependen tanto de lo que podríamos llamar accidente significativo como deliberación. El novelista y dramaturgo francés Georges Bernanos lo expresó muy bien: Lo que llamamos azar tal vez sea la lógica de Dios».
Vistas así las cosas, aun cuando me halle en cama y afiebrado –y quiera morirme de pura pesadumbre-, debo poder decirme a mí mismo con convencimiento y seguridad:
-Sí, quizá sea necesario que hoy no salga de casa. Si Dios me tiene encerrado aquí, por alguna razón será. ¿Iba hoy a atropellar a un caminante distraído en la avenida, o es que un camión carguero iba a arrollarme a mí? En efecto, tal vez sea éste el motivo por el que no debo salir. Después de todo, es muy posible…
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#4 Tiempos
Las dos mujeres de Truman. Palabras con cicuta
Apuntes
Hay autores que escriben un solo amor con distintos nombres. Truman Capote lo hizo con los de Nancy Clutter y Holly Golightly: la muchacha asesinada y la mujer que huye. Dos rostros de la misma herida.
Nancy era todo lo que el mundo aprueba: pureza, promesa, familia. Una adolescente que hacía listas, organizaba fiestas y creía que el bien era una costumbre diaria. Holly, en cambio, era todo lo que el mundo juzga: libre, contradictoria, caprichosa, superviviente. Todo sinónimo de “libre y espontánea”.
Ambas están solas frente a una sociedad que las define, una desde la muerte y otra desde el deseo.
Yo creo que Capote estuvo enamorado de una mujer que fue las dos. Una que lo deslumbró por su bondad y lo desarmó por su caos. En Nancy encontró la integridad que él nunca tuvo; en Holly, la libertad que siempre le fue negada. Una mujer que cocinaba con delantal los domingos, pero que podía desaparecer una semana sin explicar por qué. La amaba por lo que lo salvaba y por lo que lo destruía.
En A sangre fría, Capote mira a Nancy como si aún pudiera rescatarla. La describe con ternura casi maternal, pero también con una envidia melancólica: ella no sabía lo que era la vergüenza ni el exceso. En Desayuno en Tiffany’s, en cambio, elige no salvar a Holly. La deja ir. Le permite el privilegio que Nancy nunca tuvo: seguir viva aunque nadie la entienda.
Quizá esa fue la forma en que Truman se reconcilió con su propia culpa. Escribir a la que murió como víctima y a la que se fue como promesa. Una purificada por la muerte, la otra condenada a vivir
. Entre ambas, Capote puso su propia alma: la de un niño que soñaba con el orden de Nancy y despertaba con el desorden de Holly.No se puede amar a dos mujeres tan distintas sin romperse un poco. Pero Capote lo hizo. Amó la pureza que se deja matar y la libertad que se mata sola.
Y quizá, como tantos de nosotros, entendió demasiado tarde que una y otra eran la misma. Que la vida te puede matar por ser buena o por querer ser libre. Y que entre esas dos muertes —la literal y la simbólica— se esconde el precio de vivir como uno quiere.
Punto.
Y aquí estoy yo, leyendo a Truman y sintiendo que me contó la historia antes de que ocurriera. Porque yo también quise que Holly fuera Nancy: que se quedara, que colgara su vestido brillante y se sentara a esperar el desayuno. Pero ella eligió la noche, otro hombre, otra ciudad.
Yo sigo aquí, recogiendo los platos, preguntándome si alguna vez alguien puede amar a una mujer así sin terminar escribiendo sobre su ausencia.
Quizá eso somos los que escribimos: los que convertimos el abandono en literatura.
Los que seguimos hablando con las Holly que quisimos que fueran Nancy, aun sabiendo que la vida —como en Capote— siempre acaba a sangre fría.
Yo soy Jorge Saldaña.
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